| Capítulo II | "Revelación"

Miró el tiempo en el cronometro de su reloj, llevaba corriendo una hora, por el horario que era decidió dejar hasta ahí su entrenamiento. Lentamente bajó su velocidad para trotar junto a su fiel amigo Pikachu de vuelta a su departamento.

En los últimos años había optado por comenzar una rutina de entrenamiento, las batallas se habían vuelto más demandantes y necesitaba estar siempre preparado y en forma para cualquier tipo de reto.

Mientras regresaba podía sentir los nacientes rayos del sol en su rostro. No había cambiado mucho su apariencia, solo estaba mucho más alto y, por la ardua ejercitación a la que se había sometido, su físico había mejorado un poco. Pero fuera de eso el joven campeón de veinte años seguía siendo el mismo simpático, optimista y un poco torpe chico de siempre.

Cuando llegó a su departamento tenía hambre, así que decidió prepararse un desayuno simple: cereal. Eran las ocho treinta de la mañana, por lo tanto no había aún ninguna tienda abierta para comprar algo. Decidió no molestarse por eso y servirse de su cereal, al fin y al cabo era delicioso y en ese momento, con lo hambriento que estaba, cualquier cosa le venía bien.

Colocó su tazón en la barra de la cocina, se sentó en una de las banquetas de ésta y encendió el televisor. Píkachu estaba junto a él con un tazón de su alimento. Mientras comía intentaba estar atento a cualquier noticia que mostrase el aparato electrónico.

Cada vez que podía lo hacía, se sentaba frente al televisor y buscaba algún indicio, una noticia, algo nuevo de su amiga pelimiel. En el último tiempo eran muy pocas las novedades que recibía de ella, lo último que supo es que viajaría a Alola para seguir con su campaña, de esto ya hacían seis meses.

Como el predijo, a Serena le había ido muy bien. La línea de ropa para la que fue a modelar había tenido una gran aceptación, y la mayor parte de eso se debía al trabajo de su amiga. Serena se empeñaba mucho en dar lo mejor de sí para causar una buena impresión y cautivar al público. En todos los espectáculos que hacía procuraba siempre alegrar a sus espectadores, y, llevando siempre una sonrisa y con su característica amabilidad y simpatía, se ganó con mucha facilidad el cariño tanto del público como de varias marcas que comenzaron a contactarla para que sea la imagen de su producto.

Serena fue escalando en el camino de su sueño esforzándose día a día para dar lo mejor de sí, y ahora su fama era conocida en todo el mundo. Se podría decir que lo había logrado, había cumplido su sueño.

Ash era consciente de eso, y se sentía muy feliz por la chica, pero también por una parte se sentía inconforme. Le hubiese gustado haber estado ahí con ella, verla cumplir sus metas, superar sus desafíos, compartir sus alegrías y sus tristezas, sus caídas y sus triunfos. Tenerla a su lado y que ella supiera que podía encontrar en él un apoyo, alguien en quien confiar.

Pero, dudaba ahora de poder significar eso para ella. Desde aquella discusión que tuvieron la última vez que se vieron Serena no lo había vuelto a contactar. El tampoco lo quiso hacer, no quería incomodarla u obligarla a que le hablase si no quería. Aunque se moría por dentro por poder hacerlo debía por lo menos respetarla en esa decisión, después de todo el la trató muy mal, tenía derecho de no querer hablarle.

Pero ya habían pasado tres años desde ese suceso, el enojo no podía durarle tanto. Entonces, ¿por qué no intentaba contactarlo? Quizás tenía mucho trabajo, ya que sabía que ni Bonnie ni Clemont recibían muchas noticias de ella. Sí, eso debía ser, no es como si ella intentase evitarlo, ¿verdad?

