Capítulo 12: Dime lo que sientes (Parte 2)


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Matt estacionó el auto en una gasolinera luego de dejar a Liam en casa. Había sido un viaje largo, pero según mi conductor, valía la pena toda la espera por esta gran sorpresa.

-¿Y si los Dragons nos descubren o nos encontramos con ellos?-él rió negando con su cabeza.

-Este es nuestro territorio, ellos no pueden pisar por estos lugares.-respondió jugando con la llave del auto.

-¿Porqué?

-Demasiadas cámaras y demasiados policías, Alice.-subió las ventanas de adelante y salió por la puerta, hice lo mismo y lo seguí con pasos lentos. ¿A dónde íbamos? De repente se giró y me observó serio. -Colócate bien esa gorra y trata de tapar tú cara con tu cabello.-asentí cohibida por su mirada.

Ay, dios mío. Nunca estuvimos así de cerca, excepto esa noche en donde mis labios y los suyos se unieron. Me relamí mi labios recordando los suaves que fue ese beso.

-¿Matt?-murmuré suavemente mientras lo veía sacar un arma de detrás de su espalda. Abrí mis ojos y lo miré sorprendida. -¿Porqué me estás dando eso?

-Toma, tienes que tenerla. Siempre hay excepciones y espero que esta no sea tu primera, pero por precaución. Tienes que acostumbrarte que no voy a estar para cuidarte siempre de los malos y tú hermano tampoco. Tienes que aprender a cuidarte solita.

-¿Y si no quiero usar un arma?

-No tienes que usarla, Alice. Solo si es necesario, si alguien te está apuntando con un arma o disparándote. ¿No vas a dejar que nadie te lastime?-negué con mi cabeza haciendo que él me dedique una sonrisa.-Eres genial, nena. Tienes que tener valentía para hacer esto.

-Solo...solo prométeme que vas a estar ahí cuando te necesite.-mi mirada conectó con la suya y la manera de como me miraba fue inexplicable. Sonrío de lado y besó mi nariz.

-Siempre. -Tomé el arma y la guarde detrás de mi espalda. Foster se colocó una gorra y subió su cuello polar que tenía hasta su nariz.

¿A quien se le ocurría robar una gasolinera a las dos de la mañana?

Por supuesto, a nosotros.

Matthew tomó mi mano y nos adentramos. Como suponíamos, no había nadie, exceptuando al vendedor y dos de los trabajadores que estaban durmiendo en una silla fuera del local en donde planeábamos robar.

-Tienes que estar tranquila.-susurró Matthew en mi oído. Apreté su mano porque si abrí mi maldita boca, iba a empezar a llorar debido a que esto no es mi vida.

Esto no es lo que mi madre me había ensañado, esta vida había dejado atrás cuando papá se fue.

-¡Arriba las manos!-gritó Foster apuntando con su arma al vendedor. Todos quedaron sorprendidos, hasta yo, por el tono que usó. Los vendedores se despertaron sorprendidos y él que estaba detrás del mostrador, soltó la taza con su café caliente haciendo que esta se estrelle contra el suelo. Apuntó hacia las cámaras y les disparó.

Idiota le dicen.

Hice una mueca con mi nariz debido a todo el café derramado. Foster se giró y me indicó con el arma al vendedor que estaba detrás del mostrador. Él se fue con los otros dos y los ató a una silla con una cuerda y a sus bocas les colocó un pedazo de tela. Alcé mi ceja sorprendida.

¿No era demasiado con atarlos a las sillas?

-Quédate aquí, iré por algo de comer.-abrí mis ojos y estiré mi mano para detenerlo, pero se había ido a las góndolas con su arma en mano. Miré al vendedor y achiné mis ojos con una mirada asesina.

-Dame un café-dije fría apoyándome en el mostrador y mirando de reojo a Matthew por si me dejaba tirada o si había echo algo estúpido.-¿Por favor?-murmuré ante su mirada. Él asintió satisfecho y miré a los hombres que estaban atados que no sacaban su mirada de mí. Me corrió un escalofrío por todo mi cuerpo, tenía miedo de que me reconocieran en algún momento.

