Capítulo 7. Asuntos por solucionar.
Ha pasado una semana desde el día que salimos de fiesta y Adam me pidió matrimonio.
El curso acaba de terminar, es sábado de nuevo y he pasado por una semana muy ajetreada.
Las notas han sido todo un éxito.
Mi madre ha ido ha hablar unas cuantas veces con Jimmy y él ha sido capaz de disipar todas sus dudas sobre la campaña y convencerla de que todo estará bien estos meses. También ha hablado varias veces con la madre de Kelly, para compartir opiniones.
Por otro lado, no he sido capaz de hablar con Adam respecto a mis dudas sobre la boda. De hecho, ni si quiera he sido capaz de enfrentarlo y llevo todos estos días poniendo excusas para evitarlo. ¿El motivo? Tengo miedo de que estando con él, confirme todo lo que me dijo Kelly y realmente, me de cuenta de que lo que siento o sentía por él, ahora solo sea un espasmo del pasado.
—A mi me gustaría ir de rojo, ¿A ti no? —Mamá le pregunta a Jessie, mientras hablan en la cocina sobre los vestidos que les gustaría ponerse para la boda. Yo estoy escondida detrás de la puerta, escuchando—. Aunque siento que el rojo puede irte más a ti, ya que serás la madrina. —Le comenta a Ana, la madre de Adam, quien se encuentra hablando con ellas.
—A ver mamá, ¡Yo lo veo así! —Jessie se pone en modo wedding planner. La verdad es que ya me tiene un poco cansada con eso. Lleva toda la semana planificando y yo no sé como decirle que estoy dudando sobre esto. Siento que en el momento en el que abra la boca, acabaré decepcionando a todos. —¿Qué os parece, si las damas de honor van de rojo para crear un contraste con el vestido blanco de Eve? Y Ana, que es la madrina, junto con papá, que es el padrino, podrían ir los dos de color beige, para que todos los colores estén en orden sobre el altar.
Mamá y la madre de Adam comparten una mirada de agrado y yo me acabo llevando una mano a la cara, con un suspiro y me aparto de la puerta.
Vuelvo al salón, donde me encontraba de lo más aburrida, y mi cerebro ya había empezado a escribir poemas. Cosa que suelo hacer cuando me aburro o no tengo nada mejor que hacer.
Kelly lleva dos horas sin contestar el teléfono y el resto de nuestras amigas están preparando sus vacaciones, excepto las que han suspendido asignaturas y tienen que ponerse a estudiar desde ya, para las recuperaciones.
Tengo mensajes de Adam sin contestar desde hace horas. Me ha dicho de vernos y todavía estoy pensando que excusa ponerle. Me sabe fatal hacer esto, pero a la vez, no sé si seré capaz de enfrentarlo y decirle lo que le tengo que decir.
El timbre suena y me paralizo en el sofá, pensando que pueda ser él. Después de todo, su madre está en la cocina, así que es posible que haya venido a buscarla.
Suelto un suspiro de alivio, al ver a Kelly delante de mi.
—¿Lista para nuestro viaje?
Yo frunzo el ceño, al ver las maletas a sus lados.
—Todavía quedan unos días, Kelly. ¿Qué haces con las maletas?
—¡Huir! —exclama ella de forma exagerada—. ¡Necesito irme de aquí cuanto antes! ¡Necesito un respiro!
—Sí claro, porque tu vida es de lo más agobiante. —digo irónica y le hago un hueco para que entre. Cuando lo hace, cierro la puerta y las dos llegamos al salón.
—¡Pues sí que estoy agobiada! ¿Sabes qué ahora resulta que Matt quiere que quedemos esta noche para ir al cine? Dice que está deseando que nos liemos hasta quedarnos secos.
—Guao... —Pongo cara de sorpresa—. Que directo.
—¡Que va! A mi me parece un plan perfecto.
—¿Entonces? ¿Cuál es el problema?
—Pues que resulta que Mark también me ha escrito. Pero al contrario que Matt, él quiere que veamos una película en su casa, acaramelados, comiendo chucherías.
—Mark... —Por un momento, me quedo procesando—. ¡Ah! ¿El del gimnasio?
Ya hasta se me había olvidado ese chico, con el que solo quedó aquella vez.
—Mark y Matt —digo entre risas, porque no me había fijado antes, en lo parecido de los nombres de los dos ligues de Kelly—. ¿No te vas a confundir con los dos?
—¡Ojalá fuera ese el problema! Pero no, que va. El problema aquí, es que por más parecidos que sean sus nombres, ellos no tienen nada que ver, ni en lo físico y mucho menos en lo personal. Y aún así... me gustan los dos por igual.
—¿Y por qué no pruebas a quedar con los dos?
