10. Recepción
JungKook terminó de acomodarse el saco y arregló un poco su cabello. Satisfecho por cómo se veía, salió de la habitación. Para cuando llegó a las escaleras, alzó una ceja al ver la gran cantidad de personas en la planta inferior de la mansión. Reconocía a algunos rostros: socios y empresarios de la compañía de su padre. Suponía que también era lo mismo con la compañía de Kim DongGun.
Seguro de sí y disgustado con la ocasión, bajó las escaleras que lo separaban del gentío. Si fuera otra persona, podría jurar que todos los presentes —en especial los pertenecientes a la empresa de MinSoo— se callaron al verlo descender.
Y se dio cuenta que alguien en especial se le había quedado mirando de más.
Kim TaeHyung tenía la boca ligeramente abierta en su dirección. JungKook contuvo una sonrisa porque sabía que esa noche estaba diferente. Deslumbrante, quizá. Emanaba suficiencia y eminencia. Porque deseaba que todos supieran que no se trataba del mismo Jeon JungKook que conocían. El nuevo JungKook que poco a poco iba forjándose no estaba dispuesto a caer en más tretas de su padre ni de nadie.
Portaba una camisa negra al igual que sus pantalones, los cuales se ceñían casi pecaminosamente a sus muslos. Calzaba unos zapatos negros que seguían la formalidad del atuendo. Lo que más resaltaba de su atuendo era el saco de un impoluto blanco, acompañado con unos gemelos dorados que hacían contraste con el cándido color.
TaeHyung y JungKook conectaron miradas poco después. Mirada que JungKook no despegó en todo su trayecto por la escalera. Los ojos de ambos chispearon por un instante con algo que todavía no podía definirse con exactitud.
—Se te va a caer la baba —se burló YoonGi a su lado, tomando un trago de champaña.
—¿De qué mierda estás hablando? —vociferó TaeHyung, dejando de observar a JungKook para posar la vista en su mejor amigo a su lado.
—Quieres con él, ¿verdad? —YoonGi alzó una ceja sugestivamente.
—Cállate —siseó el alfa de cabellos castaños, mirándolo con malos ojos.
El mayor rio y palmeó su hombro antes de retirarse hacia donde se encontraba JiMin. Inevitablemente, los ojos de TaeHyung volvieron a enfocar a JungKook.
Todas las miradas seguían posadas en él cuando terminó de bajar, pero JungKook simplemente las ignoró y caminó hacia donde estaban JiMin y YoonGi.
—Wow, luces... —JiMin silbó, viendo a JungKook de arriba hacia abajo con una ceja alzada—. Si no fueras omega, te daría. —Le guiñó un ojo.
JungKook sonrió y rodó los ojos. Luego le dio una ojeada al atuendo de su mejor amigo, que constaba de un traje negro, poseyente de una corbata fina del mismo color. Su cabello tintado estaba echado hacia un lado, descubriendo su frente, logrando que se viera más atractivo y sexy.
—Tú luces como todo un galán con el cabello de ese color —elogió de vuelta.
—Lo sé —dijo con un egocentrismo sobreactuado.
JungKook rio y miró hacia el lado de su amigo, donde se encontraba YoonGi.
—Hola, YoonGi, ¿cómo estás? —saludó con una sonrisa.
—Bien, gracias —respondió con amabilidad.
JungKook sonrió de labios cerrados. Buscó entre las personas a una en particular, pero no lo encontró. Probablemente no había llegado, pues apenas eran las seis y media de la tarde...
Durante un rato, habló amenamente con su mejor amigo y el alfa azabache.
Al menos hasta que dio con dicha persona.
—Con permiso —se excusó JungKook antes de retirarse.
Caminó hasta un alfa que le daba las espaldas a su ubicación.
—Señor Shin.
El alfa se giró hacia él. Se trataba de un hombre alto y esbelto de cabello castaño que rondaba los cuarenta años de edad, vistiendo un traje formal que lo hacía destacar con su elegancia.
—Hace tiempo que no lo veía, ¿cómo ha estado?
—¡JungKook! Qué bueno verte nuevamente —saludó con una sonrisa encantadora—. Afortunadamente he estado muy bien, por lo que veo tú también.
