✿05✿

:* Claveles*:

Jimin estaba triste, Yoongi no había llegado a clases en tres días, sabiendo que estaba recuperándose de la picadura del abejorro, pero se sentía muy aburrido. Sus otros amigos intentaban animarle, pero no era lo mismo sin Yoongi, mucho menos después de saber que él era quien le dejaba las lindas flores, quería agradecerle, pero claramente no podía.

Su madre, Park Minha, había estado muy sorprendida cuando su bebé llegó a casa con varios ramos de pequeñas flores de jardín, preguntándole el primer día quién se las había regalado, declarando que no tenía idea. Pero esos días en que no había visto al menor con flores, lo había visto más decaído, teniendo la necesidad de llamar a la maestra para saber si estaba pasando algo en el colegio.

"Un amiguito de Jimin, llamado Min Yoongi, del que le hablé hace unos días. Ha estado faltando a clases por una picadura de abejorro. Estaba muy preocupado cuando vio a su amigo con el brazo hinchado, se ve que lo extraña, ya no sale a recreo."

La madre se preocupó por escuchar el estado del chico quien ayudaba a su hijo en los recreos a no lastimarse, pidiéndole de favor a la maestra que le brindara el número de la madre de Yoongi, para acordar una visita a la casa del pelinegro.

Por lo que aprovechó que era sábado y ese día lo tenía libre, para llevar a Jimin a la casa de Yoongi.

La madre del pelinegro había estado completamente de acuerdo con la idea de la visita, incluso, pidiéndole a la madre de Jimin que se quedaran a cenar, para poder conocerse e incluso planear salidas con los pequeños, ya que ambas notaban el cariño que se tenían, a pesar de llevar poco tiempo siendo amigos.

En ese momento Jimin se colocaba la ropa con algo de ayuda de su madre, no sabía a dónde irían, pero su madre le había dicho que le haría feliz.

Jimin solo quería saber cómo estaba Yoongi y darle abrazos por las flores que le regalaba.

Aunque Jimin planeaba el hacerse el que no sabía sobre los regalos de Yoongi, ya que le parecía muy dulce y no quería que el mayor dejara de hacerlo por ser descubierto.

―Mami ¿en cuánto tiempo se cura una picadura? ―colocó el velcro de sus zapatos y los juntó, quedando listo para salir.

―Uh, a veces puede tomar una semana― Jimin puchereó. ―recuerda que Yoongi es alérgico, así que dura más tiempo en curarse.

Eso no hizo que Jimin se sintiera mejor, por lo que solo suspiró y tomó la mano de su madre, listo para salir a la sorpresa, que seguramente no le gustaría tanto por estar preocupado por Yoongi.

El viaje en auto fue silencioso, también tenía que ver que ese día su padre estaba trabajando y no pudo ir con ellos, ya que su padre hablaba mucho. Intentó ver por la ventana para saber hacia donde iban, pero no reconoció el vecindario, lo que le dejó confundido, ya que pensó que irían al parque o algún lugar similar.

―Llegamos cariño, ten cuidado con el cinturón―Jimin frunció el ceño e infló las mejillas al no reconocer el lugar, quitándose el cinturón mientras bajaba con cuidado, siendo vigilado por su madre.

La casa le parecía muy bonita, pero lo que le dejó con la boca abierta, fue la cantidad de flores hermosas que decoraban la entrada, sonriendo al notar muchas flores familiares, específicamente algunas que Yoongi le había dado.

― ¿¡Es la casa de Yoonie!? ―preguntó con una enorme sonrisa a su madre, quien solo le miró enternecida, aceptando el abrazo que su hijo se lanzó a darle. ―Entremos, vamos, vamos.

La reja principal tenía el timbre y la pequeña pantalla de la cámara, por lo que Minha levantó a su hijo en brazos y dejó que se acercara a la cámara, tocando el timbre con su dedo rechoncho.

Soora chilló de ternura desde su casa cuando vio al pequeño cachetón tan cerca de la cámara, siendo secundada por su marido.

―Iré por Yoongi, déjalos pasar―Soora asintió, dejando un beso en la mejilla de su esposo y caminando rápidamente a la puerta, activando la apertura de la reja principal.

Abrió la puerta con una sonrisa y notó cómo el pequeño se removía en los brazos de su madre, pidiendo ser bajado. El rubio se colocó frente a Minha e hizo una pequeña reverencia.

―Buenos días, madre de Yoonie ¿puedo entrar a su casa? ―la adulta sonrió y asintió.

―Soy Soora, cariño y claro que puedes pasar―Jimin agradeció nuevamente y se adentró a la casa con cuidado, observando todo con la boquita abierta.

―Un gusto verla en persona―ambas madres se saludaron, sonriendo ante el niño curioseando la casa. ―por cierto, tiene un hermoso jardín.

Soora vio con una pequeña sonrisa el jardín, avergonzándose cuando vio los espacios entre sus flores, preguntándose el por qué había flores aplastadas o arrancadas.

