Inicio y Final
Una llamada telefónica.
????: - ¿En serio volviste a ir? ¿Por qué? Ese trabajo no vale la pena. -
Gabriel: - No digas eso Rafael. Ya me conoces. Me gustan los desafíos. -
Rafael: - ¿Desafío? Solo eres el guardia de seguridad. No el conserje o el mecánico. -
Gabriel: - No seas cascarrabias. Es mejor que quedarse sentado sin hacer nada. No me sentía el trasero al terminar mi turno. -
Rafael: - Está bien. Supongo que no puedo convencerte. Siempre has sido así de testarudo. Solo... ten cuidado. -
Gabriel: - Se cuidarme solo "hermanito." -
Rafael: - Lo que tu digas... Le hablaré a papá más tarde. Cuídate. -
Gabriel: - Chao. -
La llamada terminó y Gabriel guardó el celular en su bolsillo. En ese momento se encontraba en la sala de vigilancia del restaurante Freddy Fazbear's Pizza, un popular restaurante de los ochenta, pero que cayó en bancarrota tras varios sucesos "misteriosos," aunque para muchos no eran solo más que rumores.
Gabriel era el recién contratado guardia de seguridad, y esta era su segunda noche en la cafetería. El joven entusiasta era un tanto temerario, y rara vez podía quedarse tranquilo, así que quedarse sentado en su silla toda la noche mirando cámaras era simplemente aburrido para él. Así que decidió pasar su tiempo haciendo algo útil.
Había venido preparado para la larga noche. Una mochila con diferentes herramientas, artículos de limpieza y algo de comida. Además, había traído su lámpara LED de 10W, la que solía usar para hacer acampadas en los exteriores de las ciudad con sus amigos.
Primero lo primero. Verificar esa vieja caja de fusibles que hacía años nadie tocaba. Su interior era un desastre, y no era de extrañar que varios fusibles estuviesen calcinados. Dos de ellos, pero Rafael tenía los repuestos justo en su mochila. Tomó apenas un minuto y un chispazo que lo tomó por sorpresa, pero al menos fue suficiente para poder encender las lámparas del lugar. Después de poner bombillas nuevas... Por supuesto.
El lugar era la representación perfecta de "desastre." Habían pasados años desde que alguien se había dignado de limpiar, y la capa de mugre era claramente visible en las esquinas.
El comedor estaba horrible en cuanto a suciedad, pero bastante organizado para sorpresa de Gabriel. Las mesas estaban perfectamente alineadas, posicionadas estratégicamente para dar visibilidad a un escenario donde cuatro animatrónicos permanecían desactivados.
Según el mensaje que el propietario le había dejado, solían llamarse Chica, Bonny, Freddy y Foxy, organizados en ese orden de izquierda a derecha. Cómo mismo estaba en el cartel de la entrada al lugar. Solían haber otros, pero estaban desactivados, en partes o simplemente tirados en el almacén. Gabriel se tomó unos minutos para contemplar a esos extraños animatrónicos.
Gabriel: - Son bastante... "extraños"... A decir verdad. Seguro los niños se asustaban al verlos y por eso la pizzería cerró. Con todo ese polvo encima es difícil hasta saber el color de cada uno. -Dijo mientras se acercaba a Foxy, el zorro de la derecha. - Y este está muy dañado. ¿Qué hicieron con él? ¿Acaso lo usaron para probar un hacha? - Decía mientras inspeccionaba sus roturas, ignorante de todo lo que podría pasar.
Pero no esa noche. Gabriel simplemente se dio la vuelta, tomo un cubo con agua y detergente y un trapeador y comenzó a limpiar el piso del salón principal. No era la gran cosa, y su lámpara lo ayudaba a ver con claridad, incluso cuando las luces del techo parpadeaban repentinamente. Lo cual era bastante extraño, pues la bombillas eran supuestamente nuevas.
Pasaron varios minutos y ya estaba terminando con los últimos retoques del lugar cuando escuchó un extraño sonido sobre su cabeza.
