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El celo fue doloroso para Taehyung, y se sintió mucho peor por la obligación de reprimir a su omega. En esa ocasión, dos terribles factores le jugaron en contra: el primero era que no consumió algún supresor que le ayudara a aligerar los dolorosos calambres en su vientre; el segundo, y peor, era que su omega se revolvía por la cercanía de Jin.

Si hubiera estado solo, quizás no habría sido tan terrible. Podría haberse hecho bolita, lloriquear y gimotear por su alfa. Sin embargo, Yoongi se había decidido a no dejarle sin compañía, y por lo mismo, no podía siquiera nombrar a Seokjin.

Jimin se la pasó preocupado por él, además. Como ya sabía que su padre se encontraba en New York, entendía mucho mejor su actuar durante el celo y trataba incluso de que Yoongi no se preocupara tanto. Su hijo mayor estaba algo alterado al ver que el celo se alargó más de lo normal, pues esos dos años no le duraba más de tres días. Este le duró cinco. Tae se la pasó afiebrado, adormecido la mayor parte del tiempo y algo delirante cuando estaba despierto.

Su omega sólo podía pensar en Seokjin. Rememoraba su aroma, esas manos tocándolo con suavidad, sus ojos brillantes posados en él y esa hermosa sonrisa de corazón que tenía encima. A veces, incluso recordaba los dientes del alfa encima de su marca, reafirmando un hecho que fue, durante años, innegable para él: Taehyung era el omega de Seokjin. Esa parte sensible, frágil e incluso débil de él se moría por volver a serlo. Por lo mismo, los sueños cuando dormía estaban inundados de Seokjin. Seokjin. Seokjin.

Para cuando el celo aminoró y despertó, ya era miércoles a mediodía. Yoon no se encontraba, pues recordaba haber despertado más temprano, a las ocho, y haberlo mandado al colegio. Su hijo se quejó y alegó, pero al final no le quedó más remedio que ir cuando Jimin también intervino. Tae le aseguró que el celo ya estaba pasando y estaría mejor en un par de horas, y sólo con eso, el alfa se marchó.

Yeji, a su lado, también dormía. Su cachorrita no durmió con él esos días por comodidad y ahora se encontraba acurrucada, casi pegadita a su costado. Hope también estaba durmiendo en la cama y observó unos segundos al gatito, mirando el pequeño lacito que le pusieron alrededor de su cuello. Era de color naranjo.

Casi de manera automática, sin pensarlo demasiado y con su corazón apretado, agarró su móvil y buscó un contacto. Podía mensajearlo, claro, pero Tae no quedaría satisfecho con eso.

Él necesitaba consuelo. No era sólo su omega, sino él completo quien lo necesitaba. ¿Eso lo volvía un tonto? Puede que sí.

Su celular marcó tres veces antes de que contestara.

-¿Taehyung?

La voz de Jin, al otro lado de la línea, era suave y también cansado. Tae ya podía imaginarse por qué.

-Seoki.

El apodo brotó de sus labios con facilidad, tanto que casi no se dio cuenta. A él siempre le gustó mucho llamar a Seokjin por dulces apodos cariñosos, aunque no fuera bien visto por la sociedad coreana. Un omega le debía respeto a su alfa y no tratarlo con tanta confianza.

Seokjin no respondió al otro lado de la línea de manera inmediata. Parecía haberse quedado sorprendido tanto por su llamada como por la forma en que le habló.

-¿Tu celo se ha calmado? -preguntó  finalmente.

-Sí- Tae suspiró y se acurrucó con las mantas,- fue largo. Yo... titubeó un segundo -, gracias. Por haberme traído a casa y... y quedarte conmigo. Y por no hacer nada....

-No debes agradecerme nada -Jin habló con seriedad, es lo que mínimo que podía hacer, Taehyung. Es lo que siempre tuve que haber hecho por ti.

Otro silencio entre ellos. Tae cerró sus ojos, pensando en la conversación que mantuvo con el alfa antes de que su celo estallara. El alfa le había confesado parte de su infancia con quien fue su madre, abriéndose por primera vez a él de una forma que nunca hizo antes.

Él recuerdo lo hizo temblar. Si bien sabía la historia a grandes rasgos por lo que le contó el padre de Seokjin antes de marcharse, escucharlo de sus propias palabras le provocaba dolor por dentro. Imaginarse a un niño esforzándose por buscar el amor de su madre, desesperado por conseguirlo, luchando por tener una mirada de quién se suponía debía ser incondicional a ti... Tae lo vivió con su propia madre, pero él podía decir que su infancia fue normal y tranquila en la mayoría de los casos. Sin embargo, por lo que le había contado, para él no fue así: siempre vivió con la mirada juzgadora de su madre sobre él, con ese desamor materno que ningún niño debería vivir.

Pensó, entonces, si decirle si esa mujer vivía allí, en Estados Unidos. En New York. ¿Seokjin querría saberlo? ¿Quería buscarla para hablar con ella? ¿O prefería mantenerla lejos de sí?

-Seoki...

Otra vez el apodo. Quiso mantener las distancias con el alfa, pero ahora, sensible por su propio celo, le costaba actuar frío y lejano.

-¿Sí, i?

-El viernes es el cumpleaños de Yeji.


Taehyung no tuvo la valentía para contárselo. No se lo veía diciéndoselo como si nada, porque no sabía cómo iba a reaccionar. A pesar de todo... A pesar de todo, él no quería hacerle daño. No ese tipo de daño que podía ser irreparable.

...- Jin lo estuvo pensando mucho esos días, - me gustaría darle un regalo, si me dejas.

Taehyung hizo un pequeño ruido con su boca. Su cachorrita comenzó a removerse, parpadeando con sueño y estirándose.

-¿Qué cosas le gustan?-preguntó seokjin.

-Mmm-el omega le acarició el rostro a Yeji, que le respondió con un suave manotazo-. Ha estado obsesionada con How to train your dragon y las películas de princesas de Disney. Su favorita es Mulán y La princesa y el sapo.

Ti-ana!-gritó Yeji al escuchar ambas películas, y Hope se sobresaltó.

Tae le sonrió con cariño.

-¿Qué más? -Jin se escuchaba muy atento al otro lado de la línea.

-Juguetes interactivos-el omega dejó que su cachorrita se subiera sobre su pecho-. Tal vez...

