15. Jugando con fuego
Ya eran aproximadamente las diez de la noche y JungKook seguía en la academia. El Sr. Shin ya le había enviado un mensaje avisándole que en menos de diez minutos ya estaba allá. Salió por la puerta cuando vio el auto del Sr. Shin estacionarse y entró al auto, saludando con una sonrisa al alfa mientras se colocaba el cinturón de seguridad.
El Sr. Shin comenzó a conducir por la carretera nocturna que era alumbrada solamente por la luz de luna y algunos postes de luz.
—¿Estás listo? —preguntó el Sr. Shin una vez estacionaba el auto frente a la famosa edificación. JungKook asintió, colocándose su mochila—. Bien, ¿tienes la tarjeta?
El omega alzó la tarjeta con una mano. El Sr. Shin asintió y revisó el bolsillo de su pantalón.
—Toma la mía por si la otra no funciona —Le entregó la tarjeta, viendo al omega guardar ambas en sus bolsillos delanteros—. Bueno, JungKook, lo primero que vas a hacer es entrar y subir al séptimo piso, donde están todas las oficinas de los ejecutivos señaladas con un cartel que indica el nombre del dueño de cada oficina.
—Si ese es el piso de los ejecutivos, ¿dónde está su oficina? —preguntó inocentemente.
—La mía está en el segundo piso —respondió Shin, no prestándole mucha atención a la pregunta. Acomodó unas cosas en su saco—. Puedes andar con tranquilidad, el guardia principal se encuentra en la otra entrada del edificio, no creo que te topes con él, pero ten cuidado de todas formas. Recuerda borrar las grabaciones de las cámaras de seguridad e introducir en la base de datos las grabaciones pregrabadas que te di.
JungKook asintió.
—Vuelvo en media hora —anunció antes de salir del auto.
Se acomodó la mochila en sus hombros y miró hacia arriba. La sede principal de las empresas Jeon. Tomo aire y se encaminó hacia la puerta, entrando por ella sin mayor problema. Observó el lugar con detenimiento. La mayoría de luces estaban apagadas, dándole un aspecto algo tenebroso al edificio. Caminó seguro hacia las puertas de cristal que daban paso al ascensor de la empresa. Sacó la tarjeta de acceso de su padre y la deslizó por el lector de tarjetas, consiguiendo que una de las puertas se abriera y lograra pasar al otro lado. Exhaló aire y se subió al ascensor, marcando el piso...
«La mía está en el segundo piso...». Marcó el piso dos y al abrirse las puertas, caminó por los pasillos observando la parte superior de las puertas hasta que encontró una que decir: Dr. Shin Hwan.
—Bingo... —dijo con una sonrisa grande y victoriosa.
Sacó la tarjeta de acceso que le había entregado el Sr. Shin y la deslizó por el lector de tarjetas, y seguido de un sonido, la puerta se desbloqueó y JungKook aprovechó para empujarla y entrar en la oficina.
Al rato salió, yendo directamente a la oficina de su padre en el séptimo piso.
El Sr. Shin se acomodó en el asiento del auto, presionó "llamar" y puso el altavoz.
—¿Tienes información para mí? —habló una voz gruesa del otro lado del teléfono.
—Su hijo lo está investigando. —Miró por la ventanilla hacia el edificio—. Ahora mismo se encuentra en su oficina.
—Sácale toda la información que tenga, caerá en su propia trampa.
—Sí, señor —dijo con seguridad—. De todas formas, no creo que tenga que preocuparse demasiado, el muchacho parece no saber buscar, no ha obtenido nada importante...
—Lo suponía —el Sr. Jeon rio—. Hablamos luego, mantenme informado.
—Así será... —la llamada se colgó—. Así será... —sonrió socarronamente.
Llegó a la puerta que indicaba el nombre de su padre y deslizó la tarjeta respectiva, adentrándose en la oficina sin mucho problema.
Observó la oficina minuciosamente, decidiéndose por la computadora sobre el escritorio de su padre. Se sentó con rapidez en la silla y encendió la computadora, sacando por mientras la libreta con todas las claves que había conseguido el otro día en el despacho de su padre.
Probó varias hasta que dio con la correcta y la computadora se desbloqueó. Lo primero que hizo fue meterse a la sección de documentos, donde encontró un documento que contenía capturas sobre varias transacciones que indicaban que una gran cantidad de dinero había ingresado a la cuenta bancaria de la compañía y que posteriormente esta había sido movida a una cuenta extranjera.
