52. Río Han

—¿JiMin no iba a venir?

—Sí, pero no sé por qué estará demorando tanto...

YoonGi invitó a TaeHyung a desayunar esa mañana junto con JiMin, ya que ambos alfas no habían tenido tiempo suficiente como para desayunar más temprano, pero ahora mismo ambos se encontraba esperando al omega que al parecer se había retrasado más de la cuenta.

Pero el menor, al voltearse hacia la puerta principal del local, no pudo evitar que una sonrisa de oreja a oreja se formara.

—¡JungKook! —exclamó, levantándose de la silla.

Los dos omegas caminaron hacia su ubicación y TaeHyung no dejó de ver a JungKook, quien portaba una sonrisita, hasta que ambos estuvieron en la mesa.

—No me dijiste que TaeHyung venía —comentó JiMin, sentándose a su lado.

—Tu tampoco me dijiste que venía JungKook —comentó ahora YoonGi, recibiendo a JiMin, quien se sentó a su lado.

—Bueno, ya estamos aquí —sonrió JiMin.

Mientras tanto, JungKook y TaeHyung se miraron con una sonrisa en los labios. JungKook bajó la mirada brillante poco después, sentándose en la silla. TaeHyung cayó en cuenta que también estaba de pie, así que imitó su accionar.

—Perdóname por dejarte solo esta mañana —habló TaeHyung en un murmullo.

—No importa, vi tu mensaje —JungKook sonrió suavemente.

TaeHyung observó el cuello cubierto de JungKook y luego alzó la mirada hacia sus ojos, preguntando con la mirada.

—Está bien, ya no duele —habló el omega, y TaeHyung asintió, acomodándose en su silla sin dejar de mirarse.

Pero entre tantos, una tercera persona irrumpió en su conversación.

—JungKook huele un poco a ti —habló JiMin sin pelos en la lengua, logrando que JungKook y TaeHyung voltearan a mirarle alarmados.

YoonGi, en cambio, lo miró con desdén.

—JiMin —dijo el alfa pelinegro, pronunciando cada letra con lentitud.

—Ay, perdón —habló JiMin, al notar que había sido muy impertinente.

JungKook carraspeó y miró a otro lado, y TaeHyung cambió el tema de conversación.

—YoonGi, al final no te pregunté cómo terminó la construcción —dijo, apoyando sus codos sobre la mesa.

—Pues, después de que ustedes se fueron, sus padres se quedaron unos días más para terminar de supervisarla y luego se fueron también. Todo muy normal —dijo, sentándose mejor en la silla—. La construcción aún sigue en proceso, pero ya no necesita la supervisión necesaria de nosotros.

Un golpe resonó en la mesa cuando YoonGi terminó de hablar.

—¡Explíquenme cómo es eso que estaban juntos! —exclamó JiMin, mirando con exagerada severidad a ambos menores—. ¡JungKook, yo no te voy a perdonar el no decirme! —dramatizó, mas JungKook intentó hablar—. ¡No intentes defender tu escapada sexual a Jeju! —Las personas del local voltearon a mirarlos con espanto, y JiMin miró a todos con el ceño fruncido—. ¡Ay si, como si nunca hubieran cogido, dramáticos! —todos volvieron sus vistas a sus cosas, dejando de mirarles.

—JiMin, cálmate —habló YoonGi.

—Aquí el dramático estás siendo tú, JiMin —dijo JungKook—. Pero, hey, si quieres hasta te cuento cuando voy al baño, ¿te parece? —dijo con una sonrisa claramente falsa.

—Ya veo que me reemplazaste por alguien que si te puede coger —habló JiMin, dramatizando todo nuevamente.

JungKook lo miró con cara de póker, mientras que TaeHyung estaba aguantando la risa y YoonGi simplemente estaba tomando agua tranquilamente, acostumbrando al dramatismo de JiMin.

—Mira, un meme —dijo YoonGi, mostrándole su celular a JiMin.

—A ver —dijo, observando la pantalla del celular de su novio—. Me gusta más el de "soy exitoso" —Alzó los hombros, tomando un poco de agua.

—¿Cuál es ese? —preguntó TaeHyung, y JiMin infló el pecho.

—¡Este es mi momento! —casi gritó, para después aclararse la garganta y continuar. YoonGi viró los ojos.

