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Advertencias: drama y angst.
Yeji no dejaba de reírse mientras la columpiaba, tan feliz y contenta, y Seokjin sólo pensaba en los cachorros tantos años atrás, gritando por la emoción mientras hacía esa simple acción de empujarlos más y más alto. Recordaba que, cuando iban al parque, Tae solía quedarse sentado en una de las bancas, con los brazos cruzados y observándolos con una ligera sonrisa satisfecha.
-¡Papá! -gritó Yeji con ese adorable coreano, sacándolo de sus pensamientos, y Jin la agarró para detenerla. ¡No... no más!
-¿Te dejo de empujar? -preguntó el alfa—. ¿A dónde quieres ir ahora, Yeji? ¿Tal vez al tobogán? ¿O a la trepadora?
Había más niños en el parque con sus respectivos padres, todos correteando por aquí y por allá. Yeji, sentada todavía, observaba los juegos con el ceño ligeramente fruncido, y santo dios, Jin creía que se parecía mucho a Taehyung.
-Chimuk! -gritó de pronto, apuntando a la zona entre árboles, y Jin observó a un pequeño animalito corriendo de un árbol a otro ¡Es como... papá!
Se dio cuenta de que era una ardilla y se puso a reír, tomándola en brazos.
-Una ardilla- aceptó en coreano, ¿así que soy una ardilla, Yeji? ¿Y mamá que es?
-Cat! -dijo Yeji, tan feliz cuando el alfa la sentó en lo alto de un tobogán y la ayudó a deslizarse hacia abajo. ¡Como Hope!
-¿Un gato?- una nueva risa por parte de Jin, pues su hija tenía razón. Taehyung parecía todo un gato con esos ojos rasgados y labios rosados. Me has dicho de tu gato, creo que te gustan mucho, Yeji. Hope es un lindo nombre.
—Sí, sí-dijo la pequeña, y gritó de felicidad cuando volvió a deslizarla por el tobogán.
Seokjin no podía dejar de hacerlo, de querer que Yeji se riera, disfrutara y se entretuviera con él. A pesar de todo ese dolor y vacío que estuvo viviendo por más de dos años, el hecho de estar viviendo ese momento con su hija, su pequeña hija, le hacía pensar que no importaba nada más. Sentía que la vida le estaba dando otra oportunidad de hacer las cosas bien, de poder ser un buen padre, y tal vez no reparar todo el daño que le hizo a su familia, pero si ser un pequeño primer paso para eso.
-¿Papá?- preguntó Yeji unos minutos después, con Seokjin sujetándola mientras la niña "escalaba" y se balanceaba en una trepadora-. Why you... no ta-bas?
Le costó un poco interpretar la pregunta. Tae le había dicho muchas veces que Yeji solía hablar entre coreano e inglés, mezclando palabras sin control alguno.
-¿Por qué no estaba antes? -aventuró, y Yeji asintió, colgada de las barras (aunque Jin la sujetaba, ni loco la iba a soltar). Bueno... Yo no fui muy bueno con mamá ni con tus hermanos, cariño. Fui... Actué mal, y mamá y yo nos separamos, y por eso no nos pudimos conocer antes.
No quería contarle más, pues no sabía si ella iba a poder entenderlo en primer lugar. Y en el hipotético caso de que lo hiciera, ¿no sería decir cosas que una niña no debía escuchar? Ni siquiera a él le gustaba hablar de lo ocurrido en voz alta, con la vergüenza golpeándolo y haciéndolo sentir tan mal, a pesar de que se lo mereciera.
-Aaaaaah... -Yeji se soltó y la dejó en el suelo, agarrándole esa manita tan pequeña que le estrujaba el corazón. ¿Tú lo... amas?
-¿A tu madre? ¡Claro que sí! - le agarró la otra mano y Yeji saltó un charco de lodo- Tu madre es el omega más bonito del mundo entero, ¿no es así?
-Yes! -exclamó Yeji.
Seokjin la hizo saltar otro charco, con el corazón apretado ante las palabras que había dicho, pues era lo evidente para él. No dejó de amar a Taehyung en ningún momento, sin embargo, sabía también que cometió muchos actos atroces que no lo hacían merecedor de él. Seokjin estaba aprendiendo a vivir con eso, y a pesar de que dolería mucho tiempo, esperaba que se hiciera manejable en unos años más. Por ahora, él lo único que deseaba era poder acercarse a sus cachorros una vez más, estar con ellos y, si Tae lo quería, también estar con él (no de una forma romántica ni mucho menos sexual, sólo... Sólo estar con él).
Jugaron el resto de la hora, le compró un algodón de azúcar, que él se terminó comiendo en su mayoría ya que Taehyung le advirtió que no le alimentara con tantas cosas dulces, que le hacía mal, sin embargo, la pequeña lo miraba con esos ojos brillantes y él no podía decirle que no. No se veía capaz de decirle que no.
Aunque le hizo prometer que no se lo iba a decir a mamá. Yeji, con la boca llena del algodón, asintió con la cabeza.
