1|Black Swan

La tención era latente, palpable con sólo ver aquella problemática escena, sus miradas enjauladas en una caliente llamarada que con el pasar de los segundos sólo hacía nada más que crecer y crecer. Sentados uno al frente del otro con anterioridad, pues en algún momento la rabia fue tal que se saltaron del asiento como fieras buscando domar y someter.

La femenina relucia sus brillantes ojos avellaneda y su primogénito tenía ese mismo fulgor vuelto un café casi tan negro como el que suelen compartir en las mañanas.

—¿No puedes aguantar ni diez minutos en un lugar sin hacer escandalos, verdad? —ella, tan bella y peligrosa ella, se llevó una mano a su cadera claramente molesta.

Quizá muy dentro decepcionada del crio que estaba en sus narices, la ira que se adentraba en su pecho crecía cada vez que él no mostraba señas de parecer minimamente arrepentido o compungido, Park JiMin sólo estába allí; parado con sus pupilas rebeldes reduciendo de par en par mientras abajo había una mueca retadora en sus gruesos labios rojos. Era evidente, él es su hijo, otro ser orgulloso y soberbio como ella que difícilmente iba a dar el brazo a torcer, vaya porquería.

—Te he dicho que ellos comenzaron, JiHyo. —respondió calmadamente con un tono tan frívolo, que ella podía leer lo que detrás de esa oración se escondía.

Apretó sus manos y soltó un sonoro quejido.

—¡Jimin por Dios! ¡Esa no es excusa para dejar casi muerto a un chico! ¿Tienes alguna idea de qué clase de personas somos?

—Claro que lo sé. —una sonrisa se blande en su rostro. —Lo sé mejor que nadie... ¿O estamos hablando de lo que le quieres montar al mundo? Porqué que yo recuerde... —se acercó peligrosamente a su rostro. —Somos unos escorias de punta a punta.

Una cachetada resonó entre las cuatro paredes del lugar, su rostro se volteó por completo. "Joder" pensó al instante. La mano de ella picó por la fuerza que utilizó, sus dedos quedaron marcados en la blanquecina mejilla milímetro por milímetro y un precioso coloe en la escala de escarlata se posó como acuarelas encima de su piel.

JiMin se relamio los labios, sus papilas gustativas reconocieron a tiempo récord el sabor metálico que se había vuelto muy agradable con el tiempo. Soltó diminutas risas y con insolencia volvió a mirarla por el rabillo de su ojo.

—No vuelvas a decir eso.

Escuchó decir entredientes, su madre estaba a un paso de explotar y quizá darle una de las peores palizas de su corta vida.

—No volveré a ese lugar, JiHyo, nunca. —expresó claro y conciso.

Está seguro que los ojos de ella quieren quemarlo o explotarle la cabeza. No le importa mucho en realidad, la conoce lo suficiente para saber que ahí no le hará nada.

—Perderas el año escolar.

—¿A estás alturas crees que necesito la escuela? —elevó la voz. —Podrías sólo pagarme el título y nos ahorraríamos muchas cosas más que sólo mandarme con una bola de idiotas a un lugar donde bien sabes no me pueden controlar.

—¿Por qué estas siendo tan imbécil, Jimin? —lo miró casi desesperada, pero lastimosamente, eso ya no causaba nada.

—¿Por qué quieres que pierda mi tiempo en ese lugar? No hay nada en una escuela para mí, lo sabes ¿Cuánto crees que tardarán en saber que soy tu hijo, JiHyo? —ladeó su gélida mirada encarando sus ojos. —Y más ¿Cuánto crees que tardarán en hacerme mierda por eso?

La mujer de cabellos negros sólo pudo morderse el labio con impotencia, ambos estaban presos del calor del momento. No fue grato para ella recibir la noticia de que él había casi matado a puñetes a un chico unos cuantos años mayor, de hecho, salió como si le hubiera metido el diablo de su oficina y pidió el primer taxi que pudo recogerla.

—Hablaré con tu padre sobre esto. —dictaminó seriamente.

Jimin sintió un leve cosquilleo en los músculos de su boca y dejó de reírse plantando una mirada de asco.

—Por favor, no digas que ese señor es mi padre.