De todos modos no es que el no hubiese estado haciendo nada. En el último tiempo sus batallas se habían vuelto más demandantes y ni hablar de las reuniones y eventos a los que tenía que asistir. En numerosas ocasiones tuvo que viajar a las distintas regiones, en las cuales tuvo encuentros importantes con grandes oponentes como lo eran otros campeones y entrenadores muy talentosos. Cada día era una nueva y emociónate aventura para él, siempre aprendía algo nuevo, lo que lo hacía darse cuenta de que el mundo de las batallas pokemon era muy amplio y quería aprenderlo todo de él.

Eso le hizo recordar su itinerario de hoy. Lo primero que tendría era una reunión con los líderes de gimnasio de la región para informar de cuantas medallas se entregaron éste año para la organización de la próxima Liga regional que ya estaba muy cerca. Y, como todo campeón, Ash encabezaría el evento que era el más importante del año.

Luego de una tarde en la que tenía programadas solo cinco batallas habría un evento de salón, una fiesta en donde se conmemoraría el pre-inicio de la 20th Liga regional. Muchas figuras importantes de la misma región, e incluso invitadas de otras, estarían allí. Era un acontecimiento muy importante al cual no podía faltar. Aunque las fiestas no eran lo suyo y mucho menos vestirse elegante, no podía faltar a sus obligaciones, y, aunque esto no era una batalla, debía tomarle el mismo peso.

Cuando hubo terminado su desayuno se duchó, se vistió y salió. Como ahora era conocido prácticamente en todo el mundo, pero aún más en esa misma región y sobre todo en ciudad Lumiose, ya no podía moverse libremente por la calle sin ser asediado por la prensa o las personas. Aunque en un principio no le disgustaba con el tiempo comenzó a hacérsele un poco tedioso y cansador. Así que optó por manejarse por aire.

Tomó su pokebola en la mano y de ella llamó al pokemon que sería su "transporte". Su fiel amigo y compañero Charizar apareció frente a él y Pikachu y rugió con gran fuerza.

—Buenos días amigo, necesito de tu ayuda para ir a mi reunión —Saludó a su pokemon mientras lo acariciaba, éste rugió una vez más en señal de afirmación y se volteó para que su entrenador pudiera montarlo. Ash se lo agradeció; aunque no era la primera vez que usaba a Charizar por la actitud que éste tenía no podía simplemente pretender que podría subirse sobre él sin previo aviso, debía pedírselo en cada ocasión, las cuales tampoco dejaba que fueran muchas. Aunque su relación había mejorado con el tiempo, y el pokemon le tenía un gran respeto, él también se lo tenía y consideraba que era la mejor forma de tratarse.

Una vez ya sobre su lomo dio la orden y el pokemon se elevó por los cielos con gran velocidad. Algo que le agradaba de este modo de transporte era que lograba llegar a su destino en un corto lapso de tiempo, ya que él siempre tenía problemas con llegar a horario, eso realmente lo salvó en muchas ocasiones. Aunque claro, el no dragón no le dejaba gozar mucho de aquella comodidad.

El lugar de su reunión era en la Sede de la Asociación Pokemon, cuando divisó el edificio dio la orden de descender, una vez ya en el suelo volvió a agradecerle a su pokemon la labor y lo guardó en su pokebola.

En la entrada del edificio pudo divisar un par de caras muy familiares para él, Clemont se encontraba charlando junto con Violeta, Grant y Korrina. Al verlo llegar todos voltearon y lo saludaron.

—¡Vaya Ash lograste llegar a tiempo! —saludó la patinadora en un tono burlón.

—Si de alguna forma —respondió con una penosa sonrisa.

—Es bueno verte amigo.

—Lo mismo digo Clemont. ¡Violeta, Grant! ¿Cómo han estado? Ha pasado tiempo —Volteo a ver a los mencionados con una gran sonrisa.

—¡Si que ha pasado tiempo Ash! Has cambiado un poco, éste momento debería ameritar una buena foto —la líder tipo insecto hizo un gesto de enmarcar con sus dedos la cara del azabache, éste rio.

—Me alegra volver a verte Ash, se nota que te has vuelto muy fuerte, espero poder enfrentarte de nuevo algún día.

—¡Cuenta con ello Grant!

