39. Colores anaranjados
Un nuevo día había empezado, y todos habían terminado sus respectivos desayunos y ahora se encontraban charlando cerca de los sofás de la sala cuando un JiMin entusiasmado hizo acto de presencia, acompañado de YoonGi, quien venía mucho más calmado que su pareja.
—¡JungKook! —exclamó el peligris, casi como un chillido.
El menor inmediatamente supo que iba a hacer su mejor amigo, puesto que lo conocía demasiado bien.
—Ay no...
Acto seguido, JiMin salió corriendo hacia JungKook, saltándole encima y haciendo que cayeran sobre el sofá, rebotando con el espaldar del mismo, para luego caer al suelo en un estruendo.
—¡Feliz cumpleaños! —exclamó el omega peligris sin soltar a JungKook.
SeokJin y los hermanos Kim pusieron cara de confusión.
—¿Cumpleaños? —inquirió NamJoon.
—¡Sí, hoy es el cumpleaños de Kook! —siguió exclamando JiMin, quitándose de encima de JungKook, quien se levantó, sobándose la pobre cabeza por el impacto que había recibido.
—No nos dijiste que era tu cumpleaños —dijo SeokJin, viendo al omega con cara de sufrimiento exagerado.
YoonGi se acercó al omega, dándole un abrazo con palmaditas en la espalda y un "feliz cumpleaños" de su parte.
—Hasta a mí se me olvidó —rio suavemente, contestando al comentario de SeokJin.
Instantes después, todos los presentes gritaron "¡feliz cumpleaños!", siendo SeokJin el primero en acercarse y propinarle un efusivo abrazo que el menor correspondió con una sonrisa. Luego le siguió NamJoon, quien también le dio un abrazo efusivo que incluso lo levantó del suelo.
TaeHyung inmediatamente puso mala cara y estaba dispuesto a avanzar hacia la escena para que NamJoon soltara a JungKook, pero YoonGi le dio un manotazo en el brazo, ganándose su atención.
—TaeHyung, por favor. —Lo miró con reproche y TaeHyung rodó los ojos.
Para ese entonces, ya NamJoon había soltado a JungKook, depositándolo nuevamente en el suelo.
Ahora fue el turno de TaeHyung en acercarse con una sonrisa relajada hacia JungKook, quien se quedó viendo cómo se acercaba a él con una sonrisa. TaeHyung envolvió la espalda baja del omega, quien también envolvió el cuerpo del mayor con sus brazos para recibir el abrazo.
—Feliz cumpleaños —dijo, antes de depositar disimuladamente un beso tras la oreja de JungKook, haciendo que una risita saliera de sus labios.
Entre tanto, JiMin se acercó a SeokJin y ambos se miraron, para luego observar a JungKook y a TaeHyung, quienes se separaban del abrazo.
—Tú también sabes, ¿verdad? —susurró JiMin.
—Ujum —afirmó SeokJin, para luego observar a los dos menores como si estuvieran haciendo una travesura.
Unos instantes más tarde, SeokJin anunció que se pondría a preparar el almuerzo desde temprano. JiMin y YoonGi se habían ofrecido a comprar la torta de cumpleaños, por lo que ahora se encontraban saliendo de la mansión.
NamJoon entró en la cocina, siendo interceptado por SeokJin, quien iba saliendo de la misma.
—¿Ya se fueron JiMin y YoonGi?
—Sí, ¿Por qué? —contestó el alfa.
—Es que necesitaba que compraran algunas cosas, ¿puedes comprarlas tú, amor?
—Claro —sonrió y tomó la lista que le había extendido SeokJin, para luego salir felizmente por la puerta a comprar las cosas.
SeokJin volvió a entrar a la cocina, momento en el que JungKook apareció.
—SeokJin, ¿puedo traer a alguien?
—Por supuesto —sonrió— ve, ve.
JungKook le sonrió en agradecimiento y salió de la cocina, viendo que TaeHyung se acercaba a él, y aprovechó el momento.
—Acompáñame.
TaeHyung no tardó en asentir, acercándose un poco más.
—Pero ponte algo que te cubra el cuello.
—Pero no se me ve nada...