JiHyo mantuvo silencio por el bien de ambos, está al tanto de su temperamento. Ella y Jimin son extremadamente parecidos, y si uno explota el otro lo hará, y de verdad no quiere saber de lo que son capaces el uno con el otro.

—Vete a tu cuarto, estás castigado.

—Como digas. —se pasó de largo con la barbilla en lo alto.

Park JiHyo suspiró cayendo sentada en la sillón acariciando su frente. Sentía un fuego crecer en su pecho creando explosiones dentro, y eso no era bueno. Tenía rabia contenida, demonios, podía sentir su piel erizar de rabia y le era imposible no hacer tronar sus dedos por esa descarga de calor haciendo contacto directo con sus nervios.

—¿Ya terminaron de hablar? —un pasible hombre de piel pálida y cabellos rojos entró en aquella habitación que era la sala, sus ojos negros buscaron a su esposa, al encontrarla destellaron con una pequeña alegría.

Rapidamente rodeó el sillón para llegar donde JiHyo estába.

—Jimin está insoportable. —fue lo primero que soltó con un profundo cansancio en la voz. —¿Qué hubiera pasado si hubiera matado a Soohae? Dios este chico me está acobardando. —se llevó una mano a la cabeza.

—¿Te dijo las razones? —con cuidado se posó atrás de ella dejando con una suavidad casi divina sus dedos sobre los hombros de su pareja.

—¿Eso importa? —volcó su cara con rabia. —Jimin hizo mal y no hay excusa para defenderlo. Más bien que la familia aceptó el millón de dólares. —refuñó.

El menor asintió y no la discutió, no se sentía con derecho de meterse entre esos dos, de hecho, Kang Daniel sabía perfectamente que no podría aunque deseara, primero salía con una bala o una paliza, y prefería mantener todo en su lugar.

—¿Lo seguiras metiendo a más escuelas? —empezó a hacer un masaje directo, que hizo suspirar a la femenina.

—Yo, ah. —soltó un jadeo. —No tengo idea, sé que él verá la forma de salir sin importar qué, usando los métodos que crea necesarios sin importarle un poco los demás. Maldición, aveces tiene ese carácter de mierda mío que me hace enojar. 

Él hombre soltó una risa pequeña por la maldición.

—Mmm, es verdad, ambos me dan miedo. —JiHyo lo miró mal. —Pero aún así no cederá con facilidad a volver al colegio.

—Lo sé, lo sé. Estoy considerando hacerle caso y dejar que haga lo que se le venga en gana, al fin y al cabo sería un buena lección si le pasa algo. —gruñó sofocada.

—Las lecciones no se aprenden muerto, Hyo-ah. Además pensé que querías otro tipo de vida para Jimin.

—Claro que la quiero Sang ¿Sabés lo que hubiera dado para que mi padre me dejé experimentar todo lo que le dejó? Es un chiquillo que no sabe nada de la vida, odio su rebeldía. —se llevó las manos a la sien.

—O tal vez es así por nosotros.

Esas palabras la hicieron levantar la cabeza con el ceño fruncido.

—¿Qué quieres decir?

—Cariño, JiMin ha estado solo mucho tiempo, no está acostumbrado a vivir con las reglas que le impones tan derrepente, y no esta mal, pero deberías intentar ponerte en su lugar. —se sincerizo. –él prácticamente ni siquiera te conoce, es normal que toma actitudes defensivas con nosotros.

Las palabras llenas de tranquilidad de su esposo la hicieron callar un momento, un sentimiento de culpa que rápidamente se evaporó nació por segundos en su pecho, y eso logró hacerla suspirar y asentir

Sin embargo, lo malo de Park JiHyo era que cuando estaba enojada, no podía evitar recordar escenarios contraproducentes y nuevamente gruñó fastidiada, pero muy por dentro de esa capa de hastío y aparente malhumor la azabache estaba profundamente consternada por la actitud tajante y mala de Jimin. Una mano se posó en su hombro y ella cedió ante la pequeña caricia.

—Tranquilizate, no lo dije para que te alteraras amor, cuando los dos explotan da miedo. —Hyo suspiró tratando de acatar las palabras de su esposo.

