2|El chico del gorro rojo y ChunGi
La brisa revolvió sus cabellos castaños que se encontraban desde ya hechos un desastre por él mismo. Normalmente le gustaba que la ventana le brindará una brisa agradable. La ventana por la que el sol no se colaba y sólo había un agradable viento era el mejor lugar.
Vamos, que por eso casi se mate a palos con su amigo.
Pero en este momento Min Yoongi no tenía cabeza para nada, estaba en esos días malos que un adolescente de casi 18 años pasa, tan estresantes que le hacen doler el cerebro. Su estómago rugió con desesperó al pedir comida, no ceno, no desayuno, y el hambre se lo estaba comiendo vivo, la verdad es que si eso pasará estaría agradecido.
Para este punto hasta eso lo considera mejor que estar viendo a su profesor ignorar a sus alumnas y alumnos mientras hacía nada porque “lis iliminis si pirdiirin” y claramente no estaba en disposición de hacer algo más que sentarse y mandarte a la sala de castigos si hacías algo malo. En el internado estaba terminantemente prohibidas las distracciones, es así que ninguno de ellos contaba con algún modo de entretenimiento más allá que libros de matemáticas, tampoco tenían permitido hacer escándalos, eso conllevaba a recoger la tercera parte de todo el huerto de semillas —por experiencia propia sabe que no es agradable— y así acarreando una larga fila de castigos que terminaban en fuerza bruta, por ello no importaba que aburrido estés, si se te pilla haciendo algo malo. Cagaste.
Pero no es como que Yoongi pudiera hacer o decir algo, él había vivido toda su vida en aquel riguroso internado como para ahora mostrar disconformidad. Así que suspiró y ya acostumbrado a la rutina hecho su cabeza a la madera, bien que deseaba que esa se lo tragara.
Un segundo, tragarse...
—Grrr —su estómago hizo acto de presencia no requerida y gruño.
A estas alturas pedir permiso y sacar ese sándwich en perfecto estado que vió en la basura no parecía tan mala.
Negó rápidamente.
No podía caer tan bajo.
—Grrrr.
Pero su estómago maldito no pensaba lo mismo. Se dió a bruces con su cuaderno y trató de resolver el ejercicio que se había hecho él mismo, odiaba las matemáticas, pero era muchísimo mejor eso que estar aguantando a su barriga hacer de las suyas. Y el profesor no parecía tener tantas ganas de ponerles algo de trabajo por estar...
¿Qué hacía exactamente? Ah, claro: Existir inútilmente.
«Vaya irresponsable»
—Yoongi. —su atención fue robada y fue a dar al chico más alto de la clase. Un robusto castaño con lentes de 1.85 que se sentaba a su lado en otro pupitre individual.
—Hola Chanyeol ¿Necesitas algo? —preguntó sin dejar de ver su cuaderno.
—No, nada en realidad. —sonrió. —sólo estoy algo aburrido.
—Compartimos el dolor. —resopló disgudtado.
El más alto ladeo su mirada, relamio sus labios, YoonGi no lo sabía, nadie en verdad, pero aquella frase seis palabras lo llevaría a la mismísima locura.
—YoonGi... ¿Haz oído del chico nuevo?
YoonGi levantó su mirada escéptica hasta dar con el contrario que estaba a su lado derecho.
—¿Nuevo dices? Ni siquiera sabía que teníamos nuevo compañero, Chanyeol. —el mayor rió, la verdad es que ni le sorprendía.
—Bueno, si contamos el hecho de que te pierdes en tu mundo de azucar... No habría mucho de donde sacar. —volvió a reír al ver al más bajo gruñir. —Bueno, te voy a poner al día, dicen que es un poco raro, las chicas piensan que atractivo, y los hombres que parece imbecil.
YoonGi puso en una línea sus labios.
—A eso de se le llama ser envidiosos.
—Se lleva la atención de las señoritas más bellas de Londres, es suficiente para ganarse el despecho herido de los demás. —rió un poco. Yoongi también le siguió pero más lánguido.
