Capítulo 5: Play On
Todas las mañanas Shiroi Akuma corre antes de que salga el amanecer, para ella mantener su condición física es lo más importante en su vida. Por lo que no pierde ni una sola oportunidad para seguir entrenando, lo ha hecho por años.
Con sus audífonos puestos corre alrededor de todo el campus de la Academia Seijo, lo cual es bastante, tarda cerca de dos horas corriendo. Cuando llegó al edificio donde están los dormitorios de los docentes del colegio así como el de la directora, escuchó ciertos gritillos.
Se quitó el auricular de la oreja derecha para poder escuchar mejor, efectivamente eran los gritos chillones de varias chicas lo que la recibe, se apresuró para ir a ver lo qué pasaba pensando en que quizá algún pervertido ha logrado entrar a la Academia, sólo que cuando llegó hasta donde se originan los gritos se da cuenta que aquello no era originado por un pervertido.
Con una manguera en la mano y una simple playera ligera blanca se encuentra el entrenador Luhan disque lavando su automóvil porque para Minjae sólo está presumiendo. Puso los ojos en blanco antes de acercarse hasta donde está el entrenador, ve que la mayoría de las chicas están asomadas por las ventas ya que los edificios de los profesores es vecino del de estudiantes, así que el espectáculo que da no es fortuito.
—¿Qué se supone que está haciendo? ¿Es una clase de lavado de porristas? — Preguntó en cuanto estuvo a un lado.
—Oh, Shiroi Akuma — es lo único que dice aún con la manguera en la mano, le guiñó un ojo pero para ella sólo parece que está teniendo un tic nervioso porque le parece ridículo — ¿Quieres unirte a mí? Podrías ponerte un bonito bikini
—¿Y de paso traigo los pompones para terminar de perder mi dignidad? — Se cruzó de brazos indignada.
—Oh no, yo no quiero quitarte la virginidad
—¡DIJE DIGNIDAD, MALDITO PERVERTIDO! — Le gritó con toda su fuerza, Luhan tuvo que taparse los oídos debido al grito que dio.
—Tranquila, no te emociones aún que yo ni con un palo te toco — en vez de mostrar una muestra de asco se puso a mostrar lo fuerte que eran los músculos de sus brazos.
—Si me dijera eso con una expresión seria le creería — se sobó la cabeza cansada de tener que lidiar con él tan temprano.
—A mí la chicas me persiguen, no yo las persigo
— I mi li chiquis mi pirsigiin, ni yi lis pirsiguin — Luhan la volteó a ver con cara divertida.
—Eh, eso fue gracioso — se acercó hasta tocarle una mejilla, obviamente Minjae le dio un manazo.
—Tiene las manos mojadas — explicó luego de que ambos se quedaron viendo por el repentino golpe que le había dado sin dejar que la tocar — Y no me gusta que me toquen — agregó, sólo que en vez de una respuesta recibió un chorro de agua en la cara.
—Pues no me gusta que me den manotazos — de nuevo se quedaron viendo en silencio hasta que Minjae sacó las llaves de su habitación y con una trazó una línea en el automóvil de Luhan.
El ruido del metal chirreando fue lo que dejó al entrenador en silencio y casi en shock.
—Ni que me mojen — sonrió de lado y se fue de ahí mientras que él seguía de piedra con ahora un tic nervioso de verdad — Nos vemos al rato— dijo con tono dulce.
No podía creer que habían rayado su preciado automóvil, cuando reaccionó se tiró al suelo casi llorando por su carro. Minjae antes de desaparecer volteó a ver hacia el edificio de estudiantes, al sentir la mirada todas salieron huyendo de ahí porque no querían recibir la furia de Shiroi Akuma, como vio que ya no había nadie siguió con su camino.
—Así me gusta — murmuró mientras caminaba dignamente, sólo que un estornudo salió — Uh...
***
—Todos están hablando de que ahora eres una vándala por rayar el auto deportivo súper caro del entrenador — le regañaba EunKyung en el almuerzo, las demás chicas del equipo estaban calladas.
—Deberían estar hablando de su acoso sexual — refunfuñó molesta y se cruzó de brazos, ciertamente todas comenzaban a notar que Minjae lucía diferente a lo usual, pero nadie se atrevía a decir algo.
Lo que era seguro es que desde ese partido se volvió más expresiva y no sólo les pidió perdón por cómo se había comportado minutos atrás. Ya no regresó a jugar con ellas porque propuso que mejor se esperaría a que ella se ajustara a su modo de juego después, ese día sería el primero luego de mucho tiempo que entrenaría con ellas de nuevo.
Sin embargo, seguía sin llevarse bien con el entrenador. De repente Minjae lanzó un estornudo, la voltearon a ver sorprendidas, había estado así desde hace rato lo cual era muy extraño considerando la gran condición que poseía.
—¿Estás bien? — Le preguntó Eunkyung con ademán de querer tocarle la frente, pero se detuvo porque conocía muy bien que a Minjae eso no le gustaba, odiaba ser tocada.
—Sí, no es nada — les dijo mostrando una leve sonrisa, de esas minúsculas que apenas si lucía de repente.
Sólo que estaba mintiendo, desde hace rato se sentía muy cansada y algo febril, seguramente fue porque se mojó cuando estaba sudando, todo por culpa de su idiota entrenador.
***
Al llegar al entrenamiento estaba seguro que estaba enferma puesto que la cabeza le iba a estallar, tocó su frente y efectivamente estaba ardiendo en fiebre. Respiró profundo mirándose en el espejo del lavabo de los vestidores, abrió el grifo para tocar algo de agua fría y se echó un poco en la cara, con eso pudo refrescarse un poco antes de salir al campo.
