50


El viaje hacia Los Ángeles duraba cerca de seis horas, pero la diferencia horaria entre una ciudad y otra era de tres horas.

-Es todo un lío- barboteó Jimin, mirando a Yoongi con el ceño fruncido-, o sea, ¿llegaremos...?

-A las una de la tarde, idiota -dijo Yoongi, concentrado mientras jugaba en la antigua consola que dejaron en Corea y que seokjin les llevó en ese viaje-. ¿Cómo siquiera vas a aprobar este año?

-El idiota eres tú -Jimin lo miró con mala cara-. ¡Dame la consola, llevas jugando una hora y me toca a mí!

-¡Quítate! -se quejó Yoongi cuando el omega trató de quitarle el objeto. ¡No he perdido, por lo que no debo pasártela todavía! ¡No es mi culpa que seas pésimo jugando!

-¿Quieren callarse? -regañó Taehyung en un susurro bajo-. Les voy a quitar esa consola si siguen peleando.

Jimin se cruzó de brazos y Yoongi le sacó la lengua. Tae rodó los ojos, cruzándose de brazos.

-No seas malo con ellos- le dijo Jin, que llevaba a una dormida Yeji en brazos-, tú sabes cómo son...

-¿Quieres que me enfade contigo también? - replicó Tae, y Jin decidió cerrar su boca.

El resto del viaje transcurrió con calma. Taehyung terminó quedándose dormido poco después y, cuando despertó, su cabeza estaba apoyada en el hombro de Jin, que estaba jugando en su celular. Aunque eso no fue lo que lo preocupó, sino el hecho de que Yoongi le estaba mirando con el ceño ligeramente fruncido. Tae miró hacia otra parte, como si no se hubiera dado cuenta.

A las una y media de la tarde, estaban ya caminando hacia la salida del aeropuerto, aunque se detuvieron porque Jimin quiso ir al baño. Tae aprovechó de ir también, y Yoongi decidió girarse hacia Seokjin una vez quedaron a solas (y Yeji no contaba, porque estaba dormitando todavía).

-Te estás sobrepasando -dijo Yoongi con tono helado.

Seokjin lo observó, un poco sorprendido por esas palabras. No fue tanto el frío comportamiento, pues si bien Yoongi ahora parecía tolerar su presencia un poco mejor, eso no significaba que ellos hablaran demasiado. Su hijo, más bien, se inclinaba por ignorarlo y hablarle sólo lo estrictamente necesario. Hubo un ligero acercamiento por el regalo que le hizo el día anterior y haber ido a verlo a su presentación, pero más allá de eso, Yoongi fingía que él no estaba. Esa mañana, por ejemplo, sólo lo saludó con una inclinación de su cabeza y no le había hablado en el resto del viaje.

-¿Yoongi?-preguntó con tono precavido.

-Te estás sobrepasando -repitió-, tú y mamá no son nada, pero le sigues tratando como si estuvieran en una relación romántica. Eso no está bien.

Seokjin trató de no parecer culpable mientras escuchaba esas palabras. Sentía como si lo hubieran descubierto haciendo algo malo, lo que era un poco ridículo considerando que Yoongi era su hijo, ¿no es así? Sin embargo, no pudo evitarlo, y no quería imaginarse como es que iba a reaccionar si es que descubría que él y Tae se habían besado un par de veces. Era como si tuviera diecisiete años y estuviera en una relación prohibida. Santo dios.

No debes ponerte así, Yoongi -dijo con suavidad.

-¿Y cómo debería ponerme? -farfulló, y el enfado se filtró en su voz-. ¿Quieres que me ponga feliz? Por favor, papá, que te esté tolerando un poco más no significa que las cosas cambien demasiado. Si lo estoy haciendo, es por mamá y mis hermanos por nada más así que esos sueños de que vamos a volver a ser una familia feliz y unida bórratelos de la cabeza.

Oírlo no fue una sorpresa y, aunque estuviera preparado, no disminuyó demasiado el dolor. No había creído que, de un día para otro, su relación con Yoongi daría un giro de ciento ochenta grados, pero una parte suya esperaba un pequeño avance, por muy insignificante que pudiera parecer.

-No espero que seamos otra vez esa familia- Jin habló, tratando de que su voz no temblara.

-Bien- el alfa menor se cruzó de brazos-, porque no ocurrirá jamás. Y es mejor que no malinterpretes las acciones de mamá, que si lo hace, es porque te debe tener pena.

Eso realmente dolió, aunque trató de no demostrarlo. Sólo acarició la espalda de Yeji, como si ese gesto pudiera calmar un poco la angustia de su corazón mientras fingía que las palabras duras de Yoongi no calaron profundo en él.

-Yoongi...

Sus palabras se cortaron cuando Tae apareció e, incluso, la expresión de Yoongi pareció relajarse al verlo acercarse. La conversación quedó hasta ahí y sabía que no valía la pena seguir intentándolo, pues era evidente para Yoongi que no quería seguir hablando con él. Seokjin no pudo evitar sentirse afectado por lo que le dijo su hijo y más por el hecho de que él, quizás, también tenía momentos en los que pensaba que esas palabras eran reales.

Claro que lo eran, ¿cómo no? Taehyung tenía un corazón amable y dulce aunque no lo pareciera, siempre se preocupaba en exceso de los demás y, en especial, de las personas a las que apreciaba y amaba. Tuvo que haber sentido compasión por él debido a lo de Jungeum, quizás viéndolo como un pobre alfa que nunca fue amado por nadie. Se compadeció de él y decidió darle esos besos como una forma de contenerlo, pero nada más que eso, era evidente en cualquier sentido.

-¿Seokjin?

La voz de Tae lo sacó de sus pensamientos. Había estado tan metido en ellos que, cuando volvió en sí, se dio cuenta de que estaban en el Uber. Estaban avanzando por las calles de Los Ángeles, una soleada y calurosa ciudad turística con costas y playas en el océano Pacífico. Se quedarían hasta el martes a medianoche, habían decidido, para aprovechar bien esos días en aquella ciudad. La competencia de Jeongguk era el sábado, por lo que tenían libre el domingo, lunes y parte del martes para visitar algunos sitios. Habían decidido ir el domingo a Santa Mónica, el lunes a Disneyland y el martes a la zona de Hollywood y Beverly Hills. Era un viaje bastante caro, sin embargo, Tae había logrado ahorrar mucho esos últimos tres meses debido al dinero que le enviaba Seokjin y pensó que sus cachorros se merecían esas cortitas vacaciones.

-¿Sí? -preguntó Jin, parpadeando para salir de sus pensamientos.

-Has estado muy callado- comentó Tae.

Seokjin pudo imaginarse que eso llamó la atención de Tae, considerando lo atento que era con el resto de las personas. Debía estarse preguntando si le pasaba algo, pero, a pesar de que eso fuera así, el alfa no quería mencionarlo. ¿No sería darle la razón a Yoongi, después de todo? Si se lo contaba a Tae, de seguro sentiría pena de él.

-Estoy algo cansado por el viaje -mintió, y por la expresión del omega, era fácil saber que no le creyó. No era un gran mentiroso.

Para su fortuna, Taehyung consideró no presionar en el tema, pues los niños estaban presentes. Así que sólo asintió con la cabeza, oyendo a los cachorros parlotear sobre lo grande y brillante que era la ciudad.

La competencia de taekwondo se llevaría a cabo en Los Ángeles Convention Center, un recinto que quedaba en medio de la ciudad. Jeongguk, junto con el resto de sus compañeros y profesores, se estaban alojando esa noche en el InterContinental Los Ángeles Downtown, un hotel que quedaba a pocas cuadras del centro donde se realizaría el evento. En cambio, ellos buscaron un departamento que arrendar por esas noches.

