Capítulo 40. Presentaciones.
Abro los ojos cuando siento como Zack disminuye la velocidad de su moto y, me fijo en que estamos pasando por un lugar lleno de casitas... Que no puedo evitar que me recuerden a las de mi pueblo, por su estilo medieval y europeo.
¿Será que me he quedado dormida y estoy soñando?
Pero no. No es un sueño y me doy cuenta de eso, cuando un momento después, él aparca cerca de un restaurante aparentemente muy fino, con luces cálidas y velas decorando sobre sus mesas.
—¿Dónde estamos? —le pregunto a Zack, mientras él toma mi mano, entrelazando nuestros dedos. Y no sé porque, eso provoca un enorme cosquilleo que invade todo mi ser.
—No tengo ni idea —responde él, riendo.
—¿Cómo? —pregunto, asombrada.
—He conducido sin rumbo, esa es la verdad... Estamos en Solvang, una ciudad cercana. Pero nunca antes había estado aquí, así que estoy un poco perdido.
—Este lugar... Me recuerda muchísimo a Rye... —confieso, de forma nostálgica. Ni si quiera imaginaba que pudiera haber un solo lugar así en Estados Unidos—. No sé por qué, pero, aunque no he estado aquí en mi vida, me siento acogida.
Zack me mira, sonriendo.
—Así que te recuerda a tu pueblo, ¿eh? —pregunta y yo solo asiento, sonriendo también—. Espero que no olvides que me debes una ruta turística por allí —dice él, recordándome aquella primera conversación que tuvimos la noche que nos conocimos.
—No somos de la capital, sino de un pueblo... Que estoy segura que no conoces.
—A ver, sorpréndeme.
—Rye. ¿Te suena? —Zack niega con la cabeza—. Es un pequeño y precioso pueblo medieval, al sur de Inglaterra. Te puedo asegurar que si algún día lo visitas, no te arrepentirás.
—Si me lo dices tan segura, entonces prometo visitarlo algún día. Y para cuando llegue el momento, espero contar contigo como guía turística.
—Queda guardado en mi agenda mental de «cosas que hacer en un futuro». —Señalo mi cabeza con mi dedo índice y él sonríe.
—Está bien. —Me extiende la mano y yo la agarro, sellando la promesa.
—No lo he olvidado —reconozco—. Pero para eso, primero tienes que venir a visitarme cuando vuelva allí.
Es inevitable que eso no traiga de vuelta mis preocupaciones de hace un rato... Pero mi corazón se acelera de forma inesperada, cuando él dice:
—Ojalá pudieras quedarte conmigo.
Yo le doy una sonrisa ladeada, antes de contestar:
—Aunque yo me quedara aquí, tú y tu grupo tenéis una gira pendiente, ¿no es así?
Él niega con la cabeza.
—La gira no empieza hasta octubre, Eve.
—Aún así —respondo—, no todo puede ser tan fácil como nos gustaría, Zack... —digo, para acabar finalmente con esta conversación que desgarra mi corazón. Entonces, miro la entrada del restaurante, donde llevamos parados un momento—. ¿Vamos a entrar? Creo que me muero de hambre.
Él solo asiente con la cabeza y sin soltar mi mano, entramos juntos al restaurante.
—Buenas noches, bienvenidos al restaurante Blossom —dice un señor con bigote, cuando nos ve—. ¿Mesa para dos? —pregunta y ambos asentimos, pero veo una sonrisa extraña en el rostro de Zack y me veo obligada a preguntar a qué se debe.
—¿Qué te ha hecho tanta gracia? —pregunto, con el ceño fruncido.
—Solo ha sido... —Él parece dudar sobre lo que va a decir—. Te va a parecer una tontería, pero «Mesa Para Dos», es el título de una de las canciones nuevas que traerá nuestro próximo álbum.
Yo le miro, sonriendo sorprendida.
—¡Guao! O sea que, ¿ese es el título de una próxima canción de la que el mundo todavía no sabe nada? —digo, alucinada de poder tener una noticia que nadie más sabe. Supongo que me hace sentir afortunada, poder saber cosas de mi grupo favorito con antelación.
Pero más afortunada soy de poder estar con él... Eso sí que es increíble.
—Sí, pero no sé por qué te emocionas tanto. ¿Tengo que recordarte que parte de tu inspiración ayudó a escribir una de las canciones que están destinadas a ese álbum?
—No... —respondo, dándome cuenta de que es cierto... Yo misma le ayudé a componer una de las canciones, que ahora sé que también estará en el próximo álbum—. ¿Cómo vas con la canción? ¿Ya tiene nombre?