—Bueno creo que es hora de la reunión, los demás deben estar adentro ya —Les recordó Clemont.

—Cierto entonces entremos —Korrina lideró el grupo que comenzaba a avanzar hacía el edificio.

—¡Esperen! —Interrumpió Ash— Si todos ya están arriba, ¿por qué estaban aquí?

—Ah bueno eso es porque sabíamos que llegarías tarde, así que decidimos esperarte aquí para que no entres solo, aunque esta vez nos sorprendiste —el científico volteo a verlo y le sonrió. El entrenador hizo el mismo gesto, se sentía feliz de tener tan buenos y grandes amigos.

—Muchas gracias chicos —arqueó sus ojos con pena y ellos le correspondieron, le tenían un gran afecto a su amigo el campeón.

Tomo mucho aire y se preparó mentalmente para el día que tendría por delante, como siempre lo daría todo y se esforzaría al máximo para seguir avanzando en el camino de su sueño.

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—¡¿En serio?! ¡Eso es genial!... ¿Eh?...oh, ya veo... ¡Pero...! Sí, claro te entiendo...De acuerdo, esperaré ansiosamente entonces... Si adiós.

Colgó la llamada y suspiró pesadamente. A veces se preguntaba porque las personas se hacían tantas complicaciones por algo que, según ella, era muy simple. Bueno, no estaba en sus lugares, así que no podía dar una opinión certera de cómo se sentían.

Solo pensaba lo que era obvio para ella, pero quizás por estar fuera del problema era que podía verlo desde una perspectiva más amplia. Aún así quería ayudar, pero no sabía exactamente cómo. Si tenía un par de ideas, pero suponía que sus métodos no eran del todo "delicados" y, quizás, podían ocasionar más problemas que soluciones.

Volvió a suspirar, esta vez con resignación. Ya estaba cansada de pensar en tantas soluciones. A veces solo quería apartarse, pero le era imposible, ella misma se quería involucrar. Su pequeño pokemon eléctrico Dedenne intentó animarla, ella lo miró y le sonrió. "Bueno, quizás algún día se solucione" intentó pensar positivamente. Su pokemon salió de su bolso, se subió a su cabeza y exclamó alegremente, por lo que ella se animo aún más y decidió tratar de olvidarlo, al menos por ahora, y seguir su camino.

Bonnie caminaba por la calles de Lumiose, la ciudad en la cual nació y la vio crecer y convertirse en lo que era ahora, una gran y fuerte entrenadora que había logrado llegar a los más altos puesto de la liga pokemon de los últimos años. Lastimosamente aún no había logrado ganarla, pero no se rendiría hasta conseguirlo, eso era lo que había aprendido en su viaje por Kalos que realizó con su hermano y sus amigos hace ya muchos años. Después de haber viajado y conocido otras regiones, regresó para esta vez hacerse con el título.

Ya tenía las ocho medallas en su poder, y faltaban escasos meses para La Liga, pero ésta no sería una cualquiera, ya que se celebraría su aniversario número veinte, sería una competencia memorable y estaba decidida a ésta vez conseguirlo, estaba segura de que lo haría.

Llegó al gimnasio en la Torre Prisma y entró apresuradamente a buscar a su hermano, tenía mucho tiempo que no lo veía. Al encontrarlo vacio se sorprendió, él jamás lo abandonaba. Optó por ir a su casa, quizás su papá o Clembot sabían algo.

Pero cuando estuvo a punto de salir Dedenne le señaló un extraño cartel con muchas luces el cual llamó su atención, se acercó y leyó el mensaje escrito en él:

"En estos momentos el gimnasio está fuera de servicio debido a que el líder se encuentra en una reunión con la asociación pokemon, favor de disculpar."

"¿Cómo no lo vi antes?" Pensó mientras hacia una mueca. Seguro estaba tan emocionada de volver a ver a su hermano que se le pasó, "si eso debe ser" concluyó con una pose pensativa mientras movía su cabeza afirmativamente.

