63. «Si te pasa algo, nos pasará a los dos»
El omega inclinó su cuerpo suavemente hasta que sus labios se posaron sobre la frente del mayor, quien yacía dormido en la cama. Por un descuido, su teléfono se deslizó por su chaqueta hasta caer en la cama, pero él ya estaba saliendo de la habitación sin él.
Apenas era de mañana, por lo que JungKook aprovechó de moverse rápido e ir de camino a la casa de Shin, porque sentía que debía avisarle de lo que habían descubierto el día de ayer, ya que después de todo, ella también era muy importante para él.
En parte era consciente de que TaeHyung se iba a enfadar por su salida, ya que el alfa le manifestó que no quería que estuviera saliendo así como así porque no quería que sucediera nuevamente lo que ocurrió con DongGun y MinSoo hace unas semanas, o incluso que sucediera algo peor.
Pero JungKook era terco y siempre terminaba haciendo lo que él quería hacer.
Tomó las llaves de la camioneta y salió de camino hacia la casa del alfa.
Mientras conducía, no pudo evitar pensar en lo molesto que estaba. Molesto consigo mismo porque no se sentía triste con todo lo que estaba pasando, lo único que sentía era odio, mucho odio.
Ya estaba cansado de eso, porque ese odio no lo dejaba comprender cómo se sentían los demás. Cuanto le gustaría poder sentir esa empatía de las que todos hablan, pero realmente el solo ha sentido una pizca de ella, ya que el resto es opacado por los sentimientos nocivos que constantemente lo atormentan.
Él solo piensa en lastimar a MinSoo y DongGun, en vez de quedarse con TaeHyung y acompañarlo. Él solo pensaba en hacer daño. Destruir, exponer y hacer justicia.
No, venganza.
Él quería vengarse de ellos, quería que pagaran por todo, ya que cada vez que caminaban, dejaban una estela de desastre, muerte y destrucción a su paso. Estaba frustrado porque a veces sentía que no avanzaba, porque sentía que cada vez se les escapaban más de las manos.
Cada vez que ellos le hacían algo a JungKook, él dejaba de sentir cada vez más.
JungKook suspiró y palmeó uno de los bolsillos de su chaqueta en busca de su teléfono, pero frunció el ceño al no encontrarlo y revisó los bolsillos de su pantalón, tampoco encontrándolo.
—Como sea —dijo, sin tomarle mucha importancia por el momento. Cuando estuviera ya de vuelta en la mansión, se encargaría de calmar a TaeHyung.
Volvió a arrancar la camioneta y siguió conduciendo rumbo a la casa de Shin. Cuando llegó, Shin se encargó de abrir el portón eléctrico y posteriormente JungKook estacionó, bajándose del auto instantes más tarde.
Ambos se saludaron, y Shin lo invitó a pasar. JungKook lucía algo distraído, pues su mente ahora no dejaba de intentar maquinar cual era aquel objetivo, más volvió a la realidad cuando se hallaron sentados en el sofá del salón.
—¿Desayunaste? —preguntó Shin, viéndolo, más JungKook estuvo a tiempo de actuar, optando por negar con la cabeza—. Hice algunos sándwiches, ¿quieres? —ofreció amablemente, mas JungKook volvió a negar con una suave sonrisa de labios cerrados.
—No, gracias, así estoy bien —contestó el omega, acomodándose un poco mejor en el sofá para mirar al alfa, quien lo miró expectante—. Vine tan temprano porque creo que tú también mereces saber esto...
—¿Pasó algo? —preguntó el alfa, mirándolo atentamente. JungKook suspiró y se mordisqueó el labio inferior unos instantes antes de responder.
—Ayer nos enteramos de algo —dijo lentamente. Shin inclinó la cabeza hacia un lado.
—¿Sobre qué? ¿Pasó algo con DongGun y MinSoo?
—No exactamente... —dijo el omega.
—¿Entonces qué es? —preguntó esta vez. JungKook lo miró, sintiendo mal de tener que contar algo así.
—Encontramos una tumba... —Shin frunció el ceño.
—¿Una tumba? —JungKook asintió—. ¿De quién? —preguntó, y el omega se mordisqueó el labios nuevamente.
—De Suni...
Shin se paralizó en su lugar, no pudiendo ni pestañear del shock. ¿Cómo es que...?
—Tenía su nombre grabado en ella, junto con su día de nacimiento y el día en el que desapareció —soltó parecido a una leve exhalación.
Shin que el mundo se le venía abajo, incluso sintió como el estómago me daba un vuelco y tuvo ganas de vomitar de repente, pero se controló a sí mismo, no queriendo mostrarse así de afectado.
—Creí que merecías saberlo, de verdad siento venir a dar tan malas noticias —se disculpó con pesar, mirando al alfa—. Sé que tú la amabas y... Debe ser muy duro para ti —lo miró atentamente—. Si crees necesitar a alguien, estoy aquí para lo que requieras —aseguro, volviendo a verlo—. Queremos saber qué fue lo que le pasó, quizás tus contactos puedan tener algún tipo de información...
