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Advertencias: drama y angst.

Parte Cuatro: Primavera

Yeji se deslizó por el tobogán del parque infantil que habían habilitado para los más pequeños en el centro comercial. Se divertía trepando por las cuerdas y gateando por el interior del túnel a pesar de que, con mucha frecuencia, miraba en dirección a su mamá, como para asegurarse de que seguía allí, observándola.

Yeji, feliz porque su mamá le había dado permiso para jugar, era totalmente ajena a lo que sucedía entre Taehyung y aquel alfa que la ayudó minutos antes. Los dos adultos estaban sentados al pie de las escaleras, solamente les separaba una pequeña distancia, pero ambos evitaban mirar al otro.

Tae se encontraba en estado de shock, asimilando que quien estaba a su lado no era sino seokjin, su marido, su alfa al que abandonó. En todo ese tiempo no había abierto la boca, aunque tampoco era como si pudiera. Estaba siendo preso del miedo, sin saber qué hacer o qué decir porque su cerebro parecía haberse desconectado de todo.

Seokjin, en cambio, lucía igual de despavorido que antes, casi aterrorizado. Quería hablar con Tae, decirle muchas cosas: pedirle perdón ahora que tenía ocasión de hacerlo, expresar cuánto lo echó de menos, cuánto le quería... Pero sus labios estaban sellados, convencido de que no merecía decirle ninguna de esas cosas.

-¡Mamaaaaaaa! -llamó Yeji, saludando desde lo alto de la cuerda.

Taehyung se forzó a sonreír, alzando la mano también. De manera fugaz, echó un rápido vistazo a seokjin, quizás para comprobar que estaba ahí y era real. Había adelgazado mucho, su rostro se veía cansado, con ojeras y los pómulos muy marcados. Muchas veces se preguntó cómo luciría su alfa después de esos casi tres años, pero verlo con sus propios ojos lo dejó turbado, incapaz de reaccionar.

-Es una niña muy bonita -dijo Jin de pronto, rompiendo aquel tenso silencio que se instaló entre ellos desde que se reencontraron.

Tae se puso rígido. La voz de Jin le golpeó sin previo aviso, sintiéndose aún más aturdido. Quería irse, encerrarse en su casa y pretender que nada había ocurrido. Que seokjin no estaba en Nueva York, ni que se encontraron por una broma cruel del destino. Sin embargo, sus piernas estaban clavadas en el suelo, inmóviles.

Seokjin miraba a la niña, preguntándose si ella era su... su... De solo pensarlo, notó que temblaba todo su cuerpo. O si, por el contrario, Tae rehízo su vida con otro alfa. Su olor había cambiado, pero no detectó ningún rastro de alfa en él. Por un lado se sintió aliviado, pero al mismo tiempo, se reprendió por ello. Yoongi tenía que ser feliz y estar con un alfa que lo protegiera y lo cuidara, algo que él no pudo hacer.

Desvió la mirada hacia Tae, viendo lo hermoso que era, incluso más de cómo lo recordaba. Realmente quería decirle que estaba hermoso, pero de nuevo, se contuvo. Era obvio que no quería cruzar palabra con él, y lo entendía, pues ese reencuentro no tendría que haber sucedido jamás. A él le bastó ver a sus cachorros sanos y felices, y si Tae no quería hablar con él, estaba en todo su derecho. Aun así, no podía irse sin más. No ahora que lo tenía a unos pocos centímetros de él. Necesitaba desesperadamente expresar en voz alta todo lo que llevaba dentro. Sin embargo, recordó el motivo por el cuál él estaba allí, en Nueva York. Tenía que explicarle por qué se encontraba en la ciudad antes de que se hiciera una idea equivocada, pues lo último que quería era que pensara que lo iba a traer de vuelta a Corea.