También había otra transferencia de ese mismo dinero depositado en la cuenta de la compañía, pero este fue depositado a... ¿La cuenta bancaria del Sr. Kim?
—¿Qué mierda es esto? —murmuró JungKook con el ceño fruncido, recolectando la información para luego imprimir las capturas.
Se movió rápidamente, encontrando un documento llamado "Itinerario de viaje". Le dio clic. Inmediatamente se abrió, dejando ver una lista:
"Busan
Daegu
USA
Jeju
Qatar"
JungKook frunció el ceño.
—¿Jeju? ¿Qatar?
El omega estaba casi seguro de que en esos dos lugares no había ninguna sede de la compañía de su padre, más en los otros lugares, sí estaba consciente de que se ubicaban varias sedes, tanto de la empresa Kim como de la Jeon.
Imprimió la lista y bloqueó nuevamente la computadora, decidido a buscar algo más entre los papeles y documentos de la oficina, puesto que en la computadora no parecía haber mucho más.
Se levantó de la silla y revisó varias gavetas ubicadas en el escritorio de la oficina, hasta que encontró una carpeta que lucía diferente a las demás, debido a que estaba sellada.
Tomó un exacto y abrió la carpeta, pero se extrañó al encontrar varios títulos de propiedad en ella.
Una en Jeju.
Y otra en Qatar.
Un escalofrió recorrió su cuerpo, pensando en las numerosas posibilidades que había sobre el uso de esas propiedades que parecían clandestinas.
Sin dudarlo, le tomó foto a cada título de propiedad y los guardó donde estaban.
Vio la hora en su teléfono, faltaba poco para que el guardia de turno cambiara la zona de patrullaje, por lo que rápidamente dejó todo como estaba y bajó por el ascensor, directo a la sala de cámaras, donde borró las grabaciones de hace poco más de media hora para acá e insertó las grabaciones pregrabadas que le había entregado el Sr. Shin.
Rápidamente salió de la sala, dirigiéndose directo a la salida del edificio. Las cosas que había encontrado le habían dejado la cabeza inquieta. Estaba seguro de que no dormiría hoy pensando en todas las posibilidades.
Pero si estaba seguro de una cosa y es que todas esas transacciones solo podían indicar una cosa.
Lavado de dinero.
El omega caminaba con los ojos casi cerrados por el pasillo superior de la mansión de camino a su habitación. Ni siquiera sabía que hora era, pero tenía mucho sueño y lo único que quería era echarse a dormir en su cama.
Abrió la puerta frente a él y observó la habitación a través de sus pestañas debido a la pesadez de sus párpados.
—Mierda, me movieron el cuarto —murmuró casi sin coherencia, pues los muebles estaban colocados de madera diferente. Bostezó y alzó los hombros para restarle importancia.
Se tiró boca arriba en la cama, con los ojos cerrados, pero, en ese momento, escuchó la puerta del baño abrirse. El omega levantó la cabeza con letargo y el ceño fruncido.
Achicó los ojos y parpadeó varias veces para ver bien, pero cuando lo hizo, su mente no pudo formular un gran "Wow" y grandó los ojos al instante.
TaeHyung estaba en el umbral de la puerta del baño, con tal solo una toalla sostenida apenas por su cadera. JungKook lo miró de arriba hacia abajo. El cabello del alfa estaba mojado y echado hacia atrás, dejando ver su frente y sus cejas a la perfección. Su pecho acanelado y algo trabajado estaba lleno de pequeñas gotas de agua que, al parecer, no se había secado al salir de la ducha. Fue descendiendo su mirada hasta detenerse en la marcada v que se escondía ligeramente debajo de la toalla.
JungKook estaba seguro de que si no tuviera algo de autocontrol estuviera babeándose ahí mismo.
—¿Qué haces aquí? —preguntó JungKook, sin poder despegarle los ojos.
TaeHyung se apoyó en el marco, cosa que hizo a JungKook tragar grueso.
—¿Qué haces tú aquí? —contraatacó el alfa, mirándole con una ceja alzada.
—Este es mi cuarto, ¿qué crees tú?
TaeHyung lo miró con una mueca de extrañeza y una pizca de molestia.
—Este es mi cuarto, mira bien.
JungKook hizo aquello y con los ojos ahora más abiertos, observó cómo efectivamente aquel no era su habitación.
