68. «Lo que te digo es cierto»

Había pasado un día desde que el celo de JungKook había comenzado, y en la mañana de hoy, el sonido tan distintivo de la cámara capturando fotos resonaba suavemente por toda la habitación del apartamento. Las ventanas estaban abiertas y el sol impactaba sobre las sábanas y sobre la piel desnuda del omega, pintándola de un cálido color naranja amarillento.

TaeHyung era el que sostenía la cámara que apuntaba directo a JungKook, quien era cubierto escasamente por las sábanas blancas de la cama. El omega estaba durmiendo plácidamente boca abajo, con la espalda descubierta y los brazos bajo la almohada. Su trasero y parte de sus muslos estaban tapados por la delgada sábana.

El sol no pegaba en el rostro del omega, ya que la sombra que había generado la estructura de la habitación lo impedía con éxito, permitiendo que el omega pudiera seguir dormido a pesar de ya haber amanecido.

Tenía marcas de chupones y pequeñas mordidas en todo el trayecto desde los hombros hasta el cuello y la nuca, y TaeHyung no podía decir que no le gustaba eso, puesto que realmente le encantaba que JungKook estuviera en celo, porque podía hacerle las marcas que se le diera la gana sin que JungKook le recriminara nada.

Y gracias a la belleza que el omega irradiaba haciendo una acción tan cotidiana como dormir, TaeHyung no pudo controlarse a tomarle unas cuantas fotos desde diferentes ángulos. Incluso le tomó algunas que captaban tan solo su rostro sereno.

Cuando creyó ya haber tomado una cifra conveniente de fotos, dejó la cámara sobre una de las mesitas de noche y caminó a la cama, subiéndose encima de ella para acercarse al cuerpo del omega.

Empezó a depositar suaves besos desde la parte superior de su espalda, subiendo a sus hombros y por su cuello hasta detenerse sobre su oreja. JungKook se retorció por las cosquillas en su oreja y fue despertando de a poco.

Lo que TaeHyung no se esperó fue que el omega se diera la vuelta con algo de brusquedad, ocasionando que después de la sorpresa, TaeHyung terminara cayendo al suelo por el movimiento.

JungKook se sentó en la cama, parpadeando repetidas veces con el ceño fruncido y los ojos casi cerrados por el sueño.

—¿TaeHyung? ¿Dónde estás? —preguntó a la par que miraba a ambos lados, sin dejar de fruncir el ceño.

—Aquí abajo, mi cuchurrumin —dijo en medio de un quejido, con voz de broma.

JungKook parpadeó unas cuantas veces hasta que pudo enfocar mejor y se asomó a un lado de la cama, viendo como TaeHyung estaba tirado boca arriba en el piso, mirándolo.

—¿Qué haces ahí? —pregunto el omega, viéndole aún medio dormido.

TaeHyung lo observó con desdén.

—Es que me pareció bonito el piso —dijo antes de jalarle la sábana que lo cubría.

—Dame, tengo frío —dijo medio dormido, jalando la sábana de vuelta. Pero TaeHyung volvió a jalarla y estuvieron en una lucha que logró que JungKook espabilara un poco más gracias al forcejeo—. No me agites tanto que me duele el culo

TaeHyung exhaló una risa y se sentó en el piso, tomando de los brazos al menos para jalarlo al piso con él, haciendo que ambos cayeran de espaldas al suelo, juntos.

JungKook soltó unas cuantas carcajadas sinceras, echando su cabeza ligeramente hacia atrás y mostrando su dentadura.

TaeHyung alzó un poco la cabeza para observar mejor al omega y terminó sonriendo al darse cuenta de que el omega se estaba riendo libremente por primera vez, sin que la causa fuera los nervios y la ansiedad.

Pudo notar aún más hermosa su sonrisa, y sonrió más al notar como los ojos del omega se achicaban y generaban unas lindas arrugas en ambos costados de sus ojos grandes.

JungKook menguó su risa al rato, pero su sonrisa no se fue en ningún momento. Ya más calmado, se subió boca abajo encima de TaeHyung para abrazarlo, y TaeHyung no tardó mucho en corresponder.

Pero JungKook comenzó a frotarse en él y TaeHyung hizo una cara rara, mirándolo.

—Me duele el pene —dijo TaeHyung, y JungKook alzó la vista hacia él.