-Luego de que te fueras -empezó, titubeante-, la policía llamó a mi puerta pocos días después. Me contaron la situación, y era obvio que sospechaban de ti. No tenían pruebas, pero todo era anómalo: un omega saliendo del país con sus cachorros y sin la compañía de su alfa... No les gustaba eso -contó, viendo a Yeji jugar con otra niña que encontró en el parque-. No se fiaban de mí, a pesar de que les dije en repetidas ocasiones que yo te había dado el permiso para irte -a su lado, Tae ahogó una exclamación, pero permaneció en silencio-. Tuve que inventarme un montón de excusas, ya sabes... Un omega viviendo lejos de su alfa siempre es motivo de alarma. También interrogaron a tu amiga varias veces, pero no tomaron muy en serio su testimonio. La policía insistió muchas veces en que me ayudarían a traerte de vuelta, que sólo tenía que poner una orden de arresto contra ti. Eran realmente molestos.

Taehyung escuchó el relato en una mezcla de estupefacción y angustia. Imaginó horrorizado qué hubiera pasado si un día cualquiera la policía hubiera llamado a su puerta para informarle de que fue arrestado y tenía que ser devuelto a Corea. Un escalofrío recorrió su espalda.

-Firmé los permisos para que pudieras permanecer en Estados Unidos, pero no era suficiente. La policía estaba convencida de que habías huido sin decirme nada. Al final no me quedó más remedio que viajar yo también para hacerles creer que iba a verte -explicó, desviando la mirada de Yeji para mirar a Tae. Lo lamento. Era algo que quería evitar, pero no me dejaron otra opción.

El impacto de esa revelación dejó a Taehyung aún más aturdido de lo que ya estaba. A pesar de que Kyungho le explicó superficialmente lo ocurrido, oírlo de los propios labios de Jin era distinto, más realista y duro. Su alfa, el hombre al que abandonó hacía ya casi tres años, le estuvo ayudando desde Corea todo ese tiempo.

Se limpió un par de lágrimas que se habían acumulado entre sus párpados.

-Mi intención es regresarme el próximo viernes. Nunca pretendí quedarme aquí por más de una semana - prosiguió al ver que Tae no reaccionaba. Eso le desalentó, pero ya supuso que el omega no querría dirigirle la palabra- Cuando regrese tendré que dar un montón de explicaciones a los policías. Parece que le han cogido gusto a mi "caso". Lo bueno es que voy a tener muchas horas para inventar una historia creíble de por qué regreso a Corea sin ti y sin los cachorros.

Esperó una vez más. Imploró porque dijera algo, lo que fuera, pero de sus labios no salió ningún sonido. El silencio fue lo único que escuchó de su parte.

-Taehyung... No ha pasado un solo día desde tu marcha que no me despertara arrepentido por lo que hice - dijo, agachando ligeramente la cabeza. -Las piezas vacías de sus cachorros, el silencio que lo acompañó todas las noches, todo el dolor se concentró en su garganta. En su voz rota-. Fui un alfa horrible. No solo durante los últimos meses, hacía años que me comportaba distinto contigo. Con el paso del tiempo empecé a darme cuenta de todos mis errores, todas las cosas que no debí decirte, y todas las cosas bonitas que sí debí decirte. Todos los sacrificios que hiciste... Y yo ni siquiera supe mantenerte feliz. Te fallé a ti y a los cachorros... No fui el alfa que debía ser. Tampoco el marido que merecías. Lo lamento. Cuando los perdí, fue como si todo se apagara. Ya nada importaba. Desatendí mi trabajo, apenas comía, no quería nada más que desaparecer... -confesó, sintiendo el mismo dolor que antaño, recibiendo sólo silencio-. Mi padre estuvo conmigo. Hicimos las paces después de tanto tiempo, la nuestra no fue la mejor relación padre-hijo, pero lo está intentando, y yo también.

Seokjin sintió que su monólogo empezaba a perder fuerza. ¿Cuánto tiempo podía estar una persona pidiendo perdón?

La ausencia de una respuesta por parte de Tae fue realmente descorazonador para él. Había mantenido la esperanza de que le insultara o le dijera que no quería verlo más, pero ese silencio era mil veces peor, porque estaba harto de no oír nada.

Finalmente soltó un suspiro pesado.

-Será mejor que me vaya -anunció, sin esperar ya ninguna respuesta-. No te preocupes. No te buscaré, ni a ti ni a los cachorros. Espero que sigan bien-hizo una pausa antes de continuar, como esperando algo más que no llegó—. Adiós, Taehyung.

