81. «Hermanita»

Shin salió de la casa poco después de hablar con HoSeok, tomando un bolso grande y vacío con su diestra para luego comenzar a conducir de camino a la mansión de los Kim a buscar unas cuantas cosas para JungKook.

Fue recibido por NamJoon, quien lo dejó pasar luego de saludarse mutuamente. Ingresaron juntos a la mansión a paso lento.

—JungKook no está...

—En realidad, vengo a buscar su ropa —le contestó Shin, alzando un poco el bolso en su mano. NamJoon lo miró, abriendo con interés sus ojos.

—¿Está contigo? —preguntó en voz baja y se alivió cuando Shin asintió—. ¿Está bien? —pero ese alivio decayó cuando Shin suspiró y negó.

—No te voy a mentir, no está bien —NamJoon se encorvó, exhalando aire lentamente.

—Tienes que buscar la ropa rápido, TaeHyung está afuera y es mejor que no te vea —Shin asintió de acuerdo y comenzó a subir las escaleras hasta entrar a la habitación del menor.

Abrió su armario y comenzó a sacar todas sus prendas. Las fue metiendo en el bolso; camisetas, jeans, pantalones, camisas, ropa interior y demás. Vino principalmente para buscar la ropa de JungKook pues la del día anterior ya había tenido que cambiársela y ahora estaba usando ropa de HoSeok.

Pero también buscó la cámara y los ansiolíticos que JungKook le había pedido. Buscó un poco más, pero no encontró ninguna de las dos cosas, terminando por cerrar el bolso y salir rápidamente de la habitación e ir escalera abajo, donde NamJoon lo estaba esperando.

Ambos se vieron antes de comenzar a caminar hacia la puerta, pero antes de que Shin pudiera cruzarla, una voz conocida se escuchó a sus espaldas.

—Debí suponer que se iba a quedar contigo —Shin y NamJoon se tensaron y voltearon, viendo como TaeHyung se acercaba lentamente con paso firme y el ceño fruncido en molestia mientras miraba fijamente a Shin.

—Shin ya se iba, TaeHyung —habló NamJoon, caminando hacia su hermano para ponerse frente a él para que no avanzara e hiciera algo imprudente.

TaeHyung se asomó tras NamJoon, viendo como Shin cargaba con un bolso lleno, cosa que lo hizo endurecer la expresión.

—Espero que te hayas llevado todo, no quiero un rastro de él en esta casa —dijo tajante, mirando el bolso con desprecio.

—Ya te puedes ir, Shin —volvió a hablar el mayor de los Kim, volteándose para verlo.

—No, no... tengo unas cuantas cosas que decir antes —lo cortó TaeHyung, mirando altaneramente hacia Shin, quien lo veía con el rostro neutro.

—No TaeHyung, no tienes nada que decir —le dijo NamJoon, mirándolo seriamente, pero TaeHyung lo ignoró, volviendo a mirar a Shin antes de hablar.

—Me compadezco de ti por tener que verlo todos los días a partir de ahora, a esa mierda —sus palabras sonaron como un siseo entre dientes apretados y llenos de rencor.

—TaeHyung —NamJoon lo miró a modo de advertencia y lo tomó de los hombros para intentar sacarlo de ahí.

—Espero que se quede en la calle como un miserable y que nunca vuelta a pasarse por esta casa —soltó venenosamente, haciendo que Shin fuera tensando la mandíbula.

—TaeHyung, ya fue suficiente, deja que se vaya —dijo NamJoon ya molesto, pero TaeHyung lo miró, comenzando a alterarse.

—¡Nos engañó! ¡Me engañó a mí y lo va a engañar a él! —su cara de puso roja—. ¡Porque eso es lo único que sabe hacer, engañar! —Shin se le quedó viendo, notando como cada palabra que soltaba estaba llena de un inmenso dolor y que detrás de esas palabras venenosas estaban súplicas para que el dolor menguara de una buena vez.

