75. El comienzo del fin pt. 2
Olía a la leña de la chimenea que bridaba ese crujir característico que siempre era acompañado por esa calidez profusa que atravesaba la piel con cada inhalación; olía a nieve, la misma que cubría el patio y los techos de la mansión con su manto impoluto; olía a pino fresco gracias al árbol navideño que reposaba en la estancia; a jengibre por las galletas recién hechas que JungKook y SeokJin traían sonrientes a la sala; a canela y manzana por las velas que decoraban armoniosamente a la par que los adornos y decoraciones navideñas; olía a chocolate, como la caliente bebida servida en sus tazas con pequeños malvaviscos encima.
Con solo inhalar se podía sentir la festividad, abrazar la familiaridad y disfrutar la compañía.
Se escuchaba la música directo del reproductor junto a ellos, esa melodía suave que apenas cosquilleaba sus oídos entre las inmersivas conversaciones entre los cuatro.
Todos se habían arreglado para la ocasión, vistiendo ropas bonitas y cálidas para armonizar con la festividad. Los omegas recibieron halagos de parte de sus respectivos novios, y los alfas recibieron cumplidos por lo guapos que lucían.
JungKook suspiró luego de un rato, cerrando los ojos un segundo para comprobar si todo aquello era un sueño caprichoso que solo buscaba engañarlo, pero al abrirlos nuevamente, todo seguía igual. SeokJin reía junto a NamJoon, quien no paraba de contar anécdotas; TaeHyung seguía recostando la espalda en su pecho, sentando entre sus piernas en una esquina del sofá; sus dedos permanecían entrelazados entre la cabellera oscura de su novio, masajeándolo de tanto en tanto.
Tenía presente que el día de mañana sería el aniversario de la muerte de su madre, pero estaba tranquilo y aquello jamás podría hacerle dejar de sentirse en casa, rodeado de gente que lo querían como él los quería.
Se inclinó solo un poco, apegando suavemente su nariz en el cabello de TaeHyung para aspirar su aroma a menta y tierra mojada, ese aroma que poco a poco se había vuelto parte de él y que era capaz de darle paz y tranquilidad con solo tenerlo cerca, como ahí, en ese momento.
JungKook sintió como TaeHyung se enderezaba y se levantaba del sofá a la par que su hermano antes de tomar dos gorritos navideños y caminar al centro del salón solo para ponerse a hacer pasos de baile extraños y chistosos que lograron sacarles muchas risas y carcajadas a los dos omegas, quienes observaban el espectáculo de los hermanos muy entretenidos.
Ambos omegas aplaudieron luego de que el espectáculo terminó, recibiendo de vuelta a sus alfas con un beso para que después volvieran a empezar las pláticas relajantes que los habían guiado toda la noche.
Justo ahora, JungKook sacaba algunas botas navideñas que les había obsequiado Shin como regalo de navidad, y estaba comenzando a colgarlas sobre la chimenea; pero NamJoon no pudo resistirse y fue junto a él a ayudarle, pues desde siempre le había encantado esa tradición y podía incluso parecer un niño pequeño con el simple hecho de ser mencionada.
Cada bota navideña tenía los diminutivos de sus nombres: "Jin", "Nam", "JK".
—La mía es la única que dice "Kim TaeHyung" —habló TaeHyung desde atrás al ver su bota colgando sobre la chimenea—. Hijo de perra —rezongó, haciendo una mueca de molestia.
JungKook volteó hacia él y se acercó un poco más antes de hablarle.
—Has sido muy odioso con él todo este tiempo... —recordó suavemente el omega—. Y no sé por qué te molestas, tu nombre es muy hermoso —halagó, logrando que TaeHyung fijara su vista única y exclusivamente en él, acercándose para darse un corto beso en los labios.
SeokJin estaba al lado de su pareja cuando se volteó a ver a los dos menores, enterneciéndose al verlos compartir un beso esquimal mientras se veían dulcemente a los ojos.
—Ya deja eso —le pegó suavemente en la mano a su novio, solo para que prestara atención y mirara también la amorosa y cercana escena—. Se ven hermosos juntos.
NamJoon asintió de acuerdo.
Aquello hizo que los dos menores volvieran al mundo y se sonrojaran poquito con una sonrisa pequeña al darse cuenta de que estaban siendo observados por los dos mayores, además de por haber sido halagados con esa frase.
—¡Bueno familia, tengo un anuncio que darles! —exclamó NamJoon, volteándose totalmente para observarlos a los tres, quienes lo vieron atentos—. Esta va a ser la última navidad que pasaremos en esta casa —sonrió en grande, logrando que TaeHyung y JungKook lo miraran sorprendidos por la noticia.
