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Advertencias: drama y angst.







Jimin notó la expresión deprimida de Yoongi, mientras a lo lejos podía ver a Jeongguk y Jackson en la fila del comedor para buscar su almuerzo. Aprovechando la soledad (y el ruido a su alrededor), se inclinó hacia su mellizo.

-¿Ha pasado algo? -le preguntó.

-No. Sí-Yoon hizo un pequeño mohín-. O sea... Lo mismo de siempre, chim. Apenas he visto a Ghislaine...

Jimin tuvo la tentación de suspirar, pero sabía que era muy probable que eso lo molestara. A pesar de todo, él estaba muy preocupado por su hermano mayor y por la decisión que pudiera tomar, y es que pensaba que tener un hijo a esa edad no era lo más conveniente para su mellizo y la chica. Es decir... Jimin adoraba los bebés. A él le encantaban, y unos años atrás, quizás habría pensado distinto al hecho de abortar.

Pero el tiempo pasaba y las cosas eran muy diferentes ahora. Jimin sabía que mamá los amaba mucho, a todos sus hermanos, sin embargo, eso no quitaba la situación en la que los tuvo. Quizás mamá quería formar una familia con su padre, eso no se lo podía discutir, aunque la edad en que pudo haber tenido a sus hijos habría sido distinta. sabía... Él había escuchado algunas veces a mamá decir que le habría gustado ir a la universidad y estudiar algo. Y lo de Yeji...

Jimin no le habría juzgado si hubiera querido abortarla. Era su cuerpo, su decisión, y por sobre todo, el amor maternal no se podía forzar para nada. Creía que... que los hijos debían venir al mundo siendo amados desde un inicio, con ambos padres de acuerdo y siendo rodeados de todo el amor del mundo. Tener un hijo sin quererlo, cualquiera que fuera el motivo, y luego llegar a odiarlo... Jimin no se imaginaba algo más triste que eso.

-Pero ¿has tratado de hablarle? -preguntó Jimin, con su tenedor revolviendo los fideos que eran el almuerzo de ese día-. ¿O sólo te sientas aquí a lamentarte?

Yoongi le dio un golpe en el brazo.

-Eres un pesado-rezongó el mayor-. Además, ¿qué hay que hablar? Ella tomó su decisión... Puede que ya lo haya abortado- añadió, y la voz le tembló.

-Yoongi -Jimin le dirigió una mirada de reojo-, ¿estás seguro de tener un hijo?

-Ya te lo dije...

-Mira, es que... titubeó un momento-. A mamá le hace mucha ilusión que nosotros estudiemos, sabes eso. Que tú y yo podamos estudiar algo cuando salgamos de aquí. No te lo va a decir, pero se sentiría muy herido y triste que tú no entres a estudiar por querer hacerte cargo de la familia. Mamá no quiere eso... Y yo sé que tú tampoco. Te ves muy feliz con tu taller de música.

-Ir a la universidad no trae nada positivo-empezó a decir, si voy a formar una familia, la universidad sobra. Mamá...

-Yoongi-trató de razonar jimin-, está bien que quieras formar una familia, ¿vale? Pero Ghislaine no quiere, y debes respetar su decisión. Ella sí quiere ir a la universidad y, además, tampoco quiere un bebé. Tú sólo... ¿Te imaginas lo que podría pasar si ella tuviera también una depresión post-parto, como mamá? O peor, que no quisiera al niño...

-¿Qué tontería dices? -Yoongi se burló-. Los omegas siempre van a querer a sus hijos, ¡lo dice la ley de la naturaleza!

Jimin trató de no molestarse con esa opinión, porque le parecía muy conocida, como si estuvieran de regreso en Corea otra vez. Tuvo que contenerse para no responderle con alguna grosería, ya que eso sólo haría que yoon se pusiera más a la defensiva de lo que ya estaba.

Sin embargo, decidió no insistir más con ese tema. Es decir, sólo le dio un último consejo antes de ponerse a comer.

-Debes decirle a mamá-le dijo, más rudo de lo que hubiera querido, -aunque no quieras pedirle un consejo, vas a tener que decírselo tarde o temprano-rodó los ojos-. En el hipotético caso de que logres convencer a Ghislaine, mamá se enterará, y debe salir de tu propia boca. O va a enfadarse en serio. En serio-recalcó, pues mamá jamás se enojó demasiado con ellos, y puede que esta vez sí fuera así.

El ánimo de Yoongi volvió a desinflarse, como si las palabras de Jimin fueran la causa de todos sus problemas. Por el contrario, el omega sólo pensaba que Yoongi necesitaba una seria conversación con alguien mayor que le hiciera ver la forma en que estaba actuando. Casi... Casi estaba adoptando una actitud como la de su padre, pensando sólo en lo que él quería y no en lo que quería Ghislaine. Aunque eso no se lo iba a decir, porque ahí sí que iba a enfurecerse con él.

El resto del día en el colegio transcurrió con normalidad. Desde que estaba saliendo con Jackson, Jeongguk prestaba menos atención a su alrededor así que se la pasaba en las nubes y apenas dándose cuenta del bajoneo de Yoon. Aunque eso era ideal para Jimin, porque lo que menos quería era que su hermanito menor se enterara de lo que le estaba pasando. Quería mucho a Jeongguk, pero a veces era un fisgón, y además que no podía mantener la boca cerrada por mucho tiempo.