—Ay mierda, es verdad —le dio la razón, comenzando a reírse fuerte durante lo que pareció una eternidad, consiguiendo que TaeHyung no le quitase los ojos de encima, viéndolo como si estuviera loco.
—¿Por qué siempre te ríes? —preguntó cuándo el omega logró calmarse.
JungKook se levantó lentamente, sin despegar la vista de los ojos de TaeHyung. Se acercó al alfa sin despegarle la mirada, una conexión que estaba a nada de echar chispas. TaeHyung se enderezó en su lugar, observando atentamente las acciones del omega.
—Esta vez no me puedo reír de mis desgracias porque lastimosamente tú no eres una —expuso JungKook con un tono bajo antes de descender su mirada y levantar una mano hacia el pecho de TaeHyung.
Cuando la punta de sus dedos hizo contacto con la piel acanelada del alfa, una corriente eléctrica los recorrió de arriba abajo.
TaeHyung tomó con fuerza su muñeca y JungKook subió la mirada, topándose con la fachada de una mirada ofuscada.
—Estás jugando con fuego —advirtió el alfa, frunciendo ligeramente el entrecejo.
JungKook sonrió ligeramente.
—¿Y si es al revés? —Finalmente colocó con picardía su mano libre sobre el pecho ajeno y la hizo descender con lentitud hasta llegar a su abdomen, donde acarició—. ¿Y si el que está jugando con fuego eres tú? —murmuró con voz ronca.
Lascivia. A eso olía la habitación. A chocolate y cereza, menta y tierra mojada intensificándose. La fuerte corriente fue a parar en la entrepierna del alfa e hizo que sus ojos se oscurecieran. Remojó sus labios, detallando el rostro atractivo del omega.
JungKook, en cambio, mordió su labio inferior.
TaeHyung le soltó la muñeca y dirigió el rumbo de su palma hasta la mejilla de JungKook. La acunó, quizá para tener mejor acceso a lo que hizo después. Delineó lentamente el labio inferior ajeno de tramo a tramo, logrando que JungKook entrecerrara los ojos y lo observara a través de sus largas pestañas.
Bajó su tacto hacia la barbilla del omega y no se detuvo, bajando su mano hacia el cuello con una lentitud excitante.
Para ese entonces, JungKook estaba tan cerca que sus labios casi rozaron. Y, en ese momento, el omega detuvo todo.
—Pero conmigo no lo vas a tener tan fácil, quiero ver que tanto placer me da quemarme contigo...
Con una sonrisa de lado y el labio entre los dientes, JungKook se dio la vuelta para salir de la habitación, dejando a un TaeHyung muy acalorado detrás.
NamJoon acariciaba el hombro de SeokJin, a quien abrazaba mientras ambos miraban al techo, recuperando sus respiraciones. El alfa le besó el hombro.
—Podría estar así contigo toda la vida... —confesó NamJoon, pleno.
SeokJin no contestó nada, cosa que extrañó al alfa ya que éste solía ser bastante hablador después de hacer el amor.
—Entonces detén este matrimonio —dijo SeokJin después de un rato, sin dirigirle la mirada.
NamJoon arrugó el ceño en una mueca de dolor.
—Eso quiero... —contestó.
El omega se levantó sobre uno de sus codos y lo miró con molestia, pero, sobre todo, con dolor.
—Pues no parece, yo te veo muy tranquilo con todo esto —atacó SeokJin.
—SeokJin...
—Ay ya, qué fastidio. —Se levantó de la cama ofuscado y tomó su ropa para colocársela con velocidad.
NamJoon se levantó sobre sus codos y miró al omega.
—SeokJin, no te vayas —pidió él, pero fue ignorado.
SeokJin se dirigió a la puerta, pero antes de tomar la perilla, se volteó y habló.
—Ya no quiero fingir que todo está bien cuando nada es así —espetó SeokJin con la voz comprimida—. No quiero seguir teniendo que levantarme cada día a tu lado sabiendo que pronto ya no podré hacerlo más.
Sin más, salió y azotó la puerta tras de sí, dejando al alfa con la palabra en la boca.
JungKook, quien iba saliendo del cuarto de TaeHyung, vio como SeokJin salía furioso de la habitación de NamJoon. SeokJin caminó en su dirección con el fin de simplemente esquivarlo, pero JungKook lo detuvo, tomando suavemente su brazo.
—Hey, ¿estás bien?
—Si —contestó secamente, intentando soltarse, pero JungKook reforzó su agarre.