JungKook sonrió en medio de una mueca.
—De hecho... Justo de eso quería hablar con usted. —Hizo una breve pausa—. ¿Sigue ejerciendo como abogado?
—Si, por supuesto. —El alfa frunció el ceño, curioso.
JungKook miró a ambos lados, acercándose un poco a él.
—¿Podríamos ir a un lugar más privado?
El Sr. Shin asintió ante el pedido y siguió al joven omega escalera arriba.
TaeHyung, por su parte, vio como JungKook y aquel alfa se perdían escalera arriba. Sin embargo, no le tomó tanta importancia y siguió platicando con algunos de los presentes que conocía.
A los minutos, los observó bajar a destiempo. Primero aquel hombre y luego JungKook.
TaeHyung frunció el ceño.
Sospechoso.
Notó como JungKook volvió a donde JiMin se encontraba. Como si nada hubiera pasado.
El tiempo fue pasando hasta que dieron las siete de la noche, momento en el cual se escuchó el tintineo de una copa de champaña siendo golpeada repetidas veces con suavidad. Los presentes dejaron sus conversaciones de lado, prestando total atención a donde se encontraba la proveniencia del sonido.
DongGun y MinSoo estaban cercanos a una gran mesa ubicada en el centro de la sala, junto con NamJoon y JungKook, que se encontraba uno al lado del otro mientras la gente comenzaba a voltear.
—Me gustaría hacer un brindis —dijo Kim DongGun. Los presentes se aglomeraron cerca del lugar para asegurarse de oír aquello—. Primero que nada, muchas gracias por venir a todos, las familias Jeon y Kim estamos muy entusiasmados con anunciar nuestra alianza y qué mejor forma que hacerlo que el matrimonio, ¿no? —continuó con una sonrisa.
—Se efectuará un acuerdo prenupcial entre nuestros hijos, Kim NamJoon y Jeon JungKook, que garantizará la efectividad del proceso —informó Jeon MinSoo, alzando una pluma y colocándolo en la mesa contigua—. Abogado, ¿Podría traer el acuerdo? —llamó. Un hombre se acercó, depositando los papeles del acuerdo, quedándose junto a la mesa—. Ahora, ambos primogénitos firmarán —indicó MinSoo.
—NamJoon, por favor —animó el Sr. Kim, haciendo una seña con su brazo para indicarle que avanzara.
NamJoon suspiró y avanzó, posicionándose frente a donde se encontraba el acuerdo. El alfa portaba un traje totalmente negro, junto con unos lentes de igual color que hacían contraste con su piel acanelada y sus ojos marrones. Dio un paso al frente, tomando la pluma entre sus dedos. Cuando estos tocaron el pequeño cilindro, su mente su nubló, llenándolo de un sinfín de dudas.
No quería firmar. Pero, ¿tenía opción? ¿Realmente tenía?
Apretó la pluma entre sus manos y sudó frio. Levantó la vista, topándose con la mirada intensa de SeokJin sobre él. Apenas pudo mantenerla durante unos segundos, avergonzado de sí mismo. Decepcionado de sí mismo cuando se encontró firmando rápidamente el papel frente a él sin siquiera leerlo.
Cuando vio el papel firmado, su estómago cayó al suelo. Le extendió la pluma hacia JungKook. Pero el omega no la tomó, quedándose con los brazos cruzados y la vista fija en el acuerdo prenupcial.
JungKook sí había leído el contrato cientos de veces la noche anterior. Una parte de él no dejaba de reproducirse en su mente como la imagen de un rollo de película.
El matrimonio no se podía disolver. O, al menos, no por el momento.
¿Qué podía hacer? No tenía contactos, no tenía apoyo. Tampoco tenía el poder para detener algo como esto. Su padre seguía ejerciendo esa presión en su vida, le gustase o no. Y Dioses cómo lo detestaba.
Apretó la mandíbula cuando su padre se posicionó disimuladamente detrás de él y le apretó el brazo con fuerza. No tenía opciones, mucho menos en frente de todas esas personas. Mucho menos frente a Kim DongGun y Jeon MinSoo.
Con los puños apretados, tomó la pluma a regañadientes y firmó bruscamente el papel. Luego tiró la pluma en la mesa y apartó la mirada de todo y de todos.