El alfa asintió luego de un rato en silencio, y respondió.
—Les avisaré de ser así —dijo al tiempo que volteaba a mirar a otro lado.
JungKook pensó en ese instante que a Shin no le había gustado que viniera a contarle algo así, así que se apuró a hablar.
—Perdona si no querías que te lo contara... —más Shin volvió a verle, negando con la cabeza.
—No, no, hiciste bien en venir, JK.
JungKook lo miró atento, algo sorprendido por el apodo impuesto, pero gracias a eso, sus hombros pudieron destensarse un poco y la leve presión que oprimía su pecho disminuyó. El omega asintió y posteriormente se levantó.
—Creo que ya me voy —dijo, y el alfa también se levantó.
—Te acompaño a la puerta —contestó el alfa, acompañándolo hacia ella, y una vez estuvo fuera, la cerró lentamente.
Se apoyó sobre ella con una mano e inhaló y exhaló aire pesadamente. Pasó la mano por su cara, aturdido. No podía creerlo, era demasiado despedazador. Él también tenía esperanzas de volver a verla algún día, de volver a oler su atrayente aroma, a oír su encantadora risa, o a simplemente observar su inigualable belleza.
La pérdida de esperanza era una puñalada al corazón.
Pero no podía permitirse dejarse caer, no mientras ella no pudiera descansar en paz sabiendo que los causantes de esa desgracia seguían sueltos. No podía rendirse y menos ahora.
Así que decidido se sentó nuevamente en uno de los sofás y sacó su teléfono mientras respiraba entrecortadamente.
—¿Aló? —contestaron del otro lado de la línea—. Necesito que me consigas información...
Tamborileaba el volante de tanto en tanto, conduciendo de camino a la mansión mientras el pecho comenzaba a apretársele a causa de la ansiedad que estaba creciendo en él en ese instante, puesto que no había dejado de pensar en lo que había deducido hace un rato.
Le daba vueltas y vueltas, queriendo llegar finalmente al meollo del asunto, pero no parecía algo tan cercano como se escuchaba. MinSoo era meticulosamente cuidadoso con todo, JungKook estaba seguro de que no sería fácil hacerlo caer.
Pero eso nunca lo detendría.
Una vez estacionó, se bajó y comenzó a caminar rápidamente hasta el interior de la mansión, ascendiendo los escalones que daban al piso de arriba mientras por su mente solo pasaba ir directo al baño para tomarse algunos ansiolíticos para calmarse.
Solo que, dentro de la habitación, se topó con un TaeHyung que tenía una expresión bastante molesta, a la par que preocupada.
—JungKook —dijo secamente, acercándose a él con el teléfono del omega en una mano alzada—. ¿Se puede saber dónde estabas? —dijo, alzando el teléfono en sus manos para luego tomar una del omega y colocarlo ahí. Soltó su mano y lo miró, molesto.
—Fui a casa de Shin a contarle lo que encontramos ayer —se limitó a decir.
—Aja, ¿y no se te pasó por la cabeza decirme? ¿o llevarte tu teléfono al menos? —en su tono de voz se podía notar lo ofuscado y preocupado que estaba—. Te pudo haber pasado algo, JungKook —lo miró seriamente—. Ni siquiera hubiera tenido manera de saber si estabas bien porque ya no hay marca —lo reprendió—. DongGun y MinSoo ya te secuestraron, JungKook, ¿Qué tal si te hacen lo mismo, o algo peor? Ya te había dicho que no quería que salieras sabiendo eso, creí habértelo dejado claro.
JungKook mordisqueó su labio antes de hablar.
—Pero estoy bien...
—Sí, ahora estás bien, pero yo no lo sabía y me preocupé un montón —exhaló, frustrado—. No sé qué haría si te pasara algo.
—Lo siento —se disculpó el omega, viéndolo. TaeHyung suspiró y se le acercó, viéndolo.
—Ten más cuidado a la próxima, por favor —pidió, acunando su mejilla, para luego acercarse y darle un pequeño beso en los labios—. Buenos días... —dijo, sonriendo poquito.
JungKook se acercó y lo abrazó, siendo también envuelto en los brazos del mayor.
—Buenos días —respondió contra el cuello de TaeHyung, buscando poder olerlo mejor para calmar su ansiedad.
TaeHyung notó aquello, notando que el omega no le soltaba ni tampoco se distanciaba, queriendo oler más su cuello. El alfa subió un poco más sus manos para acariciar lentamente su espalda.
—Kookie, ¿qué tienes? —le preguntó suavemente, más lo único que pudo notar fue la respiración de JungKook algo agitada. Y ahí se dio cuenta de que era la ansiedad nuevamente. Continuó acariciando su espalda en busca de proporcionarle calma, puesto que no le gustaba que se medicara—. Shh, cálmate, bebé —le dijo suavemente y le dio un suave beso en la coronilla que hizo estremecer a JungKook, quien aún no se calmaba del todo.