Luego de eso, volvieron a jugar hasta que su celular sonó en señal de unos mensajes. Al revisarlo, vio que era Jeongguk preguntándole dónde estaba. No tardó en enviarle su ubicación, y en menos de diez minutos, los niños aparecieron. Sin embargo, le llamó la atención no ver a Yoongi ni a Taehyung.
-¡Enana! -gritó Jeongguk, agarrando a Yeji, que gritó con escándalo. ¿Me extrañaste?
-¡No, feo! -respondió la pequeña, manoteándolo, y Jeongguk fingió que la iba a lanzar. ¡Nooooooooo!
-No seas tan brusco con tu hermana, Gguk- regañó Jin, y el omega lo miró con expresión ofendida.
-¡No defiendas a esta robadora de atención, papá!
-Ya era hora de que no mimaras tanto a Ggukie -respondió Jimin, provocando que Jeongguk se fuera rabiando, con Yeji en brazos, a un sube y baja-. Ja, se lo merece.
-Jimin... -Jin sacudió la cabeza, ligeramente exasperado, pero sabiendo que ya era normal en sus hijos. -¿Y tu madre?
-Ah, es que Yoongi tenía una sesión a solas con el psicólogo, y mamá se ha quedado a esperarlo - dijo Jimin.
Seokjin asintió con la cabeza, tratando de no pensar demasiado en eso, a pesar de que terminó fracasando. Tae se lo había dicho y él también lo tenía más que claro: Yoongi fue, de sus tres hijos en ese momento, el que tuvo que llevar a cuestas las consecuencias que tuvieron sus actos. Ante el quiebre de la relación entre Jin y Tae, ante el lazo roto entre ellos, la manada quedó sin un alfa que los cuidara. Yoongi tuvo que hacerse responsable no sólo de sus hermanos menores, sino también de su madre, una situación que ningún niño debería vivir bajo ningún motivo.
Aquello dejaba marcas, Seokjin lo sabía. No pudo evitarlo, y de pronto, fue casi como verse a sí mismo años atrás, cuando su madre todavía no se marchaba... Y las cosas que le decía, la forma en que le miraba, se repetían en su cabeza. El haberse ido sin darle ninguna explicación, ni siquiera una carta, y fingir que él nunca existió. Jin tenía más que claro que las malas acciones de los adultos provocaban cicatrices en los niños, y lo que le hicieron a él, lo replicó especialmente en su hijo mayor.
Esperaba tener alguna oportunidad para disculparse con Yoongi, incluso si no le aceptaba las disculpas. Él se las volvería a dar, y a dar otra vez, y otra vez, las veces que fuera necesaria... No importaba si nunca lo perdonaba: su hijo mayor se merecía, como mínimo, que le pidiera perdón por lo que le hizo.
Jimin pareció entender la expresión de su rostro.
-Papá- le dijo, observando a lo lejos a Jeongguk y Yeji jugar en un banco de arena, con el hermano mayor tratando de enterrar a la pequeña, que trataba de defenderse entre risas -sé que lo de Yoongi debe ser difícil, pero... pero es mejor no presionar con ese tema...
-No lo haré- contestó, y era sincero con eso. Lo que menos quería era volver a actuar como ese alfa que destruyó a su familia-, me pone triste, por supuesto, sin embargo, amo a Yoon y no quiero seguirle haciendo daño.
-Hoy habló de eso en nuestra sesión con el psicólogo- contó Jimin-, él ha estado... Ha estado guardándose muchas cosas desde que... que tu relación con mamá se rompió. Eso también ha provocado que no actúe muy bien a veces, papá...
Se lo podía imaginar. Él sabía que un niño dañado, un muchacho que fue herido, haría lo posible para evitar que las cosas se repitieran. Al fin y al cabo, ¿no trató de hacerlo él mismo? Mamá lo abandonó y cuando conoció a Tae, se prometió que no dejaría que lo abandonara. Taehyung era su omega, no podía abandonarlo, era lo que razonó, y ese hecho fue su alivio durante tanto tiempo... Hasta que las cosas se tensaron, se estiraron a un punto inimaginable y Jin, inundado por el miedo y el terror al abandono, a que todo se repitiera, actuó como un monstruo. Actuó como una persona horrible, cruel y detestable, una persona de la que se arrepentía haber sido en ese momento.
Si él pudiera retroceder el tiempo... Quizás esa sería lo que más le gustaría cambiar de toda su vida. Haber sido un mejor alfa, un mejor esposo y un mejor padre con su familia.
-Es joven -le dijo Seokjin-y todavía tiene la oportunidad de cambiar. Y estoy orgulloso de que haya sabido cuidar de su madre cuando peor la pasó -una pequeña pausa. -¿Cómo fue el embarazo, Jimin? Sé que tu madre no quería más hijos y me imagino que tuvo que sufrir mucho por ello.
-Lo fue -aceptó. Al inicio, Yoongi insistía en... en que abortara, lo que es irónico... -sacudió su cabeza, como retrocediendo en lo que iba a decir, -pero mamá nos dijo que iba a tener al bebé. Tuvimos... tuvimos muchas peleas al inicio, en especial mamá y Yoon, porque no quería seguir estudiando, decía que debía ponerse a trabajar para, ya sabes, mantenernos. Yoongi no quería que mamá siguiera trabajando.
