Capítulo 3

Aunque era sábado había convocado a las chicas del equipo a un entrenamiento extra en la escuela; debíamos reconocer que nos hacia falta condición física y mejorar nuestras tácticas. La verdad es que nadie en la escuela le presta atención al equipo de voleibol, y a su vez eso hace que nos recorten las horas de entrenamiento además de que nos baja el animo.

Fui la primera en llegar a la escuela y eso me dio tiempo para preparar la cancha en una serie de obstáculos para mejor la agilidad y rapidez. Por suerte las chicas no tardaron mucho en llegar, aunque se les veía de mal humor.

— ¿Cuál es la necesidad de entrenar un sábado? —se quejó Jazmín acostándose en las gradas.

— Necesitamos esforzarnos mas si queremos ganar el campeonato este año.

— Pff, ¿De verdad crees que ganaremos? —agregó Clara.

— Si siguen con esa actitud seguramente no. Tienen que creérselo, visualizarse con las medallas —dije tratando de dar un tono teatral.

— Ni tu te lo crees, solo quieres ganar la beca ¿No? —cuestiono Paula.

Paula era una chica bastante robusta y solía juntarse con los chicos, sobre todo con el equipo de futbol, así que no me sorprendía que supiera de la beca y los requisitos, seguramente Mateo habría comentado algo.

— Bueno, si, quiero ganar el campeonato para tener mas posibilidades de ganar la beca, pero si no creyera que somos capaces ni siquiera lo intentaría —dije tratando de mantener un tono motivador.

— Siempre nos eliminan en la primera ronda ¿Por que esta vez seria diferente? —cuestionó jazmín.

— Porque entrenaremos muchos mas, así que levanten esos traseros y vamos a la cancha.

Las chicas se levantaron dejando caer sus brazos a los lados del cuerpo perezosamente, obviamente la idea de entrenar los sábados no les gustaba para nada.

Iba a explicar rápidamente el circuito que había diseñado cuando las puertas del gimnasio se abrieron dejando entrar un bullicio de 20 chicos todos escandalosos hablando entre ellos muy animados.

— Trágame tierra —susurre lo suficientemente duro.

— Debiste asegurarte de que el equipo de futbol no iba a entrenar hoy —agrego Paula con cierto tono divertido como si disfrutara ver mi cara de horror.

Inmediatamente el equipo de futbol miro la cancha con confusión sin saber que estaba pasando; Mateo entendiendo todo a la perfección, no perdió tiempo y se dirigió directamente hacia mi.

— Capitana Garcia —se dirigió a mi con su sonrisa maliciosa—, parece que no le notificaron que a esta hora el equipo de futbol entrena.

— Tiene razón capitán Jesen —dije cruzándome de brazos pero con la barbilla en alto—, nadie me notifico, y por lo tanto me tome la libertad de convocar un entrenamiento, y ya que mis chicas y yo llegamos primero, los invito a esperar en las gradas hasta que terminemos.

Mateo comenzó a reírse como si le hubieran contado el mejor chiste que jamás hubiera escuchado.

— Creo que no entendiste, nosotros siempre entrenamos a esta hora.

Mateo me miraba retadoramente, pero yo no me quedaba atrás.

— Creo que tú no estas entendiendo, me dieron permiso de entrenar hoy y llegue primero, así que... —dije señalando las gradas.

La mirada de Mateo era incomprensible, quería retarme y hacerme puré, y al mismo tiempo parecía divertirle la situación.

— Bien, hagamos algo, una competencia para ver quien entrena primero.

— Me parece perfecto —dije sin pensarlo mucho.

Mi equipo a mis espaldas comenzaron a murmura cosas como que yo estaba loca, pero ya no había marcha atrás.

El equipo de futbol nos miraba con burla y solo me provocaba patearles el trasero a todos.

— Bien, que tal si jugamos al quemado, el equipo que gane entrena primero —propuso Mateo.

Las chicas me miraron con terror, y aunque se que seria casi imposible ganarles, se me había ocurrido una mejor idea.

— Claro que no —dije con firmeza— utilizaremos el circuito que ya monte en la cancha, el equipo que lo haga mas rápido, gana. Y deberás escoger a solo 5 de tus jugadores para que estemos en igual de condiciones.

— Bien —dijo Mateo encogiéndose de hombros como si de todas formas ganaría—, como quieras.

