22. «Te atrapé»
Parpadeó varias veces, buscando acostumbrarse a la luz que entraba por la ventana de su habitación, que, para su mala suerte, no estaba cubierta por la cortina. Bufó y se frotó los ojos. Sentía su cara hinchada y con razón, había llorado y bebido nuevamente.
Cuando finalmente logró acostumbrarse a la luz, frunció el ceño.
¿Cuándo había llegado allí?
Lo último que recordaba era haberse sentido reconfortado gracias a un aroma a tierra mojada y menta.
TaeHyung...
Los recuerdos de la noche anterior volvieron a su mente al instante. De cómo unos brazos envolvían su cintura. De una voz suave y serena hablándole.
«—¿La querías...?
—Mucho, pero parece que ella no a nosotros...»
Apretó los labios y se abrazó a sí mismo.
Unos golpes en la puerta lo hicieron sobresaltarse ligeramente. La puerta fue abierta, dejando pasar a SeokJin, quien al verlo aun en la cama frunció el ceño.
—¿Por qué no estás vestido?
—No voy a ir a la universidad —dijo, frotándose el brazo.
SeokJin observó mejor al menor, notando como su cara estaba roja e hinchada. ¿Había estado llorando?
—¿Estás bien? —preguntó SeokJin, preocupado.
—Sí, sí, sólo no quiero ir hoy —rio suavemente, levantándose de la cama.
SeokJin achicó los ojos, no muy convencido, pero prefirió dejarlo pasar.
—Bueno... —alargó la palabra, dudoso—. Pero sabes que te vas a quedar sólo, ¿verdad?
—Sí, no te preocupes —sonrió de labios cerrados.
—Bueno, te veo luego... —Se dirigió a la puerta, sin dejar de mirar al joven omega.
—Adiós. —Se despidió JungKook cuando ya SeokJin salió de la puerta, comenzando a caminar por el pasillo.
JungKook se estiró un momento antes de acomodarse un poco la pijama y salir de su habitación de camino a la cocina. Una vez abajo, abrió la nevera y sacó una manzana, para después sentarse en la mesa para comerla.
TaeHyung se acercó mientras terminaba de acomodarse la corbata, viendo como el omega estaba mirando fijamente la mesa mientras comía la manzana. El omega no estaba ni siquiera peinado.
—¿No vas a ir? —preguntó con curiosidad.
JungKook negó, sin siquiera levantar la vista de la mesa. TaeHyung lo miró un rato más, antes de finalmente darse la vuelta e irse junto con NamJoon.
Fue entonces cuando JungKook dejó de observar la mesa, para acercarse a la ventana y ver como los tres se iban de la mansión por completo.
Cuando estuvo totalmente seguro de que se había ido, salió trotando de la cocina hasta el salón principal, agachándose para destapar la alfombra y sacar las pruebas de debajo de ella.
Con las pruebas en su poder, le dio una mordida a su manzana y trotó hasta llegar a una pequeña sala en la planta baja de la mansión.
Mientras se dirigía a su destino, recordó la conversación que había tenido con SeokJin algunos días atrás.
—¿No hay cámaras aquí? —preguntó JungKook.
SeokJin asintió y ambos se sentaron en uno de los sofás del salón para comer algunas fresas con chocolate.
—Sí, hay cámaras cubriendo toda la zona exterior del terreno de la mansión —respondió SeokJin, para después darle un mordisco a una fresa—. NamJoon pasa algunas veces por el pasillo de mi habitación para revisarlas una vez a la semana.
JungKook simplemente lo escuchaba atentamente mientras untaba algo de chocolate en su fresa.
Se detuvo frente a una puerta al fondo del pasillo y la abrió.
La sala de cámaras de la mansión.
Había un montón de monitores colocados en la pared frente a un escritorio que poseía en monitor principal. Se sentó en la silla frente a ellos y comenzó a buscar...
—¿Cómo entraron...? —habló para sí mismo, abriendo una de las carpetas del computador, que poseía todas las grabaciones obtenidas.
Seleccionó todas las grabaciones que habían ocurrido el día en el que robaron su laptop y las redujo al horario en el que había vuelto de la cena con el Sr. Shin.