Los primeros en llegar a su destino fueron Taehyung y los cachorros. Mientras se bajaban y agarraban las maletas, Tae se inclinó un poco.

-Juntémonos en una hora más para ir por Jeongguk y vamos a comer- le dijo, y Jin asintió con la cabeza, despidiéndose con un murmullo débil.

Taehyung salió del taxi con el ceño fruncido y gesto disconforme, observando el taxi seguir andando hacia el destino del alfa, que era unas dos cuadras más lejos de ellos. Jin tenía ese gesto inquieto en sus ojos, una expresión parecida a la de dos días atrás, cuando tuvo esa conversación con Jungeum. No pudo evitar preguntarse qué había pasado para que sus ánimos bajaran, fue algo repentino, y la preocupación era grande en él. Su lazo con él parecía estar tirando un poco en señal de necesidad.

Trató de aplacarlo sólo para decirle a los niños que fueran al departamento. Era grande, con dos camas de dos plazas, un baño y una cocina americana junto con un pequeño living. Yoongi decidió bañarse primero, por lo que Tae lo aprovechó para llamar a Jeongguk y preguntarle como iba todo. Su cachorrito estaba muy emocionado por la competencia y parecía también un poco desesperado por verlos, quizás nervioso y algo ansioso. Tuvieron un último entrenamiento esa mañana y, ahora, iban a recorrer los alrededores y buscar un lugar en el que almorzar. Le prometió que pasarían por él pronto, así que debía esperarlos listo.

Taehyung había estado pensado demasiado sobre lo que ocurrió en esos últimos días. Él no se sentía mal o incómodo volviendo a compartir tanto con Jin, era algo... algo natural en él. No había que malinterpretarlo tampoco en el sentido de que Tae lo había perdonado o que quería volver a él como pareja en el sentido alfa-omega. Sentía que... que los dos se estaban tomando su tiempo y avanzando de manera lenta y precavida, cuidadosa y siempre respetando los límites del otro. Era como... como volver a conocerse, como si los dos regresaran a esa etapa en donde estaban recién saliendo. Yoongi sobre pensaba demasiado sin poder evitarlo una vez estaba a solas, cuestionándose mucho: ¿era correcto? ¿Estaba bien? ¿Era un iluso por eso? ¿Estaba estancado?

¿Seokjin le volvería a hacer daño?

Ese era el pensamiento que más le carcomía. ¿Le haría una vez daño, trataría de embaucarlo y buscaría volver a esa dinámica que mantuvieron durante tanto tiempo? ¿Él se lo permitiría? Cuando esas ideas aparecían en su cabeza, no podía evitar que el miedo apretara su estómago y, al final, tenía que respirar con profundidad para no dejarse dominar por el pánico.

Sin embargo, en el instante en que volvía a hablar con Seokjin, a interactuar con él, aquellas ideas desaparecían de su cabeza. En el momento en que se acercaba al alfa, su omega buscaba envolverse en su aroma, revolcarse y acurrucarse. Meditaba mucho sobre esa reacción, comparándola con esos meses en los que su relación con Jin se rompió: ahí había miedo, rechazo y lejanía; por el contrario, ahora había aceptación, deseo y cercanía. Tae no sabía muy bien qué significaba eso, así que decidió que cuando tuviera su hora con el psicólogo, lo hablaría largamente con él.

Una vez todos se bañaron y cambiaron, salieron y se juntaron con Seokjin a pocas cuadras, que también se dio un baño para poder despejar su mente. Pidieron ahora un Uber que les llevara al hotel de Jeongguk, que les estaba esperando en recepción con expresión ansiosa.

-¡Llegaron! -exclamó, poniéndose de pie y yendo a abrazar a Jin-. Papá...

Seokjin le acarició la espalda en círculos tranquilizadores, soltando feromonas de cariño y soporte.

-No debes estar nervioso, cachorro -dijo Jin con amor-, lo harás bien. Lo importante es que disfrutes esto.

-Sí... -Jeongguk suspiró-, pero quería decirte que tengo mucha hambre...

Seokjin lo miró con mala cara mientras que Jimin estallaba en carcajadas. Tae rodó los ojos y Yoongi bufó, aunque una sonrisa luchaba por curvar sus labios.

Al final, salieron y buscaron algún lugar en el qué comer. Jeongguk comenzó a parlotear sin poder evitarlo, yendo de la mano de Jin y contándole todo sobre la competencia y cómo se llevaría a cabo.

-Vas a tener que llevarlo con el neurólogo- dijo Jimin a mamá-, habla hasta por los codos, como un loro, no creo que eso sea normal.

-¡Oye!- Jeongguk enrojeció. -¡Eres muy malo!

-Estás muy malo con tu hermano menor- regañó Taehyung, dándole de comer a Yeji.

-Siempre fue malo con él -dijo Yoongi-, ya sabes, no creo que esconderle los juguetes sea de un buen hermano mayor...

Ahora fue el turno de Jimin de indignarse ante esas palabras, comenzando una discusión entre los tres cachorros. Jin los miraba con el ceño fruncido.

-Déjalos- le dijo Taehyung, aburrido-, como antes no peleaban mucho, ahora decidieron ponerse al día con eso. Me tienen enfermo con eso.

-Pero Yeji no discute con ellos- señaló Jin.

-Tiene dos años, Seoka.

-¡Es porque es la mejor hija del mundo! exclamó Jin, haciéndole morritos y soniditos a Yeji, que se rió por la felicidad-. ¿A que sí?

-¡Sí, papá, sí! -dijo ella, feliz.

-No la vayas a consentir demasiado -Tae sonrió-, mira que ya se cree la princesa de la familia...

-Es la princesa de la familia-corrigió el alfa, y Tae soltó una risa, dándole un empujón-. Oh, ¿celoso de que tenga mi atención?

-No seas idiota- se rió Tae con más ganas ahora, dándole otro empujón, y Seokjin le devolvió la sonrisa.

Los dos se sobresaltaron cuando alguien tosió con fuerza, girándose para ver a Yoongi observándolos con los ojos entrecerrados. Jimin tenía una ceja enarcada mientras que la boca de Jeongguk estaba ligeramente abierta en señal de sorpresa.

Ambos desviaron la vista, con sus mejillas coloradas, como si hubieran sido descubiertos haciendo una travesura. Para su fortuna, Yeji decidió interrumpir el incómodo momento al derramar su comidita.

No obstante, el resto de la tarde fue algo incómoda en general. Decidieron ir a visitar el observatorio Griffith, desde donde se podía ver una panorámica de la ciudad y el famoso letrero de Hollywood, y para poder moverse de un lugar a otro, habían arrendado un auto. Yoongi iba todo el rato con expresión algo sombría, a pesar de que Jimin y Jeongguk trataban de hablarle, y no quitaba su mirada de los dos adultos.

Incluso iba en todo momento al lado de Tae, sin querer alejarse demasiado de él, y a Taehyung le hizo un poco de gracia, porque no podía evitar recordar cuando Yoon tenía cinco años y estaba pasando por esa etapa de "todo es mío, incluso mamá", y le gruñía a Jin cuando el alfa besaba y abrazaba a mamá. Claro, no era el mismo contexto, pero Taehyung no quería estresarse demasiado en esas vacaciones.

Cerca de las ocho de la noche se devolvieron, pues Jeongguk debía dormirse temprano para la competencia, que comenzaría a las nueve de la mañana al día siguiente. El pequeño omega abrazó a Seokjin y se dejó envolver en su aroma, esperando que eso le ayudara a dormir relajado, y luego se despidió de sus hermanos y mamá.

