84. Familia

Ya era de noche cuando el alfa mayor de los Kim recorrió el pasillo que daba con la habitación donde su omega lo esperaba. Mientras abría la puerta se quitaba su saco con algo de cansancio, así como también aflojó su corbata.

Aún estaba acostumbrándose al ritmo que requería ser el presidente de la compañía ahora que DongGun estaba desaparecido, cosa que sin duda le seguía inquietando. Las horas de trabajo inevitablemente habían aumentado y eso infería en que llegara a casa un poco más tarde de lo usual.

SeokJin estaba recostado en la cama con una bandeja sobre la que había un plato con una hamburguesa entera mientras que comía otra. Parecía haber estado entretenido viendo la saga entera de Harry Potter por ya no sabe ni cual vez, pero cuando el alfa cruzó la puerta, no demoró en tomar el control del televisor y darle pausa.

NamJoon terminó de sacarle la corbata y el saco; ambos se miraron después de eso.

—¿Cómo te fue hoy? —dijeron ambos al unísono, causando mostraran sonrisas suaves.

—Me fue bien, estoy cansado —respondió primero el alfa, tirando su saco sobre una montaña de ropa sucia que había en el cesto junto a él.

Pero al tirarlo, provocó que toda la montaña se cayera y acabara regada por el suelo.

NamJoon no tardó en agacharse para recoger su desastre bajo la mirada desdeñosa de SeokJin.

—No llevas ni cinco minutos aquí —le reprochó el omega mientras terminaba de recoger todo y colocarlo nuevamente dentro de la cesta—, Ven, siéntate aquí conmigo —le pidió, palmeando a su lado en la cama; lo quería cerca, él y la bebé.

NamJoon terminó de desvestirse hasta quedarse en ropa interior para sentarse en la cama junto a él y acomodarse bajo las mantas, manteniendo en todo el trayecto una pequeña sonrisa.

Se inclinó para darle un pequeño beso en los labios a su omega, sin importarle que tuviera las esquinas de su boca algo llenas de restos de salsa y pan de hamburguesa. Al separarse, su mirada viajó a una zona en particular, una que estaba amando cada día más.

Colocó su mano sobre la panza ya notoria del omega y sonrió encantado.

—Hola a ti también, mi niña —murmuró lindamente, acariciándole.

—Tu niña no me ha dejado descansar de comer; todo el día con hambre —habló, mirando la hamburguesa en su mano y la que le restaba en el plato.

—¿Seguro que es la niña? —inquirió el alfa, aun mirando su panza. SeokJin lo miró inmediatamente, casi fulminándolo por la insinuación—. A pesar de que en el embarazo se debe asumir el desarrollo del bebé de manera sana, no es necesario un aumento exagerado de calorías —dijo mientras levantaba la vista hacia los ojos del omega, hablando como si fuera un científico muy experimentado en el tema, pero realmente solo se ganó la mirada indignada de SeokJin.

—Tú no tienes a otra persona dentro de ti, no tienes derecho a decirme cuántas calorías puedo consumir —rebatió con el ceño fruncido en protesta, dándole un rápido mordisco a su hamburguesa.

Pero NamJoon solamente pudo mirarlo con una sonrisa.

SeokJin tragó parte de su bocado, pero se decidió por hablar aun con la boca algo llena.

—¿TaeHyung no quiso venir hoy? —le preguntó con interés; NamJoon suspiró y negó con la cabeza.

—Me dijo que hay mucho trabajo —respondió—. Obviamente es mentira, solo quiere estar solo

SeokJin podía notar lo mal que seguía su hermano menor, e incluso se atrevía a decir que no había mejorado en nada, solo empeorado porque ahora se encerraba en el trabajo día y noche.

El hecho de que ya no recurriera a su compañía al tener un problema o sentirse mal como acostumbraba hacer años atrás era muy angustioso, pues TaeHyung jamás quería que lo dejaran solo. Pero ahora se estaba aislando, y era doloroso a pesar de que no fuera del todo capaz de entender el dolor de su hermano más allá de lo empático que podía llegar a ser.

TaeHyung ya no hablaba más de lo necesario; ahora lo que hacía cuando no estaba trabajando, era mirar hacia el exterior por las ventanas de la mansión. Aunque ninguno lo supiera con certeza, TaeHyung se seguía reprochando tortuosamente el error que había sido llevar a ese omega ahí y la mala suerte de que JungKook lo haya visto.

El enojo que había en el interior de su hermano ahora se había convertido casi totalmente en una tristeza que era capaz de desbordar por sus marchitos ojos. Ya no era rabia, era puro y crudo dolor.

Todos podían sentir como el lobo de TaeHyung estaba muy mal; su olor era más imperceptible que antes. Ahora se sentía incompleto.

TaeHyung incluso les había entregado a Yeontan para que ellos lo cuidaran, alegando que no tenía tiempo para atenderlo gracias a sus ocupaciones en la empresa. Pero la verdadera razón era la misma por la que ahora se la pasaba en la mansión y no en el apartamento que compartía con el omega: le recordaba a JungKook.

SeokJin suspiró triste y miró a su alfa.