Un simple resfriado no iba a detenerle.
Lo primero que hicieron fue calentar, lo normal, aunque su cuerpo no estaba en las mejores condiciones, Minjae pudo seguir el ritmo de las demás, sin embargo su entrenador se percató de que no estaba dando el cien por ciento. Para cuando acabó el calentamiento y se dividieron en dos equipos para jugar fútbol a modo de práctica, ella sentía que se sofocaba.
—Quiero que intenten quitarle el balón a Shiroi Akuma — fue la orden para ese partido, Luhan esperó a escuchar alguna queja de la chica por ser llamada de esa forma.
Quedó sorprendido al ver cómo ella miraba sus pies y respiraba muy lentamente. Esperó a ver cómo jugaba y dio el pitazo para que comenzara el partido. Minjae no se iba a rendir tan fácilmente, así que en un inicio puso toda la energía que tenía para poder esquivar a sus compañeras, si bien parecía que estaba jugando como siempre, luego de unos minutos su ritmo fue disminuyendo hasta que fue más lento de lo normal.
Comenzaba a ver borroso y a duras penas esquivaba los intentos de quitarle el balón de sus compañeras. Luhan chasqueó la lengua.
—Está enferma — dijo en voz alta.
Con sigilo se fue acercando a donde estaban concentradas todas intentando quitarle el balón a Shiroi Akuma. Justo Iseul se barrió para poder tomar el balón, pero Minjae se percató demasiado tarde porque terminó por caer hacia el frente, a duras penas pudo poner sus manos para evitar golpearse la nariz.
—¿Estás bien? — Se apresuró a preguntar Iseul ya que la líder del equipo estaba retorciéndose.
—Sí — murmuró removiéndose para ponerse de lado.
—No es cierto, no estás jugando al cien — Luhan ya estaba a su lado, se agachó y su mano fue a parar a la frente de la chica.
Las demás se hicieron hacia atrás a la espera de un golpe de ella, pero Minjae estaba tan cansada que ni siquiera se percató de aquel tacto.
—Tienes fiebre — anunció el entrenador, se acercó más para tomarla de lado y levantarla — Pesas...— murmuró con el rostro contraído por el esfuerzo.
Para ese momento Minjae ya se encontraba desmayada y Luhan intentaba sacar fuerzas de donde fuera para llevarla hasta la enfermería de la escuela.
***
Cuando los ojos de Minjae se fueron abriendo, lo primero que vio fue el rostro de Luhan colgando encima del suyo.
—Te diría que te ves hermosa durmiendo, pero realmente babeas mucho — fue lo primero con lo que le recibió.
Ella en cambió gruñó.
—Y yo que es una alegría verlo al despertar, pero realmente es como un grano en el culo — respondió llevándose una mano en la cabeza porque sentía algo así, era un pañuelo húmedo.
—Me amas — dijo Luhan regresando a su asiento a lado de la cama.
—¿Qué es lo que tengo? — Preguntó ella evitando un qué había pasado porque recordaba que se desmayó.
—Nada aparte de tu mal genio, sólo es un resfriado, lo mejor es que reposes — le indicó no mirándola a los ojos.
—Ya veo, jamás me enfermo — iba a levantarse, pero Luhan puso su mano para evitarlo.
—Si yo fuera tú no lo haría, tuve que quitarte toda la ropa porque estabas sudando — le advirtió.
—¡¿QUÉ?! — Tomó la sábana que le cubría y la pegó más a su pecho, luego bajó la vista percatándose que estaba vestida — Será idiota
—Y tú también por creértela — le sacó la lengua a modo de burla, Minjae rodó los ojos, seguía sin creerse que él era su entrenador y que fuera un jugador profesional.
—En fin, gracias por traerme — suspiró.
Por unos minutos se quedaron en silencio viéndose.
—Me di cuenta entonces de lo amable y generoso que era mi entrenador — narró Luhan cortando el silencio, simulando que leía los pensamientos de ella.
—Comprendí la magnitud del retraso del entrenador, espero no me lo contagie — corrigió en su lugar con una mini sonrisa.
—Eh...tú me das miedo, nunca te he visto reír — se acercó más a ella para ver mejor su rostro — mira, si sólo tienes el ceño fruncido te harás vieja más rápido — tocó su ceño y Minjae sólo lo miró con ganas de golpearlo, pero no lo hizo — Creí que odiabas que te tocaran — comentó él con una sonrisa ladina.
—Lo odio, pero por esta vez no haré nada porque creo que esta mañana me pasé con lo de su carro — murmuró ya que le costaba tener que admitir su error, tampoco es como si se estuviera disculpando.
—Oh...entonces por esta vez no diré nada, porque creo que fue mi culpa que te hayas enfermado — se levantó del asiento aún sin quitar su dedo de la frente de Minjae — Sólo haré esto — y en un rápido movimiento, Luhan se agachó para dejar un beso en la frente de la chica que estaba sentada en la cama — Mejórate pronto
Pasó cerca de dos minutos para que Minjae reaccionara y cuando lo hizo gritó.
—¡¿QUÉ HAS HECHO, XIAO LUHAN?!
En el pasillo el entrenador se iba carcajeando de lo fácil que era hacerle enojar y sacarla de sus cabales con un simple e inocente beso en la frente. Tocó sus labios, aquello no era nada comparado a todo lo que había hecho en el pasado...pero no esperó que sus labios quemaran como lo estaban haciendo.
—Debe ser por su fiebre — murmuró alejándose — Sí, eso debe ser
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