89. La escapada pt. 1

Estirado como estrella de mar sobre la cama, así es como se encontraba HoSeok esa mañana. Levantó su espalda lenta y perezosamente de la cama. Se sentiría de buen humor por pasar un día más en la tranquilidad que brindaba el pacífico lugar donde estaban, pero no todo puede ser perfecto.

Mal humor mañanero, eso era lo que había estado acompañando a HoSeok durante los últimos días. ¿La razón? Muy simple: Jeon JungKook ahora dormía con él en su habitación, y eso no sería realmente un problema si no fuera porque el menor ya había hecho costumbre el subir su pierna encima de él y abrazarlo de tal manera en la que le era imposible moverse.

No se atrevía a quitarlo de encima después de haberlo intentado una vez, en la que sin querer tocó el vientre de JungKook y recibió una patada que lo envió al piso, donde se golpeó la frente. Y sí, un chichón en su frente lo estuvo acompañando amistosamente por cinco días.

Oh, pero cuando se dio cuenta de que estaba solo, una sonrisa de satisfacción iluminó sus facciones adormiladas justo antes de que se tirara de espaldas nuevamente sobre el mullido colchón, regocijándose de la maravillosa sensación de ocupar nuevamente su cama por completo.

Pero la suerte nunca había sido algo que acompañara a HoSeok por mucho tiempo.

—¡Hobi, el desayuno está listo! —escuchó la voz de su padre llamarlo desde el pasillo, cambiando su expresión a una de pocos amigos.

Se levantó de mala gana y caminó por el pastillo arrastrando sus pies a forma de rabieta.

Ya habían pasado dos semanas desde que llegaron a esa rústica casa que Suni les había conseguido al sur del país. No era muy lujosa, pero era acompañada por la preciosa naturaleza a su alrededor, donde incluso había un acogedor río. Era aireado, y no fuera porque la nieve invernal cubría la grama, se podría apreciar lo verde del lugar.

La convivencia había sido lo ya que se había vuelto cotidiano: JungKook y él peleando todos los días y Shin con dolores de cabeza diarios por eso. JungKook había desarrollado una afición por dormirse en los lugares más peculiares y por suerte ahora comía mucho, casi como un barril sin fondo. Tenía antojos extraños, como el día que le pidió a Shin un filete de ternera con helado, o cuando HoSeok lo vio quitarle la crema a las galletas oreo para colocarle pasta dental adentro, o cuando se le ocurrió la maravillosa idea de echarle azúcar a una cucharada de paté de hígado que estaba comiendo y que terminó vomitando inmediatamente sobre el suelo. Shin había presenciado eso, y su reacción fue encerrarse en su habitación para huir de esa asquerosidad esparcida por el suelo, cosa que llevó a HoSeok a limpiar el reguero.

Shin estaba trabajando desde casa, y le ofreció a JungKook que lo acompañara y lo ayudara en algunas cosas para que fuera aprendiendo más sobre el oficio y también para motivarlo a que continúe sus estudios pronto. A cambio de esa ayuda, el mayor le daba una cantidad de dinero para que comprara lo que quisiera. JungKook disfrutaba mucho trabajar con Shin, y esperaba cada vez con más ansias continuar estudiando.

Había días normales, pero había otros donde HoSeok le rezaba a algún ente superior, porque era un suplicio soportar a JungKook embarazado. HoSeok estaba feliz de que ya estuviera sano, y no deseaba que volviera a enfermar, pero estaba a nada de darle un golpe por su fastidiosa bipolaridad.

Ya HoSeok había analizado las etapas por las que pasaba diariamente el omega: Reía contando todo lo que hizo con TaeHyung y de eso pasaba a empezar a gritar de rabia porque estaba furioso con el alfa, pero al rato, acababa llorando como un bebé porque lo extrañaba.

Embarazados...

HoSeok tenía que aguantar todo eso porque JungKook recurría solo a él cuando de crisis emocionales se trataba. Shin lo acompañaba mucho y hablaban, sí, pero JungKook parecía un niño porque iba en busca de Shin cuando estaba de buenas o cuando tenía un antojo, porque el mayor jamás le decía que no. Ah, pero iba con HoSeok cuando quería golpear cosas o llorar mares.

HoSeok entró a la cocina negando con la cabeza, pero se detuvo en el umbral al ver a JungKook, quien no se había percatado de su presencia por estar muy concentrado en lo que hacía.

Más específicamente: cortándole las cabezas a los pescados con un cuchillo casi del tamaño de su mano.

Lucía estresado, como si ya estuviera cansado de cortarlas. Y así fue como la expresión de HoSeok cambió a una horrorizada al verlo tirar el cuchillo descuidadamente sobre la mesa para tomar el pescado muerto y comenzar a torcerlo bruscamente para arrancarle la cabeza con sus propias manos.

