49
La mañana llegó un poco sofocante y calurosa, y Taehyung hizo un mohín cuando el sol llegó a sus párpados. Emitió un gruñido de fastidio, y el brazo que lo rodeaba por los hombros, lo estrechó con fuerza. El aroma de Seokjin (esa vainilla poco vista en alfas) se intensificó, y ahora soltó una especie de ronroneo.
-Buenos días... escuchó decir a Jin con tono suave.
-¿Qué hora es? -masculló Tae, sin abrir sus ojos con toda intención de seguir durmiendo.
Oyó movimiento a su lado, aunque el brazo a su alrededor no se alejó.
-Las diez de la mañana.
-Bien- Tae suspiró-, podemos seguir durmiendo otra hora.
El sonido de la risa de Jin retumbó en el pecho del alfa, haciendo que Tae bufara por el movimiento. Él había olvidado eso, se dio cuenta, y también sintió a su omega retorcerse en señal de añoranza.
Aspiró el aroma con más fuerza, sin poder evitarlo, emitiendo otro ronroneo de comodidad. Una nueva risa y Tae se giró en el abrazo, hundiendo su cabeza en el pecho de Seokjin. El alfa emitía ese calor que siempre le había gustado, pues el omega nunca fue fanático del frío y recordaba muy bien lo mucho que le encantaba abrazar a Jin por lo mismo.
-Deberíamos levantarnos- murmuró Jin.
-¿Tú crees? -Tae abrió los ojos sólo para encontrarse el rostro de alfa cerca de él. Se veía un poco pálido, aunque mucho más entero que la noche anterior. -¿Dormiste bien?
El alfa no hizo el amago de acercarse a besarlo, pero por el tirón del lazo entre ellos, parecía con muchas ganas de hacerlo. Taehyung no dio una señal para que lo hiciera: si bien ellos se besaron la noche anterior, le daba mucha vergüenza hacerlo ahora. No había que malentenderlo como si él se estuviera arrepintiendo por haberlo besado, porque eso salió de lo profundo de su corazón. Sólo que era distinto en ese instante, ¿o no?
-Muy bien -afirmó Jin y puso una expresión de duda. -¿Puedo... puedo pedirte algo?
-Depende- dijo Tae.
-¿Puedo... Podría envolverte en mi olor?
Taehyung parpadeó ante la petición, creyendo que le pediría inicialmente un beso. Él no se esperaba esa petición, más considerando que el omega debía estar pasado al olor alfa en ese momento pues habían dormido abrazados toda la noche.
-Te estás volviendo demasiado atrevido- dijo tae con voz grave, aunque su expresión delataba que no había molestia en él. Se enderezó, sentándose en la cama, y Jin hizo lo mismo.
-Lo sé, perdón -admitió, pero no había vergüenza en su cara. -Si no quieres, pues está bien, Taehyung. Sólo... sólo tengo muchas ganas de hacerlo.
El omega podía imaginarse que sí. Desde que empezaron a salir que a seokjin le encantaba abrazarlo y extender sus feromonas a su alrededor, incluso recordaba cuando casi se puso a llorar y berrear la primera vez que hizo una limpieza profunda en casa y sacó todo el aroma del alfa.
-Te lo permitiré hoy -le dijo Tae con firmeza, -sólo porque estoy de buen humor.
Seokjin sonrió ahora con fuerza y lo atrajo hacia él, ubicando su cabeza contra el hombro de Tae mientras soltaba esas fuertes feromonas alfas para que quedaran impregnadas en la piel del omega. El alfa amaba sentir su aroma en Taehyung, saber que todos podían percatarse de sub aroma en el más abajo y, por encima de todo, que el omega de Tae ronroneara cada vez que lo envolvía en su aroma.
Era... era un alivio que seokjin necesitaba sentir. ¿Era egoísta? Quizás. Muy probablemente sí. Pero ¿podía permitirse ser egoísta en ese preciso momento?
Cerró sus ojos, inhalando el aroma a cítricos de Taehyung y pensando en lo mucho que había extrañado eso, tener al omega así de cerca. Casi, sólo casi, pudo olvidar lo que ocurrió la noche anterior y las cosas crueles que su madre le dijo.
Ella nunca le quiso. Nunca sintió por él más que desprecio y odio, y ni siquiera a pesar de que habían pasado más de veinte años, pensó otra vez en él. Ella estaba feliz con esa vida que llevaba ahora, esa vida donde él no existía, y Jin no podía creer que las cosas fueran tan injustas: ¿por qué Jungeum tenía derecho a eso, mientras que él tuvo que crecer siendo infeliz? ¿En qué mundo un niño se merecía ese tipo de sufrimiento?
Estrechó con más fuerza a Tae, como si así pudiera borrar todo lo que había pasado el día anterior.
-Amo tu aroma- murmuró Jin-, te amo a ti.
-Realmente has perdido toda vergüenza dijo Tae, acariciándole los cabellos con calma-. ¿Te sientes un poco mejor?
-Sí, gracias -frotó su nariz contra la vieja marca del omega, controlando los impulsos para no morder allí, gracias, gracias... Tenerte me hace sentir siempre mejor.
-¿Y eso? -Tae no pudo evitarlo y soltó una risa. -Hace mucho que no eras tan empalagoso.
Años, si se ponía a pensarlo. En el tiempo de noviazgo y los primeros años de matrimonio, Seokjin se caracterizaba por ser muy dulce, meloso y hasta algo fastidioso. Es decir, a Tae no le molestaba. siempre le encantaba escuchar esos comentarios tiernos, esos gestos cariñosos, el hecho de que Jin siempre luciera tan enamorado de él.