Dejó eso de lado y se enfocó en el mensaje del cartel. Recordó que su hermano le había avisado que tendría una reunión de líderes de gimnasio con la Asociación Pokemon para hablar sobre la próxima Liga. No lo dudó un segundo y se encaminó hacia allá, no tenía la paciencia para esperarlo.

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Ash suspiró agotado, definitivamente las reuniones no eran lo suyo. Le costó mucho prestar atención y seguir el tema de discusión. No es que no le pareciera importante, ¡pero por Dios es inhumano permanecer más de tres horas sentado en un escritorio solo para hablar! Su mente no podía estar concentrada por mucho tiempo y fácilmente se ponía a divagar; cuando se daba cuenta sacudía su cabeza y se reprendía mentalmente, pero al querer volver a enfocarse le costaba mucho retomar el hilo de la conversación.

Su amigo lo miró con pena, sabía que a él no le gustaban este tipo de cosas, pero admiraba aún el esfuerzo y la determinación que le dedicaba. Sabía que si fuera por él estaría todo el día batallando, así que estar más de una hora sentado en una silla escuchando a un montón de gente hablar sobre cosas "aburridas" era un verdadero reto para él, pero no del tipo que le gustaban.

Ash lo miró con una expresión desganada, Clemont sonrió con gracia ante eso, el azabache al verlo hizo lo mismo y ambos comenzaron a reírse. Aunque ya no estaban viviendo las emocionantes aventuras que realizaban en sus viajes aún entre los dos podían pasarla bien y divertirse.

—¡Oye Clemont, ¿qué te parece si vamos a almorzar?! Muero de hambre.

—Suena bien. Por aquí cerca hay un restaurante de pastas y son de las mejores —mencionó señalando la dirección.

—¡Oh que delicia, se me hace agua a la boca de tan solo imaginármelo! —Ash exclamó con una expresión de deleite misma que Pikachu— ¡Vayamos ahora mismo! —el rubio asintió en respuesta y ambos se dirigieron allí.

Pero cuando estuvieron a punto de llegar a la entrada del local un grito que los llamó detrás suyo los detuvo. Ambos se voltearon con curiosidad a ver a la dueña de aquella voz y se sorprendieron en gran manera al reconocerla.

—¡Bonnie volviste! —Exclamó emocionado su hermano acomodándose los lentes para asegurarse de no estarlo alucinando.

—¡Así es hermanote! — vociferó colocando su mano en su frente saludándolo alegremente estilo militar.

—¡Ha pasado tiempo pequeña Bonnie! ¿Qué tal todo? —Ash la saludó mientras ella se acercaba a ambos.

—Me ha ido bien, ya tengo mis ocho medallas y estoy lista para la competencia —determinó con orgullo y confianza.

—¡Así se habla, ese es el espíritu Bonnie! —Le animó Ash cerrando ambos puños frente su rostro.

—Y, ¿qué haces aquí? ¿No deberías estar en casa?

—Quise verte a ti primero por eso fui al gimnasio. Pero vi el cartel que decía que estabas en una reunión por lo que decidí venir a buscarte —Dedenne trepó nuevamente a su cabeza y saludó a sus viejos amigos con efusividad.

—Ya que estas aquí, ¿por qué no nos acompañas? Íbamos a comer algo —propuso Ash.

—Me parece genial, hace mucho que no estamos juntos.

—Bien entonces entremos —Clemont abrió la puerta del restaurante y los tres ingresaron al lugar.

El sitio no estaba muy concurrido, lo cual era bueno para que los tres pudieran pasar una cómoda comida si tener que preocuparse porque mucha gente asediara a Ash. Conversaron por un largo rato mientras disfrutaban sus platillos. Bonnie les contó a ambos chicos como fue su travesía al recorrer las distintas regiones que visitó, y de la experiencia que ganó allí para, al volver, poder conseguir rápidamente las medallas y ser capaz de entrar a la Liga. La conversación se hizo muy amena y alegre, hacía mucho tiempo que no disfrutaban de un momento juntos, sin duda era algo nostálgico.

