45
Advertencias: drama y angst.
Seokjin no quería perder de vista a Yoongi, que sorpresivamente, se estaba marchando a paso rápido, con los hombros caídos y la cabeza baja. Por lo mismo, sólo apuró su paso para mantenerlo frente a él. Su mente no estaba pensando demasiado bien lo que le iba a decir, por lo que suficiente decidió hacer un poco de tiempo, el para aclarar sus pensamientos. Al menos no estaba yendo a casa, de lo contrario, sabía que las cosas podían ponerse realmente pesadas para Tae. Lo que menos quería era generarle más estrés con lo que iba a hacer.
No le sorprendió que Yoongi se encaminara hacia una zona verde. Se había dado cuenta, desde que llegó, que había un enorme parque y jardín sólo enfrente de la escuela, y que recorría muchas millas en el sector. El pequeño alfa se metió en el parque y Jin se detuvo cuando vio que se detenía a orillas de una laguna artificial, sentándose en el césped.
Miró a su alrededor hasta que vio una parte donde había muchos carritos de comida rápida. Buscó alguno que le sirviera, pidiendo un jugo de toronja, y mientras se lo preparaban, consideró bien lo que iba a pasar a continuación.
Yoongi estallaría, por supuesto. Es más, le iba a lanzar el jugo a la cara, ¿no era evidente? Seokjin decidió empezar a prepararse para los gritos que recibiría y, muy probablemente, un golpe.
Sin embargo, sabía que sería un cobarde si se marchaba en ese momento. Además... Además, él podía sentir un extraño tirón en su corazón, en su alfa, diciéndole que uno de sus cachorros lo necesitaba. Tal vez no necesitar para desahogarse y recibir un abrazo, sino el desahogo que un hijo necesitaba cuando su padre hacía todo mal. A veces, él pensaba en lo mucho que le hubiera gustado haber tenido una oportunidad para decirle todo a su madre, todo lo que él pensó cuando lo trataba mal, le gritaba, lo desprecia, lo abandonó.
Recibió el vaso de jugo y tomó una respiración profunda, tratando de mantener a raya los repentinos nervios que lo atacaron. Era como si tuviera algo enrollándose en su estómago, haciendo que se encogiera más y más a cada paso que daba a medida que se acercaba a Yoongi. El alfa seguía sentado en el césped, observando la laguna con los hombros todavía abajo, casi como si estuviera derrotado.
Tal vez se sentía así. Él no entendía los motivos de por qué discutió con esa muchacha, pero por lo poco que podía interpretar, era algo muy importante. Lo suficientemente importante como para tener a Yoongi de esa forma.
Al final, por mucho que hubiera querido, no pudo retrasarlo más. Terminó de alcanzarlo, quedándose detrás de él, pero a último momento, no se sintió capaz de decir nada. Fue como si todas las palabras que tenía en la punta de la lengua, se hubieran visto ahogadas de pronto. No fue capaz de abrir la boca y emitir palabra alguna.
-¿Te piensas quedar de pie ahí todo el rato?
La voz helada de Yoon lo mantuvo en su lugar, demasiado sorprendido para hablar de inmediato. Fue como haber recibido un puñetazo en el estómago, quedando sin aire por el impacto recibido.
-Si no vas a decir nada -prosiguió, sin voltearse a mirarlo, -entonces márchate ahora. Voy a fingir que nunca viniste, así como me gusta fingir que no tengo papá.
Aquellas palabras lo sacaron de ese ahogado silencio. Su alfa volvió a removerse en desesperación, casi soltando un aullido de dolor y pena, y si bien no había escuchado una invitación para hacerlo, Seokjin caminó hasta quedar a su lado. Procuró dejar un espacio entre ellos, quizás de más de medio metro, y tampoco buscó su mirada enseguida.
Un pequeño paso: su hijo no se alejó, aunque al igual que él, no lo miró.
-¿Sigue siendo el jugo de toronja tu favorito? -preguntó al final, dejando el vaso de plástico en medio de ellos.
Yoongi no lo agarró.
-¿Es esta tu forma de pedir perdón? -se burló el alfa menor. Es patético, Seokjin.
No fue una sorpresa que le llamara así, con su nombre, como si no fuera su padre, aunque otra vez, eso no evitó que no doliera. Su boca supo amarga.
-Sí, patético- aceptó-. Pero lamento decepcionarte otra vez, Yoongi... No es para pedirte perdón. No creo que haya una buena forma de poder hacerlo y sé también que no vas a dármelo, por mucho que te lo ruegue.
-¿Entonces por qué estás aquí? -espetó Yoongi.
-Porque... me gustaría tener una pequeña oportunidad para comenzar a hacerlo.
Yoongi soltó un bufido en evidente señal de desprecio ante sus palabras. Jin no se lo tomó a mal, y sólo pensó en lo extraña que eran las cosas, cómo las personas podían cambiar de un momento a otro. Durante muchos años, siendo el patriarca de la familia, la forma en que Yoongi actuaba podía considerarse como impensable, una falta de respeto total hacia la persona que los engendró.
-No tienes siquiera una oportunidad- masculló entre dientes, -lo que le hiciste a mamá, a Jeongguk, a Jimin... Eso no tiene ningún perdón.