Shin entró por el mismo umbral donde estaba su hijo con un plato de ensalada en su mano, pero también se quedó quieto al ver lo que hacía JungKook.

La sangre del pescado chispeó el delantal de JungKook por el tremendo jalón que le dio a la cabeza del pescado, pero el omega, con su pecho subiendo y bajando por la rabia, sonrió satisfecho al ver cómo había logrado arrancarle la cabeza al pobre animal muerto.

—Pez de mierda —murmuró entre dientes.

Shin, al ver la rabia de JungKook hacia el pescado, se le acercó y dejó la ensalada sobre le mesa para poder colocar sus manos en los hombros del menor.

—Calma, es hora de comer —le dijo, y JungKook cerró los ojos para inhalar y exhalar para calmarse y así después poder asentir.

Cuando los tres entraron al comedor, ya todo estaba servido, así que se sentaron tranquilamente para comenzar a comer en silencio. Y cuando Shin y HoSeok se llevaban el primer bocado a la boca...

—Estaba leyendo en internet y vi que comer placenta ayuda para la depresión post-parto y en el vínculo espiritual entre padre e hijo —habló JungKook con la boca llena.

Shin y HoSeok se miraron entre sí y alejaron sus cucharas con desagrado, depositándolas sobre sus platos. HoSeok quería reírse al ver que JungKook lo decía muy en serio.

—No debe ser tan asqueroso, los gatos lo hacen —agregó JungKook, tragando su comida.

—Lo hacen porque son gatos —recalcó Shin, logrando que JungKook mostrara una mueca inconforme que abultó sus labios.

La comida continuó en silencio, o al menos hasta que JungKook terminó su plato de comida.

—¿Cómo será la textura de la placenta? La vi esponjosa, ¿será que si uno la muerde es como un chicle? —inquirió JungKook, curioso e interesado.

Shin arrugó la cara y decidió beber un poco de agua en vez de ver su plato a medio terminar.

—Terminaré mi plato más tarde —murmuró sin apetito antes de levantarse y tomar su plato para guardarlo.

—Hey —susurró HoSeok hacia JungKook—. ¿Quieres ver algo gracioso? —le dijo con una sonrisita traviesa. JungKook lo miró formó una adorable "o" en sus labios y abrió un poco más sus ojos, curioso y ansioso—. Papá —llamó HoSeok, logrando que Shin se volteara hacia él.

Justo después, HoSeok simuló una arcada ruidosa, consiguiendo que Shin se impulsara hacia adelante y se tapaba la boca para controlar la arcada que le dio al oír tal ruido.

Y cuando se recompuso, alzó la vista hacia su hijo y lo vio con molestia. Pero HoSeok lo veía con una sonrisa burlona en sus labios mientras que JungKook apretaba sus labios para aguantar la risa.

—Sabes que no me gust-

HoSeok volvió a interrumpirlo simulando nuevamente el sonido de una arcada, causando que otra arcada arqueara la espalda de Shin hacia adelante. Y Shin comenzó a huir con dificultad hasta encerrarse en su habitación, pues HoSeok seguía simulando ese sonido.

Una vez solos, JungKook y HoSeok soltaron unas cuantas carcajadas ruidosas y burlonas.

Ahora los días de JungKook se basaban en reír más, incluso se atrevería a decir que se nunca se había reído tanto en su vida. Se sentía tan cómodo con ellos, como si encajara perfectamente en ese pequeño círculo.

Se sentía fresco, liviano.

Se sentía feliz.

—Oye, YoonGi... —murmuró TaeHyung algo dudoso, captando la atención del alfa de cabellos azabaches sentado frente a él—. Estaba pensando...

—Que novedad —dijo burlón. TaeHyung chasqueó la lengua y volvió a su postura algo nerviosa y contrariada.

—Me preguntaba, ¿qué hiciste con las fotos que te di? —lo miró atento.

—¿Las que estaban en una caja azul? —inquirió de vuelta, recibiendo un asentimiento del contrario—. Las boté el mes pasado

TaeHyung abrió los ojos como platos y palideció; una presión agobiante creció en su pecho.

—¿Cómo que las botaste? —preguntó en un susurro ahogado y poco audible.

—Me dijiste que hiciera lo que quisiera con ellas —justificó.

—Sí, pero, ¿botarlas no fue muy radical? —estaba a punto de mordisquearse las uñas.

—¿Y entregármelas no lo fue? —alzó una ceja, viendo como su mejor amigo cubría su rostro con ambas manos mientras su pie golpeaba constantemente el suelo donde reposaban. La culpa y el desasosiego otra vez lo atacaban sin piedad.