Seokjin escuchó todo eso en silencio, aceptando toda esa culpa, todo ese dolor que le provocaba saber lo que él ocasionó con sus acciones. No sólo el embarazo del omega, el miedo y desprecio de su familia, sino todo lo que vino después: Taehyung teniendo que trabajar cuando nunca lo hizo en su vida, los niños en un nuevo colegio, las necesidades ante la falta de dinero.
-Mamá había conseguido un horrible trabajo en un restaurante... -continuó Jimin, con el ceño fruncido en clara señal de molestia por los recuerdos, -pero fue lo más rápido que pudo encontrar. Y estaba el tema de Servicios Sociales... un estremecimiento, fue una mala época para todos, papá.
Para él también, pero sabía que para ellos fue peor. Al fin y al cabo, fue su culpa no sólo el hecho de que tuvieran que irse, sino también que Tae jamás hubiera estudiado luego de la secundaria. Ellos se casaron y el omega quedó embarazado, así que de manera inevitable tuvo que hacerse cargo de los niños, mientras Seokjin era responsable del dinero. Estaba ese estúpido y tonto pensamiento... <<Mi padre dejó que mamá trabajara», se decía cuando la culpa era demasiado fuerte, «mi padre le compró esa tonta florería y le permitió trabajar, así ella era tan independiente de él, le fue tan sencillo dejarlo»>, y con eso, aplacaba un poco esa horrible sensación.
Él no podía imaginarse a Taehyung trabajando, sin embargo, lo había hecho. Lo había hecho por sus hijos, por sus cachorros, porque eran lo más importante para el omega. Antes, ese pensamiento le habría puesto ligeramente celoso; ahora, sólo hubo alivio, pues sabía que nada malo le ocurriría a ellos mientras estuvieran con Tae.
-Pero están mejor, ¿cierto? -dijo-. La señora Liu se veía como que realmente se preocupa por ustedes.
-Mamá tuvo suerte -admitió-, la familia Liu ha sido muy amable con nosotros, en especial con mamá. Dejaban que mamá cuidara de Yeji mientras trabajaba... -otra vez el ceño fruncido, al inicio, él estaba muy preocupado por eso. A pesar de... -un nuevo momento de duda, no sé si mamá te lo dijo, papá, pero él estuvo deprimido los primeros meses luego del parto. Nos contó sobre... sobre lo ocurrido conmigo y Yoongi.
Seokjin percibió una nueva sensación de dolor ante dichas palabras. Era evidente que no lo decía con mala intención, con el deseo de provocarle daño, aunque no había forma de evitarlo.
-Fueron años muy difíciles y cometí el error de presionar a tu madre por niños, cuando ninguno de los dos estaba listo-admitió Jin-. Eso no quita el amor que siento por ustedes, pero ahora entiendo que no estuvo bien.
-No -Jimin asintió, y forzar ese lazo con nosotros...
-¿Qué? -Jin parpadeó, antes de negar con la cabeza. -Jimin no. No vuelvas a decir eso, a siquiera pensar que el lazo entre su madre y ustedes fue forzado y, por lo tanto, algo falso. El amor que Tae tiene por ustedes es real y son lo más importante que él tiene -pareció titubear hasta que finalmente agarró valor para ponerle ambas manos en sus hombros. El amor de su madre hacia sus cuatro hijos no fue forzado bajo ningún motivo.
Jimin se veía muy afectado por sus palabras, así que Seokjin sólo le frotó los hombros en señal de cariño, como hacía antes para consolarlo cuando se sentía muy triste.
-Mamá nos dijo lo mismo cuando se lo mencioné-dijo.
-Porque es cierto -Jin le agarró la barbilla - Jamás, chimchim, jamás dudes del amor de mamá para ustedes. Él los ama con su vida entera.
Un débil asentimiento y vio como sus ojos se llenaban de lágrimas.
-¿Tú también nos amas, papá?
Aquello le pegó duro a Seokjin, con la pregunta saltando enseguida: ¿cómo él podía dudarlo? Pero, otra vez, la última imagen que tuvieron de él antes de irse era de ese padre ausente, despreocupado por ellos y solamente pensando en mantener el control a como de lugar. Por supuesto que iban a desconfiar del amor que les dijo tener.
-Claro que sí, Jimin- afirmó el alfa, y ya sin poder evitarlo, lo abrazó. El omega le devolvió el abrazo, emitiendo un suave jadeo, como si quisiera contener el llanto-, claro sí, mi príncipe, mi cachorrito hermoso.
Jimin sólo le devolvió el abrazo con más fuerza y Jin lo meció, esperando calmar así los débiles sollozos que soltaba el menor. Lo que menos quería era hacerlo llorar, en especial porque Tae era capaz de golpearlo por eso, así que se preocupó de calmarlo lo suficiente en sus brazos.
Para su fortuna, logró detenerse a los pocos minutos y Seokjin buscó la bolsita de pañuelos desechables que siempre cargaba para emergencias. Le secó las lágrimas al omega, y en ese preciso momento, Jeongguk apareció con Yeji cubierta de arena.