-Lo que te hice a ti -agregó Seokjin, porque no pasó por alto la omisión hecha adrede del menor -. Sé que mis acciones también te afectaron, Yoongi.
-¡Éramos una familia! -estalló finalmente, con la voz empapada de rabia, de ira grotesca, y fue también el momento en que el menor se giró hacia él, ambos ojos chocando- ¡Éramos una manada y tú lo arruinaste, lo arruinaste desde... desde el inicio!
Seokjin permaneció callado, recibiendo esas ciertas acusaciones con una mirada abatida. ¿Tuvo el impulso de negarlo? Por supuesto. Al fin y al cabo, uno siempre trataría de evitar las culpas, de renegarlas, pero ¿a dónde le llevaría eso al final? A ninguna parte, sólo a seguir siendo ese alfa al que ahora aborrecía y despreciaba.
-¡Tú... Tú rompiste a mamá, y me dejaste a mí, solo, para hacerme cargo de él!- continuó Yoongi, y los ojos se le llenaron de lágrimas. ¡Tenía quince... quince años, y tuve que hacerme cargo de él por lo que tú le hiciste! ¡Tuve que hacerme cargo de los omegas de nuestra manada, porque tú no pudiste hacerlo!
-Lo siento, Yoongi -se disculpó, pues era lo único que podía hacer-, lo siento mucho.
-Tuve que recoger los pedazos rotos de mamá y tratar de armarlo otra vez, a pesar de que no quisiera verme- sollozó, con la voz temblorosa (no sabía si por las lágrimas o la rabia, ¿importaba acaso?) y la garganta tan adolorida, como si una mano lo estuviera asfixiando, -tuve que hacerlo, porque nosotros... nosotros no sabíamos qué hacer si perdíamos a mamá-no pudo contenerlo más y las lágrimas se derramaron por las mejillas del menor.- Y todo por tu culpa, porque fuiste una mierda como alfa, papá.
Seokjin tuvo que tragarse sus propias lágrimas y contenerse de estirarse para tratar de abrazar a Yoongi. Si lo hacía, iba a terminar recibiendo un golpe y, no sólo eso, Yoon no quería. Era así de sencillo: él no quería. Seokjin no lo obligaría a recibir algo de él, por mucho que el alfa mayor lo necesitara, ya que sólo era una sensación suya que necesitaba saciar egoístamente.
-Perdón, Yoongi -susurró, tembloroso y apenas siendo capaz de sostenerse a sí mismo, -yo no....
Se interrumpió a sí mismo antes de terminar esa frase, porque ¿de qué valía decir que nunca quiso que las cosas terminaran así? Sólo sería tratar de buscar una excusa, una justificación a lo que hizo, y era inconcebible en todos los motivos. No había razón alguna para sus acciones pasadas, siendo eso lo más triste de todo, lo que más le dolía: que él estaba arrepentido de todo, pero ¿de qué servían sus disculpas, al fin y al cabo? ¿De qué servía desear haber actuado distinto, cuando las cosas ya pasaron de esa forma? Él ya fue un monstruo y por mucho perdón que pidiera, sus acciones no podían ser borradas.
-Realmente lo lamento tanto terminó decir.
Yoongi sollozó con más fuerza.
-Eso no es lo peor- continuó el menor, -lo peor es que, por tu culpa, por todo lo que hiciste, me estoy convirtiendo en algo que odio -Yoongi trató de limpiar las lágrimas de su rostro, aunque de poco sirvió, ya que seguía derramándolas sin descanso alguno. -Estoy... estoy siendo como tú, y me odio, me odio mucho.
Ha estado cometiendo una serie de errores y me preocupa en lo que puede convertirse, Seokjin.
Recordó lo que Taehyung le había dicho varios días atrás respecto a Yoongi, sobre como se sentía su hijo mayor y la forma en que tuvo que madurar para hacerse cargo de ellos. Jin parpadeó repetidas veces, como si de esa forma pudiera alejar las punzantes lágrimas de sus ojos.
-No vas a hacerlo -dijo Seokjin, y Yoongi lo miró a través de sus ojos brillantes e hinchados.
Luchó otra vez contra el impulso de abrazarlo, porque ahora, fue como si tuviera a su cachorro de siete años, que lloraba porque se había caído mientras jugaba y él corría a tomarlo en brazos para consolarlo. Para su desconsuelo y dolor, Yoongi nunca más sería ese cachorrito, jamás iría a él en busca de confort y alivio, eso era un hecho para seokjin.
-No eres como yo, Yoongi -continuó, y una dolorosa sonrisa se extendió por el rostro de Jin-, nunca vas a ser como yo, te lo aseguro. Mamá te ama y no dejará que eso ocurra, y sé que no me crees, pero yo... yo también te amo, y sé que nunca vas a seguir mis pasos. Y eso, Yoongi, es un alivio para mí.
Nuevas lágrimas fueron derramadas por el rostro del menor. Seokjin, pausadamente, buscó de los pañuelos que siempre cargaba desde que llegó a Estados Unidos. Una parte suya sabía que los necesitaba llevar para todas partes, en especial cuando iba a estar con sus cachorros, pues sentía que iba a terminar llorando sin poder evitarlo.
