92. «Cumpliste tu palabra»

Ya vestido para el trabajo, estaba sentado tranquilamente en el borde de la cama, observando como JungKook se sacaba calmadamente la camisa. Ahora que habían disfrutado su mañana al máximo, se estaban alistando para lo inminente.

La vista de TaeHyung cayó en una zona específica del omega, y se quedó un rato analizándola.

—JungKook, tus nalgas están un poco más grandes —comentó, observándolas con el ceño ligeramente fruncido y analítico.

JungKook volteó un poco la cabeza para verlas, queriendo comprobar las palabras de su alfa.

—¿De verdad? —se colocó las manos en la zona cubierta por el bóxer y caminó hacia el espejo de cuerpo completo que había en la habitación—. A ver —se puso de lado para ver mejor.

TaeHyung se levantó de la cama y caminó hasta él, deteniéndose cuando estuvo al frente.

—A ver yo —murmuró pícaro y colocó sus palmas en su trasero.

JungKook sonrió y enrolló sus brazos alrededor de su pecho en un abrazo que TaeHyung respondió rodeando sus brazos a la altura de su cintura. No se movieron hasta minutos después, relajándose con la cercanía.

—Te voy a extrañar —susurró JungKook contra su pecho, aspirando profundo su adictivo aroma.

—Nos volveremos a ver muy pronto y nos estaremos llamando siempre —dijo TaeHyung, ganando que JungKook lo abrazara con más fuerza, aferrándose a él.

—No quiero irme —murmuró, aprisionado su torso. TaeHyung acarició la hembras castañas del omega con dulzura.

—Sabes que tienes que hacerlo —ambos se miraron a los ojos sin romper por completo el abrazo—. Debes terminar con los que te causó tanto daño...

El menor inhaló y asintió, después, ambos se acercaron para darse un beso del que luego tristemente tuvieron que separarse.

JungKook se había ido todavía pero ya podía sentirse el lugar pesado y solitario, porque el momento de la despedida ya estaba muy cerca.

Inevitablemente TaeHyung tuvo que separarse de él para dejar continuar con su tarea de vestirse y ahora ambos se dirigían a la puerta abrazados. TaeHyung tenía uno de sus brazos alrededor de sus hombros y JungKook a su lado abrazaba su torso.

Cuando estuvieron frente a la puerta principal, los dos tomaron una respiración profunda antes de abrirla. Salieron al corto pasillo que distanciaba el apartamento del ascensor y se detuvieron frente a él.

TaeHyung llamó el elevador y miró a JungKook, notando que el mejor jugaba mucho con sus manos y mordisqueaba mucho su labio inferior. Algo le pasaba, podía sentir su nerviosismo calando en su pecho.

—¿Tienes miedo, JungKook? —le preguntó y JungKook despegó su mirada del suelo para verlo a él.

—A veces molesta que me conozcas tanto...

—No tengas miedo, vuelve conmigo cuando todo haya acabado —le mostró una cálida sonrisa llena de la confianza que JungKook necesitaba en ese momento y gracias a la cual pudo asentir e inclinarse para darle un pequeño beso en los labios a TaeHyung.

Una noche había sido muy poco tiempo, necesitaban mucho más que eso. Pero ya tendrían tiempo para recomponer todo el que ya perdieron, podrían recuperar sus días perdidos.

Separaron sus labios y TaeHyung tocó dulcemente su vientre antes de afirmar sus manos en las caderas de JungKook para agacharse bajo su intensa y curiosa mirada. Su rostro quedó justo en frente del pequeño y adorable bulto.

—Te amo, bebé —y depositó un terso beso justo ahí, consiguiendo que JungKook se derritiera ahí mismo con una sonrisa suave en los labios, sintiendo como su corazón retumbaba en su pecho.

TaeHyung se separó y miró su vientre una vez más antes de levantarse nuevamente para pegar sus frentes y narices en un dulce gesto.

—Gracias por amarnos tanto —susurró meloso el omega.

—Eso no se agradece —le contestó TaeHyung, separándose para darle un beso en la frente.

Y justo después, el ascensor se abrió.

Los dos se miraron con un nudo en la garganta, siendo conscientes de lo que seguía.

—Te amo —le confesó de nuevo TaeHyung.

—Yo también —no tardó en responder.

Con el dolor de su alma, JungKook empezó a caminar al interior del elevador bajo la meticulosa y algo tristona mirada del alfa hasta que ambos conectaron miradas.