—Se oyen mediocres. Apuesto a que son Luka y Taemin. —respondió volviendo a ver su cuaderno de ejercicios.
—Lo sé, también inventaron en su tiempo rumores de Baekhyun. —comento cierto rumor de hace un par de meses.
—¿Quién es Baekhyun? —preguntó en lo alto.
—El ratón de biblioteca de 4-B, estuve un tiempo con él por un proyecto, es un buen chico. —terminó con risa tranquila.
—Ya veo, entonces ¿Cómo se llama el nuevo?
Chanyeol arqueó una ceja.
—¿De verdad te interesa?
—Realmente no, pero es mejor entretenerme a que Min caprichoso entre en acción. — apuntó a su estómago, que como anillo al dedo gruño. —Mirá que está exigente.
—Pfff —se carcajeo bajito para no alertar al profe.
Aunque Yoongi estaba seguro que ni en broma ese hombre los oía, estaba perdido por su séptimo sueño y él por obligación debía mantanerse despierto porque sino: castigo.
—Chanyeol, el nombre por favor. —lo golpeó y el otro tardo dos segundos más antes de recuperarse de su ataque de risa.
—Se llama Park Jimin, tiene 17 y estudia en el A.
YoonGi abrió levemente su boca.
—¿Park? —repasó con lesatud las sílabas. —¿No es pariente tuyo?
—Es mi primo lejano o algo así, pero no nos parecemos en nada, lo he visto como una vez en toda mi vida y aquí hacemos de desconocidos. Técnicamente lo somos. —se encogió de hombros.
—¿Y eso? Usualmente eres bastante sociable. —mordió su lapicero enfrascado en la charla.
—Mi hermana dice que es egocéntrico, infantil y molestó, no me gusta juzgar pero le tiene cierta rabia, y Sam no es de esas niñas que se enojan fácilmente con alguien, mejor prevenir que lamentar. Además fuera de joda Mina dice que le gustan los hombres, y eso no es muy normal que digamos. —hizo una mueca en sus labios.
—No sabía de eso. —escuchó un “track” desde su tapa.
—Yo tampoco, también mencionó que su familia está en eso de las drogas o algo así, por eso somos primos lejanos y sus padres no se acercan a nuestra familia, mi abuela no los quiere. —Yoongi abrió sus ojos parpadeando rápido.
—¿Tan así?
—Ajá, por eso no hablamos, llegó hace como dos semanas y cada quien por su lado. —Min volvió a abrir los ojos.
—¿Dos semanas? —asintió. —Jesucristo ¿Cómo es que yo recién me entero?
—Tal vez porque no te importan mucho los chismes de la escuela. —dijo con diversión. El pálido bufó en su lugar.
Efectivamente tenía una muy buen punto pero se supone que tenía a su mejor amigo para eso.
—Taehyung no me contó nada. —refutó.
—No vino hoy ¿No?
—Comió algo en mal estado y ahora está sufriendo la enfermería. —bufó por fin soltando su lapicero. —Pero mejor dime ¿Cómo está eso de que él tiene sus...? Uhm. Bueno.
Seguía con la intriga en la garganta. Normalmente no le gustaban este tipo de habladurías, pero este era importante. Es decir, se trataba de un posible compañero con familia de mafia. Prefería no cruzar una sola palabra en toda su vida con ese muchacho.
—Sus padres manejan el negocio de las drogas, prostitución y venta ilegal de armas.
—¿Y por qué nadie hace algo? —alzó una ceja.
—Porque tienen bien comprados al gobierno Coreano, y ya sabes que con dinero baila el perro. —Min negó.
—Estamos en problemas ¿Verdad?
—Algún día saldremos de Inglaterra. —bromeó con gracia en su timbre.
—Dicen que el los países nórdicos hay menos injusticias ¿Sería una buena idea?
—Definitivamente. —ambos dieron una risa.
El timbre sonó anunciando que por fin era libre.
