78. Corazón roto
El sonido del papel deslizándose por sus dedos era lo principal que se escuchaba en la oficina de NamJoon, donde desde temprano en la mañana se encontraba trabajando en algunos asuntos pendientes de la empresa, aprovechando que al ser el jefe podía permitirse llegar un poco más temprano que los demás empleados.
Su concentración se rompió en el momento en el que la puerta de su oficina fue tocada. Levantó su vista hacia ella y presionó tranquilamente el botón sobre la mesa que se encargaba de abrirla, pero esa tranquilidad se esfumó y se transformó a sorpresa cuando vio de quien se trataba.
—JungKook —habló el alfa con las cejas elevadas, dejando los papeles sobre la mesa mientras JungKook ingresaba a la oficina desgarbado y cabizbajo, cerrando la puerta tras de sí—. ¿Cómo estás? Tenemos días sin saber de ti —lo vio acercarse a paso lento hasta las sillas frente a su escritorio—. Pensé que ibas a hablar conmigo después de navidad... —comentó, más su vista fue directo al rostro decaído del menor, donde unas grandes ojeras reposaban debajo de sus ojos—. ¿Qué te pasa? ¿Estás bien? —se apresuró a preguntar mientras lo observaba preocupado, buscándole la mirada ya que JungKook permanecía con la vista puesta en el suelo.
El menor no respondió nada, en cambio, fue directo a arrastrar suavemente una de las sillas para sentarse en ella y dejar descansar su espalda sobre la cómoda superficie.
—Sé que algo está pasando entre TaeHyung y tú... —comentó, viéndolo con el ceño fruncido en preocupación, pues sabía de sobra que su hermano había estado muy decaído estos últimos días en los que no había visto casi a JungKook; a pesar de eso, no sabía muchos detalles.
JungKook no respondió nuevamente y dejó una bolsa de regalo que traía consigo sobre la mesa, arrastrándola lentamente sobre la superficie en dirección a NamJoon.
—Dáselo a TaeHyung —le pidió en voz baja—. Lo compré para su cumpleaños... —NamJoon vio el regalo con extrañeza y algo de curiosidad para luego volver a mirar al omega frente a él.
—¿Y por qué no se lo das tú mismo?
JungKook no demoró mucho en mover pausadamente su cabeza hacia ambos lados en un signo de negación: —No puedo...
—¿Por qué no? —volvió a preguntar, frunciendo suavemente su entrecejo con la misma extrañeza; pero no obtuvo respuesta alguna por parte del omega, quien se había encogido paulatinamente sobre la silla—. ¿Qué fue lo que pasó, JungKook?
Las ganas de llorar volviendo a JungKook, más se obligó a sí mismo a calmarse e inhalar profunda y pausadamente.
—Todo se fue a la mierda, Nam... —soltó una risita sin gracia, frustrada y decaída, al igual que corta.
—¿Qué? —su voz denotaba desconcierto—. No entiendo, JungKook, ¿qué pasa? —se le quedó viendo en busca de una respuesta, la cual no tardó demasiado en recibir, a pesar de que esta no fue exactamente la respuesta exacta a su pregunta.
—¿A ti te... —levantó su vista frustrada de sus manos hacia NamJoon, tragando un poco de saliva antes de continuar—... amenazaron con algo para hacerte firmar?
NamJoon frunció el ceño ante la pregunta y miró hacia un lado, pensando en si contestar eso era lo correcto, pero era JungKook con quien hablaba, así que luego de una exhalación, asintió.
—MinSoo me amenazó con la vida de Jin y nuestra hija... —habló, con un amargo sabor de boca al recordar el momento exacto en el que fue obligado a firmar esa condena—. Se dio cuenta y lo usó a su favor
JungKook arqueó las cejas debido a la preocupación de que MinSoo supiera de la existencia del bebé; pero cayó en cuenta lentamente de las palabras que había usado NamJoon, llevándolo a preguntar...
—¿Es una niña? —lo dijo suavemente, sonriendo un poco ante la noticia en el mismo instante en el que su espalda se despegó del respaldo y lo miró con ojos grandes.
NamJoon sonrió también, pero con la boca cerrada mientras sus hoyuelos se mostraran antes de asentir, llevando a que la comisura de los labios del menor se elevaran un poco más y un suave calor llenara su pecho.
—JungKook, dime que te hicieron; no te ves bien y TaeHyung tampoco —no pudo aguantar a preguntar.