—¿Cómo que la última? —inquirió curiosamente el menor de los hermanos.
—Pues Jin y yo hemos decidido que para el año que viene nos vamos a mudar y venderemos esta casa —informó, entusiasmado y orgulloso del gran paso que estaban por dar.
—La casa es de papá —recordó TaeHyung, poniendo los labios en forma de una línea.
—Para el año que viene, o mi padre desaparece o lo terminaré matando yo mismo —respondió NamJoon.
—Ay si, quién te viera —murmuró SeokJin, viéndolo con gracia por la osadía.
TaeHyung y JungKook rieron el uno junto al otro, pero dejaron de reír al instante cuando NamJoon confesó algo que realmente ninguno se esperaba:
—Además... —inhaló antes de soltarlo—. SeokJin está embarazado
Los dos menores abrieron los ojos de par en par, viendo al alfa con sorpresa y desconcierto.
—Me lleva el que me trajo —murmuró SeokJin, pegándole en la nuca a NamJoon y logrando que siseara de dolor—. Eso era un secreto, imbécil
—¿Qué? Jin, ¿Eso es cierto? —inquirió TaeHyung, aun con los ojos bien abiertos al igual que su novio. SeokJin suspiró abatido y los vio a ambos.
—Sí, tengo tres meses —admitió, y los menores lo miraron con más sorpresa.
—Pero... ¿En qué momento? No recuerdo ningún celo de ustedes —preguntó JungKook.
—Yo tampoco —secundó TaeHyung, esperando por la respuesta.
—Fue cuando TaeHyung salió herido y se quedaron unas semanas en su apartamento y bueno... el celo de NamJoon se adelantó y la pastilla falló, y ahora aquí estamos —alzó los hombros—. Fui a la clínica pensando que tenía gastritis y resultó ser un bebé —rio suavemente.
Pero su risa se vio cortada porque TaeHyung se lanzó encima de ambos, abrazándolos al mismo tiempo y con mucho fervor.
—Me alegro mucho por ustedes —habló con una sonrisa mientras afianzaba un poco más el abrazo—. Voy a ser tío —musitó entusiasmado.
Se separó del abrazo con una sonrisa de oreja a oreja, y se volteó para ver a JungKook, pero verlo le estrujó el corazón.
El omega tenía los ojos brillantes y cristalizados, como si fuera por soltar más que la lágrima que corría ahora por su mejilla junto a una sonrisa de labios cerrados y algo arrugados por el sentimentalismo; sonreía porque sabía que ellos merecían eso y más, que merecían tener algo tan hermoso como una familia propia y de verdad esperaba que eso les trajera mucha felicidad.
Avanzó hasta SeokJin para abrazarlo con cariño; luego atrajo a NamJoon para consolidar un abrazo de tres.
—No sé por qué ando tan sentimental con esto —sorbió su nariz y limpió la lágrima que mojaba su mejilla antes de sonreír en grande—. Pero muchas felicidades.
SeokJin arrugó el entrecejo, queriendo llorar, antes de que JungKook se separara.
—Sabemos que no es momento para tener un hijo pero... fue una sorpresa muy hermosa —los ojos de SeokJin se aguaron mientras hablaba—. Cargaremos con la responsabilidad —asintió totalmente convencido.
JungKook no pudo resistir mucho y abrazó nuevamente a SeokJin, sobando su espalda mientras exhalaba una sonrisa.
—Estoy seguro de que serán unos padres maravillosos —sonrió de boca cerrada—. Ahora que estás embarazado me aseguraré más que antes de que no les pase nada a ninguno de los dos —se separó del abrazo solo para moverse unos centímetros para abrazar a NamJoon.
SeokJin se limpió la lágrima que se le había escapado cuando los abrazos terminaron, y avisó de que iría a revisar la cena que pronto debería estar lista; y por supuesto, NamJoon fue tras de él, teniendo la necesidad de tener a su omega siempre cerca.
TaeHyung se acercó a JungKook para envolverlo en un dulce abrazo antes de exclamar:
—¡Los adoro! —antes de que sus hermanos terminaran de salir de la sala; luego le dio un beso en la cabeza a su novio y se separó con una sonrisa que JungKook compartió también.
Se separó de JungKook solo para acercarse al reproductor de música con una sonrisa y colocar una canción bajo la mirada atenta de JungKook.
'I can't help falling in love' comenzó a reproducirse, y el menor observó como TaeHyung se acercaba lentamente a él, tomando su mano para llevarlo hasta el centro del salón.
