46
Los siguientes días fueron muy extraños, en opinión de Taehyung. Yoongi estaba un poco más callado de lo común, pero no en un mal sentido, sino como si estuviera meditando y pensativo. El omega no pasó por alto que los hombros de su hijo mayor estaban un poco menos tensos y esa expresión de disgusto y rabia que había traído encima las últimas semanas se evaporó de un momento a otro. Le había preguntado por ello, sin embargo, Yoongi simplemente se encogió de hombros, y Tae simplemente quiso atribuirlo a la terapia, pues con todo lo que había pasado, Charles le sugirió que Yoongi estuviera yendo a verlo una vez a la semana. Ya iba por su tercera sesión.
Jimin y Jeongguk, por otro lado, se notaban más felices y contentos. Al inicio parecían algo asustados y tímidos con él, como si temieran que Tae estuviera enfadado con ellos, hasta que tuvieron una conversación larga sobre papá.
-¿A ti no te disgusta que papá nos vaya a buscar al colegio, mamá? -preguntó Jimin cuando tae les preguntó qué pasaba.
-¿Disgustarme?-preguntó Yoongi, atónito-. No, ¿por qué?
-No queremos... -trató de decir Jeongguk -, no queremos que pienses que lo estamos prefiriendo, mamá, que...
-No-le interrumpió el omega mayor con suavidad. ¿Por qué pensaría eso? Ustedes siempre han amado mucho a papá y están en su derecho de estar con él. Además -añadió -lo que pasó entre su padre y yo es un tema de adultos, no de ustedes. Yo no quiero que se metan entre nosotros, ¿está claro? Así que mientras papá esté aquí, ustedes pueden hablar y salir con él, yo no me voy a enfadar con ustedes.
Eso pareció calmarlos mucho y cada uno le dio un abrazo.
Yeji era un tema aparte. Ella parecía muy ilusionada con ver a papá y, como sus hermanos mayores, se veía muy feliz cuando lo veía y estaba con él. No sabía muy bien qué pensar de eso, le generaba tal vez un poco de celos, aunque suponía que era lo normal, ¿o no? Al fin y al cabo, hasta ese momento Yeji había sido de él, de nadie más.
-Claro que es normal-le dijo Charles cuando le platicó sobre eso. Finalmente pudo hacerse un tiempo (y agarrar valor) y pedirle al psicólogo una hora para él. Esa era su segunda sesión y, como ocurrió con Yoongi, el psicólogo sugirió una sesión semanal por ahora. Durante mucho tiempo fue... tuya, Taehyung. Tienes un lazo fuerte con ella y no hay que demonizar los celos, pues son una emoción humana. Lo importante es que esos celos no escalen a algo que pueda afectarte a ti o a ella.
-Sé que seokjin es su padre -dijo-, y tiene el derecho a estar con ella, lo mismo que Yeji. Si ella quiere verlo... Pues está bien. No quiero ser esa clase de madre que... que intoxica a sus hijos, que los envenena como una forma de venganza.
-Eso está bien -afirmó Charles-. ¿Cómo fue la relación con tu propia madre?
Frustrante, por decir lo mínimo. Gahee siempre fue una omega tradicional: se casó con su padre cuando ella tenía dieciocho años y, un año después, dio a luz a su hermano mayor, Geumjae. Era una omega ama de casa, que nunca se quejó de nada y aceptaba todo lo que su padre le daba con una sonrisa complaciente, sin protestar.
-Ella me tuvo a los veinticuatro- continuó-, para mi padre fue una decepción inmediata que yo hubiera salido omega y mi madre cargó con todas las culpas. Como una forma de corregir ese... error, se encargó personalmente de criarme. No recuerdo bien si alguna vez mi padre me miró más de cinco minutos a menos que fuera para regañarme o castigarme. Creo que... Nunca me dijo alguna palabra de orgullo... No, mentira- soltó una carcajada, como si eso pudiera disminuir el dolor-. Cuando me casé, él dijo que estaba orgulloso de que hubiera encontrado a un alfa capaz de soportarme y que no se me ocurriera cagarla, porque ellos no me iban a recibir en casa si es que Jin me abandonaba.
Charles asintió con la cabeza, sin verse apenado con él, lo que agradecía muy en el fondo. No quería que esos recuerdos provocaran pena, porque de lo contrario, le afectarían a él, y lo único que quería el omega era olvidarlos.
-Mamá era... ausente, emocionalmente ―agregó Tae-, ella me criaba para ser un buen omega, para conocer cuál era mi lugar, así que siempre me decía... me decía "Taehyung, si vas a llorar, procura que sea en silencio, las lágrimas molestan a los alfas" o "tu misión es consolar y contener, Taehyung, nada más que eso. Tú debes aceptar todo lo que tu alfa te dé y jamás, jamás quejarte", y toda esa mierda. Al inicio quería... quería complacerla, hacerla sentir orgullosa, y nunca lo lograba, ni siquiera con mis calificaciones, que eran las mejores. Cuando se las daba, ella sólo me decía "es tu obligación". Creo que a ella tampoco le escuché alguna... palabra de orgullo, no a menos que fuera en relación a mi noviazgo y casamiento.
-¿Cómo reaccionó ella cuando empezaste a salir con Seokjin?