Los aplausos chirriaron en sus oídos, pero JungKook no se quedó para escucharlos. Se fue a paso rápido, enfurecido e impotente.
Tomó una de las copas que cargaban los mesoneros y se la tomó de un trago. Tomó otra más, tomándosela de la misma manera. Sintió el líquido quemar su garganta, pero aun así no fue suficiente y repitió el mismo proceso una tercera vez. Fue hacia la cocina, de donde tomó una botella entera y comenzó a servirla en su copa.
Emborracharse no solucionaría nada, él no sabía, pero... ¿por qué no hacerlo?
Minutos más tarde, el salón se había divido en varios grupos entre charlas variadas. Uno de ellos se encontraba especialmente cerca de donde estaba, conformado con su padre, NamJoon y otras cuantas personas. En él, una alfa que reconocía de la empresa de su padre y que lucía un lápiz labia rosa chillón bastante desagradable desde el punto de vista de JungKook, miró a NamJoon antes de hablar y decir:
—Debes tener cuidado en los matrimonios, en especial con omegas como él —dijo la alfa, mirando de arriba abajo a JungKook, despectivamente.
JungKook rio con sorna.
—¡Oh, pero señora! —Se acercó sin pelos en la lengua—. Usted no puede sermonear sobre el tema. Digo, tiene treinta y cinco años y tiene... —Contó con sus dedos y los alzó, mostrando cuatro dedos—. Cuatro divorcios. Y tengo entendido que ya va por su quinto omega. Qué escándalo, ¿no? —dijo abriendo los ojos de par en par, mostrando una sorpresa bastante exagerada y claramente fingida.
En el grupo, se escucharon varias risas. JungKook sonrió ladino, viendo como la mujer se enfurecía. MinSoo lo miraba de forma desaprobatoria y molesta, mas JungKook no le prestó mucha atención.
—¡Qué falta de respeto! ¡Qué pocos valores! —exclamó la mujer, claramente aireada.
JungKook rio.
—Ya eso es con mi padre, al fin y al cabo, él me crio. ¡Salud!
Alzó su copa y se la bebió de un solo sorbo, dándose la vuelta con una sonrisa y dejándola sobre la bandeja que cargaba SeokJin —quien casualmente se encontraba cerca de la escena—, para luego salir hacia el patio, meneando las caderas con superioridad.
JiMin, quien también había escuchado el revuelo, siguió a su amigo hacia el patio, acercándose a él cuando lo vio mirando hacia el cielo estrellado. Se posicionó delante del omega, haciendo que JungKook bajara su vista hacia posarla sobre JiMin, sonriendo al verlo.
—¿Qué fue eso? ¿Estás bien? —preguntó sorprendido por la actitud reciente de su mejor amigo.
JungKook tenía las mejillas algo sonrojadas. JiMin le tocó la frente, percatándose de lo caliente que estaba.
—Ay, ya te emborrachaste —susurró exageradamente alto.
JungKook rio como tonto a causa de la borrachera.
—¡Me siento asombrosamente bien! —exclamó JungKook con una sonrisa, estirando los brazos a los lados.
—Ay, Dioses... —exhaló JiMin con una mueca, notando la gravedad de la borrachera—. Vamos, te llevaré a tu habitación.
Jaló del brazo de JungKook, más este se soltó, soltando un sonido de protesta.
—¡No! Yo quiero estar en la fiesta.
Y JiMin no pudo reaccionar cuando el menor ya se encontraba entrando a la casa nuevamente.
JungKook caminó hacia donde se encontraban unas copas de brandy y sin dudarlo, tomó una, bebiendo su contenido de un sorbo. JiMin llegó poco después para "cuidarlo", más se distrajo cuando YoonGi llegó al lugar.
El omega estaba concentrado en su copa de brandy mientras vagaba por toda la fiesta, pero, en un punto, su atención se detuvo en alguien. Un alfa en particular.
JungKook se mordió el labio y lo recorrió con la mirada.
Kim TaeHyung vestía con un traje totalmente negro, que jugaba con las distintas tonalidades de opaco y algo de brillante. Portaba un cinturón negro separaba su pantalón perfectamente amoldado de su camisa; de él colgaba una fina cadena de plata que se unía con otra parte del cinturón. Los dos primeros botones de su camisa negra, estaban abiertos, dejando a la vista una pequeña parte de sus clavículas.