—¿Bailamos? —preguntó con una sonrisa que hizo a JungKook reír suavemente, no negándose.
TaeHyung levantó su mano y la tomó mejor, apretándola con suavidad mientras con la otra mano agarraba su cintura sin cortar el contacto visual; JungKook puso su mano libre sobre el hombro de TaeHyung, acariciando suavemente la zona.
Se empezaron a mover de un lado a otro, siguiendo el lento y romántico ritmo de la canción. JungKook se relajó totalmente, sin una pizca de desasosiego en su sistema; cerró los ojos y aspiró, queriendo llenarse los pulmones de TaeHyung, TaeHyung y más TaeHyung.
Al abrirlos se topó otra vez con la mirada llena de cariño y amor de TaeHyung, quien no podía estar más encantado con el omega; razón por la cual también soltó esas tres palabras que removieron todo en JungKook:
—¿Qué me hiciste? —pregunto casi como un susurro el mayor, consiguiendo que JungKook sonriera y luego su expresión pasara a una más tristona.
—A veces pienso que no merezco esto... —murmuró alicaído, haciendo que TaeHyung arqueara las cejas hacia arriba—. Soy muy poca cosa para alguien como tú —rio tristón, bajando un poco la cabeza.
TaeHyung lo miró mientras inclinaba su cabeza un poco hacia un lado, esperando obtener la mirada de su novio; pero al no captarla, habló:
—Kookie, amor... mírame —pidió, tomando su barbilla con delicadeza para cambiar el rumbo de su mirada y logrando que JungKook ahora lo mirara con sus ojos entristecidos—. No digas eso de ti —acarició su mejilla con un pulgar—. Siempre me voy a encargar de mostrarte lo especial que eres en mi vida —remojó sus labios para seguir hablándole—. Me has convertido en una mejor persona en estos meses; me siento tan afortunado de encontrarme con un omega como tú, amor —lo miró con dulzura—. Yo te puedo dar todo lo material que existe, pero tú me has dado algo que va mucho más allá que eso —aseguró suavemente—. Así que el que es poca cosa soy yo.
Los ojos de JungKook se había aguado en el preciso instante que TaeHyung comenzó a decirle la primera oración; sus ojos se abriendo un poquito más, consiguiendo esa mirada de ojos grandes que su novio tanto amaba.
—Te amo, JungKook
El omega sonrió dulcemente, elevando una de las comisuras de sus labios antes apoyar ambas manos en los hombros de TaeHyung para acercarse y atrapar sus labios en un beso que pronto se convertiría en apasionado, al igual que las manos de TaeHyung aferrándose a su cintura y a sus lenguas rozando desde el inicio del beso.
Cuando sus labios dejaron de hacer contacto, ambos permanecieron a escasos centímetros de distancia y con los ojos cerrados, queriendo disfrutar del momento un poco más; poco a poco se fundieron en un abrazo cariñoso y que llevó al menor a apoyar su mejilla en el hombro del alfa, disfrutando de su inmersivo aroma.
—No necesito que me digas que me amas, porque sé que ya lo haces —susurró cerca de su oreja, depositando un beso tras ella antes de acariciar su cabello en medio del abrazo.
Se separaron con unas sonrisitas decorando sus rostros y algo en el pecho que no permitía que sus sonrisas se deshicieran.
—Ya vengo —dijo JungKook, soltando a TaeHyung y trotando por el salón para ir a buscar el regalo que le había preparado para esta navidad, sin siquiera dejar de sonreír cuando ya no estuvo a la vista de TaeHyung.
Estaba tan desconcentrado a su alrededor, que ni siquiera se dio cuenta de la brisa que sopló a sus espaldas hasta que un cuchillo estuvo en su cuello, cortando en seco su caminar.
Su cuerpo se tensó por completo cuando una mano jaló su cabello hacia atrás, logrando que su barbilla quedara elevada y sus pulmones se inflaran de aire; sus ojos se abrieron de par en mientras su nuca comenzaba a sudar y los pequeños cabellos de todo su cuerpo comenzaban a crisparse al sentir el filo helado de ese cuchillo rozar su garganta.
JungKook reconoció ese aroma agrio que le hacía arrugar la nariz de sagrado; reconoció el agarre busco en su cabello y la manera en la que agarraba el cuchillo, tal y como si la escena volviera a repetirse, pero esta vez siendo él la víctima.
Era DongGun.