-¿Le gustaría una casita para el patio? -sugirió Jin.

Probablemente sí. Enloquecería con eso. A Yeji le gustaba jugar con sus hermanos a cocinar, barrer y servir el té. En especial eso último. Incluso fingían que eran otras personas: ella, por supuesto, era Lady Princesa, mientras que Jimin era el Señor Pollito, Yoongi el Señor Osito y Jungkook el Señor Conejo. Ahora había incluido a Hope como el Señor Gatito.

-No creo que sea lo mejor-Yoongi miró el techo un momento, acariciándole la nuca a Yeji -, los chicos preguntarían de dónde la saqué. No...

Oh-la voz de Jin pareció temblar-,
—, tienes razón. Lo siento, no se me ocurrió. Voy a... a pensar en algo más pequeño y discreto.

¿Taehyung tenía derecho a sentirse mal? No lo pudo evitar, sólo pensando en lo que le estaba negando a Yeji para evitar un conflicto. Al fin y al cabo... ¿pretendía ocultarlo siempre? Por mucho miedo que sintiera en ese momento, ¿realmente les estaba haciendo un bien a sus hijos el ocultarle esa tremenda información? Y si seokjin quería ser un padre para Yeji... ¿no debería serlo? ¿Tae se lo negaría siempre bajo la excusa de que era lo mejor? ¿Y lo mejor para quién? No para Yeji, claramente.

-¿Tae?

Parpadeó, pues se había quedado muchos segundos en silencio. Yeji, en sus brazos, le devolvía la mirada con curiosidad.

-Si te parece... —dijo el omega-, podríamos vernos más temprano ese día. Los chicos tienen colegio hasta las tres y podríamos ir a comer juntos, con Yeji.

-¡Claro! -exclamó Jin sin pensarlo, porque no necesitaba darle una segunda vuelta a ese asunto. ¡Por supuesto, Taehyung! Dios, gracias. Yo... Muchas gracias-otra pequeña pausa. Parecía estarse haciendo normal eso. Yo... yo no sé si lo arruiné, sí. Cuando estabas en celo, Yeji lloraba y le dije que... que papá se haría cargo de todo. No sé si ella lo habrá entendido.

-Oh.

Taehyung recordaba muy vagamente el inicio del celo como tal. Había caído al suelo cuando sus piernas le fallaron, ahogado en un repentino calor que lo consumió casi de inmediato. Entre la nube de dolor y necesidad, sólo enfocó sus ojos en la mirada de Jin sobre él, apenas escuchando las cosas a su alrededor. Sólo se concentraba en sus ojos, en su voz dirigida hacia él.

-Entenderé si no le has hablado de mí...

-Lo he hecho -admitió, y Seokjin se calló. Nunca me pareció correcto ocultárselo. Es decir... A veces, ha preguntado por ti, sólo cuando ve a otros padres. Lo único que le he dicho es que tú no estabas aquí y se queda con eso-el omega cerró sus ojos. No sé...

-Si no quieres decirle que soy yo, lo comprenderé también.

Taehyung no tenía idea alguna de lo que iba a hacer los siguientes días, en primer lugar.

-Hablemos eso cuando nos veamos -pidió, ya que no tenía cabeza para hacerlo en ese momento.

-Claro, como tú quieras.

Era raro, pero desde que Seokjin llegó, que no podía pensar dos veces cada vez que él le hablaba con esa suavidad y permisividad. El alfa parecía no saber qué hacer por momentos, diciendo las cosas con extremo cuidado, sin atreverse a tocarlo (si obviaba lo del celo, por supuesto) y, a veces, de mirarlo. Le recordaba al muchacho de dieciséis años que le pidió salir con él por primera vez, con aspecto asustado y temeroso.

Y resultaba más confuso cuando, en su mente, todavía estaba ese Jin duro y exigente, ese que le rompió el corazón y tanto daño le hizo. Era una dicotomía enorme y, a veces, no le encontraba sentido.

-Debo ir a cocinar ahora -habló finalmente, aunque sabía que se quedaría otro rato en la cama. Otra vez, muchas gracias por lo del celo, seoki.

Yeji se percató del apodo.

-¿Es... es se-nol Hope?-preguntó de pronto, y sus ojitos parecieron brillar en emoción.

El omega suspiró.

-No fue nada. Taehyung... contestó jin al otro lado de la línea.

-Espera -Tae puso el altavoz de la llamada -, estoy con Yeji y me ha escuchado llamarte. Dile algo, mi amor.

-¿A Yeji?-habló seokjin, y el corazón de tae se estrujo, cuando entendió por qué Jin habló. El alfa también se dio cuenta enseguida de que el dulce apodo no iba hacia él -Eh, lo siento...

-¡Se-Se-nol Hope! -exclamó Yeji, acercando su boca al celular-. ¿Cundo... see you?

¡Hola, Yeji! - habló con rapidez, como si así pudiera obviar su desliz-. Eeeeeeh... ¿qué tal en unos días? ¡Cuando sea tu cumpleaños!

-Yeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeees! -exclamó ella, sonriendo. You... ¿vi-nes a mi cuple?

-Mmmmmm- Jin hizo unos ruidos con su boca, lo voy a pensar, ¡depende de cómo te portes con mamá!

-¡oooooooook! -Yeji se rió-. ¡Yo... Love you! ¡Muak! -y la pequeña hizo un ruido de beso.

-¡Yo también te amo, Yeji! -aseguró Seokjin, y ella se rió con felicidad.

Su corazón volvió a estrujarse al escucharlos interactuar de esa manera. Yeji se veía tan contenta, tan emocionada, que él supo en ese momento que no podría quitárselo jamás. Él no podría arrancarle nunca esa alegría.

Sacó el altavoz y se llevó el celular a la oreja, con Yeji mirándolo con expectación.

-Hablamos mañana, ¿está bien? -dijo Tae. -Te avisaré a qué hora nos podemos juntar el viernes.

-Sí, claro- seokjin se escuchaba más aliviado y contento, y el omega no pudo evitarlo, pero fue como si su propio estado de ánimo mejorara—. Gracias, Tae, de verdad... -pareció querer añadir algo más, sin embargo, al final retrocedió - Estamos conversando.

-Bueno-  también titubeó un momento - Nos estamos viendo. Adiós.

-Nos vemos.