Que extraña dicotomía, que gran diferencia, pensó entonces. A veces, todavía se sentía en shock cuando pensaba en el seokjin que abandonó, del que se enamoró. Eran la misma persona, por supuesto, pero a veces, no podía evitar creer que se trataba de dos hombres distintos. Con todas las conversaciones que tenía con su psicólogo (ahora lo veía cada dos o tres semanas, al igual que Yoongi) estaba esclareciendo poco a poco sus sentimientos, emociones y pensamientos.
-Es normal sentirte confundido le dijo Charles unas semanas atrás, pero debemos considerar que nosotros no somos las mismas personas año a año. Vamos cambiando. Tú no eres igual que cuando tenías quince años, ni tampoco cuando tenías veinticinco, ni siquiera el mismo del año pasado. Lo mismo pasa con Seokjin. Las personas somos seres cambiantes, que podemos arrepentirnos o no de nuestras acciones, y decidir mejorar o no.
Sí, Taehyung lo sabía, aunque no quitaba el pasmo sorpresivo que a veces le inundaba. A él no le gustaba recordarlo demasiado porque dolía y le estremecía, sin embargo, recordaba esos últimos meses... Esos días...
-Seoka- murmuró entonces, y el alfa se enderezó un poco con gesto serio, quizás notando su tono de voz. Le soltó sólo para alejarse un poco, -sé que... que quizás no quieras hablarlo ahora...
-Podemos hablar de lo que quieras afirmó Jin, su cara viéndose prudente.
-Lo que... lo que me hiciste...
-Abusé de ti, Taehyung -corrigió el alfa duramente, no con Tae, sino con él mismo -fue un abuso no hay otra palabra para mi
Yoongi lo sabía, lo tenía más que claro, no obstante, a él no le gustaba decirla, pensarla, imaginarla. Era... era una palabra con un significado horrible que él prefería olvidar.
-Sí -aceptó el omega-, fue eso. Un... un abuso- supo amarga en su boca e hizo un mohín de manera inevitable, -un abuso que se relacionaba con Jungeum, ¿no es así?
Seokjin se tomó su tiempo para contestar, como si estuviera pensando bien la respuesta, quizás ordenando sus ideas.
-Gran parte de mis acciones contigo se relacionaban con ella- admitió el más alto finalmente. -Cuando empezamos a salir, yo tenía... tenía este miedo de que fueras a abandonarme como lo hizo ella. Jungeum nunca fue una buena madre, o siquiera una madre conmigo- una pequeña pausa. -Era cruel conmigo, Taehyung. No cruel como... como una madre que me golpeara, pero sí me ignoraba o, a veces, me gritaba. Me decía cosas horribles también y pocas veces me abrazaba o, incluso, besaba.
Tae escuchó eso en silencio, pensando en su propia madre. Ella si fue agresiva, no golpeándolo hasta hacerlo sangrar, pero sí solía abofetearlo si actuaba mal, o le azotaba alguna parte del cuerpo en señal de reproche. También decía cosas duras y crueles, y todo trataba de justificarlo con "es por tu bien, Taehyung". Sin embargo, él la tuvo presente de alguna forma. Gahee no fue nunca una buena madre, sin embargo, recordaba que lo abrazaba cuando era más pequeño y se ponía a llorar. Le consolaba si se caía de la bicicleta al aprender a andar en ella. Iba a verlo a sus actos escolares. Incluso le daba consejos. Consejos de mierda, por supuesto, pero consejos, al fin y al cabo, pues quería que llevara la vida que ella misma llevaba.
En cambio, Seokjin ni siquiera tuvo eso.
-Jungeum me hizo sentir muchas veces... -prosiguió el alfa- como si yo no fuera merecedor de amor, ¿entiendes? No importaba cuanto me esforzara, yo no merecía amor de nadie por algún motivo, y tenía miedo de que tú también pensaras así en algún momento. Por eso solía apresurarme con... con muchas cosas -una mirada de vergüenza. -Me aterraba que, luego de un tiempo, empezaras a ver todos mis defectos, que dejaras de amarme y te fueras.
-Querías atarme- dijo Tae, no con reproche u odio, sólo razonando lo que estaba escuchando. Seokjin asintió con la cabeza, -el matrimonio, los cachorros... Fueron una forma de atarme.
-Perdón- la voz del alfa tembló, como a punto de llorar, -no era un pensamiento sensato y sé que... que no tengo excusa, sólo... sólo no podía evitar actuar bajo ese miedo estúpido. Por eso empecé a insistir con... con otro cachorro, con otro hijo- lo vio tragar saliva, con sus manos temblando. -Jimin, Yoongi, Jeongguk, estaban ya grandes y Jeongguk pronto cumpliría los trece, la edad en que Jungeum se marchó, y algo en mí sentía... sentía una extraña premonición, como si fuera... Dios, ahora que lo digo en voz alta, se siente tan estúpido...
Taehyung soltó una risa suave, sin burla, porque el comentario de Jin le hizo algo de gracia. El alfa seguía con expresión abatida, pero no ofendido ante su reacción.
-Y cuando pasó lo de... lo de Jeongguk, sentía que estaba perdiendo el control de todo lo que ha-había hecho- continuó-. Todo fue peor en el momento en que me di cuenta de lo mucho que amabas a nuestros hijos. No me malentiendas- se apresuró a decir, -no estaba celoso... Bueno, puede que un poco, pero no me volvía loco que amaras tanto a los niños. Ahora me alivia, Tae, sin embargo, en ese momento sólo pensaba... Recordaba a Jungeum y no le encontraba sentido. No... no tenía sentido para mí. Pensaba... ¿Cómo una madre puede amar tanto a sus cachorros, y mi madre no me amó nunca así? Creo que eso me hacía sentir peor, Taehyung.
