Capítulo 4. Citas a solas.

Ha pasado una semana desde aquella noche en la que le conté a mis padres sobre mis planes de irme a modelar a Los Ángeles. Durante estos días, he ido recibiendo algunas notas de los últimos exámenes que he hecho y creo que ese es el motivo por lo que a mi madre se le han ido bajando los humos, después de aquella pelea que tuvimos esa noche.

Mi padre está asimilando mi decisión. Él la acepta, pero le cuesta creer que su hija mayor quiera volar tan pronto. A pesar de que le he repetido mil veces que solo me voy a ir durante el verano y que después volveré para seguir dando guerra en casa.

Por otra parte, mi hermana Jessie no para de fardar con sus amigas sobre que va a tener "una hermana modelo". Y eso que le dije que no dijera nada a nadie, para que así no se gafara. Pero parece ser que mi pedido le ha dado completamente igual.

Y por último, está el pequeño George. Quien se puso feliz de que su hermana fuera a trabajar como una adulta responsable... veremos a ver si se lo toma igual cuando se entere de que su hermana favorita tiene que estar este tiempo lejos de casa.

—¿Has visto ya los outfit que te están haciendo? —pregunta Kelly, con la respiración agitada, mientras practicamos nuestra rutina habitual de entrenamientos en el gimnasio del pueblo.

—No, aún no —respondo, igual de agitada, llevando mi mano derecha a mi pie izquierdo, para luego llevar mi mano izquierda a mi pie derecho—. Estos días he estado hablando con Jimmy solo por teléfono, ya que hemos estado ocupadas con los últimos exámenes. Él me ha estado comentando algunos detalles sobre el viaje la campaña, ect. 

—¿Le has preguntado si puedo ir contigo?

—¿Quieres saber si le he preguntado si puedo llevar a mi representante o a mi mejor amiga?

—¿Las dos cosas?

—A ver, Kelly. Para empezar, tienes que saber que si vienes a este viaje, no lo haces como mi representante. Porque además de que no tienes ni idea de como va eso, a mi quienes me representan, son ellos. Es la Agencia Fame.

—Creo que me quitas un peso de encima. Porque tienes razón, no tengo ni idea de como va todo eso de representar. ¿Cómo voy a saberlo? Solo soy una chica acabando la adolescencia, que ni si quiera tiene claro que hacer con su vida. 

Yo me río, porque no sé si está bromeando, o realmente quería venir conmigo dando eso como excusa.

—Pero esta puede ser una buena oportunidad para conocer gente del mundillo...

Ella me da una mirada de sorpresa.

—¿Estás diciendo qué...

—Que puedes venir conmigo. —Sonrió—. Jimmy ha aceptado que me acompañes. Al parecer quería proponerme llevarme a alguien antes de que yo se lo comentara, para tener alguien de mi cercanía allí y no sentirme sola durante estos meses.

—¡AAAAAAAAHHH! —grita, llamando la atención de algunas personas del gimnasio. Entre ellos, un chico que lleva unos meses llamando su atención. Kelly le da una mirada y él sonríe, saludándola con la mano—. Ahhh —grita, esta vez en un susurro ahogado—. Me voy a desmayar.

—¿El tal Mark ese te ha puesto ojitos? —Me río, alucinada.

—¡Eso creo! 

Nos preparamos para salir del gimnasio y poder hablar con más calma. Recogemos nuestras cosas de las taquillas de los vestuarios y cuando estamos listas para salir de allí, aquel misterioso chico al que Kelly lleva meses acosando con la mirada, está esperando en la puerta a alguien más.

—Hola —saluda con una sonrisa y yo le doy una mirada rápida a mi amiga. 

La típica mirada de: ¡Actúa normal! ¡Lo último que necesitamos es que hagas el ridículo delante del que te gusta!

—Hola, buenas. —Ella sonríe—. ¿Mark, verdad?

Habíamos escuchado su nombre mil veces, de bocas del chico que siempre le acompaña.

—Exacto. Y tú eres Kelly, ¿no es así?

