#1003 Estupidez
Yuuri sonrió en medio del beso, justo cuando Victor tomó su nuca y sintió que las manos le temblaban. También sonrió al notar el minúsculo hecho de que Victor tenía las mangas de su chaqueta a mitad de la palma, sintiéndolo como un detalle demasiado adorable, aunque también se cuestionó si este tenía frío.
—Hey —susurró Yuuri dejando que sus labios se rozaran y unieran en muchos besos fugaces—, ¿quieres...? Ya sabes, ir a la cama...
—No —respondió en voz baja y desviando su mirada hacia el abdomen de Yuuri—, tengamos sexo aquí, contra las baldosas frías de tu cocina.
Yuuri tragó saliva.
No, no por nervios. Yuuri se estaba preguntando si Victor estaba siendo sarcástico o estaba hablando en serio. ¿Él quería tener sexo? ¿En la cocina? ¿El piso frío es un buen lugar para algo como eso? ¿Preguntarle es una opción?
Se sentía tan imbécil.
—Yuuri.
Victor atrapó los labios de Yuuri con una confianza que le desconcentró un poco.
Ambos se abrazaron de una manera algo necesitada. Los brazos de Victor rodeando el cuello de Yuuri con tanta urgencia por más cercanía, y de igual manera, Yuuri abrazaba la cintura del contrario, buscando que sus pechos se unieran más, que se traspasaran, o algo así. Ambos tenían una necesidad evidente por el otro que lograba asustarlos.
La posición en la que se encontraban había comenzado a incomodar a Victor, el cual contaba con unas largas piernas que tenían la urgencia de ser estiradas. Yuuri notó como su amigo se había puesto un poco más tenso y no tardó mucho en comenzar a dejar que sus cuerpos se inclinaran hacia la izquierda, recostándose lentamente sobre el piso.
Ahora fue Yuuri quien se acomodó sobre Victor, pero este, que ahora yacía totalmente su espalda contra las baldosas frías, sintió literalmente un golpe helado que le hizo notar más exactamente donde estaba.
Sus manos habían quedado delicadamente esparramadas a los costados de su cuerpo gracias a la acción de haber dejado de abrazar a Yuuri. Sus mejillas y labios lograban combinar por el tenue, pero rojizo color que habían adquiridos. Su rostro estaba despejado, por lo que su flequillo caía con una delicadeza bonita.
Dios, Yuuri quería reír hasta que se le escaparan los pulmones, y gritarle que dejara de tentar a su pene de esa forma.
Pero aquellas acciones no le nacieron, no como natural y cotidianamente sucedería.
Yuuri acercó sus manos a las de Victor y por inercia ambos dejaron que sus dedos se entrelazaran.
—¿En qué maldito segundo te volviste tan... ah.
Ambos se estaban mirando con seriedad, pero a Yuuri le llegó la preocupación cuando vio que Victor cerraba los ojos y dejaba escapar un suave gruñido. Todo demasiado masculino y sensual para mantenerse con vida y presenciarlo.
—Estás presionando mi miembro de una forma tan buena, Yuuri...
Mierda, mierda, mierda.
Los dedos de Yuuri comenzaron a desabotonar la camisa que llevaba Victor. La aparición de la piel lechosa de Victor fue todo un espectáculo visual, pero fue más placentero acariciarle el abdomen con la yema de los dedos mientras le besaba la mejilla izquierda. Yuuri estaba en primera fila para presenciar el momento en el que Victor separaba sus labios para formar una ligera "o" ante su tacto.
Su próxima parada fue el cierre del pantalón de Victor. Este al notar las manos pequeñas de Yuuri aproximándose, elevó ligeramente las caderas, deseando que tomara un poco de rapidez.
Deseaba tanto que le tocara. Deseaba con locura que fuera él quien le quitara el calor acomodado sobre todo su cuerpo. Lo deseaba porque él era el único culpable de que su mente ahora estuviera navegando entre las estrellas y sumergido en una profundidad inalcanzable. Se sentía tan drogado por las caricias de Yuuri.
Yuuri sonrió divertido al ver su propia ropa interior puesta en Victor. Todo parecía estar escrito anteriormente y destinado a que terminaran allí, con Yuuri acariciando las caderas de Victor seductora y cuidadosamente.
—El piso está frío como un maldito iglú —susurró Victor al sentir que sus pantalones eran llevados hasta sus rodillas.