—Aún no... Siento que le falta algo, pero no sé el qué... Me está costando mucho componer esta canción, pero no quiero presionarme a acabarla. La idea es que esté en este próximo álbum, pero si no puede ser así, tendrá que esperar más tiempo para ver la luz. Así funcionan las canciones; pueden llevar años escritas, compuestas... Y algunas incluso acabadas, pero simplemente, tienen que encontrar su momento.
—Entiendo... —digo, torciendo los labios. Entonces, Zack se queda mirando algo y cuando dirijo mi vista hacia donde él mira, veo un piano, justo en medio del restaurante.
El camarero vuelve a acercarse a nosotros para llevarnos a una mesa recién preparada.
—La mesa número siete está disponible —indica el hombre.
Zack señala el piano y pregunta:
—¿Puedo?
Él hombre asiente y yo frunzo el ceño, porque lo último que necesitamos es que la gente lo reconozca y se vuelva a armar otro escándalo por estar de nuevo conmigo.
—Pero, Zack... —digo, tomando su brazo.
—Tranquila —susurra él, dándome una mirada tranquilizadora—. Tú espérame en la mesa.
Yo suspiro en indignación y preocupación, porque no sé como pretendo contenerle cuando sé de sobra que él se deja llevar por impulsos, y cuando lo hace, no hay nada ni nadie capaz de pararle.
Me dirijo a la mesa número siete y dirijo mi vista hacia él.
De un momento a otro, Zack ha empezado a tocar y tiene algunas miradas puestas sobre él, lo cual, me empieza a dar bastante miedo por lo ya mencionado.
Pero cuando empieza a tocar la canción «aún sin nombre», que yo misma le ayudé a escribir, todo mi mundo se paraliza y solo existen él y el piano. Entonces, él comienza a cantar:
»Go on, go on.
»Tell me why, tell me why don't you feel alright.
»If I'm here, I'm here like you always dream.
»If you heart and my heart are together finally...
«Venga, venga. Dime por qué, dime por qué no te sientes bien. Si estoy aquí, estoy aquí como siempre soñaste. Si tu corazón y mi corazón están juntos finalmente».
Recuerdo como la primera vez que le escuché tocarla en su casa, tuve el descaro de preguntarle si la había empezado a componer la canción pensando en Valeria. También recuerdo que me lío para no contestar a la pregunta. Y unos días después, cuando yo huí de él después de besarlo, me confesó que la canción la compuso pensando en mí...
Ahora, entiendo porque después de todo lo que hemos pasado juntos, esa canción encaja perfectamente con nosotros... Aunque posiblemente, siempre lo ha hecho.
Zack continúa cantando, lo cual me hace ver, que aunque no ha terminado la canción, sí que ha avanzado algo.
» You know I love you.
» You know I need you.
» Don't make me live without you.
» I couldn't affort it myself.
«Sabes que te quiero. Sabes que te necesito. No me hagas vivir sin ti. No podría permitírmelo a mí mismo».
El tono de la canción es suave y siento como cada palabra, tiene ganada un pedazo de mi corazón, el cual, estalla cuando llega la siguiente parte de la canción y él canta, mirándome directamente a los ojos.
» The desire is mutual.
» The heart know it.
» So... Does the beat of your heart burn so intensely for me?
«El deseo es mutuo. El corazón lo sabe. Entonces... ¿Quema tan intensamente por mí el latido de tu corazón?»
Zack deja de tocar tras una nota que creo que hace fallida a posta, pero todos los que están allí cenando, comienzan a aplaudir y yo me limpio rápidamente la lágrima de mi mejilla, antes de que él llegue a la mesa y se siente frente a mí.
Él toma una respiración profunda que suelta con un gran suspiro y se sienta en el asiento en frente mía. Luego me sonríe y pregunta:
—¿Qué tal crees que va la canción?
—¿Por qué me preguntas a mí? —digo, riendo—. Tú eres el experto en el tema. Yo solo pude ayudarte con esa última frase.
—Puede ser... —Hace una pausa, mordiendo su labio inferior—. Pero te pregunto, porque esta canción es un regalo para ti... Y si no te gusta, sentiré que estoy fracasando en lo único que sé hacer bien —dice, en tono dramático y yo no puedo evitar reír, agarrando sus manos sobre la mesa.
—Dudo que sea lo único que sabes hacer bien... —hablo en un tono un poco perverso, al no poder evitar recordar lo pasado unas horas atrás en la habitación de hotel. Siento como mi cara se sonroja y Zack abre la boca, sorprendido y también algo sonrojado—. Pero la canción me encanta. Es preciosa y es perfecta.
