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Advertencias: drama y angst.


Taehyung se quedó callado largos minutos en lo que trataba de ordenar sus propios pensamientos, observando los ojos alterados de sus tres hijos. Los últimos días, en especial durante el celo, pensó largamente cómo iba a enfrentar esa situación, ya que tarde o temprano ocurriría. El encuentro entre el padre de los niños y ellos era inevitable.

-Su padre no... pretendía que nos volviéramos a ver -comenzó a decir, y tampoco pretende llevarnos de regreso a Corea. Las cosas han sido difíciles para él -una pequeña pausa - Nosotros salimos de manera ilegal de Corea, y eso es algo que los tres saben muy bien. Sólo que había algo que yo no pude prever: el departamento de migraciones notó irregularidades en nuestra idea, en especial les llamó la atención que su padre no nos hubiera acompañado. Era todo muy raro para ellos.

Más silencio por parte de los tres. a pesar de que Jimin sabía la historia a medias.

-No tardaron en ir con su padre para hacer las averiguaciones correspondientes -continuó-, y él pudo... denunciar nuestra huida y eso hubiera bastado para extraditarnos de regreso a Corea -vio a Yoongi perder el color de la cara. Pero su padre apoyó nuestra huida, diciendo que todo fue autorizado por él y no nos escapamos ilegalmente.

"Según lo que me contó su abuelo y también Suran, era normal que cada tantos meses su padre tuviera que firmar una autorización para nuestra estadía aquí -prosiguió, sabiendo que para sus hijos debía ser demasiada información, y por lo mismo, fue pausado en su narración-. Y él lo hacía sin dudarlo un poco. Sin embargo, el último mes las cosas escalaron a un punto tenso entre él y la policía. Básicamente... Le estaban vigilando para ver cuándo su papá hace sus viajes para vernos. Él debía viajar sí o sí a Estados Unidos, o se metería en una investigación. Si a él lo investigaban, tarde o temprano terminarían descubriendo toda la verdad y habríamos tenido que regresar.

Jimin se movió primero cuando escuchó la manera en que su voz se quebraba y sacudía. No fue hacía él, lo que Tae agradecía porque si no le sería difícil contener las lágrimas, y simplemente fue a la cocina para servirle un vaso con agua. Cuando regresó y se lo tendió, Tae se dio cuenta de que su mano temblaba.

-Así que su padre programó este viaje, no con la intención de vernos, ni mucho menos de hacernos regresar. Nuestro encuentro fue nada más que una casualidad del destino, y él a Yeji, así que yo tampoco le iba a mentir respecto a ella -bebió un poco de agua. Me ha preguntado si puede verlos, pero como les dije, queda a decisión de ustedes. Tanto si quieren ir, como si no- miro a junggukk ahora a Yoongi los apoyaré sin dudarlo, chicos- ahora su voz se volvió un poco más grave. Sin embargo, una cosa que yo no permitiré de ninguno de ustedes, y es que se metan en lo que yo decidiré respecto a su padre. Lo ocurrido entre él y yo sólo nos atañe a los dos, y ustedes pueden tomar una postura, pero no obligarme o presionarme a actuar de una forma que no deseo. Y lo mismo ocurre con Yeji.

Una vez acabó sólo hubo otro largo silencio por parte de los tres. Tae sabía que cada uno debía procesarlo y aceptar esa información, y que además sería diferente para ellos. El que más le preocupaba era Yoongi, y por lo mismo, también había pensado largamente lo que haría con él. Si bien comenzaron a ir a una terapia familiar, para Yoongi tal vez sería ideal complementarlo con una terapia personal.

-Mamá -habló Jimin primero, -¿cuánto tiempo se quedará?

-Él todavía no lo sabe explicó Tae-, mañana he quedado en verlo otra vez, con Yeji. Su padre la quiere y ella también lo quiere, y me ha preguntado si puede estar un tiempo con ella en su cumpleaños.

-Es una bebé-murmuró Yoongi, sacudiendo su cabeza,- mamá, no puedes...

-Otra vez, Yoongi -Tae habló suave, cariñoso, pero con firmeza también-, eso lo decidiré yo.

-Quiero verlo -dijo Jeongguk, volviendo a sacar la voz―, mamá, ¿te puedo acompañar mañana? Yo lo quiero ver.

Yoongi volvió a mirar a Jeongguk, aunque para fortuna de todos, tuvo la decencia de callarse. Pareció notar que las mejillas del menor seguían un poco encharcadas por las lágrimas derramadas.

-Si Jeongguk va, yo también voy-afirmó Jimin, ignorando los enojados ojos de Yoongi sobre ellos. -Si será una reunión familiar...

-No es familiar -espetó Yoongi, tratando de controlar su volumen de voz para no gritar-. No importa si ese hombre está aquí para hacer las cosas bien, si la policía lo ha perseguido o no sé que más, ¡no deberíamos aceptarlo! Mamá - se volteó hacia Taehyung, con la voz temblorosa y apretada, ¿es que no recuerdas lo que te hizo? ¿Lo que nos hizo?