—¡Aleluya! —farfullo el más bajo, Min caprichoso gruñó.
—Adiós Yoongi, Chen me golpeará si no llegó con él, por jugar a Mark arruinó su... —frunció su ceño. —La verdad no sé, pero nos matará si no lo ayudamos.
Se levantó, ni siquiera guardo las cosas muy bien y se fue. Yoongi lanzó una risa por su apuro. Él también salió de su clase, entre los últimos más que nada porque estos salían como animales y hoy no se sentía de ganas para darse de bruces por irse de primero.
—Cállate por el amor de Dios. — le murmuró a su estómago.
—Grrr.
—¿Acaso tienes vida propia o algo así? —enmarcó una ceja. —A estás alturas ya nada me sorprendería. —palmeó su pancita y siguió caminando.
Yoongi estaba seguro que nunca antes se había sintido tan feliz de ver la cafeteria como en ese momento, con una bola de estudiantes pidiendo quién sabe qué. Pero al fin y al cabo era un pequeño sacrificio para por fin callar esa “bola viviente que tenía en el estómago”
Agarró una bandeja e hizo la fila necesaria para alcanzar lugar. Después de unos minutos y con algo de fuerza bruta logró salir de ahí. Ansiando con fuerza comer ese delicioso sandwich de pollo y acompañarlo con el jugo de naranja que pidió.
—Es lo más bello que han visto mis ojos. —ni la Monaliza le llegaba a los talones.
Caminó de regreso para irse a comer, pero entonces un accidente catastrófico cambio el estado emocional de Yoongi a uno próximamente líquido.
Sí señores, su precioso desayuno fue a parar al suelo junto con el jugo.
Un chillido de rabia abandonó sus labios, con ese tinte jocoso por su voz grave.
—¡Mi comida! —chilló escandalizado, puede jurar que su corazón se detuvo y vio su vida pasar frente a sus ojos cafés, aún sin poder creer que se quedaría sin desayuno. Un suspiro abandonó sus labios cayendo en una profunda tristeza y finalmente le dedicó una mirada de lamentó al suelo.
Casi quince minutos de su vida tirados a la basura por un muchacho tonto que ni siquiera tuvo la delicadeza de disculparse decentemente.
—Esto me quema las entrañas. —su estómago gruñó apoyándolo. Dió una última mirada de lamento y se fue por donde vino, una parte de Min Yoongi quedó estampada en el concreto ese día.
No muy lejos estaban los bancos internos del internado, aquellos que están lejos de la vegetación y en su mayoría se utilizan para que lo chicos disfruten de paz en esos 30 minutos de receso, las chicas tenían otro lado de la institución para ellas. El recreo era mixto, pero habían ciertas zonas donde cada género no tenía permitido pasar, aquello por la intimidad de cada uno, y por la naturaleza, el instituto se jactaba de un sinfín de reglas y títulos de sobre los cimientos del lugar.
Yoongi se acostó en ese lugar con la mirada clavada en la pared, su estómago rugía exasperado.
—Cállate de una buena vez y espera al almuerzo, por favor.
—¡Grrr!
Suspiró negando y se volvió a acostar, se aseguró de pensar en cálculos matemáticos para no dormirse, eso como sea lo mantenía activo aunque parezca un muerto.
Sólo deseaba un momento de paz y tranquilidad para calmar a su moustro interno.
—Hey. —pero el mundo no deseaba cooperar ni un poquito. —Hey.
Al segundo llmado levantó la mirada, sus ojos rápidamente se acostumbraron a la luz que penetro sus pupilas y... Por las chanclas de Moisés.
¿Los angeles existían? ¿Había muerto de hambre? ¿Holly estaría ahí?
—Usted... ¿Quién es? —arrugó su ceño extrañado.
Lo único que diviso, fue un gorrito rojo como la sangre, de lana ¿Verdad? Podría jurar que si lo tocaba le picaria. Pero ¿Quién era esa sombra encima suyo?
—Soy el responsable del que no hayas comido hoy.
