| Capítulo I |"Decisiones"
Si tuviese que describir ese día en una sola palabra seria "agitado", así lo había vivido y así parecía vivirlo también la ciudad. Mientras caminaba por las calles, veía el abundante movimiento de la gente que la recorría. Todos enfocados en su tarea, pero sin perder la amabilidad y la simpatía. Eso era algo que le encantaba de Lumiose, a pesar de la situación individual que cada residente vivía, siempre había lugar para una sonrisa y un cortés saludo.
Serena ya había saludado a varias personas en lo que llevaba de trayecto, pero hasta llegar a su destino aún le quedaban un par más.
—¡Buenos días señorita! —saludó el dueño de la florería con una gran sonrisa, Serena se la devolvió.
—Buenos días señor, ¿cómo le va? —respondió amable.
—¡Oh de maravilla! Acabamos de terminar un encargo de rosas blancas de la alcaldía para la decoración un evento de caridad que habrá mañana —respondió mientras le enseñaba su trabajo.
—¡Son hermosas!
—Si le gustan puede llevarse una señorita.
—Oh no, no podría aceptar...—titubeó apenada.
—Insisto, esta flor va muy bien con usted —Tomó una rosa y se la extendió. Serena agradeció el gesto y la tomó.
—Muchas gracias —respondió algo sonrojada y el vendedor sonrió—. Bueno ya debo irme.
—Vas a ver a tu amigo, ¿cierto? —soltó despreocupadamente.
—¡¿Eh?! —Serena volteo a verlo y se sonrojó —. ¿Co- como lo sabe? —preguntó torpemente.
—¡Muchacha! —El hombre rió fuerte— Siempre pasas por aquí cuando vas a verlo —Serena se sintió aún más avergonzada, se dio la vuelta y retomó su camino.
A veces se preguntaba si siempre era tan obvia. Bueno, parecía que no lo suficiente, porque él no se daba cuenta. Por más intentos que hiciera Ash jamás se daba cuenta de sus sentimientos. Pero bueno, había aprendido a lidiar con la densidad del chico, aunque eso no impedía que siempre tratase de hacérselo notar. Cada vez que podía iba a visitarlo o a ver alguna de sus batallas, no quería que pasara un solo día sin poder verlo.
No se dio cuenta cuando llegó al departamento de su amigo, se arregló un poco antes de tocar la puerta y espero a escuchar su voz del otro lado.
—¡Ya voy! —Cada vez que lo escuchaba decir eso se ponía nerviosa, a pesar de verlo todos los días no podía evitar sentirse así con su presencia. El joven abrió la puerta y sonrió— Serena que bueno verte.
—Buen día Ash —saludó la aludida con un pequeño sonrojo.
—Adelante pasa —El entrenador abrió la puerta totalmente para que su amiga pasara. Serena agradeció el gesto y entró.
El departamento del azabache casi siempre estaba desordenado, pero eso a ella no le molestaba, era algo característico de él y de vez en cuando lo ayudaba a ordenarlo.
—Linda flor —comentó Ash mientras se sentaba en el sillón con Pikachu a su lado, Serena hizo lo mismo.
—Gracias, me la obsequió el dueño de la florería —respondió mientras admiraba el objeto blanco en sus manos y, seguidamente, acariciar la pequeña cabeza del roedor en forma de saludo.
—Lamento el desorden, no he tenido tiempo de acomodar —se apenó mientras pasaba su mano por detrás de su cabeza.
—No te preocupes, no se ve tan mal —Serena le dedico una sonrisa—. Creo que, lo único que le falta es un poco de decoración —habló observando el lugar. En ese momento se le ocurrió una idea.
Se levantó, fue hasta la cocina y tomó uno de los tantos vasos que Ash jamás usaba. Al vivir solo siempre alguno le sobraba. Le puso agua hasta la mitad, volvió y lo colocó en el centro de la pequeña mesa de madera que había entre el sillón y el televisor. Todo esto ante la curiosa y atenta mirada de él.
Cuando lo hubo colocado tomó la rosa blanca que había traído y la puso dentro.
—¡Listo, ahora se ve mejor! —exclamó con una sonrisa admirando su trabajo. Ash rio y contempló el trabajo de su amiga, siempre hacia lo posible para animarlo y hacer que ese lugar se viera mejor.
—Muchas gracias, se ve genial —dijo dándole una de esas grandes sonrisas que la dejaban sin aire.
—D-de nada —Se volvió a sentar en el sillón ahora un poco sonrojada.
—Y, ¿a qué debo tu visita? —preguntó alegre al mismo tiempo que encendía el televisor mostrándose en él la transmisión de una batalla. Al escuchar su pegunta a Serena se le fue el sonrojo enseguida y puso una cara seria.