—Como tú —contesta en un susurro, luego agarra mis manos y deja un beso sobre ellas.
Zack y yo cenamos de forma relajada, a pesar de que la noche sigue pasando, aunque de forma muy lenta para mí. Luego, paseamos por aquella extraña ciudad que tanto me recuerda a mi pueblo y cuando se hace un poco más tarde, él decide pasar por un hostal de pueblo para pasar la noche ahí.
A la mañana siguiente, me despierto muy desorientada y no es para menos. Pero después de recordar todo lo pasado por la noche, suspiro aliviada y cuando veo a Zack a mi lado en la cama, aún dormido, siento que jamás seré capaz de agradecerle a la vida tanta felicidad.
Cuando le veo dormido, me fijo en que, en su hombro derecho, tiene el tatuaje con el símbolo de The Last Wish... Es tan sutil y está hecho con líneas tan finas, que no me había fijado antes en que estaba ahí. Pero ahí está. Y es exactamente igual al que Zeta tiene en su cuello: tres piedras preciosas con una luna invertida y ramitas de flores a su alrededor y justo debajo, el nombre del grupo.
Cuando nos vestimos y salimos a desayunar a la ciudad, me fijo en que, de día, todo aquello se ve más bonito y por un instante, me imagino que estoy en Rye.
Imagino que Kelly y Adam me esperan en la esquina de una casa y por un momento, me siento como si el tiempo no hubiera pasado... Como si nunca hubiera viajado a Los Ángeles y nada de esto hubiera sido real... Como si todo, en realidad hubiera sido un sueño.
Pero por suerte, el chico a mi lado, me hace ver que nada de eso es cierto. Que estoy con él, que todo ha sido real y que, cuando acabemos de desayunar, estaremos de vuelta en la ciudad de las estrellas...
—¿Puedo hacerte una pregunta? —le digo a Zack, mientras él bebe de su taza de café. Él asiente con la cabeza—. Anoche cuando me contaste lo de la canción que aún no ha salido, me sentí curiosa por conocer más datos sobre el grupo que nadie más sabe... Y bueno, no te voy a pedir que me cuentas nada sobre futuras canciones o algo así, pero, siempre he querido saber si... ¿The Last Wish ha sido siempre el nombre del grupo? ¿O antes de ponérselo teníais otros en mente?
No sé por qué siempre me ha rondado esa duda. Pero lo cierto, es que corre por mi mente desde el día que, en una entrevista, contaron que el nombre de «The Last Wish» se debe a que una vez, cuando estaban en clase de literatura en el instituto, Zeta, Michelle y él tuvieron que escribir un cuento al que le acabaron poniendo ese nombre. Al parecer, significó mucho para ellos porque gracias a ese cuento creado por ellos, acabaron aprobando la asignatura y el nombre, les gustó lo suficiente como para ponérselo al grupo de música que ya estaban planeando.
Zack suelta una carcajada antes de responder.
—No sé si quiero contestar a esa pregunta... Me da un poco de vergüenza.
—¿Y eso por qué? —pregunto, riendo.
—Porque el primer nombre que pensamos para el grupo... Al principio podía sonar bien para unos chicos de dieciséis años... Pero luego nos dimos cuenta de que «Mal De Amores», es un poco triste, deprimente y no tiene la chispa suficiente.
—¡Vaya! —exclamo, sorprendida—. ¿Pensabais ponerle al grupo Mal De Amores?
—Por suerte no lo hicimos. Menos mal que estaba Michelle con nosotros en clase para abrirnos los ojos. A veces hace falta un poco de visión femenina para ver la realidad de lo que está mal.
Yo no puedo evitar reír ante eso.
Durante el desayuno, aprovecho para preguntarle algunas dudas más que me van surgiendo y él las responde a todas sin problemas. Y cuando terminamos de desayunar, agarramos de nuevo su moto para volver a Los Ángeles.
Cuando un par de horas después, llegamos de nuevo a la ciudad, Zack para la moto en un lugar en el que no habíamos estado nunca, pero me doy cuenta de que su coche, está justo al lado, lo cual me sorprende.
¿Es que se ha mudado?
Estamos frente a una casa y, cuando Zack se acerca para pegar al timbre, abre una mujer que me suena muchísimo, nos abre la puerta.
—¡Zack! ¿Dónde te habías metido, hijo? —pregunta ella, haciéndome comprender entonces porque me suena tanto.
Ella es Katherine Valley, la madre de Zack y Luna.
Oh, Dios, ¿es que me ha traído a conocer a su familia? ¡No me lo puedo creer!
Los nervios me recorren todo el cuerpo de un segundo a otro y trago nerviosa.