Ante la mención de esa pregunta junto con el nombre de TaeHyung, la sonrisa se esfumó en cuestión de segundos, siendo seguido por la caída de sus hombros erguidos por la noticia anterior. Aquello resultó casi alarmante para NamJoon, quien observaba atentamente su expresión acongojada.
—¿Con qué te amenazaron? —preguntó, mirándolo ya con entera preocupación. JungKook bajó la vista unos segundos, respirando pesadamente con un dolor en el pecho y luego subió la vista nuevamente hacia NamJoon, viéndolo con las cejas algo arqueadas hacia arriba.
—Hace varios meses, cuando iba casi empezando con todo esto... —tragó saliva—, se realizaron varias transferencias al exterior —la manera pausada y dolida con la que hablaba JungKook había desconcertado totalmente a NamJoon porque jamás había visto al menor así de afectado.
—Me enteré de eso, pero pensé que-
—Se hicieron desde la computadora de TaeHyung —la espalda de NamJoon se tensó, obligándolo a enderezarse en el asiento mientras veía al menor, totalmente inmóvil—. No sé quién se metió a su oficina pero es obvio de que fue bajo las órdenes de MinSoo —dijo casi entre dientes, su tono de voz siendo mitigado por la misma opresión en su pecho, logrando suavizarlo un poco—. Me amenazó con meter a TaeHyung a la cárcel, o hacerle algo peor —su propia voz se quebró y tembló al igual que su cuerpo entero.
NamJoon tenía los ojos abiertos de par en par, la angustia machacando su pecho una y otra vez.
—Pero... te pidió algo para que no pase nada... ¿cierto?
JungKook cerró los ojos unos momentos, doliéndole en demasía lo que tendría que contestar.
—Si me alejo de él no le pasará nada.
—¿Qué? —JungKook volvió a abrir los ojos, viendo como NamJoon lucía más pasmado que antes—. Pero debe haber otra solución para eso —dijo casi con desesperación, entendiendo la gravedad del asunto. Se levantó de su silla y volvió a hablar mientras apoyaba sus manos sobre el escritorio—. Podrías contárselo a TaeHyung y crear un plan —lo miró, respirando pesado—. Esto es muy malo, JungKook.
—No se puede —murmuró despacio y bajo, con un nudo formándose en su garganta—. MinSoo debe tener ojos en todas partes; no quiero que le hagan daño a TaeHyung por mi culpa...
—Se le está haciendo daño a TaeHyung —lo miró afligido y atormentado por el que sería el estado de su hermano—. ¿Y qué hay de ti? También estás muy mal con todo esto —agregó, viéndolo bajar la cabeza.
—No puedo engañar a MinSoo con esto... —exhaló—. Me descuidé y ahora no tengo otra opción.
NamJoon arqueó las cejas.
—JungKook...
—NamJoon —lo miró—, no le cuentes a nadie.
—Pero JungKook... —exhaló aire, sintiéndose acabado—, ¿cómo me pides esto? —le preguntó con angustia—. TaeHyung es mi hermano.
JungKook soltó un pequeño gimoteo frustrado e inquieto, desesperado por ser comprendido.
—Tu hermano está en peligro —su voz se quebró y se notaba el desasosiego que acompañaba a esa choqueante y dolorosa frase.
NamJoon se dejó caer abatido en la silla, dejando caer todo su peso sobre ello cuando su cuerpo se sintió pesado por la intranquilidad. El silencio se hizo presente por unos minutos, pues no sabían que decirse, solo siendo capaces de maquinar y maquinar la situación en sus cabezas como una tortura constante.
—¿Y ahora qué haremos con el matrimonio? ¿Esperar a que se acabe el límite del prenupcial? —preguntó NamJoon cuando la duda volvió a azotar su cuerpo, afligido y angustiado mientras alzaba la vista para verlo.
JungKook negó casi de inmediato, más lo hizo lento, tragando saliva antes de responder decidido.
—Tu hija necesita a sus padres juntos —NamJoon apretó los labios.
—¿Tienes algo en mente? —JungKook inhaló en busca de calmar el dolor en su pecho antes de asentir.
—Creo que tengo una solución, pero temo que MinSoo va a enfadarse mucho peor que antes... —JungKook lo miró al hablar, logrando conseguir que NamJoon frunciera el ceño, dispuesto a escuchar cada una de sus palabras para salir de todo este embrollo.