-Con sorpresa -Tae recordaba muy bien eso. -Mamá le miró con los ojos abiertos, grandes y fuera de sí, y fue algo gracioso debido a que jamás le había visto esa expresión. Luego ella dio un grito y le agarró de las mejillas con fuerza arrebatada, casi hasta el punto de hacerle daño -. Me dijo "no vayas a arruinarlo, Taehyung, ¡no te atrevas a arruinarlo! Por fin un alfa se ha fijado en ti y si lo arruinas, ¡te prometo que te daré una bofetada capaz de sacarte un diente!" -una pausa ligera en la que parpadeó-. Creo que es la primera vez que pienso... Que me doy cuenta del peso de esas palabras. A veces ella o papá me golpeaban cuando actuaba como "no correspondía", pero... ¿pero amenazarme con un golpe si fracasaba con Seokjin? ¿Qué clase de madre le hace eso a sus hijos?
-No todas las personas están hechas para ser padres-le dijo Charles-, y todos los niños merecen padres que los amen. La crianza de tu madre, por supuesto, provocó que actúes de cierta forma una vez te convertiste en adulto, por ejemplo, a siempre ceder y nunca ponerte a ti en primer lugar.
-Me costaba decir que no- aceptó Tae con un movimiento de cabeza-, especialmente en mi matrimonio. Tenía esta... esta tendencia a ceder siempre con Jin, a veces protestaba y podíamos llegar a un acuerdo, pero la mayoría de las veces, no era necesario. Me obligué a conocer cuál era mi lugar y a no salir de él, era lo más sencillo, pensaba en ese momento.
A veces, él tenía algunas ideas sobre ciertas cosas que le habría gustado opinar, decir, mencionar. Por ejemplo, a Tae en la escuela le gustaba mucho la Historia y la Literatura, pero mamá siempre le dijo que no se le ocurriera hablar sobre esas cosas con ningún alfa. Decía que a ellos no les gustaba que un omega fuera más inteligente que ellos, que hablara para presumir de sus conocimientos. Se había ganado una bofetada cuando le replicó que un alfa que no pudiera mantener una conversación básica de conocimientos, entonces era un imbécil.
De cualquier forma, a veces a él le habría gustado opinar sobre política, en especial cuando veían las noticias. O lanzar un comentario sobre alguna película histórica que veían. Sin embargo, se lo callaba antes de hacerlo y fingía desinterés si es que Jin llegaba a preguntarle algo. Era como si las palabras de su mamá se repitieran en su cabeza y temía espantar al alfa o generar una discusión que acabara mal.
-Me has platicado que sufriste una depresión postparto- comentó Charles-, quería saber si es que, en algún momento de la crianza, tuviste una tendencia a imitar actitudes de tu madre.
Su primer instinto fue negarlo con rotundidad, pero trató de pensarlo un poco más, de reflexionar sobre sus acciones.
-Fui violento-admitió con pesar-, a veces, era violento con mis cachorros también, los abofeteaba en algunas ocasiones como una forma de castigo. No era... no era tan seguido y ahora me avergüenzo mucho cuando lo pienso, por estoy tratando de no replicarlo con Yeji.
-¿Y presionarlos? ¿Hablarles sobre lo que un buen alfa o un buen omega "debe" ser?- preguntó Charles.
-Creo que... que no -titubeó otra vez, es decir, yo siempre les decía... "Un buen alfa cuida y ama a su omega" o "un buen omega escucha y apoya a su alfa", cosas de ese estilo. Yo sabía muy bien que no quería ser como mamá en el sentido de... de decirles cómo debían comportarse en el colegio, por ejemplo, en especial a mis hijos omegas. Sabía que Yoongi la tenía más fácil al ser alfa, pero Jimin o Jeongguk... Me aterraba mucho que vivieran lo que yo había vivido, así que les decía que si no querían aceptar el cortejo de algún alfa, no debían hacerlo, o le insistía a Yoongi que cuidara de sus hermanos.
-¿Y cuál era el rol de Seokjin, el padre de ellos, en esto?
-Él siempre fue permisivo, más permisivo que yo -una mueca.
Era el relajado, el que le quitaba peso a los problemas, el que se esforzaba en que nada se saliera de control y todos estuvieran felices. Taehyung era el de las reglas, el que criaba, el que los cuidaba la mayor parte del tiempo.
-¿Incluso en tu depresión postparto?
-No, ahí no -dijo-, con mi depresión, tuvo que hacerse cargo de todo. Yo me la pasaba llorando mucho, acostado en la cama y no quería ver a los cachorros. Lo más difícil era el momento de alimentarlos, porque... no podía producir mi propia leche y mucho menos sostenerlos en brazos. Hoseok era el encargado de todo, incluso de cambiarles los pañales -una risa ronca y apenada-. Ahora, cuando lo pienso, no sé cómo lo hacía. Él no me lo dijo nunca, pero yo sabía que, además, estaba peligrando su trabajo con todas las licencias que lanzaba para poder cuidar de los niños y de mí. Fue por eso que, cuando tuvimos la opción de solucionarlo con las hormonas omegas, accedí enseguida.
-Háblame más de eso, por favor, Taehyung. ¿Cómo inició todo ese proceso?