En la clase de química, por accidente casi provocó un incendio y tuvieron que sacarlos del salón mientras se activaban los rociadores de agua. La profesora lo estuvo regañando por diez minutos, pero ya estaba un poco acostumbrada a que cada año ocurrieran ese tipo de situaciones. Jimin sólo pensó en lo aburrido que era esa asignatura jamás hacían algo que fuera emocionante.

Al salir, se fueron directamente a casa, encontrándosela vacía y sin rastro de su madre o Yeji. Suponían que debía estar con los Liu, y Jimin se llevó una gran sorpresa cuando se enteró de que no fue así: Amber le invitó a jugar un videojuego y no vio a mamá por ninguna parte. Trató de no preocuparse demasiado, la señora Liu le dijo que le pidió permiso para salir más temprano e ir a comprar lo que faltaba para el cumpleaños de Yeji, pero Jimin no pudo evitar algunos nervios. Siempre era así cuando mamá salía y no podía comprender bien el por qué. Si él hubiera podido... Si él pudiera, alguna vez, tener un buen trabajo, mantendría a su mamá para que no trabajara nunca más y se preocupara de él. Por eso quería seguir estudiando, para cuidar de mamá en unos años más.

De cualquier forma, jugar con Amber le distrajo un momento de todos los problemas en la casa y sirvió para desestresarse también. Era divertido gritarle a una pantalla, como si los personajes de allí realmente pudieran oírlo.

Volvió a la casa una hora después y mamá todavía no llegaba. Ya serían casi las seis y empezaría a oscurecer, ¡eso no era un problema? Podía escuchar a Jeongguk y Yoongi discutir en el cuarto, peleando porque Gguk quería dormir en la cama de arriba de la litera mientras que Yoon le decía que no lo dejaría bajo ninguna forma. En el sofá, Hope dormitaba al lado de la estufa. Que ellos no se preocuparan estaba bien, sin embargo, él sí comenzó a sentirse un poco alterado. Las noches podían ser peligrosas para un omega, sabía que no era justo, pero...

Se giró cuando escuchó la puerta siendo abierta. Vio de reojo a Hope estirándose, y pensó en que Yeji tenía a ese gatito muy consentido. Sonrió cuando mamá apareció con la pequeña de la mano, que venía muy sonriente y contenta.

-¡Chimchim! -gritó ella, feliz, y Jimin la tomó en brazos.

-¿Cómo te fue hoy? -mamá pasó directo a la cocina, cargando las bolsas- ¿Cuántas cosas te compraron, enanita? ¿Cuántas...?

Se detuvo un momento, escuchando las risitas de Yeji por la felicidad de estar en brazos, y su nariz detectó un aroma distinto.

No, no distinto. O sea, sí diferente, pero no desconocido. Olía... olía a vainilla.

Yeji soltó más risas cuando comenzó a olisquearle la zona del cuello e, incluso, parte de sus ropas. Sí, eso era vainilla. Vainilla. Pero no cualquier vainilla.

Jimin, hasta ese momento, sólo conocía a una persona que oliera así, y ese era su papá. Él podía reconocer ese aroma donde fuera, porque siempre que lo abrazaba, era como si ese olor le hiciera sentir mucho mejor. Además, a él le encantaba, ¡era su segundo olor favorito en el mundo unos años atrás! Especialmente en sus celos, porque papá le abrazaba con fuerza, le acariciaba el cabello y le hacía saber que le quería mucho, mientras él se restregaba contra su cuello para quedar impregnado en ese aroma.

Ese era el aroma de papá.

Miró a Yeji, que mantenía la sonrisita, y luego a mamá, que se había puesto a cocinar la cena y permanecía con total tranquilidad, ajeno a él. Iba a hablar, pero en ese momento aparecieron sus dos hermanos.

-¡Chim!-chilló Yeji-. ¡Kookoo!

Jimin proceso todo con rapidez y, sin pensarlo demasiado, extendió sus feromonas para cubrir el otro olor en Yeji. No sabía qué estaba pasando exactamente, sin embargo, tenía más que claro que si Yoongi percibía ese olor, probablemente enloquecería. Y si Jeongguk también lo notaba, tal vez se emocionaría. No. Ellos no podían olerlo.

-¡Oye, déjala! -dijo Yoongi de pronto-. ¡La vas a ahogar!

-¡Quítate, idiota! -bufó Jimin-. ¡Es mía!

-Maaaaaaaaaaaaaaaaaaaaain!-gritó! Yeji, riéndose escandalosamente

Yoongi sólo bufó, sin poder entender un poco a su hermanita menor y fue hacia la cocina para ayudar a mamá con la cena. Jeongguk no tardó en seguirlos, contándole a mamá todo lo que había hecho ese día, y Jimin dijo que llevaría a Yeji a la habitación a ponerle el pijama.

Una vez allí, y dejando la puerta entreabierta, comenzó a luchar para quitarle la ropa. Yeji parecía venir muy hiperactiva, por lo que tuvo que batallar duramente para tranquilizarla. Qué raro, porque ella no solía actuar así. Por el contrario... Yeji siempre fue muy tranquila y casi complaciente.

-Yeji-le dijo, abrazándola y así calmándola-, ¿qué hiciste hoy con mamá?