Y era así, ya que llevaba una capucha que cubría las zonas afectadas, pero, aun así, TaeHyung le insistió con la mirada.
—Ponte algo que te cubra el cuello —repitió.
JungKook lo miró mal y subió las escaleras para colocarse un suéter que tuviera cuello de tortuga. Al bajar de nuevo, TaeHyung lo vio con una sonrisa conforme y ambos salieron de la mansión de camino al auto.
Ambos subieron al auto, y cuando las puertas fueron cerradas, JungKook habló.
—Vamos a buscar a SangMin a mi anti-
Fue cortado por TaeHyung, quien tomó su nuca y lo atrajo a un beso con lengua, apasionado y voraz que no tardó en corresponder.
—Si me hubieras dicho que cumplías años, todavía estaríamos en la cama —dijo seductoramente TaeHyung, sonriendo sobre sus labios.
JungKook se carcajeó y tomó el rostro de TaeHyung con una mano para besarle nuevamente.
—A la noche me compensas —dijo después de que el beso culminó.
TaeHyung se carcajeó, siendo más que obvio que lo haría.
Arrancó el auto una vez ambos estuvieron sentados correctamente en sus asientos y comenzó a conducir hacia su destino.
No fueron muchos los minutos que pasaron para llegar al lugar, y al hacerlo, ambos se bajaron, tocando el timbre de la puerta que posteriormente fue abierta por SangMin, quien lucía feliz de ver nuevamente a JungKook, y por supuesto, sin pasar desapercibida la presencia del alfa a su lado.
—¡Mi niño, feliz cumpleaños! —dijo, atrayendo al omega a un efusivo abrazo que JungKook respondió gustoso—. Estaba esperándote —dijo, feliz y JungKook le sonrió. La vista de SangMin pasó a TaeHyung—. ¡Hola TaeHyung! —Lo atrajo también a un abrazo muy efusivo que el alfa correspondió algo avergonzado.
JungKook observaba todo, abochornado, puesto que sabía que SangMin se comportaba así con TaeHyung porque pensaba que eran pareja.
—Hola señora —saludó TaeHyung en medio del abrazo.
SangMin lo soltó sonriente, poniendo su atención en JungKook, quien había empezado a hablar.
—SangMin, vinimos porque te quiero llevar a la mansión —sonrió en grande—, vamos a almorzar y quiero que tú cortes el pastel, ¿quieres? —pidió, risueño.
—¡Pues claro! ¡Vamos, vamos! —Tomó su bolso rápidamente y los tres salieron, subiéndose nuevamente al auto.
JungKook esta vez, se había sentado en los asientos traseros del auto para charlar con SangMin en el viaje. Le contó que se había "salido" de la academia, también le dijo que le faltaba muy poco para graduarse y que la simple idea lo hacía estremecerse, y también le contó lo que había pasado en el tiempo que no se vieron, omitiendo detalles, obviamente.
Al llegar a la mansión, JungKook presentó a SangMin con NamJoon, SeokJin y JiMin, quien ya había llegado junto con YoonGi, presentó al más pálido como su pareja.
Todos almorzaron felizmente en compañía, para luego cantarle el feliz cumpleaños al cumpleañero y luego repetir la torta, que como había pedido el menor, había sido cortada por SangMin.
Luego comerla, se quedaron un rato hablando, y después, JungKook fue a buscar algo de beber en la cocina.
Solo que ir de camino nuevamente a la sala, donde todos se encontraban, TaeHyung apareció, y frunció el ceño al notar que el cuello del suéter de JungKook estaba muy bajo –según él, claro–, por lo que ahora se encontraba bastante cerca del omega, frente a frente, arreglando el cuello y subiéndoselo más para tapar todas las marcas en su piel hechas por él.
—¡JungKook, JiMin me va llevar de vuelta!
SangMin dejó de hablar al notar a ambos pegaditos. Ambos la observaron, sin alejarse el uno del otro mientras que ella los observaba con una ceja alzada.
Notó que el cuello de tortuga de JungKook estaba muy arriba, por lo que se acercó a él.
—JungKook, tienes esto muy arriba, te vas a ahogar. A ver, déjame acomodarlo.