—¿Va a estar bien? —preguntó casi en un murmullo lastimero, arqueando las cejas hacia arriba por la preocupación que lo invadía el pensar en el estado de su hermanito menor.

—No lo sé, Jinnie —le respondió con el mismo pesar.

SeokJin posó su mirada en la hamburguesa y la dejó sobre la bandeja un momento. NamJoon lo miró y movió la bandeja hacia un lado y lo abrazó, haciendo que el cuerpo de SeokJin quedara algo recostado en su pecho.

—Mi otra hamburguesa se va a enfriar —dijo, mirando la bandeja junto a él.

NamJoon simplemente lo ignoró, absorto en las caricias que había comenzando a proporcionar a la panza de su omega con suavidad.

—¿Te acompañaron los guardaespaldas que te mandó Shin? —le preguntó, subiendo la mirada hacia él.

—Ujum —asintió—. Admito que son un fastidio, no puedo hacer nada solo —bufó una risa—. Todavía no puedo creer que Shin haya contratado unos guardaespaldas para mí —volteó a mirar a su alfa—. ¿Por qué a mí? ¿Por qué no unos para él mismo?

—Me dijo que era por tu estado —elevó los hombros un instante, no sabiendo nada más que eso.

SeokJin lo abrazó un poco más y volvió a hablar.

—¿JungKook está bien? —preguntó de repente, desconcertando y alterando al alfa—. No soy estúpido, sé que está con Shin —NamJoon abrió la boca en busca de qué decir, pero SeokJin rodó los ojos y volvió a sentarse en la cama, mirándolo—. Estuve analizando y no tiene sentido que JungKook solo haya utilizado a TaeHyung. Además, encontré sus ansiolíticos tirados en el baño —lo miró fijamente—. Por favor, no pienses que me voy a creer que JungKook solo usó a TaeHyung... ¿Después que le cortara las arterias a un tipo porque casi iba a matar a nuestro hermano con un bate? ¿Después que lo cuidó con tanto esmero? —suspiró—. TaeHyung no se da cuenta porque está triste y enojado, pero es algo muy fácil de deducir y sé que tú sabes la verdad

NamJoon se quedó en silencio. No sabía por qué le sorprendía que SeokJin supiera cuando el omega siempre había sido el más sensato de los tres. No tenía sentido seguir ocultándole la verdad.

—Tienes razón, Jin —se sentó—. JungKook nunca usó a TaeHyung. Su padre lo amenazó para que lo dejara...

Aun así, no le dijo con qué amenazaron a JungKook, porque sabía de sobra que SeokJin se iba a preocupar y a sentir mal por ello.

—Yo sabía... —murmuró SeokJin.

Por un lado estaba aliviado porque JungKook no los había traicionado, pero por el otro estaba preocupado porque ambos estaban sufriendo por su injusta separación, y conociendo a JungKook, debía estar muy mal por ella.

—Sé que no quisiste contarme esto para no preocuparme y protegerme, pero soy fuerte, recuérdalo —miró al alfa antes de que NamJoon jalara suavemente su brazo para que ambos cayeran acostados nuevamente—. Hay que buscar a JungKook, debe haber una forma de solucionar esto... —habló, sin poder sacarse el tema de la cabeza.

—Ojalá sí sea posible arreglar las cosas...

Se quedaron un buen rato así; NamJoon había introducido su mano dentro del camisón de dormir de SeokJin solo para acariciar su panza directamente. SeokJin alzó su cabeza luego de recordar algo y lo miró.

—Ayer cuando vi a TaeHyung, noté que todavía olía un poco a JungKook... ¿no lo notaste?

El embarazo lo había puesto mucho más sensible en los olores, y que su hermano oliera aún a JungKook no había pasado por alto para alguien como Kim SeokJin.

—No, no lo había notado... ¿por qué lo dices? —le preguntó, frunciendo el ceño con curiosidad por la información.

SeokJin se quedó en silencio mientras olisqueaba un poco a su alfa, notando su propio olor impregnado en él por el embarazo. Se quedó pensando con el ceño fruncido, pues él tampoco tenía muy claro la razón de su comentario.

—No, no es nada —sacudió su cabeza y se acomodó mejor.

NamJoon no le dio importancia y siguió acariciando su panza mientras gozaba en silencio del dulce olor de su omega.

Durante todos estos días, el malestar de JungKook no había cesado en lo más mínimo y de hecho, parecían empeorar paulatinamente, como una cuenta regresiva a algo que JungKook no quería siquiera saber.

Ya no iba a la universidad; habló con Shin de eso hace un par de días y Shin le había respondido que estaba bien, si eso era lo que quería. JungKook realmente agradeció eso. Shin también le había comentado que era mejor que no salía; se preocupaba por él.

Para JungKook los días habían sido largos y tortuosos. Ahora no vomitaba más que saliva y agotamiento, porque a pesar de que se esforzaba en comer, su cuerpo no terminaba de aceptar la comida.

Él sabía que estaba muy delgado, hasta el punto de que con tal solo dos meses de embarazo, podía notar un pequeño bulto creciente a la altura de su vientre.