Silencio entre ellos. Taehyung cerró sus ojos brevemente, tratando de no pensar en eso. Tratando de no recordar el dolor, el miedo, el terror. A veces, sentía que si lo recordaba demasiado, era como volver a esos días.

-Claro que lo recuerdo -susurró-, lo recuerdo muy bien, Yoongi.

Taehyung podía entender el odio de Yoongi. Lo entendía, porque él igual pensó muchas veces que lo sentía. Sin embargo, con el pasar del tiempo, luego de analizarlo tantas ocasiones, de darle demasiadas vueltas, concluía que ya no quedaba odio, sino tristeza. A veces, le hubiera gustado que las cosas que ocurrieron hubieran pasado de manera distinta, sólo para ahorrarle el sufrimiento a sus cachorros. Para ahorrarse todo ese sufrimiento propio.

Y había algo de lo que no se arrepentía, era evidente: de haber conocido a Seokjin. Nunca hubo siquiera un pensamiento de arrepentimiento hacia ese hecho.

-Pero hay cosas -prosiguió-y sentimientos difíciles de negar, Yoongi. Y entiendo que no compartas mi decisión, y que te sea complicado aceptar esto, pero no permitiré que impongas tus ideas en esto. Yo y tus hermanos tenemos poder de decisión, y cada uno elegirá lo que consideremos mejor para nosotros mismos.

Yoongi hizo un mohín con su boca.

-Yo no quiero verlo nunca -espetó entonces, y tampoco quiero acercarme a él.

Taehyung sabía que eso le iba a doler a Jin, pero ante dicha situación, él poco podía hacer. Era un tema más que delicado para Yoongi, y él no quería presionarlo con algo que no quería y podía hacerle daño.

-El sábado tenemos terapia -dijo Tae-, y hablaremos con el psicólogo todo esto -les hizo un gesto a Jimin y Jeongguk-. ¿Pueden dejarme a solas con Yoongi, por favor? Vayan con Yeji y jueguen en el patio hasta que les llame.

Los dos omegas se pusieron de pie como si hubieran sido impulsados por un resorte. Yoongi no se movió de su lugar, y no miró a sus hermanos cuando salieron.

Una vez la puerta se cerró, Tae se movió hacia su hijo mayor y le acarició los hombros.

-Yoongi -murmuró-, sé que te vas a enfadar más conmigo, pero voy a pedir una hora de terapia aparte contigo.

Ya se esperaba el movimiento brusco de su cabeza para mirarlo, y a pesar de sentir un poco de nervios, le sostuvo los ojos.

-Mamá, ¿qué estás diciendo...?

-Tienes problemas de ira -dijo, callándolo, -serios problemas para controlar parte de tus emociones. No está bien lo que le gritaste a tu hermano, ¿me entiendes? — se inclinó hasta quedar a su altura. Lo amenazaste con matarlo.

La vergüenza y arrepentimiento golpearon el rostro de Yoongi, con sus ojos cubiertos de remordimiento.

-No lo hice... No fue adrede, mamá...

-Sé que no lo decías en serio, pero eso no quita que le asustaste e intimidaste -Tae le agarró la barbilla-, y el problema es que no lo has hecho una sola vez. Hay ocasiones en que pierdes el control y nos dices cosas que nos hacen mucho, mucho daño. Me preocupas, Yoongi-su voz bajó un poco. No quiero que repliques actitudes que tu padre tuvo, cariño.

Eso lo terminó por romper, y lo sabía. Yoongi emitió un gimoteo bajo antes de empezar a llorar, derrumbándose en sus brazos, por lo que Tae lo abrazó y emitió feromonas maternas con facilidad. Yoongi le devolvió el abrazo entre llantos, así que le dejó sollozar y desahogarse. Él sabía lo mucho que le costaba a su hijo llorar, y cuanto trataba de no hacerlo frente a sus hermanos.

-No quiero ser como papá —sollozó.

-No, no lo vas a ser -prometió Tae-, pero te lo dije una vez, y te lo vuelvo a decir ahora: para eso, tenemos que cambiar nuestro comportamiento y la manera en que procesamos nuestras emociones. Sé que no quieres oírlo - añadió,- pero tu padre pasó por algo parecido a esto en su juventud que le hizo ser como es. Y él no tuvo la oportunidad de ir a un psicólogo. Yo quiero que seas mejor que eso, y por lo mismo quiero llevarte con alguien que pueda ayudarte -le acarició la espalda, cariñoso―. Yo también lo haré, Yoongi.

El menor sorbió por su nariz, separándose levemente para mirarlo, un poco confundido por sus palabras.

-¿Hacer qué, mamá?

-Ir a un psicólogo -Tae sonrió con algo de dolor. -Lo estuve evitando por miedo, pero ha llegado el momento de enfrentar este terror. Como tú, también tengo muchas cosas personales qué tratar, y con la llegada de tu padre, todo esto salió a flote. Así que como ves, mamá también tiene que solucionar muchos sentimientos personales, Yoongi. No te dejaré solo en esto.