Le tendió el pañuelo. Yoongi pareció dudar un instante, pero luego de unos tensos segundos, se lo terminó aceptando. Aun así, al agarrarlo, tuvo cuidado de no tocarlo.
-Las cosas estaban bien- dijo Yoongi, todo estaba bien, ¿por qué tenías que... qué volver? Lo has arruinado todo otra vez.
-Yoongi... Sé que no vas a creerme -dijo -, pero no pretendía... Mi intención nunca fue regresar así, sólo... sólo las cosas se salieron de control y esto... Supongo que fue inevitable.
-Inevitable- repitió Yoongi, esto es una burla, -¿no te bastó arruinar a mamá, arruinarnos a nosotros? Regresar para luego marcharte...
-No pretendo marcharme de la nada, Yoongi - replicó el alfa mayor, y ahora no pudo evitarlo: su voz salió un poco dura-. Sé que no vas a estar de acuerdo, pero tengo responsabilidades con ustedes, en especial responsabilidades económicas. Con tu madre...
-¡No debes hacerte cargo de nada! -gruñó. -No queremos tu dinero, ¡ni mucho menos si ese dinero implicará que debas estar en nuestras vidas! -una mirada de ira-. ¿O crees que he olvidado como el dinero que le dabas a mamá implicaban otras cosas?
Seokjin sintió su estómago revolverse ante la acusación. Las palabras eran crueles, pero no por ello menos ciertas, pues después de todo, ¿no fue así? Los últimos años de matrimonio había hecho de todo para mantener el control en su familia, en especial ante los deseos de tener un nuevo hijo. Cada vez que el alfa lo pensaba más y más, nueva vergüenza lo inundaba y le provocaban ganas de vomitar.
Sin embargo, esas palabras le recordaron de pronto lo que había pasado varios minutos atrás, cuando estaba saludando a Jimin y Jeongguk. Esa discusión que tuvo Yoongi con aquella chica.
-Esto no será así, Yoongi -le dijo en voz baja-, no ha pasado por mi cabeza hacer algo como eso.
-Y una mierda -escupió.- Lo único que has venido a hacer aquí es a dar pena, ¿no es así? Con eso pretendes que mamá vuelva a quererte, pretendes engañar a mis hermanos, quieres...
-Yoongi.
El alfa menor se interrumpió a sí mismo cuando Seokjin le llamó con tono suave, pero firme. No sabía por qué, pero algo en su rostro, en ese simple llamado, provocó que terminara por callarse de golpe.
-Sé que... Tienes una imagen de mí sucia y grotesca, y es algo que yo mismo provoqué- dijo, pausado y tratando de sostenerle la mirada. Por mucho que me gustaría cambiarla, sé que no lo haré enseguida, y puede que no lo haga nunca también. Tal vez no tuve que venir tampoco, pretendía darte tu espacio, aunque lo atención que vi allí, en el colegio, llamó mi y... Y, santo dios, Yoo gi, esto sonará muy cínico viniendo de mí, pero esa no es forma de actuar, gritando esas cosas...
Si Yoongi estalló antes con lágrimas y llanto, ahora lo hizo con rabia e ira. Seokjin pudo darse cuenta que era un tema delicado por su reacción, por las palabras golpeadas y enojadas.
-¡Claro que es cínico! -espetó-. ¿Quién te crees tú para decirme cómo se debe actuar? ¡¿Quién demonios te crees?! ¡Nos jodiste a todos, desde mamá hasta a Yeji, a todos nos jodiste por tus... tus estúpidos deseos de... de alfa estúpido!
-No eran deseos -dijo Jin, y su voz se quebró, -eran miedos.
¡Miedos, deseos, ¿qué más da?! -gruñó yoongi- ¡Al final, lo único que hiciste fue cagarte en tu familia, papá! ¡Te cagaste en todos nosotros, ¿y ahora te crees con el derecho de darme un maldito consejo?!
Entre todos los insultos, apareció un pensamiento realmente estúpido en la mente de Seokjin acerca de cómo el léxico de Estados Unidos parecía habérsele pegado a Yoongi en su forma de hablar. Jamás le había escuchado todas esas palabras antes.
-Yoongi...
-Vete a la mierda- siguió espetando, como si esperara que todas esas palabras lo hicieran desaparecer en un segundo-, de verdad, ¡vete a la mierda! ¡Preferiría matarme antes de siquiera oír un... un...!
Yoongi se interrumpió, tan enfadado por todo, incluso consigo mismo. Trató de buscar algo más qué decir, algo que agarrar para seguir atacando. Seokjin tuvo una idea superficial de que yoongi parecía un perrito al que habían abandonado, crecido en las calles y mordía y gruñía como una manera de defenderse ante el peligro. Ante lo que podía considerar un peligro.
-Un consejo -la ira de Yoon, de pronto, se transformó en incredulidad ahora que estaba procesando la situación, lo que estaba ocurriendo, y soltó una risa desconcertada-. ¿Cómo mierda vas a darme un consejo, tú? - una nueva risa, con el alfa menor viéndose tan confuso que, en un gesto que lo dejó congelado, lo vio agarrar el abandonado jugo de toronja y darle un sorbo. -¿Qué clase de consejo puede darme un hombre como tú?