-¿Mami? -repitió Yeji, y dejó que Jimin le soltara las trencitas-. Mmmm, wi si a man...

Era un poco gracioso, pero el inglés se le era más fácil a Yeji para explicar cosas. El coreano se le hacía bastante difícil si quería decir alguna frase más larga, así que recurrir al inglés para expresarse.

-¿Un hombre?-se estiró y prendió la televisión con el control remoto, esperando que eso sirviera para hacer ruido de fondo. ¿Qué hombre?

-les... iesterdai!-exclamó ella.

Jimin sintió su estómago caer ante lo que oía. ¿A qué se refería, exactamente, con ayer?

-¿Ayer? -volvió a inclinarse para olisquearle el cuello, percibiendo la vainilla todavía. Su omega pareció gritar <<papá, papá>>, repetidas veces-. ¿El hombre que te ayudó a encontrar a mamá?

-¡Sí!-dijo Yeji antes de reírse por la caricatura en televisión.

Las cosas para Jimin se volvían más y más oscuras a medida que comenzaba a entender todo. Santo Dios, santos dioses... ¿Lo que pensaba era posible que fuera cierto? De sólo considerarlo, era como si su mundo se desestabilizara por completo, porque eso significaba... significaba que...

-Ese hombre... -habló, pero sentía que no era su propia voz-, ¿te dijo su nombre?

-¡Sí! -repitió Yeji, distraída por los dibujos animados.

-¿Cuál era?

-¿Ah? -la pregunta pareció sacarla de su concentración, porque se volteó a verlo-. Aaaaaaaah... -ladeó la cabeza, viéndose muy confundida-. Jo-se.

Esa respuesta le hizo fruncir el ceño levemente, ¿eso no era español? En el curso, tenían a tres estudiantes latinos: Alicia, Camila y José. ¿Quizás él aroma de vainilla era común en los alfas y por eso lo estaba enredando? Pero...

-¿Segura?-le preguntó Jimin.

Yeji arrugó las cejas, como tratando de recordar lo que le había dicho ese hombre.

-Misses Hope-dijo, tratando de esforzarse, hasta que su carita se iluminó-. Misses seoki! Is laik soki, hopi, my miau miau!

¿Hope? ¿soki? Santo dios. Santo dios de cualquier religión existente.

Cerró sus ojos brevemente y retrocedió varios años atrás.

Te amo mucho, seokii, seoki...

Borra esa cara, seoki, el enojo no te sienta bien.

Seoki, los niños han dicho que quieren ir a Isla Jeju para el verano.

Suran es mi amiga, y me he sentido tan solo estos días, seoki.

No he hecho nada malo, pero ahora siento que soy un monstruo, y eso no me gusta, Seoki.

Seoki. Seoki. Seoki, de Seokjin. Pudo sentir su mundo dando vueltas a su alrededor, sin entender bien lo que eso significaba. Su padre... su padre...

Se forzó a respirar y así no entrar en pánico por lo que estaba oyendo. Ni siquiera se veía capaz de concretar la idea, porque eso significaba que sería realidad y él no se sentía preparado para enfrentarlo. Él no se sentía ni un poco para hacerle frente a esa situación desquiciada.

-Seoki-murmuró Jimin, y Yeji lo observó-, era... ¿era agradable?

-Yes! -Yeji se veía tan feliz, tan contenta-. Su... su esmail fue como... laik a jert!

Que inglés tan chapucero y extraño. Hablaba y mezclaba palabras en coreano, pero al menos, podía entenderle bien. Y al entenderle, ya sabía que no quedaba ninguna duda alguna: era su padre. Su padre.

Sin embargo, no tuvo tiempo para procesarlo o aceptarlo por completo, porque de pronto Yoongi apareció, diciendo que la cena estaba lista. Su hermano mayor se le quedó mirando unos largos segundos, quizás averiguando el motivo de su expresión.

-¿Qué ha pasado? -preguntó, yendo a tomar a Yeji en brazos. -Tienes cara de haber visto a un muerto.

Parpadeó, tratando de sonreír, aunque no sabía si lo logró. Sentía su mente demasiado confusa todavía.

-Me sorprendí por tu fealdad-le soltó.

Por supuesto, Yoongi medio se enfadó con sus palabras y se fue maldiciendo en coreano para que Yeji no le
entendiera. Jimin se tomó un minuto para respirar con profundidad, esperando no entrar en pánico por lo
que acababa de descubrir. Lo peor, sin embargo, era no poder hablarlo, al menos por ahora, porque él no se lo
iba a contar ni a Yoongi ni a Jeongguk. Eso sería casi un suicidio familiar.

La cena transcurrió con total calma en general. Mamá alimentó a Yeji, que seguía muy animada, mientras que ellos le contaron como les fue en el día.

Él estuvo bastante callado en general, pero al menos, no hicieron preguntas o insistieron para saber qué le pasaba. Mamá siempre decía que, si no quería hablar, no había por qué presionar, aunque a veces era bueno soltar las cosas para quitarse un peso de encima.

Jimin debía esperar, de todas formas. Esperar el momento para hablar.