Y no dejaron de mirarse ni siquiera cuando JungKook presionó el botón. Pero cuando las puertas ya estaba cerrándose, JungKook alzó las cejas en señal de haber recordado algo importante.

Rápidamente volvió a abrir un poco el ascensor con sus manos y habló.

—Dale cariño a Yeontan siempre, escríbeme para darme los buenos días y evita que NamJoon y SeokJin se casen antes de que yo llegue, ¿ok? —dijo algo rápido, recibiendo una sonrisa de TaeHyung junto con un asentimiento del mismo.

JungKook se inclinó un poco hacia adelante y le dio otro beso.

—Te amo muchísimo —y acto seguido, volvió a su posición inicial, y con los ojos contrarios en los propios y sonrisas iluminando sus rostros, el ascensor finalmente se cerró.

Suspiró tristón, tocando su vientre con su palma abierta.

—¿Estás feliz? —le pregunto suavemente, sonriendo—. Yo igual —bajó la mirada hacia la zona—. Volveremos después...

El silencio se sumió en el pequeño cubículo del ascensor. Hace unos minutos estaba sintiendo la ansiedad frenar su cuerpo, no quería ver a MinSoo de nuevo, no quería enfrentarlo, no quería que lo viera en estado y buscará dañar a su hijo.

Tenía mucho miedo de pensar lo que MinSoo podría hacerle si supiera que está en cinta.

Deseaba tanto tener otro plan oculto, algo debajo de la manga, pero no era así, solo tenía la esperanza de que todo funcionara.

Iba a mostrarse de la manera más vulnerable y estaba aterrado. Por primera vez en su vida podía decir libremente que tenía miedo de morir y perder esa felicidad que tanto le había costado conseguir.

Pero quería confiar en Suni y en lo que habían planeado. Él solo tenía que terminar lo que empezó...

Shin estacionó el auto junto a la casa de los Jeon y miró a JungKook a su lado, quién estaba sentado en el asiento del copiloto. No había dejado de mover su pierna en todo el trayecto y tenía una de sus manos sobre su vientre, Shin ya sabía que lo hacía para buscar tranquilidad.

Estaba mirando por la ventana, directamente hacia aquella casa. Sin embargo, la mirada de Shin se clavó en su mano, o más bien, en lo que portaba uno de sus dedos.

—Al final sí serás un Kim —JungKook lo miró, notando que Shin miraba el anillo que TaeHyung le había obsequiado. Inhaló y exhaló con prudencia y lo miró con angustia.

—¿Y si algo sale mal? —mordisqueó nerviosamente su labio—. ¿Y si no es así? —volvió a inquirir, preocupado.

Shin colocó una mano en su nuca y masajeó con cuidado como una muestra de apoyo.

—Nada les va a pasar, Suni y yo estaremos aquí atentos —le aseguró.

—¿Prometes que vendrán por mi si pasa algo? —Shin asintió casi al instante.

—Estaremos aquí para ti —afirmó y JungKook intento calmarse, asintiendo y llevando su mano hacia la puerta.

Pero Shin siguió notando que JungKook estaba nervioso, así que lo detuvo.

—El JungKook que conozco nunca le ha tenido a MinSoo no a DongGun —JungKook lo miró y Shin continuó—. Hemos pasado por mucho para llegar hasta aquí, no es momento para dudar —habló con suavidad—. Todos seremos libres y será gracias a tu gran valor, JungKook. Esta es nuestra última oportunidad, hoy alcanzarás la paz que siempre has querido —le sonrió de labios cerrados y así darle un poco más de apoyo.

JungKook mordió su labio nerviosamente y se inclinó un poco hacia él y Shin lo recibió en un abrazo que hizo que el menor pudiera respirar con un poco más de calma. Cuando el abrazo terminó, JungKook finalmente salió del vehículo y cerró la puerta una vez sus pies se apoyaron en el pavimento.

Su mirada volvió a estar fija en la casa frente a él, pero esta vez no dudó en empezar a caminar lentamente hacia ella, calmado y tomando sus respectivas inhalaciones para mantenerse sereno.

Intentaba recordar todos los buenos momentos que había vivido y se repetía a su mismo que era esa la razón por la que ahora estaba ahí, para que todos esos momentos vuelvan a suceder.