—Debiste apuntar mejor —jaló un poco más su cabello hacia atrás y se acercó a su oreja—. Seguro que esto si no lo viste venir, JungKookie —susurró apretando los dientes tan fuerte que JungKook juraría escucharlos rechinar entre sí.
Jaló a JungKook hacia atrás para voltearlo, haciéndolo jadear por el movimiento brusco, y comenzó a hacerlo ir de vuelta a la sala. JungKook tuvo en escalofrió al cruzar el umbral; pues vio que los tres hermanos Kim estaban ahí, inmovilizados de rodillas en el suelo por hombres que iban de negro. SeokJin permanecía encorvado, intentando casi desesperadamente lograr que su barriga de tres meses no se viera. En cambio, Jeon MinSoo estaba sentado en uno de los sofás de lo más tranquilo mientras fumaba un cigarrillo mientras sostenía una carpeta con la otra mano.
DongGun azotó sus rodillas contra el suelo, inmovilizándolo igual que a los otros; solo que JungKook seguía teniendo un cuchillo amenazando cortar su yugular.
—JungKook —llamó TaeHyung, alterado; JungKook se intentó zafar, respirando pesadamente por el miedo que lo invadía al verlos a todos tan acorralados, incluyéndose a él mismo.
Pero DongGun lo sujetó con más fuerza, pegando más el filo del cuchillo a su garganta y obligándolo a quedarse quieto; mas aun así, no dejó de mirar a TaeHyung.
—Han estado muy contentos estos meses, ¿no? —comenzó a hablar MinSoo, mirando hacia la chimenea totalmente inexpresivo—. Sin preocupaciones; sin problemas... salimos de sus mentes —se rio agriamente—. Me engrandece que hayamos salido de sus mentes porque... lo cierto es que en estos meses no les ha pasado nada —oscureció la mirada, volteando a ver a JungKook—. Pero porque nosotros lo hemos querido así, porque yo lo he querido.
JungKook sintió estremecerse cuando los ojos marchitos de MinSoo lo miraron y a su mente vinieron los recuerdos de cuando lo hicieron elegir a por quién iba a morir; sintió que su cuerpo comenzaba a sudar frio por el miedo que ya lo estaba consumiendo; porque él no iba a poder elegir, no entre ellos tres, no entre su familia.
—Pero me estoy comenzando a cansar —volvió a hablar el alfa, levantándose del sofá mientras le daba una calada a su cigarrillo—. Estoy cansado de tener unos malditos dolores de cabeza por culpa de un miserable como tú —habló con firmeza y frialdad mientras se acercaba lentamente hacia donde estaba inmovilizado—. Solo molestas, si te hubieras quedado quieto; si no te hubieras metido en lo que no te incumbe; si solo te hubieras quedado como siempre lo hacías: quieto, sumiso, callado —suspiró falsamente—, nada de esto estaría pasando —continuó caminando—. Dime JungKook, ¿De qué te sirvió enterarte de quien era tu madre en realidad? —cuando estuvo justo frente a él, se agachó para quedar cara a cara—. ¿De qué te sirvió descubrir lo que le pasó a la zorra de Suni? —sus ojos filosos no se despegaban de los de JungKook—. No te sirvió para nada, JungKook; les causaste más dolor a estos tres patéticos desde que llegaste a sus vidas —JungKook lo miraba con mucha rabia y un nudo en la garganta—. Esto del "amor" te ha ablandado mucho, JungKook; no estás siendo practico ni astuto... —chasqueó la lengua—. Que decepción —tomó su muñeca con una mano y le subió bruscamente la manga de su suéter.
Tomó el cigarrillo que descansaba entre sus labios y lo acercó a su muñeca, apagándolo en ella. JungKook hizo una mueca de dolor por la quemadura y MinSoo presionó y rotó con más fuerza el cigarrillo en la zona para asegurarse de que doliera.
Botó la colilla del cigarrillo a un lado y tomó su cara bruscamente con una mano. El olor a cigarrillo que emanaba MinSoo le asqueaba en sobremanera; asco que se intensificó por la cercanía.
—Si no te hubieras involucrado en esto todos vivirían tranquilos con sus monótonas vidas —MinSoo alzó una ceja—. Te hubieras quedado con la ilusión de haber tenido una madre que te quería y ellos nunca hubieran pensado en el fatídico final de su madre y de su pequeño bastardo —rio con una sonrisa ladina y JungKook frunció el ceño ante la última palabra—. ¿Tú pensabas que yo no sabía sobre su embarazo con Shin? —JungKook abrió los ojos más de la cuenta—. Ah, es cierto —se rio cínicamente, volteándose para ver a los Kim, quienes lo miraban atónito—. Nadie sabía que era de Hwan —bufó una sonrisa ladina—. Yo sabía de la existencia de ese feto antes de que muriera; por eso le dije a DongGun que se encargara de darle justo en el abdomen —volvió a voltearse para ver al alfa inmovilizando a JungKook—. Ay pobre DongGun, si no tuviera el brazo lastimado estaría riéndose.