—TaeHyung, Jin está descansando y se siente mal, ya cállate —su hermano lo miró con severidad y TaeHyung lo miró con la mandíbula apretada. TaeHyung miró a Shin con enojo y dolor, su cara casi temblando.

—Fue un error confiar en él —sus dientes rechinaron.

—¡Ya! —exclamó Shin, sorprendiendo a los dos menores, pues el alfa miraba a TaeHyung con enfado y su mandíbula estaba tensa—. Ya me voy, hasta luego —y cruzó la puerta, mordiéndose la lengua porque no podía decir nada para defender a JungKook, no sabiendo lo que el omega le había contado horas atrás sobre la amenaza de MinSoo.

Sacó su celular mientras bajaba los pequeños escalones de la entrada y marcó el número de Suni antes de llevárselo a la oreja.

Cuando Shin llegó de vuelta a casa, JungKook ya había comido bajo la supervisión de HoSeok desde la lejanía como le había pedido a su hijo. JiMin se había ido hace tan solo un rato, pues se había quedado a acompañar a su mejor amigo.

Ahora Shin había atraído al menos hasta uno de los sofás del salón, donde lo hizo sentarse. JungKook tenía los labios algo resecos y estaba un poco más pálido.

—¿Qué tenías que decirme? —le preguntó el omega, a Shin de pie frente a él.

—Tienes que saber la verdadera historia de todo esto... —comenzó a decir y JungKook lo miró con extrañeza—. Quiero contarte esto para que ya no hayan más secretos entre ambos, JK —el nombrado lo miró expectante.

Shin miró detrás de él e hizo una seña con la cabeza. JungKook frunció el ceño con extrañeza y curiosidad cuando luego de unos segundos, escuchó unos tacones resonando sobre el suelo del pasillo.

Volteó un poco la cabeza y vio a una mujer entrar en su campo de visión, deteniéndose junto a Shin. JungKook abrió un poco más los ojos y frunció el ceño con extrañeza, aun sin procesar.

Pero al observarla minuciosamente boqueó. Su cabello castaño claro por encima de los hombros; sus rasgos finos; sus ojos almendrados, esa mirada...

Era ella, la mujer de las fotos.

La esposa de DongGun y la madre de los Kim.

Bang Suni estaba justo frente a él.

JungKook la miró con los ojos bien abiertos, atónito, como si el aire se le hubiera escapado de los pulmones. Se levantó casi con brusquedad por el asombro y la impresión, frunciendo el ceño. Observó a la omega de pies a cabeza, terminando por hacer un gesto de negación e incredulidad.

—No, tú estabas muerta... —soltó a modo de exhalación, mirándola a ella—. Yo vi cómo te... —se cortó a sí mismo, pues ni sabía que palabras utilizar para expresar su sorpresa—. Yo vi tu nombre en una lápida y vi a TaeHyung llorar frente a ti —su voz comenzó a comprimirse en contrariedad e irritación—. Yo los vi a los tres llorar por ti. ¿Cómo es que-? ¿Qué? —balbuceó, negándose a creer que tenía a esa mujer al frente. JungKook podía ser muy astuto, pero jamás se le pasó por la cabeza que Bang Suni estuviera viva.

—Es una historia que estoy dispuesta a contarte... —respondió la omega, pero el coraje en JungKook aumentó al paso de los segundos, y empeoró al oírla soltar esa frase.

Negó con la cabeza rígidamente, mirándola.

—Una historia que no quiero escuchar —la miró con el ceño fruncido—. ¿Por qué no mejor escuchas la historia de cómo DongGun tiró de las escaleras a NamJoon y le causó un trauma de por vida? —apretó los puños, sintiendo su sangre hervir cada vez más—. ¿O por qué no escuchas la historia de cuanto tuvo que sufrir TaeHyung por tu ausencia hasta llegar al punto de soltarse en llanto con la sola mención de un piano? ¿O quieres que te cuente las veces que DongGun humillaba a SeokJin frente a otros y lo ponía a limpiar pisos?