Silencio por parte de Seokjin, pues al fin y al cabo, ¿no tenía razón alguna?
-Perdón, Yoongi -murmuró luego de unos segundos.
-La he dejado embarazada -soltó Yoongi, congelando a Seokjin, y puso los ojos en él. El menor tenía el rostro desencajado, la mirada perdida, viéndose muy fuera de sí-, a Ghislaine. A ella. Y quiere abortarlo, aunque yo no lo apruebo, y ahora me está insistiendo en que debo acompañarla, ¡qué estupidez más grande! ¿Cómo pretender abortarlo? Es un bebé, nuestro bebé...
El estómago de Jim dio un vuelco ante esas palabras, por un lado sorprendido por lo que acababa de oír (¿Yoongi tenía una omega y la dejó embarazada?), pero por otro, se sintió como estar viviendo un déjà vu.
Kyungho y Jungeum.
Taehyung y Seokjin.
Yoongi y Ghislaine.
Las ganas de llorar lo invadieron ante lo que estaba escuchando, sólo pensando en Taehyung, cuando se acababan de casar y como el omega le dijo un par de veces que no estaba seguro de tener un cachorro, que quería estudiar algo, que todavía no era momento. Y él había presionado, presionado, presionado, por ese bebé.
-Cachorro.
La palabra salió de su boca con una exhalación, parpadeando para alejar las punzantes lágrimas de sus ojos. Yoongi detuvo su murmullo desconcertado, con los ojos tan abiertos, y Jin sólo quería abrazarlo, apretarlo contra él y consolarlo. Consolarlo con todo el amor de su corazón.
Pero sólo se quedó allí, observándolo.
-Cachorro-repitió, y su voz salió adolorida, como si le costara hablar, -está bien que no estés de acuerdo, pero ella, esa chica, es la que debe decidirlo. Y tú debes apoyarla si la quieres.
-No barboteó Yoongi-, no, no debo...
-Sí, cachorro- Jin, entonces, lo supo. Supo qué debía hacer-. Yo nunca te lo conté y sé que mamá tampoco lo hizo, pero quiero... quiero decirtelo ahora. Te dije que... que mi actuar de antes no fueron movidos por mis deseos, sino por mis miedos.
Yoongi parpadeó, un poco fuera de sí ante lo que estaba escuchando, y tuvo una sensación de intimidación en su alfa. Fue como... como si estuviera perdiendo el control de la situación, esa donde él atacaba libremente a su padre, le decía todo lo que pensaba sólo con el objetivo de herirlo, y no le agradó. Él quería aferrarse con desesperación a atacar y atacar, porque así, mantenía todo bajo su control. Lo estaba perdiendo, se dio cuenta, porque le había barboteado cosas que no debía decirle. No podía decirle.
Buscó algo, cualquier cosa, a la que aferrarse para volver a lo de antes. Para evitar que el nuevo tono de esa conversación se afianzara y lo desarmara.
-¿Vas a justificarte?-preguntó, tratando de que su voz saliera burlona e irónica. Si harás eso, puedes...
-No -Jin alzó su barbilla ligeramente, no es una justificación bajo ningún motivo, sólo quiero contarte algo.
Otra vez enmudeció. Había esperado que, con sus múltiples ataques, su padre se diera cuenta de que sólo perdía el tiempo con él y terminara por rendirse, así se marchaba y le dejaba en paz.
Pero no fue así. Seokjin seguía allí, sentado y con una expresión de desolación que apretó su corazón.
-Cuando eras más pequeño, tú me preguntaste algunas veces dónde estaba tu abuela -dijo, y su voz tembló cuando añadió-, mi madre.
La expresión de Yoongi se llenó de confusión ante esas palabras. Jin tenía muy claro que, en un inicio, no entendería el motivo de nombrar a esa mujer, pero de pronto, el alfa supo que debía saberlo. Debía saber esa verdad, no para defenderse y forzarlo a comprenderlo, sino para que no repitiera los errores que él tuvo. Para así asegurarse de que nunca sería como él.
-¿Qué tiene que ver ella? -preguntó-. Tú me lo dijiste, que ella se separó del abuelo..
Fue lo único que le contó, que le mencionó. Cuando Yoongi le hizo esa pregunta, lo tomó en brazos y le explicó sólo que el abuelo decidió divorciarse de ella hacía mucho tiempo, y nunca más la volvió a ver. No sólo no le dijo la verdad por el dolor que sentía al hablar de ella, sino también porque existía una extraña vergüenza ante lo ocurrido. A él no le gustaba hablar sobre como su madre nunca lo quiso y siempre fue una decepción para ella.
-No ocurrió tan así- dijo-. Mi padre le dio el divorcio luego de que ella... Ella decidiera irse.
Yoongi se veía más fuera de sí con sus palabras. Jin mojó sus resecos labios, como si así pudiera darse valor para continuar.
-Ninguno de tus hermanos sabe esto- añadió -, y tu madre... Sabe sólo algunas cosas, pero no toda la historia. Y, como te digo, no es una justificación, pero quiero que... quiero que veas los motivos de mi actuar para que tengas la oportunidad de no repetirlos.