—Te propuse ir a mi cama —replicó Yuuri parándose con los pantalones de Victor cayendo por su antebrazo.
Victor se puso de pie, quedando ambos a unos tres pasos de distancia.
Yuuri llevó su mirada a las piernas del contrario, y este desvió la mirada. Yuuri al notar aquel gesto, no pudo evitar que un latido demasiado fuerte le retumbara en la cabeza.
—¿Realmente esto está bien para ti? —preguntó Yuuri al ver que Victor estaba mostrando una faceta demasiado indefensa. Quizá estaban llegando demasiado lejos, y de alguna manera, dañando a Victor.
Victor no era precisamente alguien fácil de leer. Siempre estaba demasiado alegre, pero a la vez parecía que era muy transparente y dejaba su vida al descubierto la mayoría de las veces. Pero viéndolo medio desnudo, y con un semblante dulce como el infierno, parecía alguien completamente diferente. Entonces notó que Victor no hablaba de sus sentimientos nunca.
Victor alzó la mirada al verse analizado. Por puro nervio, pasó un pequeño mechón por detrás de la oreja, y se obligó a responder aquella pregunta.
—Esto es difícil de decir, ¿sabes? —ríe bajito—. Yo... ¿podrías confiar en mí cuando te digo que no deseo que te detengas? —se atrevió a entrelazar su mano con la de Yuuri—. Mañana podemos hablar de esto.
Se miraron unos segundos más antes de que Yuuri asintiera suave. Entonces, sonrieron.
El abrigo y la camisa abierta de Victor cayeron rápida y agraciadamente por sus hombros. Sobre esa tenue montaña de ropa, el suéter negro de Yuuri. Antes de retirarse de la cocina, Yuuri tiró el pantalón de Victor en un punto cualquiera.
Victor era más alto que Yuuri, por lo que la manera en la que Yuuri abrazaba, empujaba y encaminaba a Victor hasta su habitación en medio de varios besos demasiado dulces para encender un fósforo, era divertida.
Ambos habían estado en situaciones similares antes, pero jamás habían tenido la necesidad real de tratar con cariño a ninguna de las chicas que habían tenido enfrente. Siempre eran demasiado bruscas y fieles creyentes de que un beso no es un beso si no hay mucha saliva de por medio.
Ambos se estaban preguntando si estaban haciendo un buen trabajo en excitarse mutuamente, y es que era impresionante lo inexpertos que se sentían.
No habían muslos delgados, caderas exageradas, pechos voluminosos e incluso un pelo largo que tirar en medio del coito. No había nada de eso. Entonces, ¿qué hacer?
—Se siente bien cuando me acaricias allí... y allí... también aquí —murmuró con claro gusto en su voz—. Tus manos están tan calentitas, Yuuri. No pares...
El azabache no pudo evitar sonreír satisfecho.
Sólo le estaba acariciando las piernas a modo de masaje, y cada cierto segundo se le acercaba para abandonar besos en la zona de las clavículas.
Quizá no había nada demasiado sensual en aquellas acciones, pero tanto Victor como Yuuri se derretian cuando la mano pasaba por el interior de los muslos, y Victor no podía evitar temblar completo.
Era jodidamente excitante para Yuuri escuchar reír nervioso a Victor por el toque. El ambiente se volvía una maravilla con esa simple acción.
—Yuuri —ahí estaban sus miradas otra vez—, ¿quieres que haga algo por ti?
Victor parecía estar buscando saliva en su boca totalmente desértica después de haber preguntado algo tan sugerente. La acción se agravó más cuando Yuuri negó.
—Casi toda nuestra vida nos han tratado de idiotas e inmaduros, incluso vírgenes —comenzó Yuuri con una sonrisa nerviosa y un rubor divertido—. Hemos estado tanto tiempo intentando cambiar aquellos comentarios que hace la gente, y justo ahora mismo no quiero que tú me veas de esa manera...
—Sé directo. —Victor estaba casi al borde de comenzar a reír sin saber realmente porqué, pero sabía que algo grande venía.
—He visto porno gay, ¿bien? —dijo sin más. La sonrisa que se formó en su rostro fue inminente, y para evitar pasar más vergüenza, se acomodó sobre Victor.
—¡Yuuri! —Victor estaba llorando de la risa—. ¿Qué significa eso? ¿Te has corrido la paja pensando en mí acaso?
—Dios, cállate.