—Ay no, qué va a decir ahora... —dijo JungKook, tomando el vaso de agua.

—Aquí voy —habló JiMin—. Me considero una persona exitosa porque por todo me excito.

JungKook se ahogó con su agua, y TaeHyung explotó en carcajadas, dándole palmaditas a JungKook, quien intentaba estabilizarse.

JiMin miró a su alfa con desaprobación al ver que no se reía.

—¡Ríete, maldita sea! —exclamó, y YoonGi estiró la comisura de sus labios en una sonrisa forzada, soltando risas entrecortadas parecidas a un "Ja ja ja ja ja".

La conversación siguió entre risas gracias a las constantes ocurrencias de JiMin. Entre tanto, finalmente pidieron el desayuno. JungKook había pedido una ensalada de frutas, y TaeHyung había hecho lo mismo, mientras que la pareja se había decantado por algo más contundente, como un sándwich.

Había momentos entre tanto, en los que TaeHyung tomaba la mano de JungKook por debajo de la mesa, o a veces incluso su muslo, la acción resultando bastante cómoda para ambos.

El desayuno no tardó en llegar, y todos comenzaron a comer.

—JungKook una vez hizo una fiesta para sus dieciocho años donde fue casi la mitad de Seúl —comenzó a contar JiMin—. No se imaginan lo feliz que estaba, ¡Al fin JungKook era mayor de edad y podía llevarlo conmigo a hacer desmadre! —JungKook negó, divertido—. Casi toda la universidad había ido, y un montón de gente extraña amiga de JungKook.

—Oye, no eran gente extraña —rebatió.

—No, solo eran drogadictos —dijo JiMin con cara de póker—. ¿Qué me dices del tipo que se sacó los calzones y se los puso en la cabeza en mitad de la fiesta? ¡Y lo peor es que era una tanga! ¡Roja!

—No puedo rebatir eso —dijo JungKook, dándole la palabra a JiMin para que terminara de contar la historia.

—No recuerdo mucho más, solo sé que desperté en el closet de MinSoo —JungKook explayó los ojos.

—¿¡Despertaste ahí!? Menos mal que él no estaba

—Sí que estaba —aclaró JiMin, y JungKook lo miró con miedo—. Pero estaba tan concentrado maldiciendo por el desastre que había en toda la casa, que no se dio cuenta de cuando salí mientras me arrastraba como gusano por el suelo.

—¿Y tú donde despertaste, JungKook? —preguntó TaeHyung, con curiosidad, divertido con la historia.

—Desperté en el techo de la entrada —contó JungKook—. No sé por qué, pero mi mente razonó que, si me tiraba por la ventana del segundo piso, viviría —se rio—. Pero para mi suerte o desgracia, caí sobre el techo de la entrada y me dormí ahí hasta el día siguiente.

—No sé cómo no moriste —dijo JiMin, con una sonrisa graciosa.

—Todavía no me quieren en el más allá —rio JungKook.

Siguieron desayunando tranquilamente, y TaeHyung se dio cuenta de que a JungKook ya se le estaban acabando las fresas de su ensalada, por lo que no dudó en ponerle las suyas en su ensalada. JungKook alzó su vista hacia él, sonriéndole.

Al rato, JungKook le dio las piñas que había en su ensalada, recibiendo una sonrisa igual de grande.

Mientras tanto, JiMin le pegó en el pecho con el dorso de la mano a su novio.

—¿Por qué tú no haces eso conmigo? —se quejó el omega, viendo la interacción. YoonGi no dijo nada, en cambio, se cedió los tomates de su sándwich al menor, recibiendo una sonrisa enorme de su parte, logrando que JiMin volviera a su lugar, complacido.

Durante el resto del desayuno, TaeHyung y JungKook cruzaban miradas furtivas que acababan en suaves sonrisas casi involuntarias. Pero el tiempo de irse llegó, haciendo que se levantaran después de pagar la cuenta y comenzaran a subirse a sus respectivos autos.

YoonGi y JiMin llevarían a JungKook a la universidad, por lo que ya ambos mayores se encontraban dentro del auto, pero cuando JungKook estaba por subir, la voz de TaeHyung lo detuvo.

—¡JungKook!