Tae se lo contó, lo que ocupó gran parte de la hora con el hombre. Sin embargo, fue un alivio personal tener a alguien escuchándolo en silencio mientras le contaba todo lo que había pasado esos meses, todos los cambios que experimentó, cómo él se sintió esos meses. La forma en que sentía que se estaba perdiendo a sí mismo, como si estuviera encerrado en una cáscara y viera todo lo que ocurría a través de un sueño. La desintoxicación. Cuando golpeó a Seokjin por primera vez luego de que le hubiera quitado esas pastillas. El hecho de que sus cachorros fueron lo único que tuvo para no perder la cabeza.
-Fue un proceso... violento-comentó Charles cuando acabó-, como gran parte de las cosas que pasaron en tu vida, Tae. Desde el momento en que naciste, hasta hace muy poco... Estuviste rodeado de mucha violencia. Es normal que ahora, cuando ya no está a tu alrededor, te sientas asustado y extraño, e incluso cansado, porque ya no hay motivo para obligarte a tener la guardia en alto. Ya no hay razones para seguir tenso.
Escuchó eso en silencio, tratando de procesar las palabras que el psicólogo le estaba diciendo, de razonarlas, de internalizarlas. Sí, las últimas semanas se había sentido muy raro y también agotado, y no entendía el motivo de ser.
-¿El regreso de Seokjin lo encontraste violento? -consultó Charles.
No contestó enseguida otra vez, pues trató de pensar bien en lo que iba a decir.
-No-admitió finalmente, fue un shock por supuesto, y me sacó de mis casillas, pero más que nada porque... Porque yo tenía una imagen de Seokjin que no encajaba con lo que veía. Me marché de Corea con esa idea, esa presencia violenta de Seokjin, ese hombre agresivo que me hizo daño y le hizo daño a mis hijos. Creía que, con mi partida, él sólo me odiaba, ya no me quería más y si me veía, buscaría hacerme daño, nada más que eso. Esa era la imagen que me hice de él y que alimenté todos estos años. Así que cuando lo vi, cuando me pidió perdón, fue como si mi cabeza hiciera cortocircuito. No... No entendía lo que estaba pasando, no entendía el motivo de que él actuara así, de que... de que me pidiera perdón.
-Él te comentó que estaba yendo a terapia- recordó Charles.
-Lo que sólo empeoró todo para mí, para esa idea de Jin que poseía- Tae lamió su labio inferior-, fue extraño y todavía no lo entiendo por completo. Por encima de todo... Tengo esto...-balbuceó y se quedó callado, pero Charles le observaba en silencio, sin una mirada juzgadora, y trató de buscar valor para decirle lo que se venía callando desde hacía muchos días - Siento a mi omega enloquecer a su alrededor. No nos vemos mucho porque yo no quiero y él no presiona, y es que siento que... que si lo veo, mi corazón empezará a latir como loco. Hace más de una semana, incluso... Lo besé en la mejilla y se sintió bien por un instante, y luego me sentí mal, ya que pienso que no debería estar sintiendo todo esto.
Charles tenía una expresión pensativa, por lo que no dijo algo los primeros segundos, y Tae comenzó a espantarse. ¿Acaso dijo demasiado? ¿Tal vez sonaba como un estúpido y loco por haber dicho esas palabras? A él mismo no le gustaba siquiera pensarlo, porque sentía que podía enloquecer si le daba tantas vueltas. Prefería esconderlo en su corazón, fingir que esas ideas no existían, como si así fuera más sencillo vivir.
-No es raro sentirte así, pero... -Charles dudó un momento, hablando finalmente, -ahora que lo ves en retrospectiva, Taehyung, cuando estabas casado con él... ¿amabas a Seokjin? No quiero poner en duda tus sentimientos -se apresuró a decir el psicólogo al ver su expresión, -pero me gustaría que pudiéramos hablar sobre lo que era Seokjin en tu vida. ¿Tu alfa? ¿Tu esposo? ¿Tu... amor?
Una parte suya se enfadó ante el cuestionamiento, como si su omega se estuviera poniendo agresivo por las palabras dichas.
-Era mi alfa, mi esposo y mi amor -aclaró enseguida, sin duda alguna-. ¿Lo nuestro fue apresurado? Por supuesto, y no estaba seguro de muchas cosas, como de tener un matrimonio tan rápido, pero no dudaba del hecho que lo amaba. Él fue el primer alfa en mirarme como era y quererme así. Lo que vino después... - sus labios temblaron-, los dos llegamos a un acuerdo silencioso con la esperanza de que todo funcionara. Yo cedí porque era lo que se esperaba de mí y él se impuso porque era lo que se esperaba de él- otra pausa-. Eso no justifica todo lo que pasó después, pero los dos asumimos el comportamiento que la sociedad quería de nosotros.
-Era una bomba de tiempo -dijo Charles con calma, entendiendo su lógica,- se forzaron a entrar en esa dinámica, cuando los dos nunca estuvieron dentro de ella.
Sí, eso fue lo que ocurrió. Taehyung nunca estuvo cómodo en esa posición omega que su madre tanto le presionó a tener, no le era natural y terminó por provocar esa actitud cerrada, fría y un poco agresiva con las personas que se le acercaban. Sin embargo, él recordaba muy bien cuando conoció a Jin, la forma en la que el alfa le miraba, el rubor en sus mejillas.