Yuuri dejó salir su propio miembro y no tardó en replicar la acción en Victor.
—A lo que quería llegar...
Victor cortó la risa abruptamente al sentir que ambos miembros eran apresados en la mano de Yuuri. La risa fue reemplazada por un suspiro ahogado que dejó satisfecho a Yuuri.
—Vi esto demasiadas veces para saber que moría de ganas por intentarlo contigo.
Era una fricción profunda, lenta, inexperta y quizá algo miedosa. Lo normal.
Yuuri buscó los labios de Victor con urgencia. Realmente se moriría si seguía escuchando los gruñiditos que Victor soltaba para no gemir.
—No, no, Yuuri —intentó negarse ante el beso—. No sé si es más patético venirme en este preciso segundo o el que hayas admitido tu interés por el sexo gay antes de esto.
—Depende... —replicó Yuuri apoyando una mano en el colchón y aumentando el ritmo de su mano—. ¿Te vas a venir?
—Si me besas, sí. Me asusta admitirlo.
Sentimientos.
—Solo despéjate. No pienses demasiado.
Los labios de Yuuri se posaron suaves en la barbilla de Victor, bajando posteriormente. El cuello parecía un buen lienzo en blanco, que así, vacío, era precioso. No le llenaría de chupones como las malditas posesivas con las que Victor se metía regularmente.
Hizo caso omiso a las palabras de Victor para que ambos se unieran en un nuevo beso. Yuuri se sorprendió cuando el contrario le acercó con necesidad. Todo el cuerpo de Victor parecía ponerse tenso ante el contacto de sus bocas.
Pero lo fascinante del instante era cuando Victor debía abrir la boca a ratos para dejar escapar un sonoro gemido.
—Te dije que... mierda, detente. Yo... a-ah...
Yuuri no pudo evitar sonreír ante la desesperación de Victor. Este realmente iba a venirse, y para Yuuri, era algo gratificante.
¿Qué importaba el tiempo? Un orgasmo es un orgasmo.
—Victor...
—N-no, Yuuri, por favor.
—Escúchame.
La mano de Yuuri moviéndose con fluidez y profundidad. Victor comenzando a temblar.
—No, no, n-no, lo siento...
—¿Quieres que pare? —susurra coqueto contra la mejilla de Victor.
Ambos estaban hechos un desastre allí abajo. Quizá más tarde se preguntarían quien fue el que aportó más líquido preseminal para que la sensación fuera tan placentera.
—No... dios, no, no pares.
Yuuri podía sentir como el miembro de su amigo se ponía más rígido, y su propia mano se movía con mayor rapidez.
Victor tomó el rostro de Yuuri para comenzar un beso más torpe, desesperado. Casi como si pidiera ayuda.
Yuuri pudo escuchar como Victor dejó salir su nombre en un tono ahogado antes de que tuviera la corrida de su vida.
El semen comenzó a caer sobre su mano, manchando únicamente ambos miembros. La sensación caliente y pegajosa era increíble.
—Victor...
Victor estaba por responder, pero Yuuri tomó su miembro que, ahora, se encontraba delicado, logrando que un gemido sonoro se le escapara desde el interior de su ser.
—Te amo tanto.
En definitiva, no era algo que jamás haya escuchado de Yuuri. De hecho, lo oía a menudo decirle ese tipo de cosas.
Yuuri era consciente de que Victor se sentía bien cuando le recordaba que tenían una amistad genial.
Pero ese te amo tanto, era galáctico. Irreal. Diferente. Y ambos lo sabían.
—Yo... —titubeó mirando los ojos de azabache—. ¿Me harás el amor ahora?
Yuuri mostró una sonrisa ladina.
—No podría conformarme con sexo. —replica Yuuri, sorprendiéndose cuando Victor niega con la cabeza, dándole a entender que él tampoco podría quedarse con algo tan vacío como tener sexo.
Ahora vendría la segunda parte de la experiencia.
🖤🖤🖤
Pretendía que en este cap. sucediera todo de plano, pero no estaba inspirada para escribir esa parte de la noche:(.
Ojalá haya sido suficiente y bonito para ustedes.
Gracias por leer, perdonen mi alma fluffiana.
/EdiT TOTALMENTE NECESARIO: ¿CÓMO QUEDARON CON EL ANUNCIO DE ICE ADOLESCENSE?!!!!!1 JGKFDSLDFÑS{{Ñ
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