Soltó bruscamente la cara de JungKook y ésta giró hacia un lado. MinSoo impulsó sobre sus piernas para levantarse, y acto seguido, TaeHyung habló con desprecio, gruñendo entre dientes: —Hijo de puta —su voz salió mucho más grave de la usual. MinSoo colocó una de sus manos en el pecho, fingiendo estar dolido con las palabras.
—Eso es muy Suni...
JungKook observó como MinSoo se alejaba un poco más de su ubicación; pensó y pensó, buscando maquinar algo rápidamente, pues era el momento perfecto para aprovechar y hacer algo para salir de ahí para sacar la pistola que tenía guardada, que por ahora parecía ser su única opción para sacarlos de esto.
Frunció el ceño al recordar quien lo estaba inmovilizando con ese cuchillo en el cuello; recordó que DongGun seguía herido en el hombro por el disparo que él mismo le había dado. El alfa apenas había dicho palabras, cosa que indicaba que debía sentirse mal, pues DongGun siempre hablaba cuando tenía oportunidad de soltar sus comentarios serpenteantes y nocivos; sin duda eso era una ventaja.
Su mente comenzó a indagar y crear una estrategia conveniente para liberarse del agarre, y la más factible era herir a DongGun.
Así que lo hizo.
Apretó lo labios antes elevar una mano para tomar la de DongGun que tenía el cuchillo, y casi al instante elevó su otro brazo, impactando su codo en el hombro lastimado del alfa y consiguiendo su cometido, pero no sin antes lastimarse el cuello con el filo del cuchillo por el movimiento brusco que hizo DongGun al soltarlo después de emitir un siseo de dolor y llevarse su mano al hombro herido.
Se levantó en una fracción de segundo y salió corriendo escalera arriba.
—¡JungKook! —exclamó TaeHyung, respirando muy agitadamente y con los ojos más abiertos de lo normal.
MinSoo gruñó de disgusto y miró muy mal a DongGun antes de tomar la carpeta sobre el sofá.
—Tú con tus hijos y yo con él —y salió corriendo escalera arriba.
DongGun se recuperó del dolor de su hombro y volteó a ver a los tres Kim con odio y altiveza. Se acercó a TaeHyung, quien parecía ser el único que no quería cortarle el contacto visual en ningún momento. Pero para su sorpresa, el que habló fue NamJoon.
—¿Por qué? ¿Por qué mataste a mamá? —NamJoon alzó la cabeza para verle—. ¿¡Qué mal te hizo ella para que la mataras de esa forma!? —comenzó a gritar alterado, molesto e impotente—. ¡La hubieras mandando lejos antes que matarla! ¿¡Por qué nos sigues haciendo daño!? ¿¡Por qué-!?
DongGun caminó rápido hacia él y lo cacheteó con tanta fuerza que el impacto de su palma contra la mejilla de su hijo resonó por todo el lugar y su cabeza se volteó hacia un lado. SeokJin jadeó, mirando con terror la escena.
—Maldito —vociferó roncamente—. Al parecer en estos meses te olvidaste de quien manda en esta maldita casa —lo miró con odio, dispuesto a más, pero se comenzaron a oír disparos provenientes de la planta de arriba.
La planta donde estaban JungKook y MinSoo.
TaeHyung jadeó, su cuerpo se aceleró a mil por hora y dirigió la mirada hacia el umbral que daba con la salida del salón, comenzando a intentar zafarse mediante sacudidas bruscas e irregulares.
—JungKook... —soltó casi en un murmullo desesperado antes de comenzar a gritar su nombre—. ¡JungKook! ¡JungKook! —sintió desgarrarse su garganta y siguió intentando liberarse.
SeokJin respiraba muy agitado, permaneciendo encorvado e intentando calmar la inquietud que lo estaba colmando.
En el campo de visión de TaeHyung volvió a aparecer DongGun, quien se agachó frente a él para verle con odio.
—Eres un estúpido —TaeHyung no esperó ni un segundo para descargar su ira en él, escupiéndole sin mayor reparo. Solo que lo único que consiguió fue un puñetazo de DongGun directo en el estómago, sacándole el aire. El alfa mayor se limpió la cara con la manga de su saco, asqueado—. Me das tanta lástima; gritando por JungKook —se rio—. Ridículo —lo miró con una diversión ensombrecida—. Por alguien que no siente nada por ti.