Mamá lo había obligado a salir con un grupo de chicos que, por compromiso, lo invitaron a ir al cine. Tae no quería ir, no se sentía cómodo con eso, pero mamá le dio dos bofetadas que lo hicieron llorar y que saliera con ellos, a ver si con eso algún alfa se le acercaba para cortejarlo. No tuvo más que aceptarlo, e incluso ella llegó al punto de comprarle un suéter colorido con unos pantalones ajustados, prohibiéndole ir con alguna de sus ropas oscuras y desabridas.
El omega lo pasó mal en todo momento. Sentía que no tenía tema de conversación con esos otros chicos y luego de un par de preguntas, simplemente, decidieron ignorarlo. Tae iba detrás de ellos con los brazos cruzados, luchando contra los deseos de irse corriendo y mentirle a mamá, sin embargo, ella siempre se daba cuenta de cuándo mentía. Así que se tragó toda la incomodidad y disgusto, siguiéndolos a todas partes, y entraron a ese local de comida rápida luego de salir del cine. Fue el último en pedir y fue cuando sus ojos chocaron con los de Seokjin.
El alfa lo observaba con la boca ligeramente abierta, luciendo fuera de sí. Taehyung no sabía lo que pasaba y, por lo mismo, fue algo agresivo con él.
-¿Qué, tengo algo en la cara o que me miras con esa cara de idiota? -le dijo.
Seokjin ahora estaba un poco más sorprendido pero, para desconcierto del omega, sus mejillas se pusieron un poco coloradas. -No, nada murmuró el alfa, tímido-, es sólo que me pareciste lindo. Perdón, no quise incomodarte.
Quizás fue eso lo primero que le gustó de Seokjin: que le pidió perdón cuando otro alfa se habría enfadado con sus palabras.
Taehyung trató de pasarlo por alto, así que pidió una hamburguesa con unas papas fritas, y pagó con rapidez, tratando de no mirar al alfa, aunque al final lo observaba de reojo. Seokjin comenzó a preparar su pedido y, una vez estuvo listo, le entregó la bandeja.
-Um, ¿disculpa? -el tartamudeo del alfa le hizo levantar la vista-. Podríamos... Tú y yo... Si tú quisieras... ¿podríamos salir juntos, en una cita?
Había algo entrañable, dulce y tierno en esa propuesta, hecha con tanta inseguridad y temor. Tal vez ese alfa creía que Taehyung le iba a morder y eso le hizo sonreír sin pensarlo, y sólo se quedaron mirando unos largos segundos hasta que el omega habló.
-¿Tienes un lápiz para dejarte mi número? -esas palabras brotaron antes de poder controlarlas, pero el brillo en los ojos del alfa lo fueron todo para él en ese momento.
Le habló de eso a Charles, como si así quisiera recalcarle que él amaba a Seokjin, que lo amó cuando se casaron y lo amó en los años de matrimonio.
-Y ahora estás confundido -le dijo el psicólogo -, y es entendible, Tae. Debes tener claro que tu omega creó un lazo con un alfa y, además, tiene su marca. El amor no desaparece de un día para otro, no se evapora con un chasquido de dedos, y mucho menos cuando ustedes pasaron tantas cosas juntas. Lo importante ahora es descifrar qué cosa es lo que quieres tú y empezar a gestionar esas emociones para poder sentirte en paz contigo mismo.
-Si yo... titubeó un momento, como si temiera hacer esa pregunta, pero volvió a agarrar valor para hacerla,- ¿sería un estúpido si yo... si al final, yo siguiera enamorado de él? ¿Si... si pensara en darle otra oportunidad?
-No creo que sea estúpido -Charles habló con delicadeza, -pero pienso que lo ideal no sería que fuera un proceso acelerado. Creo que estás muy confundido ahora, y tenemos un largo camino para aclarar todos estos sentimientos. Si quieres un consejo, te diría que vayas con calma, sin presionar nada, porque al apresurarnos es que podemos tomar decisiones por el simple calor del momento. Si... Quisieras volver con él, deseo que lo hagas consciente en su totalidad y porque realmente lo quieres.
Taehyung entendió por completo esas palabras y no podía más que estar de acuerdo con ellas, porque al fin y al cabo, eran la verdad. Él había tomado muchas decisiones apresuradas antes y ahora no tenía deseos de acelerar nada, sólo... Sólo empezar a entenderse a sí mismo, saber lo que quería y quitarse todo ese cansancio de encima.
Conversaron unos minutos más hasta que finalmente la sesión acabó y se puso de pie, dándole las gracias a Charles, que le recordó que ese fin de semana tenían una sesión familiar. Taehyung había estado preocupado al inicio de que el hecho de que Charles los atendiera a todos hiciera que se le saliera algo sin querer de lo que hablaban en privado, pero al final esos temores no tenían fundamentos porque el psicólogo era muy profesional y no había pasado nada hasta el momento. Ni siquiera le contaba detalles de lo que hablaba con Yoongi, sólo algunos comentarios a grandes rasgos que debía saber cómo madre del cachorro.
El viaje a casa fue tranquilo. Los niños ya debían estar saliendo del colegio y Seokjin había ido a verlos otra vez. A Yeji la estaba cuidando la señora Liu, y fue un poco raro para Taehyung tener ese momento de calma sólo para él. Por lo normal, siempre andaba con uno de sus hijos a un lado suyo.
