Capítulo 9. Luz de Luna.
Las mañanas en Los Ángeles son más soleadas. El clima más caliente y los días más brillantes.
Kelly y yo llevamos una semana tratando de adaptarnos al calor de esta ciudad, que pega casi más fuerte de lo que lo hacen los veranos en nuestro pueblo.
En toda esta semana, solo he tenido que asistir a reuniones con fotógrafos de la marca de perfumes, pero sin nada de fotos por el momento, ya que Jimmy pactó con ellos que la primera semana sería de adaptación.
Otra cosa que hemos estado haciendo, ha sido ir a visitar el estudio, donde Madison y su equipo han estado trabajando desde el principio en los atuendos de ropa que están preparando para cada sesión.
Ciertamente, me sorprendió gran parte de lo que vi. Muchas de las prendas aún eran bocetos y aún así ya se veían increíbles. Algo que llamó mi atención, fue un vestido corto y ajustado de color rosa, con unos grandes pompones como margas, que parecían hechos de papel.
—¿Y qué me dices de ese traje color berenjena? ¡Era precioso! Estoy deseando verte con él puesto, vas a estar genial —Kelly dice, mientras mantenemos una conversación referente a todas esas prendas llamativas que vimos el día anterior.
—Yo estoy asustada. ¿Tú crees que todo eso me quedará bien? Quiero decir, no dudo que el equipo de Madison es increíble y además, ella tomó todas mis medidas para esto, pero...
—¿Pero qué? ¿Ya vas a empezar con esas estúpidas dudas que no te hacen ningún bien?
—Solo digo que tal vez haya cosas que puede que no estén del todo acorde conmigo. Por ejemplo, algún color que no contraste bien con mi piel y me haga ver más pálida, o algún tono que no luzca bien con mis ojos.
—¿Puedes dejar de decir tonterías, Eve? ¡Tus ojos son preciosos y harán lucir cualquier cosa que te pongas! ¡Y ellos son profesionales, por favor! ¿Realmente crees que no tendrán en cuenta todos esos detalles? Si es que realmente es necesario tener en cuenta esas cosas, claro. Porque yo lo que creo es que estás volviendo a sacar a relucir tus miedos.
—¡Yo no tengo miedos!
—¡Si eso es así, entonces yo tengo el pelo azul! —Ella rueda los ojos, llevándome la contraria—. ¡Espera, creo que necesito sentarme! —dice en un suspiro y toma asiento en mitad de la calle, justo en el escalón que divide la cera de la carretera.
Nos encontramos haciendo footing, como cada mañana desde que llegamos. Aunque los primeros días solo dimos la vuelta a la manzana, al rededor del hotel con tal de no perdernos, ya hemos ampliado un poco el recorrido y estamos empezando a conocer las calles de la zona. Pero correr y discutir a la vez, es algo que cansa a cualquiera y Kelly es buena prueba de ello.
—¿Quieres que volvamos ya? —pregunto, sentándome a su lado en el escalón—. ¡Aw, quema! —grito a la vez que me levanto de golpe, después de sentir todo el calor que transmite la cera, sobre la cual recae todo el sol de la mañana.
—No, con un poco de agua estaré bien. —Kelly procede a beber agua de su botella y luego vuelve a guardarla en su mochila. Se levanta y se pone a mi lado—. ¿De qué estábamos hablando?
—Realmente me sorprende que no te duela el culo, con lo que quema ese escalón —digo, esquivando su pregunta.
—No seas exagerada.
—Exagerada es mi segundo nombre.
—¿En serio? Yo pensaba que era Rosella —bromea ella y yo le doy un empujón en el brazo.
—Cállate, Sophia, nadie te ha preguntado.
Ella abre sus ojos y su boca de forma dramática. —¡Ni se te ocurra volver a llamarme así! ¡En la vida!
—Ve a reprocharle eso a tu madre. Fue ella quien te llamó Kelly Sophia, no yo.
—No tengo nada que reprocharle. La pobre no tenía ni idea de cuanto acabaría odiando a su adorada prima Sophia, con la que tiene una relación tan especial.
La historia de la prima Sophia viene de lejos, pero prácticamente Kelly nunca ha tenido buena relación con ella, aunque delante de su madre, trata de hacer lo imposible por guardar las apariencias.
—Prometo no volver a llamarte así —le prometo, con mi mano hacia arriba en señal de paz.
—Más te vale. —Kelly rueda los ojos y ambas atravesamos la puerta giratoria de entrada al hotel—. Por cierto, ¿sabes ya que te vas a poner esta noche?