Nuevo llanto. En esos días, Yoongi había llorado mucho en sus brazos, y le recordaba tanto a su pequeño cachorrito cuando tenía cinco años y tuvo que ir al colegio por primera vez.  Lloró una semana completa porque no quería estar lejos de él.

Finalmente, luego de largos minutos, logró calmarse y Tae le besó la frente.

-Creo que hoy también te haré un espacio en mi cama comentó el omega-, con todo esto, el alfa de nuestra manada va a tener que calmar mi ansiedad, ¿eh?

Esas palabras bastaron para que los nervios de Yoongi lograran desaparecer un poco, ya que Taehyung sabía lo mucho que le gustaba que le reconocieran sus esfuerzos. Sirvió para calmarlo y, también, no estar tan tenso por la situación con su padre. Tae sabía que sería difícil, pero al menos, pensó, logró contarles la verdad y no fue tan desastroso como esperaba.

Mientras Yoongi iba a limpiarse el rostro para que sus hermanos no supieran que había llorado, Tae agarró su celular y se dio cuenta de que tenía algunos mensajes.

Seokjin

Hola, Tae, disculpa que te envié esto, pero no pude evitar preocuparme un poco. Te sentí... algo alterado y triste, ¿está todo bien?

Taehyung llevó su mano hacia la zona donde estaba su marca, esa que no había sido tocada en poco más de dos años. La acarició con suavidad, pensando en cómo todas sus emociones pudieron ser percibidas por Jin sólo por el lazo.

"Al fin y al cabo»>, pensó Tae, <<siempre tuvimos un lazo fuerte. La marca que tanto le gustaba morder siempre trasmitió bien mis emociones a él»». Eso le hizo preguntarse si fue capaz de percibirle esos meses en que todo estaba mal. Lo más probable que sí.

Taehyung

Disculpa, no fue mi intención. Ha pasado... una situación.

Los niños ya lo saben. Se enteraron que estás aquí y tuve que entrar a explicaciones.


Pudo imaginarse la cara de Seokjin al leer eso. Lo más probable es que abriera los ojos con fuerza y soltara una maldición.

Seokjin
Oh, dios.
Dios mío, ¿fue muy malo, Tae? Dios, perdón, no quería provocarte todo esto.

Taehyung

Tranquilo. Reaccionaron como esperaba, pero lo han aceptado más o menos.
Mañana Jeongguk quiere verte con Jimin, no sé si te parece bien.

Si no quieres, dímelo para no llevarlos.

Seokjin tardó en contestar ahora. Lo más probable es que estuviera entrando en pánico, y esa idea casi le hizo sonreír de manera inconsciente.

Seokjin
Dios mío.
Si tú estás bien con eso, yo no tengo
ningún problema.

Taehyung
Mañana entonces como acordamos.
Nos vemos.

Taehyung dejó su teléfono y al notar que Yoongi salió del baño, fue a buscar a sus cachorros. La nieve a esas alturas ya estaba casi toda derretida, pero se las ingeniaron para armar un horrible muñeco de nieve, con Yeji buscando piedritas para ponerle de ojos. Era algo deforme, sólo un montículo hecho con dificultad, sin embargo, la visión provocó que sonriera.

La cena transcurrió un poco tensa y mayormente en silencio. Yeji los miraba con el ceño ligeramente fruncido, como si no entendiera qué estaba pasando, y se puso peor cuando vio a Yoongi yendo a dormir con mamá. Empezó a hacer una rabieta.

-Nunca hace rabietas -susurró Jeongguk a Jimin, viendo a mamá consolar a la pequeña.

-No -aceptó Jimin-, ha estado muy expresiva. ¿Será por papá?

Jeongguk no respondió y se sintió algo triste de pronto. Él recordaba que, en Corea, también le gustaba hacer rabietas infantiles cuando mamá no le consentía, sabiendo que al hacer una, papá entonces le mimaría. Si Yeji ya conocía a papá...

No pudo evitarlo y sintió algo de envidia.

Finalmente, Taehyung calmó a Yeji y Jimin la llevó a dormir con él. Esa noche, Yoongi se pegó y le contó lo ocurrido con Ghislaine, llorándole un ratito más antes de caer en el mundo de los sueños, y Taehyung sólo quería que su cachorrito volviera a ser un adolescente sin preocupación alguna.

El día siguiente se suponía que iban a ir al colegio, pero viendo como estaban las cosas, no los mandó. Le preguntó a Yoongi si quería ir, aunque se negó al estar tan deprimido y preocupado por lo que fuera a ocurrir ese día. Tae le preguntó varias veces si no quería ir con ellos, en especial cuando lo vio bañarse y vestirse, sin embargo, sólo se negó y negó. Yoongi también le preguntó a sus hermanos si realmente querían ir, como si esperara que cambiaran de opinión y sólo obteniendo respuestas afirmativas por parte de ellos.

Al final, los vio partir con el ceño fruncido y cara de cachorrito abandonado. Yeji se despidió de él con la manito, con una evidente cara de pregunta: ¿por qué no nos acompañas?

Hablaron poco en lo que tomaron el bus y luego el metro. Pudo notar, cuando iban en el bus, que Jeongguk se encontraba muy nervioso. Movía su pierna de manera errática, con esos bonitos ojos de ciervo mirando de un lado hacia otro.