La ansiedad se había vuelto nuevamente algo constante, como hace años; aunque se atrevía a decir que un poco peor. Últimamente procuraba vestir con grandes suéteres para ocultar su delgadez, así como para ocultar lo dañadas y heridas que tenía sus muñecas por pellizcarse la mayor parte del día debido a la ansiedad.

Ya todos estaban muy preocupados por su embarazo, no quería seguir siendo una angustia para ellos.

JungKook no lo admitía, pero a veces tocaba su vientre por puro instinto, y cuando su mano rozaba esa zona, una calma casi inexplicable para él, lo llenaba. Una calma tan similar a la que sentía cuando TaeHyung lo abrazaba.

Sus pies se arrastraban sobre el suelo de su habitación mientras le daba cortos y pequeños sorbos al vaso de agua entre sus manos. Antes de irse a la cama, Suni le había comentado lo pálido que estaba y le dijo que debía comer bien y beber mucha agua para que el bebé estuviera bien.

JungKook obedeció luego de que todos fueran a sus camas, yendo a la cocina para servirse algo de comer, pero cuando abrió la puerta de la nevera, no sintió más que repugnancia al ver toda la comida que estaba ahí, decidiéndose por finalmente cerrarla e irse de ahí con un simple vaso de agua.

Un extraño sentimiento lo invadió mientras sus aletargadas piernas se movían por la habitación casi como un alma en pena, obligándolo a detenerse casi abruptamente.

De repente, se sintió pequeño en esas cuatro paredes solitarias de su habitación. Sus hombros se encogieron y sus ojos más abiertos de lo normal comenzaron a mirar cada rincón de la habitación. En su pecho poco a poco iba creciendo un sentimiento de paranoia; sentía como si todo a su alrededor de alguna u otra forma pudiera hacerle daño.

Sus pulsaciones comenzaban a dispararse hacia arriba y sus manos temblaban tanto que dejó caer el vaso. Sus pies trastabillaron hacia atrás cuando buscó alejarse de donde estaba parado, mirando a todos lados con los ojos bien abiertos.

La respiración de JungKook estaba acelerada a un ritmo casi doloroso para su garganta y pecho, en el que poco después colocó su mano en un intento para calmar esa sensación de pánico creciente; pero no podía.

Sus pies no habían dejado de moverse nerviosamente hacia atrás y sus piernas chocaron la esquina de la cama. Soltó un pequeño alarido de sus labios cuando acabó tropezando y cayendo sentado en el suelo.

Cuando tocó el suelo, su miedo aumentó; sentía que iba a morirse ahí mismo. Estaba asustado, no había nadie con él; estaba solo.

Sus instintos automáticamente salieron a flote, y con un brazo cubrió su vientre mientras que sus dos manos comenzaron a rascarse con fuerza ambos brazos.

Daba pequeñas sacudidas mientras sus ojos se movían desesperados por toda la habitación y la sensación de peligro iba en aumento. Solo podía escuchar su propia respiración y su pulso acelerado. Sentía todo su cuerpo sudar, partes de su pijama adhiriéndose a sus brazos y espalda. Sentía una aturdidora presión en la garganta y que si no fuera porque sus manos estaban ocupadas en otra cosa, ya estaría rascándose el cuello.

La fuerza en sus manos aumentó tanto que se rasguñaba su blanca piel con sus uñas cortas, desesperado. Sentía el terrible ardor de su piel siendo autolesionada, el ardor de sus uñas desgarraban la piel al punto de hacer que pequeñas gotas de sangre comenzaran a salir esporádicamente de sus heridas. Estaba tan paranoico que ese ardor le generaba más pánico y ese pánico hacía que se rascara más y más fuerte, entrando en un bucle imposible de terminar, al menor por él mismo.

Empezó a llorar asustado y desesperado, casi ahogándose con sus propios sollozos. No era un ataque de ansiedad común, JungKook ya estaba experimentado en eso, no...

Era un ataque de pánico.

Cerró sus ojos con fuerza mientras su cuerpo ahora se sacudía en escalofríos. Intentó reproducir la voz de TaeHyung dentro de su mente, buscando algo a lo que aferrarse como protección.

"Respira, amor", escuchó dentro sus pensamientos, y lo estaba intentando, pero no podía. Su respiración se entrecortaba cada segundo y su taquicardia seguía igual o peor.

"Cuenta conmigo, estarás bien", JungKook lloró con fuerza, "uno... dos... tres...". JungKook intentaba seguirlo, repitiendo en voz entrecortada e inestable cada número.

Pero nada pasaba, no se calmaba, no podía hacerlo.

Estaba desconectado de su alrededor; solo sus propios pensamientos autodestructivos y paranoicos rondaban en su mente. Tanto, que no se dio cuenta de que HoSeok estaba llamándolo.

—JungKook, JungKook —el omega rubio se acercó a él apurado al verlo en tal situación, viendo como los brazos de JungKook estaba rojos y casi sangrantes.

Lo tomó de un brazo con rapidez para que dejara de dañarse, haciendo que JungKook se diera cuenta entre sollozos de su presencia. Pero su reacción no fue ni de cerca la mejor.