Y por lo visto, él también lleva este tiempo fijándose en ella. Aunque diría que de una forma más discreta.

—La misma. —Asiente con su cabeza—. Y ella es mi amiga Eve.

—Sí, encantada. Pero la amiga Eve ya se va. —Le guiño el ojo a Kelly y ella se tensa.

—Pensaba que nos íbamos juntas... —dice nerviosa.

—Lo sé, pero te he dicho que tengo que volver antes a casa, para ayudar a mamá con la cena...

Es la primera mentira que se me pasa por la cabeza, ya que mi madre sigue enfadada conmigo por mi forma de contestarle la noche de la pelea y si me mira a la cara, es porque no le queda más remedio.

—¡Pues te acompaño! Además, Mark debe de estar esperando a su amigo... ¿Rodri?

El hecho de que Kelly hubiera estado tan pendiente de Mark, hizo que obviamente también conociera de sobra el nombre de su amigo.

—Que va. Rodri hace un par de minutos que se ha ido. Yo estaba esperando a alguien más. —Mark sonríe y puedo ver a Kelly soltar un suspiro, típico de las películas, cuando ves pasar a la persona que te roba el sueño—. Así que, me preguntaba si tal vez querrías venir a tomar algo conmigo, Kelly. 

Wow, este chico va rápido.

—Bueno, yo... yo... —Kelly se queda pasmada y yo le doy un fuerte, pero sutil codazo para que reaccione— claro que me gustaría ir contigo a tomar algo. —Sonríe finalmente y yo suspiro de alivio.

Ya me estaba viendo venir que los nervios le fueran a jugar una mala pasada y de haber sido así, la mataría por rechazar una invitación de aquel chico, del que no había parado de hablar en meses.

Habíamos quedado en ir a tomar algo con Adam al salir del gim, pero visto que los planes habían cambiado para mi mejor amiga, al final, me reúno a solas con mi novio, después de bastante tiempo.

—Bendito sea el chico del gim. ¿Cuánto hace que no estábamos los dos solos? —pregunta él, tomando mi manos sobre la mesa.

—Desde el verano pasado. —Me río y me quedo mirándole un momento.

Me fijo en que Adam ha cambiado un poco desde el año pasado. Tiene el pelo más largo, peinado hacía un lado y le ha empezado a salir algo de barba, que no le queda nada mal. Es ahora, cuando me doy cuenta de que el primer año de universidad se me echó encima con tanta fuerza, que sin querer dejé de prestar atención a lo atractivo que es en realidad mi novio.

—Te he echado de menos —confiesa en un suspiro.

—No me había ido a ninguna parte. 

—Ya me entiendes. Es una forma metafórica de hablar. —Se queda mirándome un momento y compartimos una mirada que nos hace sonreír a los dos.

—¿Quieres que vayamos a mi casa?

La sugerencia está clara en mi voz. No es solo ir a mi casa para pasar el rato. 

Es viernes por la noche. Jessie ha salido con sus amigas a cenar y mis padres han llevado a George al cumpleaños de un amigo de su colegio y probablemente volverán tarde.

Es nuestro momento, así que él asiente, dándome una mirada un tanto perversa, aunque con sus mejillas sonrosadas.

Dejó cerrarse sola la puerta principal, que por culpa del aire de fuera, se cierra de un portazo que resuena por toda la casa. Subimos corriendo las escaleras de mi habitación y antes de abrir la puerta, quedo de espaldas a esta y tomo con fuerza la cara de Adam, besándole con todas las ganas.

Sus labios son carnosos y están húmedos. 

Un beso, otro y otro, van calentando todo dentro de mi. Más aún cuando él introduce sus manos por debajo de mi camiseta del gim, para quitármela rápidamente. 

Aún entre besos húmedos y manos descontroladas que no saben a ciencia cierta donde posarse con exactitud, entramos en mi habitación y me dejo caer en la cama, con él sobre mi. Adam comienza a besar mi cuello y suelto un gemido ahogado. Pasa a desabrochar mi sujetador, lo cual, le cuesta un poco, por culpa de la falta de práctica. A la vez, yo comienza a desabrochar la correa de sus pantalones y cuando estoy a punto de bajarlos, escuchamos ruido que provienen de fuera de la ventana y por si eso fuera poco, se le suma mi teléfono comenzando a sonar.