Pero Ash sentía que algo faltaba, que a pesar de que el momento era muy acogedor no estaba completo. Algo, o más bien alguien, hacía falta para que esa reunión, ese encuentro, tenga un toque único y especial. Ella no estaba con ellos, y se notaba en gran manera. No se había dado cuenta lo importante que era la presencia de su amiga pelimiel hasta ahora. Sin duda se notaba un gran vacío sin ella en el grupo.

Volvió a preguntarse qué estaría haciendo ahora, si extrañaría estar con ellos, si echaría de menos a sus amigos. ¿Qué pensaría de él ahora? ¿Seguiría molesta? Eso le generaba mucha incertidumbre y malestar. ¿Por qué no llamó aunque sea una vez? Solo así podría tener tal vez algún tipo de idea.

Se concentró en ese último pensamiento, ¿por qué Serena no se preocupaba en llamarlos? ¿Ya no le importaban sus amigos? Bueno, el no podría recriminarle mucho esto, porque en cierto modo fue lo que le enseñó a su amiga, que se enfocara más en sus sueños. Pero tampoco es que debía seguirle el consejo al pie de la letra, ¿cierto? Ya no sabía que pensar, ahora hasta el mismo se contradecía.

Miró a su pequeña amiga rubia hablar enérgicamente. Recordó cuando era una niña y juntos viajaban por Kalos. Ella y Serena eran muy unidas, al punto de que se trataban como hermanas. La pelimiel siempre jugaba con ella, le aconsejaba y cuidaba. También habían ciertas divertidas ocasiones en las que ambas se comportaban como dos niñas pequeñas, sin duda tenían una gran relación. ¿En verdad Serena dejo de comunicarse hasta con Bonnie?

Rememoró que al principio lo poco que se enteraba de su amiga era por los noticieros y por ella, pero nunca le dijo de donde obtenía esa información, la cual tampoco era mucha. La duda y la ansiedad por saber de Serena lo comían vivo, necesitaba preguntarle a Bonnie si, aunque sea, sabía algo nuevo, lo más mínimo podría satisfacerlo. Se sentía extraño, jamás pensó que le importaría tanto. Quizás por el hecho de cómo terminaron, lo cual lo perseguía y atormentaba a cada momento.

Pensó un poco antes que palabras usar adecuadamente y se arriesgó.

—Oye Bonnie —La rubia dejó de hablar y ambos lo miraron atentamente—, ¿de casualidad no tienes...- Apartó su mirada a un lado— ...noticias de Serena?

A ella le tomó por sorpresa la pregunta, no esperaba que Ash fuese tan directo. Generalmente cuando hablaban de su amiga, o más bien cuando ella sacaba el tema, él intentaba desviarlo de conversación o simplemente se quedaba callado. Sabía que le era incomodo, comprendía que le dolía en cierta forma hacerlo. Pero también le molestaba que no hiciera nada para enmendar su error.

El no se preocupaba por llamarla, pero aún así sufría por no saber nada de ella, ¿qué tan denso podía ser como para no darse cuenta de que estar mal con Serena lo afectaba, y que seguro con solo una llamada hubiera podido arreglar todo? A veces pensaba que la decisión que tomó Serena era la correcta, pero ella siempre quiso darle una oportunidad a su amigo, en todo momento quiso apoyar su relación, pero a veces Ash podía ser tan...necio.

Balbuceo un poco para responder, no sabía que decirle, debía mentirle de alguna forma. Le había prometido a Serena no contarle nada de ella, y, aunque no le gustara mucho ese favor, trataba de cumplirlo pero a medias; esperaba que Ash fuese el de la iniciativa y la contactara, pero ella intentaba de vez en cuando lanzarle alguna indirecta para que lo hiciera, pero como siempre Ash no las comprendía. Que se lo preguntara directamente la dejó acorralada, odiaba mentirles a sus amigos.

—Ah...Lo siento Ash pero, no sé nada nuevo de ella —Lo vio desviar su mirada nuevamente, esta vez con algo de tristeza y no pudo evitar sentirse más culpable.