-¡Papá!-gritó la pequeña, enfadada con su hermano mayor-. ¡Kookoo malo!
-¿Qué le has hecho, Jeongguk? -preguntó, mirando el desastre que era Yeji.
-¡Jugar con ella! -respondió el omega con evidente indignación. -¡Y agradece que no la enterré en el cajón de arena, que ganas no me faltaron!
-Ten un poco de tu propia medicina -le dijo Jimin, sin soltar a su papá.
-No peleen -Seokjin sacudió la cabeza-, Jimin, no digas esas cosas... -un breve parpadeo, -aun recuerdo muy bien cuando tú tenías ocho y Jeongguk seis, y trataste de dejarlo abandonado en el parque.
-Se lo merecía -habló, orgulloso.
Un suspiro por parte del alfa, mientras Jeongguk amenazaba a Jimin con lanzarle a Yeji, que seguía protestando. Al parecer, algunas cosas nunca iban a cambiar entre sus hijos.
-Ve a limpiar a Yeji- le dijo Jin a Jeongguk con severidad, como tu madre vea como la has dejado, va a enfadarse conmigo.
-Es mejor si la dejo enterrada...
—Jeongguk.
-Ya, ya....
Jimin terminó ayudando a Jeongguk, aunque poco pudieron hacer con toda la arena enredada en los cabellos de la niña. El omega menor sugirió lavárselo con el agua sucia de un charco y Yeji le dio un manotazo en respuesta.
El resto de la hora pasó con rapidez. Seokjin los llevó a comer unos pretzeles cuando les dio hambre y esperaban a Taehyung y Jimin, y luego volvieron a jugar para entretener a su hermana y, ojalá, cansarla. No habían pasado por alto que ella parecía muy entusiasmada alrededor de papá, como si quisiera disfrutarlo lo máximo posible, y eso sólo les puso algo triste. Ellos recordaban muy bien lo mucho que les gustaba cuando salían con papá y él jugaba con ellos.
Ambos esperaban, de todo corazón, que ella realmente aprovechara eso al máximo.
Mientras Jeongguk amenazaba a Yeji con volver a enterrarla, el celular de Jin sonó en señal de un mensaje. Era Tae, que le preguntaba por el lugar donde se encontraban, y le envió la ubicación. Trató de quitarle la arena a la pequeña, que le sacaba la lengua a Gguk, esperando no ser regañado por el estado en que estaba Yeji gracias a su hermano mayor.
Por un instante se sintió como años atrás, cuando a veces Taehyung salía para comprar algunas cosas y él debía cuidar de los cachorros, y santo dios, los tres juntos eran expertos en provocar un desastre en menos de cinco segundos. Él se descuidaba un poco, y de pronto Jeongguk aparecía colgado del perchero en la entrada, o la cabeza de Jimin quedaba atorada entre el mueble de la televisión y la pared, o Yoongi se tropezaba con sus pies y caía por la escalera. Lo peor es que Tae siempre llegaba en el momento preciso, y todos en la casa terminaban reprendidos, en especial Seokjin.
-¿Por qué Yeji tiene arena en el cabello?
La voz de Tae lo sobresaltó y se volteó, con clara expresión de culpabilidad. La pequeña gritó al ver a mamá aparecer y fue hacia él, abrazándolo por las piernas.
-¡Kookoo es! -acusó Yeji, apuntando a su
hermano mayor.
-¡No, descarada! -trató de defenderse Jeongguk-. Es una cerda, ¡vieras como se revolcaba en la arena, mamá!
Taehyung tenía una clara expresión de reprobación, mirando entre Jeongguk y Yeji, como tratando de encontrar al culpable, hasta que se acordó de Seokjin. La mirada que le dirigió el omega hizo que el alfa se encogiera.
-Lo siento...comenzó a disculparse.
-¡Mimi! -gritó de pronto Yeji, y Jin entonces miró hacia más atrás.
Allí, en la entrada del parque, estaba Yoongi de pie.
Los ojos de ambos alfas chocaron. Seokjin abrió la boca ligeramente y casi por inercia, sin pensarlo demasiado, levantó la mano para saludarlo. Yoongi, haciendo una mueca de desprecio, se cruzó de brazos y se giró, dándole la espalda en un gesto evidente para el alfa mayor: no te acerques ni me hables.
La pena y tristeza lo golpeó, sin embargo, no hizo más que obedecer.
Taehyung pareció darse cuenta de su expresión, adivinando enseguida que era por Yoongi.
-Debes ser paciente le dijo, tomando en brazos a Yeji-. Vamos, chicos, busquemos algún lugar para comer. A despedirse de papá.
Más desconsuelo lo abatió. Él tenía muy claro que no debía hacerse ninguna ilusión ni mucho menos creer que podría estar todo el día con los cachorros (y Tae), sin embargo, su cabeza se hacía un montón de escenarios en donde las cosas sucedían de otro modo y, por algún milagro, era invitado con ellos, como una familia.
Qué tontería más grande. Ojalá pudiera eliminar esos pensamientos con un chasquido de dados así no terminaba tan desilusionado por imaginaciones que él mismo creaba.