Seokjin tuvo miedo de que, Yoongi, decidiera que no quería oírlo. Que de pronto se pusiera de pie con esa expresión de desprecio y se marchara maldiciéndolo entre gritos. Él no iba a perseguirlo, comprendería su actuar y se resignaría a recibir todo eso en silencio, pero el alfa realmente deseaba tener esa pequeña oportunidad para hablar.
El destino, por algún motivo, pareció concedérselo. Yoongi se quedó en su lugar, con los labios ligeramente separados en esa expresión de total desconcierto.
-El motivo del por qué mi madre se marchó es que... Ella nunca me quiso -dijo, y decirlo en voz alta, a su hijo menor, provocó que se estremeciera de manera inevitable. -No me quiso a mí, ni a mi padre. Nunca nos amó.
Su hijo menor se veía más fuera de sí ante esas palabras y no le sorprendió, pues en el colegio, siempre les educaban con palabras contrarias a esas: un omega, una omega, siempre va a amar a sus cachorros. Los cachorros son muy importantes para los y las omegas, son el motivo de su existencia.
Seokjin pensó, cuando era niño, lo mucho que le confundían esas palabras y pensaba en mamá. Mamá casi nunca le decía que lo amaba.
-No-negó Yoongi, no es así. Una omega...
-Ama a sus cachorros más que a su vida completó Seokjin, e hizo una sonrisa amarga-. No fue así, Yoon. Ella no me amó jamás.
Yoongi era ahora el que estaba quieto, apenas respirando. La ira, el odio, el rencor, pareció haber quedado aplacado ante sus palabras.
-Mi padre se enamoró de ella cuando se conocieron a los dieciséis años -explicó, ambos son de buenas familias, por lo que empezó a cortejarla y los padres de ella lo aceptaron con felicidad. Mi madre, en cambio... Nunca lo amó, y no sé si en algún momento llegó a quererlo- sintió dolor por su padre, por haberse enamorado tan perdidamente y nunca haber sido correspondido. Por presiones de sus padres, ella aceptó casarse con mi padre.
"Así que se casaron cuando ella cumplió los diecinueve. Papá la amaba tanto que sólo quería hacerla feliz, por lo que no quedó embarazada enseguida. Pasaron unos años antes de que me concibieran una pequeña pausa. Lo único que escuchaban eran los gritos y conversaciones de fondo de otras personas que paseaban por el lugar, pero nada más. Papá me ha dicho que ella... Ella, durante el embarazo, fue muy indiferente a mí. Papá esperaba que el embarazo la hiciera cambiar, tal vez la suavizara, y resultó los primeros meses luego de tenerme.
El rostro de Yoongi, que antes estuvo colorado por la ira y la rabia, ahora iba palideciendo a medida que Seokjin hablaba.
Para el alfa mayor, las ganas de llorar sólo crecían y crecían. No podía evitarlo, pero hablar de ese tema siempre le ponía así, como si regresara al día en que la verdad lo golpeó a la cara con sólo trece años. Cuando llegó del colegio y mamá no estaba.
-Pero cuando empecé a crecer, ese poco cariño que llegó a tenerme se fue enfriando- continuó seokjin-. Papá hizo de todo para mantenerla feliz, incluso le compró una florería para que trabajara. Mamá nunca fue una dueña de casa, a ella le habría gustado estudiar algo también, pero se vio obligada a esa vida casera por presiones. Yo, por el contrario, la amaba mucho. La amaba como cualquier niño ama a su madre y me esforzaba mucho por hacerla feliz, por hacerla sentir orgullosa, por tratar de ganarme unas palabras dulces de ella, pero pocas veces las tenía-picor en su garganta en señal de que pronto estallaría el llanto, pero se obligó a continuar. -Papá me dice que no es así, pero Yoon, siempre he pensado que ella me odiaba. Hasta el día de hoy pienso que me odiaba.
Yoongi tenía los ojos brillantes e hizo un movimiento simple, sencillo, pero que significó todo para Jin: volvió a beber del vaso de jugo de toronja. Tal vez era ridículo y un sin sentido, sin embargo, había algo extrañamente reconfortante en esa simple acción. No, no sólo en esa acción, sino también en el hecho de que estuviera ahí sentado todavía, escuchándolo.
-Mientras crecía, yo era un niño... diferente -prosiguió el adulto. Me "enamoré" de la relación de mis padres, que a pesar de todo, convivían entre ellos de manera pacífica y tranquila. Pensaba que eso era amor y, por lo mismo, quería tener eso mismo con mi omega. Mi padre, además, me lo inculcaba. Me decía que debía amar y respetar a mí omega, como hacía él con mi madre, y nunca imponerme, nunca ser cruel, nunca agredirlos- no pudo aguantarlo más y algunas lágrimas se deslizaron por sus mejillas. Hubo un golpe inicial de vergüenza por estar llorando frente a su hijo, pero trató de recordar todas sus conversaciones con su psicóloga, con Sandara diciéndole que no tuviera miedo de llorar. Así que crecí con esas ideas, imaginando en mi cabeza que mamá me amaba, que mis padres se amaban, y eso era lo que yo quería... Hasta que mi madre se marchó cuando yo tenía trece años, Yoongi.