El omega se apresuró en cortar la llamada, porque sabía que si no lo hacía, se le iban a escapar palabras de despedida dulces y empalagosas, como esas que se daban años atrás, cuando se llamaban.

Se enderezó junto a Yeji, comenzando a peinarle el cabello.

-Mami habló ella, con su voz algo baja y tímida.

-¿Sí, mi bebé?-preguntó, agarrando el cepillo de cabello para desenredarle el cabello.

-¿El... el se-nol Hope...?-titubeó, como si no supiera qué decir a continuación.

-¿Qué ocurre con él, Yeji?

-¿Es... mi papá?

Taehyung comenzó a peinar a su pequeñita. Su cabello era de color negro y largo, le llegaba hasta media espalda y, por lo mismo, debía desenredárselo con mucho cuidado. A Yeji le gustaba cuando lo hacía.

-Sí-le dijo con honestidad, porque él no podía ocultárselo o mentirle, lo es, Yeji.

-Aaaaah...

Le dividió el cabello en dos para hacerle trencitas.

-¿No quieres que sea tu papá? -preguntó, concentrado en su tarea.

-¿Papá es... es cómo mamá?

-Parecido comenzó a peinarla-, un papá te va a cuidar, proteger y a jugar contigo. Es como el señor Hwang con Thomas, Amber y Jackie.

-Aaaaaaaaaaaaah...

Yeji no dijo nada más por varios segundos. Tae decidió no presionarla, sabiendo que era mucha información para ella. Además, sabía que llenarla con preguntas y explicaciones podría abrumarla.

-¿Te hace feliz, Yeji?-preguntó finalmente, cuando comenzó con la segunda trencita.

La pequeñita hizo un ruido con su boca.

Siiiiii-dijo ella-. Me... me gussa él.

-Y él te ama-le aseguró Tae-, te ama mucho, mi bonita princesa-le terminó de peinar y la abrazó con fuerza, estrechándola en sus brazos. Y yo también te amo. Estás rodeada de amor, mi linda Yeji, y es lo que te mereces - ella se rió, devolviéndole el abrazo-. Te mereces todo el amor del mundo.

-¡Te amo!-le gritó Yeji, y Taehyung se rió con ella, con su corazón cálido por primera vez en mucho tiempo y un peso quitado de encima de él.


**********

Cuando la llamada se cortó, seokjin se movió con lentitud hacia la cama del hotel en donde se estaba quedando, y se recostó en ella, mirando el techo con una leve sonrisa en su rostro.

Su alfa estaba loco de felicidad, podía percibirlo con total claridad. A pesar de que fue un fin de semana difícil y complicado, esa llamada hizo que todo hubiera valido la pena. Hablar con Yeji (y Tae) lo valía.

Los últimos días fueron casi una tortura. Por la cercanía y el lazo pre-establecido, percibía el celo de Tae y su alfa lloriqueaba para ir en busca de él. Sentía tirones de necesidad al otro lado del lazo, casi percibiendo con claridad lo que el omega buscaba de su parte. Para seokjin, se sintió como si a cada hora le enterraran un cuchillo en su corazón.

Tuvo una hora, además, con Sandara. Lograron concertar un momento del día lunes para poder hablar online, y le contó todo a su psicóloga. Ella lo escuchó en silencio, aunque de vez en cuando ponía caras de sorpresa, confusión o incredulidad. Incluso recibió un leve reproche cuando le contó sobre el momento en que decidió ir a New York.

-Pudieron haber salido muchas cosas mal- regañó ella.

-Lo sé...

-Fuiste irresponsable-agregó ella, pero la vio suspirar-. Jin, si queremos avanzar, hay que pensar cinco veces lo que haremos a continuación. No dos veces.

Asintió, comprendiendo bien lo que Sandara quería decirle. Sabía que actuó muy rápido, siendo imprudente y cediendo a sus instintos más básicos. Su psicóloga fue demasiado clara con él cuando viajo: no debía dejarse dominar por su alfa.

Aunque así como recibió un regaño, también tuvo una felicitación cuando le contó sobre el celo de Taehyung.

-Pude controlarme -dijo él, acariciando distraídamente su cuello. Pudo sentir una ola de calor al otro lado del lazo, sin embargo, trató de no prestarle atención. Yo pensé... Tuve un breve momento en el que casi cedí, pero al final, logré recuperar la razón. Sabía que... que Tae, con toda probabilidad, no querría pasar su celo conmigo, y debía respetarlo. Si no lo respetaba... -se estremeció, a pesar de que no sabía si fue por sus palabras o por el celo-. No quiero pasar nunca más por encima de los deseos de Tae. .

Sandara asintió con la cabeza, viéndose algo cansada por el horario de la cita. Seokjin le preguntó varias veces si estaba segura de querer reunirse con él, sin embargo, ella insistió en que no había problema por la hora.

-Ahora...ella pareció pensarlo mucho, ¿Taehyung se marchó embarazado de Corea y conociste a tu hija? Me imagino que fue una gran sorpresa.

-Yo... estaba en shock-admitió, pensando en la bonita niña que volvía su corazón cálido. No podía creerlo, cuando Tae me lo dijo, fue como... -soltó una risotada. Por un momento, incluso creí que no era mía, que... que rehízo su vida con otro alfa...

-Seokjin -el tono de ella fue serio y dejó de reírse, ¿y qué pasaría si fuera así? Si, en unos años más, conociera a otra persona, ¿qué harías tú?

Su sonrisa se borró y también puso expresión de seriedad. Si era honesto... Era un escenario que se planteó varias veces, y a pesar de que no se sentía preparado para enfrentarlo, también tenía claro podía ocurrir en un futuro. Al fin y al cabo... Si Tae conocía a un alfa bueno, que le quisiera y no le tratara como él hizo, ¿no se lo merecía?

-Probablemente lloraría la sola idea le daban ganas de llorar, sin embargo, sabía que debía conversarlo, me echaría a morir. Sería... - no sabía a dónde mirar-, sería patético, por dios. Peor que ahora. Sería capaz de ir a rogarle, pero sí él siguiera adelante... -tragó saliva—, lo aceptaría tarde o temprano. Más tarde que temprano. Él tiene todo el derecho a ser feliz con otra persona.

-Y tú también, seokjin- Sandara lo observó Tienes derecho a darte otra oportunidad con alguien más si es que llega a darse la ocasión.