—Si quieres me haces un oral, o me metes dedos —se frotó un poco más—. O si quieres hacemos un 69 también

TaeHyung lo miró incómodo, sosteniendo sus caderas para que dejara de frotarse.

—No me gusta el 69

—Sí, ¿Verdad? A mí tampoco, es como que te ahogas —asintió JungKook, de acuerdo.

TaeHyung se rió un poco, porque JungKook se estaba comportando muy raro. Las risas se contagiaron a JungKook, y ahora ambos comenzaron a reír dulcemente.

—Si te duele, le doy un beso y ya.

El mayor volvió a reírse y lo abrazó un poco más mientras JungKook mantenía su gran sonrisa.

—En ese caso —ambos se miraron, sonrientes—. Me duelen los labios

JungKook sonrió y se acercó a él para darle un corto beso en los labios. Volvieron a abrazarse y se quedaron así por un buen rato hasta que TaeHyung habló.

—Tienes que tomarte la pastilla —dijo suavemente mientras acariciaba su cintura, sentándose con JungKook aun encima.

Estiró su brazo hacia la mesita de noche y tomó el vaso de agua y la pastilla que ya había puesto ahí antes de comenzar a tomarle fotos al omega.

—No hay que traer bendiciones —dijo el alfa mientras le entregaba ambas cosas al omega, quien soltó una risita y se tomó la pastilla con un poco de agua.

Después, TaeHyung tomó de nuevo el vaso y lo colocó sobre la mesita de noche.

—Vamos a desayunar, tienes que ir a la universidad y yo al trabajo —dijo el mayor mientras peinaba un poco el cabello despeinado del omega—. ¿Qué quieres comer? —y eso fue lo único que necesitó JungKook para poner una cara pervertida—. ¡JungKook! —ambos empezaron a reír.

—Pero eso es lo más bueno que hay —dijo, imitando lo que el mayor había dicho hace tiempo. Volvieron a reír, y así fue toda su mañana, hasta que inevitablemente tuvieron que separar caminos.

Cuando el horario en su universidad terminó, JungKook fue directo a las oficinas de las empresas Kim, pidiendo la ubicación de una en particular, a la cual entró sin reparos, sentándose como si nada frente al escritorio.

HoSeok alzó la vista, viéndolo con extrañeza, y poco después, JungKook pasó de un rostro serio, a uno con una sonrisa.

—Hola —dijo el omega menor.

HoSeok frunció el ceño.

—Em... ¿Hola? ¿Cómo estás? —habló el omega rubio, notando que el aroma de JungKook era más intenso que las otras veces que lo había visto.

JungKook suspiró pesado, acomodándose mejor su espalda en la silla.

—Mira, saltémonos todo esto, voy a ir directo al grano —lo miró—. Veo que te llevas bien con mi alfa, me han dicho que se pasan las jornadas de trabajo juntos.

—¿Tu alfa? —lo miró raro—. Em... Y si, trabajos juntos, siempre —recalcó, firme.

JungKook asintió, sonriendo mientras con la lengua empujaba su mejilla interna.

—Sí, es mi alfa —dijo, intentando ignorar lo último.

—Si no hay marca, no es tu alfa —HoSeok alzó una ceja.

—¿Y si te dijera que ya me ha marcado? —contestó JungKook, despegando su espalda de la silla. HoSeok achicó los ojos—. El día que nos encontraste juntos, TaeHyung me marcó —dijo, levantando ligeramente la barbilla.

—Pensé que te ibas a casar con NamJoon —dijo HoSeok, viéndolo mientras se cruzaba de brazos y apoyaba su espalda en su silla.

JungKook bufó una risita.

—Que ridiculez —dijo—. No creo que me llegue a casar con él, pero de ser ese el caso, hay muchas relaciones que son así —alzó los hombros.

—Qué poco ético —HoSeok lo miró con desaprobación.

—Poco ético es andarle coqueteando a tu jefe teniendo en cuenta que ya tiene omega —contraatacó, sin pelos en la lengua y HoSeok lo miró mal—. No soy nadie para exigirte que te alejes de mi alfa, pero si puedo exigirte que respetes mi relación con él, y que dejes de intentar llevártelo a la cama —lo miró serio—. No pierdas tu tiempo, porque si de algo estoy seguro, es que TaeHyung solo tiene ojos para mí, y no se va a fijar en ti jamás —dijo, firme.