Mateo se dirigió hacia su equipo, y yo hice lo mismo.

— ¿Acaso estas demente? —se quejó Jazmín.

— Nos van a dejar en ridículo —habló por primera vez Lola.

— No, no lo harán —dije con firmeza— ustedes conocen estos circuitos mejor que nadie, son los que siempre hacemos.

A pesar de mi actitud decidida ninguna chica parecía muy entusiasmada.

— ¿Acaso los hombres son mejores que nosotras? —agregué.

— ¿No? —dijeron con cierta duda.

— No, claro que no.

Mire a mi equipo y recordé porque estaban aquí.

— Cuando las invite a formar parte del equipo las cinco aceptaron inmediatamente. ¿Por que? —no espere a que ellas respondieran—. Porque no se sentían identificadas con el prototipo femenino anticuado. No estaban pendiente de los outfits o la moda, no les interesaba bailar o ser sutiles, no querían ser las princesas esperando un rescate. ¿No es así?

— No —dijeron con mas firmeza.

— ¡No! Porque somos fuertes, independientes, y no tenemos porque ser delicadas ni sutiles, le podemos partir la cara a quien sea quien nos moleste porque somos capaces de todo. Nunca nos intereso ganar, solo queríamos liberarnos de las ataduras de ser las típicas chicas refinadas. ¿Van a permitir que esos imbéciles se burlen, siendo el equipo de futbol los primeros que opinan que el deporte no es para mujeres?

— ¡No!

— Somos mas agiles y sobre todo mas inteligentes. No importa cuál sea el resultado final, lo que importa es que daremos lo mejor de nosotras mismas. Demostremos que las mujeres tienen un lugar en el deporte y que somos igual de capaces que los hombres.

— ¡Si!

Las chicas se veían mas animadas, incluso yo me había animado ya que jamás me había inspirado tanto en un discurso. Supongo que había algunas cosas que quería descargar.

Cuando nos giramos hacia los chicos, Mateo me miraba con una sonrisa de suficiencia.

— ¿Termino la charla? ¿Ya están listas?

Me limite a mirarlo con el entrecejo fruncido y nos colocamos en nuestras pociones. Explique lo que se hacia en cada parada y que sería por relevo. Mateo y yo como capitanes, nos quedamos de últimos siendo nuestra estación una simple carrera de  velocidad.

La competencia comenzó con un simple arrastre bajo, los hombres evidentemente eran mas rápidos y tomaron ventaja fácilmente, pero el truco estaba en una estación en donde tendrían que desamarrar unas cuerdas. Sabia que ellos jamás habrían practicado eso y mis chicas eran unas expertas, sobre todo porque la técnica para desamarrarlo era utilizando los movimientos que utilizamos para desplazarnos en un partido de voleibol.

Cuando el relevo del equipo de futbol llego a la parte de las cuerdas, fue evidente su confusión al no entender como desamarrarlo, y ahí fue cuando Paula logro alcanzarlo y comenzó a desamarrar todo con gran rapidez; el chico que comenzó a imitar a Paula encontró el truco rápidamente pero Paula ya había terminado y me había dado el relevo.

Comencé a correr con todas mis fuerzas, pero cuando el chico anterior le dio el relevo a Mateo era inevitable aceptar la verdad, el era mucho mas rápido que yo. En cuestión de segundos logro llegar a mi lado.

— Nos vemos en la meta, preciosa.

Y así como apareció de la nada, me dejo atrás; cuando quedaban unos pocos metros de la meta, Mateo comenzó a cojear, logre alcanzarlo y estuvimos algún tiempo a la par, hasta que Mateo se tumbo al piso quejándose del dolor y yo llegue a la meta.

— Ahh, es un calambre —dijo cuando su equipo se acerco preocupados.

Su equipo lo ayudo a levantarse dando masajes en el muslo para que el dolor pasara rápido.

— Supongo que se repite —dije al acercarme y ver que no era nada grave.

— Esta bien, ganaron justamente, con suerte, pero justo —bromeo.

— ¿Las dejaras entrenar? —se quejo uno del equipo de futbol.

— No importa —respondió Mateo—, igual ya están cansadas, no duraran mucho.

El rubio me guiño un ojo y se dirigió con su equipo a las gradas. Bufe para mis adentros pero preferí no decir nada antes de que se arrepintieran y no nos permitieran entrenar.