JungKook haría lo que sea con tal de que ellos dos estén felices para su hija; pues a pesar de que estaba muriéndose de miedo por lo que MinSoo era capaz de hacerle a TaeHyung, daría todo de sí para lograr que NamJoon y SeokJin pudieran tener un final feliz.
Las últimas personas terminaban de cruzar la puerta de la mansión luego de la pequeña reunión, ya que mañana ya era año nuevo y necesitaban prepararse para el evento.
TaeHyung estaba agradecido con su hermano por haber hecho el intento de distraerlo aunque sea un poco con esa reunión.
Pero TaeHyung no sabía que había sido JungKook el que tuvo la idea de hacer esa reunión y que se había encargado de organizarlo todo.
Habían ido varios amigos que no veía desde hace tiempo incluso, pero por más que lo intentó, no se sintió cómodo en ningún momento.
Porque la única persona que quería que estuviera ahí no se apareció.
Ahora se encontraba sentado en uno de los sofás de la sala, observando perdidamente las llamas de la chimenea mientras su mirada a veces vagaba hacia el reloj colgado en la pared y la puerta de entrada de la mansión.
Lo extrañaba, vaya que lo hacía.
Pero estaba muy decepcionado y triste porque JungKook no lo había siquiera felicitado. Y TaeHyung había deseado tanto pasar este cumpleaños con su omega...
YoonGi también se había ido hace poco, por lo que ahora estaba sumido en el simple sonido de la madera quemándose en el pequeño espacio de la chimenea, sonido que ahora se estaba haciendo tedioso y desesperante por todas las emociones que estaba sintiendo en ese momento.
NamJoon apareció por el umbral del salón, quedándose ahí parado mientras observaba a su hermano que mantenía una mirada decaída. Suspiró decaído y caminó hacia él, sentándose a su lado con lentitud para captar su atención.
TaeHyung volteó a observarlo con la misma mirada tristona, y aun así, NamJoon intento sonreírle, pero TaeHyung volvió a voltear su mirada hacia la chimenea.
—¿Recuerdas cuando mamá nos llevaba a la casita del árbol cada vez que alguno de los tres cumplíamos años? —habló con suavidad, captando la atención de su hermano, quién volteó a verlo. Había elegido una anécdota que hacía reír a su hermano sin importar cuantos años hayan pasado desde ese momento—. Una de esas veces yo andaba de fastidioso molestando a Jin y él me empujó a un charco porque lo había hartado con mis idioteces —se rio, logrando que TaeHyung mostrara una pequeña sonrisa—. Mamá regañó a Jin porque yo acabé a punto de llorar, pero tú estabas muriéndote de la risa
TaeHyung soltó una pequeña risa apagada que decayó poco después, mostrando una mueca amarga. NamJoon suspiró, también haciendo una pequeña mueca casi imperceptible.
—JungKook no vino... —murmuró el menor por lo bajo. NamJoon lo miró, escuchándolo con aflicción—. No sé qué pasa, NamJoon —relamió sus labios sin comprender—. Me ha estado evitando todos estos días y no sé qué hice, no sé por qué se está comportando así... —exhaló—. Ni siquiera me felicitó; no lo he visto hoy
—Seguro tuvo cosas que hacer... —intentó decir el mayor, pero TaeHyung se quedó viendo la alfombra.
—Cosas que hacer... —repitió—. No, NamJoon —negó con la cabeza volviendo a ver su hermano—. ¿Qué cosa podría impedirle al menos felicitarme? ¿O enviarme un mensaje? —su mirada parecía rota—. No vino porque no le dio la gana —su voz salió un poco más gruesa de la usual, dolida.
NamJoon apretó los labios, no sabiendo que decir; pero TaeHyung continuó.
—Pensaba que era por el matrimonio, que se sentía mal por eso... —trató de explicarse e hizo una pequeña pausa—. Pero le dije que eso no nos iba a separar —su voz de cortó—. ¿Por qué se quiere apartar? —apretó los labios—. No entiendo si es por eso o por otra cosa —dijo como una exhalación frustrada, mirando a su hermano con los ojos partidos y luego apartando la mirada—. Yo le he dado todo de mí, no quiero creer que va a desecharlo solo por eso... —miró a su hermano mayor, quién pudo ver cómo sus ojos se cristalizaban—. Yo lo amo —su voz se partió más notoriamente, lo que llevó a NamJoon a abrazarlo por los hombros, intentando mitigar el sentimiento tan desgarrador que sabía que estaba sintiendo su hermano.