HoSeok estaba a punto de responder aquello, pero la puerta fue tocada y luego abierta, dejando ver a TaeHyung, quien alzó las cejas al ver a su novio ahí.

—¿JungKook? —se adentró a la oficina y JungKook se levantó con una sonrisa.

—TaeHyung —dijo mientras se acercaba a él para darle un abrazo que TaeHyung correspondió.

—¿Qué estás haciendo aquí? —habló TaeHyung, separándose un poco del abrazo para verlo.

—Vine a verte, pero primero me encontré con HoSeok y estábamos hablando de lo felices que somos tú y yo, ¿Verdad, HoSeok? —dijo con una gran sonrisa, volteándose para mirar a HoSeok, quien mostró una sonrisa claramente fingida.

Y TaeHyung supo inmediatamente lo que se refería su omega, teniendo que mirar a HoSeok con una mueca de disculpas.

JungKook tomó la cara de TaeHyung con ambas manos y unió sus labios en un beso algo intenso. Pero TaeHyung lo tomó de los brazos y lo separó con suavidad, sintiendo algo incómodo puesto que sabía que JungKook no lo besaba en frente de HoSeok solo porque estaba en celo.

Pero como el omega no estaba muy lejos de él, puso olfatear su aroma a cerezas y chocolates, que comenzaba a hacerse más notorio.

—JungKook, estás oliendo mucho —le dijo cuándo el omega se abrazó a él y ocultó su cabeza en la curvatura de su cuello—. Lo mejor es que no estés aquí —dijo, acariciándole la cintura—. Vamos a buscar a SeokJin para que te lleve a la mansión —continuó antes de separarse del abrazo y tomar su mano—. Vuelvo el seguida, HoSeok —dijo antes de comenzar a caminar con el omega hacia el umbral de la puerta de la oficina.

—Hey, rubio Barbie —dijo JungKook antes de salir, sacándole el dedo del medio a HoSeok, quien lo miró con indignación.

JungKook rio cuando ya ambos se encontraban en el pasillo, pero se dio cuenta que TaeHyung se le había quedado mirando.

—¿Qué? —dijo, alzado los hombros, pero solo se ganó una mirada de reproche de parte de TaeHyung.

Luego de eso, TaeHyung dejó a JungKook con SeokJin, quien se lo llevó de vuelta a la mansión por petición de TaeHyung. Pero a JungKook no le agradaba esa idea, puesto que quería estar con TaeHyung debido a su celo, razón por la que ahora estaba sentado en el asiento del copiloto con los brazos cruzados y una cara de disgusto que permaneció en su rostro hasta que el omega mayor se estacionó en la mansión, negándose a bajar.

SeokJin se volteó hacia él cuando se dio cuenta de que no movía ni un músculo y suspiró.

—Hay helado de fresa en la nevera —dijo, y fue lo único que necesitó para que el omega abriera la puerta y trotara al interior de la mansión en busca del envase con el helado.

El omega mayor se quedó viendo el interior del auto, notando que olía mucho a JungKook, por lo que hizo una mueca y dejó la ventana abierta antes de bajar, para que el aroma intenso ventilara.

MinSoo estaba apoyando su espalda sobre la pared del pequeño cuarto de carpintería de la hacienda, fumando despreocupadamente un cigarrillo mientras veía como DongGun dejaba el serrucho sobre la mesa de carpintería, soltando al cuerpo sin vida descansando sobre ella.

Sus manos estaban manchadas de sangre cuando se volteó hacia MinSoo, quien alzó una de sus cejas, mirando hacia otro lado mientras le daba otra calada a su cigarrillo.

—¿Terminaste? —preguntó MinSoo, suspirando fastidiado mientras volteaba a verlo nuevamente, notando como DongGun asintió.

—Te agradezco por dejarme matarlo a mi gusto —dijo odiosamente.

—No te acostumbres —dijo secamente, mirando al cuerpo ensangrentado. Alzó una ceja, viéndolo a detalle—. Admito que te luciste esta vez —dijo, volviendo a su cigarrillo—. ¿Ya sabes cómo te vas a deshacer de las grabaciones?

—Por supuesto —dijo DongGun, tomando su pañuelo para limpiarse las manos.