-¿Ocurre algo, Gguk? -preguntó, aprovechando que Jimin llevaba en brazos a Yeji.

No hacía mucha falta insistirle a su cachorrito para que hablara. Él siempre parecía muy desesperado por ser tomado en cuenta y decir lo que pensaba.

-¿Y si papá no me quiere? -le susurró Jeongguk-. ¿Si de pronto ya no nos quiere?

Taehyung sonrió con suavidad.

-¿Por qué no los querría? -dijo-. Tú siempre fuiste su cachorrito mimado.

-Tal vez ahora Yeji sea su consentida -se quejó Jeongguk, y a pesar de que podía verse como algo no tan grave, Tae sabía que para el menor lo era.

El mayor se rió, abrazando a su hijo por los hombros.

-No debes preocuparte de nada, te lo prometo.

No logró calmarlo demasiado, pero Taehyung no quería simplemente decírselo, cuando él sabía que para Jeongguk, era mejor verlo que escucharlo.

Habían quedado en juntarse otra vez en Central Park y luego buscar algún restaurante en el qué comer. A medida que se acercaban al lugar de encuentro, podía sentir como los nervios de Jeongguk aumentaban y crecían, y por lo mismo, volvió a darle un abrazo por los hombros. Sin embargo, de poco sirvió ese gesto cuando lo vieron a medida que caminaban, sentado en una banca y frente a una de las fuentes, con una bolsa a un lado suyo.

A Taehyung no le sorprendió que Jeongguk se adelantara, llamando la atención del alfa. Cuando sus ojos se encontraron, el omega se quedó quieto, observando a su papá con una expresión tensa, y Seokjin se puso de pie con lentitud.

Hubo un breve momento de quietud, donde ninguno parecía saber muy bien qué hacer.

-Ggukie -habló finalmente.

Eso bastó para sacarlo de su tranquilidad. Jeongguk abrió la boca como si quisiera decir algo, pero de pronto sus sentimientos explotaron, con los ojos llenándose de lágrimas, y ya sin poder controlarlo, fue hacia Seokjin y lo abrazó con fuerza.

-Papá-sollozó, desesperado, papá, papá...

Seokjin también se quedó congelado ante tal demostración de cariño, pero reaccionó con rapidez, y abrazó de vuelta a Jeongguk, con la garganta apretada y el corazón desbocado. Se inclinó un poco, con su nariz hundiéndose en los suaves cabellos del omega, y olió el suave aroma a bebé. Al percibirlo, sus ojos también se llenaron de lágrimas.

-Oh, Ggukie -le murmuró-, mi lindo cachorrito...

Esas palabras lo hicieron llorar más. Taehyung no quiso acercarse a ellos para no interrumpir su momento, sabiendo que Jeongguk había querido eso desde hace mucho tiempo. Incluso Jimin se quedó en su lugar, aunque fue algo complicado cuando Yeji se dio cuenta de la escena.

-¡Papá! -gritó ella, queriendo ir hacia él-. ¡Papá!

-Yeji, cariño, espera un poco -habló Tae, haciéndole un gesto-, papá y Jeongguk están ocupados ahora -Yeji infló sus mejillas con disgusto, pero al final, se quedó callada.

Seokjin escuchó el grito de Yeji, sin embargo, no quería alejarse todavía de Jeongguk. Tener a su cachorrito pequeño en brazos, al que peor le falló y a quién tanto amó, su príncipe consentido, le estrujó el alma de una manera inimaginable hasta el punto de querer hacerle llorar. Lo había visto de lejos, sí, pero tenerlo ahora, tan cerca y en sus brazos, era totalmente distinto. Fue como tenerlo por primera vez, como cuando era un bebé recién nacido, y él no quería alejarlo de sí.

-Papá -jadeó Jungkook, sin dejar de sollozar-, papá, te extrañé mucho, papá...

-Yo también, conejito -Jin le besó los cabellos, cariñoso, -te extrañé mucho- le dio un apretón contra sus brazos. -Perdóname mucho, Jeongguk, perdón por haber sido tan mal padre contigo.

Jeongguk hipó y sacudió su cabeza, como si no le creyera esas palabras, pero Jin las sentía en el fondo de su corazón. Él no sólo le falló a Taehyung, sino a cada uno de sus hijos, y tenía el deber de pedirles perdón por eso.

Su cachorrito se alejó un poco, sin soltarle de su abrazo, pero sí para que el resto de su familia se acercara. Seokjin le limpió las lágrimas del rostro con ternura, sin querer verlo llorar nunca más en la vida.

-Hola, papá -saludó Jimin, con una actitud algo reservada, aunque envidiando a Jeongguk en el fondo por poder hacer eso sin problema alguno. Una parte suya también quería hacerlo, pero otra se negaba por el temor a ser herido nuevamente. Por el temor de que su padre le fallara.

-Chimchim -habló Jin, conteniéndose para no acercarse a abrazarlo. Se moría por hacerlo, sin embargo, él sabía que debía respetar los espacios de cada uno de ellos. Además, Jeongguk le estaba abrazando por el costado, como si temiera... que, al soltarlo, pudiera desvanecerse-. Y Yeji?