Se centró primeramente en las grabaciones que captaban la parte exterior de la entrada a la mansión. En ese momento no había nadie en casa, sin embargo, siguió adelantando hasta que hubo movimiento.
Detuvo la grabación en un fotograma exacto en el que se podía captar a un hombre vestido totalmente de negro con un pasamontaña ingresaba a la casa a hurtadillas.
Frunció el ceño y cambió a la cámara que captaba la zona donde estaba la ventana de su habitación mientras le daba un mordisco a su manzana. Comenzó a adelantar la grabación hasta que notó como la ventana era deslizada y el mismo hombre se asomaba con la laptop en la mano.
El hombre tomó impulso y fue descendiendo con meticulosidad por las sobresalientes arquitectónicas de la mansión, como todo un profesional en el asunto.
Sus pies tocaron suelo y salió corriendo a hurtadillas por el terreno, hasta llegar a una zona cercana a la carretera. Detuvo la grabación en ese instante, acercándola y aumentando la calidad para ver mejor el automóvil.
Afortunadamente, la cámara alcanzó a captar el rostro de la persona que conducía, ya que esta se había asomado por la ventana.
JungKook, quien le había dando un mordisco a su manzana, sonrió maliciosamente al reconocer a la persona que conducía.
—Te atrapé, maldito...
Guardó los videos en un disco duro aparte sin borrar la sonrisa llena de sorna y borró las grabaciones de la computadora, dejando todo en su lugar para después salir de la habitación tras de sí.
Se fue caminando por el pasillo con una sonrisa victoriosa, tirando la manzana en un basurero sin dejar de caminar con las pruebas y en disco duro en la mano.
JungKook sabía a la perfección que paso dar...
Los hermanos Kim estaban discutiendo asuntos de trabajo en la oficina del mayor cuando una de las secretarias tocó la puerta, abriendo después de que NamJoon la autorizara con un "pase".
—Su padre está en llamada en la sala de conferencias cuatro, quiere hablarles...
Los Kim se miraron mutuamente con el ceño fruncido.
—Muchas gracias —dijo NamJoon. Acto seguido, ambos se levantaron de sus asientos y salieron de la oficina de camino a la sala de conferencias cuatro.
Al entrar, se toparon con su padre en uno de los grandes monitores del lugar.
—Hijos, cuanto tiempo —dijo DongGun. El mayor miró a NamJoon, quien se había acercado a la pantalla junto con TaeHyung—. ¿Cómo van las cosas con JungKook? Espero que haya sacado del medio al mayordomo ese —dijo con sorna. NamJoon apretó los puños y TaeHyung tensó la mandíbula. DongGun alzó una ceja con sugerencia—. JungKook se ve que tiene mejores virtudes y atributos —dijo con doble sentido.
Un golpe estruendoso de un puño estrellándose con la mesa de la sala de conferencias se hizo presente, llamando la atención de NamJoon y DongGun.
—¡Ya déjate de comentarios de mierda! —vociferó TaeHyung, asqueado—. Si nos llamabas para esta idiotez, mejor ni te hubieras molestado.
DongGun se enserió, dándole una mirada asesina a su hijo menor.
—¿Para qué nos llamaste? —preguntó NamJoon, cruzándose de brazos.
El Sr. Kim rodó los ojos.
—Quería informarles que en unas horas voy a partir a Daegu, voy a pasar algunos días allá, así que no se preocupen por mí —dijo con altiveza.
—Si claro, porque tú te preocupas con nosotros —dijo TaeHyung, bufando después.
—TaeHyung, deja de ser tan exagerado y desubicado —espetó DongGun con fastidio. TaeHyung se carcajeó incrédulo, más el mayor lo ignoró—. Voy a ir a Jeju después de viajar a Daegu para solventar algunos asuntos.
—¿Cuándo planeabas decirnos que autorizaste la construcción de una nueva sucursal en Jeju sin nuestro consentimiento? —atacó NamJoon—. ¿Teníamos que enterarnos de esto por YoonGi?
—No le di importancia, no deberían dársela ustedes tampoco —respondió DongGun—. Es una simple sucursal.
—Una sucursal que ¡no! acordamos hacer ni tampoco tiene la autorización unánime de los accionistas. Simplemente tiene la de YoonGi porque le mentiste asegurándole que ya era una decisión tomada —contraatacó TaeHyung, con semblante serio—. No entiendo para que hacemos reuniones para acordar este tipo de movimientos si al final vas a terminar haciendo lo que se te pegue la gana.