—Lo siento, la última vez quebramos un par de cosas. —el castaño alzó las cejas.

—¿Un par…? —una mirada mala de su esposa fue lo suficientemente buena para que se riera con nerviosismo y dejara de tocarla. —¿Y qué harás?

—Creo que tienes razón en algo, pero aún así necesito que estudie. —resopló, el menor asintió no muy convencido con la forma de actuar, pero como había dicho, eso era de ellos más allá de aconsejar no podía.—¿Sabés? Hay un internado en Londres muy bueno. —comentó.

—¿Ah, sí? —ladeó su cabeza y tomó a su lado.

—He estado investigando un poco sobre el tema de JiMin y su situación, hablé con Liam para que busque referencias. —hizo alusión a su mayordomo. —Y he dado con Black Swan, es un internado en Londres muy alejado de la ciudad ¿Qué dices de eso, KangDae?

KangDae abrió un poco sus ojos con la impresión y tardó unos segundos en responder, si hablaba de con honestidad él prefería mucho que hablaran en privado antes de hacer cualquier movimiento, JiMin no era su hijo, y además de haber cruzado saludos prácticamente unilaterales y miradas en su mayoría siendo fulminado por por adolescente carecía de lazos. Pero él entendía eso también, llegaron sin decir nada a su casa, lo arrastraron con ellos, y luego le impusieron sus pensamientos a un que un muchacho que ya tenía sus propios ideales formados.

Suspiró, pero ya había hablado y si no era escuchado más no podía hacer.

—¿Crees que sea bueno para él?

—Lo es —aseguró. —, también su seguridad me agrada, hay guardias cuidando seguido las puertas para evitar el escape o la intromisión sin autorización a la unidad educativa. También he visto las áreas en la que se destaca sobre el estudio, Jimin saldría con buenas referencias a nivel mundial en caso de que llegue a elegir una carrera más estable que sólo ser el sucesor de Yahaira. En lo personal me parece un buen lugar. —comentó con una pequeña alegría en su tono.

—¿Dónde se ubica exactamente?

—En las zonas verdes de Londres.

—No es muy céntrico. —murmuró asintiendo.

—No, creo que es perfecto para Jimin. —asintió para sí misma. —Si lo mando a la ciudad capaz y se las arregla para salir. En cambio lejos de la cuidad hay por lo menos veinte kilómetros de espeso bosque si no quieres ser encontrado.

El castaño torció un poco los labios. Pero al momento asintió.

—Oh, bien.

—Por ahora me gusta, aunque preferiría verlo más a fondo yo misma. Pero si, hipotéticamente, acepté. Estoy pensando ¿Cómo hacer que no me salga con eso de que ya agarró y quemó todo como un loco? Es capaz y lo sabes.

KangDae asintió. El día en la escuela Gyehweon se quemó gracias a un incendio de “dudosa procedencia” seguía muy presente en su memoria, ese día Jimin ni siquiera había tenido la decencia de darles una muy mala excusa o me recurrir a la mentira, muy al contrario él dijo: ¿Me vas a decir que no te lo esperabas? Y con todo el descaro del mundo se paso a su cuarto cerrando la puerta en la cara de ambos.

Cabe recalcar que al día siguiente esa habitación no tenía puerta gracias a quién sabe quién —JiHyo—.

Jimin era un adolescente muy complicado, casi tanto como terco. Heredando en carácter de la azabache de ojos avellana era complicado de llevar. Por lo que si querían que por primera vez el más joven hiciera caso, había que darle en un punto donde no tenga que pensarlo dos veces antes de aceptar. Era demasiado listo, capaz y después de un día o solamente horas idealize un plan donde los jodia a ambos, por eso había que hacerlo rápido. Y por supuesto, a JiHyo se le ocurrió algo que la hizo sonreír de lado a lado.

—Tengo una idea 100% efectiva, pero incluye mentiras...

—Pero cariño no creo que- —antes de poder hablar la fémina ya se encontraba de pie.

—Te veo después, Dae.

La puerta cerró, él suspiró negando en su lugar.

—Sólo harás que te deteste más, cariño mío. Pero contigo evidentemente no se puede opinar.