—¿Qué? No, de eso nada. Lo último que quiero es que piensen que los estoy engañando o jugando con ellos.
—No tonta, me refiero a que quedes con los dos a la vez. Justamente los dos quieren ver una película, ¿no? Pues si te gustan por igual... —Me encojo de hombros—. Organiza una cita de tres. Así puedes comparar entre ellos y ver cual te gusta más. Y oye, ya luego si va bien la cosa y ves que te siguen gustando sin poder elegir uno, podéis probar a... tener una relación.
Ella se queda mirándome un momento, como si estuviera pensando en eso que acabo de decir.
—¿Una relación? —pregunta y yo asiento—. ¿De tres? —Asiento de nuevo—. No, no es posible.
—¿Por qué no?
—¿Estás loca, Eve? Lo dices como si fuera tan fácil hacer algo así. En una sociedad como en la que vivimos, me juzgarían como a la que más.
—¿Y a quién le importa eso? Es tu vida, son tus decisiones. Y además, nadie tendría porque enterarse. Pero en caso de llegar a planteártelo y que ellos estuvieran de acuerdo, lo que piense la gente, debería importarte una mierda.
—No me puedo creer que hables en serio, Eveline Harvey. ¡Tú ni si quiera puedes con un novio! y ¿Me estás incitando a mi a tener dos?
—¡Hey! ¡Golpe bajo! —Ruedo los ojos y ella se ríe.
—Lo siento, amiga. Las cosas como son.
—Que yo no pueda con uno, no quiere decir que tú no puedas con todo lo que se te venga encima.
Ella piensa de nuevo, torciendo los labios y pasados unos segundos suspira y me mira con los ojos entrecerrados.
—Está bien, me lo pensaré. Pero no prometo nada.
—¡Eso ya es algo!
—¿Tú como vas con Adam? Porque yo he hecho las maletas para huir de los que posiblemente serán las dos grandes historias de mi vida, pero intúo que tú vas por el mismo camino.
—¡Shhhhhh! —La mando a callar de un gran siseo—. ¡Calla! —susurro—. La madre de Adam está en la cocina. —La agarro del brazo para arrastrarla a mi habitación.
Subimos arriba y ella da vueltas al rededor de mi habitación, mientras yo estoy tirada de espaldas en mi cama, con las manos sobre mis cara. Una y otra vez, llegamos a la misma conclusión.
Quiero a Adam, pero no estoy enamorada de él.
Eso ya es un hecho, pero entonces, ¿Por qué me da tanto miedo enfrentarlo y confirmarlo?
—No sé que decirte, Eve. Por suerte nunca me he encontrado en una situación así.
—¿Gracias?
Ella se ríe. —Lo siento, pero es fácil. Solo tienes que quedar con él y pasar un rato juntos. Después de todo este año de universidad, ni si quiera necesitas excusas para querer estar a solas con tu novio.
—Sí, es muy fácil —digo irónica—. Es fácil de decir. Hacerlo es otra cosa.
—¿A qué le tienes tanto miedo, Eve?
—A confirmar que realmente no siento nada romántico hacía él.
—¿Y si eso no es así? —La miro de lo más extrañada. Ya que fue ella la que me hizo darme cuenta de que mis sentimientos románticos hacía Adam, habían desaparecido—. Quiero decir, puede que todo haya sido paranoia mía y te la haya contagiado. Y una vez a solas con él, descubras que todo han sido solo eso: paranoias nuestras.
La miro pensativa y me levanto para quedar sentada sobre la cama.
—No lo creo. No me habría dejado contagiar esa paranoia, si no fuera verdad, ¿No crees? Si realmente no lo sintiera así, no te habría hecho ni caso.
—Uhm... —Kelly se hace la pensativa un momento y saca su teléfono para hacer algo.
—¿Qué estás haciendo?
Me parece que está escribiendo un mensaje, y cuando lo envía, me mira y habla.
—Acabo de escribirle a Adam para que venga. Le he dicho que vamos a ver una peli en tu casa.
"¡No puede ser!"
Me echo de espaldas de golpe en la cama.
—No me puedo creer que hayas hecho eso. —Vuelvo a llevar mis manos hacía mi cara.
—Si es difícil de hacer para ti, tendré que echarte una mano. —Ella se encoge de hombros—. Voy a bajar para ir haciendo las palomitas.
Cuando Adam llega, Kelly ya ha recogido el salón, hecho palomitas e incluso bajado a comprar chucherías.
El timbre suena y cuando abro, me encuentro con Adam sonriendo alegremente.
—Hola —saludo y él se inclina para besarme.
—Hola. —Sonríe y yo le devuelvo el gesto. —Tu madre está tomando té con la mía en la cocina.