El bus le dejó a una cuadra de casa, que caminó con lentitud y pensando en todo lo que había conversado con el psicólogo. Venía tan distraído que no escuchó su nombre sino hasta que alguien le agarró del hombro.
-¡Señor kim!
Se sobresaltó y volteó, encontrándose con el rostro juvenil y juguetón de Jongin. Tae parpadeó.
-¿Jongin?-preguntó, y se sintió estúpido.
-Ese soy yo -afirmó el alfa, pero su sonrisa se convirtió en algo de preocupación. -¿Está todo bien? Le venía llamando desde hace unos minutos, pero simplemente me ignoraba... -frunció el ceño. -¿O lo habrá hecho adrede?
Taehyung enarcó una ceja ante esas palabras, como si estuviera un poco ofendido por ellas.
-¿Por qué te ignoraría? -farfulló. -No seas idiota.
Jongin sonrió con humor nuevamente.
-No lo sé, tal vez me estaba evitando porque no sabe cómo rechazarme luego de nuestra cita.
El omega trató de no hacerlo, aunque poco logró controlarlo: sus mejillas se tiñeron de un ligero rosado al recordar esa cita que tuvo con el alfa varias semanas atrás. Habían ocurrido tantas cosas que, de manera inevitable, se le fue olvidando.
-Perdón -dijo enseguida, -lo siento, Jongin, no es eso. Sólo... Han pasado muchas cosas y no he tenido cabeza para nada más.
-¿Oh?-Jongin ahora tenía una sonrisa pícara ¿Tan poco importante soy? Que pena, señor Kim.
-Estás dramatizando -bufó Tae-, y tú verás si me crees o no, niño.
-¿Niño? -el alfa lo miró, ofendido. ¡Ya no soy un niño, señor Kim!
-Cuando yo me estaba casando, tú recién tenías cuatro años.
Jongin estalló en carcajadas y Tae, de manera inevitable, sintió sus labios curvarse en una sonrisa involuntaria. A pesar de miraba de una manera tan romántica, conversar que no lo con el alfa le era cómodo y sencillo.
-¿Entonces cuando yo me case usted ya estará en el asilo, Taehyung?-bromeó Jongin, y Tae le dio un empujón suave en su hombro, fingiendo indignación. -Siempre me han gustado más maduros, que quiere...
-¡Mamá!
Se sobresaltó cuando escuchó una voz conocida, girándose para ver a unos pasos de él a Jeongguk y Jimin. Y, detrás de ellos, a Seokjin.
El alfa lo miró con un gesto de sorpresa, viéndose atónito por un instante. Luego pasó un rápido segundo en que notó el dolor en su vista, pero de ahí bajó la mirada, como si no quisiera mirarlo.
Taehyung sintió su corazón apretarse en una sensación que no le gustó demasiado, sin embargo, se quedó en su lugar. Jongin se veía ahora más serio, pero no de una manera dura, simplemente era un gesto tranquilo y calmo.
Chicos-saludó-, ¿dónde está Yoongi?
-Tenía taller de danza hoy-recordó Jimin, que miraba de mamá hacia Jongin, como tratando de entender lo que estaba pasando, -papá nos trajo porque... um...
-Quería hablar algo contigo, tae -dijo Jin, volviendo a levantar la vista y una sonrisa trémula pintaba sus labios, -claro, si tú lo quieres.
-¿Papá? escuchó que murmuró Jongin—. Oh...-soltó una risa suave. Le dejo, señor kim. Gracias por...
-Te enviaré un mensaje- dijo Taehyung, sin poder evitarlo y arrancándole una expresión de sorpresa al alfa joven-. Gracias, Jongin. Y, por favor, deja de llamarme "señor". Si lo vuelves a decir, te daré un puñetazo.
Jongin no pudo evitarlo ahora y se rió con más fuerza, asintiendo con la cabeza mientras se retiraba dándole una despedida rápida a los hijos del omega. Tae se acercó a los cachorros para darle un beso en la frente a cada uno.
-Vayan a casa -les dijo, -Yeji está con la señora Liu. Yo iré a dar una vuelta con papá, ¿vale?
-Ya, mamá... se despidieron los dos omegas, y Tae no se movió hasta que los vio entrar a casa, antes de voltearse hacia Jin-¿Quieres ir por un café? Hay un lugar acá cercano que vende expresos.
Seokjin sacudió la cabeza en una afirmación titubeante, viéndose otra vez algo triste y apenado. Tae no sabía cómo tomarse esa cara: una parte suya quería darle una excusa, pero la otra estaba enfadada, pues no tenía ningún derecho sobre él.
Caminaron en silencio por alrededor de diez minutos hasta que llegaron al lugar que le había dicho. Cada uno pidió algo para beber y fueron hacia unas bancas que estaban en un sendero hacia el interior del jardín botánico. El silencio entre ellos era ligeramente incómodo y Taehyung comenzó a impacientarse.
-Perdón habló Seokjin de pronto-, no quería... No pretendía interrumpir tu cita con...
-No era una cita- le interrumpió, con el ceño fruncido, -Jongin es un vecino y amigo, Seokjin. Ahora, ¿qué necesitabas decirme?
