Capítulo 34: Nada es lo que parece.
MARINETTE
La espada atravesó el frágil cuerpo de la mujer y está cayó inmediatamente al suelo que en poco tiempo se torno de tonos carmesí.
-¡NO, NO, NO!- gritó con furia Adrien quien no pudo hacer nada para que eso se evitase, los ojos del chico se cristalizaron en poco tiempo y de la parte baja de la espalda tomo su bastón. Sin esperar mas comenzó a atacar con furia al dios que se encontraba presente.
Las emociones le cegaban, Set era un dios y lamentablemente eso significaba que era inmortal.
O no del todo.
Corrí hacia la enorme criatura que se encontraba agitando sus humanas manos intentando crear un portal, tomé mi yoyó y con ayuda de este atrape una de sus muñecas, Thalia giró a verme sorprendida.
-Escucha- intente no temblar de miedo o asco por la horrenda apariencia actual de lo que alguna vez fue humano y racional -Yo se que muy dentro de esta terrible criatura estas tú Thalia- ella comenzó a retroceder como si de una araña asustada se tratase -Y se que cuando hiciste el pacto con Set le obligaste a que te dijese su mayor debilidad-
¿Cómo habíamos llegado a todo aquello?
Simple.
...
Mi cuerpo centelleaba de dolor ante los repetidos ataques de Calé por querer dominar mi cuerpo. Me sentía una inútil al haber creído todo este tiempo que ella y yo eramos iguales.
Sí, teníamos los mismos recuerdos pero eso no quería decir que los considerásemos de la misma manera. Aquellas viejas anécdotas me hacían ver que así como Adom había sido duro en esas épocas con Calé yo lo fui con Adrien.
Son experiencias de la vida que puedes enfrentarlas para mejorar en tu persona, algo que tarde o temprano entendería ante cualquier mínimo péndulo. Todo parte de la profecía.
-Rindete Marinette- dijo molesta Calé intentando dominarme, nuevamente el dolor cegaba mis sentidos, como si miles de agujas se clavasen alrededor de mi columna. Me sentía como una torpe e inútil marioneta.
No podía sentír mi cuerpo de forma exacta (o por lo menos explicar la situación de forma adecuada) pero veía todo lo que ocurría alrededor, mis ojos se llenaron de lágrimas cuando Adrien cayó al suelo totalmente herido y desangrado. Debía confrontar a mi sombra lo antes posible, si los escritos que condujeron a nuestro destino dictaban que Adrien era quien debía morir yo no dejaría que eso pasará.
-La profecía se avecina- indicó Isis en mi...¿mente? No lo supe, su voz sonaba demasiado lejana pero a la vez radiante entre tanta oscuridad.
-Exacto- respondió Calé y Adrien le observó extrañado -Me temo que su campamento tendrá que ser cancelado-
Mis labios temblaron y cerré los párpados al instante.
-Piensa, concentrate- me dije a mi misma -Eres fuerte-
De la oscuridad llegaron todos los recuerdos que pasaron durante todo este tiempo de guerra.
El beso accidental que paso a ser una confesión, la repentina sesión de fotos , la llegada de Thalia y nuestra escapatoria al bosque para entrenar, el tiempo que pasamos con los rebeldes y todas aquellas veces que Adrien y yo nos entregamos en cuerpo y alma. Las lágrimas se acumularon por accidente en el cuerpo que ya no manejaba y por un breve instante pude sentir el amargo sabor a sangre producto de una mordida en el labio inferior antes de ser dominada.
Sonreí, mi alma dejó de estar en el suelo como si de una sombra se tratase, mi cuerpo ya no se sentía tan ligero y podía incluso moverme un poco. Volví a meditar, esta vez pensando el porqué hacia todo eso.
Por mamá, papá, mis amigos y conocidos pero sobre todo por Adrien.
-¡NO!- gritó Calé con su última oportunidad de controlar mi cuerpo.
Abrí los ojos, había regresado.
Nos encontrábamos en un callejón desolado y lleno de humedad, a mi izquierda se vislumbraba una mujer de rasgos exageradamente finos y alargados como si de un gato se tratase.