Se fueron a acostar pasadas las once, pues al día siguiente tenían talleres extraescolares y debían quedarse hasta tarde en el colegio. Yeji se había ido a
dormir hacía mucho, y mamá lavaba los platos en lo que ellos terminaban sus tareas y se marchaban a acostar. En
media hora, Jimin escuchó los ronquidos de Yoongi y resoplidos de Jeongguk, así que se calzó las pantuflas y salió.

Creía que mamá estaría en su habitación, pero se sorprendió al no verlo allí. Tampoco estaba en el baño o
en la cocina, y un poco confundido, salió al exterior y lo vio, envuelto en un abrigo y...

¿Y con un cigarrillo en la mano?

Taehyung le observó con una expresión desconcertada, y pasados unos segundos, escondió con rapidez el
cigarrillo en su espalda, como si creyera que no lo vio.

-¿Mamá? -susurró el omega menor.

-¿Qué haces despierto? -preguntó Tae, atónito por verlo frente a él-. Ya es tarde, chimchim.

El menor miró hacia el interior y volvió a entrar, sólo para salir un momento después con su abrigo encima para
capear el frío. Encontró a mamá apagando el cigarrillo en
el suelo.

-Mamá, no es necesario- dijo casi de
inmediato, -está bien, no pasa nada si fumas...

-No es un buen ejemplo -murmuró Tae.

Jimin quiso sonreír un poco por la ironía, porque no comprendía eso de ser un buen ejemplo. Para él,
independiente de si fumaba o no, mamá era el mejor ejemplo que podía tener. Que fumara era sólo una
tontería aparte y que no influía en su visión.

Aunque podía comprender ese pensamiento de mamá. Mamá vivió toda su vida en Corea, un país que
consideraba a los omegas como inferiores y que debían tener una actitud casi intachable. Fumar se veía muy mal en los omegas de Corea, casi era una alarma roja de que ese omega era rebelde y desobediente. Y mamá, muy a su pesar, tenía esas ideas muy metidas en su cabeza, no para ellos, sino para él.

-Está bien, mamá-repitió, yendo a su lado y apoyándose en la pared-, a mí no me importa. Es más, ¿me das uno?

Taehyung lo observó con el ceño levemente fruncido, que pronto se relajó al notar la evidente broma en el tono debsu hijo.

-Como me vuelvas a pedir uno, te castigaré por dos meses-le dijo.

Jimin ahora sonrió con más suavidad, sintiendo el frío calar en sus huesos. Pronto iniciaría la primavera, pero el invierno todavía era helado en sus últimos días.

-¿Qué haces aquí fuera, mamá?- preguntó el menor, observando que estaba en pijama, pero con el abrigo encima.

-Necesitaba un poco de aire-dijo Tae, sintiendo la necesidad de tener un nuevo cigarrillo en su mano-, pero ya iba a entrar, Chim. ¿Qué pasa contigo? ¿No puedes dormir? Si quieres, te puedo calentar un poco de leche...

-Mamá- Jimin se le acercó y puso sus manos en los hombros de él. En ese momento, sólo recién se dio cuenta de que ya era más alto que él-, ya no soy
un niño. Puedo hacerme eso solo, no es necesario que lo hagas por mi.

Tae se le quedó mirando, y Jimin sólo podía pensar en lo mucho que podían cambiar las cosas de un momento
hacia otro. En lo mucho que amaba a mamá ahora, pero tiempo atrás pensaba que no lo amaba tanto. En cómo él fue feliz cuando niño, sin embargo, creció y se dio cuenta de que las cosas en su familia no eran tan sencillas, y provocó mucho dolor en la persona que más le amaba en el mundo. Él siempre se iba a arrepentir de eso.

-Me gusta consentirlos- dijo mamá, y se veía un poco triste de pronto-, me gusta verlos como mis niños pequeños, a pesar de que ya están grandes -trató de
sonreír levemente. Este año ya cumplen la mayoría de edad y pronto estarán en la universidad.

-No me iré lejos-respondió Jimin, porque eso ya lo tenía decidido-, voy a estudiar aquí, en Nueva York, para
cuidarte también.

Mamá sólo asintió, pero seguía luciendo algo apenado por la situación. Jimin sabía que, para él, siempre
serían sus bebés y no podían evitar que los mirara de esa manera, al fin y al cabo, luego de todo lo ocurrido...
Mamá tuvo que hacer muchos sacrificios para darles lo mejor, e incluso si la situación era adversa, encontró la forma de seguir adelante por ellos.

-Mamá-volvió a hablar, y frotó sus manos en los hombros del mayor, como si de esa forma pudiera relajarle-, yo... Hoy Yeji tenía un olor raro.

Percibió enseguida cómo se tensó. Sus hombros se pusieron rectos, la expresión en su rostro se congeló y el tiempo pareció detenerse un largo segundo entre ellos. Jimin, durante toda la cena, estuvo pensando sobre cómo hablar de eso, cómo sacarlo a colación, y al final sólo decidió que lo mejor sería ser directo y evitar rodeos.

-Sé que ese olor es de papá, y en un inicio, estuve muy confundido, porque no lo podía entender, mamá - continuó -, y también me enfadé.

-Chim...

-Déjame terminar-pidió el omega, y mamá se calló, todavía muy fuera de sí-, estaba enfadado y por eso hablé poco en la comida. No podía... no podía entender por qué Yeji olía a él, y sólo me hizo pensar en que eso significaba que tú estabas hablando con él. Y, mamá, eso me enfadó mucho más, porque menos podía entender la
razón por la que hablabas con papá luego de todo lo que te hizo, de lo que nos hizo.