—Oh...Ya veo —Ash intentó forzar una media sonrisa. Tanto Bonnie como Clemont pusieron un semblante triste, el ambiente se había puesto algo incomodo y desanimado.

—¡Pero, ¿por qué no la llamas tú?! —Le propuso apresuradamente, no le gustaba ver a su amigo sufrir. Ash se exaltó por la pregunta- Él...simplemente no podía hacer eso, no tenía el valor, ¿por qué debería si era ella quien no quería hablarle? Se quedó callado evitando responderle a su amiga. Bonnie se molestó con eso, ¿por qué siempre hacia lo mismo? Ash debía afrontar este problema, y aunque lo hacía sufrir el no quería hacerlo, pero no era ya solo por él, también Serena sufrió la distancia, ella lo sabía, la conocía, no podía ocultárselo. ¿Por qué no podían resolver sus problemas de una vez? Ash debía reparar su error, era su obligación, ¿por qué rehusarse a hacerlo? Esta vez no le permitiría dejarla con la duda— Ash, deberías llamar a Serena —Esta vez habló con un tono serio y firme, pero el azabache evitaba mirarla, eso la molestó más y ya no pudo contenerse —¡Ash! —Le grito moderadamente, quería hacerlo reaccionar, que le dijera algo.

—¡No puedo hacerlo Bonnie! —contestó por fin de forma desesperada. No esperaba esa respuesta, pero tampoco la dejaba satisfecha.

—¡¿Pero por qué?! ¡¿Por qué no puedes?!

—¡Pues porque no Bonnie, no me corresponde a mí eso!

—¡¿De qué hablas?! ¡Al contrario, ¿no sabes lo mal que le hace a Serena estar distanciada de ti?!

—Bonnie, cálmense —Clemont intentó detener la discusión, pero era tarde, ya ninguno de los dos se media en lo que hablaba, estaban diciendo todo lo que realmente pensaban.

—¡¿Entonces por que ella no llama?! ¡Ella fue la que decidió irse! —Ash ya no pensaba lo que decía, simplemente se dejó llevar y, de alguna forma, dejaba salir todas sus emociones guardadas.

—¡Decidió irse por tu culpa, si tu le hubieras dicho que se quedara ella ahora estaría aquí! —la chica jamás pensó decirle esas palabras al azabache y mucho menos hablarle así, pero el comportamiento del chico ya la tenía cansada.

—¡Ella jamás me lo preguntó! ¡¿Qué te hace creer que mi opinión le hubiera importado?! ¡Si al fin y al cabo se fue y no se ha molestado en contactarme!

—¡Por la forma en la que la trataste ese día dudo mucho que ella hubiera querido hablarte!

—¡¿Qué tanto le pudo afectar eso?! ¡Ya han pasado tres años, si de verdad le importo debería olvidarlo!

—¡A Serena le afectaron mucho tus palabras, por eso decidió irse!

—¡¿Pero por qué?! ¡¿Por qué le afectó tanto?!

—¡¿Ash no lo entiendes?! ¡Serena estaba enamorada de ti! —Bonnie se tapo súbitamente la boca con ambas manos y un silencio insoportable devoró el ambiente, antes acalorado, de una forma aterradora.

Al no medir sus palabras dijo lo más importante que debía ocultar y que le prometió a su amiga jamás revelar. El ambiente de repente se tornó insoportablemente pesado, ninguno sabía que decir ni cómo reaccionar a lo que había ocurrido.

—¿Eh...? —Ash estaba paralizado. Sus ojos parecían desorbitar a causa de la desmesura con la que los abrió, y sus pupilas, contrariadas, perdieron todo el brillo que las caracterizaba. Lo que escuchó jamás se lo había imaginado y lo tomó por sorpresa.

Serena... ¿Serena estaba enamorada de él? Eso era imposible, no podía creerlo.