—Tú en verdad haz perdido el juicio, mujer. No puedes decir eso.

JiHyo respiró hondo para poder dejar que el aire refresque sus pulmones. Aunque parezca chiste detestaba cuando no se la escuchaba y debía admitir que odiaba especialmente que le lleven la contraria.

—Pero lo dije ¿No? —enmarcó una ceja. —O te titulas y me sacas una diploma con un promedio decente, o te mando a Escocia con la tía Cha para una vacaciones de por vida.

—Odio a la tía Cha. —gruñó molesto recordando a la elegante y soberbia mujer que de niño le daba miradas despectivas y golpes en la cabeza.

—Es tu decisión, o la escuela y a su tiempo Yahara, o no hacer caso e ir a Escocia a trabajar en el campo mientras tocas una gaita. —se recargo en la pared con una sonrisa maliciosa de lado.

Y es que ¿Cómo no se va a sentir tan contenta si ha enjaulado a un león salvaje con una simple caja de seda imaginaria? Eso sobrepasa sus niveles de satisfacción, aunque sea su hijo, más bien, porque era su hijo era más divertido, había domado a la bestia por completo.

—El abuelo no lo permitira.

—Mi padre a aceptado acerse a un lado. —se encogió de hombros. —Lo hablé con él hace poco, no sé si lo sepas o no, pero estuvo considerando dejarle su cargo a tu primo.

—¡¿Qué?! —rápidamente eso lo altero.

Ella volvió a encogerse de hombros, mordiendo su mejilla interna.

—La falta un año para salir y lo hace bien. El estudio se basa en la competencia intelectual Jimin, la favorita del abuelo Park, ni siquiera sé por qué te sorprende.

La calma terrorífica que usualmente se mostraba en su rostro parecía hacer hecho maletas y dejarle cavidad a la tormenta de la intranquilidad. Jimin no era el rey de las expresiones pero esa fácil para ella deducir cuando parecía estar a un paso de colapso, conocía es parte de él de la que su padre tanto le había descrito; Yahaira era la clave y la única debilidad que el nieto prodigio poseía, estaba cediendo de poder y hambriento de ambición.

—¿Y bien? —volvió a cuestionar inquisitiva con su seriedad de siempre para ocultar la sonrisa que tenía ganas de mostrar.

Jimin elevó sus ojos llenos de resentimiento hacia su femenina figura de forma tortuosa, en en corazón no había ni un sólo ápice de sentimientos hacia su progenitora, no en esos momentos, apretó sus dientes y el chirrido de sus molares resonó en el cuarto.

—¿Qué tienes pensado?

—Se llama Black Swan. —respondió.

—El nombre de por sí ya es patético.

—Es bueno y recóndito, seguro y te va a dar miles de buenas oportunidades. —de su bolso sacó un par de pales que terminaron desparramados en la cama del menor.

Jimin cogio los panfletos con recelo, su cara se asqueaba más y más conforme las páginas pasaban. Hubo algo que resalto y lo obligó a subir la mirada fastidiado.

—¿Qué quiere decir eso de “festival arcoiris”? Parece escuela de maricas.

—Por eso digo que deberíamos meterte ahí. —comento la mujer, ganándose un gruñido del receloso chico de cabellos cobrizos.

—¿No pudiste hallar algo mejor?

—¿No puedes callarte y fingir que te agrada? —ambos Park se miraron serios en una nueva guerra.

El más joven chasqueó la lengua sin bajar la vista y tiró a un lado los papeles.

—Si no es buena me voy a fugar. —advirtió. 

JiHyo sonrió de lado. No había necesidad de más por lo que con una mueca de superioridad se dió y vuelta y salió de la habitación campante de la vida.

Jimin gruñó dando una patada a una de las mesas que terminó en el suelo y salió por la misma puerta que la mujer que lo dió a luz.

—¡Liam, quiero diez hombres en el salón de entrenamiento ya! —gritó molesto.

Sin imaginarse todo lo que le pasaría al llegar a la dichosa, Black Swan.


Bueno, aquí estamos de nuevo.

Espero les guste tanto como a mí 💖

No olviden comer y dormir bien 🍔💤

〈(•ˇ‿ˇ•)-→🌟

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