Tae y los cachorros llegaron a su departamento poco después. Mientras Jimin iba a darle un baño a Yeji, Yoongi lo aprovechó para atajar a Tae, que se estaba preparando un café.

-Esto no me gusta nada- dijo enseguida a modo de declaración.

Taehyung levantó la vista de su tazón, observando a su hijo con una ceja ligeramente enarcada.

-¿A qué te refieres, Yoongi? -preguntó.

-A ti y papá - Yoon no dejaba el gesto disconforme, tratando de no verse enfadado a pesar de que su mandíbula se encontrara un poco apretada-, esto de... de que estén tan cercanos y unidos otra vez. Es... es repulsivo, mamá.

Revolvió el café con gesto calmo, entornando sus ojos un poco al escuchar esa última frase. Tomó una respiración profunda con toda la intención de controlar su molestia, pues no quería discutir en ese instante.

-Está bien si no estás de acuerdo -dijo Tae, su voz siendo tranquila y calmada-, pero soy yo la persona que decidirá que tipo de relación tiene con tu padre, Yoongi.

-Puedes equivocarte- insistió-, puedes estar tomando una mala decisión por tenerle pena, mamá.

-¿Tenerle pena? -preguntó Taehyung.

-Por lo de su madre- explicó Yoongi-, mira, entiendo que él se sienta mal y todo eso, porque esa mujer fue... fue realmente mala. Entiendo me quieras consolarlo un poco y hacerlo sentir mejor, pero le estás permitiendo mucho por tenerle pena, él se está aprovechando de eso y tú no pareces darte cuenta, mamá.

Taehyung no contestó enseguida, decidió tomarse su tiempo para pensar bien lo que iba a decir. En especial, no quería que sus palabras pudieran malinterpretarse o dar a entender otra cosa.

-No le tengo lástima a tu padre, Yoongi- dijo con tono cuidadoso. Yoongi abrió la boca para interrumpirlo, pero Tae le miró con advertencia-. Sé que esto no te parece bien y puedes estar en desacuerdo, pero Yoongi, lo quieras o no, hace mucho tiempo yo escogí a tu padre como mi alfa. Y hay cosas, instintos y sentimientos que no podemos negar.

-¿Piensas volver con él? Yoon lo observó con incredulidad.

-No he dicho eso -Tae sacudió la cabeza-. No puedo afirmártelo, pero tampoco negártelo, porque con tu padre tenemos una historia y no podemos ignorarla. Yo estoy comenzando a entender todo esto poco a poco, no me quiero apresurar y quiero comprenderme bien antes de dar un paso tan grande como lo es estar con tu padre, así como también es una gran decisión el querer dejarlo. No quiero apresurarme, Yoongi

-Sí, pero... Pero no está bien, no de-deberías...

-Yoongi -habló Jimin, que salió del baño con Yeji en brazos. La pequeña estaba envuelta en toallas y con el cabello mojado-, ya mamá lo ha dicho. Está bien si no estás de acuerdo, pero no te puedes meter entre ellos dos. Además- añadió, sentándose en el sofá y comenzando a secarle el cabello a su hermanita menor-, mamá no debería seguir negándose cosas o prohibiéndose sentimientos por nosotros -una mirada de advertencia-, eso no está bien.

Yoongi seguía viéndose molesto, sin embargo, no montó en cólera ni estalló en enfado por eso. Tae no iba a juzgar el actuar de su hijo, ¿cómo lo haría, siendo que uno de los principales afectados por lo que hizo Seokjin fue su cachorro? El mismo Tae se reprochaba muchas veces incluso su actuar con Yoongi, casi obligándolo a madurar de manera indirecta ante la necesidad de un alfa en la manada. Yoongi tenía todo el derecho a preocuparse por lo que fuera a ocurrir.

Sin poder evitarlo, Taehyung se acercó y le dio un abrazo fuerte. Yoongi se lo devolvió con lentitud.

-Te amo le dijo Tae con cariño-, y está
bien si te preocupas. Pero no quiero que te carcomas la mente y te vuelvas antipático como antes...

-¿Antipático? -farfulló Yoon, indignado-. ¿Cuándo lo he sido yo?

-Nunca -bromeó Tae, besándole la mejilla- Yo no voy a pedirte que vuelvas a acercarte a tu padre, que lo perdones o, incluso, que le hables. Eso debe nacer de ti, de tu corazón, y sea cual sea tu decisión, yo voy a respetarla. Y espero que hagas eso conmigo también -le acarició las mejillas-. No debes preocuparte, Yoonie, tú siempre serás mi alfa favorito.

No pudo evitarlo y Yoongi soltó unas risas ante esa frase, dejando que el dulce aroma a mamá lo envolviera. Sus manos se aferraron a la playera del omega, casi como si quisiera que lo tomara en brazos a pesar de lo imposible que fuera eso. Aunque siguiera algo renuente a lo que estaba pasando frente a él, trató de comprender a mamá, lo que sentía y, en especial, que pudiera resolverlo por él mismo. En especial, y apoyando lo que dijo Jimin, Yoongi no quería que mamá se impidiera cosas sólo por ellos. Eso no era justo para nadie.

Esa conversación sirvió para calmar un poco a yoongi  y, poco después, decidieron irse a dormir para llegar temprano al día siguiente.

Yoongi y Jimin prepararon un cartel para apoyar a Jeongguk y salieron del departamento alrededor de las ocho y media, juntándose con Seokjin antes de pedir un nuevo Uber hacia su destino. Querían llegar temprano para poder estar ubicados en un buen puesto, en primera fila y así gritarle a su cachorrito.

El día anterior había sido la competencia de los más pequeños, de la edad de seis a catorce años. Ese día tocaba la competencia del grupo junior (quince a diecisiete años) hasta la categoría de adultos veintiocho años, pero iba a ser larguísima según lo que sabían. La categoría de Jeongguk, por ejemplo, iba desde los cuarenta y cinco hasta los setenta y ocho kilos, y él iba a participar en la de cincuenta y un kilos.

Ghislaine, que también estaba en competencia, participaría en la categoría de cincuenta y cinco kilos.

Para su fortuna, la competencia comenzó a la hora, aunque tuvieron que esperar bastante para ver aparecer a Jeongguk, pues iniciaron con la competencia femenina.

-Tuvimos que haber llegado más tarde -bufó Jimin cuando anunciaron la categoría de Ghislaine-. Mira, Yoongi, tu novia...

-No somos novios-siseó, a pesar de que
no quitaba sus ojos de la muchacha.

Ghislaine fue la primera en ser anunciada. Para este tipo de competencia, el país se dividía en ocho zonas: norte, noreste, noroeste, este, oeste, sur, suroeste y sureste. Cada representante de la zona era enfrentado a otra al azar y así se iba avanzando hasta que salía un ganador. Jeongguk les platicó que él se enfrentaría al de la zona sur, mientras que Ghislaine, a la de la zona oeste. El colegio había logrado llegar con siete estudiantes a esa competencia desde la categoría infantil hasta la junior.

-¡Vamos, Ghislaine! -gritó Yoongi cuando comenzó la competencia.

Ellos habían decidido tomarse un tiempo luego de lo ocurrido y ninguno se guardaba resentimiento u odio por lo que había pasado. A veces, incluso comían juntos en los almuerzos. Solamente conversaron y llegaron a la conclusión de que lo mejor era dejarlo hasta ahí por ahora para pensar bien en lo que podía ocurrir en el futuro. Fue una conversación larga y llena de sentimientos, y se abrazaron con mucha fuerza antes de despedirse. Aunque Yoongi seguía un poco enamorado de ella, no podía evitarlo, y ese amor pareció crecer cuando la vio rebotar en el tatami frente a su contrincante.