—A-Ash...—Clemont le llamó en un susurro; le preocupaba la cara y reacción de su amigo, se notaba que esa era una noticia que realmente no esperaba y sin duda lo impactó. El también estaba sorprendido, jamás se había dado cuenta y, si era honesto consigo mismo, tampoco sabía que decir. Para colmo Bonnie tampoco hablaba, seguía con las manos en la boca, al parecer lo que dijo era algo que jamás debía salir a la luz, o al menos no dicho por ella.

—¿D-de que hablas Bonnie...? —el azabache miró a su amiga con una expresión de desconcierto total pero ella no le respondió, seguía sorprendida por lo que acababa de revelar, y realmente no tenía idea de que decir ahora.

Ash no esperaba una respuesta de todos modos, su cabeza en ese momento era un caos de pensamientos, emociones y recuerdos. Una ansiedad lo invadió por completo, fue la misma que sintió cuando se enteró que Serena se había ido. Y se encontraba en la misma situación que aquella vez, sin saber realmente que pensar o hacia dónde ir. Sin poder evitarlo se levantó de su asiento, dejó algo de dinero en la mesa y salió de allí con un apenas audible "Debo irme".

Clemont se paró e intentó detenerlo pero no tuvo éxito, solo pudo ver preocupado como su amigo salía devastado del lugar. Bonnie se sentía totalmente culpable y preocupada, lo que había comenzado como una alegre y nostálgica reunió terminó en un muy amargo momento y todo porque ella no supo controlar sus palabras. Sabía que sus formas de "resolver" las cosas no eran las más delicadas, pero esto no sabía cómo llamarlo. No tenía idea si sería una solución o acabaría en un completo desastre, la única palabra que podía encontrar para catalogar lo que hizo fue error. Lo que hizo fue un completo error, solo esperaba tener suerte y que ese error al final pueda repararse o termine generando algo bueno, lo único que podía hacer en ese momento era esperanzarse en eso.

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Ash caminaba por las calles de la ciudad sin prestar atención a su alrededor, él solo se movía por inercia. Eran cerca de la una de la tarde y las calles eran un amontonamiento de gente. Tuvo suerte de no chocar a nadie y que todos los semáforos estuvieran en rojo cuando el pasaba. Se sentía un ente en medio del espacio.

Pikachu intentó hablarle varias veces, pero éste no le hacía caso y eso le preocupaba, estaba ensimismando en sus pensamientos y parecía totalmente ido.

No... No debía ser cierto. Serena no podía estar enamorada de él, de ser así él se hubiera dado cuenta, ¿verdad? Bueno, si se ponía a pensar ella siempre era muy linda y amable con él ¡Pero también lo era con todo el mundo, así era ella! Se preocupaba mucho por él eso no podía negarlo; como esa vez cuando viajaban que ella lo cuidó cuando se enfermó, o aquella otra ocasión cuando no tenía comida en su refrigerador porque se había olvidado de comprar y Serena llegó a su departamento en la noche con comida para prepararle, ese había sido un lindo gesto... ¡Pero no, eso era normal en ella, se preocupaba por el bienestar de todos siempre!

Pasaban mucho tiempo juntos eso era verdad, era porque la pelimiel siempre iba a visitarlo, no había un día en que no viera el rostro alegre de su amiga sonriéndole. Pero había veces que lo visitaba faltando a su trabajo y él la regañaba por eso.

¿Podía estar Serena enamorada de él? Resultaba tan...impensable.

Repasó en su mente cada momento vivido con su amiga, intentando buscar algún tipo de indicio, alguna pista, algo claro para él. Recordó la noche que se vieron por última vez, y el cómo él la había tratado, las palabras que le había dicho. Siempre se arrepentiría de eso, no supo medirse en esa ocasión. Pero intentó volver a analizar más la situación. No era la primera vez que lo hacía, los días después de la partida de la chica recordaba con mucho más pesar cada minuto de su último encuentro y cada palabra que se dijeron.