—Ash la verdad es que yo, quería hablar contigo —tomó entre sus manos el vuelo de su vestido, se notaba nerviosa, lo que tenía que hablar con Ash era de suma importancia para ella. Necesitaba su opinión con respecto a un tema el cual podría definir su futuro. Ash la miraba atentamente, la batalla había ido a un comercial. Tomó aire y decidió proseguir.
—Hoy falte a mi trabajo porque quería venir a verte para... —No pudo seguir porque Ash la interrumpió.
—Espera, ¿tenías trabajo? —preguntó con un tono y una mirada seria.
—Eh, sí. Tenía una exhibición de vestidos. Pero necesitaba hablar contigo... - Serena se puso algo nerviosa por el tono de Ash, mas aún así quiso continuar con lo que venía a decirle. Pero no pudo porque Ash la volvió a interrumpir.
—¿Serena faltaste a tu trabajo? Ya hablamos de esto, te dije que no debías descuidar tu sueño por tonterías —Él se paró, y sonaba un poco molesto. Serena hizo lo mismo, sabía bien que Ash se molestaba cuando ella faltaba a trabajar e iba a visitarlo, ya la había regañado por eso. Pero en esta ocasión era por algo muy importante.
—Ash lo sé y lo siento pero quería verte porque...
—Si descuidas tus obligaciones podrías perder tu sueño, ya te lo había dicho Serena; tu sueño es lo más importante. ¿Qué pasaría si yo comenzara a faltar a mis encuentros de batallas o a los eventos importantes? Estaría faltando a mi sueño —El entrenador sonaba molesto y Serena estaba empezando a estarlo.
¿Por qué no podía olvidar un segundo su sueño y pensar en ella o en el momento que estaban teniendo? Ella se arriesgaba a todo con tal de verlo, pero él nunca lo notaba, siempre le sacaba en cara que su sueño es lo más importante. ¿Entonces ella no valía para él? ¿Por qué no podía alegrarse con su presencia como ella lo hacía con la de él? Aún así, tenía que contarle lo que vino a decirle, era muy importante, ignoró su enojo y quiso continuar hablando.
—Ash yo quería venir aquí...
—¡No tienes nada que hacer aquí Serena!
...
No entendió porque usó esas palabras, o porque se estaba comportando así, pero se dio cuenta de que no fue algo bueno, o por lo menos como se escuchó.
Vio la reacción de su amiga, Serena tenia ambas manos en su pecho y lo apretaba con fuerza mientras su rostro mostraba un semblante totalmente consternado.
No podía creer lo que había escuchado, no quería creerlo. Esas palabras, las sintió como una daga que atravesó su corazón. Jamás pensó oír algo así de él; la persona que más admiraba, la más especial para ella, la que amaba...
Se sintió traicionada. Vio que, a pesar de todo lo que ella se esforzara, por más intentos que hiciera para hacerle ver sus sentimientos, lo que realmente él significaba para ella; que gracias a él, a sus palabras, sus hazañas es que ella se encontraba donde estaba ahora. Al final, nunca la vería de otra forma, nunca podría corresponderle.
Y aunque él se diera cuenta, nada le aseguraba que sintiera lo mismo por ella. Se estaba arriesgando mucho, y creyó que ya no valía la pena.
En ese momento lo entendió, el jamás la vería como algo más, jamás aceptaría sus sentimientos y le correspondería. Vio que ya debía dejar ese sueño infantil atrás, olvidarlo y seguir con su vida. Ocuparse de ella, lo que ella quisiera, después de todo, ¿no fue eso lo que él le enseñó?
Pero de todos modos, se sentía frustrada y molesta. ¿Por qué él no podía verlo? ¿Por qué no podía sentir lo mismo? ¿Qué es lo que estaba haciendo mal? No.... Ella no tenía la culpa, ella no hizo nada malo. Su corazón la había engañado y le creó una fantasía la cual creyó ciegamente.
No tenía porque seguir sufriendo por ese amor no correspondido. Necesitaba olvidarlo, dejarlo atrás. Ya no quería seguir soportando ese inmenso dolor por el que cargó todo este tiempo. El tenía la culpa, era él el que estaba mal por no poder ver realmente lo que había en su corazón, por no poder entenderla.
—Serena lo-lo siento yo no quise, yo solo, bueno...- No sabía que decirle, no era bueno para aclarar las cosas, y el que su amiga no reaccionara se lo dificultaba todavía más. Sintió que esta vez se había equivocado y mucho, y con solo aclararlo no serviría.