La puerta se abrió de repente, y ambos miraron hacia ella, viendo que se trataba de NamJoon, pero el alfa tenía ambos ojos tapados con una mano, ya que no estaba dispuesto a volver a traumarse.
—¡Sé cómo descubrir lo que le pasó a mamá! —exclamó el alfa mayor, haciendo que TaeHyung lo mirara con cara de póker por cómo se tapaba los ojos.
—¿Prefieres entrar como un payaso en vez de tocar la puerta y ya? —preguntó su hermano con desdén, mientras JungKook se separaba de su cuello y se colocaba a un lado, siendo sostenido por una mano de TaeHyung en su cintura.
—Es más dramático así —contestó NamJoon con obviedad.
Y JungKook pudo respirar aliviado, porque ya no tenían el mismo semblante triste y decaído que tenían ayer.
—Me alegro de que estén mejor —los miró a ambos.
—Fue tu ensalada, te quedó buenísima —dijo NamJoon, sonriendo hacia donde suponía que se encontraba JungKook.
Pero TaeHyung fue el único que pudo de ver la gran sonrisa que se apoderó del rostro de JungKook al instante, contagiándolo a él también y haciendo que le acariciara suavemente la cintura.
—Pónganse ropa y vengan —dijo, retirándose rápidamente aun sin destaparse los ojos.
TaeHyung y JungKook se miraron, riéndose poco después por la actitud del mayor. Poco después, ambos bajaron las escaleras, topándose con NamJoon y SeokJin, quien estaba acostado en el sofá, mientras que NamJoon estaba sentado en una de las esquinas del mismo sofá, moviendo algunos papeles sobre la mesa.
Ambos menores se sentaron en el sofá de al frente y miraron atentamente a NamJoon, quien alzó la vista para verlos, energizado por toda la cafeína que había tomado durante la noche, ya que el mayor se había quedado despierto hasta el amanecer.
—Anoche recordé algo —comenzó a explicar—. Cuando era más pequeño, recuerdo haber escuchado accidentalmente una conversación que tuvo mi padre con nuestro antiguo chofer, ¿Lo recuerdas, Tae? —miró a su hermano, quien asintió, algo confundido—. En la conversación hablaban de que quería renunciar porque no podía con la culpa. No pude entender bien el contexto porque solo escuché cerca del final —explicó, enérgico—. DongGun le hizo firmar un documento, y yo en ese entonces no lo entendía, pero... —dijo, comenzando a buscar entre los numerosos papeles sobre la mesa—. Pensé, ¿Y si esa culpa tenía algo que ver con esto? Así que estuve toda la noche buscando entre los archivos de nuestro padre para ver si me topaba con ese documento —alzó un papel—. Y lo hice —sonrió con suficiencia—. Es un acuerdo de confidencialidad. Se lo hizo firmar para que guardara silencio sobre algo, y tengo una corazonada. Luego de eso, estuve buscando lugares cercanos a los viñedos a las afueras de la ciudad, porque... ¿Recuerdas que él a veces nos mencionaba que ahí vivía su familia? —dijo, mirando a su hermano nuevamente, quien asintió, recordando—. Supuse que podría estar ahí, él debe saber algo, así que lo busqué y encontré la dirección —volteó la laptop que estaba sobre la mesa hacia ambos—. Ahí, está al norte de Seúl.
Ambos menores observaron la laptop, muy impresionados de todo lo que había conseguido NamJoon, y ciertamente algo en shock.
—En las cláusulas del acuerdo se especifica que los hechos que ocurrieron en la noche del veinticuatro de abril del dos mil cuatro deben ser confidenciales. Toma JungKook, tú eres el abogado —dijo, extendiéndole el documento a JungKook, quien lo tomó y lo leyó rápidamente.
—El tiempo de duración del acuerdo expiró hace un mes —frunció el ceño—. Ya no es ilegal que hable —dijo, subiendo la vista nuevamente.
—Pero esto no tiene sentido... ¿Por qué le pondría un tiempo de duración tan bajo? —habló SeokJin—. Si yo fuera DongGun y quisiera ocultar algo, mínimo le hubiera puesto el tiempo suficiente para que el tipo muriera sin contar absolutamente nada.
—A menos que no quisiera eso... —dijo TaeHyung, haciendo que los cuatro lo miraran atentamente—. ¿Qué tan si quería que esto se supiera? —dijo, y JungKook lo miró, encantado por las palabras que salían de su boca—. Dices que tienes la dirección, ¿no? —miró a su hermano, quien asintió fervientemente—. Entonces iremos a averiguar —dijo con seguridad, a lo que todos estuvieron de acuerdo.
—Si DongGun lo dejó irse para que ahora descubriéramos esto, puede hacerle daño al hombre —añadió JungKook, y todos se lo pensaron unos instantes. TaeHyung suspiró pesadamente.
—Si ese hombre sabe algo, tuvo que ver en esto —habló el alfa menor—. No creo que salga impune de todo esto...
—Merece morir —dijo NamJoon como si nada, y todos lo miraron con horror—. Iremos mañana —habló nuevamente.