—No me jodas —murmura por lo bajo—. No me jodas, no me jodas —repite, vistiéndose de nuevo rápidamente.

Yo me acerco a la ventana y moviendo la cortina a un lado, veo que mis padres acaban de llegar. 

Suspiro, llevándome una mano a la cara.

—Esta claro que no hay manera.

Adam y yo nos conocemos desde pequeños, pero llevamos saliendo desde los 15. Y a pesar de llevar juntos, saliendo desde hace 3 años, en todo este tiempo no hemos tenido oportunidad de experimentar como pareja. Al menos en profundidad. Si no era porque a los 15, nuestros padres nos tenían demasiado controlados, al considerarnos todavía unos críos que están comenzando a entender el mundo, los estudios de por medio y que ambos nos los hemos tomado siempre muy en serio, tampoco han ayudado en este sentido.

—Creo que tengo que ir al baño —dice, acercándose corriendo al baño de mi habitación y cerrando la puerta tras él.

Yo me pongo una camisa grande de pijama de Bob Esponja y veo quien me está llamando.

Es Kelly. Seguro que quiere contarme como le ha ido con el chico del gimnasio, pero la verdad, todo esto no solo me ha cortado el rollo, sino que además me ha quitado las ganas de hablar.

Lanzo el móvil sobre mi cama y me tiro al lado, pero cuando la canción"Dancing With The Devil" de mi grupo favorito "The Last Wish" comienza a sonar de nuevo con otra llamada de Kelly, no me queda otra que cogerlo.

—¿Kelly?

—¡EVE!

—¡KELLY! —exclamo su nombre tal y como ella acaba de hacer— ¿Qué pasa? ¿Estás bien?

—¡No puedo estar mejor! ¿Recuerdas las mansiones esas antiguas, pero preciosas que hay a las afueras del pueblo? Esas que siempre nos quedábamos viendo embobadas cuando salíamos de excursiones con el colegio a los 11 años. Donde Adam y tú fantaseabais con iros a vivir cuando éramos tres enanos.

—Sí, las recuerdo muy bien. Teníamos obsesión con esas casas enormes y maravillosas. 

—¡Pues no te lo vas a creer!

—Mark vive en una de esas casas.

—¿Cómo lo sabes? ¡No me ha dado tiempo a decirte nada!

—Tú emoción te delata, amiga mía —digo riendo.

—¿Y no te parece increíble? Esto es cosa del destino.

—Debe ser eso sí. ¿Y qué tal con el chico en cuestión? ¿Es simpático, atento y cariñoso? —Hago el repertorio de preguntas, usando los adjetivos que ella siempre ha considerado que deberían de ser fundamentales en las dos personas que forman una pareja.

—Es simpático, es tranquilo, es guapo, atlético, tiene una sonrisa preciosa y... —suspira, pero sin acabar la frase.

—¿Y? —pregunto, curiosa.

—Y tiene la casa más preciosa del pueblo sin vigilancia adulta, sin hermanos... en fin, ¿No te parece perfecto?

Yo me río.

—Has triunfado por todo lo alto. Ahora solo te queda disfrutar del resto de la noche. —digo con voz perversa y ella suelta una carcajada.

—Lo haré. Oye y hablando de disfrutar la noche. ¿Adam y tú seguís tomando algo en la cafetería del centro comercial o habéis salido a pasear por el pueblo?

Eso de salir a pasear, puede sonar un plan algo soso y tal vez, incluso anticuado dirían muchos. Pero en nuestro caso, es algo que nos encanta hacer. Nuestro pueblo es estilo medieval y es considerado el pueblo medieval más bonito del sur de Inglaterra. 

Ya podemos recorrernos sus calles mil veces, que jamás nos cansaremos de hacerlo.

Pero respondiendo a la pregunta de Kelly...

—Eh... no. La verdad es que no hemos salido a pasear.