TaeHyung aceptó su abrazo y cerró los ojos para respirar ampliamente y calmar sus ganas de llorar.
—¿No quieres quedar aquí hoy? —propuso NamJoon suavemente, más TaeHyung negó, tragando saliva.
—Es mejor que me vaya y te quedes con Jin —dijo dispuesto a levantarse, pero NamJoon lo detuvo.
—Espera, antes de irte... —se levantó del sofá y trotó fuera del salón, volviendo a los escasos minutos con una bolsa de regalo en mano—. Te faltó un regalo por abrir —le dijo, sonriendo de labios cerrados al tiempo en el que sienta nuevamente a su lado.
TaeHyung recibió la bolsa de regalo con el ceño ligeramente fruncido, alzando la vista a du hermano después.
—Pero ya me diste uno —musitó confundido.
—Pues te estoy dando otro —mostró una pequeña sonrisa.
TaeHyung bajó la mirada hacia la bolsa y comenzó a abrirla con lentitud, dándose cuenta de que el regalo en su interior estaba envuelto delicadamente en papel crepé, llevándolo a fruncir el ceño por el detalle y la duda de qué podría ser el regalo.
Sacó el regalo envuelto y comenzó a desenvolverlo, alzando las cejas cuando finalmente fue mostrado.
Era un pequeño set de pintura con un pequeño lienzo para utilizarlo. Tenía un soporte de maletín y un cajón para guardar bastantes pinceles y utensilios de pintura que estaba lleno.
Miró el regalo totalmente fascinado y NamJoon lo vio, sintiendo como un sentimiento bonito y algo triste abrazaba su pecho al ver la reacción de su hermano ante el regalo que JungKook le había dado.
—¿Cómo sabías que quería volver a pintar? —TaeHyung lo miró con sus ojos ilusionados.
Y ciertamente NamJoon también se había impresionado con el regalo, pues él no tenía idea de que su hermano quería volver a pintar, y eso le dio una punzada en su pecho.
—Quería ver otra de tus pinturas —encubrió a JungKook con una pequeña sonrisa que llevó a que TaeHyung también sonriera, volviendo a mirar el regalo.
—Gracias —su sonrisa permaneció en su rostro mientras observaba en regalo con más detenimiento.
Pues JungKook era capaz de hacer feliz a su hermano incluso sin saberlo, a pesar de estar sufriendo por él.
Y NamJoon no podía estar más agradecido con él por querer tanto a TaeHyung.
Se sentía muy mal por ambos, y le dolía esconderme todo lo que estaba pasando en ese momento a TaeHyung, más no tenía otra opción por el momento...
Realmente esperaba que esto tuviera arreglo.
Para cuando dieron las doce de la noche, JungKook caminaba a hurtadillas por los pasillos del apartamento, dejando sus cosas sobre el sofá antes de tomar la perilla de la habitación principal y girarla con lentitud para no emitir ningún ruido al abrirla.
Lo primero que asomó fue su cabeza, viendo como TaeHyung dormía boca arriba sobre la suavidad de la cama. JungKook suspiró aun sin entrar totalmente a la habitación, deseando ser él el que descansaba a su lado y no el vació de las sabanas desarregladas junto a él.
En la mesa de noche junto a TaeHyung estaba el regalo que JungKook le había comprado, y no pudo evitar que una suave sonrisa melancólica levantara la comisura de sus labios.
Terminó de entrar, cerrando la puerta con mucho silencio, el mismo que usó para desplazarse hasta subirse lentamente sobre su lado de la cama. Apretó los labios antes de levantarse un poco sobre sus manos para verlo desde arriba, observándolo más detalladamente.
Se fue inclinando flemáticamente a sus labios, cerrando los ojos pausadamente hasta que sintió como la respiración de TaeHyung se mezclaba con la suya y sus labios rozaban en un beso suave e inmóvil.
Por las noches, JungKook solía volver unos minutos al departamento para ver cómo se encontraba el mayor, y depositar al menos un beso sobre sus tersos labios para al menos compartir ese simple contacto, pues TaeHyung solía tener un sueño muy profundo.
Era como un sello de amor que los unía a pesar de que uno de ellos no lo supiera.