Dejando la disputa a un lado comencé el entrenamiento con las chicas dividiéndonos en parejas, aunque en realidad se debía de jugar en un equipo de 6 personas. Nuestro problema estaba en que ya que solo éramos justamente 6, no teníamos suplentes ni banca con la cual entrenar en un juego de 6 personas por equipo, así que  en los entrenamientos siempre jugamos en pareja lo cual era muy diferente a cuando teníamos que competir contra otros equipos.

Comenzamos dos contra dos, mientras las otras dos descansaban. Hice equipo con Jazmín, jugando contra Paula y Clara.

Los chicos del equipo de futbol estaban sentados en las gradas aburridos esperando que termináramos, ver sus caras me molestaba un poco, hasta que se me ocurrió una idea para jugar con sus mentes básicas.

— ¿No te provoca quitarle esas caras de tarados que tienen? —le susurre a Jazmín.

Esta asintió con firmeza.

— ¿Le tiramos el balón a alguno?

— No es mala idea, tengo una forma de decidir a quien.

Guiñándole un ojo a Jazmín me quite la camiseta quedándome solo con el top y el short de Voleibol. Con una sonrisa picara Jazmín me imito, teniendo esta una figura mucho mas delgada que la mía.

Nuestras compañeras nos miraban estupefactas pero un simple cambio de miradas fue suficiente para que nos entendieran.

— Saben que mis preferencia no son los chicos —se quejo Paula renuente.

— Solo es para molestarlos un poco, no te estamos pidiendo que salgas con ninguno de ellos.

Paula acepto y seguimos con el juego. En pocos minutos los chicos comenzaron a mostrar mas interés en el "juego". Ahora miraban a mis chicas casi babeándose y solo hablaban entre ellos para murmurar cosas sobre nosotras. Por un segundo cache a Mateo mirándome, pero desvió rápidamente la mirada, al contrario el chico que estaba sentado al lado de él no disimulaba para nada que me miraba de arriba abajo.

— Creo que tenemos un ganador.

Jazmín me señalo a un chico Pelirrojo sentado a la izquierda con la boca abierta mirándole el trasero a Paula. Asentí con una sonrisa y espere recibir la pelota para rematar. Al saltar golpee con todas mis fuerzas el balón hacia las gradas, dándole directamente en la cara al pelirrojo que seguía distraído.

Tanto chicas como chicos nos reímos con fuerza.

— Perdón, creí que necesitabas ayuda para salir del trance.

— Ja, ja —se quejo el pelirrojo.

— Las chicas tienen razón —se levanto Mateo para sorpresa de todos—, necesitamos calentar un poco el cuerpo, ¿Por que no ayudamos a las chicas en su entrenamiento?

Mateo se coloco al otro lado de la malla, llamando a otros de sus cinco compañeros colocándose en posición. Nosotras nos animamos y nos unimos las 6 en nuestro primer entrenamiento siendo un mismo equipo.

Los chicos como venganza se quitaron las camisetas dejando al aire sus torsos definidos, por un momento nos quedamos embelesadas; dándome cuenta que a veces podíamos ser igual de básicas.

— Muy bien chicas —las llame haciendo un circulo—, por primera vez entrenaremos juntas, así que aprovechemos para poner en practica todas las estrategias que no hemos podido utilizar en otros entrenamientos.

Las chicas asintieron y cada uno tomo su posición.

El entrenamiento fue bastante entretenido, al menos para mi. Entre las miradas retadoras y hasta seductoras que se dirigían ambos equipos, hasta las ofensas que se lanzaban cuando perdían un punto. Aunque el voleibol no era la especialidad de los hombres, fue bastante reñido, pero terminaron ganándonos por 3 puntos.

— Fue un buen calentamiento —se agrando Mateo.

— Deberías tomar algo de agua antes de que te desmayes —le respondí.

Mateo solo me sonrió con su típica sonrisa maliciosa, y me dirigí con el resto de mi equipo a los vestuarios para cambiarnos.

En los vestuarios Paula se me acerco con un semblante algo extraño.

— Y... ¿Qué tal todo?

— Todo bien... gracias, ¿Y tú?

— Muy bien, comencé a salir con una chica.

— Oh, que bueno, me alegro, espero que les vaya muy bien —respondí sinceramente aunque extrañada de que me hablara de ese tema.