Estuvo frente a la puerta en menos de lo que imaginó y cerró los ojos un instante. Tomó la perilla de la puerta y la giró con cuidado, frunciendo el ceño ligeramente al darse cuenta de que no estaba cerrada con llave. Eso fue suficiente para que supiera que MinSoo ya estaba ahí.

Donde los recuerdos abundan...

JungKook no tuvo que analizar mucho para darse cuenta que se trataba de ese lugar, pues ahí era donde por tanto tiempo fue abusado. La mayoría de sus recuerdos estaban adheridos en las paredes de esa casa.

Se adentró a ella, las luces estaban apagadas y las habitaciones era solo iluminadas por la luz natural que provenía desde las ventanas.

Sus pies lo llevaron a la cocina, solo escuchaba sus zapatos impactar suavemente con la madera. Al adentrarse, su corazón se arrugó en tristeza al recordar todas las veces que SangMin le preparó la comida.

JungKook salió de ahí y se iba a voltear para ir hacia arriba cuando vio por el rabillo de su ojo que la puerta del sótano estaba abierta y la luz estaba encendida.

Un escalofrío removió su cuerpo. Volteó la cabeza en esa dirección y se quedó en esa misma posición en silencio absoluto en busca de algún sonido inusual proveniente de ahí.

Pero nada, solo había silencio.

Se acercó lentamente, podía escuchar a la perfección cada paso que daba.

Él jamás había entrado ahí, nunca le importó realmente. MinSoo siempre solía cerrarlo con llave.

JungKook entró y comenzó a descender las escaleras, escuchando el crujido de las mismas al apoyarse para bajar el escalón subsiguiente. Wow.

Observó el lugar, anonadado. Era una oficina bastante grande y llena de información por todos lados. Todo parecía perfectamente estructurado, ordenado con nombres.

Había una zona de documentos a la que no dudó en acercarse. Al inspeccionarla más a detalle, pudo encontrar un montón de documentos sobre la identidad real de MinSoo y Chaeyoung.

Vio sus identificaciones reales, donde decía que provenían de Rusia, específicamente en Ekaterimburgo.

Dejó los documentos ahí y siguió viendo los demás. Había contratos, transferencias de grandes cantidades de dinero e incluso información de los Kim; tenía copias de todos sus papeles y documentos, desde sus pasaportes e identificaciones, hasta sus tarjetas.

Había documentos sobre el matrimonio de Suni y DongGun, toda la cantidad de dinero que había de por medio también estaba. Eran papeles regados sin ninguno orden así que no tuvo más remedio que pensar en hipótesis.

La primera fue que MinSoo quería buscar algo y dejó todo eso, o la segunda, que MinSoo había puesto todo eso apropósito ahí para que él las viera.

Dejó las cosas donde estaban y caminó hasta un archivero donde había un montón de cintas con nombres repugnantes como 'Muerte de los padres de Suni', 'Matrimonio de Suni y DongGun', 'Viktoria y yo'. Tenía muchos más vídeos, y la mayoría contenían su nombre, pero le daba fatiga de solo imaginarse el contenido de los mismos, como el que decía 'Intento de suicidio de JungKook'.

Fue ahí cuando dejó de ver, no quería ni siquiera imaginarse que otras cosas tenía.

Se detuvo frente a una pizarra de corcho donde tenía un montón de fotos ordenadas en una especie de jerarquía piramidal.

Arriba del todo estaba DongGun y justo al lado estaba Suni, pero ella estaba tachada con una equis roja que indicaba que estaba "muerta". Abajo de ellos estaban NamJoon y TaeHyung, y también SeokJin.

La herencia...

En la pared junto a la pizarra, estaba un plano de la empresa de los Kim.

Esto no era solo una ambición, era una obsesión.

MinSoo tenía unas ganas tan enfermamente grandes de poseer la riqueza de los Kim, que ahora el controlaba todo. Y lo había logrado, porque él ya tenía todo en sus manos, te la todo para acabar con cada uno de ellos. Pero JungKook no entendía por qué no lo había hecho aún, cuando estaba a un segundo de perderlo todo.

Dio unos pasos hacia atrás y alzó su vista hacia la pared, viendo como en ella colgaba un cuadro grande con una tela blanca que tapaba la mitad.

JungKook se acercó y jaló la tela, y pudo apreciar en él a MinSoo y Chaeyoung, quién abrazaba con soberbia el abrazo de su marido.