Trató de mostrarse firme y no nervioso, a pesar de que por dentro estaba con ganas de morirse, o así era cómo lo sentía Taehyung. Le había alterado ligeramente que Jin le hubiera visto con Jongin, a pesar de que sólo había estado conversando con él, nada más. Por otro lado, ¿por qué debía sentirse así? Jin y él no estaban juntos.
-Sí, um... -Jin rascó su nuca-, tengo que devolverme a Corea, Taehyung -el omega abrió la boca ligeramente. -Mis vacaciones terminan esta semana, así que viajaré de regreso el viernes. Espero que... que este casi mes que estuve fuera ayudaran a calmar las aguas allá, lo que menos quiero es que la policía me vuelva a seguir.
El omega no tenía idea alguna de qué decir, pues había quedado totalmente descolocado con esa noticia. Seokjin se veía ahora más afligido y lamentable, moviendo su pierna izquierda en un gesto de ansiedad.
-Mañana le diré a los cachorros -añadió Jin-, quería conversarlo primero contigo, pues... Quería... pedirte permiso para seguir en contacto con ellos y con Yeji. Si puedo llamarlos o hacerles una videollamada, ya sabes...
-Son tus hijos- le dijo Tae finalmente, sin entender bien cómo sentirse. Una parte quería alegrarse ante el hecho de que se marchara, ¿no era eso bueno? Le serviría para despejarse, aclararse sin presiones. Pero otra estaba comenzando a sentirse ya vacía y alterada, -claro que puedes, Seokjin. Puedes... puedes enviarme un mensaje cuando quieras hablar con Yeji y coordinamos bien eso.
-Gracias -dijo Jin, con alivio en su expresión, -de verdad te lo agradezco mucho, Taehyung. También quería decirtelo para que veamos el... el tema del dinero -Tae arrugó las cejas ligeramente. -Sé que no estás muy de acuerdo, pero tengo responsabilidades con los niños, con los cuatro-aclaró enseguida.
Taehyung asintió con la cabeza, echando su estúpido orgullo para abajo pues, al fin y al cabo, Jin tenía razón: él poseía un compromiso muy importante con sus hijos, no sólo en relación a lo sentimental, sino también en lo económico. Mantener hijos era caro y, si bien estaba orgulloso de sí mismo por haberlos sacado adelante, eso no quitaba que incluso en la actualidad tenía que contar bien las monedas para comprarle cosa a los niños. Por ejemplo, Yeji estaba en crecimiento y cada mes debía comprarle algo nuevo a su ropero.
-Sé que acá en Estados Unidos es alrededor del cuarenta por ciento del sueldo del padre - comentó Tae-, pero si es mucho...
-¿Mucho?- Seokjin parpadeó antes de sacudir su cabeza. -No, está bien,- un ligero brillo incómodo en los ojos -Estos años... Pues no he gastado mucho de mi sueldo, así que he ahorrado bastante y puedo entregarte el dinero sin problema alguno.
Seokjin parecía tratar de quitarle peso a sus palabras, como si no estuviera diciendo algo que ya era evidente para ellos: él no gastó mucho porque se estuvo ahogando en su miseria.
-Lo que me importa es que los niños y tú estén bien- continuó Jin-. El cuarenta por ciento está bien, y si necesitas más dinero, puedes pedírmelo sin problema- añadió, tratando de sonreír, aunque poco le duró aquello, pues volvió a verse casi nervioso y desolado. -No era sólo eso de lo que quería hablarte, sino que también... Pues... Mira, lo he pensado demasiado y... Y si tú lo deseas, cuando vuelva a Corea, Taehyung, puedo... Puedo solicitar el divorcio ante tribunales.
El corazón del omega se apretó en su pecho ante lo que estaba escuchando, fuera de sí. Abrió su boca ligeramente, como si quisiera decir algo, pero no salió palabra alguna de su boca. ¿El divorcio? ¿El divorcio?
Seokjin lo observaba con esa mirada destrozada, pálido y con los labios temblando. Parpadeaba repetidas ocasiones y Taehyung lo supo, no sólo por su rostro, sino también por el lazo tirando de él: Seokjin estaba a punto de llorar. A punto de quebrarse frente a él. Tae mordió su labio inferior con fuerza, hasta el punto de sacarse sangre, sin saber qué decir en ese preciso momento.
¿Divorcio? La sola palabra era pesada en su cabeza, provocándole una punzada en la base de su estómago. Si él era sincero, jamás... No, sí lo había considerado en esos meses en que todo se arruinó. Había tenido ligeros pensamientos, nunca ahondó demasiado en ellos, pero pensaba... ¿Si le pido el divorcio, me lo dará? La respuesta en ese momento era clara: por supuesto que no. Seokjin jamás se lo habría dado en ese tiempo.
Luego, él se había marchado y nunca más lo volvió a considerar de parte suya. Pensó, en algunos momentos, que un día le llegaría una carta de divorcio, que Jin estaría tan enfurecido con él, que lo odiaba tanto, que se divorciaría de él y marcaría a otro omega. Él, incluso, estaba tratando de prepararse para ese dolor.
Y ahora, finalmente, Seokjin se lo estaba preguntando, pero bajo un contexto que él jamás llegó a considerar siquiera posible.