BAM
Se escuchaba como un sonido metálico, mientras un eco parecía retumbar por el lugar. Gabriel alzó la cabeza y vio un conducto de ventilación que atravesaba la habitación, y una esclusa a pocos metros de él. Algo impulsivo y escéptico como solía ser, tomó una escalera y se subió para mirar al interior. Paso a paso, se acercaba a la esclusa con cada escalón que subía, quitó el seguro y la abrió.
El joven metió la cabeza en la esclusa, pero estaba tan oscuro que no podía ver nada, así que tuvo que regresa, ignorante de lo que se encontraba a pocos centímetros de sus ojos. Esta ves llevaba consigo su fiable linterna, aunque cuando volvió a asomar la cabeza se llevó un buen susto.
Gabriel: - ¡Recórcholis! - Gritó por el shock, al ver la cabeza de un animatrónico a poco centímetros de su rostro. - ¿Y tú que haces aquí? - Dijo para si mismo, aliviado de ver que no "era nada malo."
Gabriel estiró la mano y agarró a este nuevo animatrónico de la cabeza, y lo aló con fuerza por la esclusa del conducto de ventilación. Era pesado, sumamente pesado, y tenía que usar toda la fuerza de su mano derecha mientras sostenía la escalera con la izquierda. Finalmente logró sacar pare del armazón, pero cuando el peso superó el punto de equilibrio, el resto del cuerpo del animatrónico cayó de golpe contra el piso, casi aplastando al pobre de Gabriel.
El joven estaba sorprendido. Este animatrónico solo tenía la cabeza, el resto del cuerpo era un reguero entrelazado de cables y mecanismos que parecía no tener ninguna lógica. Despejó una mesa del comedor, y con todo su esfuerzo logró colocar el alargado cuerpo sobre la mesa.
Gabriel: - Mmm. ¿Una zorra blanca? Se llamaba... Tanque... No... Tangle... Si... Ese era el nombre. ¿Cómo fue que llegaste allá arriba? - Se preguntaba a si mismo. - No puedo creer que halla alguien tan tonto como para dejarte allí sin ningún motivo. - Y por un tiempo, se quedó mirando al deformado cuerpo del animatrónico. - Sería una pena dejarte así. Supongo que en el almacén halla algún repuesto. -
Y allí fue. Se llevó consigo su lámpara, y al entrar al almacén se encontró con un sin fin de cajas, llenas de mecanismos y partes de diferentes, así que tuvo que buscar hasta que encontró una pesada caja que decía "Tangle" sombre una etiqueta de pegatina de color verde. "Esa debe ser," pensó el joven. Trató de cargarla, pero era demasiado pesada, así que tuvo que arrastrarla por unos centímetros.
Pero su torpeza no tenía límites, y al mover la caja provocó que otras más se cayeran, revelando una espantosa figura que se abalanzó sobre él.
El animatrónico cayó por unos centímetros, pero se detuvo de golpe al chocar su pesado cuerpo con las cajas a su alrededor. Parecía ser un conejo, o algo parecido, con cientos de abolladuras y rupturas en todo su cuerpo, además tenía una oreja rota.
Gabriel: - Joder. Que susto me diste. - Decía mientras se ponía de pie tras caer sobre sus glúteos. - Tu eres incluso más feo que el resto... Supongo que por eso estás aquí en el almacén. Bueno... Ya veré que hacer contigo luego. -
El joven se dio al vuelto y continuó arrastrando el cajón con las parte de Tangle hasta el exterior, para luego cerrar la puerta una vez más, ignorando los extraños ojos rojos que miraban desde la oscuridad al interior del lugar.
Tan enajenado como siempre, Gabriel regresó al comedor, mientras la caja que arrastraba dejaba una estela de suciedad y ralladuras dado su propio peso. Se acercó a la mesa y volvió a ver el cuerpo del animatrónico destruido. Le pareció algo extraño, pues pensó que lo había dejado un poco más al centro de la mesa, y una pata parecía estar queriendo tocar el piso. Pero no le prestó importancia, y simplemente lo volvió a colocar en el lugar correspondiente.