El alfa conectó miradas con él y JungKook tomó de un solo sorbo su bebida y la depositó en la misma bandeja de donde la había tomado antes de caminar hacia él.
Una vez llegó hasta donde estaba, le pegó un fuerte manotazo en el hombro. El mayor lo miró como si estuviera loco.
—Hey —llamó.
—¿Dime? —dijo con extrañeza, aun mirando a JungKook como si estuviera loco.
JungKook se acercó, juntando totalmente sus pechos de repente. Su cabeza estaba inclinada hacia arriba, así que bajó la mirada para chocarla con la de TaeHyung. El menor pudo notar la mirada almendrada del alfa, que lo observaba entre confusión e intensidad.
—¿Qué? —preguntó TaeHyung, poniéndose algo nervioso e intentó alejarse del omega, pero JungKook lo abrazó por la cintura, inmovilizado.
—Te tengo ganas, te tengo muchas ganas —murmuró algo mal pronunciado y gutural.
TaeHyung expandió sus ojos y alzó sus cejas, ciertamente tomado por sorpresa. Pero una sonrisa de lado creció en sus labios sin poder evitarlo. Una sonrisa cautivadora que hizo ennegrecer sus ojos almendrados.
—Puede que yo también —dijo con voz ronca.
De repente, se escuchó con una exclamación que provenía de un lugar cercano, rompiendo en embriagante e inesperado momento. JungKook prestó toda atención al evento, distanciándose de TaeHyung para ver que ocurría. El alfa lo siguió, con la misma curiosidad.
—¡Jin! Ven para acá —llamó DongGun desde un grupo de personas.
JungKook se acercó un poco al lugar, sin entrar en el grupo, prefiriendo quedarse expectante. SeokJin, extrañado y tenso, se acercó al lugar, posicionándose junto al Sr. Kim, quien lo abrazó de hombros.
—Señores y señoras, él es SeokJin, el mayordomo de la casa... Aunque también se le conoce como el amante de mi hijo mayor. —Palmeó su pecho y lo soltó—. Es un encanto, ¿no creen?
Jadeos sorprendidos se escucharon por todo el grupo, alertando a los que no se encontraban en él.
—¡Qué vergüenza debería darte, niño!
Los hombros de SeokJin se tensaron en sobremanera, viéndose obligado a bajar la mirada, humillado. Todo su cuerpo estaba a nada de temblar involuntariamente y unas ganas horribles de vomitar se hicieron presentes.
Varias personas más se comenzaron a burlar del omega, haciéndolo sentir peor.
JungKook tomó una copa de brandy y observó la escena a detalle para luego acercarse al lugar después de dar un sorbo a su bebida con la mirada oscurecida. Caminó con seguridad hasta que obligó a sus pies a trastabillar. Tropezó, haciendo que su copa de brandy se derramara en el traje de DongGun.
—¡Ay! Perdón, me tropecé... —dijo soltando un jadeo de sorpresa fingida—. Lo siento, es que la noticia me tomó por sorpresa —dijo con un tono muy sobreactuado que hacía obvio que había sido intencional.
El Sr. Kim lo miró con furia, pero JungKook se enderezó y acomodó su propio traje, paseando su vista por los presentes hasta detenerse en una de las omegas que se había burlado de SeokJin y la señaló, importándole poco que fuera de mala educación.
—Usted. No debería siquiera opinar sobre el tema, después de todo, se escapó con otro hombre en su noche de bodas —dijo, tapándose la boca con dos dedos mientras una risita burlona se escapaba de sus labios. La mujer jadeó ofendida—. Y usted, señor —señaló a un alfa, riendo—, también debería hacer silencio cuando tiene dos familias, es decir, dos omegas con hijos. —Ahora señaló a la pareja del alfa que acababa de señalar—. Y también va para usted, aceptar a un marido con doble vida no es algo de lo que debamos sentirnos orgullosos.
TaeHyung observaba y escuchaba todo con una sonrisa socarrona en los labios y tomó una copa de brandy de uno de los mesoneros que pasaba por allí. Le dio un sorbo mientras observaba el espectáculo con diversión.