—No lo estás —dijo JungKook, mirándolo preocupado, más SeokJin casi gruñó y se soltó bruscamente, haciendo que JungKook trastabillara un poco hacia atrás.
—¡Déjame en paz! ¿¡quieres!? ¡eres a la última persona que quiero ver ahora mismo!
JungKook apretó los labios.
—Por tu cara, tu cabello y la forma en la que caminas diría que acabas de coger... ¿peleaste con NamJoon? —Tuvo su confirmación cuando SeokJin lo miró con dagas en los ojos—. Lo suponía... ¿estás bien?
—Claro, estoy increíblemente bien sabiendo que el amor de mi vida se va a casar con alguien que no soy yo, ya que tal parece que nadie se mueve para evitar esto —espetó, mirándole con cólera, tristeza y un deje de frustración. JungKook simplemente lo dejó desahogarse—. Estoy perfectamente sabiendo que tengo que vivir con su prometido todos los días y fingir que todo está bien, estoy maravillosamente pensando en lo mucho que desearía odiarlo, pero no puedo hacerlo porque se ve como la persona más amable del mundo. —Sus ojos se aguaron—. Estoy genial.
—¿Ya? —preguntó JungKook, aflojando su agarre para convertirlo en una caricia—. Ven, vamos. —Tomó la muñeca del omega mayor y lo dirigió escalera abajo—. ¿Dónde están las llaves del auto?
SeokJin frunció el ceño, extrañado y con los ojos todavía cristalizados.
—Sobre la mesa junto al perchero... —contestó algo perdido.
Observó como JungKook, tras soltarle, caminaba hacia el lugar indicado y tomaba las primeras llaves que vio. Luego, volvió solo para volver a tomarle de la muñeca y jalarlo hasta que estuvieron en el estacionamiento, donde JungKook activó el control del auto y se subieron en él.
—¿A dónde vamos?
—A olvidarnos de todo —respondió simplemente, ya habiendo encendido el auto.
SeokJin estuvo inquieto todo el viaje, y sus ojos se ampliaron cuando vio que JungKook se detenía en el estacionamiento de una discoteca cercana. El omega mayor no había ido a una desde los veintiún años puesto que se dedicó al trabajo y al estudio. Estaba algo inseguro.
—Esta no es la mejor manera de superar y mejorar los problemas, pero no pasa nada si nos perdemos por unas horas... —comentó JungKook antes de bajarse del auto.
SeokJin dudoso, hizo lo mismo.
Siguió a JungKook hasta el interior de la discoteca. Al entrar al recinto, un fuerte olor a sudor y a alcohol los azotó. Había un montón de personas muy borrachas en la barra y en la pista de baile, algunas incluso se tambaleaban.
JungKook tomó a SeokJin de la muñeca y lo guio a la barra, donde ambos se sentaron. SeokJin observó al omega menor, quien parecía tener más experiencia en ese tipo de actividad. Eso lo hizo sentir algo inexperto, como si fuera la primera vez que iba a una discoteca en su vida.
—Cuatro shots de tequila, por favor —pidió JungKook, levantando cuatro dedos de su mano diestra para corroborar sus palabras. El barista no tardó mucho en traerlos, poniendo los cuatro frente a JungKook, quien arrastró dos de ellos hacia el frente de SeokJin antes de mirarlo—. Dime, ¿cómo te sientes realmente?
—Molesto, muy molesto... —respondió SeokJin, mirando de sus manos a los shots de tequila.
JungKook asintió y tomó uno de ellos.
—Por mi parte, tengo mucha impotencia por dentro —dijo JungKook y alzó el shot—. Bebamos.
Se tomó el shot en un solo movimiento, siseando cuando el alcohol quemó su garganta. SeokJin miró con duda la bebida restante. ¿Esto era correcto? Hace años que no bebía, seguramente su resistencia estaría en el piso.
Miró a JungKook, quien lo miraba expectante, lucía seguro de lo que hacía.
Quizás no vendría mal olvidarse de todo por unos instantes...
Se tomó el shot de una sola sentada, haciendo una terrible mueca después. JungKook sonrió y levantó el otro, para chocarlo con el que ahora SeokJin tenía en su mano y luego se lo tomó de una, seguido del mayor.
—¿Y ahora cómo te sientes? —preguntó JungKook.
—Sigo mal.
—Yo igual. —Levantó la mano hacia el barista—. ¡Dos shots más! —Volvió a mirar a SeokJin, quien parecía algo dudoso—. ¿Estás seguro de que quieres seguir? Si quieres, nos vamos.