Su cuerpo tenía vida propia, podía jurarlo, de no ser así Yoongi hubiera tenido la decencia de levantarse como una persona normal y preguntar correctamente acerca del incidente. De hecho, esas eran sus primeras intenciones, ni siquiera él sabe en qué momento su cerebro cambio el rumbo sus acciones. Apenas se dio cuenta de lo que hacia cuando ya tenía al chico agarrado por el cuello de la camiseta y apunto de recibir el mayor reclamo de su vida.
En su defensa, fue instinto estomacal puro.
—¡Oye! —la voz sorprendida normalmente era una señal de alerta. En su caso, sólo aumentaron las ganas de reclamarle.
—¿Tiene alguna idea de cuan malo a sido hoy para que usted y su cabello ridiculo lleguen aquí a botarme la comida? —apretó con más rabia la tela. Pensando en que la paz jamás fue un opción.
—¿Eh? ¿Cómo que ridículo? ¿Si te haz visto en un espejo, no?
—¡Eso me vale un vale un pepino! ¿Sabe lo complicado que es comer ahí? ¡¿Y qué algunas personas no tenemos permitido otro desayuno?! —empuñó sus manos en el cuello de su camisa.
—Escúchame bastardo, no vengo a pelear contigo así que sueltame. —aunque a juzgar por sus ojos brillosos parecía tener esa intención en cualquier segundo.
Yoongi no pudo evitar gruñirle, exhaló sonoramente y finalmente le soltó del agarre, su estómago vacío estaba sintiendo un hueco demasiado grande como para seguir.
—Aceptó sus disculpas, ahora por favor retírese.
“Tengo un estómago al cual callar” pensó, para abrazarse a sí mismo e intentar salirse de esa reñida realidad y así poder sobrepasar esa triste y hambrienta mañana.
—Para empezar no he pedido disculpas, —chasqueo su lengua, observando con desagrado a Min. —Y de hecho, también venía a otra cosa.
Yoongi cerró sus ojos tratando de dormir y no hacerle caso, necesitaba calamarse, tanto enojo sólo le haría dar acidez estomacal y no quería tener que ir a la enfermería a solicitar algo para aliviar su malestar. El plan era mantenerse indiferente ante el sujeto a su lado, pero un aroma delicioso se adentro demasiado bien a sus fosas nasales, debían entenderlo, estaba muy hambriento.
—¡Grrrr! —y definitivamente su estómago también lo captó.
Abrió sus ojos sintiendo derrepente como su boca hacia saliva con más intensidad. Volteó la cara, el chico de gorrito rojo tenía una mirada seria y despectiva que Yoongi ignoró olímpicamente, su entera atención estaba en ese perfecto sándwich que ese —ya no tan— desgraciado ser le estaba tendiendo. La imagen del extraño diablo se desmenbro por sí sola para pegar en grande un cartel con la cita: "ángel" que traía una divinidad en sus pequeñas manos.
¿O era sólo hambre? Da igual, el punto es que volteó por completo su rostro y miró al otro con miedo de que se haya equivocado.
—¿De verdad? —preguntó casi incrédulo conteniendo las ganas de lanzarse al otro y arrancarle el emparedado.
El chico del gorro enmarcó una ceja, y sonrió de lado con un poco de gracia.
—Si no te molesta comer sándwiches de jamón y queso...
—¡Para nada es molestia!
Así le hubiera traído una mandarina ácida seguramente él se la comía. Eso se lo guardo para sus pensamientos más vergonzosos. El ángel frente a él le tendió uno y él sin réplica alguna acepto obsevando aquel pedazo de pan como su tesoro más precioso.
—Toma esto también. —YoonGi miró a su lado, una lata de refresco de naranja fue entregado en sus manos.
Yoongi sonrió como un niño pequeño sin poder contenerse, no cuando Min caprichoso —así había llamado a su estómago—, estaba por ser saciado. Pero antes miró al muchacho a su lado, y con la misma dulce sonrisa de alegría que sólo salía cuando tenía comida, agradeció.