-Lo sé su corazón se apretó en dolor-, pero no sé si sería capaz de eso. Desde que conocí a Taehyung... humedeció sus labios, desde que lo conocí que mi vida ha girado en torno a él. Sé que no es bueno, que generé una gran dependencia hacia él, aunque... aunque no sé si seré capaz de soltarlo en algún momento -otra pequeña pausa-. A veces, creo que realmente no quiero soltarlo.

-Soltar las cosas es importante —señaló Sandara, en especial aquellas cosas que nos hacen daño.

-Lo sé la voz de Jin tembló-, pero como te digo... No sé si quiero hacerlo.

Sandara asintió con la cabeza y, para su fortuna, no presionó con ese tema. Ella siempre parecía saber muy bien cuando dejar un tema y no obligarlo a hablar.

-Así que... ¿Yeji?

-Sí, Yeji- su ánimo se iluminó al retomar ese tema, Tae no me lo dijo enseguida, él también se veía... se veía en shock. Yo le hablé un poco, pero no me contestaba, así que pensé en irme y, cuando me despedí de él, de pronto me lo soltó- suspiró. Ella es... Yeji es un sol. Es muy dulce y linda. Mi alfa... Todo en mí se removió con ella. Fue como recuperar un poco de alegría, hace mucho no me sentía tan... tan feliz.

Incluso ahora le costaba expresar bien cómo se sintió saber que fue padre otra vez, y de una preciosa niña que se parecía a Taehyung. Su corazón explotó por el amor, y tenerla en brazos lo era todo para él. Era una sensación de plenitud y tranquilidad que inundaba su alma, con la bonita sonrisa de su pequeña y esos ojitos oscuros ávidos de amor.

-¿Cómo cuando tuviste a tus cachorros en brazos?-preguntó ella.

Exacto! - volvió a sonreír. Creo que... que de los días más felices de mi vida, ha sido de esos. Cuando tuve en brazos a mis cachorritos por primera vez. Cada vez que la tomó en brazos, se siente como eso. Mi alfa no quiero soltarla nunca.

-Estás en una posición complicada -reflexionó Sandara, por lo que me cuentas, veo que ya has decidido quedarte no sólo unos días más, sino también semanas allá.

-No lo tengo decidido -habló el alfa.

-¿No? -ella le miró con una ceja enarcada.

-Bueno...  bajó la vista, avergonzado , puede que sí.

Sandara volvió a enarcar una ceja y el alfa sabía que no podía mentirle. Ella le iba a pillar.

-Está bien, sí-aceptó finalmente, me he estado proyectando con, quizás, dos semanas.

-¿Has hecho ya los trámites para quedarte más tiempo?

-Sí- una pequeña pausa. No debería tener problema alguno ya que me he tomado el mes de vacaciones y he iniciado los trámites para extender mi estadía aquí.

La omega asintió con la cabeza. Seokjin casi se esperaba un regaño, pero para su sorpresa, ella no reaccionó de la forma que esperaba.

-Comprendo que todo esto es un golpe duro para ti-dijo Sandara con voz suave. No ha tenido que ser fácil para ti. Para cualquiera es un shock saber de la noche a la mañana que es padre de otro niño, y entiendo también que tú alfa debe estar alterado. Pero quisiera saber... ¿Yeji no es sólo el motivo de alargar este viaje?

Tal vez eso era lo más agradable de conversar con Sandara: que ella no le juzgara ni criticara duramente sus decisiones. Lo que más necesitaba en ese momento era que alguien pudiera escuchar sus problemas y aquellos sentimientos que le aquejaban, y si bien a Sandara le pagaba por eso, no quitaba que la mujer fuera agradable y le inspirara confianza para decirle todas esas cosas.

-No -Jin tragó saliva, también quiero... Me gustaría poder ver más a mis hijos. Si bien pude hablar un poco con Jimin, quiero hacer lo mismo con jungkook y Yoongi, a pesar de que sé que Yoongi no lo desea. Deseo volver a recuperar un poco de mi relación con mis hijos.

Seokjin tenía más que claro lo que iba a pasar con Yoongi, no tenía ni siquiera que analizarlo largamente. Sin embargo, él no quería tampoco rendirse antes de tiempo ni echarse a morir con tanta rapidez. Sí, Yoongi lo mandaría al diablo muchas veces, puede que durante largos meses. O, incluso, años. Pero lo aceptaría y seguiría allí, a su lado, haciéndole saber que estaba presente en su vida a pesar de que él no lo quisiera.

Lo que más quería era pedirle perdón, a los tres, por cada error que cometió. Y abrazarlos. En especial eso.

-Uno nunca está preparado para el rechazo, y mucho menos el rechazo de los hijos —comentó Sandara, pero lo importante es no dejarlo en eso.

-Lo sé- Jin suspiró. Y lo que buscó igual es... es conversar más con Taehyung. No volver con él -se apresuró en añadir—, simplemente... simplemente hablar con él. No para justificarme, pero sí para explicarle varias cosas como lo fue mi relación con mi mamá. Y hacerle saber que... que si quiere divorciarse, entonces firmaré los papeles- su voz se ahogó. Si eso es lo que más quiere en la vida, se lo daré sin ninguna vacilación.

-Es un gran avance- Sandara le sonrió-, y algo difícil también, Seokjin. Y me alegro de notarte también tan consciente de la realidad y considerando tus posibilidades.

No pudo menos que darle la razón, y es que al fin y al cabo, era lo que debía hacer. Ya se había dado de cada uno de sus errores, no quería volver a cometerlos, y por mucho que amara a Taehyung, él no podía seguir forzando más al omega de ninguna forma. Se equivocó y era momento de vivir las consecuencias de sus acciones.

Gracias a esa sesión con Sandara y percibir los constantes tirones de necesidad por parte del omega gracias a su celo, esos días fueron una mierda. Pero ahora, con esa llamada de Tae, escuchar su voz y poder haber conversado brevemente con Yeji, sirvió para que su ánimo se reestableciera.

Comenzó a pensar en el regalo para su cachorrita. Su primer impulso era darle algo grande, gigante, como esa casita que le mencionó, imaginándose lo feliz que estaría ella por algo tan enorme. Sin embargo, tuvo que recordar lo que el omega le dijo: los chicos iban a preguntar si aparecía con ese regalo.