"Regresé de la escuela una tarde, en uno de esos extraños días donde ella decidió quedarse en casa y no ir a trabajar. Se había despedido de mí esa mañana y tenía la esperanza de que pudiéramos jugar esa tarde, pero cuando llegué, ella no estaba. Pensé que, quizás, fue a comprar, salió a dar una vuelta, y sólo la esperé. Encendí la televisión y la esperé, y la esperé... Ella no llegó. La única persona que llegó fue mi padre, media hora después, cuando apareció, me abrazó y se puso a llorar- los recuerdos le hicieron soltar unas lágrimas más-. Él trató de explicarlo todo, Yoongi, pero yo no lo entendía. No entendía por qué mamá nos abandonó, pensé que ella se enojó conmigo, que hice algo mal, y sólo quería que regresara. Quería tanto que ella regresara, que volviera a mí. Me prometía que sería mejor, un mejor hijo, si es que ella volvía y me amaba -tuvo que sacar un nuevo pañuelo desechable, pero ahora para él, para poder sonar su nariz y limpiar su rostro por todas las lágrimas que caían por sus mejillas.
"Ella no volvió nunca, y tampoco me dio señales de vida. Fue como... como si quisiera desaparecer de nuestras vidas por completo. Lo logró, claro que sí, como te habrás dado cuenta -un suspiro. Mi padre trató de explicarme las cosas cuando crecí, cuando fui más grande, incluso trata de explicármelas ahora, de decirme que ella, finalmente, nunca quiso casarse con él, nunca quiso tener hijos con él, pero que cedió. Cedió, cedió, cedió, hasta que conoció a su alfa destinado -Yoongi emitió un jadeo bajo. -Tampoco podía creerlo cuando me lo contó, ¿un alfa destinado? ¿Cuáles eran las posibilidades...? No importaba, no realmente. Lo conoció, se enamoró y no dudó en abandonarme, en dejarme para irse con él- ahora soltó una risa ahogada. -Luego de eso, de su partida, las cosas cambiaron para mí. Por un tiempo, incluso odié a los omegas, no quería relacionarme con ellos, mientras más lejos estuvieran de mí, todo sería mejor para mí. Y esas ideas que mi padre me dio, esas sobre la forma de tratar a un omega... Las fui cambiando. Dentro de mi cabeza, estaba este pensamiento, esta... idea de que mi padre la trató así, con tanto amor, con tanto cariño, y ella lo abandonó, y luego veía esas otras relaciones que... que eran retorcidas, crueles, donde el alfa se imponía, mandaba, y el omega se quedaba a su lado siempre... Empecé a pensar así también, creía...
-Creías que así mamá no iba a abandonarte- completó Yoongi, con la voz ahogada.
Seokjin también se sentía ahogado como si el aire apenas entrara a través de su garganta.
-Tu madre ha sido una de las mejores cosas que me han pasado en la vida -admitió-, él, tú y tus hermanos. Y lo arruiné, por supuesto, por ese miedo... Por esos miedos, esos traumas que tuve desde pequeño y hasta el día de hoy estoy tratando de remediar. Por eso, Yoongi...
Yoongi se puso de pie. Parecía un poco desorientado, tan perdido, como si no supiera donde estaba, y jin sintió su alma caer a sus pies ante la idea de que no había hecho nada más que perturbar a Yoongi con su historia. Que su hijo mayor apenas escuchó sus palabras, lo que realmente quería decirle.
-Ghislaine puede ser como esa mujer, ¿cierto?
La pregunta lo hizo parpadear. Yoongi ahora se veía muy triste, con los ojos caídos y los labios haciendo un suave mohín de tristeza.
-No lo sé, Yoongi -contestó-, nadie puede saberlo. Sólo... sólo quiero que no repitas mis errores, los errores de tu abuelo. Sólo quiero que rompas este ciclo, Yoon.
Yoongi se movió, alejándose de él unos pasos. Jin sólo lo vio moverse, con pocas fuerzas para insistir en seguirlo, tan agotado por todo lo que había hablado y expresado.
-No te he perdonado- dijo Yoongi de manera repentina, volviéndose a mirarlo, -no te voy a perdonar pronto, y puede que nunca te perdone -dolor brilló en los ojos del alfa menor-. Pero... pero espero que logres... logres solucionar esos... esos traumas, papá. Debo irme ahora.
-Está bien -aceptó Seokjin, y cuando lo
vio volver a moverse, las siguientes palabras afloraron de su boca con naturalidad-. Te amo, Yoongi.
Notó como los hombros de Yoongi se crisparon y no obtuvo respuesta alguna, pero aun así, no se sintió herido ni triste. Sólo hubo un poco de calma cuando lo vio partir, deseando de todo corazón que pudiera volver a ser su sonriente y brillante cachorrito.
************
Romper el ciclo. Romper el ciclo. Romper el ciclo.
Las palabras del psicólogo Charles se mezclaban con las de su padre, y ya sabía lo que debía hacer. Lo veían muy claro ante sus ojos, a pesar de que le seguía doliendo, pero también sabía que ese dolor amainaría con el pasar de los días, las semanas, los meses. El tiempo lo iba a curar.
Ahora, en ese preciso momento, necesitaba un abrazo.