Pudo ver por primera vez la oscuridad que residía en los ojos de su madre. Pero JungKook solo pudo mirarla con apatía, porque eso era lo único que sentía, un sentimiento de indiferencia al ver un cuadro de la mujer que lo trajo al mundo. Ella nunca fue su madre y jamás la volverá a considerar como una.

Una brisa fría hizo que los cortos vellos de su nuca se erizarán. Automáticamente tomó su anillo de compromiso y cerró los ojos.

Porque ya sabía que él estaba ahí.

JungKook estaba seguro de que era lo que tenía que hacer: tenía que jugar su mismo juego.

La insensibilidad.

—Admito que me causaste migraña mientras te buscaba —la voz gélida de MinSoo penetró sus tímpanos como un sonido irritante.

—Me da placer saberlo —contestó con indiferencia, sintiendo como MinSoo caminaba hacia él y se detenía a una distancia prudencial.

—Cubro ese cuatro porque puedo quedarme horas sin dejar de observarlo —habló con voz rasposa.

JungKook frunció el ceño y movió su cabeza a un lado, observándolo de reojo.

—Recuerdo todo antes de la muerte de tu madre —continuó MinSoo, con su mirada obscurecida clavada en el cuadro—, y siento que vuelvo a sentir aquella satisfacción de esos días. Lo más cercano a la... felicidad, creo

—¿Para qué me llamaste? —irrumpió JungKook, volviendo a mirar hacia el frente, serio. Ya quería salir de ahí.

—Aún es muy temprano para irse, JungKookie... —puede que JungKook no lo viera, pero pudo sentir en sus palabras como MinSoo sonreís cínicamente.

Decidió finalmente voltearse y hablarle de frente.

—No tengo tiempo —espetó el menor.

MinSoo ignoró sus palabras y elevó las cejas, mirándolo de arriba hacia abajo.

—Para verte mejor —murmuró oscuramente, formando una sonrisa al ver su vientre. JungKook dio unos cuantos pasos hacia atrás por el peso de su mirada—. Con qué sorpresa me has llegado —se rió—, tendrás un hijo con TaeHyung —miró su mano—, y te casarás también... —agregó con sorna.

—Déjate de estupideces y dime qué quieres de una buena vez —vociferó molesto. MinSoo chasqueó la lengua. El lobo de JungKook tenía todos los sentidos activos al tener a ese alfa cerca.

—Sencillo —caminó hacia un lado con calma y paso firme—, quiero respuestas —JungKook elevó las cejas un poco al oírlo—. Quiero saber cómo alguien como tú pudo congelar todas mis cuentas y hacer que DongGun y yo seamos los criminales más buscados de este país... —JungKook sonrió de lado.

—¿Ya me tomas en serio? —MinSoo lo miró impasible y no respondió. Simplemente caminó hacia el cuadro y lo observó minuciosamente con sus ojos sin vida.

JungKook siguió con su mirada todos los movimientos de MinSoo, sintiendo como su nerviosismo aumentaba cada vez más al tenerlo frente a él.

—Mi esposa era alguien mucho más superior a mí —habló con voz maravillada y con la mirada fija en el cuadro. MinSoo asintió para sí mismo—. Ella era una líder y yo su más humilde servidor, como un apóstol sigue a un mesías —su tono era bajo y grueso, casi gutural—. Tu madre tenía una magnífica habilidad para manipular a las personas —tocó el cuadro con las yemas de sus dedos—. Calculaba cada cosa para que saliera como ella quería —despegó sus dedos del cuadro y JungKook pudo ver cómo una sonrisa casi imperceptible se formaba en su rostro—. Mentía muy bien —volteó su cabeza para verlo un momento—. En eso sí te pareces a ella, tú me entiendes —habló con burla y JungKook enserió, viendo como MinSoo regresaba su mirada al cuadro y juntaba sus manos a la altura de su boca—. Pero tu madre te la algo que la hacía inigualable, algo que hacía a su perversión completamente única —bajó las manos—. Ella nació así

El tono de voz que empleaba hacia a JungKook estremecer, jamás había escuchado a MinSoo habla con esa voz tan calmada y pacífica, con ese dejé encantado.