Se quedó unos segundos ahí, cerrando los ojos con un poco más de fuerza mientras no dejaba de desear que ese momento fuera eterno y no tener que separarse para volver a alejarse de él.
Cuando cortó suavemente el beso, no abrió sus ojos ni se alejó de él por unos instantes, queriendo llenarse de su aroma una vez más y disfrutar de su cercanía.
Pero al abrirlos, se llevó la sorpresa de que los ojos del mayor estaba abiertos, viéndolo directamente a sus ojos, los cuales se había expandido en sorpresa al darse cuenta de que había sido descubierto.
Entreabrió la boca, no sabiendo que decir realmente, pero intentando maquinar alguna excusa para salir de esta. Más eso se hizo innecesario cuando TaeHyung tomó su cara y lo acercó nuevamente, moviendo sus labios sobre los suyos; porque por muy molesto que estuviera con él, no podía resistirse a sus labios, así como tampoco creía poder dejar de amarlo como lo hacía.
JungKook se quedó quieto unos segundos, sorprendido y desconcertado por la acción, pero él tampoco podía resistirse al alfa, terminando por cerrar los ojos y corresponder el beso. Sintió como su cuerpo dejó de tener la fuerza y las agallas para alejarse, porque JungKook también quería estar cerca suyo.
TaeHyung se levantó sobre uno de sus codos, haciendo que ambos quedaran de medio lado mientras sus labios seguían jugando entre sí y sus lenguas hacían acto de presencia, rozándose entre sí.
El alfa terminó por hacer que JungKook acostara su espalda sobre el colchón, colocando mitad de su cuerpo sobre el del omega para poder besarlo con mayor comodidad.
Esas ganas de cercanía, contacto y afecto llevaron al menor a entrelazar sus manos en el cabello oscuro de TaeHyung para atraerlo un poco más a él y a profundizar más el beso, el cual ya era apasionado.
TaeHyung, quien había tomado su cintura con una mano, la soltó solamente para colocarla a un lado de su cabeza, ladeándola para continuar con el roce de labios y lenguas tan extasiado.
JungKook jadeó suavemente, cayendo en cuenta de lo que estaba pasando.
¿Qué estaba haciendo? No podía dejarse llevar así por el amor que sentía por TaeHyung, porque eso haría que TaeHyung quisiera aferrarse más a esa parte de él. Pero a su vez no quería soltarlo, porque sabía con total certeza de que ese beso sería el último que compartiría.
Ya no sabía si tenía el valor de dejarlo ir así.
Pero todo este tiempo se había dejado llevar y por eso su padre ahora llevaba la delantera. Ahora tenía que suprimir todo sentimiento egoísta para proteger a TaeHyung de lo que era capaz su padre.
Tenía que luchar contra sí mismo, contra eso que quería aferrarse a TaeHyung como su único placebo capaz de calmar la angustia que ahora estaba tatuada en su pecho como una condena. Pero tenía que vencerse y dejar que poco a poco las cosas fueran destruyéndose a pedazos.
Por eso fue que con un gran dolor en su pecho y un nudo en su garganta lo empujó, sentándose en la orilla de la cama y dándole la espalda a TaeHyung.
Cuando escuchó un bufido de parte de TaeHyung, no pudo hacer más que cerrar sus ojos con fuerza. A ese bufido le siguió una risa enfurecida que desestabilizó a JungKook.
—Y para terminar el día me haces esto —dijo con ironía y molestia—. ¿Dónde estuviste hoy? —preguntó tajante, con la voz comprimida por enfado. JungKook no respondió—. Era mi cumpleaños, JungKook —miró la espalda del omega con ojos filosos y decepcionados—. Yo te necesitaba ahí como mi omega —a JungKook se le volvió a formar un nudo en la garganta—. Estuve toda la noche esperándote y nunca llegaste. Me desperté sin ti a mi lado y ni un solo mensaje de felicitaciones te molestaste en enviarme al menos —bufó nuevamente—. Y ahora vienes, me besas, y por si fuera poco, me vuelves a alejar.
—Tenía cosas que hacer —respondió monótonamente el omega, logrando que TaeHyung lo viera indignado.
—¿Cosas más importantes que pasar mi primer cumpleaños conmigo desde que estamos juntos? —asintiendo aún más indignado al ver como JungKook ni se inmutaba—. Y dime, ¿qué son esas cosas tan importantes que te impiden tener un poco más de tacto con nuestra relación y conmigo? —soltó burlescamente, dolido—. No tienes padres, no ves a JiMin y dudo que te la pases en casa de Shin todo el día, ¿qué es lo que haces que nunca estás en casa?