—NamJoon, pero, ¿Y la empresa? —preguntó el alfa, puesto que todavía no se había reincorporado al trabajo desde que fue herido.
—Que HoSeok se encargue por un día de todo —dijo como si nada, con una sonrisa.
—Pero eso es mucho para él... —dijo TaeHyung, mirándolo, mientras que JungKook se le quedó viendo muy indignado.
—Ya me ha ayudado muchas veces y ya sabe mucho —respondió NamJoon—. Además, trabaja contigo todos los días —dijo, mirando de reojo a JungKook, quien volteó su cuello nuevamente hacia TaeHyung, mirándolo nuevamente con indignación.
—¿Cómo que trabaja todo el día contigo, TaeHyung? —preguntó el omega, haciendo que TaeHyung lo mirara.
Y por otro lado estaba NamJoon aguantándose la risa, puesto que había dicho aquello a propósito para hacer que JungKook se pusiera celoso.
—No es tan así —dijo el alfa, y JungKook alzó una ceja.
—¿Ah no? ¿Entonces cómo es? —dijo, algo ofuscado.
—HoSeok trabaja en la oficina de TaeHyung —respondió NamJoon antes de que su hermano pudiera hacerlo solo para meterle más leña al fuego.
Recibió una patada de parte de su omega, quien seguía acostado en el sofá porque aún se sentía mal, pero ahora estaba aguantándose la risa, al igual que el alfa.
Pero TaeHyung miraba con horror a JungKook, quien no había dejado de mirarlo con desdén.
—¿Me vas a explicar?
Ya era el día siguiente, y todos habían armado sus bolsos para el viaje que tendrían que hacer. Se supieron a la camioneta grande y comenzaron su travesía.
NamJoon era el que conducía, y era acompañado por SeokJin quien ocupaba el asiento de copiloto, pero los dos menores se habían sentado lo más atrás posible de la camioneta, en el espacioso maletero, específicamente. Y habían pasado mitad de viaje sin hacer otra cosa más que besuquearse ahí. TaeHyung acarició su cintura por sobre la ropa, descendiendo hasta su muslo y volviendo subir por su cadera y cintura mientras sus labios colisionaban a la par, disfrutándose.
Coló una de sus manos por dentro de la camiseta de JungKook, acariciando directamente su piel con su mano, haciendo estremecer al menor, quien tenía ambas manos en su nuca y se ocupaba de mover los labios a la par que jalaba suavemente los pequeños cabellos de su nuca.
Y TaeHyung lo estaba besando por una razón además de porque amaba sus labios, la cual era que quería que el menor no se sintiera ansioso en el camino. Él conocía a JungKook, y estaba seguro de que, si no estuvieran haciendo esto, estaría dándole vueltas y vueltas al tema, y terminaría alterándose, y eso era lo que menos quería el alfa.
—¿Pueden dejar de besuquearse en mi camioneta? Gracias —dijo NamJoon, lo suficientemente alto para que los menores escucharan. TaeHyung se separó temporalmente del beso para mirar la nuca de NamJoon con mala cara.
—Esta no es tu camioneta —rechistó, volviendo a mirar a JungKook para volver a tomar sus labios entre los suyos.
Y así siguiendo por un buen rato, durante el cual NamJoon siguió conduciendo mientras compartía una charla con SeokJin.
JungKook se separó un poco de sus labios, abriendo los ojos para verle, pero sin soltarle la nuca.
—¿Qué le pasó a Black? —preguntó de repente, y TaeHyung lo miró algo sorprendido.
—¿Cómo sabes su nombre? —preguntó también, perturbado.
—Yo lo sé todo —dijo, sonriendo, haciendo reír a TaeHyung, quien seguía perturbado.
—No lo he llamado más porque no lo veo necesario —contestó finalmente, acariciando su cintura—. Mientras menos personas mejor, ¿cierto? —y JungKook asintió, volviéndose a acercar para unir sus labios de nuevo.
Pasó un tiempo más hasta que NamJoon anunció que habían llegado finalmente al lugar, así que todos se bajaron, siendo JungKook el último en bajar y casi tropezando porque aún se encontraba aturdido por la tanda de besos que habían recibido. De hecho, los labios de ambos estaban bastante hinchados y rojos.
—Ya estamos aquí... —dijo NamJoon cuando ya estuvieron frente a la puerta.
Todos se tensaron, porque la verdad iba a ser relevada al cruzar esa puerta.
Finalmente iban a descubrir qué le había pasado a Kim Suni...
—Yo digo que toquemos el timbre y digamos que es una pizza —dijo NamJoon como si nada, haciendo que los tres presentes voltearan a verlo con cara de póker—. Perdón, JiMin me pasa memes...
—Como sea —dijo JungKook y tocó el timbre, sacando de repente sacó la pistola y haciendo que los otros tres lo miraran con susto.
—Pero... La pizza... —habló el mayor de los alfas, mirándolo con una mueca que bajaba la comisura de sus labios.