Shin lo miró, más JungKook seguía mirando a Suni con enfado.

—Tienes que escucharla, JungKook-

—¡No! —exclamó, sintiendo su cara roja de la impotencia al mirar a esa mujer—. ¿Dónde estabas cuando nos hicieron firmar un prenupcial? ¿Dónde estabas cuando a TaeHyung lo golpearon y tuve que atravesarme para que no le pasara nada peor? —sus dientes rechinaban entre sí por lo apretada que estaba su mandíbula—. ¿Dónde estabas cuando DongGun le disparó a NamJoon? —la vena de su sien resaltaba del enojo—. ¿¡Donde mierda estabas cuando nos casaron en contra de nuestra voluntad y ahora tengo que vivir sin mi alfa!? ¿¡Dónde estabas cuando amenazaron a NamJoon con la vida de SeokJin y de la niña que esperan para que firmara la maldita acta matrimonial!? —exclamó, su garganta ya dolía por los gritos, pero aun así no se detuvo—. ¡Nunca estuviste ahí para ser por lo menos un apoyo para tus hijos, así que no me digas que me vas a contar una maldita historia porque no te voy a escuchar!

Se dio media vuelta, colérico y caminó dando zancadas hasta entrar a la habitación, azotando la puerta. Shin intentó avanzar hacia allá, pero Suni lo detuvo modulando un "Shin" que lo hizo voltear a verla, notando como la omega le decía a través de la mirada que ella se encargaría.

Suni caminó hasta la habitación y tomó aire antes de girar la perilla y abrirla lentamente, asomándose solo un poco. JungKook estaba sentado en la cama con las manos en la cabeza y lucía muy impotente y contrariado.

La omega terminó de entrar y cerró la puerta tras de sí, relamiendo sus labios antes de hablar.

—Necesito que me escuches...

—Ya te dije que no quiero oírte —respondió toscamente el omega, aun sin dirigirle la mirada.

—Te lo contaré de todas formas, puedes ignorarme si quieres —le contestó ella, sentándose en una esquina de la cama.

JungKook la vio de reojo; la omega veía hacia la ventana, donde la luz de la luna entraba sin contemplaciones, iluminando gran parte de la habitación. Suni suspiró y comenzó a contar todo mientras su vista seguía fija en el mismo lugar.