Jeongguk y Jimin se apresuraron en obedecer, aunque mientras le daba un abrazo al omega menor, el niño se dirigió a Taehyung.
-Mamá- preguntó, abriendo sus ojos como si fuera un ciervo-, ¿papá podría... podría irnos a buscar el lunes al colegio? Nos gustaría... uh... mostrarle...
-Si su padre quiere, claro que sí -dijo con tranquilidad-. Yo estaré trabajando a esa hora-una mirada de advertencia, pero nada de llegar tarde, ¿entendido?
-¡Sí, mamá! -Jeongguk se veía muy feliz- ¡Nos vemos, papá!
-Nos vemos, cachorritos-se despidió, antes de agarrarle las mejillas a Yeji-. Y tú, pequeñita, prométeme que te vas a portar bien con mamá.
—¡Sí, sí! -afirmó ella, feliz-. I love you!
-¡También te amo! -un beso en su frente- Nos vemos, princesa.
-Bye, papá! -se despidió en inglés y coreano. -Gracias por cuidarla-dijo Tae-, espero que no te haya dado muchos problemas.
-No, claro que no- dijo Jin, sonriendo con tranquilidad-. Gracias a ti por permitirme cuidarla, Taehyung. De verdad que te lo agradezco.
-Mmm...el omega puso una expresión extraña en su rostro, bueno, nos vemos...
-Nos vemos...
Y Seokjin se interrumpió a sí mismo cuando Tae, en un rápido movimiento que lo dejó congelado, se estiró y le dio un suave beso en la mejilla.
-Que te vaya bien- barboteó el omega con rapidez, y se movió aún más rápido para irse, aunque Jin estaba casi seguro de que vio esos pálidos mofletes colorados.
Sin embargo, seguía tan sorprendido que no pudo moverse, fuera de sí y con el corazón aleteando a un ritmo alarmantemente rápido, que estaba seguro de que le daría un infarto.
Taehyung, mientras, sólo se apresuró en retirarse, tratando de calmar su propio corazón. Yeji gritó una despedida más a Jin, pero no tuvo valor para girarse y ver su expresión. Él no sabía de dónde había sacado un poco de valentía para hacer aquella acción, simplemente apareció de un momento a otro, de la nada, y no pudo evitarlo.
Para su fortuna, ninguno de sus tres hijos pareció darse cuenta de eso. Yoongi había seguido dándole la espalda a Jin, mientras que Jimin se puso a hablarle de algo y Jeongguk trataba de meterse en la conversación, siendo ignorado. Lo normal entre los tres.
-A comer -anunció, y para su fortuna, su voz no tembló.
-Um, mamá-habló Jimin una vez se pusieron a caminar, ¿tienes calor? Estás algo colorado.
Tae hizo un mohín con su boca, enfadado consigo mismo por aquella reacción tan adolescente de su parte. A pesar de que fue un simple beso en la mejilla, su cuerpo estaba actuando de una forma poco colaborativa con él.
-Hace algo de calor- admitió, agradeciendo de que hubiera un suave sol ese día-. ¿Qué quieren comer?- preguntó para cambiar de tema.
-Podríamos ir por hamburguesas... -sugirió Yoongi, viéndose más relajado a medida que se alejaban del parque.
-Pero yo no puedo comer-se quejó Jeongguk - el entrenador Williams ha dicho que debemos cuidarnos para la competencia.
-Pues te pides una ensalada y ya está -replicó Jimin-, un conejo como tu...
Se enfrascaron en una conversación que Taehyung no tomó mucho en cuenta, sólo pensando en ese impulso loco que tuvo. Ni siquiera sabía bien en aquel momento el motivo de haber actuado así, pero al ver a Seokjin frente a él, con los ojos brillando mientras le agradecía, fue como tener un flashback de muchos, muchos años atrás, cuando estaban en una de sus primeras citas.
-Pues... te quería agradecer por querer salir conmigo, Taehyung...
-¿No hay nada qué agradecer?-le había contestado el omega, confundido. Me gustas mucho, Seokie, Seoka- Tae encontraba fascinante poder llamarle de tantas formas, era algo que le encantaba, como si cada nuevo sobrenombre le quedara mejor.
-Claro que sí, es que... No pensé que fuera tu tipo de alfa... Así que gracias...
Y tal como hizo recién, Taehyung simplemente tuvo el impulso de besarle la mejilla, así que eso hizo. Le dio un suave beso que lo calló, y Seokjin parecía tan feliz, tan contento con un gesto tan pequeño, que lo repitió varias veces.
Ahora, por supuesto, no lo repitió (aunque ganas no le faltaron). Él no sabía qué le estaba ocurriendo, no comprendía bien los motivos de que su omega actuara así. O, quizás, sospechaba qué pasaba y simplemente no quería asumirlo por completo. Al fin y al cabo... Había emociones y sensaciones que no eran fáciles de olvidar, y Taehyung lo sabía muy bien.