—Lo sé, antes de salir de casa, me dijo que venía aquí.
Cuando Adam está entrando por la puerta, escucho mi teléfono sonando desde el salón.
—¡EVE, TIENES UNA LLAMADA DE JIMMY! —Kelly grita y yo suspiro.
—¿Vamos? —Tomo la mano de Adam y le llevo conmigo al salón, donde Kelly está sentada en el sofá, comiendo chucherías a la vez que busca películas en Netflix.
—¿Qué os parece si vemos Outlander? —pregunta ella.
—¿Eso no es una serie? —responde Adam.
—Poned lo que queráis. —Agarro el teléfono de la mesa—. Yo vuelvo ahora.
Subo de nuevo a mi habitación y descuelgo el teléfono.
—¿Eve? —La voz de Jimmy pregunta a través del teléfono.
—Sí. Dime, ¿Qué pasa?
—Tengo algo que comunicarte. Hemos tenido un pequeño cambio de planes respecto al viaje.
"Oh, no. Oh no".
No sé porqué tengo un mal presentimiento.
¿Y si algo ha salido mal y ya no vamos a hacer el viaje?
¿Y si se han arrepentido de contratarme a mi?
Tomo una respiración profunda, antes de preguntar. —Sí, dime. —Intento sonar lo más relajada posible, pero estoy esperando la repuesta aterrorizada.
—Hemos tenido un pequeño problema con los vuelos para el día 30. Es un poco difícil de explicar, pero básicamente, hemos decidido hacer un cambio en el día del viaje. Así que mientras el resto del equipo de la agencia Fame, viajará hacía Los Ángeles el día que teníamos planeado, nosotros, juntos con Kelly, lo haremos otro día.
—Entiendo... —digo pensativa—. ¿Y cuándo sería?
Como lo hayan retrasado, no sé que dirá Kelly, ya que tiene hasta las maletas preparadas.
—Sería para este lunes 28.
—¿El lunes? —pregunto abriendo mis ojos exageradamente—. Eso es... ¡en pasado mañana!
Mierda, no sé que es peor. Si tener que esperar más tiempo para que se me coman los nervios. O que esto sea antes de tiempo y se acabe el mío para hablar con Adam.
Voy a tener que poner las cartas sobre la mesa, antes de que sea demasiado tarde.
—Siento que sea tan precipitado. Te he llamado en cuanto se ha tomado la decisión. Pensamos que lo mejor es que antes de que todo el equipo esté situado allí, vosotras lleguéis un poco antes, para que os vayáis haciendo con la ciudad en la que vais a pasar los próximos meses.
—Está bien, no te preocupes. Eso no será problema para Kelly. —Me río, observando sus maletas.
—¿Y para ti?
—Bueno, yo tengo algo que solucionar antes de este viaje, pero es un asunto complicado...
—Espero que no sea algo que te impida viajar.
—No, nada de eso, no te preocupes. Son cosas mías personales. —Suspiro.
—Ese suspiro, suena a que es algo importante. Espero que sea lo que sea, logres solucionarlo.
—Eso espero también. Gracias, Jimmy.
—No las des. Avisa a Kelly si puedes, por favor. Sino la llamaré yo dentro un unos minutos.
—No, no te molestes. Ella está en mi casa, así que se lo diré ahora mismo.
—Estupendo. Tal vez os llame después para terminar de organizar el viaje, la hora a la que os recogemos el lunes, etc.
—De acuerdo. Nos vemos el lunes entonces.
—¡Hasta el lunes! —exclama él, antes de colgar el teléfono.
Miro a un lado de la habitación y veo de nuevo las maletas de Kelly. Luego miro a su lado y veo mi armario, que está repleto de ropa que me va a tocar organizar cuanto antes.
Bajo corriendo las escaleras y me encuentro a Adam y Kelly comiendo palomitas. Ya incluso han comenzado a ver la serie.
Me paro a un al lado del sofá, observándolos a los dos, con los brazos cruzados sobre mi pecho.
—Llevamos solo 5 minutos. —Kelly se excusa.
—¡Cinco minutos que podíais haberme esperado!
—¿Qué te ha dicho Jimmy? —Ella cambia de tema.
—Pues... resulta que has hecho bien en hacer las maletas.
—¿Has hecho ya las maletas? —Adam dice extrañado—. Si todavía queda media semana para vuestro viaje.
—Pues al parecer, eso ya no es así.
—¿Cómo que no es así? —Kelly suelta el bol de palomitas sobre la mesa y me mira, extrañada.
—Se nos ha adelantado el viaje a este lunes.
—¿Este lunes? —Adam me mira con preocupación—. Pero eso es en menos de dos días.
—¡Eso es maravilloso! —Kelly exclama y se levanta emocionada.