Él podía imaginárselo. A pesar de la depresión post parto, el omega tenía más que claro que sus hijos lo eran todo para él, eran lo más importante que tenía y daría la vida por ellos de ser necesario. Y darse cuenta de eso tuvo que ser un shock para Seokjin, que jamás experimentó esa clase de amor por parte de su madre.
-Y cuando me amenazaste... Cuando me dijiste que ibas a agarrar a los niños e irte, empecé a enloquecer. Yo sabía que eras capaz de hacerlo y quería impedirlo a como de lugar -más vergüenza en su cara, en su voz, en sus gestos -. En esa época, los recuerdos con Jungeum empezaron a atacarme con más fuerza y yo tenía muy, muy claro, que todo iba a repetirse si no lo impedía, así que insistía más y más por lo de un nuevo niño, creyendo que... que así no te atreverías a hacerlo. Y pensé que las cosas estaban mejorando cu-cuando descubrí esos... esos anticonceptivos...
Seokjin se quebró. Bajó su cabeza mientras sus ojos se llenaba de lágrimas y Tae sólo lo observó empezar a llorar, pensando en sí mismo. Recordando esa horrible noche que él consideraba como una pesadilla, el dolor que sintió tanto física como emocionalmente. Los siguientes días en que fue un muerto en vida, tan fuera de sí que incluso consideró... Había pensado en cometer...
Si no hubiera sido por sus cachorros, probablemente lo habría hecho. O, quizás, habría terminado muriendo de inanición, pues esos días estuvo acostado, mirando a la nada, y fueron sus hijos los que tuvieron que hacerse cargo de él.
-No tengo perdón, ni siquiera de dios - sollozó Jin-. Después quise.... quise fingir que todo estaba bien, que no había abusado de ti, pero en el fondo, sabía que todo lo que estaba ocurriendo era... era mi culpa. Arruiné... arruiné todo lo que construimos juntos: nuestro matrimonio, nuestro amor, a nuestros cachorros... Fue un consuelo que huyeras, Tae, que agarraras a nuestros hijos y te marcharas, pero ojalá nunca lo hubieras hecho. Ojalá nunca hubieras tenido que hacerlo por lo que yo te hice. Ojalá yo hubiera sido una mejor persona contigo, con ellos.
-Sí -Tae habló con tono suave, -en esa época, yo no podía entenderlo. Pensaba... Pensaba que no era justo, pero era lo que me tocó. Una parte mía se estaba resignando a esa vida, a tener que rescatar el poco amor que me quedaba y aferrarme a eso para no ahogarme, para permanecer a tu lado. Y luego, cuando mi madre fue a visitarnos en mi celo, cuando vi a Jeongguk, yo sólo pensé... Pensé "no puedo hacerle esto, no a él. No puedo condenarlo a un alfa que lo va a matar en algún momento" y sólo... tomé la decisión. Había que irnos.
El sollozo del alfa fue más fuerte, pero los dos sabían ahí que era momento de tener esa conversación. No podían evitarla por siempre, pues a la larga, terminaría haciéndoles peor. Por mucho que doliera, tenían que conversarlo.
-Tal vez Jungeum tenía razón en pedir que yo no naciera- lloró el alfa-, al final, sólo te hice miserable a ti y a los cachorros, habría...
-Seokjin, no.
Ahora tae habló con dureza, extendiendo sus manos para agarrar a Jin de las mejillas, obligándole a levantar la cabeza. Ambos ojos chocaron.
-Lo que me hiciste fue horrible -le dijo el omega con la mandíbula apretada, -y como te he dicho, todavía no te he perdonado por eso. No sé cuándo lo haré o si incluso llegaré a hacerlo. Pero tú eres mi alfa-acercó su rostro -. Te escogí como mi alfa y yo jamás me he arrepentido de haberme enamorado de ti, de haberme casado contigo y de haberte amado- bajó su voz. -No quiero escucharte decir eso otra vez jamás, ¿me has entendido?
Seokjin sorbió por su nariz, sus mejillas ligeramente abultadas por el agarre del omega, y sólo asintió con la cabeza.
-Lo que te hizo esa mujer- prosiguió Tae -, fue una monstruosidad y algo que tú no merecías. Ella te arruinó la vida y ojalá hubiera podido abrazarte cuando eras niño para saber que eres amado. Que puedes ser amado- más lágrimas cayeron por las mejillas del alfa-. Ahora eres mejor persona, eres mucho mejor persona que ella, porque eres capaz de ver que te equivocaste, que actuaste mal y puedes pedir perdón del corazón. Estás sanando, Seok -Tae juntó ambas frentes, acariciándole la mejilla al alfa con su dedo pulgar-. Te lo dije en esa carta que te dejé: cuando sanes volveré a mirarte a los ojos sin sentir miedo. Y ahora, te estoy mirando a los ojos porque estás sanando, Seoka...
Taehyung enderezó un poco su cabeza, dándole un suave beso en la frente.
-Y porque no te tengo miedo- terminó de decir el omega, -ese miedo que sentía por ti ya no está, Jinnie.
No le extrañó que volviera a sollozar, aunque ahora más suave, apenas un gimoteo, y Taehyung lo abrazó, cerrando sus ojos y esperando que ese abrazo fuera un pequeño bálsamo para ese alfa que nunca tuvo un poco de cariño por la persona que, se suponía, debía ser incondicional a ti.
***********
Desayunaron media hora después y, luego de darse una ducha rápida, fueron a la casa de Tae para que el omega pudiera cambiarse de ropa y buscar a Yeji, que había quedado al cuidado de Mary, pues los niños tuvieron que ir al colegio. Habían decidido ir a comer juntos antes de ir a la escuela para ver las presentaciones y proyectos de los diversos talleres de la institución. El único taller que no haría algo eran los de taekwondo, pues esa noche iban a viajar a Los Ángeles para la competencia, por lo que estaban haciendo las últimas prácticas.