—¡¿Cómo es posible tanta humillación?!¿Y aun así quieres que asistamos a la boda? ¿De un asesino?
La sonrisa entretenida de TaeHyung cayó al instante, escuchado jadeos de sorpresa de todos los presentes. Miró a JungKook, buscando respuesta. El omega tenía los ojos oscurecidos y forzó una sonrisa ladeada hasta soltar una única carcajada amarga al aire.
—No me importa lo que piense usted o todos los presentes de aquí, después de todo, el que se va a casar soy yo —espetó JungKook con la misma sonrisa ladina, deshaciéndose de ella para seguir hablando—. Y para que las cosas queden claras, el único humillado aquí es él. —Señaló a SeokJin—. Sus vidas son los suficientemente miserables como para hundirse solos.
El omega se estaba a punto de dar la vuelta, pero se topó con la mirada de su padre. No era una mirada cualquiera, no, era la misma que le había dado cuando todo sucedió. Rabia, cólera, impotencia. Lo miraba como si... Como si quisiera matarlo.
Su sangre se heló y su cuerpo se paralizó por un instante, tiempo suficiente para finalmente salir trotando hacia la cocina.
Los nervios y la paranoia comenzaron a jugar en su contra, junto a recuerdos del pasado mezclados con el presente.
Una vez dentro de la cocina, cerró las puertas con apuro y se dejó caer sentado contra la pared. Su corazón galopaba con furia contra su pecho.
—Al fin lo hice... —jadeó sorprendido por su propia osadía.
Jamás en su vida había logrado enfrentar a su padre de esa forma. Desafiarlo en público, mostrando su insolencia en público. Jamás. Y, Dioses, se sentía tan...
Tragó.
«¡No me vuelvas a hablar de esa manera, Jeon JungKook, porque a la próxima no será una simple cachetada lo que te daré!». Un flashback de su padre amenazándolo volvió a su mente, haciendo que el miedo sobrepasara la realización que sentía.
Maldijo su malísima estabilidad emocional por hacerle experimentar este episodio tan similar a un ataque de nervios. Se maldijo por haber bebido, pues su cabeza punzaba. Estaba seguro que su cuerpo estaba temblando. Y es que no sabía de lo que su padre era capaz de hacerle.
Salió de su trance cuando su hombro fue tocado por SeokJin.
—Hey, ¿estás bien? —preguntó el mayor, ciertamente preocupado.
JungKook abrió los ojos de par en par y tomó los brazos de SeokJin, mirándolo a los ojos.
—Escóndeme, escóndeme, sácame de aquí —suplicó—. Él va a h-hacerme algo, lo sé.
—¿Quién? —preguntó SeokJin, con su preocupación aumentando.
—Mi padre —respondió inmediatamente.
SeokJin se sorprendió y titubeó un poco antes de aceptar, pensando bien la situación, pero terminó cediendo al ver al menor tan asustado.
—Ok, ok. —Lo tomó del brazo y ambos se escabulleron por los pasillos, dirigiéndose a la habitación que le pertenecía a SeokJin—. Quédate aquí, saldré para que nadie sospeche —le indicó apenas entraron.
JungKook asintió y fue a sentarse en la cama mientras se abrazaba a sí mismo.
SeokJin salió de la habitación, procurando no ser visto por nadie y entró a la cocina, comenzando a servir algunos vasos con bebidas para disimular. Escuchó unas voces provenientes del pasillo. Tragó saliva y se dirigió a la puerta, asomándose ligeramente para toparse con que, en la lejanía del pasillo, se encontraba DongGun junto a MinSoo.
—¡¿Dónde está esa pequeña mierda?! —exclamó uno de ellos, alertando a SeokJin.
SeokJin exhaló con alivio tembloroso cuando los vio alejarse de su ubicación, más tranquilo porque sabía que el menor seguía en su habitación. Así que siguió preparando los vasos como si nada hubiera pasado.
Después de todo, ¿a quién se le iba a ocurrir que lo estaba ocultando el amante de su prometido?