Tendría que ser algo más pequeño, entonces. Por lo mismo, se puso de pie y abrigó, saliendo de la habitación y dispuesto a encontrar el regalo perfecto para Yeji.

*********

Yoongi se había dado cuenta de un par de cosas esos últimos días, y por lo mismo, se sentía más inquieto de lo normal.

Jimin estaba muy callado y distraído. Atendía menos en clase, tanto que se llevó varios regaños de Yoongi por no enterarse de nada de lo que decían los profesores, y cuándo le preguntó qué demonios le pasaba, sólo se encogió de hombros y puso una mirada triste. Yoongi sospechaba que alguien le rompió el corazón, pero luego de pensarlo más veces, se dio cuenta de que eso era ridículo. Él nunca le vio de manera íntima con ningún alfa del colegio y no apestaba raro. Se estaba convenciendo, en ese momento, de que debía ser su celo cerca.

En segundo lugar, el celo de mamá. Fue algo extraño y anormal, porque lo observó dormir poco y quejarse más que nunca. En sus anteriores celos, mamá nunca se quejaba y dormía con profundidad a su lado, dejándose dopar por las hormonas alfas que él emitía. Ahora, cuando mamá se le acercaba y le olisqueaba el cuello, veía su expresión de ligero desagrado y angustia. Se preguntó si es que acaso su situación con Ghislaine estaba repercutiendo en su propio aroma.

Por último, estaba Yeji. Su hermanita menor estaba más activa, emocionada y feliz. Se reía mucho y jugaba con alegría, incluso se estaba comiendo los pimentones en sus comidas sin queja alguna. Desde que nació que Yeji se caracterizó por ser callada, poco comunicativa y muy, muy tranquila. No gritaba mucho. Pero ahora, chillaba por cualquier cosa y empeoraba cuando mamá comenzaba a hacerle cosquillas. Parecía haber una extraña complicidad entre mamá y Yeji, por muy tonto que sonara.

A Yoongi todo eso le parecía muy extraño, y no le gustaba. Los cambios le disgustaban y le hacían sentir muy asustado, porque le daba la sensación de que no tenía control alguno sobre lo que iba a ocurrir. Él prefería tener el control de todo.

Además, a todo eso se le sumaba su situación con Ghislaine. No tuvo mucha cabeza para pensarlo, ya que se preocupó del celo de mamá esos días, pero ahora que estaba en el colegio, era inevitable no verla. Ella se veía...

Bueno, la seguía considerando muy bella. Sin embargo, la notó un poco más delgada, con evidentes ojeras bajo sus ojos y muy pálida. Él no pudo evitar preocuparse, y por lo mismo, agarrando valor de dónde no sabía, fue hacia ella.

-Ghis-habló.

Notó sus hombros tensarse, ya que ella le daba la espalda mientras guardaba sus libros en su casillero. Yoongi se quedó quieto mientras la observaba cerrar la puerta antes de voltearse hacia ella. No pudo evitarla y la olisqueó, percibiendo ese ligero aroma a manzana que ella poseía. Le gustaba demasiado su olor.

-Yoongi dijo ella, observándolo con expresión indescifrable, -hola.

El alfa tragó saliva, mirando a su alrededor para decidir si la gente que pasaba a su alrededor podrían escucharlos. Jimin y Jungkook se fueron primero al comedor, pues era la hora de almuerzo. Por lo mismo, el pasillo estaba algo vacío.

-¿Podemos hablar?-preguntó, tratando de poner un tono suave.

Ghislaine también miró a su alrededor. Era bastante claro sobre lo que iban a conversar, así que finalmente ella le hizo un gesto, y la siguió mientras caminaban hacia el patio trasero. Sólo los niños más pequeños estaban jugando allí, así que ellos fueron a una banca bajo uno de los árboles aprovechando que el lugar estaba casi vacío.

Los dos se sentaron, algo alejados el uno del otro. Yoongi sentía ganas de acercarse y darle la mano, pero sabía que ella no lo quería.

-Yo... um... comenzó a decir, tratando de reunir más valor-, quería pedirte perdón por... por haber reaccionado de la forma que hice cuando me contaste de tu... de tu embarazo.

Ella lo observó en silencio, aunque tampoco se fue, y eso significaba que le estaba escuchando.

-Ahora me doy cuenta de que tú buscabas apoyo en mí, y yo sólo puse las cosas al revés -bajó la vista-. Tu... tu noticia me agarró por sorpresa y supongo que me estaba proyectando demasiado contigo, por eso me empeñé en hacértelo saber de una forma que no fue la mejor.

-Yo igual me proyectaba contigo —dijo ella, y su voz sonaba triste-. Me gustas mucho, Yoongi. Pero un embarazo...

Yoongi trató de luchar contra ese instinto alfa que estaba muy arraigado en él, que prácticamente le estaba gritando que ella debía tener a ese bebé y así formar una familia con él.

-Todavía no estoy... no estoy de acuerdo con tus deseos, Ghislaine-decidió decir, pero no... no voy a impedirtelo. Si no lo has hecho, si es lo que tú quieres, entonces puedes hacerlo -mordió su labio inferior-. Y si has cambiado de opinión, debes saber que yo me haré cargo del bebé.

Ghislaine asintió con la cabeza.

-También quería pedirte perdón -dijo ella, abatida, no reaccioné demasiado bien ese día. Te dije un par de insultos -también se notaba avergonzada que no tenían razón de ser. Perdón, Yoongi.

Yoongi trató de sonreír un poco, a pesar de que todo en él estaba en alerta y evidente tensión. Por mucho que quisiera que las cosas fluyeran, él no se veía capaz de relajarse en dicha situación.

-Está bien, acepto tus disculpas - deseaba mucho acercarse, pero percibió que ella también estaba algo tensa, por lo que se quedó en su lugar, -fui un poco... un poco tonto y romántico, ¿no? Es sólo que me acostumbré a que las cosas fueran así. En Corea el... el aborto-le costó decir la palabra -está prohibido y es normal que alfas y omegas se emparejen y casen a la mayoría de edad.