-¡Papá! —gritó ella, saboreando la palabra con entusiasmo y gusto, y eso sorprendió a Seokjin. La pequeña extendió sus brazos hacia él-. ¡Papá!

-¡Yeji! -exclamó él con entusiasmo. ¡Feliz cumpleaños, preciosa princesa! -el alfa no pudo evitarlo y sonrió, apresurándose en tomarla en brazos, aunque no contaba con un reclamo de Jeongguk.

-¡No, no quiero que la consientas a ella! - dijo el omega con infantil protesta—. ¡Papá, me quiere quitar tu atención!

Yeji chilló por la felicidad y abrazó a Jin por el cuello, contenta. Tae observó la escena con el corazón apretado, algo adolorido por un pensamiento que tuvo: ojalá las cosas hubieran seguido otro rumbo. Ojalá pudiera haber una forma de retroceder, cambiar todo y que las cosas hubieran sido distintas.

Seokjin pareció percibir su estado de ánimo, porque le dirigió una mirada titubeante. Tae la ignoró, agarrando a Jimin de los hombros.

-¿Buscamos un lugar para comer? -preguntó Tae.

-Eeeh... jin habló, con la voz un poco nerviosa, -¿y Yoongi?

Silencio tenso ante su pregunta. La sonrisa de Jeongguk desapareció y Jimin desvió la mirada con incomodidad.

-¿Gigi? -preguntó Yeji.

-Yoongi no ha querido venir -dijo Tae con tono suave, y pudo ver como los ojos de Jin se llenaban de dolor.

-Oh-murmuró el alfa-. Está... bien.

-No te pongas triste, papá -habló Jeongguk-. Yoongi... Él necesita un tiempo.

-Lo sé, Ggukie - se forzó a sonreír. No te preocupes, yo respeto lo que decida -sabiendo que no era un tema agradable para conversar, decidió cambiar de opinión. -¿A comer, entonces?

Taehyung asintió y buscaron un restaurante para el almuerzo. Jeongguk se puso a parlotear con su padre como si no hubieran pasado más de dos años lejos de él, y Seokjin le escuchaba atentamente, recuperando el entusiasmo original. Y es que no podía dejar de oírlo, de mirarlo e, incluso, abrazarlo por los hombros mientras con su otra mano abrazaba a Yeji.

Jeongguk se veía más bonito de cerca, apreció. Seguía teniendo esa sonrisita de conejo, con su nariz arrugándose cada tanto a medida que hablaba y hablaba, pero su cabello estaba, efectivamente, más largo. Se le curvaba en las puntas y sólo provocaba que se viera más joven de lo que era en realidad.

¡así que clasifiqué para las finales en California!-contó el menor una vez se sentaron alrededor de una mesa y luego de acomodar a Yeji en una silla para bebés, entregándole algo en lo que pudiera colorear y pintar.

-Sí, te vi en la televisión -dijo Seokjin, y las miradas se dirigieron hacia él. Taehyung ya lo sabía, pero esa parte no se la contó a los cachorros mientras estaba en el hotel repitieron la competencia se apresuró en aclarar.

-¿De verdad? ¿No lo hice genial? -preguntó Jeongguk.

-Fuiste el mejor, Ggukie -concedió el alfa, y eso hizo que el menor se hinchara de orgullo.

-¿Me irás a ver a las finales? -preguntó de pronto, sin poder evitarlo. Papá, ¿vas a ir?

La garganta de Seokjin se apretó ante sus palabras. -Si es lo que quieres, cachorrito.

Jeongguk sonrió con más felicidad.

¡Claro que quiero! -afirmó, contento.

Ordenaron algo para comer. Jimin se mantenía en silencio, sin poder entender bien cómo era posible que Jeongguk se desenvolviera con tanta facilidad. Mamá, a su lado, los escuchaba en silencio, y la imagen se le hizo familiar a la de años atrás, cuando papá llegaba del trabajo y ellos lo bombardeaban con todo lo que hicieron en el día, mientras mamá cocinaba la cena.

-también estoy saliendo con un chico-contó Jeongguk, con voz ahora más tímida, - es un gran alfa, papá. Se llama Jackson y es muy dulce conmigo.

-Mmm -eso ya no le gustó mucho a Jin-, todavía estás pequeño para eso, Gguk.

-¡No, en serio! -Jeongguk, y puso una cara triste. A él... a él no le importa lo de mi marca, papá.

Seokjin palideció ante esa mención. Sus ojos, de manera inevitable, fueron hacia el cuello de Jeongguk, donde relucía esa amarillenta marca rota.

-Sería realmente un imbécil si eso le importara -habló Jimin, sin dejar de mirar a Jin. Taehyung, mientras tanto, hizo un gesto con su boca que no pudo interpretar bien.

-Gguk -dijo Seokjin, apenado y con la voz llena de dolor, lo siento mucho, cachorrito. -Esa marca... Nunca tuvo que ocurrir y fue en parte mi culpa. De verdad que lo lamento.