Ya la fiesta había culminado y todos se habían retirado de la casa, incluyendo a los mismos DongGun y MinSoo, quienes seguían furibundos por lo ocurrido y por no haber encontrado a JungKook. Se habían ido a realizar los últimos arreglos antes de irse al viaje de negocios, o al menos eso es lo que dijeron.
SeokJin entró a su habitación, encontrando a un JungKook sin pantalones y sin saco, recostado en su cama. El joven omega, al percatarse de su presencia, alzó la cabeza con la mirada somnolienta.
—¿Ya se fueron todos? —dijo el menor, preocupado.
SeokJin sabía que con "todos" se estaba refiriendo específicamente a su padre y al Sr. Kim, así que asintió.
—Sí, el señor Kim y el señor Jeon fueron los primeros en irse.
JungKook soltó una risita gangosa, producto de la borrachera y dejó caer su cabeza nuevamente en la cama, causando que jadeara producto de un mareo. Se hizo a un lado para dejarle espacio a SeokJin, quien rio suavemente ya que el menor no parecía tener planes de irse a su habitación esa noche.
SeokJin se quitó el saco y se acostó boca arriba junto a él.
Se formó un silencio cómodo después de aquello, que fue roto tiempo después por SeokJin.
—¿Desde cuándo sabes lo de NamJoon y yo?
—Desde el primer día. Son muy obvios, ¿sabes? —soltó una risita.
SeokJin sonrió de labios cerrados, algo nervioso.
—¿Desde hace cuánto están juntos? —se animó a preguntar JungKook.
—Desde hace cinco años... —respondió con una sonrisa ensoñadora.
—¿Qué? —Se levantó sobre un brazo, mirando con sorpresa al omega mayor.
—¿Ves por qué me duele tanto? —dijo con un deje de tristeza en su voz.
JungKook puso una mueca de aflicción y volvió a recostar su cabeza sobre la almohada, mirando a SeokJin.
—Quiero evitar esto. Voy a hacer lo posible por evitarlo —aseguró con voz aletarga.
SeokJin volteó su cabeza para verlo con pesadumbre.
—¿Cómo? ¿cómo harás eso? —inquirió, un poco tosco sin quererlo.
—Siempre he querido vengarme de mi padre... —exhaló una pequeña sonrisa amarga—. Y creo que esta es mi oportunidad.
—Espero que lo logres —dijo en medio de un suspiro y se acomodó mejor en la cama. Miró al omega de ojos grandes, quien ahora se encontraba viendo el techo al igual que él—. ¿Por qué te quisiste esconder de tu padre?
JungKook lo miró y señaló su herida en el pómulo, aun algo enrojecida, puesto que no había tenido mucho tiempo para sanar.
—Esto me lo hizo cuando le dije que no iba a casarme con NamJoon. —Suspiró hondo—. Él me amenazó con hacerme algo peor si me volvía a comportar de la misma manera... —Miró nuevamente al techo y tocó su pecho—. Pero cuando dije todas esas cosas allá afuera, me sentí libre por primera vez en mi vida. —Sonrió—. Después de tantos años de humillaciones y malos tratos, esto me hizo sentir pleno —admitió, manteniendo la sonrisa adormilada.
De repente, una risa de limpiavidrios llega hasta los oídos de JungKook, quien abrió los ojos de par en par al percatarse de que el omega mayor estaba riendo por primera vez desde que lo conocía.
—¿De qué te ríes?
—De cuando le dijiste a la señora esa que se fue con otro el día de su noche de bodas —dijo riendo entre medio.
—Sí. —Se carcajeó el menor—. ¿Viste cómo se le deformó el rostro por la indignación?
SeokJin asintió animadamente mientras reía.
—¡Ah! Y la alfa con el labial chillón... ¡Me quemaba los ojos!
—¿Lo escuchaste? —JungKook hizo una "o" con los labios.
—Por supuesto, todo el mundo lo escuchó —dijo reprimiendo una carcajada.
—Mierda, sí estoy muy borracho. —Se carcajeó el menor.
SeokJin asintió y poco a poco las risas fueron menguando y el sueño se hizo presente.
Antes de que ambos cayeran en el mundo de los sueños, SeokJin habló.
—Gracias...
JungKook sonrió con los ojos cerrados y finalmente cayó dormido, seguido de SeokJin, quien ya había cerrado los ojos.
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