Suspiré cuando él vendedor plantó una taza de poliestireno de los baratos al frente de mí con dos sobrecitos de café una cucharita de plástico.

-¿No eres muy joven para tener esta vida? ¿Acaso no estudias?-preguntó el hombre de repente.

-No te importa.-contesté fría colocando el primer sobrecito de azúcar. -Mantete quieto y en silencio. Esto es un robo.-coloqué el segundo sobrecito en el vaso de plástico. No sabía de donde habían salido esas palabras ni ese tono de voz que había utilizado, me sentí culpable por haberle hablado así, pero luego ese sentimiento se fue al recordar lo que estaba haciendo y el motivo.

Todo esto era para no perder mi relación con Liam.

No era por Matthew.

Claro que no.

-Bien, nos llevamos todo esto, los chicos seguramente no están esperando para saber sobre las nuevas noticias y no me sorprendería si tienen hambre. Y ya que estamos con todo esto, les llevo un par de regalos.-Eran un montón de paquetes de comida chatarra y gaseosas.-Dame una bolsa, no quiero que veas a mi novia ¿Quien te dio permiso para hablarle?-Matthew salió de repente de una esquina y agarró del brazo al vendedor. Él hombre asintió asustado y le dio una bolsa grande para que metiera toda la basura que se llevaba.

Miré a Matthew asustada por el tono de voz que había utilizado. Además me llamó ¿Novia?

-¿Porqué me miras así, nena?-preguntó sin mirarme, estaba metiendo paquetes de Doritos y de Cheetos en la bolsa.

-No es necesario que lo trates de esa manera.-murmuré entre dientes.

-Si lo es, estamos en un robo. No hay que tener piedad con la gente que no está dentro de nuestro circulo. -me quedé en silencio. No estaba para discutir y tampoco era el lugar.

-Deberías hacerle caso a tu novio, nena. Él siempre tiene razón en las relaciones.-abrí mis ojos sorprendida al ver al vendedor con un arma apuntando a mi frente, estaba más que cerca del arma ya que estaba apoyada en el mostrador observando como el idiota de mi compañero se derrite por un montón de paquetes de comida chatarra. Alcé mis manos lentamente mirando de reojo a Matthew que ya tenía sus manos detrás de su remera. -No querrás hacer eso, amigo. Yo que tú dejo las manos quietecitas por la vida de tu noviecita.

No podía decir el nombre de mi compañero, sabía que si lo llamaba de alguno de los dos nombres que sabía, podían investigarlo. Estaba más que asustada. Cerré mis ojos tratando de no entrar en alguna crisis y llorar hasta que se cansen de mi y me vuelen la cabeza.

-No llores, linda. Tú novio le importa más la comida para llevarle a sus hijos que tú.-fruncí mi ceño al escuchar eso. ¿Hijos? el vendedor pensó que Matthew tiene hijos y que estábamos robando para ellos. Quise reírme a carcajadas por su comentario, pero por la situación en la que nos encontrábamos, no lo hice.

Ni loca.

Abrí mis ojos para ver el rostro del vendedor, trague saliva cuando el le quitó el seguro y no le tembló su mano para apretar aún más su arma en mi frente.

Joder.

-Larguensen de aquí.-asentí asustada. Matthew estaba en silencio y eso es lo que más me temía, su silencio. -Quédate quieto.-dijo el hombre al ver como mi compañero se movía lentamente.

-Voy a tomar la bolsa con comida, mis hijos necesitan de la comida.-alcé mi ceja confundida por las palabras. ¿Hijos?

-Tómala y vete. Llévate a la zorra de tú novia que no sabe ni siquiera tomar un arma.-abrí mi boca para decirle que se vaya al diablo, pero en vez de palabras salió un grito debido a la gran sorpresa. Mi corazón se detuvo al sentir como los dedos del hombre estaban a punto de apretar el gatillo, pero dos disparos salvaron mi vida.