—Alto ahí, camarada —habló una tercera voz que ingresaba a la habitación. YoonGi volteó a ver y TaeHyung destapó su rostro para divisar al dueño de esa voz: JiMin—. Estaba escuchando todo, como siempre —rió cortamente mientras sus manos estaban detrás de su cuerpo—. YoonGi botó la caja, pero yo la vi y la recuperé... —TaeHyung elevó las cejas, viendo como JiMin sacaba la caja azulada de atrás de su cuerpo con una pequeña sonrisa. TaeHyung sintió volver a la vida cuando el omega se acercó a él y se la entregó—. Se la iba a dar a JungKook pero desapareció

Hubo un minúsculo silencio en el que TaeHyung observaba la caja entre sus manos, aliviado. Pero el silencio se vio turbado cuando JiMin azotó su mano contra la nuca del alfa Kim con fuerza, sacándole un pequeño alarido.

—¡No te mereces que te la de! —exclamó furioso bajo la mirada de TaeHyung—. ¡Eres un estúpido al dársela a una bestia como YoonGi! ¡Recuerda que tu amigo es un salvaje, insensible y antipático alfa! —TaeHyung entristeció su rostro, recibiendo el regaño—. ¡Ahora mejor vete antes de que te corte las bolas por preñar a mi amigo y luego querer botar sus fotos!

Acto seguido, JiMin tomó con fuerza el brazo del alfa y lo sacó a rastras de su casa, deteniéndose una vez TaeHyung estuvo fuera.

—Recuerda venir el sábado a las doce para almorzar con nosotros —dijo secamente y le cerró la puerta en la cara sin darle tiempo siquiera a decir palabra.

JiMin inhaló y exhaló para calmarse un poco. Caminó de vuelta al salón, donde YoonGi seguía sentado.

—¿De verdad crees eso de mí? —preguntó el alfa. El omega lo ignoró y se dejó caer sentado sobre el sofá, exhalando estresado. YoonGi se levantó del sofá y se acercó a él, agachándose y tomando sus manos con suavidad—. ¿Hasta cuándo vas a seguir enojado conmigo?

—Hasta que los burros vuelen —expuso con molestia.

—¿Estás así porque no sabes nada de JungKook? —habló YoonGi nuevamente, recibiendo un suspiro de parte de JiMin.

—Pensé que se iba a comunicar al menos... —murmuró decaído.

—Pronto lo hará, deja de estar molesto —le dijo, haciendo una mueca parecida a una sonrisa donde todos sus dientes estaban a la vista.

JiMin rió suavemente y YoonGi le siguió, sentándose a su lado para abrazarlo. JiMin recostó su cabeza en el pecho del alfa y lo abrazó de vuelta.

—Cuando regrese vas a tratarlo bien, deja de pensar que es malo —alzó la cabeza para verlo, recibiendo un beso en su frente.

—Lo prometo...

SeokJin estaba en el cuarto de lavado en el exterior de la mansión sacando tranquilamente la ropa de la secadora y metiéndola en la cesta a su lado como de costumbre. NamJoon, quien irradiaba nerviosismo, caminó hacia el cuarto de lavado algo impaciente, deteniéndose en el umbral del mismo al ver a SeokJin ahí.

Cuando el omega se dio cuenta de su presencia, volteó a verlo y le sonrió de labios cerrados antes de volver a lo suyo. NamJoon tomó una respiración profunda.

SeOKJin —su voz le jugó una mala pasada y se le terminó saliendo un gallo. Carraspeó casi enseguida, queriéndose cachetear a sí mismo por su torpeza bajo la mirada extrañada de SeokJin,

—¿Qué pasa? ¿Qué tienes? Estás raro —le dijo al también notar la extraña postura de pecho hacia afuera en la que estaba parado el alfa.

NamJoon caminó nerviosamente hacia su lado mientras que SeokJin continuaba sacando la ropa.

—Jin, estamos juntos desde hace cinco años y hoy puedo decirte que eres el amor de mi vida y quiero estar contigo hasta que me muera

—¿Tuvieron que pasar cinco años para que te dieras cuenta? —habló con reproche—. TaeHyung se di cuenta de que JungKook era el suyo en un mes, creo

—No, no, ejem —carraspeó nuevamente—. Siempre supe, desde que éramos niños —sacudió su cabeza un poco para corregirse—. No, no es que me gustaras desde que éramos niños, eso es extraño. ¡Quiero decir! —subió el tono de voz al ver que SeokJin lo miraba con una ceja alzada—. Quiero decir que ahora que estoy totalmente seguro quiero que vivamos siempre el uno junto al otro —sonrió en grande y nerviosamente. SeokJin le dio una espalda un momento para tomar la cesta, pues ya había terminado de sacar la ropa, y NamJoon aprovechó ese momento para sacar la caja con el anillo de su bolsillo y la abrió—. Por eso Jin-

Solo que SeokJin justamente volteó con la cesta, dándole directo en el estómago. El omega sintió el movimiento a su lado y se terminó de voltear, viendo con las cejas fruncidas en extrañeza al ver como NamJoon estaba tirado en el suelo, viendo debajo de la lavadora con los ojos bien abiertos.