Seokjin le acompañó hacia la casita, donde Tae le mostró cómo se estaban acomodando hasta ahora.
-Estuvimos cerca de un año en el departamento de Suran que era más pequeño que esto- le comentó Tae-, luego, cuando comencé a trabajar para los Liu, me ofrecieron mudarme aquí. Me han dicho que podríamos agrandarlo este verano, pero lo estoy pensando.
-¿Has pensado en arrendar algo más personal? -preguntó Seokjin.
-Claro- Tae se encogió de hombros-, aunque luego lo descarto. Como era el único que trabajaba, ya ves... Los arriendos son carísimos en esta ciudad y he preferido ahorrar para los estudios de los cachorros -una pequeña pausa. Jimin y Yoongi se atrasaron un año aquí, como no sabían mucho inglés y estaban deprimidos... Así que todavía les queda un año en la secundaria antes de ir a la universidad. Aquí es muy caro y quizás puedan optar a alguna beca, pero si no ocurre...
-Lo hablamos cuando vivíamos juntos señaló Seokjin, sonriendo cuando Hope se subió a sus piernas. -Los ahorros que teníamos allá siguen guardados, Tae. Puedo traerlos la próxima vez y entregártelos.
Habían conversado mucho sobre la educación de los niños, así que solían guardar un poco de dinero mes a mes para cuando llegara el momento de que fueran a la universidad.
-Está bien -aceptó Tae. Iré por Yeji, espérame aquí mientras.
El alfa asintió y Tae fue hacia la casa de los Liu, entrando por la puerta de la cocina y anunciándose. Mary le gritó que se encontraba en el living y, al llegar, vio a su cachorrita jugando con la alfombra musical de Thomas.
-¡Mami! -gritó la pequeña corriendo a saludarlo. Taehyung sonrió y la tomó en brazos.
-¿Cómo te portaste, cachorrita?
-Goooooood! dijo ella.
-Como la princesa educada que es- dijo Mary, haciéndole un gesto para que se sentara a su lado. -¿Cómo estás tú, Tae?
-Bien- dijo, acariciándole el cabello a la niña. -Jin estaba... muy mal con lo que ocurrió con esa mujer y me dio miedo que... que fuera capaz de hacerse daño.
Ella asintió. La omega lucía triste también, aunque no por él, sino por la situación en sí. Taehyung podía imaginarse que para ella debía ser muy confuso.
-Jungeum nunca me habló de que tuviera otro hijo- murmuró Mary con tristeza, -tampoco lo hizo su marido alguna vez. No pensé jamás que... que hubiera sido capaz de hacer algo como eso, de abandonar a uno de sus cachorros.
El alivio inundó a Tae al escucharla decir eso, pues uno de sus temores era que justificara lo que hizo Jungeum bajo la excusa de "fue una omega que sufrió mucho". No. No. Definitivamente no, para Tae no había pretexto alguno ante sus acciones. No era sólo haber dejado a su hijo, sino también como lo trató. A un niño no se le trataba así bajo ninguna forma, porque un niño era inocente, era una personita en crecimiento y dependiente de un adulto, especialmente de la figura materna.
Abrazó con más fuerza a Yeji, como si así pudiera asegurarse de que nadie le haría daño.
-No creo invitarla nunca más por aquí- suspiró Mary.
-Señora Liu...
-No, Taehyung, es mi decisión- la omega habló con firmeza-. Quizás, cuando la vea en otra parte, pueda escuchar sus excusas, pero no creo ser capaz de comprenderla tampoco. Además -se encogió de hombros-, ella tampoco va a querer volver, sabiendo quién eres tú ahora.
-El esposo de su hijo -masculló Tae-, esa bastarda ni siquiera preguntó por sus nietos. Perdón -añadió al ver la mirada sorprendida de Mary, -no quise ofenderla...
-Si quisiste- se rió la mujer con gesto ligero-, pero bueno, ¿qué se le hará? Mejor no hablemos más de ella. ¿A qué hora irás a la exposición en el colegio? Con Huang estaremos por allá cerca de las cinco para ver los trabajos de Amber y Thomas, si quieres, puedes ir con...
-Oh, no se preocupe -Tae se puso de pie-, iré con Seokjin.
Mary enarcó una ceja de manera elegante y el omega sintió sus mejillas ponerse coloradas ante la evidente insinuación en su mirada. Tartamudeó unas palabras sin sentido, como si tratara de buscar una respuesta inteligente, aunque quedando en la nada.
Fue peor cuando Yeji, que le estaba abrazando por el cuello, se alejó con gesto desconcertado.
-Mami... apeeeeestaaaaassss -dijo con ojos entrecerrados- ja papá!
-¿No fui la única en notar el aroma raro, entonces? -se rió Mary cuando Tae enrojeció con más fuerza-. A vainilla, ¿no es así?
-Cake! -dijo Yeji, volviendo a olerlo. -¡Como papá!
-Nos abrazamos- se defendió finalmente Taehyung-, nada más.
-No creo que haya sido un sólo abrazo- siguió riéndose Mary.
Taehyung decidió que fue suficiente humillación por el momento y barboteó una rápida despedida, bufando y tratando de lucir indignado a pesar de que Yeji seguía olisqueándolo y barboteando, como si quisiera encontrarle sentido a que mamá no oliera a mamá.
En el breve camino a la cabaña, sólo pensó en los besos que había compartido con Seokjin. Él no se arrepentía de ellos bajo ningún sentido, a pesar de que hubieran sido un impulso del momento. Además... Además, se sintieron bonitos, pensó, y casi de inmediato se sintió algo estúpido, como si tuviera dieciséis años otra vez y estuviera tratando de definir qué cosas sentía por el alfa que le estaba cortejando.
Que tontería más grande, santo dios.