Pudo notar cómo los ojos de Tae parecían brillar en señal de lágrimas, por lo mismo, se apresuró en continuar, pues lo que menos quería era provocar que llorara.

-Y después, el enfado se fue, mamá- continuó Jimin —,porque mamá, yo no soy nadie para decirte cómo llevar
tu vida, ¿vale? Y si tú quieres a papá en tu vida... Pues está bien, ¿bueno? O si sólo quieres hablar con él, yo no te lo
voy a prohibir o enojar por eso -su garganta se apretó y ahora las ganas de llorar las sintió él-, porque yo te
quiero, mamá, y quiero que seas feliz. Y estoy harto de que te prohíbas cosas por el resto, o antepongas al resto antes que a ti, porque eso no está bien. Sé que papá te hizo daño, y puede que todavía no lo hayas perdonado, y puede que nunca lo perdones, pero sé también que lo quieres y yo no quiero que te sientas culpable por eso o por nosotros.
"Yo quiero... -ahora ya no pudo controlarlo más y empezó a derramar lágrimas-, mamá, lo único que quiero es que encuentres tu felicidad en algún momento, porque eso me haría feliz a mí también -su voz comenzó a ahogarse, y lo siento mucho, mamá, porque antes fui muy malo contigo y era egoísta también, y no quiero ser
nunca más esa clase de hijo, ahora yo sólo quiero que tú estés bien y no me importa si estás hablando con papá,
de verdad que no me importa....

Taehyung se movió y lo abrazó, y empezó a berrear como un niño pequeño, como cuando tenía cinco años y se caía, haciéndose alguna herida en la rodilla.

Mamá siempre corría hacia él, lo tomaba en brazos y empezaba a  consolar, y él se acurrucaba en sus brazos, oliendo su dulce aroma a café y mandarinas. A veces, Tae le cantaba con esa grave voz que tenía, bajita y
apenas un susurro, pero a él le gustaba mucho cuando lo oía, porque eso significaba que estaba bien y nada malo le pasaría.

-Oh, mi Chimchim -dijo, abrazándolo con tanto amor en su corazón, que ese fuerte calor pasó a través del lazo con su hijo, provocando que llorara un poco más por la sensación de sentirse tan querido-, mi pequeño y bonito cachorrito príncipe, mi bebé pollito...

El llanto fue peor ahora y sólo abrazó con más fuerza a mamá, que no parecía importarle si dejaba su pijama lleno de lágrimas y moco, sólo le seguía abrazando con mucho cariño y amor. A veces, se preguntaba cómo el amor de mamá podía ser infinito, era como una fuente que nunca se acababa.

-Escúchame- comenzó a decir Tae, con el estómago revuelto, pero sin ser capaz de buscar una patética mentira. No luego de que su hijo se hubiera abierto de esa forma ante él, hablándole sobre cómo se sentía respecto a esa situación. El corazón del omega se estrujó y rompió al verlo llorar, y estaba cansado de las mentiras, -es... es cierto. Tu padre... Tu padre está aquí, yo... -suspiró, dándole un beso en la mejilla-, nos encontramos por accidente, ¿bien?

-¿A-accidente?-barboteó el omega, separándose con el rastro de lágrimas secas en sus mejillas-. ¿Cómo? ¿Él no nos llevará de regreso?

-No, claro que no lo hará -Tae le acarició el cabello - Sólo que... que las cosas son muy difíciles, chimchim. para los dos en este instante....

-Pero él... él...

-Hemos conversado poco-continuó-, y ha conocido a Yeji. La situación se ha complicado con esto, pero papá no ha venido con la intención de obligarnos a
volver. Él sólo... Sólo quiere conversar con nosotros.

-¿Nosotros?- jimin se echó hacia atrás, con los ojos hinchados levemente por el llanto y una mirada de desconcierto. ¿Conmigo?

-Si tú lo deseas, sí- Tae le limpió las lágrimas-. Sólo si tú quieres. Yo no te voy a obligar a nada, y tampoco voy
a prohibírtelo, bebé. Tú puedes tomar la decisión que prefieras.

-Mamá...

Pero no alcanzó a decir otra palabra, porque otra vez, sintió las lágrimas pujando por la rara situación que
estaba viviendo. Jimin no se había imaginado eso, nunca se había preparado mentalmente para ver a su
padre de nuevo, y menos de un día hacia otro. Esa parte suya, la que el omega dominaba, pareció desesperarse
ante la noticia, pero no sabía identificar bien de qué manera. ¿Era alegría o miedo?

Como si sintiera la angustia del omega, Tae lo volvió a abrazar.

-No es necesario que sea enseguida -añadió de inmediato, puedes tomarte tu tiempo, Jimin. -No voy a presionarte si estás inseguro, o incluso si no quieres.

-No sé lo que quiero -sollozó el menor.

-Y está bien-aceptó-, sólo debes pensarlo bien, cariño.

-¿Tú... tú cuando lo verás otra vez?

-El sábado- eso era pronto igual. Ese día era miércoles -, tu padre... Me ha preguntado por el cumpleaños de
Yeji.

-¿Qué? ¿Quiere venir? -enseguida Jimin se alteró, poniéndose a la defensiva.

