Epílogo
Lean por favor este capítulo con I believe de Cristina Perry (Esta en multimedia), si no no sera lo mismo.
Esta
ba acostada en algo muy suave y cómodo, abrí mis ojos lentamente para ver el cielo, me paré y en lo que estaba acostada eran nubes, miré hacia abajo y pude ver la ciudad.
Esto era increíble. Un momento ¿había muerto?
—Anna...
Voltee para ver a mi hermana con un vestido blanco. Corrí hacía ella y la abracé, la sentía tan real.
—Eva, te extrañe tanto.
Le dije al oído, por fin estaba con ella, por fin la podía ver y no por medio de un sueño, esto era real.
—Igual yo hermana.
— ¿Estoy muerta? —Pregunté sin más.
Ella me sonrío se, mientras se alejaba de mí, cuando iba a hablar dos personas venían caminando hacia nosotros. Era Alison y mi madre. Las abracé a las dos. Las dos traían un short y una blusa blanca, se estaban abrazando entre ellas. Mi madre había vuelto a ser joven tenía la edad de Alison y ahora veía el parecido de las dos.
Voltee para verme y traía una falda larga con una blusa blanca de tirantes.
—Anabelle... si moriste... —Dijo Alison.
—Eso significa que no podré ver a Steve, Stacey, Axel.
Todas se me quedaron viendo con compasión. Mi madre habló.
—Mi niña los podrá ver desde aquí, les podrás dar fuerzas o te puedes representar en sus sueños, pero no los puedes visitar, bueno solo una vez...
Una sonrisa se formó en mi cara, me sentía pésimo porque estoy muerta, pero me alegro mucho porque estoy con mi familia y eso me reconforta.
— ¿Puedo ir ya a la tierra?
Ellas se vieron y asintieron con la cabeza.
—Si puedes, pero nadie te vera. Cuando acabes solo piénsalo y entraras al cielo.
—De acuerdo... oigan ¿qué paso con Harriet?
Todas se quedaron viendo entre ellas, mi hermana se acercó a mí y hablo.
—Ella pagara su merecido, su sentencia para poder pasar al cielo ha sido que tiene que ayudar a 1000 mundanos. —Dijo mi hermana. —Lo mejor es que nadie la puede ver y será difícil encontrarlos.
— ¿Karma? —Sonreí.
—Digamos que sí
—Bien, iré a la tierra.
Asintieron con la cabeza y caí de la nube.
El primer lugar que pensé era mi casa.
Al entrar estaba mi padre llorando con una foto de toda mi familia, además de que había muchas latas de cerveza.
Me sentía tan mal por él. No podía dejar que arruinara su vida, lo abracé y por alguna extraña razón, él se me quedó viendo y se cayó del sillón.
— ¿Me ves? —Pregunté con mucho entusiasmo.
—Eres real...
—Padre sé que suena loco, pero soy un fantasma y estoy aquí para decirte que todas estamos bien y te queremos. No quiero que arruines tu futuro por nosotras, quiero que sigas adelante, porque nos reuniremos en la otra vida.
Él lloró y me dio un fuerte abrazo. Me dijo que me amaba, a toda su familia. Yo le repetía una y otra vez que lo amaba.
—Te prometo tratar de superar esto...
—Gracias.
Le sonreí y me comencé a hacer invisible, pues el comenzó a gritar mi nombre, pero aún estaba ahí, le acaricie el pelo lo abrace y seguí mi camino.
Viaje a muchos lados en el transcurso al internado, París, Londres y Ámsterdam, todas esas ciudades siempre las quise visitar, pero como morí... mejor tarde que nunca.
Por fin llegué al internado las cosas parecían de lo más normal, entré al edificio y no vi a nadie conocido, cuando iba a entrar a mi cuarto, vi que había dos imágenes una mía y otra de Alison además de ciertos peluches, venia una frase en medio que me gustó mucho. "La muerte es el principio de otra vida", entré y vi todas mis pertenecías.
Me quería despedir de mis amigos, pero como no podía como fantasma, decidí escribirles una carta a todos mis amigos.
Cuando por fin acabé las puse en mi cama con la esperanza que alguien las encontrara y las repartiera.
Mientras iba por el internado vi a Steve, lo abrace, pero él me atravesó y siguió caminando.
Era un fantasma y no me veía. Eso dolía mucho.
—Steve si me escuchas, o sientes que estoy aquí ve a mi habitación por favor, ve.
Durante un par de días lo seguí, también seguí a Stacey la extraño tanto y más ahora que descubrí que es mi prima.
Cuando estaba con Steve le repetía lo de la habitación, pero él nunca me escucho. Una vez lo seguí e iba hacia mi edificio entro y hablo con Stacey, salió corriendo escalo el árbol y entro.
Se robó mis fotos y vi cómo sus ojos se iluminaban cuando vio las cartas en la cama.
Se metió las fotos en su pantalón y leyó la carta que le había dejado ahí mismo, tardo un minuto, él comenzó a llorar, me dolía tanto verlo así.
Lo abrace él se paró y grito.
—Anabelle si estás aquí... Te amo y seguiré con mi vida con la esperanza de verte en la otra vida.
—También te amo y ten por seguro que nos veremos en la siguiente vida, gracias.
El camino hacia la ventana vio por última vez la habitación y se fue.
Sonreí por dentro y pensé que ya había terminado todo. Una luz me cegó avance hacia ella, después de todo este no era mi final es solo el comienzo.
Ave atque vale Anabelle.
Anabelle Elizabeth Hamilton Payne en galería.
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