—En esa época hubo un caso de lavado de dinero muy grande donde los responsables tenían identificaciones falsas y los únicos sospechosos eran MinSoo y DongGun pero no había pruebas para comprobarlo, así que terminaron cerrando el caso sin llegarse a resolver —relamió sus labios y JungKook reconoció el hábito al instante, pues era el mismo hábito de TaeHyung—. Yo había ido unos días después a la policía para llevar los videos de Chaeyoung conmigo y así poder divorciarme de DongGun de una buena vez... fue mi primer error —Suni arrugó la expresión unos segundos. JungKook pudo notar arrepentimiento y tristeza en su voz—. Yo nunca me hubiera imaginado que MinSoo junto con DongGun eran unos mafiosos muy peligrosos y que tenían hombres en todos lados —murmuró con rencor e impotencia—. Algunos infiltrados les notificaron sobre que yo tenía pruebas para atraparlos así que quisieron deshacerse de mí para quitarme mi dinero y las pruebas que tenía; y lo hicieron, o bueno, lo intentaron —bajó la cabeza y tocó su vientre, donde una vez existió su otro hijo—. El día que me intentaron asesinar, MinSoo le dijo a unos hombres que fueran a recoger mi cuerpo, pero realmente se trataban de espías de gobierno. Cuando ellos llegaron, yo seguía viva y me llevaron a un hospital y me ocultaron ahí —JungKook ya se había volteado a verla directamente—. Pase días inconsciente y cuando desperté habían varios hombres en la habitación, que resultaron ser representantes del Centro de Inteligencia de los Estados Unidos que habían sido informador por la Interpol sobre el caso del lavado de dinero sin resolver. Me dijeron que ahora sería una colaboradora para la investigación y que me trasladarían lo más pronto posible a las instalaciones de los Estados Unidos para trabajar con ellos —Suni comenzó a asentir lentamente—. Me trasladaron a Washington, pero nunca pude volver porque entré con asilo político. Solo había una manera de regresar, y era que el gobierno surcoreano nos autorizara la investigación en el país, pero no teníamos pruebas suficientes según ellos —ahora fue ella la que volteo a ver a JungKook y ambos conectaron miradas—. Hasta que encontraste esos videos y todo lo que conseguiste fue suficiente para que me dejaran volver a mi casa —sonrió levemente y algo temblorosamente—. Yo no planeé irme y no volver —sus ojos se aguaron—. Yo solo quería vivir feliz con mis hijos y con el alfa que amo. Yo no estuve fuera de la vida de mis hijos porque quise. Cada día que pasaba deseaba volver a verlos y recuperar todo lo que perdí por culpa de Jeon MinSoo y Kim DongGun —una lágrima rodó por una de las mejillas de la omega—. Mis tres hijos son los amores de mi vida y me siento tan mal con el de hecho de que nunca pude protegerlos del enfermo de DongGun —su voz estaba comprimida por todas las emociones del momento—. Ahora quiero hacer las cosas bien y estoy abierta a conocerte mejor para ayudarnos a salir de esto y ser libres al fin —suspiró, limpiando su mejilla empapada—. Si sigues pensando como al principio, discúlpame por favor, es difícil aceptar que fui una mala madre...

JungKook se le quedó viendo. Se notaba que Suni tenía mucha tristeza en su interior, y sus ojos parecían no mentirle, así que respondió.

—Si podemos ayudarnos —asintió levemente—. Pero no te disculpes conmigo, discúlpate con tus hijos, que hasta día de hoy lloran por ti —la miró—. Yo nunca tuve una madre que me quisiera así que no entiendo muchas cosas... —se abrazó a sí mismo, queriendo que ese sentimiento de soledad se esfumara—, pero lo que sí sé es que ellos tuvieron a una que los amó mucho y se la arrebataron, y prefiero no tener una madre antes de haberla tenido y luego perderla de un día para otro —Suni lo miró y volvió a bajar la mirada hacia el suelo.

Ambos quedaron en silencio un buen rato, sumergidos en sus pensamientos hasta que Suni rompió el silencio.

—Dijiste que NamJoon y SeokJin esperan una niña —volvió a alzar la vista, mirando al omega, quien ante la mención de eso mostró una sonrisa pequeña y luego asintió.

—Jin tiene tres meses de embarazo

Suni no pudo evitar mostrar una gran sonrisa seguida de un suspiro de felicidad que no rompió esa sonrisa por nada. JungKook se le quedó viendo con una sonrisa pequeña, notando como su sonrisa era casi idéntica a la de NamJoon, incluso tenía un pequeño hoyuelo en una de sus mejillas.

—TaeHyung se pondrá muy feliz al verte... —bajó la mirada y su sonrisa no tardó en transformarse en una mueca tristona que se consolidó a los segundos, encorvando sus hombros.

—¿Lo amas? —le preguntó la omega y JungKook subió su mirada triste hacia ella.

—Lo amo como jamás he amado —confesó con total sinceridad y Suni pudo ver un brillo que encendió sus ojos nostálgicos—. Daría mi vida por él sin pensármelo dos veces —aseguró. Suni lo miró a los ojos, sintiendo cálido en su pecho ante las palabras tan seguras y sinceras del menor.

Le alegraba el corazón.

Shin tocó la puerta y ambos omegas voltearon hacia la puerta, donde pronto se asomó Shin, sonriendo de labios cerrados al verlos a ambos calmados. Terminó de entrar y se acercó a Suni, tomando su mano con suavidad mientras ambos se miraban.