Mas SeokJin negó.
—No, quiero hacerlo —dijo con seguridad, asintiendo mientras apretaba sus labios—. Después de todo, no pasa nada si nos perdemos por unas horas, ¿No? —repitió lo mismo que había dicho el menor minutos atrás.
JungKook sonrió y cuando llegaron los otros shots, comenzaron a beber.
Sin darse cuenta, habían pasado más horas de las planeadas, que disfrutaron mientras bebían, charlaban y bailaban, justo como estaban haciendo en estos momentos.
Ambos estaban en la mitad de la pista, borrachos. Sus cuerpos se mezclaban con el ambiente, moviéndose al ritmo que la música les dictaba y sonriendo. Las luces cambiaban a diversas tonalidades, haciendo que sus cuerpos se entusiasmaran de tal manera, de que ahora todos se encontraban moviendo alocadamente.
Varios alfas y betas se les habían acercado por el sensual movimiento de sus caderas para invitarlos a bailar, sin embargo, ambos se negaron todas y cada una de las veces. No iban a separarse.
Cuando la canción terminó, ambos se permitieron recuperar el aliento con una sonrisa.
—Esto es increíble, Kook —rio el mayor—. Hace años que no me divertía así.
—A veces solo hace falta un poco de alcohol para mejorar las cosas —sonrió.
Luego de aquello, ambos siguieron bebiendo y ahogaron sus penas en el alcohol, sin importarles nada más. Probaron de licor en licor.
Vodka, Ron, Tequila, Whisky...
Ambos se embriagaron a tal punto, de que cada uno había olvidado sus problemas, y ahora solo se concentraban en el sonido de la música y en el movimiento de sus cuerpos, llegando a un éxtasis inimaginable.
Pero no todo dura para siempre, ¿cierto?
Los pensamientos de JungKook y el alcohol le jugaron una muy mala pasada. De sopetón, recordó toda su cruda infancia y su situación actual. Recordó el desprecio que recibió de todos cuando era un niño, incluso de su propia familia. Ellos habían sido los que más daño le había hecho. Lo habían destrozado pedazo por pedazo, rasgando cada parte de su ser. Todo lo que había logrado ocultar por años, se desbordó. El muro que le había costado tanto construir se rompió en tal solo unos segundos.
¿Un cristal roto podía repararse?
Ahora estaba desesperado, todo esto del compromiso era demasiado para él, lo sobrepasaba en demasía. Pero había logrado controlarlo antes, ¿por qué tuvo que ser tan estúpido para dejarse llevar de esta manera?
Comenzó a sentir que su pecho se oprimía, impidiéndole respirar correctamente. Las personas en la pista empezaban a agobiarlo. Llevó una mano a su pecho, intentando regular su respiración, pero era inútil. Su cuerpo comenzó a sudar frio, y su cabeza comenzó a dar vueltas. Estaba sofocándose.
Tenía miedo de que algo le pasara.
Abrió los ojos como pudo, buscando a SeokJin con la mirada, quien afortunadamente se encontraba cerca de él.
—SeokJin, me siento muy mal —dijo con dificultad.
SeokJin rio, demasiado borracho como para comprender la situación.
—¡Yo no! —dijo sonriente y siguió bailando.
JungKook se mantuvo de pie como más pudo y tiró del brazo de SeokJin hasta que ambos se adentraron en el baño, donde ya sus fuerzas no dieron para más y cayó boca arriba en el sucio piso del baño. Intentó regular su respiración nuevamente, pero no podía, simplemente no podía. Sus lágrimas comenzaron a desbordarse de sus ojos mientras todo su cuerpo temblaba por el miedo y la sudoración fría.
Un ataque de pánico.
Las lágrimas no querían para de brotar de sus ojos, como si no pudieran parar de caer. Estaba sudando demasiado.
—Hey, ¿estás bien? —dijo SeokJin risueño, tambaleándose mientras intentaba enfocar al menor en el suelo.
—Llama a alguien, me quiero ir —dijo JungKook con demasiada dificultad, demasiado concentrado en intentar calmarse.
SeokJin rio.
—Ok. —Sacó su teléfono con algo de dificultad y marcó a primer número que tenía guardado. Cuando el llamado contestó, SeokJin expandió su sonrisa y su espalda chocó contra la pared del lugar, sosteniéndose—. ¡Hola, NamJoonie! —dijo alargando las ultimas vocales—. Mira, hijo de puta —rio después de aquello, haciéndole demasiada gracia llamarlo así—. Estamos muy mal, demasiado mal. —Se tambaleó.
