Capítulo 2 "La chica que nadie vio jamás"
Cuando abrí la puerta, estaba esa chica sentada en la cama, después me acerqué un poco, ella se veía como una persona normal no parecía un horrible fantasma como en las películas de terror, hasta era linda.
—¿Quién eres y por qué estás en mi cuarto? —Preguntó viéndome a los ojos.
Me quedé callada tratando de entender lo que estaba pasando y por más que trataba de darle alguna explicación lógica, no existía.
—Por si no sabías este es mi cuarto. —Dije con miedo.
—Claro que no, yo duermo sola.
Me quede un poco confundida ¿Pensaría que está viva y por eso decía que esa era su habitación?
—¿En qué año estamos? —Pregunté.
— —Dijo como si fuera la respuesta más obvia.
—No, estamos en el año 2014, escucha sé que suena como una locura, pero tú estás muerta.... —Dije con miedo de que pasará algo sumamente malo como que me matará.
—¿Qué? ¡Claro que no!, ¿cómo puedes decir eso?, es más te probare que estoy más viva que tú.
Ella se quedó parada y se fue al estante donde tenía mis libros, ella trato de agarrar uno, pero no podía, lo atravesaba, lo intentaba una y otra vez durante 10 minutos y nunca consiguió lo que quería
—¿Ves?, estas muerta.
Se tocó su largo y rizado cabello, estaba algo confundida, la entendía no era normal que un día crees que estas viva y que llegue una chica y te diga que no, la verdad ahora que lo pienso eso NO ERA NORMAL, ¿Quién habla con una chica muerta?
—Lo veo. —Me contestó un poco desanimada.
—Bueno, pero no recuerdas ¿Tú nombre, apellido, tus padres o como moriste?
—No me acuerdo de nada, solo recuerdo que he tratado de comunicarme, pero es inútil, solo me ven y contigo es la única que he tenido una conversación—Dijo.
—Está bien y ¿No ves una luz o algo así?
—No, —Hizo una pequeña pausa, aunque parecía resignada. — un momento que tal si me ayudas.
Hubo un momento de silencio esto era una locura, no podía ayudarla, si no sabía si quiera su nombre o algún apodo o apellido, no sabía nada de ella.
—No. —Dije.
—¿Qué? ¿Por qué?
—Porque es una locura, además no sé nada de ti.
—Escucha solo investiga y después me iré
—Mi respuesta es no y vete a asustar a alguien más.
Ella pareció estar enojada, solo abrió la boca pero la volvió a cerrar como si se arrepintiera de lo que fuera a decir.
—Te perseguiré por todas partes hasta que aceptes.
—Si claro, está perfecto, jamás te diré que sí.
En eso ella se puso en frente de mí mirándome a mis ojos
— ¿Segura? —Dijo
—Si. —Lo dije con mucha seguridad. —Ahora vete necesito dormir.
Me puse mi pijama y trate de dormir, después de eso todo se volvió negro.
Entre en el comedor, para desayunar, estaba Stacey sentada sola haciendo la tarea, me acerque a ella.
—Hola.
—Hola ¿Cómo dormiste? —Preguntó.
—Bien y tú.
—Súper bien. —Dijo guardando los cuadernos que tenía en la mesa.
—Oye tuve un sueño súper extraño, donde hablaba con la chica muerta. —Reí.
—Humm... Eso sí que es extraño, pero si no te molesta tengo que terminar esta tarea de español, se me olvidó y sólo tengo como 20 minutos para terminarla. —Me dedicó una sonrisa apenada. —Hablamos, más tarde.
—Está bien. —Dije.
Me retire de la mesa, después de que Stacey se fue, pero en eso vi a alguien que hizo que se me pusiera la piel chinita y que casi me desmaye. Ahí estaba esa chica de nuevo.
—¿Eres real?
—Claro que lo soy, por cierto, lo de anoche no fue un sueño.
—Escucha, déjame sola ¿sí?
—Deberías de dejar de hablar sola pareces una loca. —Fue lo único que dijo.
Y camino hacia una pared donde desapareció, respire hondo para no perder la cordura y me fui, cuando salí estaba Steve.
—Hola. —Dijo.
—Hola. —Dije feliz de verlo.
— ¿Por qué no te sentaste ayer conmigo?
—Porque estabas muy bien acompañado. —Dije.
—¿Un momento lo dices por esa chica?
—Sí, por un momento creí que me iba a sacar los ojos, pero dime ¿Es tu novia? —Pregunté esperando que la respuesta a ello fuera no.
—Claro que no, es mi amiga se llama Alondra, la conozco desde que somos pequeños, pero ahora creo que me gusta.