-¿Eres Marinette?- preguntó, sus vestimentas eran similares a las de un leopardo e incluso cada uno de sus gestos no eran humanos, a contraluz incluso brillaban un par de bigotes ubicados a los costados de su rostro.
-Eh...¿Sí?- contesté dudosa y preferí bajar la mirada, mi cabeza daba tantas vueltas que hubiese resultado catastrófico quedar inerte y sin conciencia en el suelo. En el proceso cruce la mirada con el maltratado y golpeado rostro de alguien familiar.
Por supuesto, seguía más que enojada por la estúpida propuesta de darnos un tiempo, ¿quién rayos pregunta esas cosas sabiendo que estamos en medio de una guerra?
Pero por otro lado estaba lo mal que me sentía de haber sido tan egoísta al defender tanto a Thalia, una de las pocas cosas que Calé y yo compartíamos.
Me dolía demasiado el pensar que la pelirroja de mi infancia estaba completamente corrompida pero era más lastimoso era pensar que Adrien sufrió más que yo en muchos sentidos.
Que mi sombra le golpease era uno de ellos.
-Adrien- susurré, el ojiverde se encontraba recostado en posición fetal, sus ropas de lino ocultaban con cierta pena la sangre que escurría de sus labios y uno de sus ojos estaba ligeramente morado -De haber sabido lo mal que eres peleando no hubiese dejado que poseyeran mi cuerpo- levantó su rostro estando sorprendido por las palabras que acababa de decir.
-Marinette- murmuró llevando ambas manos detrás de su nuca y sentándose apoyando las rodillas para quedar frente a mi.
-Mira como te dejaron- tomé una de sus mejillas y baje lentamente hacia sus labios tocando por accidente la herida.
-¡Auch!- exclamó haciendo una breve rabieta.
Suspire cansada intentando suprimir una sonrisa.
-Adrien- todo lo romántico y cliché del momento fue interrumpido gracias a mi indudable sentido de seriedad-La profecía está a punto de ser cumplida-
Las verdosas orbes del chico rubio fueron abiertas de par en par ante tan repentina revelación.
-Calé me lo dijo- susurré cada vez más bajo -Me temo que hoy no podremos dormir-
-¡Exacto!- indicó la mujer gato -¡Así que será mejor que os apresuréis!-
-Si, claro- el rubio rodó los ojos ante la fémina -Gracias por ayudar gata inútil-
Gire el rostro confundida.
-Mi deber era solamente avisar- los felinos ojos de la mujer brillaron en diversas tonalidades mostrando diversas escenas como si de un televisor se tratase. Lamió con emoción sus bigotes y sus pupilas se alargaron creando en ella un gesto más bestial de lo ya conocido.
-¿Quién es ella?- pregunte cada vez más confundida y temerosa de dicha mirada.
-¡Por favor!- la mujer levantó los brazos hacia el cielo -Tantos chistes de gatos y ni siquiera me reconoces-
¿Chistes de gatos?
-Ella es Bastet- dijo finalmente Adrien.
Oh, maldición.
...
-¿Sabes dónde están Nino y Alya?- pregunte mientras caminábamos de un lado a otro en su búsqueda.
-No tengo idea- respondió adelantando el paso -Luego de que peleamos fui a otra parte- la mujer de extraña vestimenta camino con pereza a nuestro lado, sus pasos eran torpes pero elegantes tanto que podríamos haber llegado desde hace algunas horas.
-Deberían apresurarse- indicó molesta como si fuese nuestra culpa que ella nos atrasase.
Al fin de cuentas tenía que ser otro gato.
La ciudad se escuchaba silenciosa y deshabitada, por más que intentaba comprender no entendía porqué todo se notaba sombrío y oscuro. En mis oídos lo único que podía apreciar eran los constantes latidos de mi corazón, la sangre fluía tan rápido incluso tanto que mi cabeza seguramente exploraría.
Porque todo lo bueno ha terminado, era hora de que la profecía iniciará.
Y no estábamos equivocados, en tan sólo unos minutos se perdería una valiosa vida.
...
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top