Además, estaba lo que le dijeron sus hijos: ellos no querían que él se siguiera negando cosas por pensar en los cachorros. Sabía que si lo pensaba demasiado, iba a encontrar alguna excusa simplona para no hacerlo, y decidió que no quería reventarse la cabeza con una acción tan sencilla de hacer: dar un paso, ponerse de puntillas y darle un beso en la mejilla. Hacerlo se sintió... Se sintió...
Su omega dio un ronroneo de felicidad y la sensación fue suficiente para hacerlo suspirar.
Realmente era un poco estúpido.
-¿Mamá?
La voz de Yoongi lo sacó de sus pensamientos y se volteó a verlo. Trató de concentrarse en él.
-Disculpen, estaban pensando en algo... -fingió sacarle un poco de arena del cabello a Yeji-. ¿Han decidido dónde comer?
Una mirada sospechosa por parte de su hijo mayor, pero para su fortuna, Jeongguk habló.
-¡Sí, a la pizzería!
-¡Dijimos a la comida india, tonto!
Una nueva discusión. Tae suspiró con algo de alivio, diciéndose que lo mejor sería no divagar con ellos tan atento a él. Lo que menos quería era que sospecharan cualquier cosa sobre sus sentimientos.
**********
Yoongi creía firmemente que las cosas se estaban complicando, y a él no le gustaban mucho todos esos cambios. Los odiaba. Era mejor que todo se mantuviera igual, ¿no es así? Cuando las cosas se mantenían sin cambio alguno, entonces no debía preocuparse del futuro ni de lo que fuera a ocurrir el día de mañana. Él prefería tener siempre el control de las cosas, por muy maniático que sonara.
Sin embargo, lo peor no era aquella sensación de descontrol que tanto le disgustaba, sino ver que, al parecer, al resto de su familia no parecía molestarle demasiado. Bueno, mamá estaba un poco distraído y callado, pero era normal, pues mamá tenía esa tonta postura de guardarse todo para sí. Él estaba acostumbrado a eso.
Pero no le parecía que sus hermanos se pusieran en otro plan, viéndose tan entusiastas, tan felices, tan cómodos con el regreso de papá. Le parecía... ¡le parecía que se burlaban de él! Como si Yoongi fuera el único sufriendo, el único con los pies bien puestos en la tierra. La injusticia se hacía más grande hacia él cada día.
-Cambia la cara, por dios -iba diciendo Jimin cuando iban en el bus escolar hacia el colegio, el lunes en la mañana, de verdad, esa expresión de odio...
-Siento mucho odio- dijo Yoongi, -no estoy de acuerdo con que ese hombre los venga a buscar.
-Pues te puedes quedar adentro si no quieres verlo- dijo Jeongguk, encogiéndose de hombros.
Un gruñido bajo ante esas palabras, aunque lo que más le molestaba de toda la estúpida situación en la que estaban, era que él mismo tenía una pequeña parte que se moría por ver a papá. Seokjin.
Cuando lo vio a lo lejos, sólo un par de días atrás... Fue muy extraño, con su alfa revolviéndose para ir con él. Sus manos habían temblado de manera inevitable cuando lo vio allí, de pie y con Yeji abrazándolo, y mamá le hablaba con total tranquilidad. Hubo un breve pensamiento de ir hacia él, con algo tirando para gritarle lo que pensaba por lo que les hizo, a pesar de también quería...
Algo en Jimin quiso ir a abrazarlo también. ¿Cómo podía sentirse de esa manera tan contradictoria? A él no le agradaba ni un poquito lo que estaba ocurriendo ni la forma en que se sentía.
Una vez llegaron a la escuela, fue al salón de Química, la primera asignatura que tenía, junto con Jimin. Mientras su hermano parecía aburrirse en lo que llegaba el profesor y se ponía a conversar con algunos compañeros, Yoongi sacó un cuaderno, fue a la última página y anotó algo.
Lunes 27 de marzo: mañana, me siento frustrado al pensar en Seokjin. No me agrada para nada, porque es como si lo extrañara, y no quiero extrañarlo. Es molesto sentirse así.
Antes de que su sesión terminara con Charles, el psicólogo le había sugerido una pequeña tarea de anotar las emociones qué sentía y el motivo de ellas, pues así las podían conversar cuando volvieran a verse el siguiente fin de semana. Yoongi no estuvo muy de acuerdo con verse tan seguido, pero el hombre lo sugirió y mamá lo aceptó casi de inmediato.
La profesora no tardó en llegar, así que guardó el cuaderno y se obligó a prestar atención, esperanzado de tener un poco de paz mental por el resto del día, así podía prepararse para el momento en que viera a Seokjin fuera.
No tuvo mucha suerte, no cuando la hora de almuerzo estaba acabando y Ghislaine se le acercó. Parecía... parecía muy demacrada, como si no hubiera dormido los últimos días, y la culpabilidad lo golpeó.
-Hola -saludó ella, con la voz ligeramente temblorosa.
-Hola -le devolvió el saludo, y su propia voz tembló también.
Se quedaron en silencio un instante, con ambos viéndose a los ojos, mientras el resto de sus compañeros pasaban de aquí para allá, aprovechando los últimos minutos de tiempo libre antes de las clases de la tarde.
-¿Puedo hablar contigo?- preguntó Ghislaine finalmente.
