Capítulo 5

Capítulo 5

Románticos Espejismos

El invierno pasó con lentitud, la primavera se aproximaba con sus primeros soplos de viento fríos, y a pesar de que ya era socialmente aceptado llevar ropa más ligera, aún era necesario cargar algún saco o bufanda. Con un suspiro cargado de nostalgia, el bicolor empujó su maleta dentro del auto que lo llevaría de regreso a casa. Inhaló el primaveral aire japonés, que gustoso le dio la bienvenida a su país natal.

Que bien le sentaba regresar después de tanto tiempo.

Cinco meses exactos habían pasado. Cinco dolorosos, difíciles, educativos y melancólicos meses. Su padre dijo que serían tres, el campamento lo extendió a cuatro y las consecutivas juntas y reuniones formales a cinco. Durante todo ese tiempo siempre se mantuvo en contacto con sus amigos por medio de mensajes o cortas llamadas. Muchas veces le relataban divertidos sucesos o difíciles momentos para alguno que otro compañero. Las charlas solían extenderse lo más que podían, hasta que la diferencia horaria los separaba y Todoroki se mantenía sumido en la oscuridad de su habitación dentro del hotel.

Midoriya era un tema aparte.

Ingresó con algo de pereza al transporte, y tal como muchas otras veces –cientos –, sacó su cabeza por la puerta del auto y llamó a su torpe asistente con cansancio.

Sí, Hatsume Mei también había viajado con él a Japón.

Su padre insistió hasta hartarlo. Si Todoroki quería regresar cuanto antes, debía aceptar sus molestas condiciones, porque de otra manera no lo dejaría ir. Enji no podría pisar territorio nacional hasta dentro de otros cuatro meses. Toda una dicha para el bicolor, mucho tiempo lejos del yugo paterno.

El viaje hasta Miyagi se le hizo realmente corto. Su mente iba cavilando en lo profundo de sus más tiernos y cálidos recuerdos, aquello le hizo sonreír escuetamente para luego suspirar hastiado. Debía dejar de añorar cosas que no existían.

—Señorito —le llamó Mei, que encontraba a su lado —, hemos llegado a la casa Todoroki.

El bicolor asintió con desinterés.

—Puedes bajar, Mei. Might te ayudará con las maletas —dijo reacomodándose en su asiento —. Puedes acomodarte donde quieras.

La pelirosa le miró confundida.

— ¿No planea bajar?

—Sí —dijo soltando un suspiro —, pero luego. Tengo unos asuntos que atender antes de instalarme.

Mei lo siguió observando, atenta a cualquier movimiento de su señorito. El bicolor alzó una ceja con el semblante serio, esperando por la asistente, sin embargo parecía que la pelirosa no comprendía la indirecta.

—Osea que te bajes.

La mencionada abrió los ojos comprendiendo. Se sintió torpe al no entender lo que el menor quería decirle de forma indirecta. Asintió repetidamente con el rostro abochornado, y se bajó del auto entre disculpas tartamudeadas. El bicolor volcó los ojos con impaciencia.

Cuando Might, su habitual conductor con el cual ya se sentía bastante familiarizado, finalizó de prestar ayuda a la asistente que seguía colorada, ingresó al auto soltando un suspiro.

— ¿A dónde desea que lo lleve?

Todoroki se llevó el meñique hasta la comisura de sus labios, mientras los demás dedos sostenían su perfilado mentón. El reflejo de un rostro sereno se dibujó en el vidrio de la ventana.

—Solo sigue el indicador en el GPS, Might. Ya programé la dirección.

—Sí, señorito Todoroki.

El viaje fue sumergido por el silencio. Afuera, pocas gotas de agua caían sobre la ciudad, humedeciendo todo. Un claro vestigio de ser una despedida al invierno, y una bienvenida a la tediosa primavera. Todoroki no era particularmente un amante de la naturaleza, las flores, o las cosas cálidas. Así que aprovechaba para observar el paisaje, al menos así podría dejar de pensar tanto.

—Llegamos, señorito —anunció Might con serenidad, luego de un rato. Shōto observó el lugar, la casa no le era pero para nada de conocida.

¿Estaba realmente bien informado?

—Espera aquí —ordenó. Su conductor personal lo miró a través del espejo delantero —. No apagues el motor, Might. No tardaré mucho.