El anillo se había caído.

—NamJoon, ¿qué te sucede? De verdad que eres muy raro... —le dijo antes de salir para llevar la primera tanda de ropas al interior de la mansión.

Una vez solo, NamJoon jadeó alterado mientras se tiraba en el suelo para asomarse debajo de la lavadora. Tardó un poco en divisar el brillante objeto, pero inmediatamente estiró su mano y la metió debajo de la lavadora como pudo. Pegó un pequeño grito cuando el anillo pareció adentrarse más, pero finalmente logró tomarlo entre sus dedos y sacó la mano, suspirando aliviado. Metió el anillo nuevamente dentro de la caja y la cerró para asegurarse de que no volviera a caer, y se levantó para salir trotando detrás de SeokJin.

—Quiero casarme contigo —le dijo cuándo lo vio salir de la mansión con la misma cesta vacía.

—Siempre me lo dices, NamJoon —no le prestó mucha atención, pues ya estaba muy acostumbrado a esas palabras como para tomárselo en serio.

—Esta vez sí es real —le dijo mirándolo con una sonrisa y parándose frente a él para cortarle el paso. SeokJin lo miró curioso, captando que esta vez era diferente, pero siguiendo igual de confundido y extrañado. NamJoon le quitó suavemente la cesta de las manos y la puso a un lado mientras SeokJin lo veía con una ceja alzada—. Te estoy hablando muy literalmente —e hizo un gesto nervioso con sus pies—. Jin, estos han sido los peores cinco años de mi vida —SeokJin lo miró con un "¿qué?" dibujado en su rostro. NamJoon se apresuró a aclararse—. O sea, no han sido los peores porque somos novios, han sido los peores porque no he podido ser feliz con la persona que amo

Aquello le llenó ternura a SeokJin. Sin embargo, seguía extrañado el comportamiento de NamJoon, quien posteriormente infló su pecho de aire.

—Eres muy importante para mí, me cuidaste desde que éramos pequeños —continuó el alfa, consiguiendo que SeokJin sonriera de medio lado—. Recuerdo las veces en las que nos lavaste el trasero a ambos —SeokJin cambió su expresión y formó una línea con los labios—. También recuerdo la vez en la que te vomité encima y tú me cuidaste-

—NamJoon, ¿qué me quieres decir? —le interrumpió SeokJin ya avergonzado.

—Ya no quiero que seamos novios

—¿Qué coño? —SeokJin frunció el ceño y NamJoon explayó los ojos.

—No me malinterpretes —dijo alarmado—. No quiero terminar contigo pero- —buscó las palabras casi con desesperación—. Quiero que nuestra hija tenga mi apellido y tú también

—Ya tengo el apelli-

—¡Cállate! —carraspeó—. Déjame hablar —bajó la voz.

NamJoon inhaló y exhaló profundamente y se arrodilló bruscamente sobre el suelo. SeokJin se alarmó, pensando que se había caído, y se agachó un poco para intentar tomarlo de los brazos para levantarlo. NamJoon quería llorar sangre.

—¡No, no, párate, debes estar de pie! —le dijo ya estresado y SeokJin lo miró con extrañeza antes de levantarse otra vez.

—NamJoon, ya dime que quieres o-

Se quedó callado en el momento en el que NamJoon sacó una pequeña caja de su bolsillo y la abrió, dejando ver el hermoso anillo que antes pertenecía a su madre. A SeokJin se le escapó el aire y se pasmó en su lugar, sintiendo como su corazón salía a mil por hora y sus ojos se abrían en grande mientras que sus cejas se elevaban y una cálida sensación aparecía a la altura de su pecho.

NamJoon sonrió cortamente por el nerviosismo y el estrés y habló:

—Kim SeokJin, ¿te gustaría de ahora en adelante convertirte en Kim... SeokJin? —se dio cuenta de su estupidez mientras hablaba, queriendo definitivamente cachetearse por la tontería. Suspiró derrotado y bajó la cabeza—. Solo acepta...

Hubo un silencio antes de que la NamJoon comenzara a escuchar la risa de SeokJin y ya estaba preparándose para echarse a llorar por el rechazo, pero cuando alzó la cabeza, vio que SeokJin tenía una cálida sonrisa plasmada en su rostro y sus ojos lo veía hermosamente cubiertos de lágrimas de felicidad.

Y asintió.

A NamJoon se le iluminó el rostro y se paró torpemente del suelo, queriendo abrazarlo con efusividad, pero deteniéndose al recordar que entre medio estaba la criaturita que esperaban. Así que ambos se inclinaron hacia adelante para darse un pequeño pero significativo beso en los labios que marcaba el comienzo de su felicidad.

Justo como la que ahora rebosaba de sus cuerpos, pues después de tantos años de espera, finalmente iban a poder casarse.

—¿Quieres que nos casemos mañana? —le propuso con suavidad el alfa mientras le miraba con una sonrisa.