-Divorcio- repitió por fin Tae, saboreando esa palabra.
Seokjin sorbió por su nariz, todavía luchando contra las lágrimas.
-Lo aceptaré- afirmó el alfa, con su voz temblorosa, -te lo... te lo concederé sin dudarlo, Taehyung. Me haré cargo de todos los trámites, no será necesario que viajes a Corea y...
-¿Y la marca?-susurró Tae, casi sin pensarlo. -¿Nuestra marca?
El alfa palideció con más fuerza ante esas palabras. Si para seokjin había sido difícil hablarle sobre el divorcio, la pregunta de Taehyung lo destrozó por completo.
-La marca-masculló, el último resquicio de lo que ellos tuvieron-, pu-puedes romperla... O... o si quieres... puedo romperla...
No lo aguantó más: se quebró y las primeras lágrimas salieron de sus ojos. Cubrió su boca, como si así pudiera ahogar el sollozo, pero no pudo disimular ni un poco su llanto. Tae se quedó congelado un segundo, sin embargo, con una naturalidad sorprendente, el omega se movió y abrazó a Jin, que ante el contacto apenas pudo controlarse bien y presionó su rostro contra el hombro de Tae. Le devolvió el abrazo, rodeándole la cintura, y se puso a llorar con todas sus fuerzas.
-Está bien, Seoki -susurró Tae, no sintiéndose en ese momento como un omega consolando a su alfa, sino como una madre consolando a su hijo, -llora lo que quieras, seoka...
Más y nuevo llanto. Seokjin se encogió en sus brazos, sólo llorando mientras Taehyung le acariciaba la espalda como una forma de tranquilizarlo. El omega no pudo evitarlo y sólo se preguntó, con dolor en su corazón, si es que la madre de Jin alguna vez le consoló de esa forma. La respuesta, más que clara, sólo hizo que cerrara sus ojos para no llorar también.
-Pe-perdón -sollozó Seokjin luego de unos minutos, -yo no quería... No qui-quiero que... que te sientas mal por... Si es lo... lo que tú deseas...
-Lo que yo deseo -murmuró Tae, mirando el cielo y dándole mil vueltas a esas palabras. ¿No se lo habían dicho sus hijos? Que él debería dejar de reprimirse, que era momento de pensar en lo que quería con su vida, de dejar de poner al resto por delante.
¿Qué era lo que deseaba Taehyung en su vida? Una gran pregunta que, quizás, todavía no tenía respuesta alguna. Aunque, tal vez, aún no sabía que deseaba para el futuro, pero en ese momento si tenía claro lo que quería.
-No quiero el divorcio -dijo, y esas palabras fueron un peso quitado sobre sus hombros. Pensó que Jin dejaría de llorar, sin embargo, tuvo el efecto contrario: sólo lloró con más fuerza. -No, no lo quiero, seoki.
¿Era un idiota? ¿Era un estúpido? Tae no podía saberlo. Lo único que tenía claro era eso: él no lo quería. No ahora, no todavía. Así como no quería que esa marca en su cuello desapareciera aún, el divorcio era algo que tampoco deseaba.
Otros largos minutos en los que Jin sólo se deshizo del llanto. Se aferraba al omega como un cachorro pequeño, como si temiera que, al soltarlo, fuera a desaparecer. Tae sólo lo dejó allí, incluso cuando sintió la humedad en sus ropas, pero ¿qué importaba? Jin jamás lloró de esa forma con él y el omega deseaba, en ese momento, darle un poco de consuelo.
Logró calmarse poco después. Al alejarse, tenía la nariz enrojecida, los ojos hinchados y los labios todavía temblorosos, pero Tae tuvo un pensamiento ligero, un breve "que hermoso es", antes de sonreírle con ligereza.
-Eso no significa que te haya perdonado -le dijo con voz suave, y Jin sólo asintió con la cabeza, porque todavía no sé si sea capaz de hacerlo, seoki. Tampoco significa que nosotros sigamos juntos, como alfa y omega.
-Lo sé-dijo Jin con la voz ronca y rota-, lo sé, perdón...
-Lo único que significa -prosiguió Tae-, es que todavía no estoy listo para un paso tan grande debido a que te quiero. Y no quiero que te ilusiones, pero creo que... creo que debes saberlo. Debes saber que te quiero.
Nuevas lágrimas en los ojos de Seokjin.
-Te amo- le aseguró el alfa, y Tae sólo le dio un abrazo más, con esas palabras apretando su corazón ligeramente de una manera que le calmó.
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Jeongguk estaba luchando con todas sus fuerzas para no romper a llorar, pero cuando papá le dio un abrazo no pudo evitarlo.
-Te voy a extrañar -barboteó el pequeño omega.
-Seguiremos en contacto-le dijo Jin con una sonrisa cariñosa, -además, vendré a visitarlos el siguiente mes, no te preocupes por eso.
Aun así Jeongguk derramó un par de lágrimas, sorbiendo por su nariz.
-¿Vendrás a verme cuando compita en
California? -dijo, a pesar de que era la tercera vez que le hacía esa pregunta.
-Por supuesto que sí, Ggukie-aseguró papá-, estaré en primera fila, junto a mamá, animando a nuestro precioso cachorrito que jamás se rinde.