—No quiero muertos, ni tampoco quiero que hagas desastres —advirtió MinSoo—. Solo recuperas los videos y te vas —DongGun lo miró de reojo cuando estaba por cruzar la puerta, pero MinSoo lo tomó del hombro para que detuviera su andar—. Y usarás una pistola, no un cuchillo.

DongGun bufó y rodó los ojos, logrando que MinSoo apretara su agarre sobre su hombro y lo mirara fijamente.

—No voy a matar a nadie —contestó el contrario, con fastidio. MinSoo soltó su hombro momentos después, y DongGun salió del lugar.

MinSoo se volteó a ver al muerto unos instantes antes de volver a darse la vuelta para irse también.

Shin estacionó su auto en el descampado donde estaban estacionados también algunas patrullas policiales. Las sirenas de las patrullas resonaban por el lugar, al igual que el color rojo y azul que emitían las mismas. Se bajó del auto y se acercó a la escena, siendo recibido por uno de sus contactos, un detective, más específicamente.

—Te voy a mostrar algo —avisó el detective, palmeándole el hombro mientras lo guiaba hacia la escena del crimen, ubicada en la pequeña casa de carpintería dentro de la hacienda.

—Qué fue lo que pasó? —preguntó Shin mientras avanzaban.

—Encontraron un cuerpo de un hombre decapitado —Shin hizo una mueca de incredulidad y repugnancia.

—¿Y eso que tiene que ver conmigo? —volvió a inquirir el alfa, mirando al detective con el ceño fruncido.

Siguieron caminando hacia detenerse frente a la puerta de la casa de carpintería, donde el detective se detuvo para mirarlo frente a frente antes de hablar.

—Era el ex-chofer de Kim DongGun —y acto seguido, abrió la puerta del lugar, dejando ver el cuerpo ensangrentado y descabezado del hombre.

Ver la escena tan sanguinaria lo dejó en shock algunos instantes, seguidos de una ola de escalofríos. El detective lo miró después, espero a que Shin saliera de su pequeño trance para mirarse nuevamente.

—¿Qué me quieres decir? —Shin tragó grueso, asqueado.

—Sabes que Kim DongGun se destaca por este tipo de asesinatos tan sangrientos —comenzó el hombre, mientras tomaba uno de los hombros de Shin para alejarlo un poco de ahí, con el fin de tener más privacidad con lo que estaba por informarle—. Estoy casi seguro de que DongGun está aquí, en Seúl —avisó—. Debes tener mucho cuidado, Shin, sabes que aquí no tengo el poder de proporcionarte la protección que necesitas.

—¿Y el Centro de Inteligencia? —habló Shin—. ¿No piensan tomar cartas en el asunto? Esto debe acabar, y pronto —el detective suspiró.

—Recuerda que el Centro de Inteligencia de los Estados Unidos, que es el que verdaderamente puede tomar este caso, necesitan permiso del gobierno surcoreano para finalmente poder hacer algo —informó—. Y el gobierno no le está tomando la suficiente importancia a todo esto como para dejar que los Estados Unidos intervengan en el territorio Surcoreano.

Shin chasqueó la lengua y se llevó las manos a la cintura, caminando de un lado a otro mientras suspiraba pesado.

—Ten mucho cuidado, puede que su siguiente paso sea ir por ti, o por el hijo de Jeon.

—No va a servir de nada que les entregues a tus superiores el video de mi omega, ¿Cierto?

El detective negó, suspirando.

—Jeon y Kim tienen a los jefes comprados, y sabes que yo solo soy un detective, no puedo hacer mucho más de lo que ya hago.

Shin bufó, exasperado, y asintió, dirigiendo su mirada hacia el detective.

—Bien, gracias por avisarme —palmeó su hombro y ambos asintieron a modo de despedida antes de que Shin comenzara a caminar nuevamente hacia su auto.

Sacó el teléfono de su saco y marcó rápidamente antes de llevárselo a la oreja.

—¿Papá?

—HoSeok —contestó de vuelta, abriendo el auto—. HoSeok, quiero que te mantengas lejos de casa, al menos de momento —se subió en el auto—. Las cosas se tornaron más peligrosas.

—¿Por qué? ¿Qué pasa?

—Kim DongGun está en Seúl y mató a un hombre, no sabemos si su plan es seguir haciéndolo, así que como medida de seguridad, no quiero que te acerques a la casa hasta que yo te avise, ¿sí?