JungKook lo miró totalmente aterrado, tapándose con un brazo el vientre para protegerlo e intentó zafarse del agarre de HoSeok totalmente desconfiado y asustado.

—No, no, no, no, no, no... —repetidos "no" comenzaron a salir de su boca mientras negaba con la cabeza rápidamente. Su respiración era errática y seguía intentando zafarse desesperado de su agarre.

—JungKook relájate, soy yo —le hizo saber HoSeok, intentando calmarlo, pero solo consiguiendo que JungKook llorara más y no desistiera a pesar de que ya casi no podía abrir los ojos por lo hinchados que estaban.

HoSeok se sentó rápidamente frente a él y le tomó la cara con ambas manos, logrando que JungKook lo mirara, aterrado.

—Concéntrate en mi voz, JungKook, en nada más —habló en un tono calmado, buscando transmitirle esa calma al menor—. Respira conmigo, a ver... —inhaló y exhaló notoriamente, para servir de ejemplo.

JungKook lo hizo con él, pero un sollozo volvió a escaparse de sus labios maltratados por las numerosas mordidas ansiosas que se había dado.

—Lo haces bien, JungKook —le hizo saber, volviendo a respirar de la misma manera para que JungKook lo hiciera con él—. Nada malo está pasando, tú estás bien —repitió, transmitiéndose poco a poco seguridad por la manera en la que hablaba.

HoSeok veía como JungKook se había calmado un poco, pero todo su cuerpo seguía temblando, así que lo abrazó y JungKook se quedó quieto en su lugar.

—No dejes de respirar conmigo

JungKook cerró los ojos mientras respiraba junto con HoSeok y volvió a intentar reproducir la voz tranquilizadora de TaeHyung en su mente.

"Kook, mi amor, estarás bien", "Todo está bien, calma".

Respiró profundo, sintiendo como la paranoia y el miedo poco a poco se iban y su cuerpo se calmaba. Sentía como todo estaba volviendo a la normalidad, pero aun así respiró un par de veces más antes de separarse del abrazo de HoSeok.

Lo primero que hizo fue secar sus lágrimas y volver a respirar.

—¿Te sientes mejor? —preguntó, enderezando su espalda para verlo. Aun así, JungKook no lo miró, lleno de vergüenza por haber sido visto en una situación tan vulnerable como esa.

—¿Cómo supiste...? —preguntó con voz ahogada y baja.

—Escuché caer algo —contestó HoSeok, mirando a los lados para ver la causa de ese estruendo, viendo como un vaso de vidrio estaba destrozado en el suelo y a su alrededor había agua derramada.

HoSeok se levantó y le tendió una mano a JungKook para ayudarlo. El menor la aceptó y se impulsó muy dificultosamente para levantarse, pues a pesar de que el ataque de pánico había pasado, seguía mareado y terriblemente exhausto por tanto esfuerzo y agite.

El omega rubio no dijo palabra porque era consciente de que las cosas seguían tensas entre ellos, pero lo ayudó a caminar a la cama, donde JungKook decidió acomodarse sin ayuda.

HoSeok volteó a mirar nuevamente hacia los cristales rotos y dijo: —Tengo que recoger eso... —así que salió y buscó la escoba junto con el recogedor para limpiar.

Luego de volver y limpiar todo, HoSeok le dio una última mirada, viendo como JungKook tenía la cabeza gacha y su mirada estaba perdida en su regazo.

Sin hacer mucho más, HoSeok le deseó buenas noches y apagó las luces de la habitación, terminando por cerrar la puerta y caminar hacia la habitación de limpieza para dejar los utensilios en su lugar.

Pero su cabeza no dejó de pensar en lo que había pasado hace tan solo unos minutos. Estaba cien por ciento seguro de que eso había sido un ataque de pánico. Él nunca había sufrido algo como eso, pero no había que ser un experto en el tema para saber identificarlos.

Por primera vez HoSeok agradecía que tenía una familia que lo quería y que lo había criado con mucho cariño, no todo tenía la misma suerte. Cuán afortunado era...

Se aseguró de apagar todas las luces y revisar que todo estuviera en orden antes de subir las escaleras para entrar a su habitación y acostarse. Apagó su lámpara de noche y se acomodó, cerrando los ojos y listo para dormir.

Pero en eso, escuchó el sonido de la puerta siendo abierta con lentitud.

Abrió los ojos y vio como JungKook aparecía por ella con una almohada abrazada contra su pecho y la cabeza gacha. Sin decir palabra, JungKook cerró la puerta nuevamente y HoSeok le hizo espacio cuando buscó meterse a la cama y colocar su almohada.

—Ni una palabra de esto a nadie... —murmuró el menor con voz baja, y HoSeok borró la sonrisa que había aparecido en su rostro antes de que el menor se acostara para soltar un chiste, pero esa sonrisa decayó cuando escuchó como por su voz se notaba lo débil que seguía.

Ambos se quedaron en silencio, con sus miradas clavadas en el techo por un rato antes de que HoSeok volteara su cabeza y lo mirara. Dudó un poco antes de hablar.

