74. El comienzo del fin pt. 1

TaeHyung se removió sobre la cama, estirando uno de sus brazos a un lado para abrazar a JungKook, pero frunció el ceño automáticamente al no sentir que su mano tocaba el cuerpo del menor.

Se impulsó sobre sus brazos para levantarse, abriendo los ojos en el proceso para percatarse con total seguridad de que su novio no estaba a su lado en la cama.

Volteó su cuerpo hacia un lado para tomar su teléfono y revisar la hora. El brillo de su celular chocó con sus ojos cansados y tuvo que entrecerrarlos para no encandilarse a pesar de que el brillo no era tan fuerte. Enfocó su visión y se extrañó al ver la hora; pues eran las tres de la mañana.

Demoró un poco en agarrar fuerzas para levantarse de la cama y salir a la sala de estar del apartamento, donde pudo ver a JungKook en la cocina, tarareando mientras su cuerpo se movía suavemente de un lado a otro y su concentración estaba sumida en el plato que preparaba.

—¿Qué haces?

JungKook levantó la cabeza al oír la voz de su novio llamarle y lo miró con una expresión de sorpresa.

—¿Te desperté? —preguntó el omega, pero TaeHyung negó suavemente con una sonrisa pequeña en los labios, y se acercó hacia la cocina para ver qué era lo que hacía.

—¿Estás cocinando a esta hora? —inquirió una vez estuvo junto al omega.

—Sí, me desperté por el hambre —asintió, volviendo a ver el plato frente a él—. Quise comer algo dulce, así que estoy haciendo fresas con crema

Y efectivamente, cuando TaeHyung observó el plato más a detalle, pudo verlas muy bien; pero no solo eran fresas con crema; también tenía trozos de pastel y sirope de chocolate encima, cubriendo todo con el denso y dulce color café.

—¿Quieres? —inquirió, pero TaeHyung no tuvo de tiempo de responder cuando el omega ya estaba metiéndole una cucharada a la boca.

TaeHyung arrugó la expresión cuando sus papilas gustativas sintieron todo el dulce del postre; demasiado dulce. Cerró sus ojos cuando tragó dificultosamente, y abrió uno de ellos solo para ver que el omega no solo se había preparado un plato normal, sino uno hondo.

Pero el omega había empezado a comer tranquilamente, disfrutando del sabor y pasando por alto el sabor tan empalagosamente dulce.

JungKook tomó el plato y se fue a sentar en uno de los sofás de la sala como si nada, viendo a un punto fijo en la habitación mientras masticaba.

—Puedes ir a dormir mientras como —propuso el omega, más TaeHyung caminó un poco hasta llegar a la sala.

—Come en la habitación, no importa, pero tengo sueño... —murmuró y JungKook lo miró, levantándose mientras se llevaba otra cucharada a la boca y comenzaban a caminar juntos nuevamente hasta la recamara principal.

Cuando entraron en ella, JungKook arrastró los pies hasta sentarse en la cama semi-acostado. TaeHyung lo siguió, acostándose totalmente a su lado y acercándose para abrazarlo, y ¿Por qué no? Para acurrucarse también.

Cerró sus ojos y fue dejando que el sueño lo venciera, pero JungKook, quien seguía comiendo tranquilamente su postre, habló.

—¿Cómo le ponemos al cachorro? Tenemos que ponerle un nombre lindo. ¿Qué nombre le ponemos, Tae? —el nombrado frunció el ceño y abrió los ojos, observando como el omega tenía los ojos bien abiertos; por lo tanto, se dio cuenta de que el azúcar que estaba ingiriendo lo mantenía activo.

—Más tarde lo hablamos... —murmuró con somnolencia, volviendo a cerrar los ojos para dormir.

—Pero hay que ir pensando —volvió a hablar, llevándose una cucharada grande a la boca y TaeHyung soltó una exhalación frustrada—. Le podemos poner Copi, o quizás Dalgi porque... ¿Por qué no llamarlo como mi fruta preferida? —sonrió, pero siguió pensativo—. Aunque siento que no cuadra con él, su pelaje es oscuro con tonos claros... como una briqueta —su mente procesó sus propias palabras—. ¡Eso es! Pongámosle Yeontan —sonrió en grande, entusiasmado.

—JungKook, cállate y déjame dormir —rezongó el mayor, permaneciendo con los ojos cerrados.

—Discúlpame por querer darle nombre a nuestro hijo —refunfuñó indignado y TaeHyung bufó molesto, dándose la vuelta para poder dormir. JungKook lo miró mal, sintiéndose rechazado, ignorado; pero aun así siguió comiendo.

—¿Sabes qué? Me voy a preparar más —habló con firmeza y molestia.