—Está bien —contestó el omega—. Cuídate mucho, papá —pidió bastante preocupado.

—Lo haré —intentó tranquilizarlo mientras encendía el auto.

—Prométemelo —pidió, bastante inquieto.

Shin suspiró, deteniendo sus movimientos para tomar total atención a la llamada.

—Lo prometo...

Pasados algunos minutos, estacionó en la mansión de los Kim y SeokJin junto con NamJoon estuvieron para recibirlo en la puerta. Lo primero que dijo Shin luego de saludarlos cordialmente, fue decirles que necesitaba hablar con JungKook urgentemente, a lo que le respondieron que el omega se encontraba en la planta superior.

Shin comenzó a subir las escaleras luego de esa información, mientras que ambos permanecieron en la planta de abajo y se miraron cómplices.

—Deja que suba, será divertido —murmuró NamJoon, mirando como Shin seguía subiendo.

SeokJin se rio bajito y golpeó su hombro.

Shin terminó de subir las escaleras, pero al hacerlo, el aroma a JungKook golpeó sus fosas nasales, intensificado por el celo. Hizo una mueca de disgusto que se trasformó a una traumada en el momento en el cual escuchó gemidos bastante altos retumbar por el pasillo, dando alusión a que dentro de una de las habitaciones, estaba teniendo relaciones sexuales y apostaba que con TaeHyung.

Se quedó en trance unos instantes antes de darse la vuelta para volver a bajar las escaleras rápidamente, y una vez abajo, pudo ver a SeokJin y a NamJoon aguantarse la risa, haciéndole saber que lo habían hecho a propósito.

Pero Shin solo pudo pensar: Se parecen mucho a su madre... Claro, manteniendo su cara de perturbado total.

—Cómo pudiste escuchar, JungKook está en celo —comentó NamJoon mientras se limpiaba una lagrimita que había salido de uno de sus ojos gracias a la risa.

—Voy a prepararte un café para que quites tu cara de perturbado —dijo SeokJin en un intento por mantenerse sereno, pero la risa era difícil de controlar—. Así puede esperar a JungKook.

Shin asintió aun consternado y luego todos caminaron tranquilamente hasta llegar a la cocina, el lugar donde menos olor a celo se notaba, y Shin agradecía eso, porque juraría poder llegar a vomitar si lo volvía a oler tan intenso.

SeokJin le sirvió el café una vez estuvieron sentados en los taburetes frente a las encimeras de la cocina.

—El tiempo se va a pasar rápido, ya llevan ahí unas cuantas horas —comentó SeokJin, y Shin solo pudo hacer una mueca quisquillosa.

Luego de eso, se quedaron un rato ahí, momento que NamJoon no desaprovechó, decidiendo preguntarle a Shin más de su vida, ya que le interesaba conocer al que había sido básicamente la pareja de su madre.

Pero no pudieron hablar mucho más, porque pronto se escucharon pasos apresurados caminar hacia ellos. Se voltearon hacia el umbral de la puerta, donde pudieron ver a TaeHyung exasperado y con el ceño fruncido puesto que había sentido el olor de otro alfa en la planta de arriba.

Al ver Shin ahí, solo pudo respirar pesado, apretando la mandíbula.

—Shin —habló entre dientes, fulminándolo con la mirada.

Pero Shin solo pudo soltar una arcada al oler el aroma de JungKook impregnado en TaeHyung.

—¿Estás bien? —preguntó NamJoon y Shin asintió controlando otra arcada.

—Es que el olor es muy fuerte —contestó, pero TaeHyung se enfureció más.

—¿Te da ganas de vomitar el olor de mi omega? —explayó los ojos, viéndolo amenazaran, y Shin puso una cara de espanto disimulada, que se convirtió en una mueca de asco al notar como el aroma se intensificaba.

—Hola Shin —saludó JungKook, apareciendo por el umbral de la puerta. Shin solo pudo hacer una mueca parecida a una sonrisa y llevarse la taza de café hacia cerca de la nariz para inhalar solo el olor intenso del café.

SeokJin puso a NamJoon detrás de él por puro instinto, a pesar de que el olor de JungKook no hacía efecto en su alfa. Pero TaeHyung se ofuscó más.

—Maldita sea, JungKook —tomó uno de sus brazos y lo jaló hacia sí, abrazando su cintura con una mano.