-No, no-corrigió el mayor-. Sólo me ha dicho si puede seguir viéndola. Él... Él parece muy feliz con la noticia de
tener otra hija.

-Eso era lo que siempre quiso -escupió Jimin, pero se arrepintió enseguida, todavía un poco descompuesto
por la noticia. No era justo, pensó varias veces, sacar eso en cara, y mucho menos mencionárselo a mamá, porque él tenía más que claro que era una herida que todavía no
sanaba-. Mamá....

-Está bien-susurró Tae, apenado-, lo estoy enfrentando, Jimin. Poco a poco, pero eso es lo importante. Lo importante es hacerlo a tu propio ritmo, no es así. mi cachorro hermoso?

Jimin volvió a abrazarlo, haciéndole saber que le entendía con sólo ese gesto. Al fin y al cabo, una separación nunca era fácil, y mucho menos cuando
tantas cosas no fueron dichas en su momento.

**************

Taehyung pensaba que Jimin se tomaría mucho peor la noticia de su padre, sin embargo, al día siguiente fingió más que bien, lo que le hizo pensar si lo de la noche anterior no fue sólo un sueño.

Abrazó a Yeji, aliviado de no sentir un poco el rastro de Jin alrededor de la niña. Se reprochó internamente
por su descuido, venía tan distraído por la situación que se le pasó por alto ese pequeño hecho. Si bien Jin no
la impregnó en su aroma, la había abrazado mucho y eso terminó por provocar ese aroma en ella. Era una fortuna que fuera Jimin el que se dio cuenta, porque si hubiera sido Yoongi o Jeongguk, las cosas habrían seguido
un camino muy distinto.

Ese día no iba a ver al alfa porque tenía demasiados asuntos que resolver... Y, quizás, el más importante era su
cita con Jongin.

Una parte de él, esa parte que todavía era débil y temerosa, estaba muy asustada de lo que fuera a ocurrir
esa noche. Él, durante mucho tiempo, jamás se vio capaz de siquiera mirar a otro alfa que no fuera su esposo. Eso
era impensable, especialmente en Corea. La infidelidad por parte del omega era vista casi como un pecado
que merecía el peor castigo del mundo, cual María Magdalena siendo apedreada por sus faltas. Por eso
mismo, por su cabeza jamás cruzó el hecho de serle infiel a Jin bajo ningún término, o mirar a otro alfa con
atracción o deseo.

Sin embargo... Esto no era serle infiel, ¿no es así? Seokjin y él ya no estaban juntos. Ellos, quizás, no estaban
divorciados, pero tampoco eran ese matrimonio que fueron tanto tiempo atrás. Estaban, simplemente,
separados, y cada uno podía hacer su vida aparte, ¿cierto? Taehyung... incluso había esperado que Jin
deseara a otro omega luego de la decepción que fue él, y le sorprendió por completo que eso no hubiera
pasado por la mente del alfa. Cada día, de esos dos años y medio, se había preguntado si ese sería el día en que
finalmente perdería su marca.

Por lo mismo, Tae no podía evitar sentir cierta traición dentro de él, como si fuera un omega infiel a punto de
acostarse con otro alfa. Pero él no iba a eso, bajo ningún sentido. Jongin le prometió que sería una cita inocente,
sin ninguna otra intención más allá de pasarla bien un rato.

El que no estaba feliz, además, era Yoongi. Desde que llegó del colegio, y ante el recordatorio de que esa noche saldría, se puso hosco y molesto. Había estado murmurando mucho rato palabras de queja, pero al menos, no se estaba atreviendo a prohibirle salir o algo por el estilo.

-Regresaré temprano -les dijo cuando estaban a punto de dar las siete-, y ante cualquier emergencia, me llaman.

-Sí, mamá-dijo Jimin, jugando con Hope y Yeji-, no te preocupes.

-Y recuerden darle su leche de plátano a jeongguk- añadió.

-¡Mamá! -se quejó el omega menor.

-¿Por qué te arreglaste tanto? -farfulló Yoongi, viéndolo de pies a cabeza.

Tae suspiró, aunque hubo una pequeña chispa de nervios en la boca de su estómago. ¿Tal vez si iba demasiado arreglado? Había escogido ropa negra, ya que creía que era la que le sentaba mejor debido a sus características: pantalón y camisa negra, junto con un
abrigo largo y del mismo color debido al tiempo helado. Ni siquiera se había aplicado algo de maquillaje, a excepción de un poco de brillo labial para hidratar sus labios y que no se partieran gracias al frío.

-Porque es una cita -dijo Jimin, respondiendo en lugar de él-, yo creo que se ve muy guapo. Jongin babeara cuando te vea, mamá.

-Vuelves a decir eso y te castigaré- respondió Tae, guardando su billetera en el bolsillo de su abrigo. No tardó en ir donde cada uno, dándoles un beso en las mejillas para despedirse-. Nos vemos más tarde.

-¡Que te vaya bien, mamá! -dijo Jeongguk.

Pudo escuchar el último enfurruñamiento de Yoongi, sin
embargo, al final sólo se calló y pudo salir sin ningún otro reclamo.