-Realmente le gusta mucho -le susurró Jin a Tae.

-No sabes lo triste que estaba cuando terminaron suspiró Tae.

-Puedo imaginármelo -Jin miró aa Yoongi- tiene esa carita de cachorro abandonado...

Observaron a Ghislaine dar golpes rectos y bloquear los que le lanzaba su contrincante, moviéndose con rapidez en lo que duraba el primer asalto que, finalmente, terminó con la ventaja de la chica. Yoongi gritó en apoyo, aplaudiendo con emoción.

-¿Cómo no te rompió la nariz cuando fuiste un cretino con ella? -preguntó Jimin, mirando con admiración a Ghislaine-. Yo lo habría hecho con sus habilidades.

-Es porque me ama demasiado como para hacerme eso- replicó Yoongi, orgulloso y petulante-. Pero tú no lo sabes, considerando que jamás te has enamorado...

-¿Y qué sabes tú de eso? -bufó Jimin, indignado -Puede que ahora esté enamorado, ¿y sabes de quién? ¡De Amber! ¡Chúpate esa, Yoon!

-¡Ustedes dos, paren! -gritó Tae, mirándolos con el ceño fruncido mientras Seokjin se aguantaba las carcajadas-. ¡Y tú, diles algo!

Chicos, no se traten así...

Yoongi le dio un codazo a Jimin, resoplando por la ofensa de su hermano menor, que le sacó la lengua. Yeji se había quedado dormida en mitad de la competencia.

Ghislaine siguió con la ventaja en la segunda ronda, de trece puntos contra ocho; para la tercera, sólo extendió la ventaja, terminando finalmente con el marcador en diecinueve contra catorce puntos. Yoongi aplaudió por la felicidad y la chica le hizo un gesto travieso cuando se retiró a descansar cinco minutos antes de la siguiente ronda, donde también venció. La final se haría cuando todas las categorías hubieran pasado, así que se continuó con el siguiente grupo.

La categoría de Jeongguk comenzó alrededor de las diez y media de la mañana, y a las once fue anunciado su grupo, saliendo en tercer lugar. Seokjin, Yoongi y Jimin se pusieron de pie para aplaudirlo, gritándole palabras de ánimo, mientras que Tae se quedaba sentado con una sonrisa de orgullo.

Tuvieron suerte, pues lo dejaron en el tatami más cercano a ellos. El entrenador iba a su lado, hablándole y animándolo, y pudieron notar el nerviosismo en su expresión, con esas mejillitas apretadas por el casco. Entró rebotando a la colcha, como un conejito, y con gesto concentrado.

-¡Eso, Jeongguk, eres el mejor! -gritó Jin, con el corazón acelerado y una gran sonrisa en el rostro-. ¡Me llenas de orgullo, cachorrito!

El omega junto con su contrincante se inclinaron antes de que el árbitro anunciara el inicio del primer asalto. Jeongguk era un poco más bajo que el otro chico, lo que pareció jugarle en contra en ese round, pues terminó con desventaja de siete puntos contra cinco luego de recibir una patada en el abdomen. Taehyung se sobresaltó al escuchar los gruñidos de Yoongi y Seokjin.

-Le pegó muy fuerte- alegó Jin-, ¿cómo se llamaba ese chico? Lo voy a buscar luego y...

-No harás nada -Tae lo miró con reprobación-. Es una competencia, Seokjin.

Jeongguk salió del tatami en el minuto de descanso, conversando con el entrenador antes de volver. No parecía bajoneado y volvió con más ganas al segundo asalto, sin dejar de saltar. A pesar de que aparentaba mantener la calma, Tae agarró la mano de Jin en un gesto nervioso. Se dieron un apretón.

El segundo round lo dio vuelta luego de una patada con giro en la cabeza de su contrincante, con catorce puntos contra once. Seokjin y Yoongi saltaron en su lugar, gritando más ánimos y, sin poder evitarlo, Taehyung sólo pensó un "que parecidos son". Esa idea, por primera vez, no le hizo sentir mal.

Para el tercer asalto Jeongguk iba mucho más concentrado, respirando profundamente. Su oponente atacó primero, por lo que tuvo que defenderse y bloquear los golpes repetidas veces antes de empezar a atacar con mayor fuerza, girando y dando rápidas patadas hasta que el tiempo se acabó y lo anunciaron como el ganador, con veintiún puntos contra diecisiete.

-¡Eso, así, cachorrito! -gritó Jin, eufórico ¡¿Lo viste, Tae?! ¡Estuvo genial! ¡Jeongguk es el mejor!

-Va a ganar -afirmó Yoongi, orgulloso y sonriente-, es el mejor de todos!

Jeongguk salió del tatami con una gran sonrisa, yendo a abrazar al entrenador Williams, que lo felicitó y le dio agua para que descansara antes de la siguiente competencia, que ocurrió cinco minutos después. Al regresar al tatami, venía con gesto decidido a ganar, con ataques mucho más rápidos y salvajes contra su nuevo contrincante. Mantuvo la ventaja en todo momento en este round, sin perder por un instante la concentración. Seokjin no dejaba de gritarle y aplaudir, e incluso Yeji se animó.

-¡Kookoo! -chillaba por la felicidad. ¡Kookoo!

Como la final se haría en la tarde, se juntaron con Jeongguk un momento antes del almuerzo. El niño fue abrazado por Jimin primero.

-Estás todo apestoso y sudado-se quejó Jimin, aunque había una sonrisa en su cara.

-Es el olor del triunfo -presumió Jeongguk, riéndose cuando Yoongi lo abrazó con fuerza.

-Eres el mejor- le dijo yoongi-, me llenas de orgullo, Kookoo.

Jeongguk suspiró por la felicidad y ahora fue Taehyung quién lo abrazó.

-Estuviste magnífico, por supuesto -dijo Tae, revolviéndole el cabello-, yo sabía que lo ibas a lograr.

-Lo hice por ti- afirmó Jeongguk, y sus ojos se llenaron de lágrimas-, tu hiciste todo para que pudiera llegar hasta aquí, mamá. Por ti es que estoy en este lugar, te amo.

Taehyung cerró sus ojos ante esas palabras, besándole la frente y recordando tantas, tantas cosas... Y ahora, su cachorrito consentido estaba llegando muy, muy lejos.

Yeji barboteó frases sueltas de amor al acercársele y Jeongguk le hizo cosquillas, antes de ir a abrazar a su padre. Seokjin lo tomó en brazos y columpió un segundo, antes de bajarlo para darle otro beso.

-Eres uno de mis más grandes orgullos -le susurró Jin-, y quiero pedirte perdón por no haber hecho lo suficiente por ti.

-Papá...

-Y si me das la oportunidad ahora... -siguió-, espero que me permitas apoyarte en todo lo que desees, porque tú eres capaz de lograr muchas cosas, Jeongguk. Incluso de lograr más cosas que un alfa.

Ahora el omega menor no pudo evitarlo un poco y comenzó a sollozar, dejando que su padre lo abrazara con más fuerza y le consolara. Tae decidió dejarles un momento a solas, arrastrando a los niños hacia fuera para conseguir un lugar en el que comer antes de volver al interior del centro de convenciones.

El corto almuerzo transcurrió rápido una vez Seokjin se les unió, en un local de comida rápida. Mientras Jimin y Yoongi ordenaban la comida, Tae se inclinó un poco contra Seokjin.