—Sé que mientes, no me vas a engañar, hijo de puta —dijo entre dientes, apretando la mandíbula con rabia.
—Puedo mentir en muchas cosas, pero no en esto... —miró como su hijo lo miraba sulfúrico—. Ay... mi TaeHyung se enamoró —dijo con falsedad evidente—. Tan ingenuo, tan iluso... —continuó, dándole pequeñas pero fuertes palmaditas en la mejilla a TaeHyung—. Amas a alguien que te usa, porque... —se rio, tomándole la cara con una mano—. Déjame decirte que JungKook busca lo que todos han buscado de ti: sexo y solo sexo—. Esperaré a que tú mismo te des cuenta, Taetae... —musitó, logrando que TaeHyung se estremeciera por el apodo que usó; el mismo apodo por el cual lo llamaba Suni—. Disfrutaré ver cómo te destruye pedazo por pedazo.
Unos pasos se escucharon en el lugar y todos voltearon a mirar al umbral, donde apareció Jeon MinSoo. Su cabello estaba despeinado igual que su traje; su rostro estaba rojo y su respiración era irregular. Tenía la carpeta en mano y una pistola en la otra.
TaeHyung se alarmó de inmediato, viendo la pistola con total horror.
—Nunca te había visto tan desaliñado —dijo DongGun después de verlo y reír por su aspecto.
—Vete a la mierda, Kim —bufó, guardando la pistola en un costado de su cuerpo.
—¿¡Qué le hiciste a JungKook!? —exclamó colérico TaeHyung, viendo como MinSoo se acercaba a ellos. MinSoo alzó una ceja en su dirección; sin embargo, respondió.
—Está tirado en el suelo, como la basura que es —TaeHyung estaba por decir algo más, pero SeokJin fue más rápido.
—TaeHyung, cállate por favor —casi suplicó el omega, con la voz temblando.
—Se te agradece —concordó MinSoo antes de terminar de acercarse a NamJoon para levantarlo.
—¡No! ¿¡A donde lo llevan!? —exclamó SeokJin, viendo como arrastraban a su alfa. Uno de los hombres que sostenía al omega alzó una mano para pegarle y que así que callara, pero antes de que pudiera hacerlo MinSoo siseó, llamando la atención del hombre antes de mover el dedo índice de un lado a otro con una sonrisa sádica.
NamJoon volteó a ver a SeokJin con angustia antes de que MinSoo lo sacara de la sala y lo llevara a la cocina, donde lo empujó de frente contra uno de los mesones, haciendo que NamJoon tuviera que apoyar ambas manos en la superficie para no caer.
Segundos más tarde, en su campo de visión apareció la carpeta abierta, y luego MinSoo colocó bruscamente un bolígrafo sobre los papeles.
—Agarra el bolígrafo y firma —habló con dureza, y NamJoon miró el documento, buscando con su mirada el título del mismo para comprobar de qué se trataba; pero al leerlo, la respiración se le cortó.
Era un acta matrimonial.
Paseó su vista desesperadamente hasta el borde inferior del papel, jadeando al ver la firma temblorosa de JungKook ahí. Su mente se bloqueó por un instante, cayendo en cuenta de la realidad; pero un segundo después, a su mente vino algo esperanzador que terminó por desvanecerse con las palabras de MinSoo:
—No pienses ni siquiera en los libros del registro civil para determinar legalmente el matrimonio, porque recuerda que tengo hombres por todos lados, Kim —recalcó, haciendo a NamJoon desechar la única esperanza que le quedaba por el momento—. No tienes para dónde agarrar, esto es lo que quiero y es lo que obtendré. Firma —exigió con fuerza.
Pero NamJoon no hizo nada, pues por su mente no dejaban de pasar SeokJin y su futuro bebé; no podía hacerles eso, tenía que encontrar algo a lo que aferrarse.
—Firma, maldito imbécil, o yo mismo moveré a mis hombres para que no vuelvas a ver a tu amado novio, ni tampoco a tu hijo en este preciso instante —dijo entre dientes, muy cerca de su oído y casi como un susurro maquiavélico. NamJoon sudó frio y sintió como los cabellos de su nuca se erizaban por el pánico a que algo les pasara a SeokJin y al bebé, de que MinSoo sabía la existencia—. Desde que vi supe de su embarazo; la manera en la que se cubre la zona y se encorva para que nadie lo mire... —sonrió de lado, con rabia—. Eso fue muy obvio para mí —oscureció su mirada, y NamJoon podía casi jurar sentir su mirada matadora en su nuca a pesar de no poder comprobarlo—. Firma ahora o te arrepentirás de por vida
Por la piel de NamJoon casi caían gotas de sudor por el estrés el desasosiego que estaba apretujando su pecho con fuerza. Terminó por cerrar los ojos y suspirar con algo de fuerza, acabado; volvió a abrirlos, viendo directamente el papel.