Camine un poco ya que se me hacía tarde para la clase, ahora hacia mucho más frio y nevaba, pero todo se veía hermoso pero tenebroso, la verdad parecía el cielo, iba caminando y no escuchaba a Steve desde que me dijo lo de su amiga y sin querer tropecé, pero cuando estaba a punto de caer, Steve me agarro, no aguanto el peso de los dos y caímos sobre la suave, fría y blanca nieve él quedó arriba de mí, los dos nos quedamos viendo en los ojos, sería el momento perfecto para un beso, pero los dos fuimos unos cobardes y no nos arriesgamos, él se paró después me ofreció su mano para yo también levantarme, pero hubo algo que jamás pensé que sucedería
—En serio ¿Por qué no lo besas? —Era esa chica
Solo me quede callada y mirándola con odio e ira hasta que él volteo.
—¿Qué miras?
—Nada, vamos es tarde.
Entonces entendí solo yo podía verla y escucharla, tal vez debería ayudarla....
Ya en clases estaba Alondra sentada en una de las bancas cuando vio a Steve sonrió y dijo:
—Ven, Steve te aparte un lugar.
— ¿Vienes?
—Si. —Dije.
Nos sentamos los tres juntos Steve me presentó.
—Hola Alondra, ella es mi amiga Anabelle.
—Mucho gusto. —Dijo.
—Igualmente. —Dije con una sonrisa incomoda.
Después de eso ya no me volvió hablar, empezó la clase con bastante normalidad, al terminar la clase estaba a punto de salir cuando Steve me dijo que Alondra y él irían a un café después de clases y me preguntó que si quería ir con ellos.
—Claro, ¿Dónde es?
—Iré por ti a la última hora.
Dicho y hecho al salir de la última clase, él estaba ahí, tan hermoso y angelical. Cuando llegamos Alondra estaba sentada en una mesa, al vernos se paró.
—Hola. —Se acercó a él para besarlo en la mejilla.
—Hola—Dijimos los dos al mismo tiempo.
—Díganme que van a pedir, yo voy—Dijo Steve.
—Moca chino de vainilla
—Capuchino con canela.
—Ordenes son ordenes, vuelvo en un instante.
Él se fue a la caja donde había muchas personas, era el único café del instituto, tal vez por eso había mucha gente, desde la fila Steve nos dedicó una sonrisa.
—¿Y Alondra desde cuando conoces a Steve?
—Cállate.
— ¿Qué?
—Me oíste bien, no me agradas, me gusta Steve y no dejaré que me lo robes.
—Pero solo somos amigos... —Dije viéndola como si estuviera loca.
—Por dios desde lejos se nota que te gusta y él a ti.
—Pero...
—Pero nada si solo finjo ser tu amiga es por él, pero la verdad es que te odio además en serio crees que le vas a gustar, por Dios mírate y luego mírame, con esa ropa y con ese pelo y cara
—Vaya,salió la verdad a relucir ¿te crees mejor que yo? Solo por ser bonita y vestirte bien, tal vez seas muy hermosa, pero por dentro eres horrible, y sé que Steve jamás se va a enamorar de ti. —La mire con mis ojos hechos furia.
Ella se paró, después yo me le quede viendo a los ojos aunque yo estuviera un poco más chaparra, eso no me impidió, que la dejara de mirar, no me intimidaba.
— ¿Qué está pasando aquí? —Dijo Steve con los cafés en a mano.
—Nada. —Las dos no sentamos.
Él puso los cafés en respectivos lugares, en eso la volví a ver... A esa chica le tendré que poner un nombre le pondré Lisa.
—Sí que le diste su merecido a esta pelirroja oxigenada, pero aun merece más.
Sabía que eso significaba algo malo, ella y Steve estaban hablando, Lisa se paró junto a ellos, se quedó mirando el vaso, este se empezó a mover lentamente y luego rápidamente tirándose sobre la falda de alondra, ella dio un grito y después se fue corriendo del lugar Steve fue tras ella, dejándome sola ahí. Pague los cafés de todos y salí de ese lugar.
—Eso sí fue divertido. —Dijo Lisa.
— ¡Estás loca, pudo suceder a mayores!, además deja de seguirme.
—No te dejare, te lo dije, este es el trato, me ayudas y me largo de aquí, porque es un asco no poder descansar, solo vez a las demás personas, pero no puedes hablar ni nada es un maldito asco.
Me quede pensando, no será tan difícil ayudarla ¿o sí?
—Está bien te ayudare, pero tienes que prometer que no me hablaras frente a otras personas y como no sabemos nada te llamare lisa
—Trato y muchas gracias.
—Solo, que no soy detective, y la verdad no se con que empezar.
Ella sonrió y sus ojos se llenaron de una chispa que casi pareció que estuviera viva. Abrió la boca para decir
—La biblioteca empecemos por ahí.
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