<<Y fue así con mis papás», estuvo a punto de añadir, pero se lo tragó a último momento. No quería pensar en sus padres ni en su historia, porque iba a enojarse mucho. Cada vez que pensaba en ellos juntos, le echaba la culpa de todo a Seokjin (no le gustaba pensar en él como su padre) y que hubiera sido mejor que mamá nunca lo hubiera conocido. Se enfadaba más si seguía pensando en que mamá lo amó, y prefería pensar que mamá generó esos sentimientos hacia él por culpa de la marca.

-Sí, luego de todo, razoné que para ti las cosas eran distintas-dijo Ghislaine, aunque no sabía cómo acercarme a ti. Me sentía muy culpable, y traté... ella sorbió por su nariz, de verdad que traté de ponerme en tu lugar y... y aceptar el embarazo. Pero no pude hacerlo. Realmente no lo quiero.

A Yoongi le provocó algo de dolor escuchar eso. Si todavía guardaba algo de esperanza, se hizo añicos al oír esas palabras.

-Está bien -mintió Jimin-, como te dije, voy a respetar tu decisión. Si no lo has hecho...

-No lo he hecho -admitió ella, con su voz como un hilo, aunque ya estoy cerca del límite, Yoon. Es que... es que no puedo hacerlo sola -sus ojos se llenaron de lágrimas, necesito que me acompañes.

Yoongi se giró a verla bruscamente, notando su aspecto desamparado y tembloroso. Se veía muy mal, con los ojos lagrimosos y la nariz enrojecida, y su primer instinto era consolarla. Sin embargo, no se acercó ni movió de su lugar.

-¿Acompañarte?-barboteó, y sacudió su cabeza. No, Ghis. Lo siento. No puedo hacerlo.

-Yoongi...

Comenzó a ponerse nervioso, a percibir que las cosas se le estaban saliendo de control otra vez. Odiaba eso. esa sensación de descontrol. Ya se permitió, cuando le contó a mamá la verdad, ser débil y llorar en sus brazos, dejando que él le consolara y le hiciera sentir otra vez un niño pequeño. Se desahogó con él, se dejó abrazar y logró comprender un poco más a Ghislaine y sus motivos. Además, le dio la razón con lo evidente: él podía no estar de acuerdo, pero al final, era Ghislaine quien decidiría lo que hacer. Así que él respetaría su decisión.

-Ya me estás pidiendo demasiado con que acepte lo que quieres-le dijo, tratando de no enojarse, aunque evidentemente molesto-, no me pidas más.

A pesar de que tenía los ojos llorosos, ella también se enfadó con sus palabras.

-Los dos provocamos esto -contestó Ghislaine -, deberías acompañarme, Yoongi -trató de suavizarse, -no puedo hacerlo sola, de verdad que lo intenté, pero... pero te necesito a mi lado. Yoongi, por favor...

-¡No! -explotó finalmente, y ella se sobresaltó, retrocediendo un paso-. ¡No te voy a acompañar, ¿entendido?! ¡Hazlo tú sola!

Ghislaine lo observó, herida, pero él sólo sentía que su enojo aumentaba y crecía. ¿Por qué ella tenía que pedirle eso? Él no estaba de acuerdo, no quería que ella abortara, y sin embargo, Ghislaine tenía el descaro de pedírselo. ¿Ella creía que iba a aceptar con una sonrisa en la cara? ¡Estaba loca!

En ese momento, sólo sentía ganas de hacerle daño.

-Haz lo que quieras -le recalcó-, pero cuando lo hagas, ni siquiera te molestes en decírmelo. Tú vas a cargar con las consecuencias. No quiero saber nada de...

Ghislaine le dio una bofetada, llorando y con los labios temblando. Yoongi retrocedió, no adolorido pero sí aturdido.

-Eres una mierda como alfa -le dijo ella, y se apresuró en marcharse, de seguro al baño para limpiarse el rostro.

Yoongi se quedó en su lugar, con la respiración acelerada y el corazón apretado por la angustia. Una parte suya quería salir detrás de Ghislaine y pedirle perdón, pero no pudo hacerlo, porque sólo podía pensar en lo que ella le dijo y lo que significaba.

Eres una mierda como alfa.

Yoongi recordaba haber pensado, un millón de veces, eso contra Seokjin. Cuando vivían en Corea, esos últimos meses y mientras veía cómo mamá se deterioraba más, marchitándose como una flor, sólo podía pensar en dichas palabras cada vez que lo veía . Eres una mierda como alfa, papá, quiso decirle varias veces, pero se contenía para no provocar una discusión.

Se quedó en ese lugar el resto del almuerzo, incapaz de ir hacia el comedor y fingir que se encontraba bien, porque evidentemente no lo estaba. No se sentía ni un poquito de bien, con el estómago apretado y su mente sólo repitiendo esas palabras. De pronto, fue como si un golpe de realidad le estuviera golpeando, y el miedo lo inundó por completo: él era como papá.

Era como papá. Era ese alfa duro, cruel y que pasaba por encima de las decisiones de a quién consideraba su pareja. Era un alfa retorcido y que sólo hería al resto.

Era como papá. La certeza de esa frase casi lo hizo llorar, y de pronto, sólo quería correr hacia mamá, abrazarlo y preguntarle si eso era cierto.

Cuando tocó el timbre para volver a clases, se movió casi en automático y con el cuerpo entumecido. En la sala de clases se encontró con Jimin, que le dirigió una mirada de desconcierto. No sabía qué cara debía traer encima, pero por su expresión, no debía ser una
buena.

-¿Yoongi?-le preguntó-. ¿Ha pasado algo con Ghislaine? La vi entrar llorando al baño.

-Nada-murmuró, y su voz le fue desconocida.

Para su fortuna Jimin pareció adivinar que lo mejor era no presionar, y sólo escuchó su suspiro de cansancio. Apenas atendió a la clase, con suerte escribió un par de frases en su cuaderno y se ganó un regaño de la profesora cuando lo pilló mirando el pizarrón con la cara en blanco. Fue peor cuando, al acabar la última clase, se reunió con Jeongguk, que venía con Jackson de la mano.

Su ánimo, ya agriado, se hundió en un pozo profundo de ira reprimida y confusión grotesca.

-¿Yoonie? —preguntó Jeongguk cuando lo vio con la mirada oscurecida y un rictus de rabia en su boca. ¿Ocurre algo?

-Nada -repitió, asustado de sí mismo por esos sentimientos tan retorcidos qué le inundaban.