—¿Qué? Jin, ¿qué te pasa? —preguntó un extrañado NamJoon algo adormilado desde la otra línea.
—Kookie está mal, muy mal. —Miró al menor—. Estamos en el baño de un club cerca de la mansión. No sé cuál es, pero es el que está más cerca... —rio nuevamente.
—Maldita sea, SeokJin —maldijo desde el otro lado de la línea—. Ya vamos para allá.
—Te amo —dijo alargando exageradamente la última vocal antes de trancar.
NamJoon se levantó a regañadientes de su cama, caminando a zancadas hacia la habitación de TaeHyung, abriéndola sin permiso y despertándolo. TaeHyung abrió los ojos de mala gana, preparado para soltar un montón de maldiciones por haber sido interrumpido en su sueño, pero NamJoon habló primero.
—Jin y JungKook están borrachos en un club, hay que ir a buscarlos.
—¿¡Qué!? —exclamó TaeHyung, levantando la espalda de la cama con rapidez, todo el sueño esfumándosele. Se vistió con una rapidez que él mismo desconocía—. ¿Cómo mierda llegaron ahí? —dijo mientras ambos salían de la habitación, bajando los escalones de dos en dos.
—Seguramente se llevaron un auto.
NamJoon se acercó hacia donde se encontraban las llaves, seguido por TaeHyung.
—Mierda, se llevaron mi auto —maldijo TaeHyung.
—Vamos en el mío —dijo rápidamente NamJoon, tomando sus llaves para luego salir ambos casi corriendo al estacionamiento.
Ambos estuvieron ansiosos durante todo el camino, TaeHyung golpeando repetidas veces el suelo del auto con uno de sus pies, y NamJoon golpeando rítmicamente el volante.
Cuando se estacionaron, ambos se bajaron velozmente.
—Están en el baño —habló rápidamente NamJoon cuando entraron al club. Comenzaron a dar zancadas hasta el baño del lugar—. ¡SeokJin! —exclamó NamJoon mientras se movían de camino.
—¡JungKook! —exclamó ahora el menor de los Kim.
Exclamaron varias veces hasta que SeokJin salió de uno, tambaleándose y mostrando una gran sonrisa cuando vio a NamJoon.
—¡Hola! —exclamó con entusiasmo, casi cayendo y alargando la "a".
NamJoon corrió hacia el omega, sosteniéndolo para que no cayera al suelo.
—¿¡Jin!? ¿¡qué mierda pasó!? —exclamó NamJoon.
—JungKook está muy mal —hipó.
—¿Dónde está? —preguntó TaeHyung, quien los había alcanzado.
—Acá. —Caminó tambaleándose con ayuda de NamJoon hasta adentrarse en el baño y señaló el piso.
JungKook estaba acostado en el suelo, con un letargo preocupante, mientras que las lágrimas no dejaban de desbordarse de sus ojos hinchados y rojos. Su pecho se movía con dificultad, siendo una señal notoria de que le costaba respirar.
—Maldita sea —dijo TaeHyung—. JungKook —llamó mientras se acercaba rápidamente a él, logrando que el omega abriera los ojos con dificultad por unos segundos, conectando miradas para después cerrarlos nuevamente producto de la pesadumbre de su cuerpo.
TaeHyung cargó a JungKook, metiendo su brazo por debajo de sus rodillas, mientras que con el otro brazo envolvía su espalda y lo levantaba.
—Voy a llevarlo al auto —avisó TaeHyung, saliendo apresuradamente por la puerta del baño.
NamJoon observó a SeokJin, quien se le había pegado como garrapata, riéndose chistosamente de vez en cuando. El alfa lo miró con desaprobación y lo metió en un cubículo del baño, sosteniéndolo y metiendo dos dedos en la boca del mayor, induciéndole el vómito.
Conocía al omega. Sabía que, si lo dejaba más tiempo bajo el efecto del alcohol, la euforia que el omega sentía se esfumaría y se transformaría en un malestar que le duraría días.
El omega vomitó en el inodoro, quedando débil luego de aquello, cosa que hizo que NamJoon tuviera que cargarlo. Se lo llevó a la salida, directo al auto, donde TaeHyung ya había acomodado al menor.
Emprendieron marcha de vuelta a la mansión, vigilando preocupados y molestos a ambos omegas.
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