Yo frunzo los labios, de forma pensativa.
Hace unos días, quedamos con Madison y Marlin para salir a tomar algo. Ellos mismos fueron quienes nos preguntaron si queríamos acompañarlos, con intención de darnos una vuelta para enseñarnos la ciudad y de paso, aprovechar para salir un rato de noche, antes de que comenzar oficialmente con todo el trabajo de Fame en asociación con la marca de perfumes Loweld.
—Tampoco creo que sea necesario que me ponga algo especial. No vamos a una cena de gala o algo por el estilo, Kelly.
—Pero si vamos a salir a tomar algo, tendremos que arreglarnos aunque sea un poco. Una nunca sabe donde puede encontrar el amor de su vida, Eve.
—Pensaba que tú ya habías encontrado a los que podrían ser "las dos grandes historias de amor de tu vida" —repito, lo que creo recordar que ella dijo unos días atrás.
—Y también pensabas que tú habías encontrado al tuyo. —Se encoge de hombros—. Pero me da a mi que no es así. Y como no te ponga las pilas, acabaras dejando plantado a Adam en el altar.
—¡A veces eres tan cruel! —Le doy una mirada amenazadora, entrecerrando los ojos y llevándome una mano a la cabeza.
—¡Solo soy realista!
Entramos en la habitación de hotel y jugamos a piedra, papel o tijera, con intención de echar a suertes quien de las dos entra antes en la ducha. Kelly me gana y mientras ella se ducha, yo me preparo un sandwich y al hacerlo pongo música en mi móvil, cantando a todo pulmón y haciendo que mi voz suene por toda la habitación.
Después de comerme mi sandwich, es tu turno de ducharme.
Kelly y yo pasamos toda la mañana charlando y jugando a vídeo-juegos en nuestros móviles, en los que vamos la una contra la otra. Cuando da la hora de comer, salimos a un restaurante que hay cerca del hotel. Luego decidimos dar un paseo, siempre pendientes de no perder el hotel de vista y cuando llega la tarde-noche, Madison y Marlin aparecen en nuestra busca.
—¡Que guapas estáis las dos, por favor! —exclama Marlin, a quien pertenece el alocado pelo morado que resplandece bajo la luz del pasillo del hotel.
—¡Muchas gracias! —responde Kelly—. ¡Puedo decir exactamente lo mismo de vosotros!
Madison sonríe de forma modesta. —Se hace lo que se puede.
—Nah, no le hagáis caso —reprocha Marlin—. Nosotros no hacemos nada, todo lo que veis es producto de la genética.
Eso nos hace reír a Kelly y a mi.
—Bueno, ¿A dónde vamos?
—A un bar de copas que hay calle arriba. Se llama Moonlight y algunas noches tocan grupos de música en directo —nos informa Madison.
—Si tenemos suerte, tal vez esta noche toque alguno.
—Pero a nosotras no nos dejarán entrar. Aquí la mayoría de edad es a los 21 años, ¿No? —sugiero yo, algo sorprendida.
—No tenéis de que preocuparos, si venís con nosotros, os dejarán entrar —informa Marlin.
—¿Cómo es que conocéis la ciudad tan bien? ¿Vosotros no acabáis llegar igual que nosotras?
Los dos hermanos intercambian una mirada y acto seguido se ríen y se vuelven a centrar en nosotras.
—¡Es una larga historia! Pero si queréis, os la podemos contar cuando lleguemos.
—Me parece estupendo —digo yo, cerrando la puerta detrás de nosotras—. Me gustan las historias largas.
Y con esas, los cuatro tomamos camino hacia el bar Moonlight.
Allí, Madison y Marlin nos cuentan la historia de su familia. Y es que sus padres se divorciaron bastantes años atrás, cuando ellos eran pequeños. Los dos hermanos se quedaron viviendo en Rye con su madre y por el contrario, su padre, además de trabajar de gestor de empresas, también empezó a crear las suyas propias y después de triunfar con algunos negocios, cumplió su sueño de la adolescencia de irse a vivir a Los Ángeles.
Años después, en unas navidades en las que volvió a Rye para visitar a sus hijos, ellos le comentaron el proyecto que tenía en mente con Jimmy, su amigo de toda la vida. Y su padre les ayudó, dejándoles dinero y convirtiéndose él mismo en el gestor administrativo de Fame.
—¿Entonces tenéis una buena relación con él, no? —pregunta Kelly.
