06.
Jihoo había vuelto luego de dos días. Pero esta ocasión, en vez de marcharse luego de pedir, se sentó en la misma silla donde usualmente se sentaba Jiwoong y comenzó una plática con halagos de por medio hacia Matthew.
—¿De donde sacas tanto piropo? —Matthew rió escandalosamente al escuchar al castaño.
—Tu hermosa sonrisa hace que mi mente cree las más maravillosas frases para deleitarte —Jihoo sonrió, recibiendo un suave golpe en el hombro del rubio como si se conociesen de toda la vida.
—Dios mio, por favor para —Matthew volvió a reir y se quitó una pequeña lagrimita de su ojo derecho antes de que rodara por su mejilla. Sabía que Jihoo lanzaba aquellos comentarios más para molestarlo, pero en vez de hacerlo, soltaba carcajadas de las idioteces que salían de su boca.
Su vista instantáneamente se dirigió a las afueras de la cafetería al sentir la tan característica motocicleta de Jiwoong. De esta bajó el nombrado y Hao. Enseguida, los ojos oscuros de Jiwoong chocaron con los de Matthew, enviándole una corriente electrica por toda su espina dorsal. Vio el pequeño abrazo que Hao le dió a Jiwoong antes de desaparecer por un costado de la cafetería, Matthew suponía que a la sala de empleados. Volvió a chocar miradas con Jiwoong, quien ahora mismo tenía una mueca en el rostro y sacaba una mochila negra del compartimiento de su motocicleta.
—Hey —Matthew miró a Jihoo sobresaltándose, y los ojos del chico viajaron desde él hasta Jiwoong, quien comenzaba a caminar hacia la entrada, y volvieron al rubio. El castaño enarcó una ceja, divertido. —Vale, creo que tengo que irme a la universidad -Jihoo miró burlonamente a Matthew, quien apretó los labios y miró hacia su costado, —Adiós, lindo.
Matthew ni si quiera pudo despedirse de Jihoo antes de que se marchara luego de darse cuenta de lo que sea que haya pasado allí, chocando a medio camino hacia la puerta principal con Jiwoong, quien le miró entrecerrando los ojos y con los dientes apretados con fuerza. Matthew no pudo ver qué demonios hizo Jihoo, pero el rostro de Jiwoong se ensombreció de una manera tan intimidante que Matthew quiso esconderse detrás de la barra, lástima que no pudo hacerlo, ya que Jiwoong le había visto y no apartaba la vista ni un milisegundo de él.
Cruzaron ojos nuevamente, y Matthew tragó saliva al ver de reojo como se sentaba al frente suyo y dejaba su mochila en el respaldo de su asiento, sin separar sus orbes y apretando el mantel entre sus manos, de alguna manera se sintió bien tener la mirada de Jiwoong en él, en sus ojos -que especialmente los había maquillado un poco más de lo usual-.
—Hola, Jiwoong hyung, ¿qué sucede? —preguntó quedito, completamente de piedra y sintiéndose algo aliviado al ver esas grandes cuencas vacias y oscuras suavizarse un poco ante su pregunta.
Matthew notó aquello, y marcó un pequeño punto para él y su voz.
—Nada en realidad, Hao ha estado un poco insistente y yo tengo un trabajo que terminar —Jiwoong apartó bruscamente la mirada y dirigió sus manos a su mochila en un dos por tres al escuchar la puerta que llevaba a la cocina ser abierta.
Matthew, como todo ser curioso, giró su torso y encaró a un Hao con un tic en el ojo que el rubio suponía que era de rabia, al ver a Jiwoong sacar su computadora frente suyo. Matthew se sintió intimidado, últimamente no se cruzaba mucho con Hao, pero se percataba de su actitud más hostil en vez de la amigable y risueña personalidad.
Vio al castaño marcharse unos instantes después dentro de la cocina, y cuando volvió su cuerpo al frente, Jiwoong miraba la puerta de la cocina con una ceja fruncida.
—Han peleado, ¿no?
Jiwoong hizo una mueca, tecleando algo en su computadora, -en realidad no tengo idea, no le tomo mucha importancia —se encogió de hombros.
Matthew se tragó el pequeño nudito de su garganta antes de decir: —deberias hablar con el, se veía enojado y no me gustaría que ust-"
—Matthew, cuando estoy contigo prefiero no hablar de Hao.
El estómago de Matthew dió un vuelco inesperado, Jiwoong mantenía la cabeza baja detrás de la pantalla, pero si se colocaba de puntitas sultimente, podía notar que el pelinegro tenía los ojos cerrados y su labio inferior apresado por sus dientes.
Tierno.
Pensó, sintiendo sus mejillas algo calientes.
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