—TaeHyung, ya Shin sabía que JungKook estaba el celo, pero lo había olvidado —informó su hermano mayor y TaeHyung volteó a mirar a Shin, quien asintió mientras se tapaba la nariz.

—¿Y cómo es que todos saben? —cuestionó, disgustado.

—JiMin se encargó de contarles a todos sus conocidos —contó NamJoon.

—Y lo publicó en una historia de Instagram —agregó SeokJin—. Más de 500 personas leyeron la publicación: "¡Mi mejor amigo va a pasar su celo con un alfa por primera vez!" —citó.

JungKook explotó en risas, teniendo que sostenerse el estómago.

—Ay que vergüenza —dijo entre risas, y después le dio un beso en la mejilla a su novio, para luego caminar hacia donde estaban los demás—. Jin, tengo hambre.

—Vamos a sentarnos, que ya la comida está —dijo el otro omega, y acto seguido, todos empezaron a armar la mesa, incluyendo a Shin, puesto que SeokJin lo había invitado a cenar con ellos.

La distribución de las sillas fue un tanto peculiar, puesto que en un extremo estaban sentados JungKook y TaeHyung, bastante pegaditos, mientras que en el otro extremo estaban Shin, SeokJin y NamJoon, porque no quería oler tan de cerca el olor a celo que emanaba la parejita.

Todos comenzaron a ingerir gustosamente los platos que había preparado el omega, y cuando estos se fueron acabando, Shin le dio un sorbo a su vino y carraspeó, llamando la atención de los presentes.

—Esta tarde uno de mis contactos en la policía me llevó a una escena de crimen, donde el asesinado había sido degollado —contó, mirándolos a todos—. Creen que fue DongGun —los hijos del mencionado abrieron un poco más sus ojos, atentos—. Si eso es así, quiere decir que él y MinSoo están en Seúl, y eso nos pone a todos en peligro.

—¿Quién era el hombre al que asesinaron? —inquirió TaeHyung con las cejas fruncidas, cosa que JungKook no pasó por alto, teniendo que llevarse su labio inferior entre los dientes al ver lo guapo que se veía haciendo un gesto tan común como ese.

Y NamJoon notó la acción de JungKook, haciendo una mueca mientras llevaba su vaso con jugo a su boca para darle un sorbo y luego mirar hacia otro lado.

—Era el ex-chofer de DongGun —NamJoon escupió su jugo y puso cara de espanto.

—Yo dije que merecía morir, pero.... No lo decía tan en serio —comentó, traumado.

—Entonces lo decapitó —esta vez fue JungKook el que habló, mientras se llevaba una cucharada de su comida a la boca.

—Así es —aclaró Shin, y JungKook asintió varias veces de una manera lenta.

—¿Y crees que DongGun va a venir a la mansión? —Shin asintió y JungKook limpió su boca con una servilleta, doblándola antes de continuar hablando—. Estoy seguro de que querrán recuperar los videos, e incluso lo más probable es que vengan esta noche

—Hay que esconderlos —sugirió NamJoon, pero JungKook negó.

—No, hay que dárselos —todos lo miraron—. Haré copias de seguridad y guardaré bien los videos. Así no perderemos ninguno —aseguró. TaeHyung lo apreció maravillado, y los demás no lo dejaron de ver, esperando a que continuara—. Déjenmelo a mí —sonrió.

Todos terminaron de comer luego de eso, y NamJoon le ofreció a Shin que se quedara a dormir, puesto que ahora todos estaban en peligro, a lo que el alfa mayor accedió, pero antes de que pudieran retirarse para dormir, Shin volvió a hablar.

—Hay que estar pendientes esta noche, procuren no dormir muy profundo.

Asintieron de acuerdo, yendo a sus respectivas habitaciones a descansar, y en el caso de Shin, ir a una de las habitaciones de huéspedes que SeokJin le señaló.

JungKook se aferraba a los hombros de TaeHyung, quien estaba arriba de él, embistiéndolo. Sus ojos estaban tintados en los colores característicos de sus lobos, y sus miradas chocaban gracias a que TaeHyung descansaba su frente sobre la contraria.

Aumentaron sus movimientos cuando sintieron la presión conocida en sus vientres. JungKook soltó sus hombros y TaeHyung entrelazó sus manos a cada lado de la cabeza de JungKook.

El omega tomó su rostro con ambas manos para que ambos se vieran a los ojos.