Se dio la vuelta, dispuesto a irse y olvidarse de ese desafortunado incidente. No obstante, su mirada se posó en la pequeña niña una última vez. Yeji dijo que se llamaba. Era un nombre muy bonito, pensó. Una vocecita en su interior le decía que podía ser su hija, pero no tardó en desechar esa posibilidad, tal vez porque no estaba preparado emocionalmente para asimilar esa revelación. En cambio, le resultaba mucho más fácil asumir que esa niña era de otro alfa.

Como si supiera que seokjin la estaba mirando, Yeji dio un salto para bajar de la cuerda y fue hacia él, caminando con pasos torpes.

-Bye, bye-dijo, agitando la mano.

Seokjin sonrió con tristeza.

-Pórtate bien, pequeña.

Yeji asintió. Se dio la vuelta y regresó al parque.

No dio ni tres pasos cuando la voz ahogada de Tae lo detuvo bruscamente.

-Yeji es tu hija.

Seokjin, que había estado observando a Yeji, empezó a sentir que todo daba vueltas.

**********

Jimin y Yoongi se despidieron de Jeongguk a la salida de la escuela. El menor se marchó con Jackson, tomados de la mano en una cita que Jeongguk esperó con mucha emoción. Les prometió que antes de las ocho estaría en casa, que no se preocuparan, y partió con toda la emoción de un omega de quince años en su primera cita.

Los gemelos caminaron en dirección opuesta, con Jimin mirando de reojo a su hermano, que seguía con ese aire ausente, como si no le interesase nada de lo que tenía a su alrededor. Yoongi tampoco daba muchos detalles de su relación con Ghislaine, o de su vida íntima en general, así que era difícil pensar qué era lo que le tenía tan distraído.

-¿Quieres que paremos a comer algo? Unas french fries o unos corn dog- sugirió.

Jimin no veía con buenos ojos toda esa comida basura que abundaba en cada esquina de Nueva York, pero ocasionalmente pedían en puestos de comida rápida callejera.

Yoongi se encogió de hombros.

-Como quieras.

Jimin puso mala cara. Aun así, arrastró a Yoongi hasta una casa rodante donde vendían french friesy hot dogs. Se colocaron detrás de unas chicas, esperando su turno, y Yoongi lo aprovechó para sacar el móvil, pero lo guardó tras comprobar que no tenía mensajes nuevos. Jimin dedujo que esperaba recibir algún tipo de noticia o respuesta. algo que explicara porque se veía tan pendiente de su móvil.

Cuando les tocó el turno, Jimin pidió por los dos. Doble de french fries y las de Yoongi con extra de ketchup como a él le gustaban. Se las ofreció, saliendo de la cola y dirigiéndose hacia una zona menos bulliciosa para comer tranquilamente. En la mayoría de los lugares de Nueva York era casi imposible no escuchar el motor de los vehículos, el ruido que hacían los metros al pasar por encima de las vías o la propia gente de la calle. Buscaron un parque que no estuviera lejos, ocuparon un banco y empezaron a comer en silencio.

Jimin quería acercarse a Yoon, que se sincerara con él ahora que estaban los dos solos. Sin la presencia de Jeongguk y Taehyung, tal vez decidía abrirse y confesar qué había sucedido realmente entre él y Ghislaine.

Yoongi picoteó algunas papas, pero no comió demasiado. Jimin le dio su tiempo, sin embargo, después de un largo silencio intervino al fin.

-Yoon... ¿Hay algo que no me hayas dicho? -preguntó visiblemente preocupado-. Siento que no eres el mismo de siempre.

El alfa no reaccionó, mirando fijamente sus french fries cubiertas de ketchup, aunque ya sin tocarlas.

-¿Te peleaste con Ghislaine? -Jimin no quería presionarle, pero pasados unos segundos, Yoongi seguía sin responder-. Puedes contarme lo que sea. No voy a decir nada.

Yoongi tardó en hablar, pero cuando lo hizo, fue tremendamente serio.

-Prométeme que no le dirás nada a mamá.

El rostro de Jimin se iluminó, aliviado de que finalmente se decidiera a contar lo sucedido.

-Promesa de hermanos -juró.