—Muy buena. A pesar de que el divorcio fue cuando éramos pequeños, nuestro padre siempre ha estado ahí para nosotros. Y cuando no podía venir a vernos, nos pagaba los billetes para traernos a nosotros aquí.
Al parecer, incluso el mismísimo Denis, fue quien consiguió que la agencia Fame fuera la encargada de realizar la campaña para la revista de perfumes Loweld. Él mismo había realizado algunas gestiones importante para la famosa empresa de perfumes y tras enterarse de la campaña que estaban organizando, les recomendó la agencia que junto a Jimmy, habían fundado sus dos hijos.
—¡Un brindis por los buenos padres! —exclama Marlin y levanta la botella de cerveza que sostiene entre sus manos.
Yo le doy una mirada rápida a Kelly y la noto cabizbaja. Así que la agarro por los hombros y levanto también mi botella de cerveza.
—¡Y por las madres! —Asiento con mi cabeza, mirando a mi amiga y ella sonríe y hace lo mismo.
Después de que hayamos brindado, alguien aparece cerca del escenario que hay al fondo del bar y se acerca al micrófono que hay justo en el centro.
—¡Buenas noches a todos! —dice un hombre muy alto, con bigote, el pelo muy engominado y un traje de corbata de color gris claro.
—Ese es Lawrence, el dueño del Moonlight —nos susurra Madison—. Siempre que aparece ahí, es porque va a presentar una actuación.
Ellos también nos comentaron de camino al bar, que el dueño del local es amigo de su padre.
—Hemos tenido suerte esta noche —dice Marlin, con una sonrisa de emoción en su rostro.
El hombre continúa hablando. —Quería anunciaros una pequeña cosa. Y es que Rose Bon, no va a poder actuar aquí esta noche —tras decir eso, un gran "oooh" hace eco al rededor del local.
Rose Bon es una cantante que se ha hecho muy conocida durante los últimos años, por lo tanto, es de comprender que debe tener una agenda muy apretada.
Aún así, el hombre continúa hablando.
—Sí, la verdad es que lo siento, me ha llamado su representante y me ha comentado que se encuentra un poco indispuesta. Pero me ha prometido que en cuanto se recupere, nos dará aquí, en el escenario del Moonlight, el mejor concierto del siglo. —La gente parece más aliviada después de esa promesa y el tal Lawrence continúa hablando—. ¡Pero esta noche, no os vais a quedar sin concierto, queridos míos! Porque hoy, tengo el honor de presentar una actuación muy especial. Los chicos que van a tocar aquí esta noche, son grandes amigos míos y además, vienen a tocar una de las canciones más populares de su último disco.
—¿Quién creéis que viene a sustituir a la Diosa de Rose Bon? —pregunta Marlin. Madison lo calla con un gran siseo.
—Con todos vosotros, os presento a... The Last Wish!
Nada más escuchar eso, siento como si mi cerebro se desconectara. Como si lo que acabo de oír, formara parte de un sueño y no de la realidad y de forma automática, dirijo una mirada rápida hacía Kelly, quien me mira rápido y luego vuelve su vista corriendo al escenario.
—¿No ha dicho lo que me ha parecido oír verdad? —pregunto con una risa floja, pero no puedo evitar que mi corazón se haya acelerado a mil.
—No sé que habrás escuchado, pero dice que viene The Last Wish, el grupito este nuevo que lo está petando ahora —explica Madison.
Mis ojos se abren de forma exagerada, un escalofrío recorre todo mi cuerpo, mi estómago está como loco y vuelvo a mirar a Kelly, pero ella se encuentra inmóvil mirando al escenario, como si de una estatua se tratara. Cuando de repente, mi amiga suelta un grito que nos hace saltar a los tres. Y cuando dirijo mi vista de nuevo al escenario, veo aparecer a Zeta, el batería de nuestro grupo de música favorito.
Kelly está hiperventilando, sus ojos están llenos de lágrimas de un momento a otro y agarra con fuerza mi mano. Yo estoy casi igual que mi amiga, porque ver a Zeta me pone como loca, pero no puedo evitar estar esperando a que aparezca él: Zack Valley, el que sin si quiera pretenderlo, se ha convertido en mi amor platónico.
Después de Zeta, aparecen Luna y Michelle y ambas están demasiado ocupadas haciendo pruebas de sonido, mientras Zeta se sienta tras la batería y comienza a probar el micrófono.