El Sr. Kim se puso rojo de la cólera y le dio un golpe a su mesa.
—¡Esta empresa es mía, ustedes solo están para llenar el espacio necesario para que esto sea tratado como una empresa! —vociferó exaltado—. ¡A mí no me vengas a reclamar nada, Kim TaeHyung, porque déjame recordarte que no me importa que seas mi hijo, puedo despedirte si así lo quiero!
—¡Me tienes harto! ¡Estoy seguro que mamá se fue por tu maldita actitud de mierda! —exclamó TaeHyung, furioso.
—TaeHyung, cállate —dijo NamJoon con seriedad, mirándolo con advertencia.
DongGun colgó la llamada en ese momento, rojo de la cólera. TaeHyung bufó y se llevó las manos a la cintura, comenzando a caminar de un lado a otro, alterado.
—Hey, ¿qué demonios te pasa? —vociferó NamJoon.
TaeHyung paró de caminar para ver a su hermano con el ceño fruncido.
—¿Por qué mierda reaccionas así si todo lo que digo es cierto? Él no debió asumir esa decisión solo —dijo TaeHyung, para comenzar a caminar nuevamente de un lado a otro, pensando.
—No es eso, no debiste mencionar a mamá —respondió NamJoon, enfadado.
Pero TaeHyung no le prestó atención y siguió maquinando en su mente.
—Aquí hay algo que no cuadra, nada cuadra... —murmuró.
NamJoon se molestó más y se paró frente a TaeHyung, logrando que el menor lo mirara.
—No sé qué mierda tienes en la cabeza, pero no debiste mencionar a mamá. Ella nos abandonó y ni siquiera volvió por nosotros. Quedamos en que de ella no se habla —vociferó NamJoon antes de salir dando zancadas de la sala de conferencias, dejando a TaeHyung en el lugar.
TaeHyung llegó a la mansión ya en la tarde, y le extrañó en sobremanera que la casa estuviera sola, ni siquiera JungKook, quien se supone que se había quedado allí, estaba.
Cerró la puerta principal y comenzó a buscar a JungKook, primero por el piso inferior y luego subió las escaleras para buscarlo en el superior.
Nada, no estaba.
Con el ceño fruncido, bajó las escaleras, pero justo en el momento en el que terminó de bajar los escalones, la puerta principal se abrió, dejando ver a un JungKook campante entrando.
—¿Qué estabas haciendo? —preguntó TaeHyung, curioso.
JungKook se volteó a verlo y le sonrió juguetonamente. Se acercó y rodeó el cuello del alfa con sus brazos.
—Estaba haciendo algunas diligencias, ¿te preocupaste por mí? —sonrió y bateó coquetamente sus pestañas.
TaeHyung lo miró con extrañeza.
—Sufres de un trastorno bipolar muy serio, ¿lo sabias? —alzó una ceja.
—Lo sé —rio guturalmente.
—Ayer tuviste una decaída emocional... —murmuró, viéndolo.
—¿Te digo una cosa, TaeHyung? —se quedaron viendo unos instantes—. No todo resbalón significa una caída. —Comenzó a acariciar con sus manos la nuca ajena—. Algo que reconozco de mí es que las veces que me he caído, son las veces que me he levantado...
—Y es algo que admiro de ti. —TaeHyung atrajo a JungKook hacia él, haciendo que sus cuerpos se rozaran—. Pero no tengas esos cambios tan drásticos, das miedo.
Ambos rieron por aquello y se separaron.
—Tengo hambre —dijo el omega una vez las risas menguaron.
—Siempre tienes hambre —comentó, entretenido.
—¿De ti? Siempre —dijo juguetonamente JungKook, dándose la vuelta.
TaeHyung se carcajeó fuerte y antes de que el omega caminara hacia la cocina, le dio una nalgada, causándole una carcajada. Vio a JungKook irse y él, por su parte, subió las escaleras con una sonrisa.
El omega entró a la cocina y comenzó a sacar algunos ingredientes para preparar panqueques. Comenzó la preparación e hizo la mezcla, ahora se encontraba con una espátula en mano, esperando a que estuvieran listos de un lado para voltearlos.