TaeHyung se acercó al omega, mirándolo con reproche.
—No, no, dame acá, JungKook —y le intentó arrebatar la pistola, pero JungKook le pegó múltiples veces en su mano para que se alejara, mostrando una expresión de disgusto.
—Abre —dijo el omega, apuntando hacia la puerta después de sacarle el seguro a la pistola. Se quedaron así, expectantes a algún sonido o movimiento, los cuales no tardaron en aparecer, puesto que JungKook escuchó unos pasos, seguidos de la perilla de la puerta girando y la puerta abriéndose lentamente.
Solo que los cuatro se alarmaron cuando lo primero que vieron fue una escopeta apuntándoles. Los tres Kim dieron un paso atrás, pero JungKook se mantuvo firme, reafirmando su agarre en la pistola y viendo al hombre seriamente.
—Baja la escopeta —dijo, solemne—. Si me disparas, morimos los dos —puso su dedo sobre el gatillo—. Además —apuntó con su barbilla a la escopeta—. Así no se agarra una escopeta, si disparas, mínimo te dislocas el hombro —dijo, haciendo que el hombre pusiera una mueca de espanto disimulada por los nervios que tenía a flor de piel.
Pero por otro lado, estaba TaeHyung, quien a pesar de estar siendo apuntado con una escopeta, miró a JungKook totalmente encantado.
—¿Quiénes son ustedes? ¿Los envía Kim DongGun? —dijo, mirándolos a los cuatro.
—No, venimos por nuestra cuenta —contestó JungKook, mirándolo serio—. Baja el arma.
Pero el hombre no estaba prestándole mucha atención al omega, porque ahora estaba observando a las tres personas tras el con el ceño totalmente fruncido, abriendo los ojos después.
—Los hijos de DongGun —murmuró, y acto seguido pasó a apuntarlos directamente con la escopeta, haciendo que SeokJin se aferrara al brazo de NamJoon—. Con el adoptado...
SeokJin puso mala cara y casi instantemente después, JungKook se movió, cubriendo con su cuerpo a los demás, y TaeHyung estuvo a punto de detenerlo, pero el hombre volvió a hablar.
—¿Vinieron a saldar las cuentas de su padre? —dijo, mirando hacia el omega frente a él mientras reafirmaba su agarre en la escopeta, mirándolo con desconfianza—. ¿Y tú quién eres?
JungKook alzó la barbilla.
—Adivina.
El hombre se quedó unos instantes analizando su rostro, pero abrió los ojos de par en par al reconocerlo.
—No puede ser... ¿Eres el hijo de Chaeyoung y MinSoo? —dijo, dando un paso hacia atrás—. Tienes los mismos ojos oscuros de tu madre —dijo, casi estremeciéndose.
—Sí, sí, como sea —dijo, fastidiado—. Esto no es una película de misterio, déjanos entrar.
Acto seguido bajó la pistola y empujó el hombro del hombre con el suyo, adentrándose en la casa como si nada.
—Discúlpelo —dijo TaeHyung, mirando al hombre, quien ya había bajado la escopeta—. Es muy agresivo a veces —continuó, adentrándose también, seguido de NamJoon y SeokJin.
El hombre entró también, dejando la escopeta cerca de la entrada para después cerrar la puerta e ir con ellos, viendo que ya estaban sentados en uno de los sofás del salón.
—¿A que vinieron? —dijo una vez estuvo sentado frente a ellos.
—Queremos saber qué pasó con nuestra madre —contestó NamJoon de una vez, directo al punto. El hombre instantáneamente se puso pálido y sus ojos se explayaron un poco más de lo usual.
—¿Qué es lo que saben ustedes? —preguntó el hombre, mirándolos.
—Nosotros somos los que hacemos las preguntas —rebatió SeokJin, firme, y poco después inclinó su espalda un poco hacia atrás para susurrarle al omega a su lado—. Lo vi en una película
JungKook rio suavemente ante aquello y también se acercó para responderse en un susurro.
—Te quedó muy bien —halagó, logrando que SeokJin sonriera orgullo y volviera a sentarse correctamente.
—Conseguimos un acuerdo de confidencialidad que usted firmó hace años —dijo NamJoon, mirando firme al hombre.
—Totalmente ilegal, por cierto —recalcó JungKook.
—En él se dice que usted no revelará los hechos ocurridos en la noche del veinticuatro de abril del dos mil cuatro —continuó el alfa—. Queremos que nos diga que ocurrió esa noche.
—En pocas palabras, queremos saber qué fue lo que le pasó a nuestra madre el día que desapareció —fue el turno de TaeHyung de hablar.
El hombre suspiró, mirándolos a todos.
—Sabía que este día llegaría... —dijo, lamentándose y diciéndolo con un tono algo asustadizo, y JungKook por poco rueda los ojos del fastidio.
—El acuerdo ya pasó el tiempo límite, ahora puede hablar —expresó JungKook, serio.