Al abrir la caja se revelaron cientos de piezas y partes del cuerpo del animatrónico de color blanco con detalles verdes, y un grueso manual que contenía paso a paso como armar y desarmar al animatrónico. Tomó unos minutos avanzar hasta la parte de colocarle las piezas, pues después de todo, Gabriel solía ser mecánico, y no ingeniero en robótica. Él simplemente quería colocar las partes del armazón donde correspondían, con la esperanza que el mecanismo interno estuviese intacto.
Para su sorpresa, colocar las piezas del armazón del animatrónico era bastante simple e intuitivo. Como armar un enorme LEGO, solo que con tornillos y apenas unas soldaduras para unir las pesadas placas de metal. Fue un trabajo arduo, y demoró casi dos horas, pero después de todo el resultado valía la pena de ver.
Gabriel: - Wao. Mírate. Te vez mucho mejor que el resto. Es una pena lo que te pasó. Pero al menos puedes volver a empezar. -
El joven trató de cargarla y colocarla junto al resto, pero era imposible. Con todas la piezas de metal en su lugar, el peso de animatrónico era cuatro o cinco veces más grande que su propio peso, y apenas pudo mover un brazo.
Cansado, se retiró de vuelta a su oficina, y de su mochila sacó un sandwich para merendar y una lata de refresco. Se sentó sobre la silla mientras disfrutaba de su comida y del viento del pequeño y viejo ventilador de metal, cuando un fuerte ruido interrumpió su tranquilidad.
BOM
El ruido provino del comedor. Ya había terminado de comer, pero se estaba tomando unos minutos, pero sin pensarlo dos veces agarró su lámpara y corrió hacia el lugar. Miró a todos lados, pero lo único que encontró fuera de lugar a Foxy, animatrónico con forma de zorro, que parecía haber perdido el equilibrio y cayó sobre el piso del escenario.
Gabriel se acercó, pensando que fue su propia culpa, y que lo movió sin querer cuando estaba limpiando y ahora se había caído, pero aún así pudo bromear al respecto.
Gabriel: - Ya veo. Ya veo. Estas celoso. Tu amiga quedó cómo nueva y tu quieres verte igual. ¿No es así? - Dijo con tono burlesco. - Pero eres un caballero, y como tal, debes espera a que termine con las damas primero. -
Cualquiera pensaría que estaba loco, hablando solo con unas marionetas de metal, pero eso no era más que una distracción para calmar su aburrimiento. Y tal cómo dijo, comenzó a revisar y repara a Chica, el animatrónico con forma de ave de corral que tenía un extraño dulce con ojos sobre en plato en su mano. Algo extraño, pero parecía que los diseñadores del animatrónico no lo habían pensado muy bien antes de hacerlo.
Este caso fue más sencillo, pues solo era remover el polvo y quitar pequeñas abolladuras, nada que no pudiese arreglar en apenas veinte minutos. Y luego, llegó el turno del resto. Gabriel miró con cuidado y se percató que debía volver al almacén por las piezas de dos de ellos. Bonny, el animatrónico con forma de conejo necesitaba la parte superior de su cabeza, pieza que escondía todo es escalofriante mecanismo de su rostro y ojos. Tambien necesitaba un nuevo brazo izquierdo, y parte de su pata. Y Foxy necesitaba algunas refracciones, cosas de las cuales no disponía en ese lugar.
Una vez más, Gabriel tuvo que volver al almacén, portando la lámpara en la mano para poder ver donde pisaba. Llegó a la puerta e intentó abrirla, pero esta parecía haberse quedado atorada. Aló con todas sus fuerza, pero la pesada puerta de metal no parecía ceder. Comenzó a sacudirla con fuerza, con la esperanza de destraba alguna pieza suelta, para luego volver a tirar de ella. Pero esta vez su se abrió.
La fuerza que usó los obligó a caer de espaldas, dando un fuerte golpe en la nuca que le sacudió el cerebro. Le tomó apenas dos segundos poder recobrar la conciencia, pero cuando vió al frente, pensó que estaba alucinando por el golpe que se dio.
Springtrap, el animatrónico con forma de conejo todo magullado, estaba parado justo en la puerta del almacén. El cómo había llego allí era todo un misterio, pero sus terroríficos ojos rojos miraban a Gabriel directamente. Esta de frente, inmóvil, mirando a aquel que yacía a sus pies, portando un gran hacha roja contra incendios en su mano derecha.