—Entonces tómate un batido de chocolate con oreo a mi salud.

—Es que... tampoco seguimos en la cafetería. —Suspiro y me acerco a la puerta de mi habitación para salir de ahí—. Hemos venido a mi casa.

—¿A tu casa? —Ella pone voz de sorprendida, pero sé que está fingiendo.

—¿Hay alguien en casa? —Escucho preguntar a mi madre desde abajo—. ¿Jessie? ¿Eve?

—¡Estoy yo, mamá! —respondo y me adentro en el baño del pasillo de fuera.

—¿Me creerías si te digo que no hay manera de que pase nada entre nosotros? Al final siempre entre una cosa y otra, se acaba fastidiando.

Kelly parece refunfuñar. —¿Qué ha pasado esta vez?

—Mis padres han llegado antes de lo planeado.

—Eve, en tu casa siempre hay mucha gente. ¿No te has parado a pensar que tal vez no sea el sitio indicado? 

—¿Y qué hacemos? ¿Nos vamos a un hotel? Ya nos cuesta demasiado pagar la universidad, Kelly.

—¿Es que la casa de Adam no es una opción?

—¿Tengo que recordarte que la última vez que lo intentamos, fue en su casa? ¡Y su hermana entró en la habitación sin llamar!

Mierda, recordar eso solo hace que a mi reflejo en el espejo se le coloreen las mejillas de forma natural.

—Es verdad. No lo recordaba, a pesar de que estuviste una semana sin poder mirar a Moni a la cara sin sentirte avergonzada.

—Eve, ¿Estás aquí? —Escucho preguntar a Adam, desde detrás de la puerta.

—¡Sí, ya salgo! —respondo rápidamente. —Mañana hablamos y me cuentas más sobre tu apasionante noche —le digo a Kelly, mandando besos a través del teléfono, antes de colgar.

Cuando abro la puerta, Adam está ahí esperándome, con su camisa de rayas un poco arrugada y su cabello castaño despeinado.

—Creo que debería de volver a casa.

—¿No quieres quedarte a dormir? —pregunto, haciendo puchero y agarrándome de uno de sus brazos.

—Es tarde, Eve —susurra él.

—Por eso mismo. Cenamos algo rápido en la cocina y nos vamos a dormir, ¿Vale? —Me quedo mirándole un momento con ojos de corderito y él sonríe.

—Está bien, pero déjame un momento para avisar a mi madre. 

—Genial. —Asiento con la cabeza y Adam saca su teléfono para llamar.

Yo vuelvo a mi habitación y mis ojos se posan en la ventana.

Mañana es sábado, así que podré dormir todo lo que necesite, sin tener que preocuparme de nada más. Ni si quiera de tener que estudiar, ya que el curso está acabando. En una semana, seré libre y unos días después de eso, tomaré un vuelo para el viaje que jamás imaginé tener oportunidad hacer. 

Espera un momento...

El viaje...

¡Mierda!

De un salto, me levanto del asiento de la ventana y agarro el calendario sobre la mesita de noche, donde veo que justo al día siguiente, están señaladas unas palabras:

"Reunión en Fame".

¿Cómo he podido olvidarlo? Incluso cuando he estado hablando con Kelly por la tarde sobre mis conversaciones telefónicas con Jimmy, durante estos días pasados.

La reunión es por la mañana. Y Jimmy quería que fuera acompañada por Kelly, ya que es del viaje precisamente, de lo que tenemos que hablar.

—Siento joderte la noche, Kelly —murmuro, cogiendo mi teléfono de nuevo, para escribirle un mensaje, diciéndole que tenemos que vernos a cierta hora de la mañana. Y comentándole que es importante porque tiene que acompañarme a la agencia Fame hablar con Jimmy sobre el viaje.

Por suerte, ella no tarda mucho en responder y me dice que a esa hora nos vemos, sin falta. Cosa que me alivia y me hace suspirar, dejándome caer sobre la cama.

Esta claro que aquí empieza la aventura. Y espero estar preparada para lo que se venga.

Aunque eso implique  dejar atrás todo lo que tengo durante unos meses.

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