¡Hey, es verdaderamente genial que, al salir de la escuela, te agarre la lluvia! ¿Verdad?

Creo que es entendible que estoy usando sarcasmo.

Estaba corriendo a casa, pasando por el parque, quería llegar lo mas pronto posible.

Y como la vida era puta, y el destino aun mas, el oxigenado se encontraba allí, también. Luego de semanas de desaparecido, encontraba al culpable de la tristeza de Freddy y, al de mi libertad temporal.

Pero a diferencia mía, que hace segundos corria tratando de esquivar las gotas de agua, se hallaba sentado bajo un árbol, sin importar mojarse.

Su cabello estaba desarreglado, su ropa de niño mimado ahora era todo lo contrario, un gorro que cubría su pelo descuidado, una chaqueta mojada y sucia, que, según como se veía, era bastante desabrigada (no solo por la tela, bastante liviana a mi parecer, si no que también, se encontraba temblando), y unos tenis que parecían marrones de lo sucio que eran, pero, se podía notar que no era su color original.

Escuchaba como lloraba, sin importarle nada. Se veía destrozado, vulnerable, perfectamente podía irme de allí, como el parásito que los doctores, mama y Freddy me acusaban de ser.

Pero...

«Ugh, maldito seas, rubio» Pensé, para luego sentarme a su lado.

Si, me mojaba, pero no podía dejarlo ahí, por mas niño mimado que fuese.

— Hey, Golden —Llame su atención, el levanto la mirada y se sorprendió al verme.

— F-Freddy... —Rode los ojos, molesto, para luego suspirar y pararme.

— Paso mucho tiempo, creo que me debes una explicación —Fui directo, el desvío la mirada con pena.

Solte un gruñido.

— Mi casa queda cerca, vamos —Dije, mientras le extendía mi mano.

El rubio se mostró confundido, pero tomo mi mano para levantarse.

Luego nos soltamos, y empeze a caminar, seguro de que me seguía por detrás.

— Y-Yo —Oí su voz, apagada, quebrada, mire en su dirección, sin expresar nada.

— Luego me explicas que paso

Cuando llegamos, le di ropa para que se cambie y se bañe.

El rubio me debía una explicación.

Cuando salio del baño, entre para cambiarme y bañarme, como el hizo.

Al salir, lo encontre sentado en el sillón.

Baje las escaleras (el baño se encontraba en la segunda planta, y la sala en la primera), el rechinido al bajar llamo su atención.

Joder.

Sus ojos estaban rojos, traía grandes ojeras bajo ellos, su mirada perdida, cuando lo encontré no pude verlo bien, pero en su cuello traía marcas de golpes, y probablemente tenga mas.

Hice una mueca, para sentarme a su lado.

— Tu no eres Freddy, ¿Verdad? —Sonrio, con tristeza, debo decir que me sorprendió un poco, pero solo suspire y solté una carcajada seca, tratando de aliviar el aire, el cual se encontraba denso.

— Así que tienes cerebro, oxigenado —El fruncio el seño en respuesta, la sonrisa burlesca de mi cara desapareció, la cambie por un rostro serio. — ¿Como...?

— El primer ensayo, seguí a Freddy preocupado, vi su pelea... Y después se comportaba extraño... Quise averiguar... —Agacho su cabeza

— ¿Porque no le preguntaste nada a Freddy? —Pregunte, recordando la cabellera rubia que, anteriormente, había visto.

— No quería molestarlo, el... Supuse que nos contaría la verdad cuando nos tome confianza...

Unos minutos de silencio, cerré los ojos, para luego soltar la pregunta que tenia metida desde el momento en que lo vi.

— ¿Que te paso, oxigenado?

No quería saber la verdad, pero la necesitaba, necesitaba saber porque llegaba tarde, porque desapareció, porque yo no cometeria el error de Foxy, yo quería saber que paso, porque si juzgó antes de saber...

¿No haría lo que todos me hicieron toda la vida?