Seokjin estaba jugando con el gatito cuando entró y Yeji gritó de felicidad al verlo.
-¡Papá! -exclamó mientras Tae la dejaba en el suelo. -La pequeña corrió a sus brazos. Papi...
-¡Papá! -exclamó mientras Yoongi lo dejaba en el suelo. La pequeña corrió a sus brazos. Papi...
Seokjin rió y la tomó en brazos, sentándola en su pierna. Tae les dijo que iría a bañarse y a cambiarse de ropa para que pudieran salir, bufando al darse cuenta de que fue ignorado por ambos alfas. No fue ninguna sorpresa.
Casi una hora después salieron de casa, con Jin llevando a Yeji. Decidieron buscar un lugar con comida china, aprovechando que iban con tiempo, y cruzaron todo el parque para salir el otro lado, a una zona con más flujo y movimiento urbano.
Comieron con calma y no tardaron en ponerse a conversar sobre distintos temas. Seokjin le contó cómo le estaba yendo en el trabajo, mencionado superficialmente los problemas que había tenido los primeros meses; Taehyung le habló sobre los niños en su primer colegio y lo mucho que sufrieron por el racismo de sus compañeros, además de todos los problemas por agresión que tuvo Yoongi.
-Estaba incontrolable- suspiró Tae, mientras Yeji trataba de encontrarle sentido a los palillos, como si quisiera liarse a golpes con cualquiera que se le cruzara-. Temía que el colegio llamara a Servicios Sociales y lo terminaran denunciando. Aunque Jeongguk era el que más mal la pasaba, ya sabes, con lo de la marca... Sus feromonas tenían un aroma ese aroma agrio, así que todos le molestaban.
-Puedo imaginarlo -Jin deseó haber estado allí para poder abrazar a su cachorro, sabiendo que lo que le ocurrió fue en parte su culpa también-. El imbécil de Lee lo fue a buscar varias veces a casa, ya sabes, exigiendo verlo... Hasta llevó a la policía una vez diciendo que Jeongguk tenía su marca y le pertenecía, pero no tenía, ya sabes, pruebas. Gguk seguía legalmente bajo mi tutela y no figuraba una relación con Lee, así que la policía no pudo hacer nada, aunque terminó provocando que me echaran el ojo con más fuerza.
-¿Fue demasiado pesado?
-Sí, pero no importaba -Jin hizo un gesto con su mano para quitarle valor a sus palabras -, lo único que importaba es que tú y los niños estaban lejos de ese idiota. Vi a Lee con su nueva omega hace unos meses y, santo dios... una expresión de rabia. ¿Te acuerdas de su madre? El padre de Lee lo terminó matando el año pasado.
Jongsuk. Así se llamaba. Taehyung lo recordaba: esos ojos tristes, la mirada de terror, las marcas de golpes en el rostro. Él había pensado eso cuando lo conoció, sabía que iba a terminar muerto en algún momento, pues esa casa era un hervidero de violencia y agresión.
-Cuando Lee le quitó la marca... quise sentirme mal por el o la omega que marcó -Tae hizo un mohín con su boca, sacando una servilleta para limpiar los labios sucios de Yeji, -pero sólo hubo alivio... Sólo me sentí feliz porque Gguk ya no iba a estar atado más a ese bastardo.
-Sí -Jin suspiró-, también lo pensé. Ahora, ese chico, Jackson... Se ve como un idiota.
Taehyung rodó los ojos ante el comentario, tan parecido a lo que le dijo Yoongi la primera vez que hablaron de Jackson. Jimin le dio un manotazo a su hermano mayor, mientras que Jeongguk comenzaba a protestar por ser un pesado.
El resto de la comida hablaron de cosas más ligeras y cerca de las tres de la tarde terminaron. Yeji estaba bostezando en brazos de Seokjin.
-Es su hora de siesta- le dijo el omega mientras caminaban, buscando alguna tienda para comprar regalos a los cachorros-, es toda una dormilona.
-Como tú -Jin sonrió, besándole la coronilla-. ¿Te acuerdas de que podías quedarte dormido en cualquier parte?
-¿Podía? -Tae enarcó una ceja.- Todavía puedo, Jinnie. Es una habilidad innata.
Seokjin resopló, aunque no había pasado por alto que Tae le había estado llamando por muchos apodos dulces últimamente. No quería tomarle demasiada importancia, sin embargo, no podía evitar que su alfa se retorciera en emoción al escucharlos.
Llegaron al colegio cerca de las cuatro de la tarde, cuando ya las exposiciones estaban abiertas a todos los padres, madres y tutores de los estudiantes. En la entrada se encontraron con la profesora García, que era la profesora jefa a cargo del curso de Jimin y Yoongi, y también con el profesor Anderson, que era el profesor jefe del curso de Jeongguk. Taehyung aprovechó para presentarles a Seokjin como el padre de los niños y entregarles el número de teléfono con el correo electrónico ante cualquier situación de emergencia.
-Yoongi y Taehyung son buenos chicos-dijo la profesora García con una sonrisa agradable-, y también muy estudiosos, de los mejores de mi clase. Jimin es un poco disperso, ya sabe... A veces termina provocando un accidente por no atender ella les enseñaba Química, mientras que Yoongi es la voz de la razón. Es demasiado maduro pero ahora último ya se está relajando un poco.
-¿Qué puedo decir de Jeongguk? -habló el profesor Anderson con un suspiro. Era el profesor a cargo de Historia-. Antes era demasiado tímido, callado y poco sociable, pero este año ha mejorado mucho. Últimamente parece más contento, el taller de taekwondo le ha hecho bien y sus calificaciones han ido subiendo.
Seokjin les dio las gracias por sus comentarios, entrando al colegio y observando el gran edificio. Ya había muchos padres allí, caminando de un lugar a otro o conversando con los profesores.