Estaba dispuesta a ello si no fuera porque TaeHyung la detuvo.
—No, no, no, no... —se apresuró TaeHyung a decir.
—¿Qué pasa? —le dijo SangMin, y JungKook la miró nervioso, mientras que TaeHyung se limitó a mirar a otro lado, nervioso también. Observándolos a ambos fue que captó—. ¡Ahh, ya entendí! —Les guiñó el ojo a ambos.
JiMin llamó a SangMin desde el vestíbulo, pero SangMin no se fue hasta decir una última frase que los hizo sonrojarse.
—Se ven muy lindos juntos —susurró antes de darle un abrazo a cada uno e irse junto con JiMin y YoonGi, quienes también se despidieron.
Los residentes de la mansión, se quedaron charlando y compartiendo un buen rato, hasta que el timbre fue tocado y JungKook fue el primero en levantarse del sofá para revisar de quien se trataba.
Activó la cámara de la entrada tras la cerca, notando que se trataba de Shin, por lo que salió. Pero no fue el único que salió, puesto que TaeHyung apareció tiempo después, también viendo que se trataba de Shin, y no dudó ni un momento en ir junto con JungKook.
JungKook abrió la cerca, observando ahora en persona al alfa, quien para la sorpresa de JungKook, traía una caja entre las manos.
—¡JungKook, feliz cumpleaños! —felicitó Shin.
Se hubieran abrazado si no hubiera sido porque TaeHyung carraspeó, haciendo que detuvieran sus movimientos con una sonrisita algo forzada, cosa que al parecer complació al alfa castaño
—JungKook, ten, es tu regalo, ábrelo después. —Shin le entregó la caja que cargaba y JungKook, curioso, la aceptó.
—Gracias —sonrió JungKook, agradecido, e intentó abrazarlo, pero la voz de TaeHyung fue lo que los interrumpió esta vez.
—Gracias, Shin, ya te puedes ir —dijo TaeHyung, consiguiendo la mirada de los dos, quienes después se miraron entre sí.
JungKook le sonrió a Shin a modo de disculpa.
—Bueno... Adiós, Shin, gracias por el regalo.
—Que la pases bien —sonrió Shin y se despidió, alzando una mano.
TaeHyung cerró la reja segundos después y, cuando terminó, JungKook lo observó con ojos recriminatorios y ofuscados.
—Fuiste muy grosero, TaeHyung —reprochó el omega—. No había necesidad.
El mayor le ignoró, decidiéndose por tomar su rostro y plantarle un beso posesivo en los labios.
—No tengo que tener razones para cuando alguien no me agrada cerca de ti —se limitó a decir, pero JungKook lo miró mal.
—Estás siendo tóxico.
Pero el alfa simplemente comenzó a caminar de vuelta la mansión, ignorándolo. JungKook se le quedó viendo con incredulidad y viró los ojos, para después empezar a caminar él también.
JungKook subió escalera arriba, dejando la caja en su habitación. Ya con las manos libres, volvió a bajar con los demás y pasaron un rato ameno compartiendo que desencadenó en una grata cena.
—Gracias por lo de hoy, lo aprecio mucho —dijo con una sonrisa hacia todos—. Voy a ir a dormir, buenas noches.
—Descansa —le sonrió NamJoon y SeokJin lo abrazó, despidiéndose también.
JungKook le dio una mirada de reojo a TaeHyung, quien la captó de inmediato, por lo que minutos después que el omega subió, él también lo hizo, entrando en la habitación de JungKook.
TaeHyung recostó su cuerpo sobre el del omega, escondiendo su cara en su curvatura del cuello del más joven. Apoyó su frente y nariz en él, relajándose con las caricias que JungKook le proporcionaba en la nuca y espalda desnuda.
—Quiero abrir la caja —manifestó JungKook, luego de un buen rato en la misma posición.
El alfa levantó la cabeza y conecto miradas con el omega, serio. JungKook lo miró casi suplicante y TaeHyung exhaló, algo irritado. Con lentitud, salió del interior del omega y se acostó espaldas al colchón.
JungKook se levantó y tomó la caja, volviendo a sentarse en la cama, asegurándose de taparse con la cobija de la cintura para abajo. Colocó la caja encima de sus piernas y comenzó a abrirla mientras el alfa se sentaba también, secretamente curioso.