El omega se volteó, pegando un pequeño salto al notar que TaeHyung estaba a una escasa distancia, más se relajó cuando éste tomó su cintura y plantó un beso tranquilo en sus labios. JungKook sonrió entre el beso y apoyó sus manos en los hombros de TaeHyung, siendo recibido por el mayor, quien lo atrajo un poco más a él.

Pero su beso se vio turbado por el claxon del auto de YoonGi, indicándoles que ya debían irse.

TaeHyung atrapó por último el labio interior del menor, separándose del beso que los llevó a una suave sonrisa.

—Te espero —dijo TaeHyung y JungKook asintió, siendo soltado del agarre de TaeHyung para finalmente subir al auto y cerrar la puerta del mismo.

Adentro lo recibió JiMin con una ceja alzada, mirándolo con picardía.

—JiMin —alargó su nombre, con una sonrisita.

JiMin se quedó unos segundos así, con una sonrisa pícara en sus labios, para después inflar sus pulmones y soltar uno de sus tantos chillidos aturdidores.

—Después me explicas, Jeon JungKook —advirtió el omega peligris—. Te tengo que llevar a la universidad porque hoy tienes examen, y me corto los pezones a que no estudiaste casi nada por andar de calenturiento con TaeHyung, así que te daré tiempo para que estudies durante el camino —habló, recibiendo una risita de parte de JungKook, pues su amigo lo conocía demasiado bien.

JungKook se puso a estudiar en el camino, y al llegar a la universidad, JiMin habló nuevamente.

—Voy a venir por ti y por SeokJin más tarde, cenaremos los tres en mi casa —avisó el mayor, deseándole suerte a su mejor amigo, quien luego de despedirse de la pareja, salió, entrando en la universidad para presentar el dichoso examen.

Examen en el que de hecho casi muere, pero por suerte logró pasar.

Al salir, vio varias veces a dos hombres observándolo, por lo que lo primero que se le vino a la mente fue que eran hombres de MinSoo y DongGun que querían seguirle.

Entró a los baños de la universidad, colocándose después su suéter con la capucha. Se asomó por la puerta, dándose cuenta de que los hombres seguía viendo, más no lo habían visto asomarse, por lo que JungKook aprovechó la adrenalina para matizarse con la gente que ahora concurría numerosamente los pasillos de la universidad, caminando a la par que un grupo de cuatro personas que pasaba por ahí.

Se volteó para ver a ambos hombres, quienes no se habían dado cuenta de su huida y ahora decidían entrar a revisar el baño.

JiMin ya estaba esperándolo, por lo que solo le bastó acelerar el paso hacia el auto, abrir la puerta del auto rápidamente y prácticamente tirarse en él para después cerrar la puerta y permanecer en la misma posición para no ser visto desde afuera.

SeokJin y JiMin voltearon a verle, confundidos.

—Arranca. Ya —casi vociferó JungKook, siendo acatado desconcertadamente por JiMin, quien no tardó en acelerar e irse del lugar.

Ya estaban bastante lejos de la universidad, pero aun así JungKook decidió quedarse en la misma posición, dejando ir la adrenalina.

—¿Qué te pasó? —preguntó JiMin con el ceño fruncido mientras conducía.

—Me estaban siguiendo.

—¿Qué? —preguntó SeokJin, volteándose hacia atrás para mirarlo con los ojos más abiertos de lo normal.

—Cuando salí de mi examen, vi que dos hombres me estaban siguiendo. Me metí al baño para colocarle esto —apuntó a su chaqueta—, y después me las ingenié para salir sin ser visto. Luego, antes de entrar al auto, vi como esos mismos hombres entraban al baño donde pensaban que yo seguía —explicó—. Estoy seguro de que eran hombres de MinSoo y DongGun...

JiMin y SeokJin se miraron un instante, mientras que JungKook seguía acostado, preocupado pensando en si lo vieron o no, aunque estaba casi seguro de que no lo habían visto, pero la paranoia seguía presente.

Los tres omegas ahora se encontraban viendo Netflix en la cama de JiMin mientras ambos cenaban tranquilamente entre risas y comentarios sobre la serie que estaban viendo.

Cuando la cena terminó, ambos dejaron sus platos en una de las mesas de noche y continuaron viendo la serie, y llegó un momento en el que JiMin dio una vuelta de croqueta y quedó encima de JungKook.