Jeongguk parpadeó y Jin agarró una servilleta para limpiarle los ojos lagrimosos. Yeji levantó al cabeza, mirándolos unos largos segundos en silencio, como si quisiera entender la imagen frente a ella.

En ese momento les fueron a dejar los platos de comida. Tae miró con cierta apatía el menú de niños que le dejaron a Yeji: una porción de papas fritas y nuggets de pollo.

-Mamá, es su cumpleaños -recordó Jimin.

-Eso no es sano para un bebé -farfulló, negando con la cabeza-. Y después, en su fiesta de cumpleaños, comerá pastel y otras porquerías...

-Tae -intervino Seokjin—, no le pasará nada por un día. Mira lo feliz que está.

-Está feliz porque la estás consintiendo -bufó el omega.

-¿Y acaso tú no la consientes? -provocó seokjin, y Tae no pudo evitarlo, pero sonrió con esa extraña complicidad que les caracterizó los primeros años de matrimonio.

Jimin contempló la escena con los nervios a flor de piel. Él había sido muy serio cuando le dijo a mamá que podía rehacer su vida de la manera que quisiera, que él no era nadie para decirle qué debía hacer, pero eso no quitaba que le asustara la decisión que fuera a tomar. Lo que menos quería era que volviera a ser dañado. Y estaba más indeciso desde el celo, pues había notado el evidente lazo que sus padres todavía compartían. A pesar de los años, alfa y omega se reconocieron mutuamente en ese momento.

-Lo que me recuerda...-continuó seokjin, y levantó la bolsa que había cargado hasta entonces, -¡el regalo de cumpleaños de Yeji!

Eso emocionó a la bebé, que lo recibió entre gritos y risas. Taehyung lo aprovechó para quitarle parte de la comida y hacerla a un lado, decidido a que su pequeñita no siguiera comiendo eso por nada del mundo.

Yeji rompió el papel de regalo con rapidez y todos observaron la maleta de mimbre color rosado. Tae la ayudó a abrirla, y se volvieron a escuchar los gritos de felicidad de Yeji cuando observó el nuevo juego de tazas, platos, cucharita y tetera de juguetes para hacer su propio salón de té.

-Está muy bonito -comentó Jimin.

-¡Sí, sí! -gritó Yeji con felicidad.

-¿Cómo se dice? -preguntó Taehyung.

-¡Ga-sas! -exclamó ella-. ¡Ga-sas, papá! -y se extendió con evidentes ganas de ser tomada en brazos.

Seokjin sonrió con más fuerza, agarrándole las manitos pequeñas y depositando dos sonoros besos en ellas. Eso bastó para que riera con felicidad.

Jimin ya no pudo contenerlo más, con su omega muriéndose por querer una sonrisa como esa dirigida hacia él, y cuando Yeji se calmó y volvieron a comer, habló:

-Estoy en un club de fotografía -comenzó a contarle a papá, y se sintió derretir cuando los ojos de Jin se posaron en él, atento.- No es la gran cosa, pero el profesor dice que tengo talento.

-¿Fotografía? -preguntó Jin, con el corazón acelerado al notar que Jimin le estaba hablando directamente. -¿De verdad? ¡Eso es genial, chimchim! ¿Me podrías mostrar alguno de tus trabajos?

-Tendría que sacar la cámara del colegio - contestó-, no tengo una personal y el colegio nos entrega cámaras en estos casos.

-Oh -Jin frunció el ceño ligeramente, tal vez yo pueda regalarte una, Jiminie.

-¿Cómo?-barboteó el menor, y Jeongguk puso cara de envidia.

-No es necesario, Seokkin -dijo Tae, con los labios arrugados en clara señal de rechazo.

-Por supuesto- el alfa insistió, son mis cachorritos.

Un pequeño silencio entre ellos. Taehyung había estado aceptando toda esa escena familiar con la intención de relajarse un poco, sin querer darle tantas vueltas pues sabía que se volvería loco si pensaba y pensaba, pero aquellas palabras le hicieron volver a la realidad.

Una parte de él, esa parte que a veces se enojaba y amargaba por todo lo ocurrido, quiso lanzar un comentario ácido y cruel. «<Ahora sí son tus cachorros, ¿eh?>> fueron las palabras que casi escaparon de su boca, en esa cruel acusación que le dejó escrita en la carta de despedida. Ese punto que causó tanta fricción los últimos meses, con seokjin haciéndole cargar con gran culpa por lo que le había pasado a los niños debido a que no los crio bien. El sólo recuerdo era capaz de enfurecerlo, porque quizás fue uno de los episodios que le causó más dolor.

Jin pareció percibir sus emociones. De pronto, su rostro se llenó de nervios y titubeo.

-Es decir -habló, con la voz débil y clara actitud sumisa-, si su madre me deja.

Jeongguk y Jimin observaron la escena con desconcierto. Era un nuevo panorama, y es que ellos casi nunca vieron a papá doblegándose ante mamá con sólo una mirada. Por lo normal, era siempre al revés: Tae solía ceder sin muchas presiones, casi sin pelear, ya que reconocía con rapidez la jerarquía entre ellos. Sin embargo, ahora sólo dijo algo, le dirigió una mirada a Jin, y el alfa retrocedió sin siquiera un intento de protesta.