—Claro, pero nunca me preocupó lo que me pudiera hacer la ley, sino lo que pueda hacerme DongGun y MinSoo —dijo, como si aquello fuera obvio, generándole a JungKook un tic en el ojo del enfado—. Estoy cansado de ocultarlo, no soportaría morir sin decir la verdad —suspiró y los miró a todos, e instantes después comenzó a hablar—. Kim Suni siempre había tenido muchos problemas con DongGun, y todo terminó de desmoronarse la noche en la que Suni lo enfrentó luego de enterarse de que DongGun le había quitado todo el dinero de su familia, pero había otra parte del dinero que era de Kim Suni, y solo la obtendría de una forma...
La noche era gélida, y el mal augurio no dejaba de llenar el aire. Suni y DongGun discutían en la sala principal de la mansión mientras los niños dormían arriba.
—¡Me voy a desaparecer junto a mis tres hijos! —exclamó la omega, viendo con furia al alfa, quien negó, colérico.
—¡Aquí la única que se va a ir serás tú!
La tomó con fuerza de uno de sus brazos y comenzó a jalarla de camino a la puerta principal.
—¿Qué me vas a hacer? —vociferó furiosa, intentando zafarse.
—Lo que debí hacer hace años —dijo con la mandíbula apretada, forcejeando con ella hasta que estuvieron fuera de la mansión, donde una limusina negra los esperaba.
Suni gruñó y volteó su cabeza, viendo al piso de arriba de la mansión con desesperación. Sus hijos estaban ahí, y no sabrían...
—¡Eres una mierda! —exclamó, buscando golpearlo mientras era arrastrada, pero no teniendo éxito. DongGun la arrastró hasta que estuvieron frente al maletero—. ¡Voy a regresarte todo el mal que causaste!
La metió en contra de su voluntad y cerró el maletero, escuchando como la omega comenzaba a golpear desde adentro, pero él ya estaba caminando hasta subirse dentro de la limusina, donde lo estaba esperando Jeon MinSoo.
—Arranca —ordenó al chofer que estaba al otro lado de la pequeña ventanilla bajada que conectaba el resto de la limusina con la cabina del conductor.
—Señor Kim, ¿está seguro de esto? —dijo el chofer, nervioso.
—¡Cállate! ¡Tú haces lo que yo te ordeno y punto! —exclamó, y el chofer arrancó segundos después, asustado.
Siguió conduciendo con nerviosismo hasta la zona que le había indicado Jeon MinSoo antes de que DongGun entrara en la limusina. Se podían escuchar las patadas que Suni le daba al interior del maletero. Ya estaban cerca de su destino, era una calle oscura, cerca de los suburbios de la ciudad de Seúl, donde no había más que algunas luces iluminando tenuemente la carretera nocturna y tenebrosa que los acompañaría durante todo el suceso.
—Estaciona —ordenó DongGun, subiendo la ventanilla oscurecida para tener total privacidad.
Poco después, ambos se vieron y MinSoo sacó del interior de su saco una pistola, pero DongGun expresó su disgusto.
—No me gusta usar ese tipo de cosas —dijo, sacando un cuchillo del interior de su saco. MinSoo rodó los ojos y exhaló.
—Como quieras.
DongGun bajó de la limusina y abrió el maletero, agarrando a la omega del cabello con fuerza y sacándola así. Suni contrajo el rostro e intentó soltarse del brusco agarre del alfa, pero fue en vano, puesto que luego de que sus pies tocaran el asfalto, la arrastró.
Siguió forcejeando en contra del fuerte agarre en su cabello y lo miró con odio.
—Voy a devolverte todo el daño que MinSoo y tú han causado.
Pero antes de que pudiera reaccionar, sintió como la hoja del cuchillo desgarraba en el costado izquierdo del abdomen. Soltó un quejido, dejando de forcejear para poner las manos sobre la de DongGun e intentar alejarlo.
Los ojos de DongGun estaban totalmente oscurecidos, mirando sádicamente como Suni se contraía por la puñalada.
—Nunca vas a... transformar a mis hijos —dijo entre un quejido de dolor mientras lo miraba a los ojos, jadeando cuando DongGun retiró su mano volvió a encajarle el cuchillo—. Ellos sabrán diferenciar lo bueno de lo malo... —contrajo su rostro y soltó otro quejido cuando sintió que el cuchillo salía y volvía a desgarrarla zona—. Jamás voy a salir de tu mente —podía sentir el sabor a sangre en su boca, que se intensificó cuando DongGun volvió a apuñalarla con odio—. Cada vez que veas a mis hijos, verás mi rostro porque nunca voy a salir de tu mente, y hasta muerta mi recuerdo siempre va a seguir atormentándote.
Le dio una última puñalada llena de enojo, empujándola con brusquedad luego de eso.
Suni trastabilló, pero logró mantenerse en pie unos segundos suficientes para observar fijamente a DongGun antes de que sus piernas fallaran y cayera al suelo instantes después. El dolor era punzante y escocía demasiado. Movió su cabeza para poder ver su abdomen, viendo como su sangre salía a borbotones. Las lágrimas comenzaron a crearse en sus ojos, resbalándose cuando llevó una de sus manos hacia las heridas, y la otra hacia su propio vientre.