Jeongguk miró a Jimin, como esperando una explicación, pero el mellizo menor sólo se encogió de hombros. Como intuyendo que lo mejor
era no hacerle más preguntas, el omega decidió despedirse de Jackson para aligerar un poco el ambiente (sospechaba que tal vez Yoongi no quería verlo con su novio en público todavía), y los tres se fueron hacia la casa.

-¿Qué le compraron a Yeji de regalo? - preguntó Jeongguk cuando sintió que el silencio era insoportable.

-Una Barbie -dijo Jimin, y le miró con el ceño fruncido. -Oye, pero tú no diste nada para comprarle el regalo.

Jeongguk puso una expresión escandalizada.

-¡Porque no tenía dinero! -se excusó.

-De seguro te lo gastaste en condones con Jackson -se burló Jimin, con toda la intención de avergonzarlo.

Funcionó, por supuesto: Jeongguk se puso colorado hasta las orejas y emitió un chillido de rabia, empujando a Jimin, que comenzó a reírse con escándalo.

-¡Eres malvado! -gritó Jeongguk-. ¡El peor hermano de la vida, Jimin!

-Espero que Jimin no lo haya dicho en serio -gruñó Yoongi, y las risas se cortaron. Jeongguk abrió la boca, pero no salió ruido alguno de su boca-. Como me entere de que te estás acostando con Jackson, lo voy a matar, ¿te ha quedado claro?

Cualquier otro día, habría dicho eso con tono ligero y resignado, siendo evidente que no lo decía con seriedad. Jimin se reiría con más ganas y Jeongguk habría buscado un lugar donde esconderse por la vergüenza.

Sin embargo, ahora sonó a una clara amenaza, con su voz empapada en cólera reprimida.

Jeongguk palideció y poco más se escondió detrás de su hermano omega. Jimin le devolvió la mirada a Yoongi con regaño y severidad.

-Le diré a mamá lo que acabas de hacer -le dijo, y agarró la mano de Jeongguk, tirando de él y caminando rápido para alejarse de Yoongi.

Si Jeongguk no hubiera estado con ellos le habría discutido con ganas, incluso le habría gritado por la estupidez que hizo. Sin embargo, Jeongguk no toleraba bien que discutieran en frente de él, se ponía nervioso y muy mal, así que Jimin le evitaba ese malestar.

Yoongi los siguió, sin querer alcanzarlos para evitar otra discusión.

Llegaron a casa y Jimin pasó a casa de los Liu para llevar de vuelta a Yeji. Mamá estaba ocupado en el trabajo, por lo mismo, cada uno se puso a hacer lo suyo: Jeongguk continuó viendo una serie en la laptop, mientras que Jimin sacó sus cuadernos para hacer una tarea pendiente. Yoongi se sentó en el suelo junto a Yeji, que estaba dibujando con concentración. Estaban sólo los dos en el living-comedor, y pronto Yoongi se inclinó a ver el dibujo.

-¿Qué haces, Yeji?- preguntó. Era un poco extraño, pero estar con su hermanita servía para relajarlo un poco. Su aroma apenas se percibía debido a que era todavía muy pequeñita y olía mucho a mamá, y quizás era eso por lo que le gustaba sentarse a su lado.

-Mmmm -Yeji no lo miró, una... ita-con cu-ple.

Frunció el ceño ante la chapucera respuesta y se inclinó para ver mejor el dibujo. La mayoría eran trazos desordenados en color café, y algo muy colorido en el centro de esos trazos. Si lo veía con concentración, podía imaginar que era un pastel de cumpleaños sobre una mesa.

Yeji siempre se dibujaba con dos trencitas, por lo que la reconoció al extremo de la mesa. A mamá lo dibujaba con ojos rasgados y orejitas de gato, y estaba al lado de Yeji. También se vio a sí mismo con los ojos como media luna, a Jimin con esa sonrisa cuadrada y Jeongguk con orejas de conejito. Incluso vio una bola en el suelo que quizás era Hope.

Pero había otra persona que no reconoció: era más alto que todos y estaba al lado de mamá. Tenía un corazón como sonrisa.

-¿Quién es él, Yeji? -preguntó, apuntando a esa persona. ¿Tal vez la tía Mary? ¿O el señor Hwang?

-¡Papá!-gritó Yeji, sonriendo con felicidad-. ¡Es pa papá!

Yoongi parpadeó con desconcierto y esa grotesca sensación sólo creciendo. Fue peor cuando escuchó una maldición de su habitación, y Jimin apareció con aspecto de horror. Detrás, Jeongguk se asomó con alarma.

-¿Papá? -repitió Yoongi, y por un momento, sintió como si eso no estuviera ocurriendo y todo fuera un sueño. O una pesadilla-. Yeji, ¿cuál papá?

-Déjala, Yoongi -habló Jimin con rapidez. Debe haberlo visto en una película, no...

¡Se-nol Hope! -gritó Yeji, y Jimin se calló
Se-nol Hope es papá.

En ese momento, la puerta de su casa se abrió y mamá apareció. Tae venía con aspecto cansado por el trabajo del día, y cuando miró a sus hijos, supo enseguida que algo iba mal: Yeji tenía una sonrisa, pero sus otros tres cachorros se veían como si hubieran visto a un muerto.

-¿Chicos? -preguntó-. ¿Qué ha pasado?

¡Mamá! -saltó Yeji, y agarró su dibujo, yendo hacia Taehyung-. ¡Es pa papá!

Taehyung abrió sus ojos por la sorpresa y shock de sus palabras. Casi de golpe, miró el dibujo y vio a las personas, y luego vio a sus tres hijos. Vio a Jimin tragar saliva.

-¿Mamá?-barboteó Jeongguk-. Mamá, Yeji dijo...

Taehyung podía imaginarse lo que dijo por sus caras. De pronto, sus hombros bajaron con derrota y agotamiento, y tratando de componer una sonrisa suave, se acuclilló y quedó a la altura de Yeji.

-Yeji -le dijo, tomándola en brazos, ¿vamos con la tía Mary y Thomas? Hoy le han comprado un nuevo juguete y Thomas quería probarlo contigo

-¡Ya! -Yeji lo abrazó-. ¿Papá vi-e-ne a mi cu-ple?

-Eso lo veremos -le dirigió una mirada a sus hijos, que estaban congelados-. Denme cinco minutos, chicos.

