Niño Perdido

Espero que les guste~

Una risa, risueña e infantil, llamó la atención de Roxy. No debería llamar su atención, teniendo en cuenta de que trabaja con ellos durante el día y los escuchaba reír en medio de los gritos y la música pero esto es diferente porque es de noche, la pizzería está cerrada y el único ser humano que ronda por el lugar es un adulto, el guardia de seguridad. Así que es por eso que llama la atención, porque no debería haber un niño corriendo mientras ríe y quiere saber la razón. Ha escuchado esa risa en particular, risueña y algo resonando durante los últimos días, así que tiene mucha curiosidad. Ninguno lo ha visto y han buscado por todos lados pero no hay señales de un niño corriendo allí por la noche pero la risa dice lo contrario.

-¿Mmm?- Roxy levanta la vista al sentirse observada y ahí lo ve, es obviamente un niño, algo pequeño para su gusto y no mayor de 10 años, con el cabello castaño despeinado y las pequeñas manos apoyadas contra la gran ventana, obviamente viendo su cuarto con curiosidad. Ella parpadea, sorprendida, es la primera vez que el niño que ha escuchado tanto los últimos días se detiene en su ventana, usualmente sólo puede verlo de reojo correr justo por en frente. Y entonces, sus miradas se conectan. Ambos se miran en silencio, el pequeño con asombro puro y ella con curiosidad. El menor levanta uno de sus mano y la agita en un saludo. Es adorable, aunque no lo diga en voz alta, y no duda en devolverle el gesto. El niño salta, haciendo un pequeño baile de vitoria, antes de detenerse y volver a mirarla. Se señala a sí mismo y luego a ella, repitiendo el gesto unas cuantas veces hasta que ella entiende. Quiere entrar a su cuarto. No duda en asentir, viendo con diversión como el salta antes de correr y desaparecer de su vista. Se olvida que el niño debería tener un pase de fotos para entrar, así que está muy sorprendida cuando la puerta se abre y el niño entra. Eso...fue raro.

-¡Hola~!- se ve feliz y suena tan emocionado que hace que la cola de Roxy se mueva con entusiasmo, siempre le encanta cuando los niños se ven emocionados de verla. Se ve pálido, demasiado, pero no va a decir nada respecto a eso por el momento.

-Hola cachorro~- sonrió con cariño al verlo. -¿Como te llamas?- se sienta para no ser tan alta, sin apartar la visita. El niño abre la boca, como si quisiera responder, pero lo único que sale es una especie de quejido, haciendo una mueca mientras se lleva las manos a la garganta, luciendo de repente angustiado. Eso fue raro y algo preocupante. -Hey...- extendió su mano hacia él, quien soltó si garganta para poder aferrarse a los dedos de ella. Roxy nota que no puede sentir nada, ni siquiera con lo buenos sensores que tiene y eso le preocupe, tiene un mal presentimiento. -...¿Estas bien?- decidió preguntar, recibiendo un suave asentimiento como respuesta.

-Roxy...- hablo y ella le presta atención al instante. -...¿Puedo mostrarte algo?- pregunto, sonando esperanzado y ella ni siquiera piensa en rechazarlo.

-Claro cachorro, guía el camino- y el sonrió, enormemente, antes de soltarla y correr hacia la puerta, deteniéndose solo por un segundo para mirarla y hacerle un gesto de que lo siga. Cuando ella se levanta y da un paso, él correr. No es rápido y se detiene a veces para cerciorarse de que lo esté siguiendo. Se detienen en un banco y el menor señala el diario que está allí, ella lo agarra para verlo mejor. En la portada muestran los rostro de muchos niño, con el título de "Desaparecidos" en la parte superior en letras grandes. No lo entiende, hasta que lo ve. Un rostro muy familiar está entre todos esos niños, con el nombre "Gregory" escrito abajo. Se remueve, repentinamente incomoda, desviando la vista para mirar al pequeño parado a su lado, traga, aunque no lo necesita. -¿G-Gregory?-

-¡Ese soy yo!- él río con entusiasmo, el sonido resonando por el lugar, de esa manera tan familiar que ha escuchado en las últimas noches.

-¿Qué...?- no quiere preguntar, en serio que no quiere, pero hay una duda morbosa. -¿Qué fue lo que te paso?-

-La coneja malvada nos llevo a...algún lado- parece tener dificultad para explicar a donde lo llevaron, así que ella no presiona.

-¿Nos?- bajo las orejas, triste de repente. Miro de reojo los múltiples rostros de aquellos niños desaparecidos, haciendo una mueca.

-Había más niños allí...- hizo una mueca, volviéndose de repente más pálido y un liquido negro empezando a salir de sus ojos, corriendo y manchando sus mejillas. Roxy se siente fatal al verlo, se arrepiente de preguntar y de causarle angustia al pequeño espíritu que tiene enfrente. -...ella...ella nos lastimo a todos...- cerro los ojos con fuerza. -...lloraban...-

-¿A donde fueron?- la pregunta salió antes de poder pensarlo mejor.

-Abajo, más allá del sótano hay un lugar...muy feo- señalo hacia abajo, haciendo un puchero. -No me gusto estar allí, estaba muy oscuro y todo se veía...quemado, no me gusto...- se limpio las mejillas, sequen aquella cosa negra en su ropa y luego miro a Roxy, sonriendo ligeramente. -...me gusta más aquí, hay muchos colores y esta más iluminado, así que me quede aquí...- su sonrisa se agrando. -...y ahora tu puedes verme, ¡tengo una amiga ahora!- y algo en ella se hablando de repente.

-Por supuesto que si, cachorro- se arriesgo a mover su mano para apoyarla contra la cabeza ajena y, por la forma en el que el niño rio con encanto, podía sentirlo de alguna extraña manera que ella no iba a cuestionar. -Soy la mejor amiga que puedes tener-

-¡Si!- chillo, flotando lentamente hasta estar a la altura de ella. Roxy sonrió, caminando hacia su habitación, con Gregory flotando gusto a su lado. -¿Crees que pueda jugar con tus muñecos, por favor? ¡Puedo moverlos! Lo hice en la tienda de regalos pero los volvieron a poner a todos en su lugar-

-Haz lo que quieras- no le iba a negarle nada a ese niño. -¿Quieres que te consiga alguno?-

-¡Ho! Me gustaría uno de Sun y Moon, tienen campanas...- rio, entusiasmado. -...me gustan mucho como suenan~-

-Vamos por tus muñecos- y cambio de rumbo para buscar lo que el menor le pedio, con él flotando con pura emoción, su risa haciendo eco. El niño, Gregory, está muerto y Roxy no puede hacer mucho más allá de hacerle compañía y hacerlo feliz hasta que él pueda irse o algo así.

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