—¿Cómo estamos esta noche, familia? —pregunta Zeta con una gran sonrisa en su rostro. Es jodidamente guapo y parece más tierno y adorable de lo que sus rudos tatuajes le hacen ver de primera impresión. Estoy segura de que en cuanto se descuide, tendrá a Kelly llorando detrás de él. Y como yo beba un par de cervezas más, puede que a mi también—. ¿Lawrence? —Zeta mira al jefe del bar y le guiña el ojo. El hombre, que se encuentra en un lado del escenario, le devuelve la sonrisa y le hace un gesto, señalando al chico con sus dedos índices.
—Eve, agárrame fuerte porque me voy a desmayar en cualquier momento. —Kelly aprieta mi mano y puedo sentir que está temblando, exactamente igual que yo. Los nervios nos corroen a las dos, porque sin saberlo y simplemente gracias a una casualidad, hemos acabado en el mismo bar en el que nuestro grupo favorito va a tocar en directo. Y eso no es lo más emocionante de todo, no. Lo mejor es lo cerca que están de nosotros, mucho más que si estuviéramos en un concierto.
Le echo un vistazo rápido a Luna, quien se está riendo de algo que ha dicho Michelle y puedo notar que la larga melena rubia, que en su última foto de instagram llegaba por debajo de su cintura, ya no está y ahora lleva un corte bob que le queda muy bien.
"¿Dónde está Zack? ¿Dónde demonios está Zack?". No puedo dejar de preguntarme para mi misma una y otra vez, mientras mi mano tiembla sobre la de Kelly.
—Os veo nerviosas, chicas. —dice Madison, con rostro preocupado—. ¿Está todo bien?
—Todo lo bien que se puede estar cuando te encuentras de bruces con tu grupo de música favorito. —Kelly habla rápido, sin mirarla. Sin apartar la vista del escenario y sobretodo de Zeta, quien ahora se encuentra concentrado en las baquetas de la batería.
De repente, un chico de cabello negro hace presencia en el escenario, tapándose la cara de forma inconsciente, mientras se aparta el pelo de ella.
—¿Quién es ese? —pregunta Kelly y yo estoy igual de sorprendida que ella, porque me extraña que haya alguien más en el grupo que no sea Zack.
Pero entonces, el chico de cabello negro se pone delante del micrófono y cuando veo su rostro, mi corazón se detiene.
Es él. Es Zack.
Al parecer, en las semanas que han estado desaparecidos de las redes sociales organizando la gira, les ha dado tiempo de cambiarse de looks, ya que al igual que su hermana, su cabello natural es de color rubio. Claro que sería imposible que fuera de otra manera, teniendo en cuenta que Luna y él son como dos gotas de agua y si no fuera porque sabemos de sobra que ellos dos se llevan un año de diferencia, siendo ella la más pequeña, pensaríamos que son mellizos, como puede pensar cualquier otra persona que los vea juntos.
Yo siento que han pasado horas desde que el aire dejó mis pulmones nada más verle aparecer, sin embargo, cuando Zack habla a través del micrófono, reacciono y me doy cuenta de que solo han sido segundos. Unos segundos que he vivido como si todo formara parte de un trance o un sueño extraño del que no soy del todo consciente.
—Buenas noches a todos —dice con su tono de voz que no es ni tan grave, ni tan agudo. Y ahora soy yo la que siente que se va a desmayar—. Siento mucho la tardanza, pero he tenido un pequeño problema con una copa y he tenido que ir a cambiarme rápidamente. —Él se disculpa y aparece una sonrisa en sus labios que me hace suspirar.
—Vamos a morir esta noche, Eve —susurra Kelly—. No sé si mi corazón será capaz de aguantar ante ellos durante mucho tiempo.
Yo no digo nada, porque no sé que decir. Estoy demasiado nerviosa y expectante.
—Esta es una de las noches en las que estás relajado en tu casa, viendo programas de televisión tranquilamente, mientras te quedas dormido en el sofá, aburrido, sin nada mejor que hacer. Cuando de repente suena el teléfono y Lawrence nos ofrece un plan mucho más interesante que el de quedarte dormido en el sofá a las 11:39 p.m. —Zack bromea, echándole un vistazo a Lawrence y el tipo e ríe—. Siempre es un placer venir a tocar al Moonlight, por eso, esta noche vamos a cantar "Luz De Luna", la canción que escribimos pensando en este maravilloso bar de copas del centro de Los Ángeles.
Se escucha un gran coro de gritos entre la gente del bar, entre los que nos encontramos nosotros cuatro.