No esperó una respuesta, claro. Salió con Yeji para llevarla a casa de los Liu y así evitarle que viera y escuchara el desastre que ocurriría a continuación.

Yoongi todavía estaba aturdido por lo que acababa de ocurrir. No se movió de su lugar, rogando que todo eso fuera un horrible sueño, e iba a despertar en el salón de clases, pues se quedó dormido allí. O, mejor, todavía estaba en su cama y ese día de mierda nunca ocurrió.

Taehyung regresó y sacó una silla de la mesa para sentarse frente a ellos. Si bien Jimin ya lo sabía, lo mejor era que fingiera que recién se enteraba para evitar una horrible pelea entre sus hijos. Así que apoyó sus codos en sus rodillas y tomó aire.

-Su padre está aquí, en New York.

Jimin se sentó en el sofá, llevando a Jeongguk de la mano. Su cachorrito tenía los ojos brillantes y una mirada de ilusión, pero se concentró en Yoongi, que seguía sentado en el suelo y con los ojos idos.

-No -habló Yoongi, y su voz tembló―. No.

Taehyung no dijo nada más.

-¿Hace cuánto... llegó? -preguntó Jimin, desesperado por buscar una forma para que no explotara el desastre.

-Hace poco -Tae seguía mirando a Yoongi, pero ya he hablado con él y conoce a Yeji.

-No-repitió Yoongi-. No. No.

-Mamá -habló Jeongguk, y su voz también temblaba. -¿Es... es enserio? ¿Papá está aquí?

-Sí, Ggukie -una pequeña pausa-. Él quiere verlos, pero le he dicho que es decisión de ustedes hacerlo. No los obligar....-

-¡No! -exclamó Yoongi, y se puso de pie. ¡No, ¿qué estás diciendo?! ¡Por supuesto que no! ¡Ninguno de nosotros siquiera va a verlo!

-Yoongi - habló con tono suave, por favor, cálmate.

-¡No! -la cabeza del alfa lo único que hacía era repetir esa palabra. No. No. No. ¡¿Qué me calme?! ¡Ese jodido bastardo está aquí ¿y tú quieres que lo veamos?! ¡¿Qué mierda te pasa?!

-¡No le faltes el respeto a mamá! —gritó Jimin, poniéndose de pie también. -¡Ni se te ocurra volver a decirle eso, ¿me has escuchado?!

-Chicos, por favor -Taehyung se levantó igual, avanzando hacia ellos-, cálmense, por favor. No es necesario gritar....

-¡¿Qué me calme?! -yoongi retrocedió, sintiéndose desbordado y traicionado ¿¡Cómo se te ocurre?! ¡¿Es qué te está obligando a hacernos esto?! ¡¿Ha venido acaso para llevarnos de vuelta a Corea y tú lo estás aceptando?! ¡¿Has perdido la cabeza, mamá?!

Pudo notar que eso lo hirió, pero Yoongi se sentía con ningún filtro en la boca, con el pánico, odio y miedo burbujeando. No, ¿cómo iba a contenerse cuando su peor pesadilla estaba ocurriendo en ese mismo momento? Tenía que hacer razonar a mamá, a sus hermanos, a Yeji. ¡A Yeji, por dios! Ella sonreía como si ese hombre fuera un ángel.

-Yoongi -siseó Jimi, sacándolo de sus pensamientos, -siéntate, ahora -le agarró el hombro, trayéndolo de vuelta. Mamá nos está diciendo esto y tú...

-¡¿Es qué soy el único razonable aquí?! -gritó ¡Ese bastardo nos jodió la vida!

-¡No hables así de papá! -saltó Jeongguk con debilidad. Yo sí quiero...

-¡Te mataré si te atreves a hablarle, traidor! - gritó Yoongi, enloquecido.

-¡YOONGI!

Taehyung hizo a un lado a Jimin y agarró a Yoongi de la barbilla. Su agarre fue firme, feroz, y Yoongi se calló cuando vio la ferocidad en sus ojos. Se sintió como si lo hubiera golpeado, pero no fue así, y quiso encogerse en su lugar.

-Retira lo dicho, Yoongi -le dijo con seriedad.

Los ojos de Yoongi fueron hacia Jeongguk y vio el miedo cubriendo su cara. Ese mismo miedo que vio en el rostro de mamá esos primeros días.

Eres una mierda como alfa.

Su mundo se estaba derrumbando y Yoongi no sabía cómo evitarlo.

-Gguk-barboteó, y su hermanito menor, aquel a quien prometió defender y cuidarlo de todo daño, se puso a llorar por el miedo hacia él, lo... lo siento, Ggukie...

No siguió viendo su rostro, porque ahora mamá apareció en su visión. Taehyung le hizo un vago gesto a Jimin para que consolara a Jeongguk antes de volverse completamente a su hijo mayor. No le soltó de la barbilla y afianzó su agarre.

-Escúchame -le dijo-, por una vez en tu vida, escúchame Yoongi. Cálmate y escúchame.

-Mamá...-gimoteó Yoongi, y sus ojos se llenaron de lágrimas.

-Respira conmigo -ahora las manos de Tae lo agarraron de la barbilla-, respira conmigo, y con cada exhalación, suelta esa ira y rabia, Yoongi. Suelta todo eso.

No pudo evitarlo y también se puso a llorar, sobrepasado por todo lo que estaba ocurriendo en su vida y sólo queriendo que eso acabara. No era justo, no era justo...

Las feromonas de mamá lo inundaron y observó esos ojos afectuosos. Se forzó a inhalar y exhalar, sin dejar de llorar y tratando de que la rabia no le dominara, no lo convirtiera en ese alfa que tanto odiaba.

Él no quería ser cómo papá.

-Bien, así, así... la voz de Tae se volvió ronca-. Ahora, cachorritos, ¿pueden escucharme en silencio y tranquilidad, por favor?

Jeongguk asintió, pegado a Jimin, que le imitó. Yoongi sorbió por su nariz y también movió su cabeza en señal de afirmación.

Tae sentó a Yoongi en el sofá y le besó la frente. Luego, fue hacia Jimin, llevándolo también al sofá, y como con Yoongi, le dio un beso en la frente. A Jeongguk lo sentó en la silla que sacó previamente, y le acarició las mejillas, estampándole un sonoro beso en la punta de la nariz.

Y luego, se puso a hablar.

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