-Les ha hecho bien el psicólogo a los tres- comentó Tae mientras subían las escaleras-, tuve que haberlos llevado antes, pero ya sabes, el miedo...
-Los llevaste y eso es lo importante le dijo Jin-, no tienes que reprocharte nada, Taetae.
El omega no parecía conforme, sin embargo, pareció relajarse un poco ante el apodo. A Jin le costó mucho no llamarlo de una forma más cariñosa (bebé) ni tomarle la mano.
Jimin ya les estaba esperando en un salón y, al verlos, sonrió con emoción.
-¡Vinieron! dijo, yendo a abrazar a Jin con fuerza.- Papá...
-¿Nada para tu madre? -bufó Tae-. Tremenda traición...
Jimin se rió con fuerza, sólo para darle un abrazo también. No obstante, pareció quedarse un tiempo más, con su nariz olisqueándolo y, al alejarse, tenía las cejas enarcadas.
-¿Te echaste un nuevo perfume, mamá? bromeó.
Taehyung lo mató con la mirada mientras que Jin se atragantaba con su saliva, lo que sólo hizo que Yeji despertara de mal humor.
-Ya, vengan, vengan... suspiró Jimin, haciéndolos pasar-. Miren mis trabajos, ¡los mejores del curso!
Eran principalmente fotos de paisajes y en blanco y negro. Había muchas que sacó en las calles de la ciudad, algunas con lluvias, nieve o un enorme sol. Unas pocas eran con colores, aunque no parecían de un escenario estático, sino como si hubiera sacado la foto mientras movía la cámara.
-Me dedicaré a la fotografía decía Jimin -, probablemente moriré en la pobreza, alcohólico y drogadicto.
Taehyung resopló con fuerza, con Jin mirando a su hijo y tratando de averiguar si lo decía en serio o bromeaba. Yeji observaba, desconcertada, las fotos, quizás tratando de encontrarle algún sentido a lo que veía.
-No te daré el regalo que te traje si sigues así, Jimin -amenazó Tae-. Ninguno de mis cachorros terminará alcohólico y pobre.
-¿Pero si drogadicto?
-No provoques a tu madre-regañó Jin-, te estás ganando un castigo.
Ahora Jimin fue el que resopló, mirando de Seokjin a Tae, y viceversa, y sonrió, como si estuviera a punto de lanzar un comentario ácido. Al menos, así iba a ser hasta que el omega le agarró de la barbilla.
-Me estás volviendo loco -dijo Tae.
-Quizás necesitas echarte un poco de perfume de vainilla para relajarte- ofreció Jimin, antes de gritar cuando Taehyung le dio un manotazo en la nuca. -¡Mamá!
Seokjin sólo negaba con la cabeza y Yeji se estiró, también dándole un pequeño manotazo a Jimin.
-¡No te pongas del lado de los adultos, enana! -dijo su hermano con gesto exagerado.
-A la actuación, a eso deberías dedicarte- murmuró Seokjin.
-Puede ser el omega menor- se encogió de hombros-, me haré famoso y le presentaré a Brad Pitt a mamá, a ver si se casan.
-¡Jimin! -Taehyung parecía a punto de darle otro manotazo.
Encogiéndose de hombros, el chico no le encontraba problema alguno a sus palabras, lo que hizo que Tae empezara a regañarlo por diez minutos sin parar, con Jin apoyándolo en todo momento.
-Van atrasados para ver a Yoongi -dijo Jimin de pronto, y Tae miró la hora. Aprovechándolo, se inclinó hacia su padre. -Papá, que apoyes a mamá no hará que, ya sabes, vuelvas a marcarlo en tu aroma.
Ahora Seokjin empezó con los regaños sin parar, al menos, hasta que Tae le agarró la mano al alfa de manera repentina.
-Vamos, a ver a Yoongi.
No se hizo de rogar. Se despidieron de Jimin, entregándole la bolsita con el presente que le compraron, antes de que Jin siguiera a Taehyung con una gran sonrisa en la cara, mientras que su hijo se despedía con una sonrisita de burla en su rostro. Yeji también se despidió de su hermano menor, tan inocente y dulce.
El auditorio ya estaba con fila para entrar, aunque para su fortuna, encontraron buenos asientos en mitad del lugar. Hubo un pequeño atraso de cinco minutos y la presentación inició con el taller de ballet. Serían quince minutos por taller para que fuera eterno, pues eran cuatro: ballet, ballroom, teatro-musical y danza contemporánea.
El de Yoongi fue el tercer grupo en presentarse. Cuando fue anunciado, Seokjin aplaudió con fuerza y poco más se puso de pie, aprovechando que Yeji ahora estaba con Tae.
-¡Es Yoonie! -gritó Yeji, viendo a su hermano mayor en el escenario con admiración.
-No me avergüences- siseó Tae al alfa, a pesar de que había una ligera sonrisa en su rostro.
-Es nuestro cachorro mayor -se defendió-, uno de nuestros más grandes orgullos.
Primero fue un baile grupal. Era un grupo de diez chicos y chicas, todos vistiendo ropas ligeras y de color negro. Yoongi estaba delante con una expresión concentrada. Una vez la música comenzó a sonar, los bailarines se movieron con fluidez y sus padres no tardaron en quedar sorprendidos al ver la forma en que el alfa se movió, con tanta delicadeza como si fuera el pétalo de una flor. Su mirada era aguda y lacónica, sobresaliendo enseguida por la manera tan perfecta con la que se movía y haciendo, incluso, una voltereta.