Se deslizó fuera del auto. Con un golpe suave pero directo, cerró la puerta. No quería llamar la atención, es por eso que había señalado en el GPS la dirección a dos cuadras de la ubicación exacta. Inhaló el frío aire que suavemente mecía la flora de la calle, y con inseguridad tomó el celular que descansaba en el bolsillo de su chaqueta.

¿Realmente iba a hacer esto?

Sabía que no era correcto, que no debía entrar ilícitamente, pero necesitaba verlo con sus propios ojos. De otra forma no se veía capaz de convencer a su tonto corazón.

El celular vibró en su mano. Todoroki se sobresaltó en el lugar por el movimiento inesperado del aparato. Rápidamente desbloqueó el móvil, al leer, su estómago comenzó a punzar por los nervios.

[Número Desconocido]
+52 1 961 175 17xx : Ten cuidado, se encuentra en el primer piso.

[Número Desconocido]
+52 1 961 175 17xx : Hagas lo que hagas, no te permitas perder la compostura.

Todoroki asintió seriamente a la pantalla. Segundos después comprendió lo tonto que se veía haciendo eso. Resignado, llevó el celular de regreso a su bolsillo. Observó el perímetro del lugar en el que se encontraba, y se perdió después de desviarse un poco.

Entonces cruzó la calle.

E hizo ingreso al domicilio señalado. De por sí ya sabía que la reja exterior estaría sin seguro, y que bajo el tapete de entrada habría una llave de repuesto para la puerta principal de la casa.

Por supuesto que Todoroki ya sabía todo eso.

Y lo que sucedió de ahí en adelante fue un conceso de imágenes que pasaron por sus ojos de manera rápida y casi borrosa. Casi imperceptible, pero verdadero.

El semi albino se deslizó en el interior de la casa con sigilo, con precaución y listo para huir de ser necesario. Avanzaba cual felino, con los latidos del corazón martillándole en sus oídos. Todoroki caminó con suavidad en el interior, debía ser precavido, el mensaje señalaba claramente la ubicación del objetivo y apuntaba a ser en el primer piso.

Entonces por un segundo creyó que no encontraría a nadie, creyó que podría tomaría el celular y escribir cientos de mensajes burlándose, en verdad por un segundo lo creyó. Que todo era una farsa y para ese momento la alegría se instaló en su pecho, pero fue tan efímero como un instante.

Al segundo siguiente su corazón se retorció con dolor, porque no podía esperar para ver a Izuku, su novio...

...Sobre otro chico siendo follado.

Quiso reír ante la escena, pero en vez, sus piernas se frenaron en seco al ver la escena que se desarrollaba frente a sus húmedos ojos bicolores. Escondió una sonrisa cínica detrás de su puño, fingir que la brutal imagen que veía no dolía, era la actuación más perfecta que había logrado hasta ahora. Pero bien sabía que existían mejores actores, que habían perfectos mentirosos, más que él mismo.

Y es por ello que retrocedió.

Su petulante sonrisa no la abandonó en ningún momento, ni siquiera cuando los brillantes y llorosos ojos de Midoriya estaban nublados por el velo del sexo y lo desviado.

Todoroki quiso vomitar.

Pero se contuvo.

Jadeos ahogados inundaron la sala de estar. El frenético golpeteo de caderas provocaba que los resortes del sillón sobre el cual estaba la pareja, chillaran pidiendo ayuda. Midoriya se encontraba sentado desnudo sobre el miembro de un hombre que Todoroki desconocía. Los iris heterocromáticos eran testigos de los movimientos indecorosos y obscenos de la pareja. Sus ojos grababan a fuego la imagen de su Izuku siendo penetrado una y otra vez por un sujeto que no era él.

Cuando llegaron al orgasmo, Midoriya suspiró con una sonrisa reluciente. Satisfecha. Besó los labios de su amante con lascivia, y deslizó la lengua por el cuello ajeno. Chupó lo más que pudo, hasta oír una exclamación de dolor.

Shōto para ese entonces ya estaba llorando en silencio, oculto entre la seguridad que brindaba la oscuridad de la lejanía.

—Eso fue... —susurró el hombre entre inhalaciones. Trataba de recuperar el aire perdido.

Midoriya sonrió complacido.

—Increíble —completó saliendo del miembro ajeno. Semen se deslizó por sus glúteos y el bicolor frunció el ceño con asco.