Mi amor —susurró en medio de un jadeo. TaeHyung detuvo sus movimientos y se le quedó viendo con ojos grandes e impresionados. JungKook también se le quedó viendo mientras su pecho subía y bajaba inestable.

Retomó las embestidas con un poco más de fuerza y rapidez, haciendo que más gemidos salieran de la boca de JungKook, quien movió su cara hacia un lado antes de correrse, gimiendo su nombre junto a su oreja.

TaeHyung siguió algunas embestidas más antes de también correrse en un jadeo, permitiendo que su nudo comenzara a formarse. JungKook apretó su agarre de las manos de TaeHyung cuando su rostro se contrajo y un quejido salió de sus labios.

El mayor reposó su nariz sobre la mejilla de JungKook, restregándola un poco mientras ambos respiraban agitadamente. JungKook se abrazó a su cuello y ocultó su cabeza en la curvatura del cuello de TaeHyung.

—Lo siento por llamarte así... —murmuró avergonzado, pensando que aquello no le había gustado a TaeHyung.

TaeHyung levantó su cabeza, logrando que JungKook aflojara su agarre a él y ahora ambos volvieran a mirarse a los ojos, los cuales ya no estaban pigmentados en los colores de sus lobos. Se inclinó un poco para comenzar a depositar suaves y cortos besos en la mejilla del omega, para después volver a levantar su cabeza y mirarlo a los ojos.

—Te amo —soltó, haciendo que JungKook tuviera un escalofrió que recorrió su espina dorsal de arriba a abajo.

Desentrelazó una de sus manos solo para levantarla un poco e impactarla sobre una de las mejillas de TaeHyung sin mucha brusquedad.

—No seas estúpido —habló el omega, sonrojado hasta las orejas—. Solamente llevamos un mes como pareja, no puedes decirme eso. No me digas cosas que no son ciertas...

—Primero que nada, no tenías porqué cachetearme —recalcó, suspirando—. Ahora... —levantó una de sus manos para acariciar su mejilla con el dorso de ella—. No necesité que estuviéramos juntos para comenzar a quererte. Lo que te digo es cierto —sonrió suavemente, acariciándole el pómulo con delicadeza mientras hablaba—. Yo nunca te mentiría con algo como eso... —JungKook exhaló y miró a otro lado—. No tienes que decírmelo ahora.

Le quitó los pequeños cabellos que cubrían su frente con una mano, y sintió como el nudo ya se había deshecho totalmente.

Se quedaron unos instantes así, tiempo en el que JungKook procesó la información, abrumándose un poco. No se sentía listo para dar ese otro paso. A lo largo de su vida, solo había recibido los "te amo" de parte de JiMin y SangMin, pero... Él jamás se lo había dicho a nadie. Por eso se sentía tan inseguro en ese instante.

JungKook se acercó nuevamente a él para darle un beso en los labios antes de hablar.

—Vamos a dormir —TaeHyung lo miró para después asentir y salir de su interior.

TaeHyung se puso su pantalón, mientras que JungKook se puso una pijama completa en total silencio que podía definirse hasta cierto punto como incómodo, pero no completamente. JungKook caminó hasta el interruptor de la luz y lo apagó, logrando que la habitación quedara a oscuras.

Amor —lo llamó TaeHyung, y JungKook volvió a estremecerse un poco antes de darse le vuelta y caminar hacia la cama, subiéndose en ella a la par que soltaba un suspiro, para después recibir las manos de TaeHyung sobre sus mejillas, acompañadas de un dulce beso en sus labios—. ¿Me dejas abrazarte esta noche?

JungKook rio bajito.

—Tú siempre me abrazas.

—Cierto —concordó en alfa, haciendo que ambos se acostaran a modo de cucharita, descansando su brazo alrededor del omega mientras su cálidos cuerpos hacían contacto—. Quiero que sepas que te entiendo, y estoy dispuesto a esperar hasta que estés listo...

—Gracias... —murmuró el omega antes de acomodarse mejor junto a su cuerpo. TaeHyung le dio un beso en la cabeza y volvió a reposarla sobre la almohada.

—Si viene DongGun, no quiero que hagas locuras —pidió—. Puedes salir herido.

JungKook colocó su mano sobre la contraria que abrazaba su abdomen antes de cerrar los ojos.

—Buenas noches, amor...

—Descansa, amor...




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