Serena bajó sus brazos dejándolos colgados a ambos lados de su cuerpo y agacho su rostro. Su mente se encontraba totalmente devastada. Tenía sentimientos encontrados, se había dado cuenta de algo, y en ese momento no tenia palabras para expresarse. No podía hacerlo delante de él, pero de algo estaba segura, el sentimiento que tenía en ese momento hacia su amigo, era muy distinto al que tuvo todos estos años.
—Está bien Ash. No tienes que decir nada más, lo entiendo —No pudo evitar que su voz se escuchara quebrada. Pero tomó aire para no derrumbarse en ese momento, debía ser fuerte—. Ya debo irme.
Se dirigió a la puerta, la abrió y se dispuso a salir, pero antes de hacerlo volteo a verlo, Lo miró directamente a los ojos. Ash la veía sumamente preocupado y aturdido. Su mirada se lo decía todo, estaba dolida. Pero, no entendía porque su cuerpo no reaccionaba y solo se quedó estático en el lugar.
—¿Por qué no puedes entenderlo? —dijo casi en un susurro, pero el entrenador pudo escucharla. Luego de esas últimas palabras negó levemente con la cabeza, como tratando de olvidarlas, y salió del departamento. Ash quedó totalmente abatido. Quería ir a buscarla, alcanzarla y disculparse por haberse comportado así, ella no se lo merecía, siempre era amable con él. Pero esas últimas palabras lo desconcertaron. ¿Qué debía sentir él? Sin duda esta vez, lo había arruinado todo.
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Serena caminó velozmente hasta su departamento el cual, como el de Ash, se encontraba en el centro de la ciudad, por lo que no quedaba muy lejos.
En el camino sintió como en sus ojos se acumulaban las lágrimas, pero intentó no llorar, al menos no hasta llegar.
Cuando estuvo llegó a la entrada puso la llave con mucha dificultad, sentía como ya no podía aguantar. Una vez que pudo abrir entró y se recargó en la puerta cerrándola. Tenía los ojos humedecidos a más no poder. Miró a su departamento, de la ventana del balcón se podía ver que el sol ya se estaba ocultando por completo. No aguantó más y lentamente empezó a llorar mientras se deslizaba en la puerta hasta quedar sentada en el piso. De a poco comenzó a sollozar hasta terminar en un llanto desconsolador. Cubrió su rostro entre sus rodillas mientras las envolvía con sus brazos.
Jamás se había sentido tan dolida y frustrada, ni cuando perdió su primer tripokalón lloró así. Por lo menos ahí sabía que podía contar con el apoyo de su amigó para recibir alguna palabra de aliento, pero en ésta ocasión era él quien la había lastimado.
Esa noche quiso llorar hasta derramar la última lágrima, hasta ya no poder hacerlo de nuevo. Había tomado una decisión, ya no lloraría más por Ash Ketchum, no sufriría más por ese amor no correspondido. Si él no podía comprender sus sentimientos era su problema. Ella no tenía la culpa, no se puede elegir a quien amar, y lamentablemente ella eligió a alguien que no compartía sus sentimientos.
A la medianoche recibió una llamada a su departamento. Como pudo se levantó y se dirigió al teléfono, respiró hondo e hizo su mayor esfuerzo para que su voz no la delatara que estaba llorando.
—Si diga —Salió perfecto, al menos para ella.
—Serena, soy yo —contestó la voz del otro lado.
—¡Señorita Palermo, que sorpresa que me llame por aquí!
—Sí, intenté contactarte a tu celular pero no me respondía. ¿Pasó algo? – Recordó que lo había apagado en el camino, no tenia ánimos de hablar con nadie en ese momento. Debía inventar una excusa.
—No yo, emm...salí un rato y lo olvide aquí.
—¿Tantas horas?
—Eh, si bueno es que salí a cenar —Odiaba mentir, pero en esa situación sentía que debía de hacerlo.
—Está bien, no importa. Te llamaba para que me confirmes tu decisión con respecto a la propuesta que te hice. Es importante que me des una ahora.
Serena escuchó atentamente sus palabras. Consideró nuevamente la oferta, esta vez nada le impedía aceptarla. Es más, la sintió como una puerta de escape, en su situación no tenían ánimos de ver a Ash, al menos no en un largo tiempo.
—Serena rápido necesito una respuesta —Su voz sonaba impaciente.
—Está bien —contestó seriamente.
—"Está bien" ¿qué?
—Acepto la propuesta, iré a Hoenn. Dijo estas palabras con total determinación, estaba decida y no tenía pensado volver atrás.