—No inventes —le dijo con los ojos aguados y ambos rieron—. Quiero que JungKook esté para ese día

Y era cierto, para SeokJin sería imperdonable que JungKook no estuviera presente ese día, porque después de todo, gracia a él es que ahora estaban pudiendo cumplir sus sueños.

Porque, sin darse cuenta, JungKook había acaparado un pedacito en el corazón de todos...

Más de un mes sin copular. Bufó negando con la cabeza, copular, sí. Shin le había dicho hace unos días que no dijera la palabra "sexo" porque era muy vulgar.

Necesitaba distraerse, cosa que lo llevó a ahora estar ejercitándose de una forma que desde hace tiempo tenía ganas de intentar: Boxeo. Técnicamente era él golpeando el saco de boxeo que había encontrado a un lado de la casa. Shin no estuvo de acuerdo por su embarazo, pero hablando en términos generales: JungKook estaba siendo muy intenso. Lo que JungKook quería hacer, lo hacía, y ni el propio Shin podía detenerlo.

Detuvo sus golpes al saco de boxeo cuando estuvo agotado. Secó su sudor con su antebrazo y exhaló profundamente antes de tomar la botella de agua a su lado y darle un largo sorbo. Volvió a rotar la tapa de la botella y dejó caer su mejilla sobre el saco, abrazándolo como si fuera lo más normal del mundo.

Solo que frunció el ceño y se restregó contra él.

—Mierda, estoy excitado —murmuró para sí mismo, alejándose del saco. Y después, levantó su puño y le dio un buen golpe al saco—. ¿Por qué no eres TaeHyung? Zorro —masculló, dándole una patada, mirándolo feo. Aunque se sintió satisfecho de haber estrenado una nueva grosería.

Frustrado e irritado caminó a regañadientes lejos del saco, murmurando maldiciones con el ceño fruncido y la botella de agua aun en mano. Escuchó la puerta ser abierta poco después, y se tomó la libertad de hablar con confianza.

—HoSeok, estoy excitado —dijo con normalidad, dándose la vuelta. Se quedó rígido en su lugar al ver que no se trataba de HoSeok, sino que de Suni, quien lo veía con las cejas arqueadas, extrañada. JungKook se incomodó casi instantáneamente. La suegra, actúa normal—. ¡Ah! Hola Suni —sonrió algo forzoso—. Viniste —y se refugió en la botella de agua, dándole otro sorbo.

Se acercó segundos después a ella queriéndola abrazar, pero Suni vio como estaba todo sudado y lo alejó disimuladamente con una sonrisa amplia, palmeando su brazo.

Shin le había dicho a Suni que por favor fuera con él para darle un parado, alegando de que como ella era médico, podía llegar a convencerlo con argumentos de la rama. Pero ciertamente ninguno estaba seguro de que el terco de Jeon JungKook fuera a acceder.

—Hola JungKook, sí, llegué hace poco —volvió a observar su sudor, y lo observó a los ojos—. Shin me dijo que estabas practicando en el saco de boxeo... —él asintió energético y orgulloso. Suni remojó sus labios—. ¿No crees que es un poco peligroso que lo hagas? —agregó con lentitud. JungKook movió la cabeza hacia un lado y alzó los hombros. Suni lo tomó como una oportunidad de continuar—. No deberías hacer mucho movimiento —hizo énfasis a sus palabras con sus manos—. No hace mucho estuviste en riesgo de perder a tu hijo y hacer boxeo puede causar golpes en el abdomen. ¿No es mejor hacer otro ejercicio?

—Es que este es el más entretenido que se me ocurrió

—Pero es peligros para ti ahora, podrías hacerlo más adelan- —suspiró notando como JungKook no prestaba real atención—. No me vas a escuchar, ¿cierto? —JungKook negó. Suni bufó una sonrisa y se acercó para tomar su brazo—. Ven, vamos a hablar un rato —le dijo suavemente, guiándolo hasta unas bancas cercanas.

Ambos se sentaron en ellas. JungKook se removió incómodamente sobre el asiento por su aun intacta excitación. Suni lo observó de reojo.

—Si sigues excitado, imagínate a MinSoo y a DongGun juntos —le dijo. JungKook abrió los ojos perturbadamente.

—Creo que si funciona —murmuró una vez sintió su excitación bajar producto de la repulsiva y horripilante imagen mental que tuvo que sacudir de su cabeza con una sacudida.

—Siempre funciona —corroboró.

Los dos se miraron y rieron entre sí. Suni descendió su mirada hasta el vientre de JungKook, donde casi inconscientemente reposaba una de las manos del omega. Pero aquello no le obstaculizó para darse cuenta de que estaba un poco más prominente que la última vez que lo vio.

