-Tu forma de actuar lo dice todo Vincent- continuó mientras yo estaba en shock, sin saber qué decir o hacer- y tú, Mike, te intentas controlar pero acabas haciendo daño, eso es precisamente lo que buscaba en el asesino de Freddy's. Uno de vosotros dos lo hizo, sólo os insulté para poneros a prueba.- volvió a sonreír triunfante.

               -No cometa un error del que pueda arrepentirse...- miré a Vincent, quien parecía controlar la situación, que a mí se me estaba yendo de las manos. Sin embargo, se metió la mano en el bolsillo ante mi atenta mirada, mirando atentamente al jefe. Estaba demasiado calmado, algo que me asustaba pues no es común en él estar tan calmado en situaciones difíciles. Me puse a temblar. Estaba realmente nervioso.

               -Y bien, ¿quién de vosotros es el asesino? No tengo todo el día.- le retiré la mirada a mi amigo para mirar al suelo e intentar controlar mis nervios.

               -Yo no desde luego- lo miré, y volvía a tener esa sonrisa que no podía descifrar. El jefe me miró y le devolví la mirada- Solamente míranos y juzga, nunca me esperaría esto de mi propio amigo... pero señor, los nervios lo delatan. Sólo la presión hace a un asesino ponerse así... y confesar de forma in-intencionada, ¿no cree usted?- ¿qué-qué decía..? Noté cómo me esposaban.

               -Yo-yo no he...- miré a Vin- Vin, dí algo ayúdame, yo-yo no he hecho nada..- no sólo no hizo nada, sino que sonrió más ampliamente. Lo miré con ira. -¡Te odio Vincent!

               -Yo también te quiero Mike- fue todo lo que dijo. Desbordaba soberbia, había ganado. Todo cobró sentido, fui un estúpido al confiar en él. Como pude... 

               -¿¡Cómo puedes sonreír!?... ¡¿FUISTE TÚ VERDAD?!- la sonrisa no se borraba y deseé con todas mis fuerzas que los fantasmas lo mataran lenta y dolorosamente, y que pudiera verlo. No estaba acostumbrado a ese tipo de pensamientos, pero me sentía traicionado y devastado por un asesino. Ya se había acabado todo. Él había ganado...

                Me llevaron a comisaría. Dentro de una semana me juzgarían por un crimen de sangre que no cometí y Vincent se quedaría tan tranquilo. Todo lo que podía hacer era quedarme sentado mirando la poca ventana que tenía. Me puse a llorar. Era inocente y Vin sólo me había utilizado, como hizo con todos los que trabajamos en la pizzería, como siempre hizo.

                Algo me empujó, pero preferí ignorarlo. esa cosa me volvió a empujar y me caí al suelo. Me cagué en todo y me volví a sentar, ignorando a aquella fuerza ''misteriosa'', deseando poder escapar de la cárcel de alguna forma. Algo me quitó la gorra, y así ya realmente captó mi atención. Miré a mi derecha y había un fantasma que, a diferencia de antes sí tenía una forma notoria. Era de color gris muy oscuro, yo diría que hasta era negro, con los ojos blancos y un pelo revuelto para abajo. Líneas blancas decoraban sus brazos y su cola, retorcida con dificultad en espiral.

                -Muy gracioso, ''Puppet'', devuélveme la gorra.- me la dio y me puse, pero no se fue.- ¿Te quieres ir? ¡Si no me ayudasteis como queréis que os ayude!- aquel fantasma desapareció y suspiré. Me quedé dormido, sin mucha esperanza de un cambio, cuando volví a caer al suelo bruscamente.

                 Todos los fantasmas estaban allí.-¡Parad ya panda de imbéciles! ¿¡Qué queréis que haga!? ¡Iros a matar a Vincent y dejadme tranquilo!- me levanté y me empujaron a la cama a mala ostia.- Joder la que estoy liando... encima me van a regañar...- me quedé mudo, pensando- pero si no viene nadie...-me incorporé sentado, sin poder hacer nada. Los fantasmas se pusieron nerviosos y me quitaron la gorra. -¡MALDITOS! ¡DEVOLVEDME LA GORRA!- oí a...

               -¿Vi-Vincent?- miré por la venta y ahí estaba él. No sabía si alegrarme o cabrearme aún más, así que opté por la primera opción. -Me alegro de que estés aquí... los fantasmas no me dejaban de molestar...- sonrió y me  dejó caer una palanca- No voy a poder ehhh...

               -Claro que no, lo estropeas todo- sonrió burlesco- estás encerrado, y eres un llorica que no hace nada bien. Es fácil ser el bueno de la historia, así que púdrete en la cárcel y disfruta de descubrir al asesino.- me cabreé.- ¿Te crees alguien? No lo eres, eres patético.

               -¡MIRA, VOY A SALIR DE AQUÍ Y TE VOY A PEGAR UNA PALIZA QUE FLIPAS!- sonrió de nuevo

               -¿ A si? Eso me gustaría verlo...- con una fuerza sobre humana por el cabreo y gracias a su palanca, salí de allí y se empezó a descojonar de la risa.

               -De nada, ya no puedes decir si nos pillan que te he ayudado a escapar, ¿o si?- este hombre planeaba todo al dedillo... -ahora vayámonos, no es como si tuviéramos todo el día- empezó a caminar -tenemos veinte quince minutos antes de que todo el mundo esté buscándote.

                -¡Me estás sacando de un problema en el que estoy por tu culpa! Que me estés ayudando no significa nada, no voy a dejarme manipular otra vez por ti...

                -Sí, claro, como sea- será hijo de... iba detrás de él, detrás de un asesino planteándome qué clase de suicidio estaba a punto de cometer. Nos fuimos a su casa, y la verdad era es que no estaba tranquilo con él, ya no sentía esa calma cuando estaba con él, pero me sonrió de manera extraña, y sabiendo lo egocéntrico que es, se ha arriesgado en su beneficio. Debo de tener cuidado...