Serena había llegado a su departamento con la intención de hablar con él, por lo que se enteró después era para anunciarle su viaje. Ese día se veía muy alegre, siempre la recordaba así, con una gran sonrisa en su rostro. No pudo evitar sonreír ligeramente al recordar el gesto que hizo de improvisar un florero solo para evitar que se sintiera mal por el desorden en su departamento, otra cosa la cual destacaba de su amiga, que siempre intentara hacerlo sentir bien.

No se dio cuenta en qué momento llegó a la puerta de su departamento. Entró en él y se recostó pesadamente en el sillón.

Siguió haciendo memoria; En un punto de la conversación Serena se puso nerviosa, él pudo notarlo, siempre había podido percibir esos cambios de humor en ella, ya que para él no era muy común. Comenzó a decirle algo que según ella era muy importante, pero él no la escuchó y simplemente comenzó a regañarla por faltar a su trabajo y haber venido a verlo.

En ese momento consideraba eso como algo correcto de hacer, pero ahora se daba cuenta de que, quizás, fue muy dura su forma de actuar. A partir de eso su conversación se transformó en discusión, las cuales eran muy raras en ellos, por no decir que prácticamente nunca pasaban, se llevaba demasiado bien.

Su corazón se estremecía cada vez que recordaba la cara de desconcierto y dolor que Serena puso cuando él le dijo aquellas palabras "¡No tienes nada que hacer aquí Serena!" Jamás entendió porque usó esa expresión, no era realmente lo que quería decir, pero así le salió y siempre se arrepentiría de eso. El nunca fue bueno para usar las palabras o expresarse de manera correcta y en más de una ocasión eso le jugó en contra. Pero esa vez lo que dijo fue totalmente imperdonable ya que lastimó Serena y era algo que no podía tolerar ni permitir.

Pero lo que más lo molestaba, y no entendía el porqué lo hiso, era el no haber hecho nada por ella en ese momento. Solo se quedó inmóvil ahí, viendo como se iba con una mirada de inmenso dolor la cual le destrozaba el corazón... En ese momento recordó fugazmente sus últimas palabras y algo en él se avivó.

Se incorporó en el sillón tratando de ordenar todas las ideas que lo habían invadido en ese momento, he intentó analizarlas lentamente. Volvió a hacer memoria de lo último que le dijo Serena.

"¿Por qué no puedes entenderlo? "

¿Qué debía entender?

"¡¿Ash no lo entiendes?!"

Entender...debía entender que...

"¡Serena estaba enamorada de ti!"

—Serena estaba...enamorada de mí...

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En el Aeropuerto de ciudad Lumiose un avión acababa de aterrizar, dejando bajar de él a un gran número de personas. Entre ellas se pudo ver a una joven de corta cabellera pelimiel la cual al pisar el suelo del lugar esbozó una gran sonrisa.

—Eh vuelto a casa —Se dijo a sí misma para comenzar a caminar en dirección hacia el interior del edificio. 

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¡Buenas!

Si que están regalados ustedes eh... xD No tenía para nada pensado actualizar tan pronto acá, pero como lo iba a hacer en FF (y allí los hice esperar tres semanas e.e) me decidí a también hacerlo aquí para llevarlos a la par. Así quee una suerrrte tienen xD

Ok 

¿Qué les pareció?

Amé escribir esa discusión se los juro. Me gustaría saber su reacción de este cap porfa.

Muchos pensaron que iría a buscarla xD más bien todos :v Nadie le apostó a esta teoría...

¡Bien! Pasaron tres años, así que las edades quedan definidas así: los mayores veinte y Bonnie catorce.

¡Ok chicos eso sería todo por hoy!

¡Lamento muucho no responder sus comentarios del primer capítulo!

Es que los dejé pasar porque tenía sueño esa noche y ya después me dio pereza :'v ¡Saben que no soy así! Dx Pero los leí todo y en verdad se los agradezco chicos :3 ¡Estos de ahora si los responderé!

Así que escriban con confianza(? xD

Ok eso es todo, no esperen que actualice pronto eh, acuérdense.

¡Bye, bye!



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