-Yoongi no está muy contento con nuestro acercamiento- comentó el omega y Seokjin lo miró. Yeji, en su sillita de bebé, coloreaba un dibujo.

-Ah... -Jin mordió su labio inferior-, me comentó algo así ayer...

-¿Sí? -Taehyung alzó una ceja-. ¿Qué fue lo que te dijo?

Mmm -el alfa no sabía muy bien como decirlo, pues se sentía como si estuviera acusando a un compañero que lo molestaba en el colegio-, sólo está preocupado, cree que me estoy sobrepasando y eso... Lo que no está del todo incorrecto- añadió apresuradamente al ver la expresión de Tae-, no quiero que pienses que te estoy presionando por... por algo...

Taehyung sacudió la cabeza en una negativa clara, aunque su rostro no era grave o tan enojado. Sólo se veía un poco molesto.

-Se nota que son padre e hijo- habló Tae, bufando-, con los mismos pensamientos catastróficos y sin sentido -Jin hizo un ligero puchero ante esas palabras-. No me estás presionando en nada, Jinnie, ¿está bien? Lo que estamos haciendo, es porque yo lo deseo. Por supuesto, no significa que de pronto somos otra vez un matrimonio unido ni que tendremos la misma relación que antes añadió, pero esto, lo que hacemos ahora, me es... es natural y cómodo. Sin embargo, si tú no estás de acuerdo...

-Claro que sí- se apresuró en decir Jin-, esto está... está bien, Taehyung. Cualquier relación que quieras tener conmigo, que me quieras dar es perfecta para mí. Yo no... no podría esperar nada mejor que sólo estar a tu lado, in-incluso si sólo quieres que seamos amigos.

-Amigos- repitió Tae, con una sonrisa ligera curvando sus labios-, nosotros nunca fuimos amigos, Seokjin. Siempre fuimos más que eso.

Para su sorpresa, las mejillas de Jin se colorearon de rojo con fuerza, como si estuviera avergonzado por esas palabras. Tristemente, no pudo escuchar su respuesta ya que en ese momento llegaron los niños con la comida.

Comieron y se apresuraron en regresar al centro de eventos, donde pronto comenzó la jornada de la tarde, que transcurrió con normalidad hasta las seis y media de la tarde, cuando comenzaron los cuartos de final. Como ocurrió antes, empezaron con la categoría junior femenino y Yoongi saltó por la emoción en el momento en que apareció Ghislaine y, para sorpresa de nadie, pasó a la final luego de derribar a su oponente con una patada lateral inversa. Y, poco después, le tocó a Jeongguk.

Seokjin, Jimin y Yoongi gritaron sin control una vez que la competencia acabó y Jeongguk triunfó, pasando también a la final. Estaban tan emocionados que, casi por un instante, los tres iban a abrazarse, hasta que Yoongi pareció notarlo y se volteó para abrazar a Yeji, a pesar de su quejido.

Alrededor de las ocho y media se dio inicio a la última competencia. El ambiente se había enfriado un poco por la caída ligera de la temperatura, así que fueron a comprar unos cafés de manera apresurada para comenzar a calentarse.

-Va a ganar- aseguró Seokjin apenas la categoría junio femenino inició-, no es porque sea mi cachorro, pero él es el mejor de todos.

-Gane o no, lo importante es que está participando -dijo Tae.

-Pero va a ganar- insistió Seokjin.

-Va a ganar aceptó Tae, y Seokjin sonrió con fuerza.

Ghislaine entró al tatami una vez fue su turno, concentrada y siendo animada por el público, en especial por Yoongi. Incluso Jimin gritó para darle ánimos, y la competencia no tardó en empezar.

La primera ronda perdió ventaja, con cinco puntos contra siete de su opositora, provocando que Yoon abucheara contra su contrincante y casi quisiera bajar para darle un golpe, sólo siendo detenido por Jimin. Taehyung sólo se dijo que su hijo se parecía, en definitiva, a su padre.

La segunda ronda, sin embargo, se recuperó y terminaron empatando con trece puntos, poniendo con más nervios a todo el mundo. Una vez comenzó la tercera, Yoongi estaba que se comía sus uñas por la ansiedad y casi se arrancó un dedo gracias a la sorpresa e incredulidad apenas la contrincante cayó luego de una patada especialmente fuerte e improvisada. En el momento en que el juez levantó la mano de Ghislaine, proclamándola vencedora, el alfa saltó de su asiento entre gritos de emoción, aplaudiendo sin control alguno.

-¡Bien hecho, Ghis! -gritó entre aplausos descontrolados-. ¡Eres la mejor de todas!

Una sonrisa enorme pintaba el rostro de Ghislaine, que se inclinó ante el público, con los ojos llenos de lágrimas de emoción. Como la premiación sería una vez pasaran todas las competencias, se despidió del público antes de salir. Yoongi se puso de pie cuando desapareció.

-Iré a felicitarla- dijo con tono urgido.

-A besuqueártela, mejor dicho -bufó Jimin, a punto de ganarse un puñetazo. Al final, Yoongi sólo lo empujó por el hombro, murmurando entre dientes.

No tuvieron que esperar demasiado para que Jeongguk apareciera. Los mellizos levantaron su cartel una vez fue anunciado, con Seokjin y Tae gritando para darle ánimos. Si en la primera competencia el omega se había visto nervioso, ahora iba con rostro decidido y serio, probablemente dispuesto a todo.

Se saludó con su contrincante y el juez no tardó en hacer la señal para que partieran. Dando pequeños saltos, los ojos concentrados en el alfa que era su competencia, Jeongguk no dudó en acercársele y empezar a golpear mediante patadas seguidas, retrocediendo y volviendo al ataque para tratar de obtener la mayoría de puntos. Cuando el primer round terminó, el omega iba con ocho puntos a favor en contra de los cinco del otro alfa.

Taehyung comenzó a morderse las uñas ante la ansiedad, mirando a Jeongguk sentado en la silla con el entrenador haciéndole un rápido masaje en sus piernas, hablándole en lo que duraba el minuto de descanso. Para cuando volvió al tatami, el estómago de Tae estaba hecho un desastre.

Ahora fue mucho más agresivo, todos se dieron cuenta, pues la mayoría de los acercamientos entre los dos competidores terminaba con ellos abrazándose y el juez metiéndose para separarlos. Los ojos del alfa y el omega echaban chispas y, para su desgracia, pareció desconcentrar a Jeongguk, pues terminó perdiendo la ventaja y con los puntos iguales: quince y quince.

Jeongguk salió reclamando, yendo donde el entrenador Williams y hablando entre gestos de ira. El hombre lo calmaba, queriendo que volviera a concentrarse.

Taehyung no podía imaginarse qué había pasado para que Jeongguk estuviera actuando así, aunque podía imaginárselo un poco. Tal vez... Si había algo que enardecía a su hijo los últimos meses era el tema de la marca rota y el aroma que le provocaba. No toleraba que le dijeran algo sobre eso y se enfadaba enseguida cuando eran comentarios maliciosos. Había estado ganando más confianza en sí mismo, pero esa confianza se veía minada enseguida cuando alguien desconocido le mencionaba el tema de su marca. No era difícil de imaginar que, en una competencia, pudieran usarlo para enojarlo y hacerlo perder el control.

En el momento en que ambos competidores volvieron al tatami, la expresión de ambos era fría y la de Jeongguk, en especial, sombría. El saludo que se dieron fue más rígido ahora y apenas el juez indicó el inicio del último tiempo, Jeongguk fue enseguida al ataque. El alfa se defendió con dureza y casi adivinando los movimientos de Jeongguk y, como ocurrió antes, en varias ocasiones terminaron abrazándose. La tercera vez que pasó, el omega se alejó con un mohín de rabia.