El sujeto que tenía rasgos americanos, y llevaba un mal teñido rubio, se puso de pie con flojera. Casi deseando poder continuar con el acto cometido.

— ¿Cuando regresa tu novio? —Preguntó quitándose el condón, y haciéndole un nudo. Midoriya lo miró mal.

El bicolor se llevó una mano hasta su boca para evitar soltar algún jadeo, preso del llanto.

—No te importa, Monoma —gruñó, para luego acercársele y deslizar una mano por el bello rostro de su amante, casi con cariño —. Disfrutame mientras me tengas, porque no soy para siempre.

El labio de Todoroki tembló y su corazón se contrajo con dolor. No podía estar más ahí.

Corrección.

No aguantaba más estar ahí.

Con la respiración acelerada, la cara mojada, manos sobre la boca, y dientes mordiendo su lengua, Shōto caminó sobre sus pasos hasta regresar a la puerta de entrada. Su vista estaba nublada por las lágrimas, y su garganta se apretaba agónicamente.

Ya no importaba.

Es por eso que le dio igual el sonido estruendoso que emitió la puerta al ser azotada con fuerza contra el marco de entrada. Es por eso que le dio igual salir corriendo en carrera hacia cualquier dirección; olvidó dónde había quedado el auto. Todoroki simplemente corrió hasta que sus músculos protestaron de dolor, y sus pulmones quemaron exigiendo un poco de aire.

Tenía razón.

Tenía razón.

Tenía toda la maldita razón.

Midoriya no lo amaba. Izuku no lo respetaba. Él follaba con cualquiera. La tarde que compartieron no significó nada.

Todoroki no era amado.

Todoroki no era...

Todoroki no...

Todoroki...

...Se desplomó.

Hace cuatro meses exactamente no comía ni dormía bien. Estaba anímico, débil y deprimido. Sus energías se habían reducido considerablemente desde que recibió un mensaje, instantes después de haber finalizado su llamada con Midoriya.

El mensaje no tenía remitente, ni número, ni texto. Sólo una foto. Una imagen añadida que destrozó la poca humanidad que le restaba a Todoroki.

La foto de Izuku, su Izuku, siendo besado por Kaminari Denki.

•••

Nota de Autor (muy largo) :

Solo espero que les...
Bueno, doler no, pero que les haya dado un poco de pena. Esto no es "Kill me Burn me Slowly", como para llorar, o sufrir (los que disfrutaron la mutilación de los beibis no cuentan)
así que mi intención era que les diera un poco de pena la situación de
Shō-chan, nada más.

Para los que no se dieron cuenta o los confundidos, Todoroki ya sabía de los engaños constantes de Midoriya, a través de mensajes sin remitente.

Pero esto será más aclarado y explicado en el próximo capítulo ;)
Por mientras disfruten del dolor de Todoroki, y sí, ¿desmayo? Que cliché... Lo sé y lo siento. Quizás eso lo cambie en mi última edición del capítulo, ya veremos. (Esto fue vilmente cambiado en la edición final XD)

Uh, tengo otra versión de este capítulo, ¿quieren leerlo? Es menos apegado al Todoroki del manga y es más cutre pero cool(? Obviamente no contaría como canon, sólo lo pondría como mucho dos o tres días, para luego quitarla. Sólo es por diversión.

Tengo tanto que decir, pero no quiero aburrirlos TuT

Espero que hayan notado lo ligeramente distinto que escribí este capítulo. Fue un poco más pausado y me concentré en el ambiente, y un poco más en los sentimientos de Todoroki. Ya saben porqué... 7w7r
El Bakutodo se aproxima, mis beibis...

Por cierto, el número usado en el celular de Todoroki es 100% real no fake 7u7r
Ah, pero el que intente descubrir sus últimos dos dígitos morirá lenta y dolorosamente :) No, no es el mío, pero sí el de mi chica. Así que ya saben, inténtelo y su familia los hallarán muertos, en picaditos.

Mucho amor para ella 💋

Uh, también creo que habrán notado mi gran amor hacia Lana del Rey, es que ella es simplemente fantástica. Su voz es mágica y sensual. Sus canciones son trágicas, tristes y llenas de melancolía. Uy, también añadí una canción de la genial banda sonora del animé "Guilty Crown", nadie se dio cuenta :,v Inori debe estar revolcándose en su tumba >:,c

En fin, los adoro 💖
Gracias por sus votos, comentarios y lecturas.

FadedDoll

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