JungKook los observó a ambos y una sonrisa inconsciente formó en sus labios al verlos tan plenos el uno con el otro.

—Me alegro de que puedan volver a estar juntos

La pareja se miraba cuando JungKook hizo el comentario que los llevó a sonreír un poco más amplio y luego mirar a JungKook con esa misma sonrisa.

—Tú también podrás volver con TaeHyung —habló Shin.

—Tal vez... —murmuró el menor—, pero es mejor que no me ilusionen —dijo decaído.

Intentó levantarse, pero cuando sus pies se apoyaron de lleno en el suelo, sintió como las fuerzas se iban y un fuerte mareo lo golpeaba, desestabilizando a los segundos. JungKook se tambaleó y como reflejo, buscó apoyarse de la mesa de noche para evitar el desastre, pero su mano resbaló y acabó cayendo de bruces al suelo en un estruendo.

—JungKook —jadeó Shin, explayando los ojos y acercándose para socorrerlo y ayudarlo a levantarse nuevamente. Suni también se levantó, mirando la escena desconcertada por el repentino bajón del omega.

Shin lo acostó de vuelta en la cama, ayudándolo a acomodarse en ella para luego mirar a Suni.

—Le están dando muchos mareos últimamente —le informó Shin y Suni ladeó la cabeza, viéndolo interrogante.

—¿Mareos solamente? —Pero JungKook negó con los ojos cerrados mientras se calmaba. Sus labios se notaban más pálidos al igual que su rostro.

—Todo me da asco y vomito seguido... —Suni se le quedó viendo unos instantes, sospechando cual podría ser la razón de ese malestar constante.

—Creo que te deberías hacer un examen de sangre, por si es algo en específico —le recomendó—. Pero mientras tanto debes beber mucha agua y no moverte muy brusco

—Mañana iremos al hospital —afirmó Shin, acomodando las almohadas del menor. Suni miró a su alfa y volvió a mirar a JungKook.

—Solo no te mediques hasta saber qué es lo que tienes —JungKook asintió y al instante recordó los ansiolíticos, volteándose a ver a Shin.

—Shin, cuando fuiste más temprano por mi ropa... ¿encontraste mis ansiolíticos? —ya ni siquiera recordaba que se le habían caído. Shin negó, haciendo una mueca—. ¿Y mi cámara? —preguntó esta vez, con algo de esperanza.

—Tampoco estaba ahí

—Oh... —dejó caer los hombros nuevamente. Shin y Suni lo miraron casi arqueando las cejas hacia arriba cuando vieron que el menor ahora jugaba con las manos en su regazo.

—Te buscaré un vaso de agua para que descanses —terminó de arroparlo y JungKook asintió sin verlo.

Shin caminó y Suni fue tras él, pero cuando la omega iba de camino a la puerta, JungKook habló.

—Fue un placer y lo siento mucho, señora Suni —alzó la vista hacia ella—. No fue mi intención dar una mala impresión —dijo bajito, y Suni al mirarlo sintió que se le apretaba el corazón ante la actitud y las palabras del menor, y asintió.

—Descansa —y ambos salieron de la habitación, cerrando la puerta lentamente tras de sí.

JungKook suspiró y posó lentamente su mirada en la luz de luna que se colaba por la ventana, acompañada por el silencio y la soledad de la habitación.

Y sonrió; sonrió al pensar en lo feliz que se pondría TaeHyung al saber que su madre seguía viva y lo seguía amando tanto como lo amaba cuando era tan solo un niño.

La lúgubre neblina cubría la gélida noche en el cementerio. Jeon MinSoo, con sus ojos fríos y expresión solemne, se movía flemáticamente por la nieve que reposaba en el suelo, con sus manos dentro del abrigo negro como el carbón que tapaba parte de su cuello. Un pequeño mechón de cabello corto caía sobre su frente, que complementaba su ceño ligeramente fruncido.