—Perfecto. Entonces prepárate, el avión sale mañana directo a nuestra primera parada: Ciudad Purtual. Te quiero en el aeropuerto a las cinco treinta, ¿entendido?
—Claro. Ahí estaré, puntual como siempre —respondió un poco divertida. Palermo sonrío, Serena siempre era puntual, y eso era algo que le agradaba de ella y le agradecía.
—Bien, entonces nos veremos mañana, descansa. Y que no se te ocurra faltar como hoy, ¿de acuerdo? —la pelimiel rio apenada, sabía que no se lo dejaría pasar.
—Sí, lo siento mucho. Descanse Palermo.
Luego de colgar se sentó pesadamente en el sillón. Debía de pensar en lo que acababa de hacer. Esa oferta que aceptó consistía en un viaje de seis meses para visitar la región de Hoenn y promocionar allí una línea de ropa a través de los performance, era algo así como una doble publicidad.
Era una gran oportunidad para ella siendo la actual reina de Kalos que llevaba manteniendo el titulo por tres años seguidos. Luego de haber perdido ante Aria la primera vez cuando tenía trece, viajó a Hoenn un año y, al volver, pudo conseguir el tan anhelado titulo, y se ha esforzado mucho por mantenerlo todo este último tiempo. No podía desperdiciar todo su duro trabajo solo por un "capricho sentimental". Tenía que seguir dándolo todo para alcanzar nuevas alturas y sobrepasar nuevos desafíos.
Y, si era honesta consigo misma, en esos momentos alejarse de Lumiose y de Kalos era lo que más necesitaba. Si tenía pensado olvidar sus sentimientos debía tratar de estar lo más lejos posible de "él", por lo menos hasta estar segura de haberlo superado por completo.
Ahora Serena estaba decidida, tenía un nuevo propósito en su vida. Se esforzaría mucho para alzar su sueño hasta lo más alto, y a la vez, se aseguraría de poner sus sentimientos en orden. La próxima vez que volviera a ese lugar, sería totalmente distinta.
Con eso en mente se sintió lo más motivada para levantarse y comenzar a prepararse, tenía muchas cosas que resolver antes de su partida.
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Ash se encontraba fuera del departamento de Serena. Eran las siente treinta de la mañana y había llegado ahí hace unos veinte minutos, pero no tenía el valor para tocar. Jamás le había pasado eso, no era la primera vez que visitaba a la pelimiel, pero también sabía que esta vez era diferente. Debía disculparse con ella por su comportamiento de ayer, no había podido dormir en toda la noche recordando su rostro lleno de dolor y esas palabras que le dijo antes de marcharse. Aún no entendía su significado, pero por alguna razón sintió su corazón estremecerse cuando la oyó.
Si por él fuera hubiese venido a las cinco de la mañana, pero sabía que sería imprudente, así que espero sentado en la cama observando su reloj hasta que sea una hora más o menos razonable para hablar con ella.
Se reprendía mentalmente el no haberla detenido cuando se fue. ¿Por qué se quedó ahí parado sin hacer nada? Seguro a ella eso también le dolió. Seguro creyó que a él ella no le importaba, de solo pensar eso su corazón se dolía. ¡Eso no era cierto! El la quería mucho, era una gran amiga y la apreciaba enormemente.
Debía de reparar el daño que había hecho por eso había ido. Así que tomó una gran bocanada de aire y tocó la puerta. Se dispuso a esperar algún tipo de respuesta. En esos segundos, que parecían horas, se encontraba muy nervioso. No era bueno aclarando las cosas y mucho menos disculpándose, pero haría su mejor esfuerzo, y rogaba que su amiga pudiera perdonarlo.
Pasaron un par de minutos y nadie abría la puerta. Volvió a tocar, esta vez un poco más fuerte. Pero el resultado fue el mismo. Quizás ella no quería verlo, y la entendía pero necesitaba hablar con ella, no le gustaba que estén así, no era algo común en ellos.
Decidió volver a tocar pero esta vez llamándola.
—Serena, soy yo. Ábreme por favor, necesito hablar contigo —Esperaba que con eso fuera suficiente, pero de nuevo no hubo respuesta.
Comenzó a extrañarse y a angustiarse, ¿tan molesta estaba con él que no quería abrirle? Iba a intentarlo de nuevo pero se detuvo al notar algo. Estaba parado sobre el tapete de Serena, esto llamo la atención del joven entrenador porque sabía muy bien que su amiga lo dejaba fuera cuando salía para que, al volver, pudiera limpiarse los zapatos y no tener que ensuciar su departamento.