DongGun se le quedó viendo con la respiración alterada y la mano que sostenía el cuchillo estaba ensangrentada.
MinSoo, quien había estado viendo la escena desde una de las ventanillas de la limusina, bajó el cristal y miró al alfa.
—Muy bueno el show, pero tenemos que irnos ya —dijo, haciendo que DongGun se quedara unos instantes viendo a la mujer agonizar, antes de finalmente darse la vuelta y volver a subir a la limusina.
Una vez adentro, MinSoo le extendió un pañuelo, el cual el otro alfa tomó, limpiando un poco la sangre de su mano.
—Bienvenido al club de los viudos —se mofó MinSoo, haciendo que DongGun bufara una sonrisa ladina.
—Al fin acabamos con ella —dijo, inclinándose para golpear la pequeña ventanilla del chofer—. Arranca —dijo, y el chofer tardó unos instantes en reaccionar, para después comenzar a conducir nuevamente.
Cuando el hombre terminó de contar todo, SeokJin creyó que iba a vomitar ahí mismo. No sabía qué hacer ahora que la persona que lo acogió y le brindó su amor incondicional del gran corazón que poseía se había ido para siempre. Ella, la cual fue la única a la que pudo llamar mamá.
NamJoon, quien sostenía la mano del omega, estaba totalmente en shock, mirando con ojos cristalizados al hombre. No podía dejar de pensar en todo el rencor que le tuvo a su madre siendo ella tan hermosamente buena, tanto que los había amado en demasía a los tres. Suni les había dado todo sin pedir nada a cambio. Ella, quien dejó y entregó todo de sí para que ellos estuvieran bien, ahora se había ido hace tanto... Y de la peor manera que se pudo haber imaginado. No sabía que creer, solo sabía que prefería mil veces que los hubiera abandonado a que hubiera muerto, y de esa manera tan espantosa.
TaeHyung por su parte, estaba temblando de la furia y la impotencia que se sumaron a aquel sentimiento de tristeza tan despedazador. Ella siempre tuvo los brazos y el corazón totalmente abiertos para recibirlo cuando estaba triste o feliz, emocionado o molesto, no importaba como, ella siempre estaba. Siempre. Ella fue su inspiración para lograr todas las metas que se le presentaban con el objetivo que hacerla sentir orgullosa aquel día tan soñado en el que volvería a abrazarla y a sentir su calor, sentir que esos brazos le brindaran esa seguridad que ningún otro habían logrado darle. Pero ahora se sentía frio, desolado.
Solo hubo una persona en el mundo que los mirara a los tres con esos ojos, los cuales, sin importar que hicieran, los veían a los tres como lo mejor del mundo, los más hermosos, los más inteligentes y los más capaces. Esos ojos que les hacían creer que todo era posible, que todo estaba a su alcance si le ponían ganas y entusiasmo, y que a su vez los llenaba de un amor inigualable.
Y ahora que ella no estaba, ese amor que siempre guardaron para ella seguía ahí, pero ya no podrían expresárselo más...
Cuando no tenían a quien acudir, ella siempre estaba para ellos sin importar lo ocupada, triste o molesta que estuviera. Siempre estaba para cada pequeña cosa que ellos necesitaban, y cuando todo se ponía difícil, siempre estaba ahí para ayudarlos a mejorar y lograrlo al siguiente intento.
Todos estaban cerca de llorar, pero hicieron sus mejores esfuerzos para contener esas lagrimas traicioneras que buscaban salir a como dé lugar.
JungKook, quien observó el estado de su novio, sintió unas terribles ganas de desquitarse con el hombre que tenía al frente, ya que la furia de ese momento no permitía que pudiera hacer más que eso.
—¿Cómo pudo guardarse esta mierda durante tantos años? ¡¿Creyó que renunciando a su trabajo todo se esfumaría?! —escupió las palabras, viendo con repulsión al hombre.
Luego de eso, volteó a ver a TaeHyung a su lado, quien estaba a nada de derramar lágrimas, por lo que se acercó un poco más para poder envolverlo entre sus brazos y poder reconfortarlo, haciendo que la cabeza del alfa descansara en su pecho.
—Fue cómplice del hombre que asesinó a su propia esposa y a mi madre —soltó con rabia, mirando al hombre.
—Tu madre tenía la muerte bien merecida —dijo, mirándolo serio, haciendo que JungKook lo mirara con el ceño fruncido, extrañado pero muy enfadado.
—¿Qué dijo? —soltó con incredulidad, bufando una risa. Esperó unos instantes a que TaeHyung se calmara un poco para poder separarse del abrazo.
—Tenemos que irnos —dijo el alfa, levantándose del sofá, y JungKook asintió, mirando al hombre con desprecio mientras los tres se levantaban, seguidos del mismo hombre.
—Sí, mejor nos vamos —concordó el omega, listo para darse la vuelta, pero el hombre volvió a hablar.