Luego de unos minutos, todos salieron del escenario y sólo se quedó una pareja bailando, que pronto fue reemplazada por otra, con Yoongi allí, vistiendo ahora ropas blancas y con una tela del mismo color más ligera. La chica que lo acompañaba junto con el alfa no tardaron en moverse, girando con la tela en sus brazos y entregando un movimiento de más desenvoltura natural. Saltaron, giraron y dieron volteretas, con la suave música del piano resonando en el cuarto, y Tae no podía quitar sus ojos de Yoongi, sintiendo un gran orgullo por su cachorro. Por su hijo mayor.
Iba a decirle algo a Seokjin, cuando notó que tenía los ojos lagrimosos y sorbía por su nariz. Taehyung buscó uno de sus pañuelos desechables, entregándoselo en silencio.
-Es todo un alfa -murmuró Seokjin con orgullo.
El omega pensó en el peso de esas palabras: todo un alfa, bailando tan delicadamente y siendo mejor de lo que ellos serían alguna vez. Sin poder evitarlo, sonrió.
En la parte final volvieron a salir el resto de los bailarines, de blanco también, y una vez la presentación acabó, Seokjin sí se puso de pie ahora, vociferando el nombre de Yoongi y aplaudiendo con fuerza. Los bailarines se inclinaron ante el público y el alfa tenía una mirada avergonzada, quizás escuchando los gritos de Seokjin.
-¡Así se hace, Yoonie! -animaba el alfa con felicidad-. ¡El mejor de todo, mi Yoongi!
-¡Yoongi, Yoongi, Yoongi! -gritaba Yeji, sin entender muy bien nada pero imitando a su padre.
Taehyung no podía borrar la sonrisa de su rostro.
El último grupo fue el de ballroom, aunque no atendieron demasiado a la presentación, con Jin hablando sin parar.
-No se comparan con Yoongi- le decía Seokjin a Tae-, ¿lo viste? Yoongi fue el mejor de todos, ¿de dónde habrá sacado esos pasos?
-De ti, por supuesto.
-¿De mí? -Seokjin se rió y, sin poder evitarlo, acercó su rostro un poco más al de Tae-. Hablo en serio, bebé, ¿es que lo viste bien? Tiene futuro como bailarín, podría dedicarse...
Su barboteo incontrolable quedó cortado cuando Taehyung, en un acto repentino y que no pensó dos veces, también se acercó para que la distancia entre ellos desapareciera. Le dio un suave beso en los labios como los de la noche anterior: corto, suave y pequeño. Jin suspiró y casi se vio a sí mismo con una colita imaginaria, como si fuera un perrito, moviéndola por la felicidad.
Se alejaron con sonrisas enormes, tratando de atender a lo que quedaba de presentación. Con timidez, Seokjin agarró la mano de Tae y sus dedos se entrelazaron.
Cuando todo acabó, salieron al pasillo y esperaron a ver si se encontraban con Yoongi. No tardó en aparecer, viéndose contento, tanto que su sonrisa no se eliminó a pesar de ver a su padre.
-Lo hiciste magnífico- le dijo Tae, dándole un abrazo con fuerza-. Yeji, que estaba en el suelo ahora, lo abrazó por la pierna.
-¿Tú crees? -Yoongi hizo un pequeño mohín, acariciándole el cabello a su hermana menor -. Cometí un error casi al final, no salió tan perfecto...
-¡No digas eso! dijo Jin de pronto, sin poder evitarlo. Yoongi lo miró-. Salió perfecto, Yoonie, fuiste el mejor bailarín de todos, ¡tu presentación fue increíble! -el alfa más pequeño lo observó en silencio y Seokjin se aclaró la garganta-. Fuiste muy bueno, Yoongi, de verdad...
-Gracias, papá... -dijo Yoongi, luciendo como si no supiera qué hacer, a pesar de que su corazón se apretó en algo que no quería reconocer.
-Te trajimos un regalo -siguió hablando Jin, tan nervioso que no podía callarse, y le tendió la bolsita-. Es algo pequeño, esperamos que te guste...
Yoongi recibió la bolsa y la abrió, sacando una sudadera felpuda de color azul.
-Está muy linda -dijo, su mirada suavizándose.
-Fue idea de mamá, ya sabes...
-No -Tae tomó en brazos a Yeji-, fue idea de tu padre. Yoongi.
Seokjin miró hacia abajo, temiendo que su hijo mayor dijera en ese momento que no quería ese regalo o, incluso, se lo lanzara con un gesto de odio. Si eso ocurría, iba a costar todo su esfuerzo no echarse a llorar, pero debía estar preparado.
-Gracias, papá. Está genial.
Levantó la mirada. Yoongi no se había acercado, pero tampoco tenía la expresión que él se esperaba. Jin se atrevió y dio un paso, extendiendo una mano para posarla en el hombro de su hijo.
-Tu presentación fue perfecta -dijo Seokjin con firmeza-, y como siempre, sólo me llenas de orgullo, Yoongi.
El menor asintió con la cabeza, sus manos aferrándose con más fuerza al regalo. Barboteó algo sobre ir a cambiarse, pues seguía con sus ropas de baile, y se apresuró en marcharse diciendo que se reunieran en diez minutos.
-Está mejorando de a poco- dijo Tae una vez esté desapareció.
Seokjin lo sabía, y era un bálsamo saber que Yoongi se convertiría en un mejor alfa de lo que él fue alguna vez.
Salieron del colegio casi a las siete, reuniéndose con Jeongguk, que estaba muy emocionado por la competencia. No dejaba de saltar y parlotear sin control alguno, aunque hizo un puchero ligero cuando Seokjin se despidió.
-¿Irás a despedirme al aeropuerto? -le preguntó el pequeño.
Claro- dijo Jin-, pero debo ir a cenar, cachorro, y tú tienes que ir a preparar tus cosas.
-A las nueve en el aeropuerto.
-A las nueve -confirmó Seokjin.