—Desde pequeña supo engañar a todos, se hizo pasar como una persona inferior en la sociedad —subió una de sus manos a barbilla y la acarició ligeramente—. Ella logró engañarme... a mí —dijo con arrogancia y altivez, como si se tratara de algo totalmente impresionante—. Yo era el marginado de mi familia al admitir mi gran deseo por mi hermana y fue echado y olvidado por ellos... un alivio, por cierto —agregó y rió grueso—. Me vine a este lugar a la deriva, dependiendo de un gobierno mediocre, pero nunca deje de pensar en que algún día encontraría a Viktoria y sería mía

JungKook no solo estaba asombrado al oír lo que salía de su boca, ni tampoco por el rojo que usaba, sino que en todo este tiempo, MinSoo no había dejado de ver el cuadro, observando la figura de Viktoria de arriba hacia abajo, deteniéndose muchas veces a inspeccionar su rostro.

—Ella, con su cara angelical, le pidió a nuestros padres que la trasladarán a ese instituto —negó, asombrado—. Se hizo pasar por alguien amable que se rodeó de amigos para llegar a mí. Hasta conmigo logró fingir ser una persona son sentimientos, ella sabía que éramos hermanos y también supo que ella era mi verdadera obsesión —movió su cabeza de un lado a otro, pensativo—. Y admito que esa inocencia me fascinaba, pero al verla transformada en algo totalmente inmejorable y supremo... fue un deleite para mis ojos —expuso, fascinado—. Ella no dudaba, no pensaba dos veces

Volteó a ver a JungKook, quién sintió como su mirada causaba que la piel de su nuca se erizaran. JungKook tragó grueso y dio algunos pequeños pasos hacia atrás, preguntándose repetidamente cuando iban a ir por él.

Casi se congeló al ver cómo la fascinación en el rostro de MinSoo se había transformado en puro odio y desprecio, la mirada que por toda su vida le estuvo dedicando.

—Tu madre era mi hermana, mi más profunda adoración. Ella era mi otra mitad —la intensa y corrosiva mirada de MinSoo no se despegaba de él; se acercó un poco más a JungKook—. Pero tú fuiste su único error —habló alto y claro, menospreciándolo con todo su ser—. Una vida llena de triunfos, pasando por encima de los demás en silencio, aprovechándose de la sensibilidad ajena y teniendo una vida como la reina que era —su voz se tornaba casa vez más oscura y penetrante: poco a poco se iba transformando en el monstruo que era—. Pero ella quiso tener un hijo para convertirlo en algo parecido a ella —lo señaló con rabia—. No era mala idea pero sabía que eso la arruinaría porque ella podía ser la mujer más vil de la tierra, pero seguía siendo omega. Seguía teniendo un lado animal con instintos y yo siempre supe que ese sería nuestro fin —hizo una tenebrosa pausa—. Me opuse cientos de veces y le asegure que de mi parte nunca tendría un hijo —JungKook no pudo evitar poner una cara llena de confusión que a pesar de que duró tan solo un segundo, MinSoo notó—. Y tu madre me engañó, un día me llegó de la manera más enferma, diciéndome que había logrado embarazarse

Y lo que dijo MinSoo a continuación, jamás lo hubiera imaginado ni pasado mínimamente por su mente.

—Un hijo de ese maldito abogado

JungKook se descolocó en seguida. Su ceño se frunció en más confusión y sus ojos se abrieron un poco más.

—¿Qué dices?

MinSoo se pasó tétricamente la lengua por el interior de sus dientes, viéndolo con ojos filosos y agrios.

—Me hubiera suicidado del asco por tenerte a ti como un hijo —expuso con repugnancia, haciendo que la respiración de JungKook comenzaba a volverse irregular.

—¿No eres mi padre?

MinSoo rió con alivio y cerró los ojos.

—Al fin lo saqué —soltó varias risitas que hicieron a JungKook temblar. Vio como MinSoo elevó sus brazos hacia el cielo y dio una vuelta lenta mirando hacia arriba—. ¡Gracias Dios Sol y Diosa Luna por permitirme vivir este momento! —exclamó, sintiéndose liberado y bajó los brazos.

JungKook se alteró más y lo miró con incredulidad.

—¿Me hiciste creer que eras mi padre toda mi vida solo para lastimarme? ¿para hacerme daño? —sin precisamente quererlo, elevó un poco más su tono de voz.