Gabriel estaba conmocionado, pero su cuerpo se quedó estático al ver cómo el animatrónico a de pie frente a él alzaba lentamente la mano y el hacha, mientras la luz roja de sus ojos se hacía cada vez más intensa. El joven no podía creerlo, eso era imposible... Esa cosa estaba... Viva.
Pero poco pudo pensar al respecto, pues tuvo que hacerse a un lado para evitar el filo del hacha que se abalanzó sobre él, golpeando el suelo y haciendo un enorme surco sobre el concreto. De haberlo alcanzado, de seguro lo hubiese partido a la mitad.
Usó toda su destreza para poder escabullirse y correr lo más lejos posible del animatrónico que quería partirle la cabeza en dos, y se dirigió al salón principal, el cual colindaba con la salida del recinto. Se apresuró a alcanzar la puerta, pero poco pudo hacer cuando una pesada mesa de metal voló a pocos centímetros de él y se estrelló contra la salida, evitando que pudiese escapar. Gabriel se dio la vuelta aterrado, viendo al conejo maniático cómo se acercaba lentamente.
No tenía escapatoria, no tenía a donde huir. Sin lugar a dudas, ese sería su final. O no.
Un objeto metálico golpeó el rostro del animatrónico de repente. No le hizo casi daño, pero al caer al suelo con fuerza se pudo apreciar que se trataba de un micrófono. ¿Un micrófono? Que extraño. Los dos se dieron vuelta, tanto el asesino como la víctima, para ver a Freddy, el animatrónico con forma de oso, con el brazo estirado hacia el frente. El fue quien lanzó el micrófono. Él también esta "vivo."
Para sorpresa de Gabriel, el oso caminó al frente y saltó del escenario, aterrizando con fuerza sobre el suelo. Los dos animatrónico intercambiaron miradas por un segundo, justo antes de abalanzarse el uno contra el otro. Freddy logró embestir a Springtrap con su pesado cuerpo, haciendo que el conejo retrocediera. Trató de golpearlo al rostro, metal contra metal, pero poco pudo hacer para evita que la poderosa hacha blandida por el psicópata conejo le atravesar el cuerpo desde el hombro hasta la cintura.
La fiereza de Springtrap no tenía piedad, y pateó a destrozado Freddy con todas sus fuerzas, lanzándolo lejos hasta golpear la pared del escenario. Pero poco fue el tiempo que tuvo para reponerse, antes que Chica y Bonny se unieran a la refriega. Los dos animatrónicos saltaron al la par, y como un dúo sincronizaron intentaron inmovilizar al frenético conejo verde. Pero era en vano. Chica no tenía la fuerza par enfrentarse a esa monstruosidad, y Bonny no podía pelar adecuadamente con solo un brazo. Y fue sólo cuestión de fuerza que el hacha atravesara sus carcazas de metal cómo si se tratase de un melón.
En su frenético ataque, Springtrap machacó lo que quedaba de cráneo de Bonny, haciendo que su cuerpo hiciera corto circuito y cayese sobre el suelo, mientras que a Chica la golpeó por el abdomen, destruyendo parte de sus circuitos y arrancándole la pierna. Con sus oponentes fuera de su camino, Springtrap volvió a mirar a su presa: el joven Gabriel caído sobre sus glúteos que hacía lo posible por alejarse del monstruo. Incluso Tangle, siendo apenas capaz de mover su cuerpo, logró sujetar la mano del conejo en vano, sólo para recibir un tajo que le atravesase el recién reconstruido pecho. Entonces se escuchó un aterrador rugido, pero no fue producido por el conejo.
Foxy se había puesto de pie, y tenía una pose muy agresiva. Se lanzó contra Springtrap en un frenético salto, cayendo sobre el conejo mientras enterraba el garfio que tenía en su mano derecha sobre la carcaza de su oponente. Foxy era más rápido, más brutal, más despiadado que sus compañeros. Y cualquiera podría reconocer su insaciable ansias de venganza. Tal vez por haber dañado a sus amigos. O tal vez por algo más.