Se detuvo frente a una lápida, manteniendo sus manos dentro de los bolsillos de su abrigo.

—Ha pasado mucho tiempo, Viktoria —habló con voz gruesa y profunda—. Detesto venir a verte, pero creo que lo mereces —bufó una risa gutural y sacó de su abrigo una cajetilla de cigarrillos y tomó uno.

Colocó el cigarrillo en su boca y guardó la cajetilla nuevamente, sacando un encendedor del bolsillo contrario. Puso una de sus manos cerca del cigarrillo para bloquear el viento y usó en encendedor.

Cuando el cigarrillo estuvo encendido guardó en encendedor e inhaló. Impregnó la nicotina en sus pulmones y la exhaló pasadas unos segundos, causando que su alrededor se llenara del olor del cigarrillo.

Miró hacia abajo, donde se podía leer perfectamente "Jeon Chaeyoung" grabado en ella.

—Ya solucioné los contratiempos que habían estado perjudicando nuestros planes —su voz se escuchó rasposa mientras terminaba de botar todo el humo—. Ahora todo va bien encaminado —le dio otra calada al cigarrillo, exhalándolo después—. Ya caerán todos como unas ratas —soltó con desprecio—. Ahora que JungKook probablemente está queriendo morir, me puse a pensar y... —mostró una sonrisa ladina muy leve y tétrica—. Ay hermanita, ¿crees que debería decirle? —se llevó el cigarrillo a sus labios e inhaló, levantando la mirada hacia el tenebroso cementerio solitario y oscuro—. ¿Terminará resultando bueno o malo para él? —volvió a bajar su vida hacia la lápida—. Toda mi vida he fingido, pero guardarme tu secreto por tantos años me repugna —hizo una mueca de asco, bufando—. Me pregunto si enterarse sobre quien es en realidad será darle otro golpe duro para ganar tiempo o será lo único con lo que tomará fuerzas otra vez... —le dio otra calada a su cigarrillo—. Como sea, me estoy aburriendo y eso no se me va a quitar tan fácil —exhaló toda la nicotina de sus pulmones—. Весь мусор отправляется в одно место, а я верну его туда, где он должен ("Toda la basura va a un lugar, y la devolveré a donde pertenece") —empujó su labio inferior con su lengua, manteniendo su expresión seria e impasible—. До свидания сестра ("Adiós hermana").

Se dio la vuelta, comenzando a caminar nuevamente por la nieve a un paso tranquilo pero firme, dándole una calada a su cigarrillo y después dejando una pequeña nube de humo en su camino.

Y mientras que sus pies se movían, escuchó una voz decirle: —не принимай постоянного решения от временной скуки, она слабая, Виктор ("No tomes una decisión permanente por un aburrimiento temporal, es de débiles, Viktor").

Siguió caminando, manteniendo una mano en su bolsillo cuando se detuvo junto a una lápida en particular. La miró sobre su hombro con altiveza y arrogancia, y le dio una última calada al cigarrillo antes tirar la colilla sobre ella. Colocó lentamente sus zapatos de vestir oscuros sobre ella y aplastó la colilla, alzando una ceja y manteniendo la expresión seria y oscurecida al leer nuevamente "Kim Suni" en la lápida.

Se aseguró de arrastrar su pie sobre la colilla y apagarla totalmente antes de retomar su andar.

La noche era oscura e inmersiva, tan sombría como él; sus pasos se movían sobre el fúnebre brillo de la luna, en un lugar donde se respiraba la muerte y el silencio era su único acompañante.

Jeon MinSoo disfrutaba de sus momentos de gloria al adquirir las cosas a través de ese opaco y peligroso manto de maldad del que estaba hecho. Pero... ¿le duraría mucho? ¿Acaso sus ganas de hacer daño serán más fuertes que el amor que crecía en JungKook por su familia?




Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top