—Oye, creo que tienes que bajarle dos —le dijo, y JungKook lo miró con cara de no entender—. Tú sabes, a todas las presiones, todo eso que tienes. Te lo digo porque te acabo de salvar de un ataque cardíaco. Tienes que controlarte un poco

—¿Crees que controlo lo que me pasa? —le reviró molesto—. Tú no sabes todo lo que estoy pasando ahora, así que no me digas que le baje dos

—Sí, sí sé —dijo inmediatamente después de que el mejor dejara de hablar. JungKook se quedó callado, irritado y casi indignado, listo para rebatir eso.

—¿Qué vas a sabe- —pero HoSeok habló antes de que pudiera continuar.

—Sé todo sobre tu padre —JungKook frunció el ceño—. Sé que es un mafioso, sé de su negocio de documentación ilegal y sus casos de lavado de dinero. Siempre supe que estaba ligado con Kim DongGun porque lo investigué por un tiempo, y por eso llegué a las empresas Kim en busca de trabajo, por información —hizo una breve pausa—. MinSoo fue el causante de que mi madre biológica se volviera loca hasta el punto de que hoy no pueda ni reconocerme... —murmuró, un poco decaído; pero no tardó en recobrar la compostura y mirarlo—. También quería tener pruebas sobre él en especial, y así ayudar indirectamente a mi papá con todo esto —exhaló—. Por eso me siento tan mal, JungKook; yo sabía que tú tenías un padre de mierda y aun así intenté tener algo con TaeHyung —JungKook dejó de mirarlo y cambió su mirada hacia el techo—. Digo, hasta vi como casi te apuñalan ese día que caminabas por la calle —JungKook volteó a mirarlo anonadado—, y aun así no me detuve...

—¿Tú fuiste el que me dio el aventón? —HoSeok asintió.

—También le avisé a TaeHyung que estabas en la casa de tu nana

JungKook parpadeó un par de veces y se quedó en silencio mirándolo, sin nada que decir y en espera a que continuara hablando.

—Quería pruebas y las conseguí, pero solas no sirven de mucho —lo miró a los ojos—, pero quizás te ayude como otra pieza para el rompecabezas de MinSoo —se acomodó un poco mejor entre las mantas antes de continuar—. Durante algunas semanas antes de la desaparición de ambos, vi varias veces como MinSoo hablaba con otros accionistas y empleados de alto cargo en las empresas Kim... —JungKook lo escuchaba atentamente luego de eso—. Escuché como persuadía y engatusaba a todos ellos, prometiéndoles cargos mejores, cantidades y dinero y muchas cosas más —el omega castaño frunció el ceño.

—¿Qué? —murmuró muy débil, pero HoSeok lo pasó totalmente al estar tan inspirado en su relato.

—Creo que primero quiere deshacerse de ti, para luego apoderarse de las empresas Kim —habló, entusiasmado por su descubrimiento—. No me extrañaría que terminara matando a DongGun para tomar su cargo y sacar a NamJoon y a TaeHyung de ahí. NamJoon sería fácil de sacar, puede inventar cualquier excusa, y a TaeHyung tampoco le costaría mucho debido a las pruebas que tiene en su contra... ¿No crees que sea así? —y lo miró, pero su pequeña sonrisa de competencia y aptitud se borró al verlo.

JungKook estaba tan pálido como una hoja, desmayado mientras un hilo de sangre se escapaba por su nariz, manchando la blancura de su rostro con el color carmín tan alarmante.

HoSeok se incorporó de inmediato sobre la cama, mirándolo con los ojos abiertos de par en par. Levantó rápidamente el cuerpo de JungKook un poco y le tomó el rostro con ambas manos, dándole varios golpes suaves sobre sus mejillas.

—¿JungKook? JungKook, responde —pidió agitado y preocupado.

El omega rubio se bajó rápidamente de la cama y corrió por el pasillo del piso superior hasta que llegó al frente de la puerta tras la que descansaban Shin y Suni.

La golpeó repetidas veces con la palma de su mano, desesperado.

—¡Papá! ¡Papá! —repitió sus llamados y los golpes agitado, volteando su cabeza cada tanto hacia el pasillo de su habitación y después volviendo a mirar hacia la puerta—. ¡Papá, ábreme!

Poco tiempo después, Shin abrió la puerta del dormitorio somnoliento: —¿Qué pasa, HoSeok?

HoSeok lo tomó de ambos brazos y lo miró asustado.

—¡JungKook está tirado en mi cama y no responde! —dijo apresuradamente y Shin comenzó a espabilar, abriendo los ojos un poco más.

—¿Cómo que no responde? —preguntó más alterado, mirando a su hijo.

—¿Qué pasa? —preguntó Suni, acercándose a la puerta algo adormilada también.

—¡No sé qué tiene pero no despierta, no hace nada! —exclamó HoSeok, siendo el detonante que faltaba para que Shin saliera casi corriendo a la habitación de HoSeok, seguido de Suni y de su hijo.

Cuando entraron a la habitación, viendo a JungKook desmayado y pálido sobre la cama, alarmándose más al verlo sangrar por la nariz. Suni no demoró ni un segundo en subirse a la cama y tomarle la frente.

—Tiene fiebre —dijo rápidamente mientras Shin y HoSeok se acercaban más.