No había querido que Jongin le pasara a buscar por dos motivos: el primero, era para que los dos pudieran beber con tranquilidad, y lo segundo, Jongin era un universitario y los viernes salía algo tarde de su centro educativo. Le había dicho que se juntaran en una plaza en lo que era el centro de Queens, ya que tampoco quería ir demasiado lejos en caso de cualquier emergencia.

A pesar de la promesa de disfrutar de una cita inocente, Tae, a medida que avanzaba hacia el lugar de encuentro, se iba poniendo cada vez más nervioso. Era su primera cita en muchísimo tiempo, pero se dijo a sí mismo que todo iría bien, que no estaba haciendo nada malo o reprochable. Se subió al bus y en diez minutos llegó a la entrada del parque donde se habían citado. Aún
era pronto, esperó impaciente, paseando por los alrededores.

Transcurrieron diez, quince, veinte minutos... Taehyung se preguntó si tal vez Jongin habría sufrido algún
contratiempo, o peor, si lo dejó plantado. Un nudo se formó en su estómago ante aquella posibilidad. ¿Acaso había perdido el interés en él? Sin poder evitarlo, se vio asaltado por un sin fin de pensamientos pesimistas,
llegando a pensar que esa cita no fue más que una mera fantasía. Es decir, él no estaba enamorado del alfa, pero
si le dejó plantado, sería un golpe terrible a su ego y a esa sensación agradable de que alguien se interesara en él.

Aun así, no se movió. Permaneció de pie, viendo la gente pasar y mirando constantemente hacia un lado y
a otro. Cuando notó una desagradable sensación en los párpados, Jongin apareció súbitamente por una de las
esquinas, corriendo hacia el encuentro con Taehyung.

El alfa no se dio tiempo a tomar un respiro. En cuánto estuvo delante de Tae, se apresuró a disculparse entre
jadeos.

-Lo... Lo lamento, Taehyung. Me olvidé las llaves dentro del piso de mi amigo, donde me fui a cambiar, tuve que
llamarlo y no me contestaba. Lo lamento-repitió, respirando agitado.

Tae se sentía tan aliviado que simplemente negó con la cabeza, restándole importancia.

-Ya, no importa.

Sin embargo, el alfa se percató de que los ojos de Tae estaban un poco húmedos y brillantes, y se sintió aún
peor.

-Oh, no. Lo siento, te hice llorar-dijo, sintiéndolo de corazón. ¡Soy horrible!

Taehyung dejó escapar una risa.

-Te perdono si me invitas al cine- bromeó el omega.

Pero Jongin lo tomó muy en serio.

-¡Por supuesto! ¿También querrás dulces? ¿Bebida? Palomitas?

Taehyung se vio un poco abrumado, pero también enternecido porque el alfa quisiera compensar su tardanza. Qué tonto había sido al pensar que Jongin lo dejaría plantado.

-Oh, se me olvidó decirte que te ves muy bien -dijo con algo de torpeza-. El negro te favorece. Bueno, en verdad
cualquier color te sienta bien.

Tae esbozó una sonrisa, mirando al alfa que traía puestos unos pantalones estrechos, una camisa blanca y un abrigo de cuero. Su figura se veía más esbelta y definida gracias a esas prendas de ropa, pareciendo aún
más atractivo.

-Gracias, Jongin.

Los dos se miraron y entre ellos se instaló un tenso silencio que acabó
por romperse cuando el alfa propuso
dar primero un paseo antes de ir al cine. Taehyung no había planeado de antemano ir al cine, y en su cabeza empezó a calcular las horas; no quería
llegar muy tarde a casa.

Cruzaron varias calles, entrando en una de las zonas más bulliciosas del distrito. Jongin hablaba entusiasmado,
contándole su día a día y Tae lo escuchaba mientras pensaba en lo agradable que estaba siendo la cita, pese a no llevar ni una hora juntos.

A las ocho entraron en el cine, y tras discutirlo brevemente, Tae fue quien decidió la película, no sin antes protestar porque Jongin no quiso tomar parte en la elección.

-La que tú elijas estará bien para mí.

Finalmente fueron a ver una comedia negra de intriga y misterio. Antes de entrar, Jongin le preguntó si prefería
comer después o dentro de la sala.

-Comamos después, pero no quiero que se me haga muy tarde -dijo con las entradas en mano.

-Luego te acompañaré a casa, así que no te preocupes por la hora-le hizo saber.

-No es necesario...

-Taehyung -insistió el alfa-. Déjame acompañarte.

No tardó en ceder, aunque un pensamiento alarmante asaltó su mente. ¿Y si Jongin quería algo más que
acompañarlo hasta casa? Por un instante se imaginó a ambos en la puerta de su casa y con el alfa pretendiendo pasar el resto de la noche con él. Rápidamente borró ese pensamiento de su cabeza, regresando al presente y entrando en la sala después de que Jongin comprara una
bolsita llena de dulces.

Durante la hora y media siguiente se permitió relajarse, disfrutando de la película y de la compañía del alfa
a pesar de que apenas hablaron en ese rato. Cuando salieron, Tae vio que eran casi las diez de la noche. No tardaron en ir a un restaurante de comida tailandesa que Jongin dijo que era muy buena, y pronto estuvieron comiendo, conversando amenamente. El alfa conocía a sus hijos muy poco, sólo los saludaba de vista cuando se encontraban en la calle, y Tae le platicó sobre ellos, aunque sin ahondar demasiado. Jongin tampoco
preguntó demasiado sobre su vida en Corea, y pareció entender muy bien hasta donde podía llegar. El más
joven también le platicó sobre su familia, y pronto se encontró a sí mismo riéndose por las bromas del alfa.