-Ghislaine está embarazada.

De todas las cosas que esperaba oír, esa era la peor con diferencia. Jimin abrió mucho los ojos, incrédulo.

-¿¡Embarazada!? -repitió, alarmado-. Pero... ¡¿cómo...?!

-¿Hace falta que te explique?

Jimin tuvo que darse unos segundos para asimilar la noticia. Ghislaine embarazada. Yoongi iba a ser padre. Oh, Dios, eso tenía que ser una broma.

-¿Es que acaso no tomaron precauciones? -inquirió, haciendo un esfuerzo por no alzar la voz.

-Sí, o sea... No sé, eso creía...-contestó Yoongi, empezando a arrepentirse de habérselo contado.

-¿Y qué harán ahora? Si lo van a tener, tendrás que decírselo a mamá tarde o temprano.

Yoongi desvió la mirada, incómodo. No contestó enseguida, sin embargo ignoró lo de contarle a mamá algo y se centró en lo verdaderamente importante.

-Ghislaine quiere abortar.

El asombro cubrió las facciones de Jimin, y de inmediato soltó un suspiro de alivio.

-Oh, bueno, esa es otra opción. Si buscan un buen...

-Yo no quiero que aborte-le interrumpió Yoongi con brusquedad.

Se hizo un tenso silencio entre ellos, con Jin viendo lo realmente grave de ese asunto. Durante unos minutos no supo qué decir; se trataba de un tema muy delicado y la expresión de Yoongi no invitaba a dialogar amistosamente.

-Tienes que contárselo a mamá. Querría saberlo y...

-No. No lo haré-replicó el alfa.

-Entiendo que no quieras, pero te aconsejará bien.

-¿Es así? -aventuró Yoongi en tono irónico-. En cuánto le cuente todo, se pondrá del lado de Ghislaine y yo seré el "malo" Como soy el alfa...

-¡No digas eso! -exclamó Jimin, dolido porque pensara de esa forma-. Aquí no hay ni buenos ni malos, Yoon. Si Ghislaine no se siente preparada para tener un bebé debes respetar su decisión.

-¿Y mi decisión? ¿Quién la respeta? -preguntó, mirando a Jimin con evidente enojo-. Solo importa lo que ella quiera, ¿no? A mí que me parta un rayo.

Jimin buscó desesperadamente algo que le hiciera entender que no todo era blanco o negro.

-¿Tú... realmente quieres tener un bebé ahora? - preguntó con cautela-. Todavía estás estudiando, y tienes un futuro brillante por delante. ¿No crees que un bebé debe tenerse por amor al propio bebé y no como una obligación?

Yoongi lució aún más enojado que antes.

-Estoy siendo responsable de mis actos, cosa que Ghislaine no hace-contestó con dureza-. Qué fácil es deshacerse de los problemas mirando hacia otro lado.

-Pero Yoongi... ¿De verdad eres tú quien habla o es tu alfa?

-No intentes confundirme. Yo... sé perfectamente lo que quiero-dijo, aunque la duda ya había sido sembrada en su interior.

Estaba convencido de que ese bebé no fue un error como decía Ghislaine. Sus instintos de alfa no tenían nada que ver con eso, porque él... aceptaba ese bebé. Podía querer a ese bebé a pesar de la situación.

-Yoongi, yo entiendo cómo te sientes-dijo, intentando una vez más razonar con él. -Pero así como tú quieres que respete tú decisión, Ghislaine también quiere que respetes la suya.

-¿Si? Le faltó tiempo para decidir abortar sin consultarme antes.

-Creo que los dos necesitan hablarlo con calma.

Pero Yoongi negó con la cabeza.

-No, Chim... Ghislaine quiere abortar, y yo le importo una mierda.

Yoongi y Ghislaine no habían hablado desde ese último encuentro, el cual no terminó bien. Y cuando volvieran a verse, pelearían de nuevo. Lo tenía más que asumido. En el colegio apenas se miraba y los dos evitaban encontrarse.

-Entonces háblalo con mamá-sugirió Jimin-. Le ocurrió lo mismo con Yeji, y podrá aconsejarte mejor que yo. Además... ¿No fuiste tú quién quiso que mamá abortara cuando descubrimos que estaba embarazado?