—Tu madre te tenía viviendo en una burbuja —JungKook miró, bufando otra risa—. Contigo se hacía pasar por una madre cariñosa, pero en realidad era una copia exacta, o incluso hasta peor que Jeon MinSoo.
JungKook frunció el ceño y se le acercó al hombre.
—¿En serio espera que le crea eso?
—MinSoo y Chaeyoung... —lo miró totalmente serio—. Esos ni siquiera son sus verdaderos nombres —JungKook frunció más el ceño—. Viktor y Viktoria... Petrov y Petrova —el hombre alzó la cabeza—. Eres el resultado de una relación incestuosa... —hizo una pausa—. Porque MinSoo y Chaeyoung son hermanos de sangre
JungKook lo miró paralizado y agitado, enderezándose incrédulo. Analizó bien el lenguaje corporal del hombre y... Dio un paso hacia atrás porque... No estaba mintiendo.
—Vámonos, no quiero seguir escuchando estas estupideces —se dio la vuelta con la respiración agitada y las manos hechas puño, negándose a creer tal barbarie. Lo primero que se le venía a la mente era que había leído mal lo que decía su lenguaje corporal, porque...
Eso no podía ser cierto.
Comenzó a caminar junto con los demás hacia la puerta, teniendo el corazón en la garganta cuando el hombre volvió a hablar, haciendo que sus pasos se detuvieran.
—¿Nunca te has preguntado por qué te comportas tan parecido a MinSoo sintiendo tanto odio por él? —dijo el hombre, quien ya estaba incluso paranoico—. ¿No te ha pasado que hay veces en las que te preguntas por qué no sientes nada? ¿Que te cuestionas por las reacciones de los demás? —siguió acribillándolo con preguntas—. Es porque lo llevas en la sangre —afirmó—. Tus padres son dos hermanos psicópatas y tú solo fuiste una pieza más para el plan que ellos crearon
JungKook se volteó, furioso.
—Espero que cuando DongGun y MinSoo vengan por ti te hagan sufrir tanto que mueras en agonía, que el dolor sea tan fuerte que lo único que pidas sea morir —soltó con desprecio, volviendo a darse la vuelta y comenzar a caminar nuevamente.
—¡Si no me crees, busca en la caja fuerte de tu padre! —gritó el hombre antes de que todos cruzaran la puerta.
Los demás vieron consternados como JungKook caminaba dando zancadas hasta la camioneta, entrando sin decir palabra. Al poco tiempo, los demás entraron y NamJoon comenzó a conducir de vuelta a la mansión.
JungKook estaba terriblemente molesto y ansioso, y no paraba de bufar incrédulo al recordar las palabras que había dicho el hombre sobre su madre, acompañadas de la impotencia que le daba la noticia de que Suni había muerto de esa manera y de lo más que lo debían estar pasando los demás.
SeokJin había reclinado el asiento para que los mareos no fueran tan fuertes al tiempo que intentaba calmarse por la espantosa noticia que aún no se terminaba de poder creer. El alfa a su lado estaba consternado, pero a pesar de todo lo perturbado y triste que podía estar, estaba poniendo todo de sí para concentrarse en conducir y no pensar en nada más. Y TaeHyung estaba devastado, totalmente molesto e impotente, como si una nube de ira quisiera crecer en su interior y explotar cuando tuviera DongGun en frente.
Ya habían avanzado un poco del camino cuando TaeHyung alzó la vista con los ojos llorosos, viendo perfectamente como JungKook no paraba de rascar su brazo con una mano, comenzando a hacerlo con más fuerza de la requerida producto de la ansiedad.
Colocó una de sus manos sobre la que se movía rascando su brazo, haciendo que JungKook volviera a sí y se diera cuenta, alzando la cabeza también para mirarle, su rostro comprimiéndose ligeramente al ver los ojos acuosos de su novio.
—Lo siento —dijo JungKook, tomando su mano con la propia. TaeHyung apoyó su frente en el hombro del omega, suspirando.
—No tienes por qué disculparte —contestó suavemente—. El hombre fue un insensible, pero tú no hiciste nada malo.
JungKook suspiró y lo envolvió con sus brazos, apoyando su nariz en el hombro contrario para olerlo e intentar calmarse también. Poco después, ambos de acostaron en el maletero, aun abrazándose.
—Prometo que voy a hacer que se arrepientan de haberle hecho eso a tu mamá. No voy a dejar que algo así vuelva a pasar —dijo, dándole un suave beso en la cabeza—. Nadie te hará daño, Tae.... —continuó, con un todo de voz bajo—. No importa lo que pueda pasarme, siempre voy a estar contigo.
—Si te pasa algo, nos pasará a los dos —dijo, acariciando su mejilla para después abrazarlo nuevamente.
JungKook solo se limitó a asentir para no decir nada, porque realmente él sabía que las cosas no iban a terminar bien... pero a él no le importaba porque quería liberarse de todo el dolor y liberar a las personas que quería...
Nota:
Ríanse conmigo, pls 😂😂😂
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