No tardó en llegar a casa, cruzando el patio y esperando que mamá hubiera dejado de trabajar. Cuando entró, el lugar estaba tranquilo, como si sus hermanos no estuvieran.
Mamá estaba en la cocina, preparando la cena. Al cerrar la puerta, ambos ojos conectaron, y con una elegancia envidiable, como si fuera una pantera, el omega se movió hacia él.
-Los chicos llevaron a Yeji a dar una vuelta- dijo Taehyung antes de abrazarlo, y eso fue todo. Eso fue suficiente para que Yoongi se derrumbara.
-Mamá -habló, llorando como un niño pequeño, -mamá...
-Lo sé- suspiró Taehyung-, lo sé, mi cachorrito.
Nuevo llanto sin control alguno y mamá sólo lo abrazó con cariño, con tanto amor, que Yoongi lloró con más fuerza, porque se dio cuenta en ese momento de que él no sabría qué hacer sin mamá. No sabría qué hacer sin que mamá estuviera a su lado, y su corazón dolió sin control alguno cuando pensó en papá y lo que le acababa de contar. Él no podía imaginarse a un niño creciendo sin ese tipo de amor, ese cariño infinito de mamá.
-Papá... papá me lo dijo... -sollozó en sus brazos una vez se movieron al sofá para que pudieran estar más cómodos-, me dijo sobre... sobre su madre...
-Oh- Tae le besó la frente-, ¿quieres hablarlo conmigo?
-No -él no se sentía capaz de replicarlo, de decir todo lo que había escuchado, pues eso sólo le provocaría nuevo llanto-, yo sólo... Sólo... Estoy muy triste, mamá...
-Está bien sentirse triste -dijo Tae-, y está bien llorar. No te preocupes, llora lo que desees, mamá está aquí para sostenerte.
Creyó que no podía llorar más fuerte, pero esas palabras lo lograron.
Taehyung sólo lo escuchó soltar todas esas lágrimas, dejando que se desahogara de ese dolor que le venía torturando desde hacía mucho tiempo. Cuando sus cachorros llegaron del colegio, diciéndole lo que había pasado, tuvo un primer golpe de miedo de que Yoongi resultara más dañado de ese encuentro. Hasta quiso llamar a Jin para detenerlo y prohibirle acercarse a él. Sin embargo, se forzó a respirar para tranquilizarse para no ceder al pánico.
Él no sabía qué pretendía Jin. Un lado suyo quería agarrarlo, interrogarlo y luego atacarlo por estar alterando tanto a sus hijos de esa manera, pero otra... Otra, sentía como esa presión que estuvo en él a lo largo de esos casi cuatro años (cuatro, sí, cuando todo comenzó a derrumbarse en su vida) pareció disminuir un poco, como si algo (o alguien) hubiera levantado el peso de su espalda. Había un ligero alivio de ver que sus cachorros estaban retomando sus vidas como debía ser, con el llanto incluido, porque el llanto significaba que estaban liberando todo eso que reprimieron tanto tiempo.
Más tarde hablaría con Seokjin para averiguar un poco más sobre lo que conversaron.
Yoon lloró unos minutos más, desahogándose, y logró calmarse al poco tiempo. Taehyung le limpió las mejillas encharcadas, dándole otro beso más, sólo que ahora en la frente.
-Nunca dudes de mi amor hacia ti-le dijo, sabiendo que la verdad sobre el pasado de su padre tuvo que haberle golpeado duro.
Yoon asintió simplemente, lo más probable era que si hablaba, sólo volvería a llorar con más fuerza.
Sus otros hijos llegaron media hora después. Si notaron los hinchados ojos de Yoongi, no hicieron mención de ello y tampoco preguntaron sobre lo ocurrido, aunque Jeongguk parecía estarse aguantando por la curiosidad.
Al día siguiente, Yoongi habló con su mamá antes de irse al colegio. Yae le sonrió con cariño, dándole un abrazo y prometiéndole que, para la cena, podrían pedir comida chatarra. Yoongi sólo le dio un suave apretón en ese abrazo.
El día transcurrió como un sueño para el alfa, como si realmente no estuviera del todo despierto. Apenas atendió en clases, por lo que se ganó algunos regaños por parte de los profesores, pero nada demasiado grave. Jimin no lo presionó a hablar demasiado ante su silencio taciturno, e incluso, cuando el timbre tocó anunciando el fin del día escolar, le dio un abrazo también.
-No doy tan buenos abrazos como mamá - comentó el omega-, pero que sepas que te quiero.
Yoongi sonrió débilmente ante esas palabras.
Ese día era de actividades extracurriculares, pero él le dijo al profesor de danza que no iría. Fue directo al salón de Ghislaine, donde la chica ya salía.
-Hola- saludó Yoongi, y trató de relajar su rostro tenso, ¿estás lista?
-Sí -contestó ella, a pesar de que se veía muy nerviosa, Yoongi...
-Lo siento -se disculpó él antes de dejarla hablar, y se pusieron a caminar, -por lo que te dije ayer, por todo lo que te he dicho... Por mi comportamiento. No he sido un... un buen alfa contigo, así que lo siento mucho, Ghislaine.