—Lo siento, mamá. Anoche no pretendía desaparecer así, pero le dije a papá que tenía cosas que hacer.
—Eso me dijo tu padre... —La mujer dirige su mirada hacia mí y, torciendo los labios, está a punto de preguntar, cuando Zack habla.
—Mamá, ella es Eve. —Luego me mira a mí—. Eve, ella es mi madre, Katherine.
—Encantada de conocerla —digo, con una sonrisa y la mujer no quita su cara de asombro, pero me saluda acercándose a mí para darme dos besos.
—Igualmente, guapa. Imagino... Que tú eres la nueva novia de mi hijo.
—Yo, eh... —No sé que decir. Eso me ha pillado completamente por sorpresa. ¿Es que soy la novia de Zack? ¿O no? ¿Qué se supone que somos ahora?
—Mamá... —murmura él, resoplando.
—Lo siento, hijo, estoy algo perdida con tus relaciones sentimentales... Venga, entrad —dice, haciéndose a un lado para dejarnos pasar en la casa. Y mientras estamos entrando, ella le murmura a Zack—: Es más guapa que la anterior, ¿eh? —A lo que Zack, responde con una risa.
Una vez dentro, nos dirigimos al salón, donde se encuentran Luna, Michelle y Zeta, con Dominic Waas, el chico con el que los fans del grupo, llevan meses rumoreando que está saliendo Luna... Y al parecer, es verdad.
Está claro que no voy a dejar de descubrir cosas sobre ellos que nadie más sabe de momento, lo cual, me parece interesante y como ya había mencionado, me hace sentir afortunada.
—¡Eve! —exclama Luna cuando me ve. Ella está sentada en el sofá, con todos a su alrededor. Tiene la cara un poco pachucha y se ve más delgada que la última vez que la vi, pero parece estar medianamente bien y desde la entrada, la escuché quejarse de que la estaban agobiando entre todos.
Zack y yo los saludamos a todos y luego, él me presenta al novio de su hermana.
—Eve, él es Dominic, el novio de Luna.
Yo respondo con un simple:
—Encantada, Dominic.
Pero lo que estoy pensando realmente, es:
¡Claro que sí, pero si me encanta su música, por favor!
Zack y yo nos sentamos junto a los demás, y cuando lo hacemos, escucho como Zeta le susurra a Zack algo así como: «me parece que tú y yo tenemos cosas de las que hablar», mientras Zack le da un codazo sutil para hacerle callar.
—¿Cómo estás Luna? —le pregunto, tomando una de sus manos.
—Mucho mejor, sobre todo ahora, que veo que por fin mi hermano ha tomado la decisión correcta —dice, con una sonrisa alegre y yo no puedo evitar sonreír—. Me alegra que estés aquí, Eve.
—Gracias —respondo en un susurro, asintiendo con mi cabeza—. A mí me alegra estar aquí. Y también que estés mejor después de todo lo que ha pasado.
—¡A la mierda! ¡El pasado, pisado y el presente de frente! Además, si algo bueno saco de todo esto, es que he conseguido que mis padres vengan a visitarnos, ¿no es así, Zack?
Él le sonríe a su hermana y asiente con la cabeza.
—Por supuesto.
Justo en ese momento, un hombre con un parecido bastante notable a ellos, sale de una habitación.
—No quiero interrumpir vuestra charla, pero necesito ir a...
—¡Papá! —Zack lo llama y el hombre dirige su vista hacia él y luego hacia mí, que estoy sentada a su lado—. ¿Podemos hablar?
—Claro que sí, hijo —dice, con una sonrisa que me resulta un tanto cómplice.
Zack agarra mi mano y me hace una señal para que le siga. Él, su padre y yo salimos a un jardín.
—Por tu sonrisa, me da la sensación de que me has hecho caso —dice su padre, haciéndome fruncir el ceño.
Zack solo sonríe y dice:
—Papá, ella es Eve.
Su padre me mira y con una sonrisa pensativa, dice:
—Así que, ¿tú eres la chica que ha cambiado por completo el mundo de mi hijo?
No sé si he cambiado su mundo, pero él ha vuelto loco el mío...
Yo sonrío, de forma tímida y contesto:
—Encantada, señor.
—Igualmente, querida —dice él, estrechando mi mano—. No sabes cuanto te agradezco la felicidad que estoy viendo en la cara de mi hijo. —Yo no puedo evitar reír y creo que incluso me he llegado a sonrojar. Luego él se dirige a Zack para decirle—: Sabía que serías capaz de hacer las cosas bien.
A lo que Zack, le contesta:
—Lo he hecho por Eve, por mí, pero también por ti, papá.
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