Ella siempre lo regañaba porque él lo pasaba por alto y terminaba ensuciándole los pisos que ella procuraba mantener limpios. Aunque eso le molestara, su enojo nunca superaba los cinco minutos, y luego de una disculpa de Ash ella sonreía compadeciéndose de él y le decía: "No te preocupes, después lo limpio".
Si ese tapete estaba afuera significaba que ella no estaba allí. En parte eso lo alivio, ya que no era que ella no le quería abrir. Aún así, se extrañó que haya salido tan temprano. Debía de tener mucho trabajo, pensó para luego alejarse de ahí, hablaría con ella en la noche cuando llegue.
El también debía comenzar su día, hoy tenia agendadas siete batallas formales, y las llama así porque después terminaba aceptando batallas de cualquiera que lo retase y él gustoso aceptaba. Así el número se incrementaba llegando a tener veinte batallas en un día. Sus amigos lo regañaban, decían que se estaba exigiendo mucho, que no debía aceptar todos los retos. Pero él lo hacía porque quería, disfrutaba de una batalla, jamás menospreciaba a su oponente, cada uno de ellos eran un escalón más hacia su sueño de ser Maestro Pokémon. Además como Campeón de Kalos debía hacer honor a su titulo, y no intimidarse ante nadie.
Caminó por las calles de la ciudad con Pikachu en su hombro, antes de ir a su primer encuentro pasaría al gimnasio que se encontraba en la Torre Prisma a saludar a su amigo líder. De todos modos todavía era temprano para el encuentro.
Cuando entro fue recibido por Clembot, éste lo saludó cortésmente y le indicó que Clemont estaba en medio del gimnasio reparando una de sus maquinas. Llegó a la arena en inmediatamente lo vio, y para su sorpresa su ahora no tan pequeña hermana Bonnie estaba con él.
—¡Buenos días Clemont! ¡Bonnie hace un tiempo que no te veía! —Saludo cuando se acercaba a ellos. Clemont volteó y le sonrió.
—Hola Ash, buenos días.
—¡Como estas Ash! Ha pasado tiempo —respondió súper alegre la rubia.
—Estoy bien, ¡ansioso por la batalla que tendré en una hora! —Le dijo muy emocionado. Bonnie rió, algunas cosas nunca cambiaban—. Y dime, ¿cuántas medallas tienes hasta ahora? —dirigió su pregunta a la joven entrenadora.
—¡Cuatro! —contesto muy orgullosa— Regresé a Lumiose para buscar la quinta —volteó su vista a su hermano con una mirada desafiante y llena de determinación. Este le devolvió el mismo gesto. Ash al verlos se sintió emocionado. Eso le traía recuerdos, de cuando él y Clemont tuvieron su batalla por la quinta medalla de gimnasio. De eso ya hace cuatro años.
Luego de perder la final en la Liga, por obra de la suerte de Míster Mime, viajó a Alola, Estuvo allí durante todo un año y en serio aprendió muchas cosas además de conocer grandes personas que fácilmente se convirtieron en apreciables amigo. Cuando volvió a Kanto tenía pensado tomarse un descanso, pero una llamada sorpresiva de Alan cambiaron por completo sus planes.
Él, así de loco como sonaba, le propuso volver a Kalos para retarlo de nuevo a disputar la final de la Liga. En un primer momento se negó rotundamente, pero él le explicó que en todo ese año en el que pudo viajar y meditar en sus acciones, jamás se había sentido merecedor de aquel título, ignorando así sus obligaciones. Por lo que, para sentirse bien consigo mismo y honrado, quería ganarse el título limpiamente si así debía ser.
Ash entendió que no fue tanto por él, sino más bien una forma de hacer al entrenador azabache sentirse bien consigo mismo, sentirse justo y noble, todo lo que él sentía en su honor como entrenador, y lo entendía. Aceptó el desafío, por su amigo y por él. Había aprendido a no rechazar las segundas oportunidades y que la suerte a veces podía sonreírte.
Asombrosamente ganó. Tanto Serena, que había regresado hacía poco de Hoenn, y los hermanos estuvieron allí para apoyarlo, siempre contó con ellos desde el primer día que los conoció y hasta ahora luego de tantos años. Ahora era su turno de hacerlo con la pequeña Bonnie.
—Esperaré ansioso ese momento —apoyó con una gran sonrisa a ambos hermanos.
—Si yo también lo espero, será como en los viejos tiempos cuando tuvimos nuestra batalla Ash —El azabache asintió —. Es una lástima que Serena se la perderá —dejó salir un suspiro de lamento.
Ash se extrañó por estas palabras y no pudo evitar sentirse curioso.