El omega peligris frunció el ceño y se quedó encima de JungKook más de la cuenta, olisqueando sin tapujos su aroma, y luego inhalando profundamente el olor proveniente de su cuello. JungKook hizo una mueca de espanto y confusión al notar la libertad con la que era olfateado.

JiMin alzó la vista, viéndolo a los ojos con el ceño fruncido.

—¿Qué haces? —dijo JungKook con una mueca de confusión.

—Kook, el olor de TaeHyung es más fuerte en tu cuello —SeokJin volteó a verles con el ceño fruncido.

—¿Qué? —inquirió, acercándose a ellos.

—Dices tonterías —rio cortamente, intentando sentarse, pero JiMin lo inmovilizó.

El peligris miró a SeokJin, para después hablar.

—Yo lo sostengo, tú le mueves el suéter.

Acto seguido, JiMin lo inmovilizó todavía más, y SeokJin actuó.

—¿Qué? ¡No! —exclamó JungKook, pero ya ambos omegas estaban moviéndose—. ¡No, no, no, no, no! —Comenzó a dar patadas para quitar a JiMin de encima, quien se había puesto a horcajadas suyo para que no se moviera.

Puso más resistencia cuando JiMin afianzó su agarre en sus muñecas y forcejeó con él. SeokJin logró destapar su cuello en contra de su voluntad con éxito, dejando a la vista la marca incompleta de cuatro colmillos.

Ambos omegas quedaron paralizados, dejando de lado sus acciones el tiempo suficiente para que JungKook gruñera y se sentara, los ojos violetas de su lobo haciendo aparición por el disgusto de mostrar su marca recién hecha a otros omegas.

—JungKook, ¿qué es eso? —preguntó JiMin con los ojos más abiertos de lo usual.

—Es una marca, idiota —gruñó JungKook, volviendo a tener el color normal de sus ojos.

—¿TaeHyung te hizo eso? —inquirió SeokJin y JungKook lo miró con desdén.

—Eso es obvio, ¿no crees? —dijo, enfadado. Ambos omegas lo miraron en shock, e hicieron que JungKook se viera forzado a contarles, suspirando antes de hablar—. No es una marca completa... —aclaró—. Fue un accidente, él se dejó llevar, pero yo lo detuve antes de... ya saben, que fuera permanente.

JiMin inhaló aire con fuerza, para después soltar otro chillido. Los otros dos omegas hicieron una mueca por el ruido, y cuando ya se calmó JiMin, SeokJin habló, queriendo saciar su duda.

—JungKook... ¿qué tienes con TaeHyung? —preguntó, sentándose mejor en la cama.

JungKook, ya más relajado, se acomodó y lo miró.

—No lo sé... —Hizo una pausa, mirando hacia sus manos—. Solo sé que él me hace sentir bien y me ha apoyado mucho con todo este problema así que es alguien muy importante para mí ahora —dijo algo abochornado.

Ambos omegas lo miraron, sin juzgar.

—JungKook, ¿te estás enamorando? —preguntó JiMin, haciendo que los ojos de JungKook se abrieran un poco más.

—No, no y no, eso no puede pasar... creo —jugó nerviosamente con la manga de su suéter.

—¿Tienes miedo a quererlo? —SeokJin, inquirió y JungKook tragó saliva antes de contestar.

—Si me llego a enamorar de él, mi padre se enterará y le pueden pasar cosas malas. No quiero que por mi culpa esté en peligro, prefiero dejar las cosas como están... —dijo, tristón.

JiMin, notando la aflicción de su amigo, se sentó a su lado.

—Nunca cuentas qué es lo que pasa en realidad con todo esto —dijo, acariciando su mano e invitándolo a desahogarse.

Y así hizo. Se abrió ante ambos, contándole cada una de las cosas que estaban pasando, desde las que había contado, hasta las que se seguía guardando para sí mismo. Conto todo, absolutamente todo. Y se sintió tan malditamente bien desahogarse, y más aún al ver como ambos lo apoyaban sin dudarlo. Se sintió cálido.

Poco tiempo después, JiMin fue a dejarlos a ambos en la mansión, y JungKook subió al cuarto de TaeHyung poco después.