TaeHyung respiró hondo, buscando paciencia en lo más profundo de su ser, y JungKook se levantó de la cama, arrastrando los pies para procurar hacer más ruido, terminando por hacer bufar exasperado a TaeHyung, teniendo que colocarse boca arriba en la cama.

Las semanas fueron pasando entre sonrisas y buenos ratos, y ahora la navidad estaba muy cerca. JungKook se encontraba tarareando alegremente por el apartamento mientras su atención de centraba a terminar de decorarlo para la fecha.

Hace unos días había logrado avanzar bastante en la decoración, pero inevitablemente tuvo que detenerse cuando TaeHyung vino a él con ganas de más que un simple beso.

Por eso ahora estaba aprovechando de que estaba libre, y de que TaeHyung aún seguía en el trabajo, para terminar de decorar todo.

De hecho, terminó hace unos escasos minutos, por lo que ahora solo se acercaban con una sonrisa plasmada en el rostro hasta llegar frente al estante que estaba junto al pequeño árbol que había armado, y con un retrato en mano.

Contenía una foto de ambos sentados en el mismo sofá de la sala donde acostumbraban sentarse para charlar durante horas cuando ambos se desocupaban de sus responsabilidades, y junto a ellos, estaba Yeontan, siendo sostenido por los brazos de ambos, aquel cachorrito que les había traído más que una sonrisa luego de la adopción, y que, de hecho, ahora se encontraba haciéndole compañía al omega mientras correteaba feliz por su hogar.

Si, hogar.

Porque JungKook sentía que finalmente pertenecía a algún lugar, por primera vez podía sentirse seguro, querido y acompañado. Ya el sentimiento de soledad que lo había acompañado desde que era un niño se había ido desvaneciendo con cada sonrisa, beso o caricia que TaeHyung le entregaba con tanta solidez y estabilidad, como si no fuera a apartarse de su lado.

JungKook por primera vez podía decir que se sentía...

Completo.

Dejó la foto sobre el estante y la acomodó, tomándose un momento para verla con detenimiento, dejándose llevar con un suspiro mientras esbozaba una sonrisa.

Yeontan hizo acto de presencia nuevamente, corriendo y ladrando hasta llegar a la puerta y sentarse frente a ella mientras su colita se agitaba de felicidad y emoción.

JungKook observó al cachorro y su sonrisa se intensificó, puesto que sabía que significaba aquello. Se acercó hasta la puerta y pronto pudo escuchar la tarjeta siendo pasada. La puerta se abrió, dejando ver a aquella persona dueña de sus suspiros.

El cachorro se levantó y no dudó en prácticamente saltar hacia TaeHyung, quien lo tomó y lo levantó, siendo recibido por la felicidad de Yeontan. El alfa sonrió por eso y levantó la cabeza, chocando miradas con su novio, quien lo veía con una pequeña sonrisa y las mejillas algo rozagantes.

—Hola —saludó TaeHyung suavemente, terminando de entrar al apartamento y cerrando la puerta tras de sí con Yeontan aún en brazos, pero sin dejar de mirar al omega.

—Hola —respondió igualmente el omega, con un tono de voz suave.

TaeHyung dejó la tarjeta del departamento encima de la mesita a su lado y caminó hasta donde estaba el omega, bajando a Yeontan, quien inmediatamente comenzó a corretear alegre alrededor de ambos.

Los dos se miraron con pequeñas sonrisas en el rostro y TaeHyung tomó su mejilla solo para bajar un poco la cabeza de su novio y depositar un dulce beso en su frente.

Luego, JungKook envolvió el torso del alfa en un abrazo y recostó su mejilla en el hombro de su novio, quien no dudó en abrazarlo de vuelta.

—¿Cómo te fue? —preguntó bajito el omega, a lo que TaeHyung respondió luego de distanciarse solo un poco del abrazo.

—Ya terminé las cosas que tenía pendientes por ahora, mañana tendré el día libre —informó acariciando su cintura.

—Me alegro —sonrió el grande y guio a TaeHyung hacia el árbol que había decorado mientras el mayor le abrazaba la cintura con un brazo—. Terminé de decorar todo, así quedó —y señaló el árbol con dedo una vez estuvieron frente a él.

TaeHyung sonrió hermosamente al ver la obra del omega, quien le había puesto mucho esmero a la decoración. Consistía en un pequeño árbol decorado con lazos rojos, pequeños bastoncitos, luces multicolores y muchos otros pequeños detalles junto con la estrella en el tope.

Junto al arbolito estaban dos adornos navideños, uno era de un reno, y el otro de un muñeco de nieve, que se apoyaban en un mantel de pelos blancos que simulaba la nieve.

—Te quedó hermoso —halagó el mayor, volteando a ver a JungKook a su lado, quien sonrió y le dio un pequeño beso en los labios.