Se tomó un momento para observarlo. JungKook tenía las mejillas más rellenas y estaban pintadas con un color rojizo natural. Se veía más sano, incluso sus ojos amatista guardaban ese precioso brillo estelar que ella jamás había visto. Brillaban mucho, y se notaba que en los videos que ella había visto de cuando estaba sano, no eran capaces de captar ese pequeño pero único detalle.

JungKook era precioso, había que admitirlo.

—¿Cómo te sientes? —le preguntó, captando su mirada—. Digo, ¿cómo lo llevas ahora que no está TaeHyung cerca?

JungKook suspiró y recostó su espalda, rascando cortamente su mejilla.

—No he sentido ningún malestar fuera de lo normal desde que nos fuimos, pero me es imposible no extrañarlo y no recordar todo lo que viví gracias a él...

Suni lo miró con una pequeña sonrisa: —¿Cómo era él contigo? —no quería parecer chismosa, pero quería saber sus hijos, y la única persona que podía proporcionarle esa valiosa información en estos momentos era JungKook.

El omega sonrió enternecido por la sincera curiosidad de Suni, y su sonrisa se intensificó mientras pensaba que contestarle.

—Al principio para mí era un malhumorado, odioso, insoportable y fastidioso alfa —Suni lo miró con temor—. Nos tratábamos mal y peleábamos mucho —soltó unas risas sinceras—. Recuerdo que una vez discutimos en frente de Jin y Nam —volvió a reír—, y terminé dándole una cachetada, creo que la más fuerte que he dado en mi vida —sonrió y negó con la cabeza—. Pero hoy... hoy lo entiendo —la miró—. Yo era alguien que llegó de improviso a sus vidas de una mala manera, él solo quería cuidar a sus hermanos y ahora entiendo su desconfianza. TaeHyung no confiaba ni en su propio padre, ¿cómo iba a pensar que confiaría en mi sin darle la oportunidad de conocerme? —suspiró, desprendiendo enamoramiento—. Luego me di cuenta de que no era nada de lo que yo pensaba, y que en realidad es un alfa que ama muchísimo a su familia que es capaz de hacer lo que sea por ellos. Tanto así que Tae parece el mayor de ellos tres. Siempre está al pendiente de Nam y Jin, con solo verlo mirarlos se sabe lo mucho que los adora —Suni no contuvo la gran sonrisa que se formó en sus labios al oír tales palabras.

—¿Y cómo son ellos? —se atrevió a preguntar con algo de timidez, ilusionada por saber de sus amados hijos y bendiciones. ¿Y quién era JungKook para negarle algo así?

—Jin los cuida mucho, creo que no solo como un hermano sino como un padre. Tuvo muchas oportunidades para huir de esa casa, pero se quedó ahí por ellos —sonrió ante la sonrisa de Suni, quien escuchaba atenta—. Recuerdo que una vez Nam y Tae empezaron a tirarse comida y Jin se molestó mucho —rió—. Jin vive regañando a los demás, en especial a NamJoon que es su novio, pero que a veces dice o hace cosas muy estúpidas

—¿Sigue siendo muy torpe? —JungKook asintió.

—Siempre rompe algo, derrama bebidas, bota comida, se cae mucho y a veces le cuesta entender algunas situaciones —Suni rió.

—Desde pequeño ha sido así, era malo en el colegio; los profesores me llamaban constantemente para decirme que nunca sabía hacer las tareas o que era muy lento —contó Suni—. Yo estaba muy preocupada por él, porque Taetae iba a mejor paso —dijo con una sonrisa, mirándolo—. Y adivina que hice —JungKook la miró entretenido, queriendo saber más—. Lo llevé a un doctor porque pensaba que NamJoon era autista —JungKook abrió la boca, denotando un "¿qué?" mudo—. Le hicieron exámenes, pruebas y hasta tomografías —JungKook estaba a poco de reírse con la historia—. Pero todo resultó en que Nam no tenía ningún problema de aprendizaje ni mucho menos era autista, él solo era torpe e iba a su ritmo. Siempre le decía: "Nam, hijo, eres muy torpe" —JungKook volvió a mirarla con su expresión de "'¿qué?"—. Le decía eso para que se esforzara más y llegara a ser mejor que los demás niños que se burlaban de él, y creo que al final mi extraña pedagogía con bullying no funcionó del todo —elevó un puño de victoria—. Pero lo hice más fuerte. ¿Crees que hice mal? —le preguntó Suni. Loca.

—No, en realidad, NamJoon es inmune al bullying —le dijo para convencerla.

Aunque JungKook realmente se cuestionaba como era que NamJoon no hubiera desarrollado algún tiempo de autoestima deficiente si desde tan pequeño le decían esas cosas, hasta su propia madre. Pero en cierto modo extraño, era verdad, NamJoon ya ni siquiera prestaba atención a los comentarios de ese estilo.

Suni sonrió con suficiente mientras inflaba su pecho, causando que JungKook bufara una risita.