Fue como si le hubieran golpeado en el rostro. Quiso defenderse, buscar un argumento, pero todo ese asunto le estaba agotando mentalmente. Ninguna respuesta salió de su boca.

Se puso de pie, lamentado que se hubieran enfriado las papas. Jimin también se levantó. Quería ayudar a su hermano, darle su apoyo, pero no sabía cómo hacerlo. Agradecía que confiara en él lo suficiente como para contarle todo aquello, pero mamá tenía que saberlo.

Mamá era el único que podía ayudarlo. Y esperaba que se diera cuenta de ello.

Sin decir nada, regresaron a casa, con Yoongi inmerso en sus propios pensamientos, y Jimin preocupado por cómo iba a terminar todo. Yoongi parecía más malhumorado que antes, pese a que esa no había sido la intención de jimin. No estaba seguro de que fuera a seguir su consejo y contarle a mamá sobre el embarazo, pero conocía a su hermano y podía afirmar que en esos momentos estaba perdido y sin saber qué hacer.

Cuando llegaron a casa, todo estaba a oscuras. Taehyung y Yeji todavía no habían regresado de comprar. Jimin aprovechó la ocasión para dirigirse a su hermano y hacerle saber lo que pensaba.

-Yoongi, sé que esto no es fácil para ti -dijo, entrando en el comedor-. No diré nada a mamá, y sé que al final harás lo correcto. Pero lo que en verdad quiero decirte es que... soy tu hermano y siempre estaré a tu lado. Pase lo que pase, yo te escucharé. Sea bueno o malo.

Yoongi lo miró detenidamente, su expresión ligeramente abatida por lo que estaba diciendo Jimin.

-Así que quita esa cara y dame un abrazo, idiota.

Jimin no esperó a que su hermano reaccionara, así que acortando la distancia entre ellos, le dio un fuerte abrazo. Yoongi cerró los ojos, agachando la cabeza y rodeando los hombros de Jimin. Estuvieron así un rato, hasta que finalmente Yoon se separó con una lágrima asomando entre sus párpados.

-Gracias-murmuró.

Yoongi no sabía cuánto necesitaba un abrazo hasta que Jimin se lo dio. Le había hecho sentir un poco mejor, y sobre todo, reflexionar acerca de lo que debía hacer. Tenía por seguro que iba a decepcionar a mamá si le contaba que Ghislaine estaba embarazada, pero más aún cuando supiera que él no quería que Ghislaine abortara.

-Jeongguk no tardará en llegar -dijo Jimin, distrayendolo de sus cavilaciones-. Si se niega a darnos detalles de su cita, no le permitiremos salir con Jackson de nuevo-bromeó.

Yoongi esbozó una tímida sonrisa. Era consciente de que Jimin solo quería que estuviera más animado, así que hizo un esfuerzo y le siguió la broma.

-Ese Jackson sigue sin gustarme. Que se ande con ojo.

Jimin asintió, solemne.

Por su parte, Jeongguk cruzaba el patio con una enorme sonrisa de felicidad, sin saber que iba a ser molestado y avergonzado por sus hermanos durante la siguiente hora.

***********

Yeji.

Yeji era su hija.

Tuvo que tomar asiento de nuevo antes de que sus piernas le traicionaran. Sus ojos se humedecieron rápidamente, reteniendo sin éxito las lágrimas que pugnaban por salir. Agachó la cabeza, hundiendo el rostro entre sus manos mientras rompía en un silencioso llanto. Taehyung se mantuvo impasible, aunque sentía claramente que algo se rompía dentro de él también.

Transcurrieron varios minutos en los que ninguno dijo nada. Tae, a pesar de su reticencia, no pudo ocultar por más tiempo la verdad. Tal vez había cometido un error, o tal vez no. No lo sabía, ahora mismo su cabeza era un nido de confusión, estrés y miedo. Miedo ya que su omega asumió que nunca más volvería a ver a su alfa. Nada le preparó para aquello, y el estrés sólo aumentaba con el pasar de los minutos.