TaeHyung se le quedó viendo un rato más, notando como el omega prácticamente brillaba. Y de hecho, no había sido el único en notarlo, pues los demás también se lo habían mencionado durante estas semanas.

Levantó una de sus manos para acariciar suavemente la mejilla del omega y habló: —Estás radiante —sonrió suavemente, observando como JungKook se arrimaba a su tacto, frotando un poco su mejilla en la palma de su mano sin siquiera cortar ni la sonrisa ni el contacto visual de ambos—. Nunca te había visto sonreír tanto como en estas últimas semanas... —dijo encantado.

JungKook cerró los labios, haciendo esa mueca sonriente que se estaba acostumbrando a hacer. Lo guio a la cocina a pasos lentos en medio de aquel abrazo y TaeHyung comenzó a hablar mientras iban de camino.

—¿Cómo te fue en la universidad?

—Bien, me conseguí con Sehun —comentó JungKook, casi llegando a la cocina—. Su familia tiene una empresa de arquitectos; es la competencia de MinSoo —soltó una pequeña risa.

—No me acuerdo de él —comentó TaeHyung, viendo como JungKook comenzaba a servir en dos tazas algo de helado.

—Luego te lo presentaré —habló el omega, terminando de servir—. Conocí a un ex-puto tuyo también —TaeHyung lo miró, haciendo una pequeña mueca con los labios—. Resulta que ya está en boca de todos que mi alfa es el omega de los Kim —ambos comenzaron a caminar hasta el sofá y ambos se sentaron—. Algunos me llegaron curioseando, pero otros omegas y algunas betas llegaron a tirarme insultos porque les quité lo que jamás tuvieron —se rió—. Entre esos, tu ex-puto —JungKook lo miró luego de masticar un poco del postre—. Mucha gente te conoce ahí... ¿Acaso estudiaste en mi universidad y nunca te noté?

—Yo no estudié en Corea —JungKook volteó a verle junto con el plato, alzando ambas cejas con interés mientras se llevaba un bocado a la boca—. Estudié en Nueva York, en Columbia —se llevó un poco de helado a la boca.

—Oish, perdón —alzó ambas cejas y meció su cuerpo de un lado a otro para darle más énfasis, a lo que TaeHyung rió—. Entonces... ¿Por qué Nam si estudió acá y tú no? —preguntó, comiendo un poco más de helado.

—Porque Nam estaba empezando algo con Jin y pues no lo quería dejar solo con mi padre —explicó, comiendo un poco de helado y tragando después para volver a hablar—. Y creo que también porque mi padre me quería lejos —continuó—. Conocí a YoonGi ahí

—¿Siempre fue así de obstinado? —inquirió el omega, levantando su cuchara para llevársela a la boca.

—Era incluso peor, pero se fue ablandando con la edad —contó, seguido de risitas de ambos.

Ambos terminaron de comer el helado entre conversaciones triviales que les sacaron varias risas.

—Tengo hambre, voy a servirme más —comentó, viendo su propia taza vacía mientras se levantaba. TaeHyung lo miró raro y JungKook levantó la vista hacia él, frunciendo el ceño—. ¿Qué? ¿Por qué me miras así?

—Ya te falta poco para rodar —JungKook abrió los ojos más de la cuenta y lo miró con severidad.

—¿Me. estás. diciendo. gordo. Kim TaeHyung? —su ojo palpitó.

—Te vas a poner gordo si sigues comiendo así, siempre tienes hambre

JungKook tomó un cojín del sofá y se lo tiró con tanta fuerza y rapidez que TaeHyung realmente no lo vio venir. TaeHyung lo miró con sorpresa y algo de incredulidad.

—Me comeré la nevera entera si me da la gana, hijo de puta —habló entre dientes, comenzando a caminar hacia la cocina—. Yeontan nunca me dirá gordo, así que ven, Yeontan.

Y el cachorro, que andaba jugando con sus juguetes, salió trotando hasta seguir a JungKook hacia la cocina.

Intercambiaron unas últimas palabras antes de que la reunión con sus superiores culminara. Ahora todos se encontraban saliendo por el pasillo del edificio para ir a sus respectivas casas porque en breves sería veinticuatro de diciembre.

Suni caminó tranquilamente hasta la primera puerta, pero antes de que pudiera cruzarla, su compañero y mejor amigo —quien la había acompañado todo el tiempo que entró en el Centro de Inteligencia—, enroscó uno de sus brazos en el propio y se acercó a su oído para susurrarle mientras caminaban lentamente.

—Hay un tipo buenísimo esperándote afuera —habló el beta, haciendo reír a Suni—. Mide casi dos metros, pelo negro y tiene puesto un traje que parece salido de una alfombra roja —siguió murmurando, pero Suni ya tenía más que claro de quien hablaba.