Puso su firma ahí.
MinSoo se alejó un poco, aplaudiendo con una gran sonrisa sádica antes de hablar con cinismo: —Felicidades por su casamiento. Ahora somos familia —soltó varias risitas antes de tomar la carpeta y salir de la cocina.
NamJoon esperó un rato antes de reaccionar, golpeando la encimera con rabia antes de apoyar sus codos sobre el meso y jalar su cabello con impotencia y desesperación.
Pensó en SeokJin, pensó en que tenía que decirle todo lo que había ocurrido; pero antes tenía que hablar con JungKook, necesitaba saber qué hacer, al menos saber algo a lo que poder decirle a SeokJin que se aferrara, porque era consciente de lo mal que se pondría su omega al enterarse de todo lo que acababa de ocurrir.
No sabe cuánto tiempo estuvo ahí, pensando en todo lo que pasó; pero volvió en sí y alzó la cabeza, dispuesto a buscar a JungKook, pero en al voltearse vio como SeokJin se acercaba, mandando al traste todo su plan.
—Ya se fueron —informó con voz bajita antes de prácticamente lanzarse a él para abrazarlo—. ¿Te hizo algo? —se separó y lo miró con miedo, queriendo comprobar que estuviera bien, más su cuerpo se relajó y un suspiro de alivio salió de sus labios cuando NamJoon negó—. ¿Por qué te trajo acá? ¿Qué quería? —preguntó, buscando casi con desesperación saciar las dudas tan ahogadoras que tenía.
NamJoon suspiró, sentándose en una de los taburetes de la cocina, frustrado y estresado; sin embargo la atención de ambos pasó a TaeHyung y JungKook, quienes entraban en la cocina mientras el mayor abrazaba suavemente a su novio desde un costado y depositaba algunos besos en su pómulo para buscar hacerlo sentir mejor.
Pero TaeHyung permanecía demasiado preocupado por JungKook, quien parecía ido, como si estuviera demasiado sumergido en mente mientras miraba a la nada, sin enfocar siquiera sus ojos, los cuales estaban hinchados y algo enrojecidos, signo de que estuvo llorando.
SeokJin caminó preocupado hacia JungKook, tomándole suavemente de ambos brazos antes de hablarle—. ¿Estás bien? —preguntó sobándole los brazos y logrando que JungKook enfocara su vista en él solo para asentir, pero sin decir palabra alguna.
—¿Qué fue lo que pasó? ¿Para que vinieron? —preguntó TaeHyung, mirando a JungKook al igual que SeokJin, pero el menor bajó la cabeza sin dar respuesta. Ambos Kim miraron a NamJoon casi de inmediato, quien tenía la cabeza gacha, no sabiendo bien cómo responder, y tampoco teniendo ánimos para hacerlo. TaeHyung y SeokJin comenzaron a desesperarse porque ninguno de los dos respondía nada, hasta que...
—Nos casaron —habló JungKook de repente, haciendo que SeokJin y TaeHyung voltearan a verlo sorprendidos y horrorizados. NamJoon miró al suelo con más ímpetu, apretando sus puños en un poco.
—JungKook —dijo TaeHyung casi sin aliento.
Estaba completamente choqueado y su pecho dolía. Se separó del abrazo y miró con más intensidad a JungKook mientras por su mente pasaban los recuerdos de como al principio solo le preocupaba NamJoon, pero ahora todo era tan diferente; ahora no quería que ambos se casaran no solo por la felicidad de su hermano, sino por la de JungKook, al omega que amaba cada día más.
JungKook volteó a verle, resistiéndose a romperse cuando vio que su novio tenía los ojos llorosos; colocó su vista en el suelo.
—¿Qué? —murmuró rotamente SeokJin, mirando a NamJoon con la esperanza de que tuviera otra respuesta que refutara la de JungKook, pero el alfa seguía cabizbajo y con los hombros caídos; SeokJin sintió una gran peso oprimir su pecho—. ¿Cómo que se casaron? —preguntó con voz temblorosa, pero ya estaba cerca de su límite y se alteró de más—. ¡Pero contéstenme, maldición!