Cuando seokjin se calmó, con lentitud y a pesar de los ojos rojos por el llanto, esbozó una sonrisa de las que tiempo atrás Tae amó ver en su marido. Sin embargo, ese instante de felicidad, en el que Jin observó a su hija con cariño, se desvaneció con la misma rapidez con que apareció.

No había olvidado los problemas y tribulaciones que sufrió después del nacimiento de los gemelos. ¿Cómo tuvo que ser criar a un nuevo cachorro sin la ayuda de nadie?

-Taehyung -murmuró, temblando ligeramente-, tú... ¿has estado bien?

Tae vaciló unos segundos, pero el tono con que le hablaba era puramente sincero.

-Sí, aunque a veces se hizo difícil contestó, no muy seguro de cuánto decir al respecto-. Yeji fue... algo inesperado, pero incluso antes de nacer, ya la amaba con todo mi corazón.

Seokjin asintió. Por un momento temió que tae no aceptara del todo a Yeji por ser hija de ambos. Después de todo, Yeji fue concebida cuando su matrimonio agonizaba dolorosamente, poco antes de romperse en mil pedazos. Sin embargo, una vez más, demostraba que el amor hacia sus cachorros era incondicional, sin importar las circunstancias adversas.

Quiso decirle lo orgulloso que se sentía de él, pero pensó que igual sonaría extraño y fuera de lugar, pues no dejaba de ser el causante de que decidiera abandonar el país con sus cachorros.

-Yo... -murmuró Tae, tratando de hilar sus pensamientos y formar una frase coherente-. Pensé me odiabas.

De las cosas más estúpidas por decir, esa era, sin duda, la que más.

-No. Jamás podría odiarte -dijo, frunciendo el ceño en desaprobación. -Entendí que yo era el único culpable, que tú solo intentabas salvarte a ti mismo y a los cachorros. A día de hoy... sigo luchando con eso.

Taehyung también lo miró, viendo a través de sus ojos el dolor por la pérdida y el abandono. Su huida provocó una huella imborrable, dejando a Jin con un aspecto de lo más abatido.

Abrió la boca para decir algo, pero entonces Yeji, que corría alrededor del tobogán, se tropezó y cayó al suelo con un golpe seco. Casi al mismo tiempo, Taehyung y seokjin se pusieron de pie. El llanto de Yeji no tardó en escucharse, por lo que ambos fueron hacia ella para socorrerla.

-Mi bebé... ¿dónde te hiciste daño?-preguntó Tae, cogiéndola por la cintura para levantarla. Yeji enseñó sus manitas: se había hecho daño en las palmas en un intento por detener la caída.

Jin miró sus rodillas, pero a excepción del golpe en sí, no vio ningún corte.

-Es culpa mía por dejarla tanto rato sola -dijo Tae, con el remordimiento cubriendo sus facciones-. Antes la perdí por no vigilarla lo suficiente. Soy un desastre... Ya está mi amor, no llores.

Pero Yeji no escuchaba, lo que provocó que se sintiera aún más culpable. -Tae, no puedes evitar que los niños se hagan daño - intervino Jin con voz suave-. Yeji está bien. Si llora es porque se ha asustado.

Seokjin tomó las manitas de Yeji, un poco raspadas (pero sin sangre), y empezó a jugar con ellas, distrayéndola y logrando que dejara escapar una risita. Su rostro seguía rojo por el llanto, aunque se calmó enseguida. Taehyung olvidó que, de los dos, Jin era quién siempre actuaba con cabeza cuando él se sentía sobrepasado.

Su corazón se encogió de dolor cuando vio los rostros de Yeji y Jin sonreír idénticamente. La misma sonrisa en forma de corazón.

-Yu so fany.

Yeji había hablado en inglés, pero Jin la entendió a pesar de no pronunciar bien las palabras.

-Y tú muy traviesa. No preocupes a mamá o llorará mucho.

Yeji puso cara de horror.

-¡No! Mommy, don cry! -gimoteó, alzando sus brazos hacía Tae.

Él la tomó entre brazos, con sus ojos llenos de lágrimas otra vez. No quería preocupar a Yeji, de modo que se tragó las lágrimas, besando la mejilla de la niña que le miraba fijamente, como para comprobar que su mamá no estaba triste.