Entonces todo tiene sentido en mi cabeza: "Moonlight es Luz de Luna". La canción, está obviamente dedicada a este sitio.
La música comienza sonando de forma suave y por un instante, cierro mis ojos, como si estuviera escuchándolo a través de los auriculares conectados a mi móvil, pero la sensación no es para nada la misma, es mucho mejor.
Pasados unos segundos, Zack empieza a cantar.
"The night I met you, the moon was full, making the entire downtown park shine".
Kelly y yo cantamos por lo bajo, al igual que algunas personas de otras de las mesas.
"La noche que te conocí, la luna estaba llena, haciendo brillar todo el parque del centro de la ciudad".
Los minutos pasaron muy rápido y lo que empezó como una canción suave y lenta, se transformó llegado el estribillo en una locura que hizo bailar y cantar a todo pulmón a todos los que nos encontrábamos allí dentro, disfrutando como niños pequeños en un parque de bolas.
"Moonlight on you, iluminating your hair".
"Moonlight on me, iluminating my feelings".
"Moonlight under the passion that unintentionally moved our love, to the cocktail bar that I run, every night that I can".
"Luz de luna sobre ti, iluminando tu cabello. Luz de luna sobre mi, iluminando mis sentimientos. Luz de luna bajo la pasión que sin pretenderlo mueve nuestro amor, al bar de copas que regento cada noche que puedo".
El final de la canción se acerca, a la vez que el tono hardcore se relaja, y se va convirtiendo en algo más parecido a lo que fue al principio.
"The night I met you, the moon was full, making the entire downtown park shine. You looked at me and smiled. I took you by the hand to take you to dance".
"La noche que te conocí, la luna estaba llena, haciendo brillar todo el parque del centro de la ciudad. Tú me miraste y sonreíste. Yo te tome de la mano para llevarte a bailar".
Una vez acabada la canción, Zeta gritó un gran "Uuuuuh" a través del micrófono.
Yo parpadeé un par de veces, aún sin creer lo que acababa de pasar: acabamos de escuchar a The Last Wish en directo.
Kelly está gritando cuanto los quiere y está llorando. Yo sigo en trance y después de verla a ella, vuelvo a mirar al centro del escenario, donde Zack está colocando bien el micrófono en su lugar y cuando lo hace, su mirada se cruza con la mía de forma instantánea y yo la aparto tan rápido como el paso de una estrella fugaz, pero mi corazón ha sentido mil cosas en tan solo ese instante.
Mi cabeza está distante, como si estuviera viviendo este momento desde fuera de mi. Mis manos siguen temblando, mis pulmones no encuentran el aire perdido, los bichos con alas de mi estómago corren por todo mi ser como jamás los había sentido en toda mi vida. Es como si de repente hubiera perdido todo el control que tenía sobre mi cuerpo y siento que necesito moverme, levantarme, hacer algo que me haga reaccionar, que me haga volver en mi misma.
—¿A dónde vas? —pregunta Madison.
—Voy... voy al baño. Necesito echarme agua en la cara.
—¿Quieres que te acompañe? Te estás tambaleando un poco, Eve.
—No te preocupes, solo necesito estar un momento fuera del bullicio y de toda estas luces de neón. —Señalo a mi alrededor. El Moonlight además de tener una luz natural que brilla a través de las bombillas del techo, esta plagado de luces de neón de distintos colores, escondidas por las esquinas—. Estaré bien —reconozco, asintiendo con mi cabeza y le doy un pulgar arriba a Madison.
Cuando estoy metida entre toda la gente que se encuentra bailando y brincando, me doy cuenta de que no tengo ni idea de donde están los baños, así que simplemente me dedico a salir del montón de gente en busca de alguna puerta que indique que detrás de ella, se encuentran los cuartos de baño.
Una vez localizo una puerta con el símbolo que busco, salgo corriendo de entre la gente y cuando estoy a punto de llegar, me choco de frente con alguien a quien no soy capaz de ver, debido a mi aturdimiento. Solo veo una camisa de rayas verticales de colores.
—¡Lo siento! ¿Estás bien? —dice a modo de disculpa, una voz que a pesar del sonido de fondo, reconozco a la perfección.
Y mi respiración vuelve a irse por el retrete.
Miro hacía arriba de forma lenta y entonces, le veo.
—¿Zack? —pregunto, aunque ya se la respuesta.
Él abre su boca para contestar, cuando de repente, lo último que siento es mi cuerpo desvanecer, unos brazos agarrarme la espalda y de la nada, todo a mi alrededor se transforma en oscuridad.
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