Tomó su pulso, notando que era más lento de lo que debería, y le quitó rápidamente la manta para asegurarse de que no había sangre; no había. Abrió sus párpados con cuidado y rapidez, espantándose un poco al verlos pigmentando a marrón nuevamente.

Y con eso le bastó para confirmar que el bebé estaba en peligro.

—Hay que llevarlo al hospital, ¡ya! —dijo exaltada y Shin se apuró a cargarlo para llevarlo escalera abajo mientras Suni buscaba los abrigos de todos antes de bajar también junto con HoSeok.

Todos subieron rápidamente al auto; HoSeok conducía y Suni estaba sentada a su lado, mientras que Shin sostenía a JungKook en el asiento de atrás y limpiaba con un pañuelo la sangre de su nariz, no queriéndose separar de él

En unos minutos ya estuvieron en emergencias, donde HoSeok llamó apurado a algunos enfermeros y trajeron una camilla donde Shin dejó a JungKook con cuidado.

Una de las enfermeras se acercó a ellos mientras el doctor atendía a JungKook, suministrándole oxígeno mientras le tomaba el pulso.

—Él está en espera, señora —le informó Suni, agitada—. Sus ojos se pigmentaron otra vez a su color natural —les hizo saber, y los enfermeros y el doctor no tardaron en dilucidar que el bebé estaba en peligro.

No tardaron en ver como los enfermeros se llevaban a JungKook.

—Lo llevaremos a una pequeña habitación encortinada para tratarlo, esperen por el doctor —les dijo antes de ir tras ellos.

Los profesionales se encerraron tras la cortina y los tres se sentaron tensos en las sillas de espera. Estaba de más decir lo nerviosos y preocupados que estaban todos; Shin golpeaba el piso con la planta de su zapato repetidas veces y exhalaba notoriamente cada tanto, Suni se mordisqueaba sus uñas y HoSeok cambiaba de posición constantemente.

No despegaban su mirada del reloj de pared frente a ellos y el reiterativo sonido del reloj haciendo tic tac ya se había incrustado molestamente en sus cabezas.

Los quince minutos que esperaron se hicieron una eternidad, y cuando el doctor salió de las cortinas, los tres se pararon al mismo tiempo, viendo como el doctor se acercaba a ellos.

—¿Ustedes son los familiares de Jeon JungKook? —preguntó el profesional, y los tres respondieron con un "si" al unísono, ni siquiera vacilando en la respuesta—. Está estable por los momentos —les hizo saber, descendió sus manos para calmarlos, pues lucían muy acelerados—. Todos sus niveles están bajos; la hemoglobina, sus plaquetas y el número de glóbulos blancos y rojos igual. Está muy débil, y es algo grave considerando que tiene casi dos meses de embarazo —los miró—. ¿Supongo que ha estado bajo mucho estrés últimamente? —inquirió, realmente sabiendo que la respuesta era afirmativa; Suni asintió.

—Desde que sus síntomas de embarazo comenzaron, ha tenido mareos muy fuertes y prácticamente vomita casi todo lo que come... Cada día que pasa está más pálido y sin fuerzas

—¿Hubo algo que le haya pasado para que terminara de sufrir el colapso? —preguntó ahora el doctor. Suni y Shin se miraron sin tener conocimiento de algo así, pero mirando instantáneamente a HoSeok cuando dio un pequeño paso hacia adelante.

—Hace unas pocas horas tuvo un ataque de pánico muy fuerte —habló, y Suni y Shin lo miraron desconcertados y preocupados. El doctor suspiró.

—El estado emocional de un omega en cinta afecta a la salud del bebé. Tengo una explicación para el colapso del joven JungKook, pero quiero que él la escuche también, así que por favor pasen a la habitación, despertó hace unos minutos

El primero en entrar fue Shin, que básicamente movió sus pies un segundo después de que el doctor les dio luz verde. JungKook estaba medio sentado en la camilla, con la mirada perdida en sus manos.

Shin fue con él y se sentó en un borde de la camilla, a su lado, captando la mirada de los ojos violetas de JungKook. El alfa suspiró algo aliviado al ver que sus ojos habían vuelto, pero JungKook se veía falta, muy enfermo. Le retiró los cortos cabellos de su frente y Suni se sentó del otro lado, mientras que HoSeok se quedó de pie en una esquina.

El doctor entró después de eso y cerró las cortinas para tener más privacidad, y tomó asiento sobre una silla frente a la camilla de JungKook, quien lo miró.

—JungKook, ¿sabes que casi pierdes al bebé? —le dijo el doctor y JungKook bajó la mirada—. Voy a dar una explicación de cómo funciona el organismo de un omega embarazado —habló para todos—. Para todos, nuestros lobos y nuestro lado humano son dos personalidades distintas, pero dependen la una de la otra. Nuestro lado humano se deja llevar por la consciencia y el raciocinio, mientras que nuestro lado lobuno por los instintos —miró a JungKook—. ¿Tienes un alfa, JungKook?

El aludido se encogió un poco en su lugar y negó después de un pequeño momento. El doctor asintió siguió hablando.