—¿Y para que más lo haría si no fuera para eso? —lo miró con el cinismo que lo caracterizaba—. Tu madre murió por tu culpa, por culpa de DongGun y por culpa de Hwan —apretó la mandíbula mientras hablaba—. Soy estéril, yo mismo lo decidí, y tu madre drogó a Hwan, se embarazó, tú naciste y ella se volvió débil, y DongGun fue quien la arrolló. ¡Todo esto empezó con ustedes tres! —gritó con una sonrisa—. Les volví sus vidas y las de sus familiares un infierno. A Shin lo separé de su hijo volviendo loca a su esposa y luego maté a Suni —soltó una carcajada—. En realidad, debería agradecerme por haber cuidado a un hijo que no sabe que tuvo —vociferó con su labio temblando en una sonrisa. JungKook quedó perplejo tras esa confesión—. A DongGun lo estoy arruinando lentamente, solo que a él no le puedo hacer mucho daño, pero ahí estaba Suni, una ingenua madre amorosa. Luego me encargué de hacerle mierda la vida a sus hijos, como aquel día que le dije a DongGun que tirara a NamJoon de las escaleras después de habernos encontrado juntos —se acercó aún más a JungKook—. Mi odio nunca ha sido solamente contra ti, sino con todos los que condenaron la vida de mi esposa. ¡Así que no voy a aceptar que un niñato interrumpa mis planes!

Sin poder prevenirlo a tiempo, MinSoo tomó su cuello con fuerza y lo azotó contra la pared más cercana. JungKook llevó sus manos hacia la de MinSoo, que poco a poco iban elevándolo hasta que sus rostros quedarán a su altura y los pies de JungKook ya no tocaran el suelo.

Solo podía patalear, en un intento desesperado de proteger a su bebé. El agarre aumentaba cada vez más, y no podía con la fuerza que MinSoo imponía, era mucho más fuerte que él. Las lágrimas comenzaban a salir de sus ojos y su rostro comenzaba a enrojecer.

—¡Suéltalo, Viktor! —resonó una voz a sus espaldas.

Inmediatamente MinSoo abrió los ojos en grande al reconocer la voz e inconscientemente dejó de apretar en exceso el cuello de JungKook y lo hizo descender, permitiendo que pudiera respirar mejor y dejara de soltar ruidos ahogados.

Esa voz era de... no.

JungKook lo observó mientras jadeaba en busca de más aire y por primera vez vio como una pizca de temor y desconcierto pintaba el rostro frío de MinSoo; por primera vez pudo ver y leer sus emociones.

MinSoo se volteó a un lado y soltó a JungKook cuando vio de quien se trataba. La persona que tantos malos sueños le causó, que tanta rabia le producía, la persona cuya supuesta muerte celebró...

Bang Suní estaba viva y se estaba burlando de él.

Ella lo miraba directamente a los ojos y estaba tan inmerso en el impacto de su presencia que ni siquiera se dio cuenta cuando Shin le pasó por un lado para socorrer a JungKook y sacarlo de ahí lo más rápido.

MinSoo solo veía como Suni lo observaba con sorna. Tampoco vio cuando unos hombres uniformados lo tomaban de los brazos con fuerza.

Su mirada estaba nublada en rabia, la vena de su frente resaltaba y su rostro estaba totalmente rojo por la furia que hacía a su cuerpo temblar. MinSoo sintió explotar cuando vio como Suni le sonreía mientras levantaba el mentón con superioridad.

Con la frente en alto y una mirada segura, Suni se acercó a MinSoo a paso firme hasta que estuvo frente a él.

—¿Ahora quién es el peón? —se mofó—. Caíste en mi trampa de la manera más patética

—Suni —murmuró roncamente mientras sus dientes chirriaban por la presión que ejercía en su quijada. Suni elevó los hombros con una sonrisa.

—Creo que tendrás que poner en práctica tu teoría sobre que la vida es una supervivencia —rió un poco—. I'm back, bitch —le hizo señas a los hombres que ahora lo apresaban y no tardaron en colocarle las esposas y acto seguido, comenzó a sacarlo de la casa.

No era posible, MinSoo se negaba mentalmente. Lo estaban arrestando, lograron engañarlo. Más de 20 años construyendo su futuro, buscando el sufrimiento de las personas que asesinaron a su omega y se había acabado en un segundo, de esa manera tan lamentable.

Le había fallado a su única razón de vida.

MinSoo caminaba mientras veía a JungKook siendo abrazado por Shin, dándose cuenta como no le había afectado en lo más mínimo el hecho de saber la verdad...

Escuchó una voz que le repetía nuevamente al oído: «No tomes una decisión permanente por un aburrimiento temporal, te lo dije, Víktor», gruñó en un intento de zafarse, pero fallando penosamente.