—Muchas gracias. —hizo una pequeña reverencia de cabeza.
—No es nada, técnicamente fue mi culpa. —el extraño se encogió de hombros.
Min volvió a sonreír y le dió una mordida con gusto a su sandwich.
—Mmmm. —no pudo evitar el gemido de gusto que escapó de sus labios.
—¿De verdad te gustó?
—Hasta la pregunta ofende, mi estimado. —respondió sin pensar mucho.
El desconocido a su lado lo observó con una ceja enmarcada. Definitivamente la comida volvía bastante dócil a algunas personas pero con ese chico en especial parecía serlo todo. Sus ojos se fueron a su rostro «no parece mala persona» vió a Yoongi tragarse casi medio pan de una «sólo con un apetito voraz» y volvió su atención a su propia comida.
—Disculpe ¿Puedo saber su nombre? —Yoongi hizo esa pregunta llamando su atención después de tragar adecuadamente su alimento.
—¿Cómo te llamas tú?
Devolvió, Yoongi no le tomó importancia y respondió casi atragantado.
—Min Chungi.
—Raro. —comentó dando una mordida a su emparedado.
Pero el otro negó tragando con algo de trabajo el pedazo de pan.
—No, no, lo siento mucho. Yoongi, me llamó Min Yoongi. —corrigió volviendo tomando un poco de jugo. —¿Usted es nuevo o algo? Nunca le había visto por aquí.
El contrario pareció dudar al hablar, pero finalmente asintió.
—Llegué hace un par días.
—Así que sí —bebió el juguito. —. Puede irse si lo desea, acepto sus... —rápidamente recordó que él había dicho que no lo tomara como disculpas. —Bueno, olvideló, seguramente debes tener otros asuntos esperando por su atención, no pretendo molestar más.
El chico de rojo hizo una mueca en su boca y volvió su mirada de frente, con sus labios torcidos y oprimidos.
—¿Te refieres a personas?
—Correcto.
—Bueno, pues verdaderamente no estoy cómodo con las mierdas que están a mi alrededor como para irme.
Yoongi no pudo evitar verle un poco sorprendido por su vocabulario que recaía en lo bárbaro y vulgar, entre-abrió sus labios perplejo. Un pensamiento se apoderó de su mente "es un chico libertino... Probablemente de campo"
—Oh... —escapó de sus labios. —¿De qué salón es usted?
El chico desconocido lo vio un par de segundos, quizá pensando un poco en lo extraño que era Yoongi o tal vez deduciendo sus orígenes y crianzas a través de sus modismos y habla, que para él eran más que obvias: Este tipo... Es el tipo de niño que probablemente nunca en su vida había probado lo que es ganarse algo por mérito propio.
—Soy del 6-B.
—Así que ese salón, eh, aquellos chicos son algo especiales de tratar, pero también pueden ser amigables, a menos que sea usted el que sea del agrado de las señoritas de la institución. —sonrió comiendo, el incómodo silencio de medio minuto le dió la respuesta. —Ah... Entonces estoy en lo correcto.
—Digamos que sí, pero no es como que me importe una mierda eso de lo que tanto alegan.
—No fe haja musho cakso. —se encogió de hombros tragando. —Disculpe.
—Propio.
—Bueno, como decía, no les haga mucho caso, suelen comportarse de ese modo con todos aquellos que tienen la atención de femenina, pero pro suerte yo me salvó. —sonrió con gracia.
Su compañero casi deja escapar una risa pequeña, pero en vez de atreverse a abrir sus labios eligió detallar el rostro de YoonGi. Piel pálida, cabello simple, ojos brillantes reluciendo una fortuita inocencia y unas pequeñas pestañas acompañadas de una nariz perfilada y rojiza en la punta. Sus mejillas rellenas de comida y la mueca de felicidad le daban su encanto, pero sin dejar de lado que todo en ese chico pese a ternura, también expulsaba autoridad y serenidad. Por nada más considero la idea de acercarse.