―Uh, muchas gracias. Últimamente algunas flores se están dañando o incluso pareciera que son arrancadas, creo que el perro del vecino se está metiendo otra vez―la madre de Jimin vio el jardín, notando lo que le estaban contando.

Frunció el ceño cuando notó que, en donde se veían los espacios o los cortes, eran las mismas flores que Jimin llevaba a casa, contándole que alguien se las había regalado en secreto.

―Tenemos mucho de que hablar―dijo con una sonrisa la madre de Jimin, logrando que Soora se confundiera un poco, pero asintiera y ambas pasaran a la casa.

El padre de Yoongi bajó los escalones y saludó a la madre de Jimin y al pequeño rubio, quien seguía impaciente por ver a su amigo.

― ¿Dónde está Yoongi? ―los adultos se miraron con una sonrisa, ante la desesperación del más pequeño, haciéndolo sonrojar cuando todos lo vieron.

―Está despierto, puedes ir a su habitación. Es la primera puerta al subir las escaleras―Jimin asintió e hizo una pequeña venia, comenzando a subir con cuidado.

Cuando estuvo frente a la puerta, tocó de forma enérgica, esperando que le abrieran rápido para poder darle un abrazo a su amigo, lo había extrañado mucho.

Un adormilado Yoongi abrió, sorprendiéndose cuando notó la cabellera rubia frente a su puerta, sonriendo en grande cuando vio a Jimin.

― ¡Jiminie! ―el pequeño niño se abalanzó sobre Yoongi, dándole un enorme abrazo, ambos riendo por el tambaleo que había causado su efusivo contacto.

Yoongi elevó su brazo derecho, ya que tenía pomada y no quería manchar a Jimin.

―Te hemos extrañado mucho, pero más yo―Yoongi se sonrojó ante las palabras de su pequeño amigo.

―Yo también te he extrañado mucho, me alegra mucho que estés aquí―Yoongi sonrió y cerró la puerta de la habitación, siendo algo difícil porque Jimin no quería soltarlo.

Ambos se acomodaron sobre la cama de Yoongi, comenzando a hablar sobre lo que habían hecho esos últimos días, confesando el rubio en cada anécdota, que lo había extrañado en todas las actividades.

Por primera vez, Yoongi no se cansó de escuchar a alguien hablar tanto, escuchó con paciencia y atención todo lo que el menor le contaba.

― ¿Irás a clase el lunes? ―Jimin vio atentamente el brazo de Yoongi, el cual se encontraba hinchado aún, pero mucho menos que el día en que le habían picado.

―Mamá dice que sí, pero que irán por mí un poco más temprano―Jimin sonrió y abrazó a Yoongi, importándole poco el estar muy pegados.

―Me alegra mucho que Yoonie irá a clases de nuevo―el pelinegro se sonrojó y se dejó abrazar con una sonrisa, ambos pequeños quedándose dormidos en pocos minutos.

Siendo temprano por la mañana en día lunes, Yoongi había ido al jardín con mucha precaución; guantes, tijeras y un suéter protegiendo su piel. Logró tomar tres claveles rojos, guardándolos rápidamente en su lonchera.

Sus padres y hermano le veían con una sonrisa desde la ventana de arriba, quienes habían tenido una conversación con la madre de Jimin, sabiendo que era el pequeño pálido quien le estaba regalando las flores al rubio, todos pensando que era un acto demasiado lindo, en especial los padres del pelinegro.

―Por favor estén atentos que no le pase nada malo, iré a prepararle su comida―ambos hombres asintieron y miraron con atención al pequeño en el jardín.

Ahora comprendían el por qué el pobre Yoongi se había lastimado tanto esos días y aún así no se rendía.

Cuando lo llevaron al colegio, Yoongi corrió a dejar las flores en su lugar, ese día no pudo escribir la nota, porque su mano hinchada se lo dificultaba, por lo que solo dejó los tres claveles en la mesa.

Un escondido Jimin sonrió con ternura cuando vio a su amigo dejar las flores en su puesto, acomodándose el flequillo y haciendo como si no había visto nada.

― ¡Bueno días, Yoonie! ―saludó el menor, acercándose a la mesa y viendo las flores de cerca. ―Uh, son muy lindas.

No comentó nada sobre la nota, porque sabía que Yoongi se sentiría mal por no poder hacerla.

―Me encantaría saber quién las deja en mi mesa, le daría muchos abrazos y besos―Yoongi se sonrojó ante las palabras de Jimin, pensando en que él quería eso, pero le daba mucha vergüenza decirle.

Jimin se acercó a Yoongi y dejó un pequeño beso en la pálida mejilla, sonriendo cuando el rostro de Yoongi se coloreó de rojo completamente.

―Eso es porque me alegra que hayas vuelto a clase.

Yoongi sentía que podía desmayarse de felicidad, definitivamente quería otro de esos.

mxyoongx.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top