Miré sorprendida a Matthew y luego al vendedor que yacía en el suelo con su arma a un costado.

Joder.

-Vayámonos, no quieres estar aquí cuando la policía llegue.-tomó de mi mano y salimos corriendo hacia la camioneta. Subimos al mismo tiempo y Matthew arrancó a toda velocidad hasta llegar a una casa abandonada. No sabía en donde estábamos.

Yo solo quería encerrarme en mi habitación y taparme con todas mis frazadas y llorar hasta que salga el sol. Nunca pensé que vería más de tres muertes en menos de dos semanas y mucho menos que mi hermano esté involucrado en una de ellas.

Joder.

Sentí unas manos secar unas lagrimas en mis mejillas. Cerré mis ojos negando con mi cabeza, murmuraba cualquier cosa que pasaba por mi cabeza. No sabía que hacer.

-No puedo hacer esto. No puedes hacer esto.

-Es de lo que vivo, yo soy esta persona. Ahí dentro viste lo que soy, así que adaptate a las circunstancias.

-No puedo hacerlo.

-Entonces no verás a tu hermano, ya sabes las reglas, lindura.

-No puedo creer que me hayas metido en esto por un maldito beso. -negué con mi cabeza sintiendo mi garganta arder junto con mis ojos. Tenía que irme antes de empezar mi drama delante del idiota de Matthew.-

Él abrió sus ojos sorprendido y dio un paso hacia atrás, soltándome la mano que tenía agarrada.

-Tú te metiste en esto sola, no me culpes por algo que se te advirtió mucho antes de conocerme.- pasó sus manos por su cabello soltando un suspiro.-Liam te dijo que te alejaras de mí, que te alejaras de todo lo malo, aún estando él en esta vida de mierda. Tú hermano te adora, eres su más preciado tesoro.

-Eso es mentira. Si yo le importase a Liam, él ya hubiera dejado toda esta jodida vida que lleva. -miré hacia otro lado, no quería ver la mirada de Matthew. Era obvio que estaba mintiendo, mi hermano me adoraba y yo a él. Pero necesitaba alejarme de Foster, necesitaba dejarlo ir, antes de comenzar algo que ni yo estaba segura que se pudiera.

Suspiré acomodando mi cabello.

-¿Porque estás así? -murmuró incrédulo de lo que estaba escuchando.- El robo salió de maravilla, El Jefe estará satisfecho con lo que hiciste esta noche, te dará tarjeta verde para mañana. Estás lista.

-No puedo creer que estés hablando de esa manera lo que vamos hacer mañana, lo dices como si fuera lo más normal de la vida.

-Para mí si lo es.-contestó frío.

-No estoy segura si voy a ir a la cacería de mañana. No estoy lista para esta vida, nunca pensé que llegaría a esta jodida vida.

Joder, yo pensaba hasta hace una semana en unicornios y poder estar con alguien de ensueño. No esta vida.

No de esta manera.

-Entonces olvídate de mí. Sabes que así no va a funcionar. Y tú hermano estará muy...-

-Tú no me importas.-lo miré a sus ojos. Esos ojos que te vuelven loca con tan solo mirarlos. Solté un suspiro sabiendo que lo que había dicho, lo destrozó. -Él que me importa es mi hermano y es por él que estoy preocupada. Tú ni siquiera sabías de mi existencia hasta que me senté en tu maldito asiento.

-Si eso es lo que quieres, estoy dispuesto en decírselo a Liam en cuanto lo vea y..-alcé mi mano interrumpiéndolo.

-Vivimos en la misma casa, Matt. No hace falta.-y con eso mismo, me di media vuelta dando un paso hacia atrás a todo lo que tenía que ver con el tema de robos, los Dragons, Matthew y toda la jodida mierda. 

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