—Te pareces mucho a mi mejor amigo, ambos son igual de... —buscó la palabra—... espontáneos. Estoy seguro de que si lo conoces te llevarás muy bien con él —garantizó antes de levantarse de un tirón, enérgico.

Suni se paró algo rápido, confundida por su repentino movimiento.

—Voy a seguir —le hizo saber JungKook, moviendo los brazos de un lado a otro para calentar.

Abrió la boca para intentar decirle que no podía, pero recordó que JungKook no la escucharía, así que chasqueó la lengua. Si no puedes contra él, únetele.

—Ven, te enseñaré a dar golpes son hacerte daño —le dijo Suni, caminando hacia el saco. JungKook abrió su boca en una "o" pequeña ilusionada y sorprendida antes de seguirla a pasos cortos pero rápidos.

Se colocó en posición de combate frente al saco, elevando sus puños. Suni se acercó y corrigió un poco su postura, separando un poco sus piernas y acomodando su espalda, deteniendo su mirada en los puños.

—Cierra más el puño, hasta que la parte de los nudillos sea una superficie plana —JungKook acató, viendo sus propios puños—. Eso es... —ella había recibido entrenamiento para eso, por lo que no le costó mucho enseñarle.

Suni le explicaba como se daba cada uno de los golpes y cuál era la manera más efectiva de hacerlo cuando Shin salió al patio.

—Suni, ¿ya lograste que JK- —se cortó a si mismo al verlos a los dos ahí, ganándose la mirada de Suni, quien lo veía con una mueca de "ups".

Shin se llevó una mano al pecho y se puso a respirar con los ojos cerrados para calmarse, dándose la vuelta para contar hasta tres. HoSeok, quien había seguido a su padre, lo miró con extrañeza.

—No puedo con ese niño, dile que ya la cena está lista —dijo en una exhalación, volviendo a ingresar a la casa, perdiéndose por el pasillo hasta la cocina.

HoSeok se asomó un poco más por la puerta y miró a JungKook, quien estaba de espaldas, continuando con sus movimientos.

—Hey perra, ven a alimentar a tu cachorro bastardo —le dijo. JungKook paró en seco y su espalda se tensó.

—¿Mi cachorro... bastardo? —habló con lentitud tajante.

—Ni te inmutas cuando te digo perra, pero si cuando le digo bastardo a tu bastardo —molestó con diversión, logrando que JungKook se volteara a la velocidad de la luz.

—¡Ven y dímelo de frente maldito cobarde, te juro que por la noche te voy a apuñalar tan rápido que ni siquiera que darás cuenta! —le gritó mientras iba por él.

HoSeok entró a la casa corriendo, sintiendo los pasos de JungKook tras él, acompañado de más amenazas.

—¡Vuelve a llamar a mi hijo bastardo y te juro que me voy a encargar de arrancarte tu monolítica piel mientras estás consciente!

Suni también entró, queriendo reír pero algo perturbada por los insultos y las amenazas de JungKook. Vio como JungKook perseguía a HoSeok alrededor de toda la sala, saltando entre los sofás y sobre ellos mientras HoSeok corría asustado pero queriéndose reír porque JungKook se lo tomó a pecho.

JungKook le lanzó un cojín con fuerza antes de seguir maldiciendo.

—¡Te vuelves a reír y te arrancaré los dientes con unas pinzas y haré que te los tragues! —HoSeok se carcajeó fuerte, pero se tapó la boca mientras seguía corriendo con JungKook detrás hasta llegar al comedor, donde Shin estaba sirviendo los platos.

—¡Eres un psicópata!

—¡Y tú eres una puta! —Shin los miraba con estrés, porque si no pasaban por atrás de él, pasaban por adelante cuando intentaba avanzar—. ¡Yo si te lo digo de frente: eres una puta, puta, puta, puta, puta, puta!

Tomó respiraciones profundas para controlarse mientras contando hasta tres, pero su enfado seguía creciendo a medida que seguían corriendo alrededor de la mesa. Hasta que JungKook saltó sobre HoSeok y ambos cayeron al suelo, junto a un plato de comida que se partió en pedazos.

Comenzaron a darse golpes y empujones en el suelo.

—¡Cuando tengas un hijo yo le voy a decir tantas veces bastardo que la pobre criatura entrará en depresión! —le gritó JungKook, con la cara roja.

—¡Y yo no dejaré de llamar a tu hijo por lo que es: un bastar-!

—¡Ya basta! —HoSeok y JungKook se quedaron quieto como piedras, en shock mirando al alfa. Shin les había gritado—. Dejen de comportarse como unos primitivos —habló duramente, regañándolos mientras que Suni estaba de pie junto al umbral. La omega soltó una pequeña risa por la palabra "primitivos", pero la calló casi al instante—. Ya es normal que se insulte y se llamen "persona promiscua" y "persona con problemas mentales", pero ya se están pasando. JungKook, estás embarazado y te acabas de recuperar de un casi aborto y no te estás cuidando —el omega bajó la cabeza y tomó su vientre—. Y HoSeok, deja de llamar a su hijo con la palabra despectiva con la que se les denomina a las personas nacidas fuera del matrimonio porque eso hace molestar a JungKook y lo sabes, pero aun así sigues haciéndolo —Suni tuvo que darle la espalda a la escena para que no viera que se estaba aguantando con todas sus fuerzas no reír.