Jimin pensó que eso Yoongi tenía que ser capaz de verlo.

-Cuéntale de tu concurso de fotografía del año pasado, chimchim -dijo Taehyung, cambiando de conversación adrede. Para su fortuna, su hijo entendió bien la indirecta, y se apresuró a contarle sobre eso. Jin no insistió más en ese tema en lo que duró el almuerzo.

Terminaron de comer una hora después. Por lo normal, Yeji solía tomar una siesta a esa hora, y cuando Tae hizo el amago de tomarla en brazos para que descansara un poco, se negó y quiso que Jin lo hiciera. El alfa se apresuró a obedecer, con la niña abrazándolo por el cuello.

-No es justo- se empezó a quejar Jeongguk mientras salían del restaurante-, ¿por qué a ella la mimas tanto? ¡Yo fui tu cachorrito mimado por mucho tiempo!

-Las cosas cambian -dijo Seokjin-, ahora le toca ser mimada a Yeji.

-Te lo mereces -habló Jimin, así me sentí yo cuando tú naciste, llorón.

-¡Mamá!-gritó Jeongguk, indignado.

-Gguk no es llorón, sólo muy sensible -dijo Tae, sonriendo con cariño.- Como Yoongi. Ustedes saben que si le dicen a Yoongi que no llore, va a llorar.

-Yoongi anda muy pesado -murmuró Jeongguk, pero no dijo más sobre ese tema para no enrarecer el ambiente.

La pequeña siesta de Yeji duró poco debido a que pronto empezaron a pasear por el parque y pidió ir a jugar. Sus hermanos mayores la acompañaron, dejando así a los dos adultos a solas.

-Yoongi está muy resentido-comenzó a decir Tae.

-Lo sé. Lo entiendo.

-No -el omega le miró con las cejas arrugadas -no lo entiendes, Seokjin. A él no se le pasará todo esto con tiempo y un simple perdón. De los tres, es el que tuvo que cargar con casi todas las consecuencias de tus actos -Tae no quería sonar agresivo, pero no pudo evitarlo. -Fue él quien tuvo que madurar como alfa de la manada y asumir un papel que no le correspondía. Y fue en parte mi error también, y por eso, he decidido que empezará a ir a un psicólogo, porque ha estado cometiendo una serie de errores y me preocupa en lo que puede convertirse, Seokjin.

Y no quiero que sea como tú, estuvo a punto a añadir, pero eso se lo guardó.

Seokjin escuchó todo eso en silencio mortificado, sin ser capaz de interrumpirlo o siquiera tratar de defenderse, porque sabía que no tenía derecho a eso. Cada palabra que Tae dijo era cierta, ni siquiera trataría de negárselo.

—Le hará bien —dijo con la voz temblorosa- ir a un psicólogo... Le servirá. Yo también estoy yendo a una- desvió los ojos con vergüenza, aunque no sabía porqué la sentía, si no era algo malo-, no tuve... no te lo pude contar, pero estoy... Estoy en terapia.

-Nosotros también empezamos con una - Tae trató de no verse sorprendido ante las palabras del alfa, pues jamás pensó que escucharía eso, una terapia familiar. Seokjin -su tono ahora fue más severo-, esto que estás haciendo, ¿qué tan serio es?

Ahora levantó la vista, con ambos ojos chocando y quedándose un momento en silencio.

-¿A qué te refieres?

-Estar otra vez en la vida de mis hijos- dijo, recalcando dicha palabra, -cuando vuelvas a Corea, ¿vas a desaparecer? Si tú...

-Taehyung, no- ahora no pudo evitarlo y lo interrumpió, -no. No me desentenderé de ellos. Yo... Sé que cometí errores. Grandes errores contigo, pero también con ellos. Por eso te... te pedí todo esto. Si tú me dejas, quiero seguir siendo un padre para los niños, quiero estar presentes en sus vidas. Propuse lo de la cámara porque... porque quiero también retomar mis obligaciones con ellos, incluyendo las económicas.

Otra vez el omega sintió esa parte mala y agresiva en él apareciendo brevemente. No podía controlarlo, pero la negativa casi salió de su boca, ya que le hería un poco en el orgullo a pesar de que Seokjin no lo había hecho con mala intención. Al fin y al cabo, tener niños era caro y eso los dos lo sabían de primera mano. Los primeros años, luego de que sus cachorritos nacieran, fueron difíciles en lo económico. Y ahora que Taehyung tuvo que trabajar desde que llegaron a Estados Unidos, resultó más complicado. Si bien recibía una buena paga con los Liu, eso no quitaba que, al final, eran cuatro hijos que mantener y no siempre podían darse lujos, como lo era, por ejemplo, la cámara que mencionó Jimin para su taller. Incluso el dobok de Jeongguk era de segunda mano.