MinSoo se preguntaba: «¿Este es mi final?», pero inmediatamente se contestó a sí mismo un firme «No»

Definitivamente no.

—Viktor Petrov, quedas arrestado bajo custodia de los Estados Unidos de América por lavado de dinero, robo, administración de negocios ilícitos, homicidio en primer grado y abuso doméstico. Tiene el derecho a guardar silencio. Cualquier cosa que diga puede y será usada en su contra en un tribunal de justicia. Tiene el derecho de hablar con un abogado y que un abogado esté presente durante cualquier interrogatorio. Si no puede pagar un abogado, se le asignará uno pagado por el gobierno —lo miró intensamente y abrió la puerta del auto frente a ellos—. ¿Te han quedado claros estos derechos ahora que perteneces a los Estados Unidos, hijo de la grandísima puta? —dijo mirándolo antes de subirlo al auto y cerrarle la puerta en la cara.

Suni golpeó la parte superior del auto y el chofer no tardó en arrancar, siendo custodiado por varios agentes presentes en la escena. Sonrió mientras veía como el auto se alejaba hasta desaparecer de su vista. Le gustaría haber estado ahí durante su transporte, pero tenía que quedarse ahí para investigar toda la jugosa información que había en la casa.

Agradecía haber llegado a tiempo debido al micrófono que le habían puesto a JungKook antes de llenar a la ubicación, habían logrado escuchar todo y sin duda grabarlo.

Cuando el auto desapareció de su vista, no le quedó otra que ponerse a chillar de felicidad y a dar saltitos eufóricos.

Después de más de una década de sufrimiento y de espera, Suni había logrado meter a ese alfa espantoso en una celda, y sabía que dentro de unas horas lo harían también con DongGun.

Y luego finalmente podría ver a sus hijos.

Vio como JungKook y Shin se acercaban a ella, el mayor abrazando a JungKook por los hombros mientras caminaban a la par. JungKook vio a su alrededor con ojos grandes, intentando procesar todo.

—JungKook, lo logramos —le dijo Suni con una sonrisa de labios cerrados. JungKook la miró con los ojos aguados y Suni no tardó en seguirle—. Todo fue gracias a ti —JungKook continuaba mirándola hasta que Shin acarició reconfortantemente su hombro, logrando que lo mirara.

—NamJoon y SeokJin serán felices, Suni volverá con sus hijos y tu estarás con TaeHyung y tu bebé —sonrió suavemente, viendo como los ojos de JungKook se aguaban un poco más al comprender mejor que nada de aquello era un sueño—. Y fuiste tú, cumpliste tu palabra, JK

El omega soltó un sollozo silencioso; pero no era un sollozo de tristeza o desolación, era un sollozo repleto de alivio y libertad. Había tenido tanto miedo en tantas ocasiones al pensar que no podría lograrlo y no podría cumplir su promesa. Y aún podía sentir el terror recorrer su cuerpo, asimilando finalmente que MinSoo había sido atrapado y que todo el martirio llegaría pronto a su fin.

Cubrió su vientre con una mano y lo acarició con su pulgar, sus lágrimas caían sin reparo y su rostro intentaba formar una tenue sonrisa llena de todas las emociones mezcladas que ahora mismo lo sobrepasaban, sus hombros dejaron de pesar kilos y kilos, se sentía ligero, tan bien.

JungKook alzó la vista y prácticamente se lanzó para abrazar a Shin a su lado, llorando en su pecho y olfateando su aroma. Suni no tardó en también iniciar en llanto aliviado y Shin la atrajo hacia sí para abrazarlos y reconfortarlos a ambos. El mayor miró hacia arriba con una sonrisa y soltó unas pocas risas guturales al cielo.

—Lo logramos —jadeó JungKook entre hipidos contra su pecho—, lo logramos, lo logramos...

Todos estaban en la mansión: JiMin, YoonGi y hasta HoSeok, a quien SeokJin también había invitado para pasar el rato. Los hermanos Kim compartían amenamente con sus tres amigos, o bueno, más bien dos porque YoonGi estaba sentando en el sofá frente al televisor viendo su canal de noticias.

—¿Quieres por favor dejar de ver eso y compartir con tus malditos amigos? —espetó JiMin, pero fue callando e ignorado por YoonGi, quien estaba bastante concentrado viendo la pantalla. JiMin rodó los ojos y balbuceó unas cuantas maldiciones por lo bajo antes de volver con el grupo.