—Hay veces en las que nuestro lobo escoge a la persona con la que quieren pasar el resto de su vida, y desde ese momento las reconocen siempre como su pareja. Y cuando eso pasa, la pareja puede crear diferentes tipos de lazos que los unan de una manera más allá de lo carnal —JungKook mordisqueaba su labio inferior mientras escuchaba—. En tu caso, el lazo que los une es ese niño o niña que esperas —el omega arrugó sus cejas un poco, sosteniendo el nudo en su garganta con dificultad—, pero tú y tu lobo son los que tienen más protagonismo en la salud del bebé. Desconozco la situación, pero si sigues manteniendo a tus dos partes en conflicto al no estar con el alfa que tu lobo escogió, entonces seguirás colapsando hasta que pierdas a ese bebé y se rompa el lazo que te une a ti y a tu alfa —miró a los demás, quienes escuchaban toda la explicación nerviosamente—. Eso es lo que tiene JungKook... un lazo roto —volvió a mirar al omega encogido en su lugar—. Mientras estaba tratándote vi al bebé mediante un ecograma; es más pequeño de lo normal, no está del todo sano. Puede que nazca con problemas, pero eso depende de ti —a JungKook se le arrugó el corazón y el doctor se le acercó un poco más—. Necesitas escuchar mejor a lo que desea tu lobo, y ahí es cuando te sentirás mejor —se levantó de la silla y los miró a los cuatro—. Por esta semana debe tener reposo absoluto, después intenta hacer actividades que te ayuden a mejorar las defensas. Intenta no estar en situaciones de mucho estrés y descansa todo lo que tu cuerpo de exija. También debes comer sano e ingerir vitaminas; te voy a recetar algunas para ayudar con el crecimiento de tu hijo —comenzó a anotar todo en un récipe—. Este lamentablemente es un caso muy común, pero he notado que tu lobo es algo fuerte cuando se trata de proteger al niño que esperas, estoy seguro que estarás bien

Le entregó el récipe a Suni, quien lo recibió al instante. El doctor informó que debía retirarse ahora, pues tenía otros pacientes que atender, a lo que Shin y Suni agradecieron su ayuda antes de que saliera por las cortinas.

JungKook lucía terriblemente triste porque él sabía de sobra que necesitaba la compañía de TaeHyung; cada parte de su cuerpo clamaba la presencia de su alfa con desasosiego y desesperación.

Shin se acarició su cabeza y JungKook cerró los ojos involuntariamente por el tacto.

—Iré a la farmacia a comprar las cosas —habló el alfa, levantándose de la camilla.

—Yo te acompaño —secundó su hijo mientras Suni le entregaba el récipe y Shin se inclinaba a darle un pequeño beso en la frente a JungKook.

Suni miró como salían y cerraban nuevamente las cortinas del lugar. Ahora se habían quedado solo ella y JungKook, quien permanecía con su cabeza gacha. La omega se acercó un poco más y tomó una mano de JungKook con suavidad para acariciarla con su pulgar mientras lo miraba; pero JungKook aún no la miraba a ella.

—JungKook, respóndeme algo —pidió suavemente, relamiendo sus labios para hidratarlos antes de continuar y mirar sus manos unidas—. ¿Quieres tener al bebé?

JungKook alzó la mirada rápidamente, mirándola algo sorprendido y aturdido por la pregunta. Abrió un poco su boca, pero la cerró al segundo después porque no se esperó esa pregunta; nadie se la había hecho. Y ciertamente JungKook tampoco sabía que responder con certeza.

Se tomó su tiempo para divagar por sus pensamientos en busca de una respuesta, pero por más que buscaba, no la encontraba. Titubeó un poco, pero terminó por contestar la única respuesta que encontraba

—No lo sé —murmuró con voz ronca y abatida.

—Dime qué sientes al pensar en tener a este bebé; déjame ayudarte, JungKook

JungKook frunció el ceño mirando a un punto fijo mientras jugaba con sus manos.

—Todo el día me siento mal, no puedo comer bien ni tampoco dormir; es frustrante y agotador tener que pasar por todos estos malestares —se quedó el silencio, organizando sus ideas, y Suni le permitió que siguiera soltándolo todo. JungKook colocó una de sus manos sobre su vientre—. Pero a veces se siente hermoso el hecho de que TaeHyung y yo vayamos a tener una familia... —Suni vio como sus preciosos ojos amatista brillaban un poco más; la omega elevó sus cejas un poco—. Pero se me pasa cuando recuerdo todo el daño que nos hemos hecho mutuamente... —volvió a bajar su cabeza, suspirando agotado—. Estoy cansado mentalmente, estoy en un momento donde solo quiero estar solo sin problemas a mí alrededor

Suni se acercó un poco más y habló ahora que JungKook parecía haber terminado.