TaeHyung entró por el umbral de la puerta poco después y se quedó viendo un rato a JungKook antes de sentarse en uno de los taburetes del mesón.
—¿Por qué no esperas a que llegue SeokJin? —preguntó el alfa.
—NamJoon y tú son muy dependientes, es como que sin SeokJin, ustedes no comieran —comentó, riendo.
—Realmente es cierto —confirmó TaeHyung, levantándose de la silla para acercarse.
JungKook sintió la presencia de TaeHyung a sus espaldas, y se estremeció cuando el alfa comenzó a depositar besos en su nuca y tomó entre sus manos sus caderas, comenzando a acariciarle, ascendiendo hasta su cintura y volvió a bajar a sus caderas. Repitió sus toqueteos constantemente, ocasionando que la espalda de JungKook se relajara totalmente. El omega se permitió cerrar los ojos, extasiado por las caricias y los besos.
Tanto, que se olvidó de que se encontraba cocinando.
—Se están quemando —murmuró TaeHyung sobre su nuca.
JungKook abrió los ojos en grande y miró el sartén, donde, efectivamente, se quemaban los panqueques. TaeHyung se distanció cuando el omega dio un saltito.
—Mierda —siseó JungKook. Tomó el sartén, colocándolo sobre el mesón para comenzar a intentar despegar los panqueques quemados del sartén, cosa que no logró.
Frustrado, se dio la vuelta y se sentó en un taburete, tirando la espátula en la mesa para después estampar su cabeza contra la superficie.
—No deberías estampar tu cabeza contra las cosas, quizás pierdas neuronas —comentó TaeHyung, conteniendo una sonrisa divertida.
—¡Es tu culpa! —gruñó JungKook, despegando su cabeza del mesón para mirarlo con ojos asesinos y levantarse para volver a intentar despegarlos del sartén con la espátula que había dejado en el mesón.
—JungKook.
El omega bufó y tiró la espátula en el mesón para luego darse la vuelta.
—¿Qué quie-?
No pudo terminar de hablar porque su respiración se cortó al percatarse de que TaeHyung se encontraba a escasos centímetros de su rostro, hasta el punto de que sus narices rozaron y sus ojos conectaron.
TaeHyung se estiró hacia él, haciendo que JungKook quedara acorralado entre el mesón y su cuerpo. La espalda del omega se inclinó hacia atrás. Uno de los brazos de TaeHyung viajó al mesón tras JungKook, más este último no prestó mucha atención, ya que estaba más concentrado en la estremecedora cercanía.
Pero, al momento, TaeHyung se alejó con la espátula en la mano.
JungKook no alcanzó a procesar todo hasta que vio como TaeHyung ahora se encontraba levantando los panqueques quemados en la sartén con la espátula en mano y una risita en el rostro. Achicó los ojos y le pegó en el hombro.
Ambos comenzaron a reír luego de aquello, pero la diversión no les duró mucho, ya que por el umbral de la puerta entró SeokJin.
—¡¿Qué hacen en mi cocina?!
Ambos callaron abruptamente, viendo a omega mayor con ojos abiertos. SeokJin caminó dando zancadas al oler el aroma a quemado y los empujó, quitándolos del medio. Al ver el desastre, jadeó horrorizado.
—¡¿Qué coño hicieron?! —Volteó a mirarlos, colérico.
—Fue JungKook. —Se apuró a acusar el alfa, recibiendo un jadeo indignado de parte del omega.
—No me jodas, TaeHyung, fue tu culpa —acusó JungKook de vuelta.
TaeHyung se enderezó y lo miró con una ceja alzada, socarrón.
—A ver dime, ¿qué hice? —dijo divertido, retándolo.
JungKook achicó los ojos y le miró denotando un: "Maldito".
—Se me van de aquí, voy a arreglar su reguero —dijo SeokJin, básicamente espantándolos como si de moscas se tratara.
Ambos menores salieron trotando de la cocina, riendo.
—Eres un maldito, ¿lo sabias? —dijo JungKook, carcajeándose.
TaeHyung se carcajeó a la par y le guiñó un ojo, haciendo que JungKook se ofuscara entre risas.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top