—¿A qué te refieres Clemont? ¿Por qué Serena se la perdería? Dudo mucho que ella no quisiera venir a verla —contestó con algo de gracia a lo que Clemont y Bonnie compusieron una expresión desconcertada. Ambos se miraron como si pensaran lo mismo y volvieron a la mirada a su amigo campeón.
—Ash, ¿no te enteraste? ¿Serena no te lo dijo? —preguntó extrañado el rubio.
—¿De qué hablas, que me tiene que decir? —habló algo confundido, su sonrisa se fue borrando gradualmente. ¿Qué debía saber?
—Ash... —Bonnie tomó la palabra. Suponía el porqué de la ignorancia de su amigo, por lo que decidió hablar con cuidado y despacio—, Serena se fue a Hoenn esta madrugada.
Parpadeó varias veces, sintiendo como el tiempo se detenía y mientras sus pupilas se contraían. El corazón se le congeló al mismo tiempo que su rostro en una expresión vacía irreconocible.
—¿Huh?...
Sin poder evitarlo, su mente comenzó a intentar procesar esas palabras, como si fueran demasiado grandes para ser comprendidas por ella.
¿Serena se había ido? ¿Por qué? ¿Cómo es que no le dijo nada? No debía ser cierto, no podía creerlo, si ayer en la noche estuvo con ella y no le comentó nada con respecto a viajar. Sintió como su corazón se estremecía de nuevo, y su cuerpo se le entumecía. Estaba muy sorprendido, sentía toda su mente y cuerpo contrariados. No esperaba ese tipo de noticia, no tenia palabras, no, no debía ser verdad...
Bonnie y Clemont vieron la reacción que tuvo su amigo al escuchar eso y sentían como si estuvieran apuñalándolo con cada palabra que le decían. Pero el debía saber la verdad, si Serena no se lo había contado entonces ellos lo harían. Bonnie decidió seguir hablando.
—Es un viaje de negocios que hará como reina de la región promocionado una línea de ropa y a la vez que realiza presentaciones. Durará seis meses de prueba, pero si todo es un éxito se extenderá hacia otras regiones...Es, fantástico, ¿no? —él no le contestaba y eso le daba miedo.
¿Seis meses? ¡No podía esperar tanto, debía verla ahora, tenía que disculparse con ella! Lo peor es que el sabía que Serena era excelente y muy talentosa. Sin duda triunfaría, en Hoenn y en cualquier otra región a la que fuese. ¿Cuánto tiempo se ausentaría entonces? ¿Por qué no se lo dijo? Seguro se olvidó, si eso debía ser. Ayer se fue muy rápido debió habérsele pasado. No creyó que no quisiese contárselo, ¿cierto?
— Ash... —Lo llamó Clemont sacándolo de sus pensamientos — ¿Serena no te lo dijo? —Al científico le extrañaba eso. No dudaría de que Ash hubiese sido la primera persona en que Serena se lo hubiese comentado, ellos se decían todo, no tenían secretos.
—N-no...no me dijo nada...—contestó ido. Eso le dolía mucho, si había algo que apreciaba de Serena era la confianza que ella le tenía. Todo lo nuevo que surgía con respecto a su sueño ella se lo comentaba, buscando una opinión, un consejo o simplemente para compartírselo, y él hacía lo mismo con ella. Su relación era muy unida y siempre sabían que podían contar el uno con el otro. Pero que Serena no le quisiese compartir algo como eso, ¿significaba que ya no le tenía confianza?
Bonnie observaba minuciosamente a Ash. Por la reacción que tuvo se noto que le afectó enormemente que Serena se haya ido, pero sabía que era más por el hecho de no habérselo dicho. Eso le extrañaba mucho, ella jamás aceptaría una oferta así sin consultársela a él. Pero sobretodo sabía que no aceptaría nada que la alejara de Ash por tanto tiempo. Ella misma se lo había dicho, desde que se volvieron a encontrar, ya hace varios años, Serena tenía miedo de volver a perder a Ash, tomando como una decisión del destino que él haya vuelto a Kalos el mismo año que ella, por lo que procuraba siempre estar cerca de él. Aunque sabía que también lo hacía porque tenía la esperanza de que, algún día, él entendiese sus sentimientos y le correspondería, pero en lo que a eso se refiere el entrenador era muy despistado. Algo debió haber pasado entre ellos dos para que Serena decidiera no contárselo, era la conclusión a la que había llegado.
