Cincuenta y uno

Todo el mundo tenía razón.

La manera en la que me besa Manuel no tiene nada de juego, es un beso dulce y pausado, como los anteriores. Pero esta vez siento que lo hace con amor y cuidado. Paramos cada tanto para tomar aire.

Pero yo quiero más.

Me siento a horcajadas sobre él, aprovechando que Morcilla se bajó de su regazo, y le subo la intensidad al beso. La ropa comienza a molestarme, y cuando quiero quitarme la remera, Manuel me detiene.

—No. Yo no soy Leroy. Dejame hacerlo a mi manera, la manera que merecés.

Me quita con cuidado de encima suyo y me recuesta en la cama, se tira sobre mí y sigue besándome con devoción. Se separa un poco y me admira como quien observa una obra de arte. Desliza suavemente sus manos por mi torso y se lleva consigo mi remera, la quita con cuidado y comienzo a estremecerme, me retuerzo debajo de él. Solo le queda mi prenda inferior por quitar, pero no lo hace, recorre mi cuerpo con su mirada.

Hago lo mismo con él, es la primera vez que me detengo a observar su torso desnudo. Se me hace extremadamente sexi que solo vista un jogging gris, me pierdo en cada línea de su abdomen, y en la única línea de vello que nace en la parte inferior de su ombligo y va al infinito y más allá. No soporto la tortura, enredo mis piernas a su cintura y lo atraigo hacia mí.

Ahora me besa sediento, como si quisiera todo de una sola vez, es un beso apurado, intenso. Jadea en mi boca y siento que voy a morir en sus brazos, en su cama. Comienzo a desesperarme porque su dulce tortura me está matando lentamente, manoteo la cintura de su jogging y lo bajo de un tirón, Manuel me ayuda sin soltar mi boca.

Al minuto siguiente, ya no queda ropa entre nosotros.

—Ya, Manny. Por favor —ruego sobre su boca.

—Shh —me calla con un beso—. Todavía no terminé, no seas impaciente, Escudero. Hace casi tres años que espero este momento.

Suelto un bufido de protesta que sale en forma de gemido, mientras Manuel comienza a besar todo mi cuerpo con detenimiento. En el camino, aprovecha a jugar con el piercing de su lengua en mis zonas más sensibles, y ese contacto basta para hacerme explotar por primera vez.

Manuel comprende que ya es hora.

Cuando por fin ya somos una sola persona, una lágrima se resbala por mi mejilla. Manuel lo nota y la besa mientras nuestras caderas bailan al compás. Sus movimientos son firmes y precisos, cada vaivén es una chispa que prepara mi segunda explosión. Perdemos el contacto visual solo para besarnos, porque en ningún momento despega sus ojos de los míos. Soy yo la que por momentos desvío la mirada a su boca entreabierta, y es ahí cuando la capturo con mis labios porque se me hace más que apetecible. No falta mucho para que ambos explotemos.

—Te amo —susurra antes de aumentar el ritmo.

—Yo también.

—Ya lo sabía.

Sonríe de costado y nos dejamos llevar hasta el final.

Ahora sí, no hay vuelta atrás.

Mi llanto de hace un rato queda en el olvido, enterado por la sonrisa que no puedo borrar de mi rostro. Recostada sobre el pecho de Manuel mientras él peina mi cabello con sus dedos, pienso cómo pude ser tan estúpida de anteponer la amistad a la posibilidad de avanzar al siguiente nivel.

El amor acaba de matar nuestra amistad.

—¿Hace cuánto?

—Desde que te vi entrar al Larry.

Y lo hizo de nuevo. Formulé una pregunta genérica y él ya sabía a qué me refería.

—¿Y por qué no me dijiste nada? —protesto mientras me reincorporo.

—Porque quería que sea así, que vos solita te dieras cuenta.

—Todo el mundo tenía razón —recuerdo mirando al vacío—. Leroy, tu mamá, Samantha, Marilyn... ¿Cómo pude ser tan estúpida? ¿Y por qué me incitaste a que salga con Leroy?

—Porque en ese momento, el que te hacía brillar los ojitos era él. Y yo quería que seas feliz —sonrío con amargura y dejo un beso corto en sus labios—. ¿Estás bien? Te veo preocupada... ¿Estás arrepentida de lo que pasó recién?

—No es eso, es solo que... Tengo terror de perderte, Manny. Una de las razones por las que no queria llegar a este punto es por el miedo al fracaso. Tengo miedo de que lo nuestro no funcione, y perderte para siempre, hasta como amigo.

—Vos pensá esto. —Se reincorpora y me atrae contra sí—. La primera barrera ya la pasamos, que es conocernos. Los dos sabemos todo del otro, defectos, virtudes, pasado... El siguiente paso en una relación es mudarse juntos, y ya hace meses que vivimos juntos y jamás tuvimos un solo roce. Podemos seguir manteniendo la intimidad de cada uno en su casa, si querés. Todo lo que mata una pareja, ya lo superamos. ¿Qué decís? ¿Nos dejamos de joder con la amistad y pasamos a la siguiente etapa?

—¿Por qué sos tan perfecto, Manny? —muerdo mi labio inferior mientras se me escapa una sonrisa.

—No soy perfecto, soy perfecto para vos nada más. Entonces... ¿Eso es un sí?

—Un re sí.

Me abalanzo sobre él, tomo su mentón y lo beso con ternura.

Tenemos mucho tiempo para recuperar.

No hay canción más linda que describa este capítulo como esta de Zoe Gotusso, porque Lisa ya no se queda con las ganas. 💖

https://youtu.be/hdEGaf1Py4I

Y por el lado de Manny, tiene los argumentos tan válidos como este temón:

https://youtu.be/DQdz2-YO66k

Queda poco, pero falta mucho por ver.

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