—Deja de meterte en mi vida, me hartas —respondió fría y odiosamente. TaeHyung lo observó fijamente, apretando los labios y relamiéndolos antes de hablar nuevamente.
—JungKook, ¿me eres infiel? —la pregunta hizo que JungKook volteara a verlo con los ojos un poco más abiertos de lo normal mientras fruncía un poco las cejas—. ¿Es eso? ¿Tienes a otro? Si es eso dímelo y deja de verme la cara de estúpido.
JungKook viró los ojos, antes de responder.
—¿Eres tan inseguro que siempre piensas que me voy a ir con otro? —TaeHyung frunció más el ceño, negando decepcionado.
—¿Qué te pasa? —preguntó tajante—. ¿Acaso fui tan ciego que no me di cuenta de que estoy con un insensible? —lo miró con mucho enfado y dolor—. Después de todo, todos tenían razón con respecto a ti; eres un maldito insensible al igual que Jeon MinSoo —se levantó bruscamente de la cama—. Mañana vamos a ir a la mansión por año nuevo quieras o no —advirtió, dándose la vuelta para empezar a caminar a la puerta—. Ya me estás hartando
—Pues bien por mí —soltó JungKook cuando TaeHyung tomó la perilla, logrando que el alfa se volteara a mirarlo con furia mientras abría la puerta.
—Púdrete —salió de la habitación y cerró la puerta tras de sí.
JungKook se sobresaltó por la fuerza con la que dio el portazo, llevándolo a que después de encorvara y comenzara a sofocarse.
Se sentía como la peor mierda de todas las mierdas, y estaba en un punto donde solo quería desaparecer. También ya pensaba que jamás sería merecedor de alguien como TaeHyung y quizás lo mejor sería desaparecer de una buena vez, por eso lo haría lo más pronto posible.
Pero sus pensamientos fueron cortados cuando un fuerte mareo comenzó a hacer que su cabeza diera vueltas y vueltas. Sintió pesadez en su estómago y como este se revolvía constantemente, llevándolo a que se levantara corriendo hacia el baño y se dejara caer de rodillas frente el inodoro para vomitar en él.
TaeHyung, por su parte, había entrado enfurecido al otro dormitorio, teniendo muchas ganas de tumbar y romper todo lo que estaba a su alcance. Estuvo a nada de pegarle un puñetazo a la pared, pero se contuvo mordiéndose el puño con algo de fuerza.
Comenzó a dar vueltas y vueltas por la habitación para mitigar su rabia, y después de unos minutos, un mensaje hizo sonar su teléfono.
Sr. Black
Tengo los resultados sobre las fotos que me mandaste.
Fue el primer mensaje que leyó, e impaciente y algo asustado abrió el mensaje justo en el momento en el que le llegó otro.
Sr. Black
Las fotos fueron pasadas por un escáner.
Son 100% verídicas.
No hay modificaciones ni ediciones.
TaeHyung sintió como la tensión se le bajaba, dejándose caer sentado sobre la cama mientras su vista estaba clavada en un punto fijo del suelo. Su pecho comenzó a doler y sus manos temblaban.
«Eres tan idiota, tan idiota», comenzó a repetirse TaeHyung en su cabeza, terminando por pegarse con la palma de su mano en su sien mientras todo su cuerpo estaba tenso.
Empezó a sentir como le faltaba el aire y comenzaba a sofocarse. No sabía cómo controlar lo que sentía, teniendo que llevarse una de sus manos al pecho cuando la decepción, la angustia, la traición y la mentira golpearon su pecho a la vez, como punzadas que buscaban destruirlo poco a poco.
Se creía la persona más ingenua del mundo, y la más estúpida al enamorarse tanto.
Sentía como todo su cuerpo dolía gracias al pensamiento de haber creído encontrar al amor de su vida, cuando realmente esa persona ni siquiera lo quería.
Porque era la primera vez que experimentaba el tormentoso sentimiento de un corazón roto. Ese sentimiento que siempre pensó como una tontería, pero ahora entendía lo desgarrador que era.
Y sabía que eso no iba a sanar fácilmente.
Nota:
Antes de irme... Bel me obligó a subir los memes, así que tomen 👀🌈
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