Al salir hacia el pasillo, pudo ver a Shin recostando su espalda en pared, con sus brazos cruzados; pero al verla a ella, inmediatamente se enderezó y soltó sus brazos mirar a Suni con una sonrisa que ella no dudó en esbozar también.

—¿No me lo vas a presentar? —susurró el beta, intercalando su mirada entre ambos, quienes parecían sumidos en su propia burbuja.

Suni caminó hasta colocarse al lado de Shin y enroscar su brazo en el del alfa, abrazándolo.

—Él es Shin Hwan, mi futuro esposo —contestó Suni, alzando su mano que portaba un visible anillo de compromiso.

El beta la miró totalmente desconcertado y confundido, intentando procesar lo que estaba pasando, terminando por hacer una mueca muy extraña.

—Pero... llevamos como tres semanas aquí... ¿Cómo es que...? —movió su cabeza para intentar espabilar y miró a Suni—. Amiga, dame tu secreto —Suni sonrió.

—Bueno, si te enamoras desde joven, y después te haces el muerto por unos años más, luego cuando vuelvas puede que esa persona te siga amando —sonrió en grande, dejando más confundido al beta— ¡Bueno, ya nos vamos! —arrastró a Shin hacia la salida, poco a poco dejando atrás al beta, quien cuando reaccionó, los miró alejarse y gritó.

—¡Espero que me invites a la boda!

Shin y Suni salieron del edificio y caminaron tranquila y alegremente por el estacionamiento hasta llegar al auto, donde cada uno tomó un lado, y antes de subirse, comenzaron a hablar.

—Mañana es día libre; si tenemos suerte, nada pasará —dijo Suni y ambos abrieron sus puertas para luego subirse—. Si llega a pasar algo, lo resolveré —continuó mientras los dos se colocaban los cinturones de seguridad.

Shin arrancó el auto a los pocos minutos, y comenzaron a avanzar por las calles nevadas que poco a poco se iban oscureciendo por la hora.

—Ya casi es navidad y no has querido buscar a tus hijos... —comentó Shin, volteando unos segundos para mirar a Suni, quien miraba fijamente hacia adelante, haciendo una mueca amarga después.

—Quiero acabar con esto primero —respondió algo bajo.

—No vas a poder hacerlo así de rápido y lo sabes...

La omega suspiró y lo miró antes de responder aquello también: —Aún no me siento lista... —confesó, ganándose una mirada corta de parte de Shin, quien tuvo que concentrarse en el camino—. Tengo miedo a que me odien por abandonarlos —bajo la mirada.

—Tú no los abandonaste porque quisiste, Suni —habló el alfa—. Ellos entenderán

—Me protegí a mí misma pero no los protegí a ellos —su voz se notó amarga y entristecida al igual que su expresión—. Yo si fuera ellos, me odiaría... —suspiró pesado—. Prefiero que crean que estoy muerta... por ahora

Shin le tomó la mano y la acarició, queriendo poder abrazarla en ese preciso instante. Se volteó para verla con aflicción, deseando que todo mejorara, a pesar de que realmente no sería así...

MinSoo se colocó la camisa y comenzó a abotonarla mientras se veía en el espejo en la pared donde estaba la cómoda. Peinó su cabello hacia atrás, creando ese aspecto formalmente tenebroso que portaba todo el tiempo.

DongGun salió del baño tosiendo, con una toalla en los hombros y otra en la cintura.

—Vístete, vamos a salir —terminó de acomodar su cabeza y su cabello, apuntando hacia la cama, donde había dejado un traje para el contrario.

—No voy a salir con esta mierda —levantó el traje y lo vio con desagrado, pero MinSoo lo miró con severidad a través del espejo mientras se colocaba su saco.

—No voy a esperar por ti más tiempo, te vas a poner eso —sentenció, haciendo que DongGun virara los ojos y comenzara a vestirse con molestia, pues las palabras de JungKook seguían golpeando su cabeza con frecuencia e insistencia.

—¿Puedo saber a dónde mierda vamos a salir en esta fecha?

—Vamos a una cena familiar navideña —se limitó a responder, a lo que DongGun alzó una ceja mientras terminaba de colocarse el saco con algo de dificultad por su hombro herido.

MinSoo tomó la carpeta que había dejado sobre la mesa y se la mostró a DongGun, quien miró su contenido y una sonrisa maquiavélica se formó en su rostro de lado a lado.

—Ya entiendo a dónde vamos —comprendió DongGun y MinSoo sonrió de lado para luego cerrar la carpeta en un solo movimiento—. Recordaremos este día por siempre

MinSoo le pasó por un lado y oscureció la mirada, elevando su torso imponentemente antes de salir finalmente de la habitación.




Nota:

¿Se dieron cuenta de que TaeHyung ablandó a JungKook con tanto amor? Ahora ya no es un loquito!! jaajajajJAJAJA

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