-Claro- Yoongi asintió y se pusieron a caminar, buscando algún pasillo o zona donde no hubiera tantas personas juntas-. ¿Cómo... cómo has estado?
-Pues... podría estar mejor-admitió ella. ¿Y tú?
-Algo... parecido -respondió Yoongi, y finalmente salieron al patio, sentándose en un banco-. Oye, Ghis... ¿Tú ya...?
-No- respondió la muchacha, con voz ahogada - pero... pero tengo una hora mañana, después de clases. Por eso venía... venía a conversar contigo, Yoongi- parecía verse aun más mal, con los ojos ligeramente llorosos-, realmente... Yo realmente te necesito ahí...
Yoongi contuvo el impulso de negarse enseguida y se forzó a respirar para no perder los nervios, lo que sinceramente era muy difícil considerando que sus nervios ya estaban casi hechos triza. Sin embargo, quería hacer su mejor esfuerzo para no alterarse y perder la razón tan rápido.
-Pues... -tuvo suerte, pues el timbre del fin de receso sonó en ese momento-, yo... ¿podría darte una respuesta al salir de clases?
Ghislaine se veía ligeramente sorprendida de que no hubiera empezado con su actitud negativa y algo agresiva, lo que si era sincero, sólo le hizo sentir más mal que antes. La chica sólo asintió con la cabeza, incapaz de hablar, y Yoongi se apresuró en irse, como si de esa forma pudiera escapar de todas las cosas que le pesaban en la espalda.
Los primeros minutos de la siguiente y última clase lo pensó: ¿acompañarla? ¿Él iba a acompañarla? La respuesta fue inmediata en su mente, por supuesto. No. Él no podía ir con ella. Yoongi no estaba de acuerdo y podía sonar muy estúpido, pero Ghislaine... Era su hijo. Ella quería matar a su hijo. Para él era inconcebible, no había otra respuesta, y no entendía los motivos de Ghislaine para quererlo tanto allí.
El problema, es que era un cobarde y no quería verla. Así que pensaría en un plan para esquivarla en la salida e irse a casa sin que pudieran hablar, y al día siguiente, podría fingir estar enfermo. ¿Qué mejor idea que esa?
No contaba con dos cosas, sin embargo: que Ghislaine podía ser más obstinada que él, y que seokjin estaría fuera del colegio. Todo su plan (que sólo era correr al baño de hombres y encerrarse hasta las seis de la tarde) quedó arruinado cuando, al salir del salón, la chica ya la estaba esperando con aspecto impaciente. Su aspecto delataba que venía de la clase de deportes, lo que él había olvidado porque era un estúpido.
-Oh- barboteó con estupidez, mientras Jimin se despedía con rapidez para ir por Jeongguk y salir juntos-, ah, Ghis...
-Perdón, no quiero verme acosadora -se disculpó ella, -pero realmente necesito una respuesta, Yoongi.
Tal vez podía simplemente salir corriendo y dejarla con las palabras en la boca. Sería muy grosero de su parte, pero así se salvaría de enfrentarla. Es que Ghislaine le daba un poco de miedo.
-Ah...-se puso a caminar junto con los estudiantes que iban saliendo, y ella le alcanzó con facilidad, -pues... todavía lo sigo pensando, Ghis...
-Sé que no es fácil- habló Ghislaine, con la voz acelerada por la ansiedad y los nervios-, sé que... No debe ser sencillo para ti, Yoongi. Pero... Pero realmente te necesito allí...
-Pero... ¿por qué? -preguntó, negándose a mirarla y sin dejar de caminar, -no entiendo el motivo, Ghis, ¿por qué necesitas...?
-Porque te quiero -habló ella, y Yoongi ahora sí la miró, con evidente shock en su expresión, porque eres importante para mí. Porque... porque esto lo hicimos tú y yo, y tengo miedo, tengo mucho miedo. Necesito saber que... que no me equivoqué al enamorarme de ti, Yoongi.
¿Le dolió? Claro que sí. Provocó que su alfa quisiera ir hacia ella, abrazarla y murmurarle que todo estaría bien. Que él podía acompañarla a donde quisiera, si así ella se sentía segura y protegida por él.
Ghislaine, es que... Es que no estoy de acuerdo -trató de explicar-, y sé que tú piensas en... en ese bebé como si fuera una cosa, pero yo no. Para mí es un bebé, y lo que quieres hacer, me parece mal, entonces...
-¿Entonces me ves como un monstruo, y a ti como una persona con principios y valores?
La pregunta de la chica, dicha con absoluta seriedad, volvió a dejarlo descolocado. Y lo mejor que podía hacer en esas situaciones, cuando estaba fuera de sí, era irse.
No le dirigió otra mirada, apresurándose en bajar las escaleras y salir del edificio. Creyó que Ghislaine entendería la respuesta indirecta que le daba con esa acción, pero al parecer, ella no estaba conforme con su actuar. Si él era sincero, tampoco se sentía bien consigo mismo.
-Yoongi -llamó Ghislaine-, no hemos terminado de hablar.
-Pues yo sí-replicó él, saliendo finalmente a la calle, no tengo nada-
Se interrumpió a sí mismo cuando vio, a metros de él, a Seokjin. A papá.