Lo primero que captó la vista de JungKook fue una cadena con un dije colgando de ella. Pero no era cualquier cadena, JungKook lo supo con tan solo darle un vistazo.
JungKook tomó el accesorio entre sus manos algo temblorosas y lo observó a detalle, queriendo cerciorarse de que no se equivocaba.
—Son cosas de mamá... —susurró, sonriendo tenuemente con los ojos en el dije que después abrió, viendo aquella pequeña fotografía de él junto a su madre, cuando era tan solo un bebé.
TaeHyung observó atento al omega, atreviéndose a inmiscuir un poco su mirada dentro de la caja puesto que el omega removía las cosas en el interior, queriendo ver cada una de ellas.
Las curiosas manos delgadas de JungKook se toparon con lo que parecían ser varias fotos, y no dudó en sacar la primera, que dilucidaba a su madre, junto con Shin y...
La mujer desaparecida.
Repentinamente, la foto ya no estaba en sus manos. Miró al alfa a su lado con el ceño fruncido.
TaeHyung le había arrebatado la foto y ahora se encontraba viéndola, consternado, impactado y desconcertado.
—¿Qué mierda...? —murmuró el alfa.
—¿TaeHyung? ¿Qué pasa? —preguntó, extrañado, viendo la manera en la que TaeHyung miraba la foto. JungKook, al ver la falta de habla del alfa, acunó el rostro del alfa para que conseguir que sus ojos mieles estuvieran en él—. La conoces, ¿Cierto? TaeHyung, dime quién es...
TaeHyung suspiró.
—Es mi madre.
JungKook frunció el ceño con unos segundos, descolocado, y soltó las mejillas de TaeHyung, mirando hacia el frente sin algún punto fijo, intentando procesar la información.
Tomó la caja entre sus manos, y la volcó entera sobre el colchón, dejando caer un montón de otras fotografías. Ambos comenzaron a ver cada una de ellas.
Era fotos de sus padres y sus madres juntos, más de sus madres con Shin e incluso algunas de todos ellos juntos.
Hasta que se detuvieron cuando JungKook consiguió una foto de sus madres juntas. Alzó la foto hacia adelante ambos la observaron, para luego mirarse mutuamente. JungKook tragó saliva.
—Si te quieres ir para estar solo, lo entenderé... —musitó JungKook hacia el alfa, apretando los labios y sintiendo sus ojos aguarse porque, sinceramente, ver esas fotos era mucho para él.
Y no lo diría en voz alta, pero JungKook no quería quedarse solo.
TaeHyung lo observó unos instantes antes de responder, tragando grueso.
—No, no quiero —aseguró con firmeza, aunque en sus ojos se reflejaba la tristeza y la confusión por igual.
Se observaron mutuamente por un rato, hasta que JungKook no supo contener sus ojos acuosos.
—¿La extrañas? —preguntó JungKook en un murmullo.
TaeHyung asintió con pesar y los ojos cristalizados.
JungKook apretó los labios y recogió todo lo que estaba encima de la cama, volviendo a meter todas las cosas en caja y luego estirándose para colocarla en el suelo. Se volvió a enderezar y miró a TaeHyung.
—Hace un tiempo encontré unas fotos en la laptop de MinSoo... —comenzó a hablar—. Eran de ellos en la universidad, muy parecidas a estas, pero no tenía idea de que ella era... tú sabes, y-
—Entonces todos... ¿se conocían desde antes? —preguntó, interrumpiendo a JungKook, quien tardó unos segundos en asentir, para luego acostar su espalda sobre el colchón, abatido.
TaeHyung se acostó también y ambos conectaron miradas. Los ojos de JungKook se volvieron a aguar y su barbilla tembló, y TaeHyung, sin pensarlo demasiado, lo atrajo hacia sí y lo abrazó, cerrando sus propios ojos llorosos para evitar llorar. JungKook correspondió al instante, ocultándose en el pecho del alfa.
—Después averiguaremos esto...
JungKook asintió, sin sacar su cabeza, y TaeHyung acarició su cabello, buscando calmarlo.