—Jin cálmate —pidió NamJoon, mirándolo y tomando una de sus manos—. Cálmate, es malo para el bebé...
—Pero contéstame... —casi suplicó mientras unas ganas inmensas de llorar venían a él—. ¿Cómo que los casaron?
—Jin, no tuve otra opción —dijo NamJoon, negando afligido con la cabeza—. No podía decir que no
—¿¡Por qué no!? —preguntó más alterado el omega, destrozado. NamJoon no respondió.
—JungKook, vámonos —le dijo TaeHyung al omega, quien lo miró.
—TaeHyung...
—No, nos vamos —tomó una de sus manos y ambos salieron de la mansión.
JungKook tenía un nudo en la garganta, pero estaba usando todas sus fuerzas para controlarse y evitar que lo devastado que estaba se notara. No podía dejar que se notara, no podía.
TaeHyung se volteó una vez ambos estuvieron afuera, y pegó su frente a la de JungKook muy suavemente.
—Para terminar la noche quería llevarte a un lugar y que hiciéramos el amor ahí... —habló en tono suave—. ¿Aun así quieres ir?
JungKook lo miró algo decaído y asintió despacio, tomando el rostro de su novio con ambas manos muy suavemente antes de acariciar sus mejillas con los pulgares.
—Te amo y esto no nos puede separar, ¿bien? —quiso decir TaeHyung, acariciando su cintura mientras JungKook solo suspiraba.
—Dios mío, NamJoon, contéstame de una vez o me voy a volver loco, me va a dar algo
—Lo saben, Jin —soltó finalmente, captando totalmente la atención de su asustado novio. NamJoon alzó la vista hacia él, viéndolo con dolor y angustia—. Saben que esperamos un bebé —SeokJin soltó un alarido ronco de impresión mientras colocaba una de sus manos en su barriga, abriendo los ojos un poco más de la cuenta—. Me amenazaron con hacerles daño a ambos; no podía negarme, Jin —suspiró intranquilo—. Yo no quería hacerles esto... —negó—. Tengo miedo de que les pase algo
SeokJin se sentó en uno de los taburetes luego de marearse por tanta información y a causa del bebé.
—Lo notaron en ti... Jin, yo no podía jugar con algo así, ni hacerme el valiente —dijo casi rogando por ser entendido—. Lo hicieron con mamá, lo pueden hacer contigo —se acercó al omega, quien quería largarse a llorar de la impotencia y frustración que estaba sintiendo, pero se limitó a soltar un sonido frustrado.
—Los odio, los odios, ¡los odio! —gritó el omega, exasperado. NamJoon se levantó del taburete para acercarse más al omega y tomarle ambas manos.
—No voy a dejar que esto arruine todo el futuro que quiero tener contigo, Jinnie
—Deja de prometer cosas —sonrió con tristeza—. Me lastiman
NamJoon apretó los labios entristecido y colocó una mano en la nuca del omega para atraerlo a un abrazo que el omega correspondió luego de recostar su mejilla en el hombro de su alfa.
Le dio un casto beso en el hombro antes de decir: —Te amo a ti y al bebé, nunca dudes de eso —le dijo NamJoon, inhalando suavemente el aroma de ambos en SeokJin a causa del embarazo.
—Yo también te amo —contestó SeokJin, aferrándose a él y cerrando los ojos.
Ahora todo se veía difuso y gris, como un cuadro sin color borrado por gotas de agua, tanto para la pareja que iba directo a profesarse amor mediante caricias tersas, como para los que sufrían en silencio un junto al otro, deseando que el futuro no fuera tan cruel como para deshilachar toda su felicidad.
Incluso una noticia tan feliz como lo era la venida de un nuevo integrante de la familia, se veía opacada por toda la acaparadora angustia del momento.
Todos deseaban que las desgracias que vivieron y estaban por vivir no pasaran a ese pequeño ser que venía en camino, y que pudiera disfrutar de risas, felicidad y amor antes que gritos, tristeza y odio.
La batalla del amor nunca será fácil; muchos se pierden a mitad del camino, mueren en batalla o solo se rinden. La vida no es un cuento de hadas y no siempre se obtendrá un final feliz, pero hay que ser fuertes para batallar por amor a pesar de que jamás habrá un resultado predecible.
Pero lo que sí es seguro, es que esto solo marca el comienzo del fin.
Nota:
Oficialmente empieza uno de los arcos más duros de la historia. Preparen sus cajitas con pañuelos porque se viene el sufrimiento intenso 🤧🤧
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