Esas dos horas separados pasaron en un abrir y cerrar de ojos. Jeongguk estaba volviendo loco a todo el mundo, en especial a Yoongi y Jimin, que tenían menos paciencia que Taehyung. El omega, después de cuatro hijos, había desarrollado una paciencia infinita.
A las ocho y media pidieron un Uber que les llevara al aeropuerto, donde se iban a reunir con toda la delegación que viajaría.
-Y si pierdes, ¿qué harás? -preguntó Jimin, ya fastidiado porque su hermano menor hablaba sin parar de lo que haría si ganaba.
-¡No voy a perder!- dijo el omega con indignación- . Sólo lo dices para hacerme sentir mal, ¡eres un pesado!
-Dejen de pelear -habló Tae-, o a los dos los bajaré del taxi.
Ambos omegas se cruzaron de brazos, enfurruñados. Yoongi negó con la cabeza, pensando que sus hermanos eran unos idiotas.
Ya se encontraba el entrenador Williams recibiendo a los estudiantes, revisando la documentación necesaria junto con las autorizaciones de los padres y tutores. También ya habían llegado muchos de sus compañeros y Jeongguk fue a saludarlos. Cuando regresó, Seokjin también llegó, dándole un abrazo fuerte.
-Tienes que dormir bien- le decía con cariño, nada de desvelarte, te hará daño.
-Deberías darle un ritalín -provocó Jimin-, con lo hiperactivo que es este niño...
-Cuando vuelva, te haré una llave para que me respetes- amenazó Jeongguk.
-¿Cómo no te han vuelto loco? -preguntó Jin a Taehyung.
El omega sabía que era una broma, sin embargo, no pudo evitar quedarse pensando en eso mientras Seok trataba de que ambos hermanos no se mataran. Sus cachorros tenían sus peleas, claro, era normal en hermanos, sin embargo, antes de que llegara Jin, era como si todos hubieran llegado a un acuerdo silencioso de callarse las discusiones. Quizás querían quitarle peso a él, no preocuparlo ni darle más carga, así que sus cachorros sólo se intercambiaban algunas palabras cuando peleaban y todo quedaba ahí.
Por el contrario, ahora volvían a ser esos niños provocativos y que se buscaban pelea a cada momento. Taehyung pensó en preocuparse, no obstante, sólo sintió algo de alivio, pues eso era lo que quería: que sus cachorros fueran niños, no adultos todavía.
-¿A qué hora viajarán mañana? -preguntó Jeongguk, ansioso, cuando el entrenador Williams dijo que era momento de cruzar hacia la zona de embarque.
-Te lo hemos dicho, idiota-se quejó Yoongi.
-¡Yah, Yoongi! -lloriqueó Jeongguk, abrazando a su papá.
-A las diez de la mañana- dijo Tqr-, estaremos en Los Ángeles alrededor de la una la tarde y te iremos a buscar para ir a comer a las dos a tu hotel. No te preocupes, cachorro, vamos a estar allí.
El omega asintió, ahora dándole un abrazo a su mamá, que le revolvió el cabello. No tardó en alejarse, despidiéndose de ellos mientras cruzaba las puertas de embarque junto a sus compañeros, el entrenador y tres profesores más.
Se devolvieron en otro Uber, ahora con Jin acompañándolos. Una vez llegaron a casa de los Liu, los niños bajaron primero.
-Vayan adentro- dijo Tae-, debo conversar con su padre algo.
Yoongi se le quedó mirando un poco más de lo normal, sólo para rodar los ojos y seguir a Jimin, que cargaba a una dormida y agotada Yeji. Había sido un día muy largo para ella.
-Mañana a las ocho y media en el aeropuerto- dijo Tae una vez quedaron a solas.
-Sí, a las ocho y media- afirmó Seokjin.
Habían decidido viajar todos juntos para evitar esperas y no perder tiempo. También hablaron sobre quedarse juntos en un lugar, pero al final, se inclinaron por buscar lugares separados, aunque cercanos. Los dos sabían que sus hijos estaban muy recelosos respecto a la relación que tenían ahora y no querían confundirlos ni mucho menos generar alguna discusión. Taehyung sabía que Yoongi estaba más relajado ahora, sin embargo, eso no significaba que de pronto estuviera de acuerdo con lo que pudiera decidir.
-¿Puedo abrazarte? -preguntó Jin de pronto.
-¿Y marcarme en tu olor? -consultó Taehyung con una ceja enarcada, acercándose para que el alfa lo rodeara con sus brazos.
Tentador-se rió Jin.
Se quedaron así un momento, sólo abrazados y dejando que sus aromas se mezclaran. Seokjin no pudo aguantarlo más en un momento.
-¿Puedo besarte? -susurró.
-Bueno, bueno...
La voz de Tae se perdió en un suspiro cuando recibió el beso. Contrario a los que se habían dado antes, este fue un poco... distinto. El omega abrió su boca ligeramente, sintiendo la lengua del alfa delineando su labio inferior, profundizándolo un poco. No de manera invasiva, no obstante, no dejaba de ser distinto.
Emitió un ronroneo sin poder evitarlo. Seokjin lo estrechó un poco más en sus brazos.
-Eres precioso -dijo el alfa, acariciándole la mejilla con cariño al alejarse-, te amo.
-La llegada del verano te está haciendo demasiado empalagoso- bromeó el omega, recibiendo un beso más corto con una ligera sonrisa.
-Puedo ser empalagoso contigo las cuatro estaciones, si tú me dejas -murmuró Jin.
-Atrevido.
Un abrazo más y Seokjin se alejó, despidiéndose con esa sonrisa torcida. Taehyung lo vio desaparecer antes de ir a su casa, tocando sus labios hinchados y dejando salir un suave suspiro, su corazón latiendo desbocado y sin control alguno.
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