—Ash —El aludido volteo a verla, en sus ojos se notaba abatido y la confusión por la que estaba pasando —Yo... —Se pausó un poco para pensar con cuidado lo que iba a decir—. Ayer hablé con Serena, ella me comentó sobre esta oferta que le habían dado —Ash la escuchaba atentamente, casi sin pestañear —, no estaba segura de qué decisión tomar, así que me dijo que iría a verte para saber tu opinión. Y... según lo que me comentó anoche, cuando llamó para decirnos que se iría, había hablado contigo —El azabache se sorprendió mucho ante tal declaración y algo en su cabeza hizo click. Ahora lo entendía todo, por eso había ido a verlo y había faltado a ese evento. ¡Ella se lo quería contar! Se sentía totalmente culpable, ella fue a él buscando su consejo y no quiso escucharla y por si fuera poco la trato mal. Tenía sentido el por qué no se lo había dicho. Seguro estaba muy dolida con él—. Ash —Bonnie volvió a hablarle—, se que no es de mi incumbencia pero, ¿pasó algo entre ustedes ayer?
El mencionado bajó su rostro. Nunca se había sentido tan miserable en toda su vida. Se lo merecía, no tenían porque haber tratado así a Serena, había traicionado su confianza y eso no tenia perdón. Con muy poco ánimo respondió la pregunta de su amiga.
—Ayer, Serena fue a mi departamento. Me dijo que venía a verme y que decidió faltar a una exhibición de vestidos para estar ahí. Yo... —cerró sus labios y se removió en su lugar, lo que iba a decir le era difícil de admitir—, la reprendí diciendo que no debía de faltar a sus obligaciones, pero ella insistía en que quería verme. En un momento de la discusión le dije...algo no muy agradable, a ella le afectó mucho y decidió irse —lo contó sin dirigirles la mirada, no se enorgullecía para nada de sus palabras y mucho menos de sus actos.
Bonnie y Clemont lo miraban preocupados, no era normal que ellos tuvieran una discusión, y podían ver que eso los afectaba mucho. Ayer cuando Serena se despidió también se oía triste, pero suponían que era porque se alejaría de ellos.
—Soy de lo peor...—Escucharon decir a Ash casi en un susurro—. Si yo la hubiera escuchado, ella me lo habría dicho y podría haberle dado mi opinión—sacudió la cabeza frustrado. Ahora se lamentaba de las mucho que ese día pudo haber evitado, pero que por su necedad no lo hizo y ahora estaban sufriendo él y Serena.
—Pero, seguro le habrías dicho que fuera, ¿verdad? —Clemont trató de animarlo, aunque sabía que sería difícil— Tú siempre la has motivado a que persiguiera su sueño y alcanzase nuevas alturas. Por eso le habrías dicho que se fuera, ¿no es así? —Ash abrió los ojos sorprendido ante la pregunta, hasta ahora no se había cuestionado eso.
Si Serena se lo hubiese dicho, ¿él qué le hubiera respondido? Lo más probable es que le hubiera dicho que fuera, pensó. Pero sentía dentro suyo que eso quizás no era tan cierto. De todos modos, Serena estaba ahora yendo a cumplir su sueño, debía estar feliz por ella, ¿verdad?
No sabía exactamente que responder, quizás dudaba porque, de la forma en que se fue, ellos no terminaron bien. Pero aún así, la sola idea de pensar en Serena lejos de él por tanto tiempo lo angustiaba. Solo esperaba que no fuese tanto tiempo... No. Ese era un pensamiento egoísta, Serena debía triunfar, era sus sueño. ¿Aunque no la vea por un tiempo indefinido? Cada pregunta que se hacía contradecía su pensamiento anterior. Su mente era un revoltijo de ideas, y el no era muy bueno ordenándolas.
Se limitó a no responderle a Clemont con la excusa de que se le hacía tarde para su batalla. Se despidió de los hermanos y se encamino a su encuentro. En el trayecto estaba muy pensativo, Pikachu lo miraba preocupado, no era normal ver así a su entrenador. Lo que sucedía es que Ash nunca había tenido tantas complicaciones en lo que a sus pensamientos y o sentimientos se refiere, en ese sentido era muy "básico". Pero desde ayer, desde esa discusión que tuvo con Serena es que no dejaban de surgirle tantos pensamientos.
Escuchó como su pokémon le hablaba en tono preocupado, sacándolo de sus pensamientos. Miró su rostro y entendió que no estaba actuando normal. Se golpeó la cara con sus manos y decidió tratar de no pensar, por lo menos hasta que termine sus obligaciones. Ya no podía hacer nada y no debía descuidar su trabajo no era su filosofía.
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Ash llegó agotado a su departamento, había tenido catorce batallas ese día, y más la carga emocional y mental que estaba llevando se sentía totalmente extenuado. Se derrumbó en el sillón y Pikachu se subió sobre él. Ese había sido un largo día, lo único que quería era relajarse y no pensar en nada si era posible.