Papá (no, santo dios, Seokjin. Seokjin) no lo estaba mirando, sino que se encontraba abrazando con una sonrisa a Jeongguk, que le devolvía el gesto con clara comodidad. Jimin estaba a su lado, y también vio a Jackson, esperando con paciencia a que su hermanito menor se separara para de seguro presentarse.
La ira y rabia ardió en su interior, y también ese otro sentimiento grotesco, que quería extirparse para siempre: pena y melancolía. Deseo de estar allí igualmente, abrazando a Seokjin.
A papá.
-Yoongi, por favor-suplicó Ghislaine.
Él sabía que no debía pagarla con ella. Que Ghislaine no tenía nada que ver con sus sentimientos hacia ese hombre, que ella no era culpable de nada, pero estaba inestable en aquel preciso instante. Estaba con las emociones tan a flote, que no sabía qué hacer con ellas más que estallar.
-¡Sí!- le espetó, dejando de mirar a papá y volteándose a ella, y no le importó llamar la atención a su alrededor, no le importó nada más en el momento que sacarse sus sentimientos negativos. -¡Sí, Ghislaine, ¿era eso lo que querías que te respondiera?! ¡Te veo como un monstruo, como una asesina! ¡Eso eres para mí! ¡¿Era lo que querías oír?!
Ella retrocedió, tan fuera de sí por su arrebato, con los labios separados y la boca abierta, y había algo en él gritando que se detuviera, pero era más poderosa la parte que presionaba para atacarla, como si así pudiera liberarse de lo más que sentía, de lo mucho que quería un abrazo de esa persona.
-¡No pienso ir contigo a ninguna parte! -continuó. ¡Tú eres la única responsable de esto y lo sabes! ¡Así que no te acerques más a mí, y menos desde mañana, ¿te ha quedado claro?!
Los ojos de Ghislaine se llenaron de lágrimas, pero Jimin no quiso quedarse a ver su llanto, y tampoco quería estar cerca de papá, así que simplemente se volteó y se marchó de allí, con el corazón apretado y sus propias ganas de romper en lágrimas, conteniéndolas a como dé lugar.
Seokjin había escuchado los gritos, reconociendo la voz de Yoongi, y observó a su hijo mayor gritándole a una chica rubia, que se veía a punto de llorar. Jeongguk también dejó de abrazarlo, mirando la escena, y no sólo ellos la contemplaron, sino también muchos estudiantes.
Observaron a Yoongi marcharse, sin mirar a nadie, y el alfa se estremeció de manera inconsciente.
Si vuelve a ocurrir otro incidente como el de hoy, tú serás el único responsable.
Fue como haber retrocedido más de tres años atrás, cuando las cosas entre Tae y él, las cosas en su familia, se estaban recién desmoronando. Él le había dicho algo parecido a Tae, a su omega, a su marido. -¿Qué les habrá pasado? -preguntó Jeongguk, confundido.
Seokjin miró a la chica, que se veía luchando por contener las lágrimas. Algunas otras chicas, que parecían ser sus amigas, se le acercaron a consolarla, así que volvió su vista hacia la dirección por la que Yoongi se había marchado. A lo lejos, vio su mochila y los hombros caídos.
Ni siquiera lo pensó demasiado.
-Gguk, Jimin -les dijo, -sé que me dijeron que querían pasear conmigo, pero ¿podríamos hacerlo mañana, quizás? Me preocupa Yoongi.
-¿Papá?- Jimin puso una cara de preocupación que le hacía ver muy parecido a Tae.- ¿Quieres ir por Yoongi? No puedes... Él se va a enfadar mucho, es mejor que lo dejes...
-Asumiré las consecuencias-le dijo con seriedad, -pero no creo que lo que necesite tu hermano ahora sea soledad. Y si él quiere gritarme, que lo haga, pensó. Tal vez era algo que su hijo mayor necesitaba desesperadamente, gritarle a la persona que le provocó tanto daño.
Jeongguk se veía un poco contrariado por sus planes arruinados, pero retrocedió y le agarró la mano a Jackson. Su hijo menor le había dicho mucho que quería presentárselo.
-Disculpa, Jackson-le dijo con una sonrisa educada, -pero quizás mañana podamos conversar mejor sobre los requisitos que debes tener para salir con mi cachorrito.
-Papá... barboteó Jeongguk, avergonzado.
-No se preocupe, señor Kim-dijo Jackson, agradable y comprensivo-, me aseguraré de cumplir todos esos requisitos.
Seokjin asintió y le dirigió una mirada a Jimin, que todavía lucía en desacuerdo con él, pero al final, sólo asintió con la cabeza.
-Llévale jugo de... Toronja-completó seokjin-, es su favorito. Lo sé.
Sus palabras parecieron ser suficiente para relajar a Jimin, y volvió a asentir con la cabeza. Seokjin se despidió de sus hijos con un beso en la frente, antes de apresurarse en ir detrás de Yoongi, con un único deseo en su corazón: poder darle aunque fuera un poco de desahogo a su hijo mayor.
¡Gracias por leer!
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