Desde lo lejos ChunGi mostraba autoridad, quizá no era su intención, él sólo estaba relajado.
Entonces el joven de gorro rojo se rió de lado.
—Pero yo te veo atractivo. —soltó sin más, bebiendo el jugo. —Y no tengo mal gusto. —agregó.
—Mmm ¿Lo soy? —le preguntó con una risa, no de gracia sino de vergüenza. —No sé acerca de los estándares de belleza, pero el punto regula en que no soy el tipo ideal de las damas, —respondió con sencillez. —soy considerado algo aburrido y asocial, quizás a ellas les gustan tipos con aires de peligro como dicen que es Chinmin.
—¿Chinmin?
Min dejó de degustar la última parte de su comida para ver al otro. El chico tenía los ojos sobre los suyos con una mueca divertida y escéptica al mismo tiempo.
—Es el nuevo.
—¿Y eso se murmura de él? —preguntó con seriedad, pese a estar al borde de un ataque de risa.
—Correcto, dicen que está metido el negocios ilícitos y forma parte de una inquietante sociedad que disfruta de los quehaceres más freudolentos, y por supuesto que tambien es partícipe de todo aquello, entonces creen que Park Chinmin está rodeado de problemas, eso les atrae y piensan: ¿Podrá alguien hacerle cambiar? —exclamó dramáticamente.
El chico de gorro lanzó una carcajada al aire, que hizo reír a YoonGi también.
—¿Eso dicen? —volvió a soltar otra risa. —No creo que él no crea en el amor. —comió un pedazo de sándwich.
—¿Cómo será? El punto es que ese caballero tiene el interés y el cobijo de muchos pensamientos femeninos. No las culpo, la vida fuera y dentro del internado debe ser diferente y ellas sólo buscan libertad, la misma que se les puede dar si un chico suficiente aguerrido llega a dárselas. Aunque creo que estan buscando en el lugar equivocado. —bebió el juguito suspirando.
—Su culo, su problema. —él volvió a encogerse de hombros, le dio cierta gracia escuchar al otro toser por sus palabras. —¿Y tú?
—¿Yo?
—Chinmin. —repitió con cierto deje burlón. —¿De él? ¿Qué piensas?
—Si le soy honesto al principio me preocupaba su estancia aquí, —él asintió. — pero justo no le tomó atención a ChinMin o sus rumores. —bebió un poco de su jugo. —No puedo juzgarle porqué no le conozco, y no soy un chico que se base en rumores absurdos, ese es trabajo de los tontos, sólo lo dije para poner un ejemplo porque él se volvió sensación en nuestra institución.
Se encogió de hombros, giró su mirada pillando al sin nombre igual te metido en sus ojos, pero él rápidamente volteó a su lado.
—Ya veo. —exclamó para dar un último sorbo y ponerle fin a desayuno, tiró el empaque a un lado y tranquilo se levantó. —Me voy.
—Vaya con cuidado, espero que encuentre a alguien pronto para pasar sus recesos. —exclamó amable Yoongi.
El de gorro rojo asintió. Yoongi sorbió su zumo mirando como se iba. Hasta que algo le hizo abrir de golpe sus ojos y se levantó.
—¡Esperé un segundo gorro rojo, no me dijo su nombre! —gritó alto.
El chico que iba caminando se detuvo devolviéndole el aire, y volteó la cara con lesatud.
—Claro, te lo diré la próxima vez que nos veamos, ChunGi.
Yoongi se quedó con una “o” en sus labios, y poco a poco fue presenciando como el chico del gorro se iba, mientras se alejaba fue allí que notó las tantas vendas alrededor de sus manos como vivirás.
«¿Se habrá lastimado en los campos?» para cuando finalizó su monólogo, él ya se había ido.
¡Buenas! ¿Qué piensan del chico del gorro rojo y ChunGi? Jajaja
No olviden comer y dormir bien🥙💤
L@s amo❤️
(*˘︶˘*).。*🌟
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