TaeHyung no había podido dormir bien, a pesar de haberlo intentado por horas y horas. Ahora, solo faltaban escasos minutos para que el sol saliera. Se apoyó sobre uno de sus codos y, decidido, zarandeó con suavidad al omega a su lado, quien despertó pronto porque tenía el sueño ligero a causa de las mismas razones que él.
—JungKook, levántate, rápido —dijo TaeHyung, zarandeándolo un poco más.
—¿Qué? —Abrió un ojo, observando que todo seguía oscuro. Se removió un poco—. Pero si todavía es de madrugada...
—No importa, levántate —dijo TaeHyung, saliendo de las sábanas.
JungKook arrugó la nariz, con los ojos cerrados, y se impulsó, levantando su espalda del colchón. Salió de la cama y ambos se vistieron, JungKook un poco torpe. TaeHyung le había pedido nuevamente que se tapara el cuello, por lo que se colocó una bufanda.
Cuando ambos estuvieron totalmente listos, TaeHyung tomó a JungKook de la mano y se dejó llevar, arrastrando los pies por el letargo mañanero y desconcertado por el repentino deseo del alfa de salir tan temprano de la mansión.
Salieron por la puerta trasera que daba al inmenso terreno verde de la mansión. JungKook parpadeó varias veces, buscando que su vista se agudizara para no tropezar con alguna roca o algo por el estilo, puesto que el alfa parecía tener intenciones de adentrarse entre la arboleda.
Y así hizo, caminaron rodeando los numerosos árboles del lugar, hasta que finalmente TaeHyung se detuvo frente a una pequeña laguna.
Para ese entonces, JungKook ya estaba mucho más despierto, por lo que pudo observar maravillado la belleza natural que irradiaba el lugar, y no pudo evitar que sus labios hicieran un pequeño círculo interesado ni que sus ojos se expandieran un poco más.
Era hermoso.
JungKook sinceramente pensaba que ese era el destino final, pero se había equivocado, pues el alfa volvió a guiarlo un poco más allá, hasta que se toparon con una casa del árbol rustica, pero bastante bien construida.
—Sube —indicó TaeHyung, mirándole, y JungKook estaba tan maravillado, que simplemente acató, subiendo las escaleras de mano que había a un costado del tronco.
TaeHyung no tardó en seguirle, subiendo también. Una vez arriba, TaeHyung volvió a tomar la mano cálida del omega y lo llevó a un pequeño balcón.
—¿Para qué me trajiste aquí? —inquirió JungKook con curiosidad.
TaeHyung se colocó a su lado y apuntó hacia el horizonte con la punta de su dedo índice.
—Espera y verás... —dijo, entusiasmado.
No pasaron ni cinco segundos antes de que la razón por la que ahora estaban ahí, se hiciera presente.
Diversos y alegres colores rojizos, anaranjados y amarillentos comenzaron a danzar por el cielo, cada vez recorriendo más terreno para darle paso al sol, que se encumbraba por el firmamento sin un atisbo de vergüenza.
Los ojos de JungKook brillaron, reflejando los mismos colores bailarines. Estaba maravillado con lo que estaba presenciando, tanto, que no pudo evitar apoyar sus curiosas manos en la baranda, queriendo observar mejor el espectáculo mañanero. La vista propinaba un cálido sentimiento en su pecho, como si el sol quisiera abrazarlo y llenarlo de seguridad.
TaeHyung tampoco dudó en observar como el sol comenzaba a llegar a la plenitud, apoyándose también en la baranda. El hermoso proceso nunca lo cansaba, era algo simplemente maravilloso, y lograba expresarle las mismas emociones que la primera vez. Pero por alguna razón, ese día se sentía ligeramente diferente...
—Nunca había visto uno... —murmuró JungKook, logrando que ahora toda la atención de TaeHyung estuviera en él.
En ese momento, TaeHyung olvidó todo su alrededor. Olvidó como los lánguidos rayos de sol iluminaban el cielo, olvido la suave brisa mañanera que comenzaba a impactar con su rostro, olvido todos los sonidos, todo.
