#1006 Estupidez

Las manos de Yuuri se deslizaron por las piernas lechosas de Victor. La ropa interior de este estaba lejos y perdida. 

Depositó un beso en su ingle antes de alzar la mirada hacia el más alto, el cual tenía una mano rodeando su propio cuello, conteniéndose y viéndose, a la vez, avergonzado. Yuuri sonrió por el tierno rubor que adoraba el rostro bonito de Victor. 

—No te rías, no es como si todos los días vieras a tu mejor amigo arrodillado frente a ti —dijo Victor con una sonrisa que pedía piedad—. Ni siquiera aquellas veces en las que te dije chúpamela en medio de un juego y risas te pude imaginar de esta forma... 

—¿De qué forma? —preguntó con voz inocente mientras dejaba que su mejilla fuera acariciada por el miembro erecto que tenía en su mano izquierda. Victor pasó dos manos por su rostro, abatido. 

—Yuuri, sólo hazlo... por favor. 

El aludido sonrió un poco más. 

—¿El qué, Victor? 

—Lámelo —Victor parecía al borde de la histeria, sexualmente hablando. 

Llevó su dedo pulgar y comenzó a acariciar los labios de Yuuri, el cual ante el contacto tibio, abandonó su sonrisa. Su labio inferior cayó un poco, y su boca quedó un tanto abierta. Yuuri cerró los ojos al sentir que Victor le arrebataba su propio miembro de la mano para dirigir su glande hasta posarlo en los labios suaves de Yuuri, el cual los cerró delicadamente, como una especie de beso que volvió loco a Victor. 

Yuuri lubricó sus labios con rapidez antes de que Victor pidiera entrar en su cavidad bucal otra vez, comenzando un vaivén lento y manejado por Victor. 

No pudo evitar dejar salir una risita maliciosa cuando Victor soltó un jadeo asombrado en el momento que Yuuri decidió mover de manera circular su lengua en el inicio de su miembro. Cuando la acción se volvió repetitiva, el miembro de Victor se encontraba más rígido y jugoso. 

Su mandíbula comenzó a sentirse incómoda, por lo que retiró el miembro de Victor de su boca, para luego comenzar a dejar lamidas largas por la extensión de Victor, el cual no podía hacer más que seguir con la mirada la lengua del azabache. Un suspiro salió de sus labios, completamente sofocado por la excitación y el calor en su abdomen que le prendía alertas en su cabeza. Pronto se vendría. 

—Ah, Yuuri... —susurró tomando las mejillas de contrario con sumo cuidado de no interrumpir su acción. Sonrió ladino y extasiado cuando Yuuri se restregó suave contra su mano, como un adorable gatito en celo. En definitiva, amaba la dualidad de ese chico. 

Yuuri dejó caer un hilo de saliva en el miembro de Victor para poder masturbarlo manualmente mientras jugaba contento con el glande en su boca. 

Las neuronas de Victor hechas puré. Aquello era demasiado. 

No recordaba algún momento en el que alguien le realizara un oral con una intención que no fuera endurecerlo rápido para que de igual forma se incrustara en el interior de alguna chica. 

Yuuri parecía querer llevarlo bien lejos, cerca de las nubes o sobre ellas, y sin ninguna intención de por medio. Sólo placer, y era exquisito.

La lengua de Yuuri jugando con su líquido preseminal fue el botón de pánico presionado que le hizo encorvarse y aferrarse un poco más fuerte a los cadejos oscuros de Yuuri. 

—Bebé, estoy por venirme, deja que acabe por mí mismo... 

Yuuri negó suave antes de comenzar a incrementar la rapidez y dureza en su mano junto a su boca, la cual metía y sacaba el miembro de Victor, dejando que jugara con el frío del exterior y la calidez de su interior. 

—¡Yuuri, no! —Victor intentando jalar a Yuuri hacia atrás con sus manos temblorosas por el orgasmo que estaba por ser estallado en la lengua de Yuuri. 

Aunque quiso, no pudo evitarlo. 

Y sonrió con cansancio cuando Yuuri salió disparado al baño con una mano tapando su boca. 

Pudo haber sido distinto si hubiera permitido que Victor apuntara la dirección de su semen y no que este hubiera tocado su campanilla, logrando mil arcadas en el más bajo e inexperto.

🍃

Habían terminado de comer, por lo que se dirigieron a la habitación que estaba algo desastrosa. 

Victor miró a Yuuri y ambos, al encontrarse, desviaron la mirada un poco apenados. 

Yuuri comenzó a acariciarse el brazo cuando vio como Victor retiraba las sábanas. Caminó hasta el armario para sacar unas limpias, y cuando Victor volvió del cuarto de lavado, ambos comenzaron a hacer la cama. 

En momentos, sus manos se rozaban y no podían evitar sonreír sin mirarse. 

Cuando estuvo hecha, ambos se sentaron en el filo de la cama, mirando la ventana abierta, que dejaba ver el día bastante colorido que había afuera, y también la brisa agradable y tibia. 

—Quizá ya debería irme —murmuró Victor, acercando su mano de la Yuuri para tomarla y comenzar a acariciarla lentamente. 

—Oh —una suave "o" se formó en sus labios—. Claro, si deseas irte.

—No, es sólo que... ya sabes como es mamá. —replicó Victor, intentando sonar divertido. 

—¿Estarás bien con ella? 

Victor suspiró con una sonrisa apenada. Finalmente, negó, pero alzó los hombros. Realmente no había mucho que hacer. 

Ambos se colocaron de pie, caminando a la puerta de salida, pero antes de que si quiera pudieran abrirla, Yuuri abrazó a Victor, hundiendo su rostro en el pecho firme. Las manos del más alto se posaron en la nuca de Yuuri, como buscando que este no se alejara de aquella zona. Sus dedos acariciando la piel tierna de Yuuri y disfrutando la respiración tibia en su pecho. Todo era tan necesitado, tan fuerte, tan aferrado. 

—¿Te veré otra vez? —preguntó. Miedo era lo que acompañaba su voz. 

—Claro que sí —respondió Victor. Yuuri no pudo evitar molestarse por la forma desinteresada en la que le era respondida su pregunta. 

—Victor, hay mucho que hablar, tengo dudas, creo que tenemos que tomar decisiones, tal vez trazar una línea entre nosotr- 

Victor se aferró a las mejillas de Yuuri y se dejó descansar sobre los labios de este. Un beso pesado, profundo. 

La lengua de Yuuri entró rápido y Victor no tardó en seguirlo. Podía sentir el miedo de Yuuri intentando colarle el cuerpo a través de un beso muy poco inocente, pero necesario. 

Yuuri formó dos puños con sus manos y los dejó sobre el pecho de Victor. No muchos segundos despúes, se encontraba aferrado a la camisa de Victor. 

El beso finalizó cuando Victor chocó con fuerza contra la pared junto a la puerta de salida. 

Ambos se miraron jadeantes, calientes y con las mejillas pintadas de un rojo furioso. 

—Te veré apenas pueda, lo prometo. 

Victor tomó las manos de Yuuri como si se tratasen de dos piezas frágiles y costosas, y las alejó de su pecho para poder retirarse. 

Yuuri apoyó su frente contra la puerta que acababa de cerrarse. Apretó los ojos con frustración. 

—Olvidé decirle que lo quería... 

🖤🖤🖤

No pretendo hacer que sufran con las historia, solo necesito unos pequeños arcos para que llegue a un buen final c: 

¡Gracias por leer! 

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