Capítulo 8

Alejandro me pidió disculpas por lo imbécil que había sido. Una vez entendió lo mal que había actuado no podia con el remordimiento de conciencia. Me juró por su vida que su intención no era obligarme a nada ni mucho menos abusar de mi, simplemente que jamás le había pasado algo así. Se excuso diciendo que muchas veces había estado con chicas que se sentían nerviosas, pero luego pasaban una buena noche, que pensaba que era mi caso.

— De verdad lo siento mucho, entendería si quisieras demandarme o algo por el estilo.

La verdad, ni siquiera se me había ocurrido algo así por la cabeza.

— No te preocupes, solo espero que hayas entendido. Y agradezco que hayas tenido la valentía de aceptarlo.

— Gracias por ser comprensiva, cuando Mateo puso de ejemplo a mi hermana entendí lo horrible que te podías sentir.

— ¿Mateo? 

— Si, esa noche pasó horas insultándome —dijo riendo con vergüenza—, luego me hizo entender lo mal que estuve.

— Ya veo, bueno, no te preocupes, ya quedo en el pasado.

Al decir esas palabras, sentí que un peso salía de mi cuerpo.

— Muchas gracias —dijo al fin mirándome directamente a los ojos— de todas formas haré lo posible por que no tengas que cruzarte conmigo.

Solamente sonreí y él se fue. La verdad me agradaba la idea de no tener que cruzármelo mucho.

No me quede mucho tiempo sola porque al instante regresó Julio.

— ¿Todo bien?

— ¿Nos estabas espiando?

— Para nada, solo vigilaba la puerta.

— Como sea, ya me da igual, últimamente siento las demás personas saben mas de mi que yo misma.

El chico sonríe y tomo mi mano de una manera reconfortante.

— Sigo creyendo que necesitas un spa ¿Te parece que salgamos a despejarnos después de clase? 

— Creo que me daré de alta en las citas —bromeé, aunque en el fondo lo decía en serio.

— Agh no seas creída, ni siquiera me interesan las chicas.

— Oh, no sabia que eras gay.

El rio.

— Tampoco me interesa los chicos —después de mi mirada confundida el respondió—, soy asexual.

Abrí los ojos impresionada, nunca creí que viviría para conocer a un hombre que no tuviera interés por el sexo.

— ¿De verdad?

El timbre que indicaba el regreso a las clases sonó.

— Si te interesa conocerme, entonces acepta mi salida —dijo levantándose—, por ahora vamos a clases.

Al finalizar el día acepte la propuesta de Julio, y fuimos a una sala de juegos. Jugamos carreras, encestar, incluso logró tomar un peluche en la máquina dispensadora, pero cada vez que quería preguntarle sobre lo que había dicho de la asexualidad cambiaba el tema, o me jalaba hacia otro juego.

— ¡Es hora del Hockey de mesa! —dijo jalándome del brazo.

— ¡Me encanta!

Comenzamos a golpear el disco de un lado a otro, agotados pero no derrotados.

— ¿Vas a seguir esquivando el tema?

— ¿Qué tema? —dijo anotando— ¡Si!

— Llevo preguntándote toda la tarde si es verdad que eres asexual —dije volviendo a poner el disco en la mesa.

— Ah, eso ¿Por que tienes tanto interés?

— Me da curiosidad.

— Pues eres bastante chismosa, cualquiera ya hubiera dejado el tema a un lado —dijo con su sonrisa burlona.

— No me vas a decir ¿Verdad?

El rio.

— Quería ver que tanto te importaba, no me gusta hablar mucho de mi vida personal.

— ¿Entonces?

— Si, soy asexual —dijo volviendo anotar— ¡Dos a cero!

— Y... eres...

— ¿Virgen? Si —respondió con naturalidad—, si sigues así de desconcentrada jamás me ganaras.

— ¿Y nunca has tenido problemas con tus novias por eso?

— Nunca he tenido novia.

— ¿Tienes miedo a que te rechacen?

Julio soltó una carcajada en la que anote sin siquiera proponérmelo. 

— Lucía, te dije que no me interesa las mujeres, ni los hombros, tampoco enamorarme, ni tener pareja, etc.

— ¿Nunca te ha gustado nadie? ¿Nunca te has enamorado?

— No, veo a todas las personas como potenciales amigos, nada mas que eso.

Julio volvió a anotar ya que me había quedado completamente quieta en mis pensamientos.

Julio de verdad era asexual, nunca había sentido atracción por nadie. En cambio yo, solía enamorarme de cualquier chico que me picara el ojo, nadie creería que tras mi fachada de chica ruda, solía ver en cualquier chico mi próximo príncipe azul. Incluso durante la tarde, mientras jugaba con Julio, pensaba en lo perfecto que sería si nos enamoráramos, dos personas asexuales, disfrutando del uno al otro, sin sexo. 

— Tierra llamando a Lucía —dijo Julio esperando a que sacara el disco— ¿Qué es lo que te atormenta?

Me aparte de la mesa sin decir ni una palabra y salí de la sala de juegos, afuera ya comenzaba a atardecer.

Apoye la espalda contra la pared con una nostalgia que incluso me sorprendió.

— ¿Estas bien? —se acercó Julio con cautela.

Asentí.

— Algo me dice que es un tema personal para ti.

Julio se colocó en la misma posición que yo a mi lado, y juntos mirábamos el cielo naranja.

— A veces he sospechado que soy asexual —explique—, pero yo si me he enamorado y también deseo salir con chicos, quiero algún día tener una familia e hijos.

— Ya veo —dijo asintiendo—, estas en una situación complicada.

Yo también asentí, y luego nos reímos por parecer esos muñequitos que van en los carros que se tambalean.