-Lo está sacando de sus casillas- murmuró Jin, y Taehyung lo sabía.

Enardecido y enojado, no fue ninguna sorpresa cuando Jeongguk terminó acercándose mucho, recibiendo un golpe en la cabeza que le valieron cinco puntos a su competencia.

-¡Oye, imbécil, ¿qué te pasa?! -gritó Yoongi, tan molesto que lo dijo en coreano.

Jeongguk trató de recuperar los puntos perdidos, volviendo al ataque con la mandíbula apretada. Si bien logró asestarle varios golpes, una vez se declaró el fin del último asalto, el marcador le dio el triunfo al alfa: veintitrés contra veintidós.

Con una mirada de ira, Jeongguk bajó del tatami mientras el entrenador Williams lo alcanzaba para tratar de tranquilizarlo.

-¡Ese bastardo...! comenzó a decir Seokjin, molesto y enojado-, dios mío, es un imbécil, ¡cuando lo vea, voy a darle un golpe que le volará los dientes!

Taehyung pensó en decirle que se controlara un poco, sin embargo, él tampoco se sentía muy feliz. Una parte suya quería ir en busca de Jeongguk y consolarlo, aunque no le fue difícil adivinar que debía estar muy frustrado y enojado y que, lo mejor, era dejar que procesara esas emociones por sí solo.

Jimin y Yoongi tenían ahora un aspecto desinflado y rostros apenados.

-Podríamos pedir una pizza para Jeongguk- comentó Jimin-, quizás eso lo anime un poco.

-¿Pizza? -Yoongi negó con la cabeza-. Quizás unas hamburguesas...

-Ahí le vamos a preguntar.

A las diez de la noche, aproximadamente, se dio inicio a la ceremonia de premiación de las competencias de ese día. Jeongguk subió al podio de segundo lugar y ya no se veía molesto, pero si algo triste, así que sus padres y hermanos procuraron gritar en señal de orgullo cuando le pusieron la medalla de plata. Al menos, pudieron ver, una sonrisa leve curvó su apenado rostro.

No tardaron en ir a buscarlo una vez toda la ceremonia acabo, pillándolo sentado en una silla y mirando su medalla. Frente a él, Ghislaine trataba de animarlo.

-El próximo año vas a volver a competir- le decía ella-, y le vas a patear el trasero a ese cretino.

-Llegaste muy lejos, Jeonggukie -dijo Tae, acercándose a él para acariciarle los cabellos-, y lo importante es que participaste y sacaste una medalla.

Jeongguk se puso de pie para abrazarlo y Taehyung pensó, con un poco de desconsuelo, en lo grande que estaba su cachorro. Ya era de su altura y, muy probablemente, pronto le iba a pasar. Sin embargo, seguía buscando acurrucarse a su lado como si tuviera cinco años.

-Pero yo quería la medalla de oro para ti- dijo con tristeza.

-Ya me has llenado de todo el orgullo posible- le dijo Tae-, no puedo pedirte nada más.

-¡Y lo hiciste bien! -animó Jimin-. De verdad, ¡lo hiciste genial! Has subido en el puesto de hermanos geniales de la familia al primer lugar y Yoongi sigue en último.

-¿Qué? -farfulló Yoongi, dándole un empujón a Jimin-. Has sido el mejor de todo, Ggukie. Y Ghis ya lo dijo: el próximo año te vas a vengar -una sonrisa boba hacia la chica, que los observaba con una sonrisita también, sólo que traviesa-. Tú también lo hiciste muy bien, Ghis... Primer lugar...

Jeongguk rodó los ojos ante la escena, antes de ir a abrazar a Seokjin, que dejó a Yeji en el suelo y le besó entre los cabellos.

-Tu madre ya lo dijo- le dijo el alfa-, nos has llenado de orgullo. Realmente lo hiciste increíble.

-Pero no lo suficiente- insistió Jeongguk-, ese imbécil no dejaba de mirarme con burla y murmurarme palabras feas... ¡Me recordó al estúpido de Lee! Me desconcentró y eso le hizo ganar...

-Podemos vengarnos- comentó Jimin-, busquemos su hotel y habitación, y lo tiramos por el balcón.

-¡Kookoo!-gritó Yeji, y Jeongguk la tomó en brazos-. Good! Kookoo is best!

Para sorpresa de todos, las palabras de Yeji parecieron animarlo pues una sonrisa de modestia pintó el rostro del omega.

-Por supuesto que soy el mejor y debo ser tu ejemplo a seguir-le dijo a la pequeña, que se rió-, en comparación a tus otros inútiles hermanos, yo soy increíble.

Eso provocó, por supuesto, una discusión con Jimin, mientras Yeji sólo seguía riéndose como si nada. Tae rodó los ojos y Seokjin suspiró con exasperación, y ya toda la decepción de Jeongguk pasó cuando le dijeron que fueran por unas hamburguesas, zampándose cuatro y terminando con dolor de estómago por el resto de la noche.

Al día siguiente partieron alrededor del mediodía a Santa Mónica para conocer la famosa playa. Cuando Seokjin vio a Taehyung, no pudo evitar la enorme sonrisa en su rostro.

-¿Qué? -preguntó el omega con el ceño arrugado.

-Nada -Jin no dejaba de sonreír-, es que te ves muy lindo, me recuerdas a esa foto en mi oficina...

Taehyung sabía a cuál se refería: a las de las vacaciones en Jeju que tuvieron muchos años atrás. Él estaba con un sombrero de paja y una playera negra larga para cuidarse del sol. Recordaba también lo mucho que Jin y los niños lo molestaron por su aspecto, con bromas tontas y sin sentido. Ahora no tenía ese sombrero de paja, pero sí un jockey blanco y otra playera negra. No tuvo que analizarlo dos veces para darse cuenta de que debía verse como en esa ocasión.

-¿Y tus camisas floreadas? -preguntó Tae, mirándolo.

-¿Las echas de menos? -bromeó Jin.

-Te quedan lindas también- contestó el omega, y Seokjin tuvo que contenerse para no atraerlo a sus brazos y besarlo. No cuando los cachorros aparecieron.

La playa era hermosa: una enorme extensión de arena blanca de kilómetros y kilómetros, ya con mucha gente instala ante el calor de la primavera. Decidieron ir un poco más lejos, hasta Venice Beach, que estaba un poco más vacía e instalaron dos quitasoles que arrendaron. Los niños no tardaron en correr hacia el mar.

-¿No te irás a bañar? -preguntó Seokjin, comenzando a jugar con Yeji a armar un castillo.

-Sabes que no me baño en las playas -resopló Tae.

-Sí... -Jin le miró de reojo-, algunas cosas nunca cambian.

La tarde fue bastante tranquila y relajada. Los cachorros iban y venían del mar a la arena, en algunos momentos llevándose a Yeji con ellos y llevándola de vuelta cuando se cansaba. Taehyung se tomó una siesta en un punto y despertó adormilado y acalorado.

-Voy a comprar algo para beber- le dijo a Jin, que miraba a los niños con atención por alguna emergencia.

-¿Me traes algo? -preguntó el alfa.

-¿Lo vas a pagar tú? -bufó Tae, y Jin resopló, con esa ligera sonrisa en sus labios.