—Eso es menos tiempo para despedirnos.
—Oh, vamos Eve. Nuestras familias y amigos nos tienen ya más que vistas y en tres meses estaremos de vuelta. Tampoco hace falta que nos despidamos de todos ellos. Seguro que muchos ni nos echan de menos.
—Yo sé de gente que si va a echaros de menos. —Adam suspira y yo me acerco para sentarme sobre su regazo y tomar sus mejillas entre mis manos.
—Estarás bien, ¿de acuerdo? —le digo suavemente, mirándole a los ojos y él asiente con la cabeza y suelta un suspiro.
Eso me recuerda que la preocupación que siente por este viaje, fue el motivo que le impulsó a pedirme matrimonio. Así como recuerdo también, que este compromiso es lo que ha hecho sembrar en mi toda clase de dudas, respecto a mis sentimientos hacía él.
Aunque teniéndolo tan cerca, ya no sé ni que pensar al respecto.
Tal vez Adam me siga gustando, me siga atrayendo, pero eso no es amor.
—¡Chicos, estoy aquí! —Kelly se queja.
—¡Tú cállate! Ha sido idea tuya lo de ver películas los tres. —Le reprocho y ella farfulla algo que no logro escuchar.
Al final, acabamos los tres viendo la serie en el sofá de casa.
Adam se queda dormido y mientras Kelly me está tratando de decir algo por lo bajo, mi madre, la de Adam y mi hermana, aparecen en el salón.
—Oh, no sabía que estaba tu hijo aquí —dice mamá.
—Yo tampoco —responde Ana.
—Se ha quedado dormido, es mejor dejarlo —dice Jessie—. Esperamos verte otro día, Ana.
—¡Lo mismo digo! La próxima reunión sobre la boda espero que sea en mi casa. Moni quería venir pero se ha tenido que quedar estudiando.
—Ojalá pueda estar Moni en la próxima. —Jessie asiente.
Mi hermana y la hermana de Adam, son grandes amigas desde pequeñas.
Después de que Ana se va, Kelly y yo le comentamos a mi madre sobre el cambio de día del viaje. Ella parece horrorizada al principio y acaba llamando a Jimmy. El pobre tiene que estar harto ya de aguantarla llamándolo a cada rato, pero por extraño que me parezca, él siempre la acaba convenciendo.
—Tu madre es un poco dramática. —susurra Kelly.
Yo echo la cabeza hacía atrás en el sofá y suspiro. —Dime algo que no sepa.
—Y dime... —Le echa un vistazo rápido a Adam y luego me mira a mi de vuelta— ¿Has aclarado ya algo sobre...
—Shhh. —La mando a callar, poniendo mi dedo índice sobre mis labios.
—Solo tienes hasta mañana para poder hablar con él.
—No me pongas más nerviosa de lo que ya estoy, por favor.
Estamos hablando entre susurros, pero Adam podría despertarse en cualquier momento.
—Mañana intentaré hacer algo, ¿vale?
—Confío en ti. Pero ya sabes... intenta ser cuidadosa con él...
Miro a Adam y me doy cuenta de que Kelly tiene razón. Él siempre ha sido más sensible de lo que intenta demostrar. Y lo último que me gustaría, es hacerle daño.
Ni si quiera sé como van a quedar las cosas entre nosotros, cuando le diga lo de cancelar la boda. Mi intención principal, es tratar de convencerlo de que ha sido todo muy precipitado, que estábamos borrachos y no veo las cosas con claridad respecto a eso, porque somos muy jóvenes y nos quedan muchas cosas que hacer todavía en la vida, antes de comprometernos de esa manera. En ningún momento me gustaría que pensara que no le quiero, porque si algo tengo claro, es que eso no es así.
Pero aún así, estoy asustada por todo esto.
Se me acaba el tiempo y no sé si seré capaz de solucionar esto.
—Yo también confío es que les escribirás a tus do chicos para quedar con ellos esta noche.
—¿Está noche? —Ella se hace la indignada.
—Se nos acaba el tiempo aquí, chica. Tienes que tomar una decisión.
—¡Esta bien! Yo saldré esta noche con Mark y Matt, si tú me prometes que lo harás con Adam.
—De acuerdo. —Asiento con mi cabeza y extiendo mi dedo meñique para hacer la promesa—. Te prometo que le convenceré de salir cuando te vayas, pero no prometo que hable con él esta noche.
—Con tal de que lo hagas antes de irnos, el tema quedará zanjado.
Kelly entrelaza su dedo con el mío.
Ahora las dos tenemos un viaje precipitado, con asuntos que solucionar.
¿Seremos capaces realmente de hacerlo, antes de que se nos acabe el tiempo?
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