— Tu solución es encontrar un asexual-romántico como tú.

— Y lastimosamente tu solo eres asexual y ya.

Asintió sin dudar.

— No tendrás un amigo o hermano que se parezca a ti.

— Lastimosamente no, eres la primera que conozco de "mi clase" —dijo haciendo unas comillas con sus dedos para parecer mas gracioso.

— Tal vez deberíamos buscar una asociación de Asexuales anónimos —el sonrió.

— Te acompaño si quieres, pero yo estoy bien como estoy, no quiero enredarme la vida agregando romanticismo.

— Un día de estos deberíamos ir a ver una película romántica.

Julio hizo un gesto como si fuera a vomitar, y luego solo hablamos de temas triviales mientras me acompañaba a casa, para no amargar lo que nos quedaba de tarde.

Cuando llegue a casa mi madre me pregunto quien era el chico alto y apuesto que me había dejado en la puerta, ya saben, con esa cara picará que ponen las madres alcahuetas, y después te dicen que te cuides.

Subí a mi cuarto decidida a terminar el K-drama que tenía semanas viendo. Adoraba las series coreanas ya que a diferencia de este lado del mundo eran mucho más conservadores, pero esta serie en particular ya me estaba volviendo loca.

— ¿¡Es que nunca se piensan dar un beso!?

Y cuando por fin llegó el final ¿Adivinen? Quedaron separados y solo se dieron un beso en toda la serie.

— ¿¡Que!? ¿¡Eso es todo!?

— Cariño, solo es una serie —dijo mi madre al otro lado de la puerta cuando pasaba por el pasillo.

Tal vez debería dejar de ver tantas series románticas, son las culpables de que tenga mis expectativas muy altas.

Pero esta serie me había creado una fuerte duda, y mañana iba a hablar con la psicólogo de la escuela.


Al día siguiente al terminar las clases fui al despacho de psicología, por suerte María dijo que tenía unos minutos para mi.

— ¿Has venido con preguntas? —cuestionó luego de saludarnos.

— La verdad es que si, ayer conocí a un chico, bueno, ya lo conocía, pero nunca había hablado con él a profundidad, y resulta que es asexual.

— Oh, es una buena noticia ¿Y hubo un acercamiento emocional entre ustedes?

— Mmm, no de ese tipo, y nunca habrá ya que él es asexual, asexual, asexual, ¿Si me entiende?

— La verdad, no, la palabra asexual abarca muchas cosas.

— Bueno, que él nunca ha sentido sentimientos amorosos por nadie, ni tampoco le interesa.

— Como dije antes, la asexualidad no está determinada por enamoramientos o relaciones románticas: es una ausencia de atracción sexual o deseo intrínseco de relaciones sexuales. Si no experimenta enamoramientos o deseos de una relación romántica, puede ser un arromántico. Si bien no todas las personas asexuales son arrománticas y no todas las personas arrománticas son asexuales.

— Pero él si seria un verdadero asexual, no como yo.

— La idea de ser más asexual que otro es cuestionable. No hay jerarquía de asexualidad. Los asexuales con orientaciones románticas no son menos asexuales que los asexuales arrománticos. Lo que a ambos los hace asexuales es que comparten la misma carencia de necesidad sexual con otras personas.

— Ese es otro punto que quería tocar —dije atajándola rápido—, ayer termine de ver una serie romántica, y cada vez que los protagonistas estaban solos yo quería que ellos... bueno... ya sabe, y me sentí frustrado porque nunca hubo ese momento, y también físicamente yo, es raro, es como que sentía el deseo.

— Ya veo... las personas asexuales aún pueden tener libidos o experimentar excitación, pero no experimentan ninguna atracción intrínseca o deseo de participar en actividades sexuales con otras personas. Esto puede incluir torceduras o fetiches: actividades o sensaciones que excitan sexualmente a una persona, pero que no tienen nada que ver con querer tener relaciones sexuales con otra persona. Otros casos también son asexuales que se masturban, pero no tienen un impulso sexual que los motive, simplemente lo hacen porque se siente bien o alivia el estrés. O pueden experimentar la excitación como una respuesta biológica a los estímulos externos de los que sienten la necesidad de aliviarse, pero sin ninguna conexión con el deseo de tener relaciones sexuales en pareja.

— Pues... tiene sentido —dije ladeando la cabeza—, después de todo tengo nervios, puedo sentir, y el ginecólogo dice que todo esta bien.

— Y aun así, aunque a veces puedas sentir "cosquillas", no te apetece estar con otra persona ¿Correcto?

Asentí.

— Pues supongo que no te quedan mas dudas ¿No?

— En realidad muchas, ¿Cómo hago para que un chico que si es sexual lo acepte?

— Uf, ya no puedo ayudarte en eso, es cuestión de cada pareja: la comunicación, el amor, la compresión, y un poco de que ambas partes cedan. Pero mejor vamos paso por paso, primero deberías asimilar y aceptarte tal y como eres, y cuando lo hagas, los demás también te aceptaran.

Asentí asimilando lo que me decía.

— Te recomiendo que no le des tanta vuelta al tema y te concentres en tus responsabilidades, cuando llegue el momento adecuado, todo estará claro.

Asentí nuevamente y me despedí dando las gracias antes de irme. Cuando abrí la puerta me tropecé con alguien que justo iba a entrar.

— ¿Mateo?

El rubio inmediatamente se puso colorado.

— L-la directora me pidió que trajera unos papeles.

Eche un vistazo pero no traía nada en sus manos.

— Con permiso —dijo haciéndome a un lado para pasar.

Apenas puse un pie fuera de la oficina cerró la puerta con prisa sobresaltándome.



















Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top