JungKook podía estar muy sensible por el embarazo, pero HoSeok estaba casi muriéndose con lo gracioso de la situación, mirando raro a su padre por las palabras que usaba.

—Palabra despectiva con la que se les denomina a las personas nacidas fuera del matrimonio —repitió en voz baja mientras Shin terminaba de colocar los platos sobre la mesa—. ¿No puedes decir bastardo, ni puta, ni psicópata? —le preguntó burlonamente, logrando que Shin volteara a verlo con severidad.

—No, HoSeok, eso lo dice la gente de baja clase —JungKook, HoSeok y Suni lo miraron incrédulos y ofendidos—. Ahora... ¿podrían levantarse del suelo y sentarse a comer? —dijo lentamente para no volver a perder la calma—. Y eso —apuntó al suelo, donde estaba el plato roto—, lo limpiarán ustedes

Y así hicieron, luego de comer en silencio acataron su responsabilidad hacendosamente antes de irse a la habitación y cambiarse para acostarse en la cama.

JungKook colocó su pierna sobre HoSeok otra vez y cerró los ojos, perdiéndose como HoSeok viraba los ojos porque otra vez lo había casi que inmovilizado. Se terminaron de acomodar y HoSeok estaba revisando su teléfono cuando escuchó la puerta abrirse. Levantó su mirada hacia ella y JungKook abrir sus ojos con lentitud, captando con su mirada algo somnolienta que se trataba de Shin.

El mayor cerró la puerta tras de sí y se acercó a ellos.

—Niños...

—Tenemos más de veinte —aclaró HoSeok. Shin suspiró para lo alterarse, buscando paz mental y física.

—Espero que hayan comprendido porqué los regañé —se sentó en una esquina de la cama. HoSeok apagó su teléfono y lo dejó sobre la mesita a su lado—. Quiero que estén bien, ¿ok? Pero me preocupa que se la pasen corriendo y saltando por toda la casa, es peligroso. Parecen de siete años y eso está mal

—Acabas de llamarnos niños —le recordó.

—¿Podrías dejar de interrumpirme? —HoSeok se cruzó de brazos y Shin continuó, viéndolos a ambos—. No quise gritarles, no me gusta gritar; pero deben tener más cuidado para la próxima —miró a JungKook, quien lo miraba con sus dos ojos abiertos y atentos—. Lo siento por regañarte

—Está bien, nadie me había regañado —dijo suavemente, emotivo. HoSeok lo miró con fastidio.

—Ay no empieces a llorar —JungKook abultó sus labios en molestia e inhaló y exhaló para calmarse, mientras que Shin le pellizcó una pierna a su hijo y lo miró con advertencia. HoSeok murmuró un "Ay", arrugando el rostro en irritación.

—Bueno, solo quería decirles eso —habló Shin, levantándose de la cama—. Los quiero mucho, que descansen —les dijo con suavidad, acercándose para darle un beso en la frente a HoSeok.

—¿No era que parecer niños de siete años estaba mal? —dijo HoSeok, alzando una ceja.

—Cállate —dijeron Shin y JungKook al unísono antes de mirarse mutuamente.

JungKook cerró los ojos en espera de su besito y Shin sonrió suavemente de medio lado antes de inclinarse para también darle un beso en la frente, enternecido, pues JungKook embarazado era muy voluble, podía pasar de estar vuelto un huracán a volverse totalmente dócil como en ese momento.

Luego del beso, JungKook se acomodó mejor, manteniendo sus ojos cerrados y no dándose cuenta de que estaba volviendo a aplastar a HoSeok. Shin salió de la habitación poco después, cerrando la puerta tras de sí para dejarlos dormir.

JungKook se removió un poco y accidentalmente se restregó con la cadera de HoSeok.

—HoSeok, estoy excitado

—Intenta hacer algo conmigo y me olvidaré de tu estado —le advirtió severo. JungKook refunfuñó y se dio la vuelta, molesto.

HoSeok se quedó en la misma posición, pero ya acostumbrado, decidió contar hasta tres: Uno; dos; tres. Y JungKook se dio la vuelta, volviendo a abrazarlo y a apoyar su mejilla en el hombro de HoSeok, haciendo reír bajito al mayor.

—Estoy feliz —murmuró JungKook mientras suspiraba.

HoSeok se acomodó mejor con una sonrisita y cerró los ojos hasta que ambos cayeron dormidos y acurrucados.




Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top