El zorro lanzaba golpes unos tras otro en una frenético ataque de violencia, mientras hacía abolladuras en las manos de Springtrap, quien hacía todo lo posible por cubrir su rostro. Pero en una apertura de la defensa de Foxy, el conejo conectó un golpe certero sobre su hocico, haciéndolo retroceder antes de darle una patada para sacárselo de encima. Foxy retrocedió, apartando la mirada por instinto en un brutal choque de metales, pero darse la vuelta fue lo último que hizo.
El hacha atravesó el viento a una velocidad implacable, cortando de golpe el cuello del zorro, y lanzando su cabeza varios metros hasta estrellarla contra la pared. Su cuerpo cayó sobre sus rodillas, solo para dejarse caer lentamente hacia el costado mientras Springtrap recobrara la postura. Los animatrónicos que yacía dañados sobre el suelo, no podía hacer más que emitir un leve gruñido de tristeza, viendo cómo la "vida" terminaba para su compañero.
Alzaron la mirada y levantaron la mano en un gesto en vano por tratar de salvar a ese humano. El único que después de tantos años se había apiadado e ellos, pobres almas encerradas en esa prisión de metal, y les había mostrado una mínima gota de afecto. No podían verle el rostro, pues el enorme cuerpo de Springtrap tapaba todo su cuerpo, ahora que se había puesto de pie para aceptar la muerte. El hacha se alzaba sobre su cabeza lentamente, y luego se escuchó el sonido de algo rompiendose.
CRAAAACK
Springtrap lanzó un grito de dolor, y el resto no podía creer lo que pasaba. Como si fuera otra persona, Gabriel incrustó sus dedos en el pecho del conejo verde a una velocidad y con una fuerza que ningún humano común podía poseer. El hacha cayó de golpe contra el suelo, mientras Springtrap se retorcía de dolor antes el agarre del humano. De cierta forma, el cazador se convirtió en presa.
Sus dedos ardían en el pecho del animatrónico, y el metal a su alrededor se comenzaba a fundir. El cuerpo metálico de Springtrap comenzó a arder en llamas, pero no una llamas cualquiera. Eran llamas puras, como sacadas del mismo infierno, como un castigo divino que poco a poco fue consumiendo el cuerpo de metal hasta convertirlo en cenizas que se esparcieron con el viento.
Los animatrónicos que una vez intentaron defenderlo lo miraban atónicos, incapaces de saber que estaba pasando, pero antes de dar tiempo a explicaciones, Gabriel hizo un extraño gesto con las manos, y todos los animatrónicos que yacía sobre el suelo se quedaron sin vida.
Pasaron unos largos segundos de silencio, cuando unas extrañas nebulosas comenzaban a emanar de los cuerpo metálico destruidos. Cinco de ellas. Cinco nebulosas que poco a poco fueron tomando forma, hasta alcanzar una forma humanoide sin piernas de poco más de veinte centímetros de alto. No tenían boca u ojos, pero podía mirar alrededor, sólo para verse sorprendidos los unos a los otros mientras intercambiaban algunos sonidos como un tipo de comunicación. Luego, hicieron silencio y miraron a Gabriel con sorpresa.
Gabril: - Su redención ha sido completada. Son libres de volver al ciclo. -
De pronto, las puertas del recinto se abrieron como si fuese un acto de magia, y esas pequeñas almas ascendieron lentamente hacia los cielos, no sin antes darle la vuelta para despedirse de aquel misterioso ser, y darle las gracias.
Entonces, Gabriel saca su celular y hace una llamada.
Gabriel: - Rafael. Soy yo. Dile a padre que voy de regreso. -
Tras esas palabras Gabriel colgó, al mismo tiempo que un hermoso par de alas angelicales blancas brotaron de su espalda. Con un fuerte aleteo, su cuerpo se alzó por los aires, desapareciendo a la distancia en el tupido mar de nubes blancas del cielo nocturno.
Aquí les dejé este pequeño fanfic. Como podrán apreciar, no hay mucha relación con la historia y con algún juego en concreto, y eso es porque no soy fan de FNAF, pero esta historia me resultó interesante y se las quise compartir. Espero que les guste, que votan si lo disfrutaron y que comenten las meteduras de pata que hice. XD
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top