—¡JungKook! —exclamó TaeHyung, preocupado, y se le acercó, tomándole la cara suavemente—. ¿Qué te pasó? Sentí tu miedo más temprano, y después sentí tu nerviosismo hace un rato. Te llamé, pero no contestaste.

JungKook lo miró extrañado y sacó el teléfono de bolsillo, puesto que no había recibido ninguna llamada, pero se topó con que el teléfono se había descargado.

—No lo puse a cargar, lo siento...

TaeHyung lo abrazó cálidamente y JungKook puso sus manos en su espalda, correspondiendo.

—¿Estás bien?

—Unos hombres de MinSoo y DongGun me estaban siguiendo esta mañana en la universidad... —TaeHyung frunció el ceño, tomando los brazos de JungKook y separándose del abrazo, preocupado—. No lograron verme, pero fue por eso que sentiste que estaba asustando... —agregó, viéndolo—. Pero no pasó nada, tranquilo —sonrió suavemente.

—¿Y por qué estabas ansioso y preocupado más tarde?

JungKook hizo una mueca, recordando.

—SeokJin y JiMin vieron mi marca y me puse nervioso... —confesó en voz baja.

TaeHyung lo observó por un momento y después descubrió su cuello suavemente, dejando a la vista su marca para depositar un beso delicado en ella. JungKook sonrió con suavidad.

—Pero ya estoy bien, ya llegué a casa —sonrió.

TaeHyung asintió y tomó su rostro para darle un suave beso.

—Te quiero llevar a un lugar —habló el alfa una vez se separó de sus labios.

JungKook se lo pensó, emitiendo un sonido de duda.

—Pero después me traes aquí... —murmuró, haciéndole saber a TaeHyung lo que quería, sacándole una sonrisa.

—Eso ni se pregunta.

Se arreglaron y JungKook bajó, esperando a TaeHyung, quien apareció poco después con un cárdigan entre sus manos. Se acercó a JungKook y lo rodeó con él, haciéndole que se lo colocara, y JungKook sonrió ante el gesto.

Ambos salieron de la mansión poco después y TaeHyung condujo hasta el lugar. Ya era de noche, por lo que la ciudad ahora era iluminada por las luces de los faroles al lado de los caminos, y de los numerosos edificios que cubrían la capital.

Pasaron los minutos en un cómodo silencio, hasta que finalmente TaeHyung se estacionó, y esta vez, JungKook sí dejó que le abriera la puerta, mostrándole una sonrisa al salir del auto.

Comenzaron a caminar a la par y JungKook observaba todo el lugar maravillado.

Se trataba del Río Han, aquel rio que era atravesado por el Puente Banpo, que ofrecía un hermoso espectáculo de luces multicolor en las noches. Antes de llegar al puente en sí, caminaron por una zona despejada, que tenía también para apreciar, una hermosa fuente de colores azules que reposaba sobre el rio, junto a lo que parecía una cúpula que también denotaba múltiples colores.

—¿Nunca habías venido aquí? —habló TaeHyung, observando como JungKook veía con ojos brillantes todo.

—Sí, pero no lo recordaba tan bonito... —contestó JungKook, admirando todo.

TaeHyung sonrió ante aquello y siguieron caminando, uno al lado de otro. Estaban lo suficientemente cerca como para que sus manos rozaran, y ambos decidieron estirarlas ligeramente para que aquel roce electrizante continuara.

En un momento, el alfa cubrió la mano de JungKook con la propia, captando su mirada también. Sonrieron suavemente y se acercaron para besarse cortamente.

Se detuvieron frente a la fuente que descansaba sobre el rio, observándola un rato. TaeHyung se volteó a ver al omega, notando como éste tenía suaves escalofríos y el vaho frio se escapaba de sus exhalaciones.

TaeHyung levantó la mano que sostenía y la posó frente a sus labios, exhalando aliento caliente sobre ella para calentar un poco al omega, quien lo miró con ojos grandes.

—Vi un puesto de chocolate caliente cerca, ¿quieres? —JungKook asintió y TaeHyung comenzó a llevarlo de la mano, metiendo sus manos unidas dentro del bolsillo de su abrigo.

Al llegar al puesto de chocolates calientes, pidieron dos vasos. JungKook eligió ponerle algunos malvaviscos, mientras que TaeHyung decidió no hacerlo. Caminaron hacia una de las bancas del lugar y se sentaron uno al lado del otro, comenzando a tomarse sus respectivas bebidas con tranquilidad mientras observaban en iluminado paisaje desde sus asientos.