Ghislaine parecía haber llorado toda la noche, se dio cuenta. Estaba muy pálida y con los párpados hinchados. O, de seguro, lloró también ese día en el horario de almuerzo.
-Perdón por presionarte también dijo ella, con la voz temblorosa-, pero no... no tengo a nadie más ahora. Mis papás no lo saben y... y... Y ne-necesito a un alfa para... para...
-Está bien- Yoongi le agarró la mano con suavidad, -estaré allí para ti.
Ella sorbió por su nariz y le dio un apretón débil.
Pidieron un Uber que les acercara a la clínica donde Ghislaine se haría el procedimiento. Yoongi le platicó a la chica de algunos temas superficiales para distraerla, a pesar de que él estaba tan nervioso como ella, con el estómago apretado y las ganas de vomitar.
Todavía existía una pequeña resistencia, en desacuerdo con esa decisión, pero lo aplacaba con facilidad al recordar todo lo que su padre le dijo ayer. Había un conflicto interno, por supuesto, con algo preguntándose si debía hacerle caso a un hombre como él, sin embargo, otra vez se repetía esa palabra en su cabeza: romper ciclos.
Rompe el ciclo, Yoongi, se dijo, rómpelo antes de que sea demasiado tarde.
Llegaron a la clínica y Ghislaine se puso a hacer todo el papeleo necesario, mientras un miembro del personal hablaba con Yoongi sobre cómo sería el procedimiento en general y lo que ocurriría después. New York era un estado que no requería el permiso de los padres para llevar a cabo un aborto quirúrgico en menores de edad, por lo que no hubo mayores cuestionamientos ante el hecho de que nadie adulto los acompañara.
-¿Debo esperarla fuera?-preguntó Yoongi.
-Sí-le dijo la enfermera-, el procedimiento es muy rápido, no dura más de veinte minutos, pero la señorita Fournier debe quedarse al menos una hora más en la clínica por si hay alguna complicación o situación adversa. Ahí puede entrar a acompañarla, señor Kim.
Asintió con la cabeza y procedió a acompañar a Ghislaine a los exámenes previos para verificar y comprobar algunas cosas, y una hora después, Yoongi estaba sentado en la sala de espera, donde sólo dos minutos atrás Ghislaine había entrado, ya sedada. El alfa no había podido evitarlo, pero cuando la muchacha estaba quedándose dormida, había extendido un manto de feromonas a su alrededor. Pareció relajarla un poco.
Mientras esperaba, recibió un mensaje de mamá.
Mamá
¿Todo bien?
Yoonnie
Sí, mamá.
Ella ya entró y estoy esperándola.
Deberé quedarme como una hora más sí.
Te aviso cuando salgamos.
La enfermera no había mentido. Diecisiete minutos después, Ghislaine salió del quirófano, todavía adormecida, y la llevaron a una sala de recuperación. Yoongi se sentó a su lado, encendiendo la televisión en lo que ella despertaba, que ocurrió menos de media hora
-¿Cómo te sientes?-le preguntó.
-Como si me hubiera atropellado un camión-se quejó ella, pero había una ligera sonrisa en sus pálidos labios- ¿Te aburriste mucho?
Yoongi se encogió de hombros y, sin poder evitarlo nuevamente, liberó más feromonas alfas antes de extenderse a darle un beso en la punta de la nariz.
-Eres muy bonita- le comentó, y Ghislaine sólo sonrió con más fuerza.
Una nueva enfermera apareció un instante después, trayendo los indicaciones y medicamentos que la chica debía tomar en caso de dolor, añadiendo que volvería cuando ya pudieran retirarse.
Cuando fue el momento, Yoongi la ayudó a vestirse. Ghislaine, a pesar de todo, se veía todavía muy cansada y agotada, así que también la tomó del brazo cuando llegó el momento de marcharse, ayudándole a salir de la clínica y subirse a otro Uber. Dio la dirección de una amiga de la muchacha, con quien se quedaría esa noche con la excusa ante sus padres de que debía hacer un trabajo para el colegio.
-¿Seguro que estarás bien?-preguntó Yoongi mientras ya iban en camino-. A mi mamá...
-No te preocupes- le dijo ella-, Suzy va a cuidarme. Pero si te sirve de consuelo, te llamaré ante cualquier cosa.
-No es mucho consuelo- dijo Yoongi, pero no insistió más.
Una vez llegaron, Suzy ya les estaba esperando fuera. Yoongi pagó mientras la chica ayudaba a la muchacha a salir del vehículo, y luego, con calma, el alfa se quitó la sudadera antes de entregársela a Ghislaine.
-Quédatela -le dijo, -entrégamela mañana, o cuando quieras. Quizás te sirve a ti de consuelo.
Ghislaine se rió, pero la recibió.
-Alfa atrevido -fue lo que le dijo ella, y Yoongi sólo le guiñó el ojo, viendo como entraba a la casa de su amiga.
Quedó a solas. Suspiró, dejando caer sus hombros, antes de enviarle un nuevo mensaje a mamá diciéndole que ya iba para casa, yendo a la parada de bus para tomar uno.
Qué raras podían ser las cosas, pensó ligeramente, antes de sacudir la cabeza. Qué raro podía ser el primer paso para romper ciclos.
¡Gracias por leer!
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top