Apretó sus labios por un momento. El orgullo le impedía aceptar de inmediato, pero al final, ese dinero no era para él. Era para sus hijos. Y Taehyung no lo pensaba demasiado, pero pronto Jimin y Yoongi irían a la universidad, y habría más gastos.

-Está bien-dijo luego de unos segundos, si eso es lo que buscas y quieres, Jin, entonces hablaremos sobre eso otro día.

Seokjin suspiró con algo de alivio al escuchar dichas palabras. Temía que no quisiera aceptar nada de él, debido a que en dicho tema él no pensaba dar su brazo a torcer.

Yeji llamó a Seokjin para que fuera a jugar con ellos, y cuando dieron las cuatro de la tarde, Tae consideró necesario devolverse. Era momento de prepararle el pequeño cumpleaños a su cachorrita en la casa de los Liu.

-Es momento de irnos, Yeji -dijo Tae-. Despídete de papá. Lo veremos otro día.

-¿Aaaaaaaaaaaah? -Yeji parpadeó, agarrando la mano de Seokji -. Pelo... ¿papá no va?

-No, papá no puede ir -dijo el omega, con tono suave y amable.

-¿Po qué?

-Porque papá... tiene otras cosas qué hacer.

Yeji hizo una mueca, sin entender bien porque su papá no iría a celebrar su cumpleaños con ellos.

-Nos veremos pronto -dijo Jin, inclinándose para quedar a su altura, -no debes preocuparte de eso, Yeji.

-Pero... Pelo... -ella parecía a punto de llorar-, yo te quello allí.

Imposible. Yoongi estaría con ellos, evidentemente, y era obvio que no estaba preparado todavía para ese encuentro. Jimin y Jeongguk también cambiaron sus expresiones al darse cuenta de la situación.

-¡Vamos, Yeji! -animó Jeongguk-. Ya papá lo dijo: otro día podrás verlo. Además, ¿no lo pasamos bien ahora? Te espera un gran regalo en casa.

-No de parte de Gguk -intervino Jimin-él se gastó todo su dinero en churros con Jackson.

-¡Oye, pesado!

La tonta pelea la hizo reír con timidez. aunque todavía no se veía del todo convencida. Seokjin le dio un beso en la frente.

-Te daré otro regalo cuando nos veamos- le prometió, pero quiero que te portes bien con mamá y tus hermanos. Nada de problemas, ¿eh, princesa?

-Buno...

Otro beso que la tranquilizó. Al ver que se calmó, Tae la tomó en brazos.

Observó a Seokjin despedirse de los niños.

Jeongguk lo volvió a abrazar con fuerza.

-¿No te irás? -preguntó su cachorrito.

-Todavía no- aseguró Jin, devolviéndole el abrazo y besándole en los cabellos.

-¿Puedo... puedo hablarte por teléfono? ¿Por mensaje? Quiero contarte tanto, papá.

Seokjin miró a Tae. Y asintió con la cabeza.

-Mamá te dará mi número -le dijo, así que háblame todo lo que quieras.

Jeongguk asintió, feliz. Jimin vaciló un poco, como si no supiera qué hacer una vez su hermano menor se alejó de su padre. Al final, tomando valor de quién sabe dónde, también le dio un abrazo, aunque menos fuerte y corto.

-Nos vemos, papá.

-Nos vemos, Jiminie.

Finalmente, la pequeña familia se alejó y Seokjin también tomó otro camino. Hubo un extraño silencio entre ellos mientras caminaban hacia el metro.

-Mamá -habló Jeongguk luego de unos segundos, -¿a ti no te molesta esto?

-¿Eh? -Tae miró a su hijo. ¿Por qué habría de molestarme, Ggukie?

Su cachorrito se veía un poco triste.

-Sé que él te hizo daño- dijo, con su tono algo quebrado, -sé que él se portó mal con nosotros, pero lo quiero, mamá. Y no quiero ser un mal hijo contigo.

-No, Jeongguk- Tae le tomó la mano, con Yeji todavía en sus brazos. Su pequeña parecía ir un poco triste. -No estoy molesto contigo, ni con Jimin. Te lo he dicho antes, pero él es tu padre y eso nadie lo puede evitar. Y si lo quieres y deseas tener una relación con él, yo no te lo voy a impedir.

Su cachorrito asintió y Jimin abrazó a Gguk, con sus propios sentimientos encontrados pues podía entenderlo. Él igual se encontraba en su propia contradicción y le era difícil tratar de resolver todo lo que sentía con el encuentro que tuvieron. En especial, todos los sentimientos que le inundaron con el abrazo que tuvo con papá. Se sintió muy bien, como si volviera a ser un niño de siete años que era contenido con todo el amor del mundo.

-Yoongi se enojará mucho -dijo Jeongguk.

-Yoongi lo entenderá -Tae sonrió con debilidad, -yo hablaré con él. No te preocupes, cariño.

El omega menor asintió, y Taehyung sabía que ahora se venía otro proceso difícil, pero tenía la seguridad de que haría todo lo necesario para que sus hijos no siguieran saliendo heridos en el proceso. Y él haría otro esfuerzo, para también evitarse ese daño a sí mismo.

Un esfuerzo difícil, pero lo haría.

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