Caminó hacia uno de los muchos puestos que estaban a lo largo de la playa, sentándose en la barra mientras era atendido y esperaba por los jugos que ordenó. Si bien faltaban unas semanas para el verano, el calor ya se estaba sintiendo en el país y en especial en esa zona, por lo que sólo pensó en que cuando volviera a la toalla, se aplicaría nuevamente bloqueador en su rostro. Él no toleraba muy bien las quemaduras y no quería...

-¿Disculpe?

Se volteó para ver a un alfa, sentado a dos sillas de él y observándolo con una sonrisa agradable. Era alto y rubio, y Taehyung no quería pensarlo, pero lucía como el estereotipo de un estadounidense con ese aspecto, sumado a la pálida piel y la recortada barba, también rubia, junto con los ojos azules. Era bastante atractivo, se dio cuenta también, y por el aroma a pino, era un alfa. Su aspecto aparentaba más de treinta años.

-¿Sí?- preguntó con gesto tranquilo. En Corea no era normal que los alfas se acercaran así, de la nada, con tanta confianza; sin embargo, no estaban en Corea y él ya se había acostumbrado bastante al choque cultural.

-Sé que sonará indiscreto y estúpido- habló el estadounidense-, pero ¿puedo adivinar de qué país asiático eres?

-Bueno- Tae jugueteó con sus dedos sobre el mesón-, pero si te equivocas, te lanzaré mi bebida.

Una risa ronca por parte del alfa y Tae no pudo evitarlo, sonriendo también. Antes se habría sentido cohibido, no obstante, ya se había acostumbrado a no estar tan a la defensiva con los alfas en ese país. Es decir, a pesar de que él sabía que no todos eran santos, que en cualquier parte uno se podía encontrar con algún cretino, en Estados Unidos el porcentaje de alfas imbéciles era menor.

-Pues si adivino... -reflexionó el alfa-, ¿tal vez me aceptarías una cita?

Taehyung resopló ante ese atrevimiento, aunque una parte suya se relajó ante la inquietud brillando en los ojos azules, como temiendo haber cruzado la línea.

-Imposible, estoy aquí con mis cachorros de vacaciones- dijo.

-Oh- entendimiento en el rostro del alfa-, está bien, entonces quizás...

-Bebé.

El aroma a vainilla impactó a Tae, que se volteó para ver a Seokjin, detrás de él, observándolo fijamente. En ese momento, el vendedor le dejó las bebidas que pidió sobre el mesón y una sonrisa curvó los labios de Jin, aunque no se veía del todo feliz.

-Tardabas mucho- dijo Jin-, me empecé a preocupar y justo Jimin fue a echarse, así que vine para ayudarte con las bebidas. ¿Vamos?

Tae no tuvo que pensarlo dos veces para entender el fuerte aroma que exhalaba Jin: estaba celoso. En algunas ocasiones lo había visto así, sólo para que luego lo abrazara por la cintura y frotara su cabeza en su cuello, en su glándula de feromonas, así lo dejaba marcado en su olor.

Ahora no lo hizo. Pero su expresión era ansiosa y expectante.

-Sí, espera un poco- Tae se volteó hacia el estadounidense, cuya sonrisa se volvió educada- ¿Así que...?

-Perdón, no quería incomodarte- dijo el alfa con gesto de disculpa-, no te sentí aroma a alfa ni tenías anillo de matrimonio, lo siento.

-Él es un amigo -explicó Taehyung.

-Un amigo que quiere matarme -bromeó el alfa.

-Un amigo protector -corrigió Tae, entendiendo parte de la conversación y con gesto serio.

Taehyung rodó los ojos, tomando su bebida mientras Seokjin le imitaba.

-Coreano-adivinó el estadounidense cuando Tae se puso de pie-, ¿estoy en lo correcto?

-Realmente te mereces esa cita- se rió Tae -, quizás en otro momento, sí. Un gusto hablar contigo...

-Michael.

-Taehyung.

-Seokjin. Un gusto también -volvió a intervenir Jin, poniendo su mano en la espalda de tae-, vamos, bebé.

Taehyung no pasó por alto que lo último lo dijo en inglés, pero sólo se despidió de Michael con un guiño de ojo antes de caminar hacia las sombrillas donde Jimin estaba jugando con su teléfono. Jin iba en silencio, con claro gesto de mal humor.

-¿Era mi idea, o ese alfa se parecía a Brad Pitt? -preguntó Jimin una vez Tae se sentó.

-No, era más bien como Chris Hemsworth-  dijo Tae.

-¿De verdad? - el rostro de Jimin se iluminó-. ¿Será mi padrastro?

-¡Jimin! -regañó Tae, y su hijo se rió.

Miró de reojo a Seokjin, que estaba bebiendo de su jugo con las cejas arrugadas y los labios caídos, formando aquel gesto tan extraño que le había encantado desde que se lo vio por primera vez: parecían formar un triángulo enfadado. Pensó que el alfa empezaría a despotricar y a quejarse, pero las siguientes horas sólo estuvo callado, apenas hablando incluso cuando los cachorros lo interpelaban directamente. Incluso Yoongi se veía extrañado y Yeji estaba muy confundida de que papá estuviera así.

Seokjin no podía dejar de pensar en lo que había visto y su propia reacción. ¿Estaba celoso? Por supuesto que sí, y era más que evidente para todos. Había visto a Taehyung a lo lejos cuando se giró hacia ese desconocido y su instinto tiró enseguida para ir a su lado, con la suerte de que Jimin apareció en ese momento, así que se dirigió enseguida hacia ellos. Se estaba convenciendo de que, quizás, el desconocido era un omega y no había nada de lo que preocuparse, pero fue cuando lo escuchó coquetear con Tae. Antes de siquiera pensarlo dos veces, se acercó a marcar territorio como el estúpido alfa que era.

Tuvo que luchar para no abrazar a Taehyung y marcarlo en su olor, repitiéndose mil veces que eso no estaba bien. Él no tenía ningún derecho sobre el omega, los había perdido todos por sus actos, así que no debería tener razones para comportarse así. Aunque su alfa enloqueció de celos cuando Tae también coqueteó con Michael, amurrándose los primeros minutos.

Sí, primero se amurró y, luego, vino la desilusión y resignación, reprochándose con más fuerza su actuar. ¿Qué estaba pensando? Eso no estaba bien bajo ningún sentido, pues Tae y él no eran nada. Es decir, sí, seguían casados y todavía había una marca, pero no... No eran algo. Y sí, se habían besado los últimos días y Tae permitió que le tocara, sin embargo, seguía sin significar algo. Algo serio. Además, ¿Taehyung no tenía derecho alguno a conocer a un alfa que le tratara bien, con amor y cariño, que fuera lo que él no pudo ser? Si Tae se enamoraba de otro alfa... ¿Eso no estaba bien?

Emocionalmente para él, no estaba bien. Lógicamente, pues lo estaba.

Su ánimo empeoró cuando recordó lo que le había dicho Yoongi: es mejor que no malinterpretes las acciones de mamá, que si lo hace, es porque te debe tener pena. ¿Y si era cierto? Si al final, Taehyung sólo sintió pena por él, por lo que le hizo Jungeum, así que le consoló de la única manera que pudo. Santo dios, ¿no era lo más lógico? Le compadecía y, hasta quizás, no sabía cómo deshacerse de él. Jin no podía evitarlo, siempre fue pegajoso por la falta de amor materno y ahora se daba cuenta, incluso, de que cuando comenzó a salir con Taehyung andaba detrás de él como un pollito siguiendo a su mamá gallina. Conversó mucho de eso con Sandara y ella le habló de algo llamado momту issues, que trataba básicamente de buscar la aprobación y el afecto de Tae ante la soledad materna que tuvo. Qué vergüenza más grande.

-¿Quieres ir al muelle?