—JungKook, debes dejar de pensar así, este es tu hijo y lo estás llevando solo. Nadie está sintiendo el malestar que tú sientes, así que dejar de pensar en los demás un poco y piensa más en ti... —JungKook exhaló—. Tener un hijo es hermoso, JungKook, por eso a veces te sientes tan pleno. Tú quieres a este bebé pero tienes miedo de que tu mundo se vaya a la mierda por tenerlo y eso no es así —JungKook la miró con los ojos un poco más abiertos, porque justo así se estaba sintiendo—. Yo sé cómo te sientes; tuve miedo al tener a NamJoon, él fue algo que yo no esperé pero sucedió —mostró una sonrisa tristona al recordar esa época—. Tuve que casarme con alguien que yo no amaba y me sentía muy sola; me sentía perdida, pero decidí concentrarme en que ahora un niño dependía de mí y eso me hizo más fuerte. Fue el amor que yo sentía por Nammie el que me ayudó a sobrellevar todo —sonrió—. Luego vino Taetae y tampoco lo esperé, por cierto —rió poquito—, pero tenerlos a ellos dos me hizo sentir la omega más afortunada de este mundo —sonrió un poco más grande—, y claro, luego Jinnie llegó a mi vida cuando más lo necesitaba. Yo pude hacerlo sin un alfa a mi lado y no tuve a nadie que me aconsejara como tú lo tienes, JungKook —acarició su mano—. Tae es mi hijo menor y lo amo con toda mi alma, pero si él ahora no te hace feliz, no debes estar con él porque te sientas obligado por tu hijo. Tú mismo puedes encontrar la felicidad sin depender de absolutamente nadie —dijo con toda seguridad de cada una de sus palabras—. JungKook, si quieres irte dímelo y haré todo lo posible. Primero debes encontrar quién eres en este mundo para darles un lugar a las personas que te rodean. Debes saber qué es lo que necesitas para sentirte bien aunque estés solo; cuando consigas todo esto, podrás lograr cualquier cosa —le acarició una mejilla con cariño, bajo la mirada atenta y brillante de JungKook—. Eres muy fuerte, JungKook, solo tienes que confiar en ti

El omega la miraba con ojos grandes y hermosos, escuchando cada una de sus palabras.

—Acepta que amas al niño que viene y sé feliz con eso. Tienes la oportunidad de darle una vida distinta a la tuya, tú hijo merece tu amor y mucho más que eso

Los ojos de JungKook se aguaron porque nunca pensó que iba a necesitar tanto esas palabras; eran las palabras que siempre quiso escuchar de su madre.

Volvió a poner una mano sobre su vientre y lo acarició un poco... porque JungKook sí amaba a su hijo y sí quería tenerlo.

Suni le quitó con el pulgar la pequeña lágrima que corrió con una de sus mejillas y lo atrajo a un abrazo cálido y reconfortante que JungKook correspondió poco después, cerrando los ojos y exhalando.

Shin abrió la cortina y observó la escena con una pequeña sonrisa. Ambos omegas se separaron y Suni volteó a ver a Shin, quien traía una pequeña bolsa en una de sus manos mientras que JungKook se limpió la cara con las manos.

—Ya compré todo —les hizo saber antes de acercarse a JungKook y sentarse a su lado para inclinarse y darle un abrazo al omega.

JungKook se dejó hacer, sintiéndose bien todo el apoyo que estaba recibiendo. Cuando Shin se separó, se quedó sentado a su lado y abrió la bolsa

—En la lista había una pomada... —la sacó del interior de la bolsa y miró a JungKook—. ¿Dónde te lastimaste? —JungKook lo miró, sintiéndose en confianza, y no pensó mucho antes de subirse las mangas de su suéter, dejando ver las terribles marcas de pellizcos y raspones que se había hecho.

Shin y Suni miraron su piel blanca manchada y dañada con consternación. Aun así, Shin no dijo nada y dejó la bolsa a un lado para destapar la pomada y comenzar a aplicársela con suavidad y delicadeza.

HoSeok apareció tras las cortinas con una bebida entre sus manos.

—Mi papá me dijo que te gusta la fresa, así que compre un jugo —lo alzó un poco mientras se acercaba para dejarlo sobre la mesita a su lado.

Se ganó una sonrisa pequeña de parte del menor, quien se apoyó sobre su brazo libre para sentarse mientras Shin ahora le aplicaba la pomada en el otro brazo.

Cuando terminó su labor, alzó la vista hacia JungKook y tapó la pomada.

—¿Te sientes mejor? —preguntó, y JungKook asintió, sintiendo como Suni lo abrazaba por sobre los hombros, atrayéndolo un poco hacia ella.

JungKook simplemente se dejó, cómodo. Shin le acarició el cabello por detrás con una sonrisa y HoSeok puso una de sus manos encima de su mano libre, algo dudoso.

El menor lo miró y le sonrió pequeño antes de voltear su mano para atrapar la de HoSeok entre la suya, obteniendo una sonrisa de labios cerrados de parte del otro omega.

Por primera vez, después de terminar con TaeHyung se sentía en paz. Y estando ahí, rodeado de esas tres personas y con otra creciendo dentro de él, tomó la decisión de que encontraría una manera de ser feliz sin TaeHyung.

Jamás dejará de amar a TaeHyung, a su alfa; pero primero que todo necesitaba tiempo para sanar, tanto física como mentalmente, y quizás, solo quizás, podrían volver a empezar una vida nueva, juntos los dos.

No, los tres...




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