Era muy agradable, a pesar de todo.

Cerca de las once y media, Jongin pagó la cena a pesar de las protestas.

-Es mi compensación por llegar tarde -le dijo el alfa, y Tae ya no insistió más.

Hicieron el camino de regreso sin necesidad de que Tae lo dijera, agradecido porque Jongin respetara su
decisión de volver a casa. Sin embargo, cuánto más se acercaban más lentos eran los pasos de ambos.

Taehyung empezaba a arrepentirse de que su cita hubiera durado tan poco tiempo. Andaba despacio, sin detenerse
pero sin dar señales de llegar lo antes posible. Tras volver a hablar de la película y darle su valoración, quedaron en silencio, evitando hacer contacto visual. Los dos parecían
querer decir algo, pero al final fue Tae quien tomó valor para hablar.

-Todavía no quiero llegar a casa ¿Seguimos un rato más?

El rostro de Jongin se iluminó con una sonrisa, asintiendo con firmeza. Continuaron caminando, sin hablar mucho, aunque sintiéndose a gusto solamente con la presencia del otro. Tae no vio necesario forzar una conversación, y Jongin pareció pensar lo mismo.

Al omega le agradaba eso, no en un sentido romántico. Esos casi tres años que llevaba allí los había dedicado
por completo a sus hijos, sin darse espacio alguno para un descanso o salir por un momento de relajo.

Incluso, cuando iba a ver a Suran, era algo breve y nada demasiado largo. Estuvo enfocado en sus cachorritos,
en que nada les faltara, y sabía que se había descuidado a sí mismo demasiado. Por ejemplo, él siempre fue de complexión delgada, pero ese primer año allí, en Estados Unidos, perdió peso de una manera alarmante. Sólo ese último tiempo logró recuperarlo.

Así que era... era bonito y agradable salirse de la rutina y, sobre todo, tener a alguien con quien conversar de
algo que no fueran problemas. Ahora, en especial, con el regreso de Ji  (no quería ahondar demasiado en
eso), era una especie de respiro.

Pasada la medianoche, se detuvieron frente a la casa de los Liu después de dar como tres vueltas a la manzana.

-Gracias por la cita-dijo Tae-. Lo pasé muy bien.

-Solo si quieres... -empezó el alfa, frotándose la nuca, nervioso-. Podemos tener otra cita más adelante - sugirió.

Taehyung juró que casi se le paró el corazón, convencido de que Jongin le iba a pedir pasar la noche con él. Sonrió aliviado, más que dispuesto a tener una segunda cita con él.

-Lo hablamos-respondió, satisfecho con que todo hubiera ido bien.

-Bien. Nos vemos.

Hubo un instante de duda, pero Jongin se inclinó hacia Tae y le depositó un suave beso en la mejilla. Fue solo
un roce, pero Tae sintió como si todo su mundo se pusiera patas arriba.

-Espero verte pronto, Taehyung -se despidió el alfa.

El omega abrió la boca, pero de ella no salió ningún sonido. Alzó la mano para decirle adiós, todavía con el calor
abrasando su mejilla, justo donde le besó. No supo por cuánto estuvo ahí de pie, solo y diciéndole adiós a la nada, pues Jongin ya había desaparecido por una de las esquinas. Tomando conciencia de la realidad, bajó la
mano y buscó las llaves, abriendo el portón y cruzando el patio hasta la pequeña cabañita. Trató de no hacer
mucho ruido por si sus cachorros ya estaban durmiendo, pero una vez abrió la puerta, encontró a Yoongi en el salón
viendo la tele. No le sorprendió mucho verlo allí, como si lo hubiera estado esperando.

Yoongi miró a su mamá y luego preguntó: -¿Cómo estuvo tu cita?

-Estuvo muy bien. Jongin se portó como un caballero.

Yoon frunció los labios, pero no replicó.

-¿Jeongguk y Jimin ya están durmiendo? - preguntó el omega, quitándose el abrigo.

-Sí, también acosté a Yeji.

Taehyung percibió que Yoongi lucía un poco tenso. Se acercó a él, sentándose en el sofá y notando enseguida sus
feromonas agitadas.

-¿Te sientes bien? -preguntó, preocupado. Se preguntó por un momento si tenía algo que ver con su cita.

-Sucedió algo-se limitó a decir.

Taehyung frunció el ceño, las alarmas sonando dentro de su cabeza. ¿Acaso Jimin le había contado sobre Jin? Trató de no verse vencido por el pánico,
manteniendo la compostura pese a que por dentro estaba hecho un lío de nervios.

-¿Qué sucedió?

Yoongi se tardó en contestar. le rompió el corazón ver a su cachorro tan abatido.

-Creo que la fastidié-dijo, ahogando un sollozo.

Taehyung abrió los ojos, desprevenido ante esa confesión. Yoongi lucía inquieto, mirando sus manos en vez de a su mamá.

-¿Por qué dices eso? -aventuró Tae, poniéndole una mano en el hombro.

Yoongi tomó aire, cerrando los ojos un instante antes de decir: -Ghislaine está embarazada.

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