Ni siquiera pudo controlarlo y Jeongguk lloró un poco más, yendo a abrazar a mamá cuando fue el turno de Yeji de despedirse.
-¿Me extrañarás? -preguntó, acariciándole la mejilla a la bebé.
-Sí- dijo ella con pena y llorando también -, yo... Luv yu-barboteó, sin saber bien como hablar por lo mucho que lloraba.
-También te amo -le dijo Jin-. Pórtate bien con mamá, y si quieres hablar conmigo, sólo debes decirle a él. Haremos muchas videollamadas y nos veremos pronto. No tendrás tiempo para extrañarme cuando esté de regreso, Yeji.
Ella lo abrazó con fuerza, dándole un beso en la mejilla que lo hizo reír. También le dio un beso, sólo que en la frente, y le hizo un suave arrullo más antes de entregarle la bebé a Tae, que comenzó a consolarla para tranquilizarla un poco.
-Cuídate, papá -le dijo Jimin-, fue... fue bonito verte otra vez.
-Ustedes me hicieron feliz -aseguró Jin, dándole un abrazo y un beso en sus cabellos -Gracias, Jimin. Por favor, mándame las fotografías que estás haciendo, estoy muy ilusionado con verlas.
-No son la gran cosa...
-Lo son si las has hecho tú -aseguró Seokjin, y Jimin sólo sonrió ante esas palabras. -Te amo, cachorrito.
-Yo igual te amo, papá-le dijo el omega.
Yoongi, que también había ido, permaneció en su lugar cuando Jimin se alejó. Sus manos picaron de manera inevitable, pero sólo miró a papá sin expresión alguna.
-Cuídate-le dijo Yoongi.
Seokjin sonrió con suavidad, sin acercarse y respetando el espacio de su hijo mayor.
-Tú también cuídate, Yoongi -le dijo -y muchas gracias por ser un gran alfa para tus hermanos y mamá. Estoy muy orgulloso de ti, cachorro.
Los labios de Yoongi temblaron, sin embargo, sólo asintió con la cabeza en un gesto vago de reconocimiento.
Jimin agarró a Yeji cuando Taehyung se la tendió.
-Iré a dejar a papá a la fila -les dijo, y ninguno dijo algo, sólo los miraron caminar hacia la zona de embarque. -Avísame cuando llegues, por favor.
-¿Aunque sea de madrugada?-bromeó el alfa.
-No importa. No lo veré hasta que despierte, de todas formas- Tae hizo un gesto con su mano. -Espero que tengas un buen viaje, Seokjin.
-Me devuelvo más tranquilo, que es lo importante- dijo Jin-, y todo gracias a ti, Taehyung. No sé cómo agradecértelo, pero...
-Cuando llegue el primer depósito de la pensión, sabré que estás agradecido- quiso bromear Tae, y Seokjin soltó una risa ante esas palabras, provocando que Taehyung también se riera sin poder evitarlo.
Cuanta ligereza, cuanta calma, pensó Taehyung superficialmente, pero ¿qué importaba en ese instante?
-Te amo- le dijo Seokjin, retrocediendo para ir hacia la fila de la sala de embarque, -te amo, Taehyung.
El omega asintió con la cabeza y el alfa no se vio dolido, ni afectado, ni triste. Para él, esas palabras eran un hecho que Tae ya sabía.
-Duerme y aliméntate bien- le dijo Tae, despidiéndose con su mano.
Seokjin sonrió ante esas palabras, porque sonaba un poco a "estoy preocupado por ti", y ese ahogado dolor, que tenía desde hace tres años, pareció aligerarse lo suficiente para volver a sonreír con naturalidad.
***********
-¿Es temprano allá, papá?-preguntó Jeongguk casi veinticuatro horas después, a través de la pantalla.
-Van a ser las diez de la mañana -le contestó, bebiendo de su té mientras veía a Jeongguk y Yeji junto con una sonrisa suave. -¿Y allá?
-Serán las nueve de la noche-barboteó Jeongguk-. ¡Wow, eso son...!-una expresión de confusión en su cara-. Eeeeeh... ¿Cómo diez horas de diferencia? ¿O nueve?
-¡Son trece horas de diferencia, idiota!- exclamó una voz fuera de pantalla que Jin reconoció como Yoongi-. ¡De verdad, ¿tan estúpido eres?!
-¡Mamá! ¡Papá! -se enfadó Jeongguk mientras Jin trataba de no reírse. -¡Díganle algo a Yoongi!
-Yoongi, por favor, no le digas idiota al tontito de tu hermano-escuchó que regañaba Tae con un suspiro.
-Ya, Jeongguk... -dijo Jin con una risa ahogada.
-¡Papá, te amo!-gritó Yeji de pronto, lo que sólo indignó más a Jeongguk porque nadie le prestaba atención.
-Yo también te...
-¡Papá, oye, ¿mi figurita de Nishinoya está todavía en mi escritorio?! -habló Jimin, quitándole el teléfono a Jeongguk y provocando las quejas de los dos hermanos menores.
-Jimin...
Seokjin sólo volvió a reír al escuchar la tonta discusión que iniciaron sus cachorros y sólo pensó en lo mucho que amaba a su familia, a pesar de todo. Su pequeña, rota y perfecta familia.
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