Mientras se acercaba, vio nuevamente la barriga de seis meses de SeokJin, quien estaba molestando a su hermano menor con el anillo en su dedo anular. TaeHyung tenía una cara de mal humor bastante notoria, pero se podía notar como su rostro estaba totalmente rojo y aguantaba una sonrisita avergonzada y enamorada.

Por otro lado, NamJoon le estaba dando un sermón a HoSeok por haberse ido del trabajo por más de un mes. HoSeok intentaba disculparse, pero NamJoon seguía terco como una mula.

YoonGi frunció el ceño al ver atento la televisión y abrió los ojos más de la cuenta.

—¡Oigan, venga ya mismo! —exclamó sin despegar la vista de la pantalla.

Los demás se miraron extrañados entre sí después de mirar al alfa en el salón. ¿YoonGi gritando? En definitiva, no era algo que pasara muy seguido. Todos se levantaron de sus respectivos asientos y caminaron al salón. Se posicionaron poco a poco atrás del sofá donde estaba sentado en alfa más pálido y YoonGi subió el volumen, permitiendo que todos escucharan como ahora una mujer comenzaba a hablar.

Nos llegan reportes de que hoy, aproximadamente a las tres y treinta p.m., Viktor Petrov, más reconocido como Jeon MinSoo, fue arrestado en su casa después de una persecución que duró meses por parte del Centro de Inteligencia de los Estados Unidos. Según lo que nos informan, queda arrestado bajo los cargos de lavado de dinero, por dirigir negocios de falsificación de documentos y por el responsable de alrededor de una decena de asesinatos en un plazo de veinte años...

JiMin elevó un chillido que aturdió a todos los presentes y no dudaron en hacerle callar con unos fuertes y claros "shh". Una vez el omega fue silenciado, todos volvieron a prestar entera atención a la notita; especialmente los Kim, quienes querían saber específicamente de una persona.

Nuestras fuentes informan que también se ha logrado dar con la ubicación de la vivienda donde se alojó Viktor Petrov durante su reciente desaparición —continuó la periodista—, donde encontraron a su mano derecha, Kim DongGun, empresario y director ejecutivo de la industria hotelera de los Kim, quien también fue arrestado por cargos que aún se desconocen, pero ha salido a la luz que fue cómplice de los actos criminales de Petrov. Y parece irreal, pero hay reportes sobre que el hijo de Petrov, Jeon JungKook, contribuyó con los Estados Unidos en las capturas de Jeon y Kim —JiMin exclamó un eufórico: "¡Ese es mi mejor amigo, no joda!"—. Un caso se empieza se empieza a cerrar después de veinte años... sigan con nosotros para más detalles

El comunicado terminó y todos quedaron en un shock minúsculo, procesando. JiMin básicamente se lanzó encima de YoonGi en un abrazo que el alfa correspondió y le dio un beso, feliz de que su mejor amigo se liberará por fin de tanto sufrimiento; también tomó una de las manos de HoSeok, quien sin duda estaba orgulloso de todo lo que había logrado no solo JungKook, sino también Shin y Suni.

SeokJin tomó una de las manos de su prometido y se vieron a los ojos antes de sonreír en grande y abrazarse con efusividad y alegría. NamJoon puso la mano su vientre y sintió como una pequeña patadita golpeaba su mano. Los dos rieron risueñamente y SeokJin rodeó la mano de su alfa con la propia, que portaba el precioso anillo con el que NamJoon le había propuesto matrimonio.

TaeHyung, en cambio, estaba embelesado viendo la pantalla del televisor, sintiendo una felicidad refulgente zarandeando su pecho en euforia. Sintió como la mano de SeokJin tomó la suya y se volteó, dándose cuenta de que sus hermanos lo miraban con grandes sonrisas en sus rostros.

—Lo hizo, él de verdad lo logró —habló SeokJin entusiasmo y sentimentalismo. NamJoon también unió sus manos a las de ambos, sonriendo.

—Sí, JungKook nos liberó —murmuró TaeHyung con una pequeña sonrisa, volviendo su vista hacia el televisor.

Sintió como las comisuras de sus labios se levantaban voluntariamente en una sonrisa aún más grande que llevó a que una lágrima resbalara furtivamente por su mejilla.

Exhaló todo el aire de sus pulmones e inhaló con fuerza. Cerró los ojos al sentir su cuerpo cosquillear de ligereza y mejoría.

Finalmente todo había acabado, ¿no?




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