-Ya no dele-aseguró la niña otra vez, ahora en coreano, todavía con los surcos de las lágrimas en sus mofletes.

Taehyung sacó un pañuelo y le limpió la cara. Miró de reojo a Jin que seguía a su lado; cualquiera que los viera a los tres, ahí juntos, pensaría que eran una familia feliz.

Su omega aulló necesitado de cariño y atención, reconociendo a su alfa después de tanto tiempo separados. Trató de contenerlo, pero con el celo tan cerca, se sentía más vulnerable que nunca, y ahora, con todo lo que le contó, no pudo evitar llorar. Ocultó el rostro y se frotó los ojos con fuerza para limpiarlos del brillo punzante de las lágrimas.

Sin embargo, seokjin sí lo vio.

-¿Estás bien? -preguntó en voz baja.

Asintió rápidamente, pero el alfa no le creyó. Yeji parecía confundida, mirando a su mamá y luego a Jin.

-Wha happen, mom? -preguntó.

-Oh, nada. Solo estoy un poco cansado.

Yeji se quedó pensativa, pero no le dio más vueltas. Si su mamá decía que estaba cansado, entonces sería verdad.

Seokjin notó que el omega de Tae estaba alterado, ansioso y vulnerable. Lo entendió, pues fueron varios años sin verse, pero no era sólo eso. Sospechaba que su celo estaba al caer, lo que provocó que su lobo brincara de felicidad. Añoró mucho tiempo el toque de Tae, sus besos, sus caricias...

Frunció el ceño, borrando todos esos pensamientos antes de que se descontrolaran. Él y Taehyung ya no estaban juntos. Los celos se acabaron hace mucho. Ya no era su alfa, ya no se ocuparía más de sus celos por mucho que él así lo quisiera. Y, a pesar de lamentarlo profundamente, lo realmente importante ahí era Yeji. Su hija.

-Yeji... ¿Es feliz aquí?-preguntó, ignorando los reclamos de su lobo.

Tae se sorprendió ante la pregunta, pero obviamente entendió que estaba preocupado por ella, viviendo en un país tan distinto del de Corea.

-Sí, aún es muy pequeña para entender ciertas cosas, pero hago todo lo posible para que esté feliz-respondió, dejando a la niña en el suelo, que ya no quería alejarse más de mamá-. Yoongi, Jimin y Jeongguk cuidan mucho de ella.

La mención de sus hijos fue como una punzada en su corazón. Sus anteriores embarazos no fueron especialmente fáciles de llevar, y supuso que con Yeji fue igual o peor.

-Lamento no haber estado allí. Sé lo duro que era para ti después de dar a luz -dijo, recordando todos los problemas que tuvieron por culpa de la depresión post-parto.

-Sí, no era la mejor mamá-admitió con pesar.

-No, eso no es cierto. Yo tengo gran parte de culpa, y lo sabes-replicó Jin con dureza.

Taehyung no contestó, incómodo porque Jin nunca le habló con tanta honestidad sobre ese asunto. No desmintió lo dicho, pero tampoco quería abordarlo justo en ese momento.

-Sé que Yeji tiene la mejor madre del mundo. Y con eso estoy más que satisfecho-prosiguió el alfa, sincero.

Tae no sabía qué decir. Se sentía desbordado por todas las emociones que lo sacudían como si fuera una pelota de baloncesto. Todo estaba siendo demasiado para él.

-Mooooom, hangry! -dijo Yeji de repente.

Taehyung había olvidado por completo la hora. Ni siquiera sabía cuánto tiempo llevaba en el centro comercial.

-Ahora vamos para casa.

Seokjin se quedó congelado en su lugar, sin querer que ese reencuentro se acabara tan pronto. De pronto, fue consciente mucho más de todo: él sólo estaba allí de pasada, nada más, y en un par de días se marcharía de regreso a Corea. Si se iba... ¿Volvería a ver a Taehyung? ¿A Yeji? Un fuerte malestar empezó a crecer dentro suyo ante la posibilidad de no hablar más con su hija, haciendo que su estómago se apretara en dolor.