Decidió encender el televisor para distraerse un poco. Comenzó a vagar por los canales buscando algo interesante para ver. Pero sintió como su corazón se detuvo precipitadamente cuando leyó un titulo de un noticiero.
"La reina de Kalos llega a Hoenn". El reportero comentaba sobre la visita de su amiga a la región con la intensión de promocionar una línea de ropa y sus particulares e impresionantes presentaciones junto a sus pokemon. La nota estaba acompañada de imágenes de la pelimiel durante su llegada y primer día.
Ash no despegó sus ojos de la pantalla hasta que la nota termino. La sintió corta, le hubiese gustado ver un poco más a su amiga. Eso le pareció extraño, antes siempre veía a Serena, además ella ahora estaba cumpliendo su sueño.
"Pero seguro le habrías dicho que fuera, ¿verdad?"
La pregunta de Clemont resonaba en su cabeza. Nunca le había tomado tanta importancia a lo que era tener a Serena con él todos los días. Pero de seguro era la culpa, ¿cierto? Aunque tenía que admitir que disfrutaba mucho la compañía de su amiga. Siempre era grata, y no medía el tiempo cuando estaba con ella. Podían estar juntos simplemente media hora, ya que sus cargas horarias le impedían más, -aunque la pelimiel siempre se hacia un espacio para verlo- y podía jurar que sentía que hubiesen pasado horas.
¿Qué le hubiese respondido si ella se lo hubiese preguntado? ¿Le hubiese dicho que se quedase, que no quería que se alejara tanto tiempo? No, eso no era correcto. Pero aún así ahora no sentía esa idea tan mala.
—¡Maldición! —Revolvió desesperadamente su cabello, ya no sabía que pensar. Apagó el televisor, y se acomodó en el sillón para dormirse, a veces lo hacía cuando no tenía ánimos de levantarse de allí. Esa noche no cenó, algo raro de él, pero no tenia energía para nada. Antes de dormirse pudo observa la flor que su amiga había colocando en la pequeña mesa. Sonrió con ternura, realmente había quedado bien.
Recordó su rostro cuando la vio ayer por última vez, no podía evitar sentir la culpa consumirlo cada vez que lo hacía. Pero lo que más le pesaba eran esas palabras que le dedicó junto con aquella mirada: "¿Por qué no puedes entenderlo?" Seguían siendo un misterio para él.
Ahora lo único que quería era disculparse con ella, necesitaba verla pronto para poder hacerlo. Pensaba que, si la veía, todas esas dudas que tenía se podrían resolver, pero solo si la volvía a ver, cara a cara. Que ella esté ahí con él. Cerró sus ojos e intentó dormirse deseando que Serena regresara lo más pronto posible.
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¡¡Bueeeeeeenas!!
¡Por fin! Primer capítulo listo ;)
¿Qué les pareció? ¿Era parecido a lo que esperaban o todo lo contrario?
Ya me imagino sus teorías y estaré ansiosa por leerlas >:)
Tengo un liiio con las edades, y es que es muy difícil aunque haya tratado de adaptarlas lo mejor posible :/ Bueno intentaré explicarlas un poco:
Durante el viaje por Kalos decidí que tanto Ash como Serena y Clemont tuvieran doce años y Bonnie seis. Luego de un año de viajar se separaron (finalizando con trece los mayores y siete Bonnie) En la estadía de Serena en Hoenn y Ash en Alola pasó también un año, por lo que, cuando llegaron, tenía catorce y ocho respectivamente. Ahora, luego de tres años, Ash, Serena y Clemont tiene diecisiete y Bonnie once...
Seee ya sé es un lío, ¡Pero no importa! Ustedes quédense con las edades actuales ;-;
Aclarado eso, habrán notado que es una trama un tanto pesada, y la verdad cada capítulo es bastaante largo y me toma mucho escribirlo, ademas de la profundidad que tiene cada uno...o al menos la que quiero darle.
Así que sin pudor les digo que tardaré en actualizar, ¡a si que se aguantan! xP
Pero de por medio subiré un par de cositas más...o al menos esa es la idea.
Como ese fic que mencioné sobre un cliché pero planteado de una forma bastante interesante para mí.
Y uno que otro OneShot; Ya estoy preparando uno pequeñito :3
¡Así que estos son los anuncios! xD
Les confieso que casi casi me olvido de actualizar porque me enganché con un manga Shojo que encontré xD y eso que no soy de leer eso...O sea, no más allá de los mangas de animes.
Ok eso sería todo :3 Esperaré ver sus review, mientras iré a continuar con mi manga <3
xD
¡Bye, bye!
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