La pregunta de Taehyung lo sacó de su nube depresiva. Miró al omega, que estaba secando a Yeji y sacándole el traje de baño, mientras los cachorros, a orillas de la playa, hacían una tortuga con la arena. Se sintió más deprimido al notar que estuvo mucho tiempo pensando y sobrepensando.

-¿Al muelle?

Tae apuntó a lo lejos, donde podían ver la famosa noria que estaba en el muelle de Santa Mónica.

-Los niños quieren ir-dijo Tae-, pero si estás muy cansado, puedes devolverte.

Su primer pensamiento fue decir que no a marcharse, aludiendo a que no quería que otro alfa le coqueteara. Luego, quiso abofetearse por ese pensamiento.

-Iré con ustedes- afirmó, y su voz tembló.

Taehyung le miró de reojo.

-Vamos a sacarnos una foto.

Quiso preguntar para qué, pero lo pensó dos veces y decidió que no iba a poner en tela de juicio esa declaración. Llamaron a los niños y le pidieron a alguien que les sacara una fotografía grupal, y cuando Jin la vio, estuvo a punto de llorar por lo hermosa que era. Por lo bonita que se veía su familia. Una vez llegara a Corea, la iba a poner en su escritorio.

Una hora después estaban caminando por el enorme muelle, con los mellizos y Jeongguk corriendo de un lugar para otro ante todas las cosas que había: no sólo los juegos mecánicos (que eran trece), sino también con los puestos y ferias con juegos de habilidades para ganar premios.

-¿Podemos subir a algunos juegos? -preguntó Jeongguk.

-Mañana iremos a Disney- le dijo Tae.

-Sí, pero es distinto, ¡este es distinto! exclamó Jimin.

Taehyung permaneció un minuto en silencio con expresión inflexible.

-Su padre les ha comprado un pase a cada uno para los juegos mecánicos- terminó diciendo, y escuchó sus gritos de felicidad-. Agradezcanselo a él.

-¡Gracias, papá! dijo Jeongguk, abrazándolo con una gran sonrisa.

-¡Eres el mejor! -gritó Jimin, también abrazándolo.

Yoongi se cruzó de brazos.

-... Gracias-dijo de mala gana, pero para Jin fue suficiente-. ¿Ustedes igual subirán? -preguntó una vez recibió el pase, observándolos con gesto extraño.

-No, Yeji no tiene la edad mínima para la mayoría de los juegos- dijo Tae, observando a la cachorrita, que estaba cansada y un poco dormida-. Vayan ustedes, con su padre vamos a comer algo y a pasear por aquí cerca.

Yoongi no parecía demasiado convencido en dejarlos solos, pero al final no le quedó más que aceptarlo, siendo arrastrado por sus hermanos hacia los juegos. Con eso, ellos quedaron solos excepto por Yeji, con la pequeña en brazos de su padre.

-¿Ha pasado algo? -preguntó Tae cuando se sentaron en un pequeño puesto de comida para comer algo-. Estás muy extraño.

-¿Extraño?

-Demasiado callado -Tae untó sus papas fritas en mayonesa-, tú siempre has sido más hablado, pero hoy apenas te he escuchado decir algo- le apuntó con la papita-. ¿Estás enojado conmigo?

-¿Enojado? -repitió nuevamente-. ¿Por qué estaría enojado?

-No lo sé -Tae ladeó la cabeza-, quizás porque le coquetee a ese alfa y él me coqueteó de vuelta.

¿Enojado? Eso era lo de menos ahora. Ni siquiera sabía muy bien cómo se sentía luego de todo ese revoltijo de pensamientos y emociones que tuvo en un solo día.

-No es eso -admitió Seokjin, y para hacer algo de tiempo, comenzó a comer-, tú puedes... Es decir, Taehyung, tú puedes conocer a alguien más y eso está bien terminó diciendo con seriedad, y Tae enarcó una ceja ante lo que escuchaba -. Tienes todo el derecho a tener citas con otros alfas, a enamorarte otra vez y a seguir adelante... No deberías quedarte estancado conmigo.

-Tuve una cita- dijo Taehyung, y eso le apretó el corazón, pero lo escuchó en silencio-, hace muchos meses, con un chico más joven que yo. Ese chico que viste hace mucho tiempo conversando conmigo. Es agradable y gracioso.

-Pues... pues está bien -Jin habló y su voz volvió a temblar como antes-, te lo mereces. Te mereces un alfa que te adore. Si quieres seguir saliendo con él, pues estás en tu derecho de hacerlo.

-Lo he estado pensando- aceptó Tae-, en darle otra cita. Pero no lo sé...

-Deberías dársela-santo dios, lo que le costó decir eso, se sintió como si ácido corroyera en su estómago-, si te gusta, pues sale con él.

Taehyung también se tomó su tiempo para responder ahora, con aspecto pensativo.

-¿Eso es lo que te tiene así? ¿Imaginarme con otro alfa? -preguntó.

Seokjin comió más papitas, casi atragantándose por esa desesperada necesidad de hacer tiempo para pensar bien en su respuesta.

-Un poco- dijo al final, pero sólo... No puedo dejar de pensar en que esto, lo que estamos haciendo, no es justo para ti. No deberías hacerlo porque me tengas pena, no es bueno.

-¿Pena?- ahora Tae se veía desconcertado -. ¿De qué pena hablas, Jinnie? ¿Es por lo que te dijo Yoon?

Silencio por parte del alfa. Tae lo aprovechó para moverse, acercándose hasta estar a su lado. El aroma a cítricos del omega llegó a la nariz de Jin y luchó, otra vez, para no abrazarlo y derretirse ante ese olor.

-Yo no te tengo pena- dijo Tae, agarrándole de la mejilla-, puede que antes sí, hace mucho, pero ahora, no.

Seokjin ni siquiera pudo concretar una respuesta, ya que Tae se acercó a darle un beso en la boca. Lento, profundo y un poco salivoso, el beso tuvo el mismo efecto que haberlo abrazado para marcarlo en su olor: lo fundió por completo. Le devolvió el beso, tratando de no apretar a Yeji, que empezó a quejarse porque debido al movimiento, terminó despertándose.

-Te beso porque quiero- dijo Tae al alejarse -, porque besarte se siente como el verano, y me gusta mucho el verano.

-taehyung...

-Y claro, tienes razón: yo puedo salir con otros alfas, y tú también puedes salir con otro omega si a ti te gusta alguien más.

-A mí no me gusta nadie más que tú, Taehyung - declaró Jin.

-Has perdido toda vergüenza- replicó Tae, y Jin sonrió, relajándose por primera vez en toda la tarde-, ven aquí, dame otro beso.

No tuvo que rogarlo, pues Seokjin era adicto a sentir la boca de Tae sobre la suya. Se moría por agarrarlo por la cintura y poder acercarlo más, pero Yeji comenzó a protestar con más ganas.

-¿Podemos...? -Jin tartamudeó cuando Tae se alejó. Si tú quisieras, ¿podemos... podemos tener alguna cita? ¿Más adelante? Quiero... quiero llevarte a cenar- no sabía por qué, pero enrojeció con fuerza-. Si tú... si lo deseas...

-Bien-Tae asintió-, pero debes saberlo, Seoka, si me vas a cortejar, acepto sólo regalos caros.

Seokjin se rió y ese ruido pareció animar a Yeji.

-¡Papi! -gritó, abrazándolo-. Papi bonito.

-No, tú eres la bonita -Jin empezó a besar el rostro de Yeji, con menos angustia en el corazón y un pequeño, pequeñito, rayo de esperanza iluminándolo.

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