A pesar de ser compañeras de equipo, nunca habíamos sido de las amigas confidentes.

Estuvimos unos segundos en silencio hasta que continuo.

— Sabes, he escuchado decir que tú... pues, tal vez tengas otros intereses.

La mire arqueando una ceja sin entender.

— Es que, el otro día, Ofelia le decía a los chicos que tal vez eras lesbiana, porque al parecer tú no...

— Espera, espera, ¿Ofelia esta diciendo eso? ¡Hija de perra!

— Oye —respondió indignada—, ser lesbiana es una orientación que debe ser respetada.

— ¿Que? Cálmate ¿Si? No estoy enojada por eso, simplemente no me gusta que este hablando sobre mi cualquier cosa solo por una conversación privada que escuchó.

Me gire molesta, mientras metía mi ropa en el bolso de mala gana.

— No se si lo que Ofelia esta divulgando sea cierto o no —continuo—, pero la psicólogo de la escuela es sexólogo, me ayudo mucho cuando estaba descubriendo mi homosexualidad, tal vez pueda ayudarte a ti también.

— Gracias, pero a mi siempre me han atraído solo los chicos.

— La sexualidad es mucho mas amplio que chicos o chicas ¿Nunca te has hecho tu misma una pregunta que nunca has sabido como responder?

"Muchas."

— No pierdes nada con ir, de todas formas para eso la escuela la tiene, ella responderá cualquier inquietud con placer. A mi me ayudo.

Sin decir mas nada, Paula tomo sus cosas y salió del vestuario, ya solo quedaba yo adentro.

Al salir del vestuario choque con un pelinegro, era robusto y no tan alto. Sabia que se llamaba Alejandro y era una ficha importante en el equipo de futbol, pero nada mas.

— Disculpa —dije tratando de rodearlo.

— Te estaba buscando.

Gire para mirarlo para confirmar si estaba hablando conmigo o no.

— ¿A mí?

— Si, a ti —dijo con una sonrisa picara.

— ¿Para que?

— Quería saber si te gustaría salir conmigo hoy en la tarde.

— ¿Yo?

— Si tú —dijo riéndose—, he escuchado de ti; te vi jugar y la verdad me gusta mucho la pasión que le pones a las cosas.

Por alguna razón cuando dijo "He escuchado de ti", solo podía pensar en Ofelia divulgando cualquier barbaridad.

Pensé unos segundos en mi respuesta, no conocía para nada al chico, pero ese es el punto de las citas ¿No? En algún momento todos fuimos desconocidos, y al menos físicamente tenia sus atributos, también tenía buena fama entre las chicas, tal vez esta vez sentiría algo diferente.

— Esta bien.

— Perfecto —respondió el chico con una amplia sonrisa.

***

Mateo

Mis ojos se abrieron de par en par cuando Lucía se quito la camiseta y el resto de las chicas la imitaron. Vi a mis compañeros y todos comenzaron a babearse como si jamás hubieran visto mujeres. Aunque debo admitir que el equipo de Voleibol no estaba nada mal.

— Fiuu —silbó Alejandro sentándose a mi lado.

— Creí que serias mas difícil de impresionar —bromeé.

— La capitana tiene un algo... no se que.

Detalle a Lucía aunque no era la primera vez, no tenia un cuerpo excepcional pero se notaba que hacia ejercicio; sobre todo cada vez que se inclinaba para golpear la pelota y sacaba el trasero. No me podía quejar de la vista.

De repente nuestras miradas se cruzaron y me vi obligado a desviar la mirada, lo ultimo que quiero es que esa creída piense que me gusta. Alejandro por otro lado no disimulaba para nada.

— Deberías limpiarte un poco la baba —dije sonando mas rudo de lo que hubiera querido.

— Sabes que te respeto Capi, si te gusta no la mirare mas.

— Pss ¿Qué dices? A mi me da igual.

— Seguro, porque todos nos dimos cuenta que te dejaste ganar en la carrera, en el futbol he visto golpes mejor actuados.

Rei al recordar el momento.

— Solo fue lastima, de todas formas no nos quitaran mucho tiempo.

De un momento a otro Lucía golpeo a Jonny con el balón por andar de mirón. Solté una risa mas fuerte de lo que me hubiera gustado. Alejandro tenia razón en algo, ella tenia un no se que.

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