A pesar de haberla conocido ese mismo día, su corazón ya revoloteaba por ella, por esa bonita niña que lucía tanto como Tae. Podía decir, sin lugar a dudas, que la iba a extrañar mucho y si tuviera la oportunidad de estar más tiempo con ella, lo tomaría, pero eso no le correspondía a él. Y Tae...

Taehyung estaba más hermoso que nunca. No quería dejarlo ir, pero así tenía que ser.

-Me alegra saber que estás bien, Taehyung. Fue bueno verte y... y conocer a Yeji-dijo, intentando esbozar una sonrisa, pero no pudo.

-Cuídate, Seokjin-murmuró, sintiendo que algo no estaba bien.

El alfa asintió. No quiso decirle que lo que menos le importaba era cuidar de sí mismo.

-Adiós, Taehyung.

Sin retrasar más la despedida, miró a Yeji una última vez antes de irse. Le estaba resultando muy difícil voltear la cabeza hacia otro lado y dejar a su hija atrás. Le hubiera gustado jugar con ella y mimarla. Ser un buen papá ahora que estaba aprendiendo de sus errores. Más que nada, de pronto quería tomarla en brazos, darle un fuerte abrazo y decirle que la iba a querer mucho de ahora en adelante.

Pero había llegado tarde.

Cuando ya dio dos pasos para alejarse, fue que Tae lo detuvo, incapaz de controlar su mente.

-Jinni... seokjin, espera.

El alfa se volteó enseguida.

-Si quieres puedes ver a Yeji otro día. Estos días... -se interrumpió, pensando que quizás se estaba precipitando un poco-. Bueno, quizás mañana puedes... Si tú quieres, pues sólo tienes que decírmelo.

Seokjin no esperaba esa invitación. Su corazón dio un vuelco, conmovido por ese gesto por parte de Taehyung.

-¿De verdad puedo volver a verla? -preguntó, esperanzado.

—Sí, es... es... —tanto tiempo pensándolo, manteniéndolo dentro de su cabeza, y ahora podía decirlo-. Es tu hija. Y está bien, no hay nada malo en que quieras pasar tiempo con ella.

-Oh, Taehyung...-la garganta del alfa se apretó en llanto pujante. Gracias. Gracias. Gracias-repitió, sus labios formando una sonrisa llena de alivio.

Taehyung notó, de pronto, que se había quitado una ligera presión en el pecho.

-Llámame cuando quieras. Aún conservo mi antiguo número de móvil-dijo, sin creer aún que Tae le permitiera ver a su hija una vez más-. O puedes enviarme un mensaje. Lo que sea más cómodo para ti.

Seokjin no podía ocultar la felicidad que sentía en ese momento. Casi se le escaparon un par de lágrimas. Después de tres años de lamentos y llantos, el alfa notó que su alrededor volvía a cobrar vida.

-Lo dejo en tus manos.

Taehyung bloqueó el número de Jin en el instante en que abandonó su hogar, pero no lo había olvidado. Lo recordaba perfectamente.

No quería recuperar tan pronto el contacto con él, pero Yeji estaba ahí y no podía ignorarlo. Así que esa noche tenía mucho en lo que pensar; tanto que seguramente no podría pegar ojo.

-Adiós, princesa.

Yeji que había estado correteando y jugando cerca de ellos, se sonrojó y sonrió con timidez. Dio un par de saltos y tomó la mano de Tae. Movió la mano para decirle adiós, demasiado avergonzada por aquel apodo como para hablar en voz alta.

Taehyung y seokjin no se dijeron mucho más. Ambos se despidieron también y cada uno se fue por la dirección opuesta.

-Mami-habló Yeji, mirando otra vez hacia atrás y viendo a ese agradable hombre desaparecer por entre la multitud, ¿soy una pincesa? -preguntó, aún sonrojada.

-Por supuesto, bebé. Eres mi linda princesa-contestó.

Su corazón no había dejado de latir violentamente ni un solo segundo. Se sorprendió de que pudiera mantenerse en pie en vez de sufrir un colapso o una taquicardia. En casa iba a prepararse una tila bien fuerte para calmar los nervios que se habían apoderado de él, pero dudaba seriamente de que su mente le dejara descansar esa noche.

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