El alfa miró a su lado, hacia el cuello de JungKook específicamente.

—¿Te ha dolido? —JungKook volteó a verle, sabiendo que hablaba de la marca, y rio suavemente.

—¿Hasta cuándo me vas a preguntar eso? TaeHyung, estoy bien.

—Es que todavía me siento culpable...

JungKook se pegó un poco más a él, haciendo que sus muslos y brazos hicieran contacto.

—¿Estás seguro de que estás bien? —volvió a inquirir, insistente.

JungKook rio abiertamente.

—Sí, estoy bien —dijo, alargando las palabras.

TaeHyung asintió, intentando convencerse a sí mismo mientras se llevaba la bebida a la boca, pero antes de que ésta hiciera contacto con sus labios, habló nuevamente.

—¿Seguro? —insistió TaeHyung.

—TaeHyung...

Ambos dejaron escapar risas suaves.

Terminaron de tomarse sus bebidas y tiraron los vasos desechables en un basurero cercano. Ahora que ya habían terminado, caminaron hacia donde estaba el más grande espectáculo del lugar.

El hermoso puente iluminado en colores multicolor.

Era una hermosa cascada de luces, y cada zona era de un color diferente, cambiando de vez en cuando de color. JungKook estaba extasiado, casi eufórico por ver tal maravilla.

Al rato, miró a TaeHyung con una sonrisa, quien también lo miró a él.

—Gracias por haberme traído aquí, es hermoso —agradeció, feliz. TaeHyung sonrió en respuesta y se acercó para besarlo—. TaeHyung, hay gente —dijo, empujando el pecho de TaeHyung suavemente para separarse un poco de sus labios.

TaeHyung rodó los ojos y tomó su rostro con ambas manos, juntando sus labios nuevamente. No le importaba cuantas personas pudieran verlos, y ciertamente a JungKook tampoco, puesto que cuando esos labios se posaron sobre los suyos, no pudo pensar en otra que no fuera TaeHyung.

Su movimiento era lento y tranquilo, relajante incluso. Eran de esos pocos besos que podían llevarlos a las nubes sin darse cuenta, haciendo que quisieran probar más y más.

JungKook aferró suavemente sus manos a la cintura de TaeHyung, acercándose un paso más a él sin romper el dulce contacto que había dejado el chocolate caliente. El omega suspiró cuando sus pechos rozaron levemente, y las manos de TaeHyung acariciaron suavemente sus mejillas.

Tenían una extraña necesidad de tenerse cerca, de probarse y sentirse. Todo se había intensificado un poco más con la marca, y no sabían decir si aquello les gustaba, o les encantaba.

Sus labios se separaron lentamente, abriendo los ojos con la misma lentitud, pero sin soltarse siquiera.

—Ya quiero volver a la habitación —murmuró el omega, mirándole a los ojos, y TaeHyung se rio, dándole un pequeño pico en los labios.

—Vamos.

TaeHyung le tomó la mano y ambos comenzaron a caminar al auto, dándole una última mirada al maravilloso espectáculo de luces a sus espaldas.

JungKook recibía numerosos besos suaves sobre su espalda desnuda, mientras que su cabeza reposaba plácidamente sobre la almohada.

—¿Qué sabes sobre la ubicación que conseguimos en Jeju? —preguntó TaeHyung, continuando con su camino de besos.

—Shin aún sigue intentando descifrarla, estima que en unas semanas ya la tenga —contestó JungKook, cerrando los ojos unos instantes, relajándose con los besos y caricias.

—¿Le contaste al señor Shin como fue el plan?

—Le conté todo cuando fui a hablar con él —respondió el omega—. Está seguro de todo.

TaeHyung continuó su camino de besos tranquilamente.

—¿Y tú estás seguro?

JungKook se volteó, tomándole la cara su suavidad para atraerlo a sí y besarlo a un ritmo relajado.

—Muy seguro —dijo cuándo se separó de sus labios—. Además, vas a estar conmigo, ¿cierto?

—Sí, sí —aseguró, elevando suavemente la comisura de sus labios.

—Entonces sí, estoy seguro —sonrió, volviendo a besarlo con la misma calma y comodidad.




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