04.

—Así que... ¿estás coqueteándole al novio de Hao?. —preguntó Hanbin, golpeándole con su codo en la costilla y levantándo una ceja al ver a Jiwoong sentado en una de las mesas mirando hacia afuera.
 
—Cállate, chismoso. No le estoy coqueteando, no sé de donde sacas eso. —Matthew le miró mal, apoyado en la puerta que llevaba a la cocina.
 
—Oye, enanín, soy tu mayor, respétame. —Hanbin le empujó suavemente.
 
—Me vuelves a decir así y juro que te estampo una de las tortas en la cara. —el rubio le sacó la lengua, y antes de que Hanbin pudiese darle un golpe que le sacaría hasta los ojos, le empujo de vuelta a la cocina y caminó triunfante hacia la barra, yendo a atender el nuevo cliente que había llegado.
 
—¡Hola, buenas tardes! ¿Desea ordenar?. —Preguntó Matthew con una amable sonrisita en la caja, mirando al chico que había llegado.
 
—Hola.— Detalló un poco su cara por unos segundos, ojos grandes, cara pequeña y labios gruesos, su cabello era castaño y corto, peinado algo hacia arriba.
 
El chico era guapo, pero no tanto como el que estaba en la mesa por encima del hombro del castaño, el cual le miraba capciosamente.
 
—Quiero una infusión de té de maqui y canela y...—Matthew apretó unas cuantas teclas antes de mirar nuevamente al cliente, captándolo mirándole con una sonrisa algo coqueta. —Y tu nombre, si puedes, también tu número.
 
Matthew enrojeció hasta las orejas al tan simplemente procesar aquel comentario. Soltó una risa, contagiando al chico de ojos grandes.
 
—Me llamo Matthew, pero no te daré mi número. —bajó la cabeza, perdiéndose la mirada desilusionada del chico. —Son ₩3300.
 
—Soy Jihoo.
 
Matthew le miró con una sonrisa y el ceño fruncido, mientras recibía el dinero, entregaba la boleta y comenzaba a preparar la infusión. — Bueno, Jihoo, ¿lo quieres para servir o llevar?"
 
—Hoy para llevar, mañana para servir. —Matthew miró el rostro coqueto de Jihoo, y soltó un pequeño bufido nervioso, ignorando al chico y esperando no enrojecer.

Sintió la mirada de los grandes ojos de Jihoo sobre él, y mirando de reojo, pudo notar que Jiwoong igualmente le miraba, y que este ahora se encontraba sentado en la barra, a dos asientos de Jihoo con una de esas miradas intimidantes que Matthew no podía soportar.

Sentía una tensión sofocante dentro de su perimetro. Tener a dos hombres que le miraban como un pobre pedazo de carne era casi un martirio y ni si quiera habían pasado 5 minutos, se sentía ahogado, observado, y lo peor es que muy en el fondo le gustaba sentirse así y ser el centro de atención.
 
Pero más le gustaría que solo Jiwoong lo mirase.
 
Tapando el envase luego de terminar la infusión caliente, agregó una pequeña carita sonriente a la copa de cartón y se acercó a Jihoo con una sonrisa.
 
—Aquí tienes, Jihoo. —le entregó la infusión al chico, sintiendo las pesadas manos de este abrazar las suyas por un segundo y sintiendose extraño con Jiwoong observándole. —Ten un bonito día. —le deseó, porque el chico le había resultado agradable, aunque le hubiese coqueteado en toda su corta plática. Aún así era un cliente.
 
—Nunca tan lindo como tú. —Jihoo le giñó un ojo, antes de darse la media vuelta y dejar a Matthew con un revoltijo en la cabeza por lo directo que resultó ser.
 
Se despabiló luego de unos segundos, cuando sintió otra presencia demasiado cerca suyo y un toque en su cabello que le hizo exaltarse.
 
—¿Qué dem-? —se mordió el labio al ver a Jiwoong tan cerca de él, tironeando un mechón de su cabello con poca fuerza.
 
Literalmente podía ver aquellos ojos tan despampanantes que tenía Jiwoong, tan oscuros y profundos, llenos de miles de cosas por expresar. Vió aquellas mejillas que no tenían imperfección ninguna, y esos labios rosas que desde el primer momento quiso probar siendo mordisqueados.
 
Jiwoon hyung... ¿qué hace? —preguntó nervioso, comenzando a sudar enseguida por sus manos y apretándolas con fuerza en el mandil. Sintió un pequeño tirón más fuerte que los demás en su cabello, y como Jiwoong le sonreía de costado.
 
—Tenías una basurita en el cabello—le respondió, sin alejarse todavía y tampoco borrando esa sonrisa socarrona que comenzó a acelerar el pulso de Matthew. —Y mi nombre es Jiwoong.
 
Lo único que atinó a hacer su cabeza, fue morderse el labio y mirar hacia un costado avergonzado.

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