>>Mike narra<<

         A la mañana siguiente desperté, Vincent ya estaba despierto, sumido en sus pensamientos. Mi reacción automática fue sonrojarme cual tomate maduro, pero él ni se inmutó. No estaba acostumbrado a dormir con hombres, y menos con él. Igualmente se fue rápido, con la excusa de que yo tenía que trabajar, y realmente no era mentira.
          No nos volvimos a encontrar hasta el medio día, en el cual estuvimos bastante bien. Mi visión sobre él iba cambiando, ya no lo veía tanto como un enemigo, empezaba a verlo como un compañero, un amigo. Interrumpió nuestra conversación una llamada telefónica, a mí. Lo que escuché me dejó algo asustado, aunque intenté mantener la calma. Eran ellos.
        -Vincent -le llamé la atención- es... Para tí. -cogió mi teléfono, para que poco después se le cayera. Solté un pequeño grito.
         -¡Mi móvil! -exclamé. Cuando lo recogí vi que no tenía nada grave. Vincent era al que le pasaba algo, estaba en shock. Su respuesta fue que querían matarme porque era el asesino. La noticia me afectó, e intenté asegurarle a Vin que yo no había hecho absolutamente nada, no era un asesino. Costó que me creyera,pero lo hizo. No sabía por qué era tan desconfiado de repente conmigo. Intentamos cambiar nuevamente de tema, nuevamente sin mucho éxito ya que otra llamada nos interrumpió. Esta vez era del jefe. Me dijo que fuera a la pizzería. Me pregunto si sólo me usa como cebo para atraer a los fantasmas. De cualquier modo, lo mejor era ir para allá.
       -Voy contigo, no voy a dejar que te enfrentes a ellos sólo. -sonreí como un niño chico, me hizo ilusión que quisiera venir. Por el camino nadie dijo demasiado, los dos estábamos demasiado nerviosos por lo que quiera que pudiera ocurrirnos allí, mas me sentía más calmado de tenerlo al lado, me transmitía fuerza. Al llegar no había nadie, vacía como siempre. Entramos y enseguida empezaron los ruidos y cosas que clasificaría de paranormales. Vincent puso una cara sarcástica, como si supiera de qué iba el tema o que estaba pasando. Los fantasmas volvían a decirme cosas que no llegué a entender, pero una sí la entendí claramente: Es él. Acto seguido un fantasma atacó al hombre que me acompañaba hiriéndolo en el brazo derecho. Miré el lugar de la herida, apreciando que sangraba. Vincent hizo un amago de dolor. Saqué las vendas que llevaba en mi mochila por temor a que me hirieran y se la puse lo mejor que pude.
         -¡Lo tocáis de nuevo y os ayuda vuestra puta madre!- le grité, a la nada porque ya no se veía un alma, nunca mejor dicho. Volví a preocuparme por el hombre morado, quien me aseguró que estaba bien, daba la sensación de que no era la primera vez que lo herían. Volvimos a salir y reinó un silencio incómodo bestial. Yo empezaba a sospechar de él, ya que me temía que él los había matado. Sin embargo, no quería creer eso y él, al sacarle el tema me aseguró que no ne preocupara, que no había hecho nada. Lo creí, la mayor parte de mí lo hizo, pero tendría siempre la espinita del "es él". Pero... A quién iba a creer, ¿al que se estaba convirtiendo poco a poco en un buen amigo o en unos fantasmas desconocidos? Cuando llegamos a mi casa, era tarde, pero conversamos sobre el caso. Le notaba nervios detrás de toda esa máscara de calma. Cuando le aseguré que confiaba en él se calmó, y sonreí por ello.
          La noche acabó más calmada. Le dije que se quedara a dormir y accedió, debido a la hora que era. A mi pesar, eso significaba otra noche con él, pero debía estar bien. El no era el asesino, ¿no?
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¡Holi! Bueno, aunque no lee esto ni Cristo, he actualizado al fin. Para mis 7 lectores que creo que son fijos XDDDDD En fin, espero que les guste ^^