Ahora solo podía fijarse en el omega. En como el sol acariciaba sus hebras castañas, pintándolas de un hermoso color dorado que ahora armonizaba con el brillo apasionado de sus ojos. En como una sonrisa maravillada comenzaba a elevarse por la comisura de sus labios. En su nariz, en sus mejillas, en sus cejas y...
En sus labios.
—Es hermoso... —JungKook miró a TaeHyung, sorprendiéndose un poco al darse cuenta de que el alfa tenía la mirada fija en él, con un brillo extraño en sus ojos que quiso relacionar con los rayos de sol—. ¿Qué miras? ¿Tengo algo? —sonrió extrañado.
Pero sus palabras no fueron escuchadas, o quizás sí, pero ahora eran lo menos importante del momento. Ahora lo importante eran sus ojos, que conectaron en una chispa brillante y amarillenta, como las hojas que comenzaban a caer de los árboles por la estación otoñal que aparecía bienvenida.
TaeHyung se enderezó, dejando de apoyarse en la baranda, y JungKook, inconscientemente, hizo lo mismo. El alfa no dudó en acercarse un poco más, moviendo sus pies sobre la madera. Tomó la tersa mejilla del omega, que ahora estaba sonrojada; aun no sabía si era a causa de la brisa fría que chocaba en su rostro, o la cercanía tan íntima que estaban compartiendo.
JungKook no sabía cómo habían llegado hasta ese punto, pero se vio a sí mismo correspondiendo al tacto, queriendo arrimarse un poco más a él, y no sabía por qué, pero se sentía tan cálido... Tan diferente.
Sus ojos no podían apartarse de los contrarios, como si una fuerte corriente quisiera que no dejaran de observarse, y ambos decidieron simplemente no objetar. TaeHyung se inclinó hacia adelante, acercándose con una velocidad flemática, haciendo el inevitable contacto de sus labios, eterno.
Cuando el terso y cálido contacto se consolidó, ambos cerraron los ojos como si de un reflejo se tratara, correspondiéndose mutuamente en un movimiento lento, calmado. TaeHyung colocó su otra mano en la cintura del omega, queriendo de alguna manera, acercarlo más, y al parecer JungKook quería lo mismo, puesto que dio un pequeñísimo paso hacia adelante, colocando sus manos en el pecho de TaeHyung.
Se movieron como si se tratara de melodías suaves de piano constantes, pero sonando con una lentitud regocijante y abrasadora.
Sus cuerpos no parecían querer moverse, como si no quisieran perturbar el tan distinto contacto. TaeHyung pasó su lengua suavemente por el labio inferior del omega, como si intentara pedirle permiso para experimentar más de esos escalofríos que estaban electrocutando toda parte de sus cuerpos.
Y JungKook no tardó en acceder, entreabriendo levemente la boca, queriendo probar más, llevándolos a que la curiosidad se intensificara y sus lenguas se rozaran, empezando un baile suave y cálido en el que apenas se tocaban, siendo más importante mantener la lentitud del beso.
El tiempo parecía hacerse eterno, como si cada segundo se alargara a un minuto y cada minuto a una hora.
Pero fue inevitable que el beso llegara a su fin, dejando tras de sí dos pares de labios entreabiertos y dos pares de ojos cerrados. Ninguno de los dos quería abrirlos, como si el simple hecho de hacerlo fuera a esfumar esa sensación tan cálida de sus pechos. Pero sorprendentemente, no lo hizo.
Ambos se miraron luego de eso, sus orbes curiosas y extrañadas, también algo sorprendidas, especialmente JungKook, quien no pudo evitar preguntar.
—¿Qué fue eso? —parpadeó varias veces, mirando a TaeHyung sin distanciarse.
—¿No te gustó?
Pero JungKook abrió los ojos y contradijo esa pregunta casi con desesperación.
—Sí, sí... Si me gustó —admitió, viéndolo—. Otra vez...
Inevitablemente una sonrisa levantó las comisuras de los labios del mayor y acto seguido, unió nuevamente sus labios, comenzando el mismo vaivén lento que, sin saberlo, los había sumergido en un terreno totalmente desconocido para ambos. Un terreno boscoso, lleno de bajas y altas, pero, sobre todo, lleno de sentimientos y emociones abrasadoras e inacabables.
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